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Orange Juice por Roxxs

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Notas del fanfic:

Hola! 
Para aclarar, este amorfo oneshot surgió de mi mente cuando ayer me encontraba tomando jugo de naranja. No hay ninguna otra razón más.

Cabe decir que esto es como todos mis fics, totalmente fome, sin muchos diálogos, narración probablemente aburrida y llena cursilerías baratas; ustedes leen bajo su propio riesgo :)


Y otra cosa, una amable señorita en tumblr (itsvaalexd) me escribió cosas bonitas sobre mis fanfics (♥), pero como soy medio tonta no supe cómo responder (?).
@itsvaalexd: Si es que por casualidad lees esto. Sé que no escribo sobre Bae, lo dejo solito, pero es que nunca me he salido de otras parejas que no sean TOPxcualquiera, y una vez  intenté hacer un ToBae(?) y como que no me salió. Pero haré otro esfuerzo y trataré de hacer algo decente con Bae de protagonista. Mientras tanto, espero que te guste este oneshot~ Ah, y muchas gracias por tu mensaje, no sabes cuán feliz me pone saber que a alguien le gustan mis historias~

Orange Juice

 

 

 

 

Seungri amaba el jugo de uva. Lo tomaba a todas horas, en el desayuno, en el almuerzo, en la comida, en la cena, inclusive a la merienda. Era uno de los pocos placeres que se permitía disfrutar, y que no era ilegal. Nunca se cansaba de él, y cuando alguien le ofrecía algún otro tipo de bebida, el rápidamente declinaba la oferta.

 

 

Un día, después de la ajetreada agenda que le consumió toda la mañana, Seungri lo único que deseaba era llegar al departamento, tomar un enorme vaso de jugo y dormir el resto de la tarde. Pero por desgracia, cuando el joven llegó a la cocina y abrió el refrigerador todo lo que sus ojos vieron fueron los restos de una pizza, un envase de leche ya caducada y un montón de cervezas, probablemente de Jiyong. No había jugo de uva.

 

 

Seungri sufrió un paro cardíaco imaginario, y poco a poco fue haciéndose a la idea de que sus deseos no podrían cumplirse esta vez. No había nadie más en casa, sólo él y aquel inútil y vacío refrigerador, y él estaba demasiado decepcionado y cansado como para salir a comprar jugo y después regresar a casa. No, no tendría suficiente tiempo para descansar; así que, con un caminar despistado y aturdido, fue directamente a su habitación y se tendió en la cama tratando de conciliar el sueño.

 

 

Despertó unas horas después, con su cabeza dando vueltas y con los ojos un poco abultados. No había descansado, en absoluto. De hecho, en su sueño, por más ridículo que pareciera, un granjero y un alienígena trataron de secuestrarlo, a él y a su pequeño cartón de jugo de uva. Eso para Seungri no era un sueño, sino una pesadilla, y muy vívida a su parecer.

 

 

Se puso de pie con dificultad, sosteniéndose la cabeza con una mano mientras masajeaba su sien. Y de pronto notó algo extraño en su habitación. No podía percibirlo muy bien, pero había un olor impregnando el ambiente, entre dulce y ácido. Volteó a todas partes y un poco alejado de él, al pie de la puerta de su habitación, posado en una mesita de roble delicadamente barnizada de un color cereza, estaba un vaso de vidrio. Seungri se acercó y con su mano izquierda rodeó aquel pequeño recipiente escudriñándolo con su mirada. Era jugo de naranja. Seungri frunció un poco el ceño, preguntándose qué haría eso en su habitación, y entonces encontró a su lado una pequeña nota, visiblemente improvisada, que decía: "Vi que no había jugo, te traje un poco. Seunghyun (el mayor)".

 

 

Seungri permaneció allí, con el aleteo de los pájaros y el frío tacto del cristal contra su mano como únicos acompañantes. Salió de la habitación y buscó al mayor, pero se percató de su ausencia pasado un rato. Tomó asiento en la mesa del comedor y sintió unas cuantas gotas de agua escurrirse por su antebrazo. Lo pensó un momento, y después lo pensó dos veces, no muy seguro de lo que estaba haciendo, y luego, bebió el jugo de naranja. Era totalmente diferente a la uva, una sensación distinta y alejada de su preciado elixir púrpura. Pero no estaba mal.

 

 

Sólo llegó a darle unos cuantos sorbos y abandonó el vaso en la orilla de la mesa, sin prestarle mucha atención. Después de todo, el seguía en una relación formal con su jugo de uva.

 

 

 

 

 

 

Pasaron los días, y en una de sus muchas promociones, todos los miembros se encontraban en su camerino después de hacer una presentación. Estaban cansados y sudorosos, pero Seungri, aparte de eso, estaba sediento. Fue al refrigerador de la esquina en busca de algo para beber, pero no había nada. Y en eso, una mano se deslizó por su hombro y le hizo voltear.

 

– Toma, te traje esto – dijo Seunghyun con una voz rasposa y amable.

 

Le tendió una botella de plástico y Seungri la tomó por inercia. No notó, sino hasta que el mayor se alejó unos pasos, el color vivo y refrescante que presumía aquel envase. Una vez más, era jugo de naranja. Seungri volteó a ver rápidamente a Seunghyun y este le sonrió con complicidad, como si estuviera satisfecho. Iba a decirle algo, pero el manager entró de imprevisto y les llamó a otro lugar.

