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Boda (Au). por aoi nicole

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Notas del capitulo:

bueno un saludito a gardenia, que bueno q te gusto en capi anterior ^_^

tambien a NightwinDx por su apoyo incondicional :)

y tambien al mejor comentario stein hakase

Espero por fin después de esto se digan todo lo q se tienen guardado haber si por fin de reconcilian enserio estaré esperando por q actualices jeje.

Eres genial jajaja tu y tus chicas XD.

y a pink, un saludito por alla :)

 bueno espero que les guste el nuevo capi y ojala no me degollen en el intento, les dedico una disculpa por mi enormeeeeeeeeeeeeeee retraso para escribir, eh estado ocupada :) bueno nos vemos, espero comentario jeje

y Anna y susan...mmn pues...son mas o menos novias, ya saben, guardar las apariencias para Eli, pero por ahi puede salir algo XD jeje ok no si hago eso aqui me mandan pateando ¬_¬u

U_u espero q les guste mi humilde fic, me saque la madre haciendo asi q no espero berrinches jeje bromeo, gracias por los tomatazos jaja

eso es respuesta a la duda de gardenia, chauu

N. Maribel.

-¿realmente lo hiciste?, entonces dime…¿Por qué correspondiste a mi beso?-

Mi pregunta tan solo había quedado en el aire, y su silencio solo sentencio mi muerte, me acaricie las sienes cansada de solo recordarlo, sus expresiones, quería robármelas todas, ese era mi sueño y mi perdición.

-ahn…-alce el rostro, el vapor suave de la bañera me cubría, mis cabellos se unían con el agua cálida bajo mi cuerpo.

De solo pensarlo…

¿Alguien más tiene tus labios?

¿Alguien más prueba tus besos?

Apreté mis dedos contra la bañera, tan cansada…, tan hastiada de creer que realmente quieres a esa otra mujer, en ese estado poco o nada podía hacer pero, ¡¿Por qué tuvo que actuar así después de eso?!

 

-…-

-respóndeme-junte tan solo su frente contra la mía, escuchaba atenta su acompasado respirar, mis dedos delinearon su boca y ella solo levanto la vista.

-Anna-

Me separo de un golpe certero que me dejo confundida, se recompuso en su postura y alzo la vista, jamás la bajo al hacer lo que hiso después…

-te dije que ya no puedo amarte-no pronuncies esa mierda, no te mientas cuando en tus ojos aun veo ese deje de nostalgia que me tienes.

De añoranza, de amor.

¡¡No soy la única que siente esto!!, ¡¿verdad?!

No hay tiempo de dudar, no hay tiempo que perder, no hay amor que desamparar.

No hay ilusiones que quebrar.

No dejare que me hagas esto sin luchar, porque ese beso tan solo era el grito de lucha que daba por ti, por nuestro pasado, por lo que pudo ser.

-cállate-sentencie

N. Anna.

Retrocedí nuevamente, por mucho que quisiera estar serena era imposible, sin duda todos los recuerdos resonaron en mi mente y en mi cuerpo.

Ella se acerco a mí otra vez, antes que yo cruzara la puerta sentí su agarre en mi mano, suspire molesta.

-¡te lo deje claro!-grite ya harta de eso, no podía dejar el orgullo y el dolor atrás, fue lo único que tuve mientras ella, mientras…

Ella fue feliz.

¡¿Por qué me buscas ahora?!

¿Acaso vas a jugar conmigo como en antaño?

¿Vas a volver a echarme la culpa por nuestros errores?

¿Vas a ignorar de nuevo mi llanto y mi decepción?

¡¿Cómo rayos quería que me sintiera?!

No la quiero acercar a mi porque solo sufriría, tengo tanto temor de volver a sentir todo eso, de mirar sus ojos y saber que no me ama, de que se haya acostado conmigo solo para probar su sexualidad…vaya estupidez, pero más ilusa era yo al tener esa fe tonta en sus palabras, no eh madurado para nada, sigo creyendo en ella ciegamente.

 

-dime quien fue  la puta  con la  que tuve sexo-esas palabras, ¡tus malditas palabras!

 

No, ya no tengo nada que tratar.

-Maribel, escúchame y que te quede claro-te separaste de mi al notar los temblores que sufría, me relaje lo mas que pude y di un sueva respiro antes de decírtelo.

Las manos me temblaban tan solo por tu presencia, si solo perdiera mis recuerdos todo sería más fácil.

