UNA VIDA NORMAL, UNA CHICA ANORMAL
Rayaban las cuatro y treinta de la tarde de un caluroso y sofocante día de febrero… había vuelto desde las dos a su casa, cuatro horas antes de lo que acostumbraba normalmente, no le agradaba en lo absoluto llegar temprano pues a esas horas el sol estaba aún amenazante sin embargo a las seis ya se desvanecía la tarde, a veces solo se tiraba en la cama o cuando sus pasos no le daban se dejaba simplemente en el suelo… en donde las dura cerámica yacía fría; pero la sentía casi acogedora después de un rato allí extendida. A veces cuando aún le quedaban energías se arrastraba un poco hasta la pared más cercana en donde con ayuda de un bolígrafo que tomaba de su también tirada maleta dibujaba o escribía partes de canciones, cosas en otros idiomas, incluso palabras en un alfabeto que ella misma había inventado años atrás, raramente plasmaba allí sus pensamientos o no por escrito precisamente, para eso prefería hacer gráficos, mil dibujos que se extendían desde el piso hasta la mitad de la pared, pero atiborrados mayormente cerca al piso de la pared a su izquierda que era su preferida, en frente de su cama y diagonal a la puerta. Ahora ya no quedaba casi ni el más mínimo espacio para llenar ahí abajo así que solo se dedicaba a mirar sus creaciones mientras la luz de los efímeros minutos de la tarde se lo permitiese. Luego en la noche, ya en penumbra y después de comer cualquier cosa que háyase en su heladera, hacia sus tareas, y luego se metía a la cama escuchando música en su celular o simplemente la radio… hasta quedarse dormida y otra vez iniciar un nuevo día.
-hola-saludó ella al día siguiente a una de sus compañeras que estaba fuera del salón donde se suponía era la clase; generalmente sus profesores cambiaban de salón a menudo por motivos audiovisuales; así que era poco probable que en realidad les toque la clase ese día justo allí.
Su compañera se encontraba absorta leyendo el periódico de la universidad que repartían cuando pasaban por el bloque de comunicación; ella por eso evitaba pasar por ahí, nunca había nada interesante que leer en ese diario, excepto el horóscopo si quería reír un poco con lo que le auguraba el escrito; y solía preguntarse de donde lo había sacado los prospectos de comunicadores sociales pues se le hacía difícil imaginar a uno de ellos con un turbante en la cabeza viendo en una bola de cristal; no, eso era demasiado complejo para ellos, para eso se necesitaba un poco más de cerebro seguramente; no podía entender porque Selene se interesaba tanto en leer las publicaciones de los de comunicación.
-y pensar que ellos serán los reporteros del país, -le dijo a la chica-viste por eso estamos como estamos.-bromeó cuando la chica se dignó a voltearla a mirar y abandonar por un momento el diario.
-bueno, no hay nada que hacer, quizás hoy hay algo interesante... ¿no?
-claro, claro, tu nunca pierdes la esperanza-exclamó sentándose a su lado-
-y a ti Danny eso es lo que te falta-opinó Selene retomando su lectura-
Selene era igual de puntual que Danny y por este motivo eran las primeras en llegar a clase, quizás por lo mismo se llevaban bien y generalmente cuando le tocaba hacer trabajos con otras personas procuraba apartarse a Selene; sin embargo era cosa difícil alejarla de sus inseparables amigos, tres chicos; que si bien eran “buenas” personas les faltaba mucho para considerarlos sus amigos; eran dos chicas y un muchacho; todos eran menores que ella y su puntual amiga; Fathima y Noemy tenía dieciocho años y Oscar apenas diecisiete; a diferencia de Selene que ya tenía diecinueve y ella, Danny era un año mayor.
Conforme empezó a correr el tiempo fueron llegando más de sus compañeros, Oscar llegaba a tiempo, a las otras dos generalmente les cogía la tarde.
El chico saludó con hipócritas besos, a Danny no le agradaba eso, tener que darle besos a personas con las que no tenía estrecha relación, claro que ella solo podía considerar “estrecha relación” quizás con su familia y eso que a ellos también le daba pereza darles besos, exceptuando a su madre. Para su suerte solo el chico daba besos, los demás eran cordiales o a veces Fathima cuando se despedía alegremente, ella era más sincera, por lo tanto sus besos no le molestaban mucho.