 

 

Al día siguiente fue exactamente lo mismo. Y el que le siguió también. Después de unas semanas, Seungri se acostumbró a aquel color brillante y naranja que tenía aquel jugo. Incluso llegó a beber más de la mitad de un vaso cualquiera.

 

 

Cada día era diferente. A veces amanecía en su mesita de noche un pequeño vaso de vidrio, otras veces le dejaba una cajita de cartón en el comedor antes de los ensayos, y otras, después de terminar un programa, le daba en persona una botella de plástico. Siempre con un jugo del mismo sabor.

 

 

Seungri pensó entonces que el jugo de naranja no era tan malo.

 

 

Pero una mañana, lejos de aquella rutina a la que se había habituado desde hacía tiempo, el aroma típico del zumo no se esparció en su habitación y el mueble contiguo a su cama estaba vacío. "¿Estaría muy ocupado hoy?", se preguntó en su mente.

 

 

Todo ese día no pensó en nada más que en el jugo que Seunghyun no le había dado por la mañana. Esperó pacientemente mientras continuaban sus actividades, pero aquel regalo que tanto ansiaba nunca llegó. Entró a su habitación pensando en él, y durmió de la misma manera. Algo no estaba bien.

 

 

Por la mañana Seungri reparó en la mesa vacía de nuevo. Y entonces pensó que tal vez había hecho algo para que Seunghyun dejara de prestarle atención.

 

 

No estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, pero dejó que su cuerpo se moviera solo y que sus pies le guiaran hasta la habitación de Seunghyun. No esperó a tocar la puerta y entró a paso firme y decidido.

 

 

– ¡Hyung! – gritó.

– ¿Qué haces aquí, maknae? – preguntó el mayor sorprendido y confuso.

 

 

Seungri no supo que responder. No sabía lo que estaba haciendo, no sabía que decirle, no sabía que esperaba.

 

 

– El jugo… – susurró, con las mejillas sonrojas por la vergüenza y el nerviosismo.

 

 

Seunghyun entonces se agitó en su lugar, casi temblando.

 

 

– Eh, sobre eso… lo siento – habló. Seungri le miró de frente y Seunghyun se levantó de su cama para encararlo.

– ¿Por qué lo sientes? – le cuestionó.

 

 

Seunghyun lo pensó un largo minuto, mientras se frotaba las manos disimuladamente. Movió sus ojos de lado a lado, esperando el momento perfecto, pero decidió soltarlo sin más, con la esperanza de que Seungri no quisiera golpearlo en la cara.

 

 

– Me gustas, maknae – dijo. Su voz recorrió la habitación, en un sonido que Seungri notó había opacado el ruido irregular de la televisión y el bullicio de la ciudad que alcanzaba a escucharse a través de la ventana. No pudo ocultar su asombro, ni articular palabra alguna. – Yo sabía que te gustaba el jugo – continuó – Así que te estuve dando jugo de naranja todo este tiempo, esperando que tal vez me miraras un poco más – los ojos de Seunghyun comenzaron a mirarlo más fijamente, con sus pupilas dilatadas y expectantes – Pero Jiyong me dijo ayer que tu jugo favorito era el de uva…

 

 

Seunghyun apretó los párpados con fuerza, y le rehuyó la mirada. Sus brazos se removieron con impotencia, y sus manos se aferraron a las mangas de su sudadera.

 

 

Fue entonces cuando Seungri lo notó. No tomó jugo de uva desde hacía cuatro o cinco semanas. Ni una sólo vez desde que Seunghyun comenzó a darle jugo de naranja. No pasó por su mente, no lo recordó, no lo extrañó. Para él, lo único importante en ese entonces, era el jugo de naranja.

 

 

No, no era el jugo de naranja.

 

 

Era Seunghyun.

 

 

Seungri alzó su cabeza después de reaccionar y se encontró con el rostro compungido de Seunghyun, ocultando sus ojos bajo su flequillo. Le observó unos momentos, delineando con su mirada el cuerpo rudo y tosco del mayor, que ahora se agitaba frágil a merced de sus palabras.

 

 

– Tú también me gustas, hyung – soltó Seungri en un murmuro.

 

 

Seunghyun le vio con unos ojos esperanzados, como si dudara de creer en sus palabras. Pero Seungri le sonrió. Una sonrisa diferente a la de la amistad. Era una sonrisa más cálida, más suave, más íntima. Y después le tomó de las manos.

 

 

– Y no te preocupes, ahora mi favorito es el jugo de naranja – susurró en su oído.

 

 

Le abrazó por el cuello y aspiró la fragancia cítrica que desprendía el cuerpo de Seunghyun, mientras sus labios se rozaban con calma y suavidad.

 

 

 

 

Notas finales:

¿Les gustó? ¿No les gustó? 
Espero que me dejen un comentario, aunque sea pequeñito, diciéndome qué les pareció c:

Últimamente ando cursi y sensible, porque (aunque suene tonto) me acabo de dar cuenta de que me gusta alguien (tardé en darme cuenta lol) y estoy segura de que él no me quiere :'c, así que me deprimo por cualquier cosa (?) ;-; De hecho, sigo yendo a la escuela sólo para verlo, aunque yo ya salí de vacaciones (sí, lo sé, estoy enferma D':)

Bien, espero que ustedes la estén pasando mejor que yo, y que disfruten estos días antes del fin del mundo lol

Muchas, pero muchas, gracias por leer c: 


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