Estaban iniciando tercer semestre, medicina era una dura carrera y para ese entonces más de la mitad de los matriculados con ella se había retirado ya, en cuanto a ella si bien sus notas no eran las mejores por lo menos aún se mantenía a flote, y eso era lo único que le importaba. Recordaba los concejos de su madre: “solo preocúpate por pasar, lo que no aprendas vendrá con la práctica”. La aterraba un poco la idea de que como aprendería cuando este ejerciendo, pero según se había dado cuenta eso pasaba en todas las carreras universitarias y no en vano era el famoso dicho: “la practica hace al maestro”. Ella sin embargo tenía una leve sospecha que la educación estaba mal enfocada; pero ella tristemente desde su mediocridad no podía hacer nada para resolverlo. Quizás luego con un par de años, con un título de doctora, con dinero en el bolsillo, con gente conocida…si, lo agregaría a su lista de cosas por hacer “cuando sea grande”, que apropósito hace algún tiempo no checaba… ya era hora de actuar. Había iniciado la lista desde los quince años, en donde incluía cosas mundanas como comprar algún objeto, electrónico o prenda de vestir determinados, también tenía fines altruistas como pertenecer a un grupo ecológico, fundar un hogar veterinario, ser vegetariana… Tener una casa, un carro, no sabía si eso contradecía a lo ecológico…., una cámara de fotografía, sembrar un almendro, hacer un columpio en dicho almendro. Lugares que visitar como valles, desiertos, montañas… sembrados, comarcas…, ella a diferencia de otras chicas no soñaba con París o Tokio. Así que bien, tenía que retomar su lista para agregar nuevas metas, retomar algunas, dar por cumplidas otras o quien sabe cancelar algunas cuantas podrían ya no resultarle tan atractivas como en el momento que las pactó. Aunque siempre procuraba hacer lo que se proponía, algunas veces podía dar paso a cambiar de opinión y abandonarlo; eso si tenía que tener motivos satisfactorios, pues los motivos limitantes no hacían otra cosa que causar en ella frustración y sentir eso definitivamente no era para nada de su agrado; por eso a veces se le dificultaba aceptar que necesitaba de las demás personas para lograr sus metas, pues de una u otra forma algún ser humano se veía involucrado, pero ya había meditado sobre eso, era obvio que tenía que relacionarse con las personas para cumplir sus propósitos aunque le resultara en ocasiones realmente molesto, entendía que era perteneciente a una especie, que por extraños motivos evolucionó más que las especies comunes dotándose de la cualidad de raciocinio, lo cual para su raciocinio propio era una no muy buena evolución, sobresaliente si, pero un tanto degenerada en sus niveles de destrucción. Especie que con el paso del tiempo construyó civilizaciones, que después de siglos convergerían en la sociedad actual de la cual era impotente participe. Tanto así que a veces se sentía prisionera; años atrás en su piel ya había expresado dicho sentimiento.
-En el 2407-volvió Selene con la noticia, pues minutos antes se había alejado del lugar huyendo de los potentes rayos de sol que empezaron a pegar en ese pasillo; Danny los había consentido pues le agradaba todo lo de la mañana, incluido el sol del levante.
Sus demás compañeros que estaban allí junto o dentro del salón asignado para dicha clase, fueron saliendo como en manada. Danny odiaba la multitud así que esperó a que se dispersaran un poco y los siguió después de cerca, tampoco era la intención de que le cerraran la puerta en la cara. Tenía una compañera que era experta en eso, ella por su parte no se explicaba cuál era la manía de querer llamar la atención, porque eso era lo que buscaba hacer Caterin todo el tiempo.
-insufrible esa-opinó entre dientes mientras se sentaba junto a Selene-
-¿Qué?
-nada, aquí pensando en voz alta jeje, y yo no me quiero hacer acá!-protestó cuando sus compañeros ocuparon los otros asientos dejándole a ella el de junto a la pared.
-ay Danny hágase ahí, no ve a que nosotros nos preguntan si nos hacemos allí-le dijo Oscar-
-sí, sí, apoyó Fathima-
-claro, ¡y que me pregunte a mi entonces ¿no?!
-sí, con la diferencias que vos sabes contestar
-claro, claro-profería ella incrédula-
-se valiente! –Apoyó Selene, dándole una palmada en el hombro-
-truchos…-los miró con los ojos chiquitos, pero se confinó a la silla-
Tuvo suerte de que la doctora no les preguntará pues la clase se había acortado ya que sacaron tiempo para hablar de su próxima salida, ya que a inicios de semestre siempre hacían una salida a visitar una facultad de Salud de otras universidades del país. Este semestre irían a una ubicada en la región costera, playa, brisa y mar, que no le han dicho a ellos…
Estaban dichosos y no tenían más que planes y grandes expectativas respecto al dichoso paseo; Danny estaba también algo motivada pues adoraba el agua y en el mar A diferencia de sus compañeros sus motivaciones eran esas, limpias y puras y no como las de ellos que giraban en torno a quien se emborracharía primero, la canción de la “rumba”, o la persona que se ligarían…
No dudaba que eso era lo que pasaba por la mente de sus compas, exceptuando un pocos….a Selene por ejemplo, quien ella vivía en una burbuja, a lo mejor ni pensaría en nada…, pero de los otros tres fijo era su objetivo, sobretodo del chicuelo Oscar.
-genial, muero por estar en la playa, hace años que no voy-decía Fathima cuando iban caminando-
-sí, si, y espera, tenemos que comprar nuevos trajes de baño…
-¡y salidas de baño!
-y hacer ejercicio, -agregaba Oscar que tenía complejo de fisicoculturista-
A Danny no le interesaba un mínimo la conversación y odiaba cuando por no lucir alejada tenía que fingir que sí. Solía asombrarse de Selene que podía permanecer en ambos bandos sin sufrir, se le daba bien las conversaciones superfluas y mucho más las neuronales; siempre tenía un comentario que aportar el cual abría horizontes a cualquiera.
-lo que no me gusta tanto es el agua salada, por lo demás está perfecto-opinó Danny en sus intentos de entrar al tema-
-el mar no sería mar si no tuviera el agua salada Dann… no hay caso allí-saltó Selene siempre sorprendente-
-uhm, bueno si, está bien, pero en verdad si fuera menos salada disfrutaba uno más-
-lo que sea, vamos a ir que es lo importante!-las calló Noemy restándoles relevancia a sus charlas existenciales pues ellos tres, Óscar Fathima y Noemy no solían tener mucho que aportar a esas platicas-
-El caso es que iremos a una sexy boutique mañana mismo si podemos, no hay que dejarse coger del tiempo niñas-seguían mientras caminaban hacia el restaurante-
El almuerzo había transcurrido en torno del paseo como era de esperarse, se mareó un poco de escucharlos, encima ella era siempre la que terminaba de comer primero, no sabía si era porque tenía menos comida (un derivado animal menos) o por su rapidez característica.
Sea lo que fuere, estaba allí, en frente de sus pueriles compañeritos y con ganas de estar en otro lugar, en cualquier otro. De repente empezó a visualizarse sentada, y porque no acostada en un solitario pasillo escuchando su música preferida. No lo soportó más y fue a hacer sus sueños realidad.
-voy a lavarme los dientes, ya vengo- les dijo tomando su maletín y yéndose, ellos no le dieron importancia, excepto Selene que medio la hecho de ver-
Se dirigió hacia los baños, como dijo se lavó los dientes y luego intentó arreglarse un poco el cabello, lo llevaba corto desde hace unos meses. Se lo recogía en una pequeña colita o si no se lo planchaba para que no se ondulara tanto; esta vez fue el turno de la coleta. También se pasó sus manos húmedas por las orejas para disminuir el calor de su cuerpo esa calurosa tarde y anheló el aire acondicionado de cualquier salón…
En la clase de la tarde no hubo mucho que aprender, fue aburrida y casi no prestó atención, su mente divago en la playa que pronto visitaría, las nuevas cosas que agregaría a su lista. Y Cuando estuvo de vuelta a su apartamento llamó a su madre para dar una especie de reporte del día, cosa que a veces odiaba, pues se sentía algo controlada, ya que pensaba que si su madre quisiera estar al tanto tendría que vivir allí con ella y no a horas y horas de allí. Le contó lo del paseo en dos días y que ya había comprado bloqueador solar, nueva toalla, jabones, y demás cosas que le recomendaría la abnegada mujer.
Dio un enorme suspiro, que cansancio le resultaba el vivir. Ok, era una malagradecida, ¡pero que hacia si realmente le resultaba cansino?.
-sí, soy una anormal…-dijo tirándose de espaldas en su cama-una chica anormal con una vida normal que cualquiera quisiera…-intentó convencerse-si claro…