-¡mientras tenga este anillo tu y yo nunca seremos nada, que te entre en la cabeza!-

Al final y al cabo solo toque fondo con mis palabras, recuerdo su mirada, esos ojos tan hermoso que me miraban con rencor, con melancolía…

N. Maribel.

 

-nunca te casaste con ella-apretaba la mandíbula y mis manos se cerraban en puños, mire su mano y en su dedo anular un tan preciado anillo dorado, no, eso tenía que ser un mal sueño.

-no te tengo que probar nada-dijo del mismo modo, la situación no podía cambiar por mucho que quisiera y en esta vez había quedado como una idiota nuevamente, fue lamentable.

-¡detente!-le sujete de las manos y las coloque a tus costados, forcejeo conmigo por un largo rato hasta que se dio cuenta que era estúpido retroceder, me apegaba a su cuerpo, respiraba con agitación por sobre sus labios, le dirigí mi mirada más segura, no quería recaer en mi convicción, ya no estaba dispuesta a cederle, sus mejillas se acaloraban mientras agachaba la mirada, fui rozando tan solo su cuello con una tenue beso, se estremeció y suspiro, no sabía con exactitud si tiritaba de frio, temor o placer, aunque lo último fue lo que más deseaba internamente, cerro sus ojos con fuerza reprimiendo los sonidos, dejo que paseara mis manos a gusto por sobre la ropa que cubría su cuerpo

-¿no querías que parara?-mencione con una sonrisa socarrona al notar su tremendo silencio, quería hacerla ver sus debilidades, quería saber que estaba insegura, débil, ocultaba su mirada por debajo de su cabello hasta que me regreso la mirada y soltó un gemido lastimero.

-¿acaso… quieres destruir a mi familia?-la voz se le hizo quebradiza al pronunciarlo y yo solo pude soltarle al notar las lagrimas tan frías que recorrían su rostro, había temor en tus irises al igual que incertidumbre…

¿Familia?

Elizabeth, esa niña, todo lo que ella formo es su familia ahora, ¿y yo?

¿Qué estoy haciendo cuando trato de acercarme a ti?

¿…Familia…?

¿Desde cuando hice a un lado esas palabras solo para robarme tu mente?

Fui egoísta al no pensar en la niña que tienes, en que si pensaba tenerte podría destruir lo que tenias, pero es tanto lo que yo siento por ti…dime, ¿en serio ya no soy nada?

Mientras meditaba esas cuestiones solo sentí asco de mi mismo, era obvia tu razón para rechazarme, tu familia, esa mujer que tienes a tu lado y tu niña, tu hija.

A comparación de ellas yo no significo nada, ¿cierto?

Le solté con cuidado, conecte su mirada tan solo un instante con la mía y luego le vi salir casi despavorida por la puerta, sonreí apenas con inquietud.

…Te quiero tanto como para destruir a tu familia…

¿Acaso eso es correcto?

Me desplome contra el sofá mirando el lugar por el que saliste, ¿Cuánto más quiero tenerte?

¿Hasta herirte?

Solo no me evites, Anna.

-mierda-escupí esa palabra de mala gana sosteniéndome la cabeza con las manos, el silencioso ruido de la puerta abriéndose me hizo voltear la mirada, era Estefanía, me dedico una reverencia que yo hice de menos, odiaba que lo hiciera realmente, ella se acomodo en una silla junto a la tina y se puso a doblar la ropa limpia.

-¿Cómo has estado Maribel?-me cuestiono con cordialidad, le dirigí una sutil mirada.

-¿Cómo crees?-contra ataque,  sarcástica como era de costumbre, ella me miro por un leve rato hasta soltar.

-supongo que te sucedió algo malo, tienes ojeras y no has desayunado desde el otro día…-iba mencionando.

-hmpn…-fue mi única respuesta  a eso, movía mis dedos sobre la cálida agua, aquel baño que tenia parecía piscina privada, ¿Por qué no me iba a vivir en un departamento?, eran más pequeños, cómodos y confortables, un lugar cálido, eso era lo que recordaba hace años, extrañaba vivir en un lugar estrecho y sobrecogedor, fui haciendo burbujas abajo del agua, para aquel momento mi mente estaba en cero infinito, tal vez pensar en la inmortalidad del cangrejo tibetano sería mejor que razonar sobre mis acciones con Anna.

Construí  esta casa pensando en Allen,  lo hicimos juntos, que tonta fui, ilusa, siempre eso, creí que en algún momento mi familia llenaría estas habitaciones, imagine tener un par de chiquillos revoloteando por la casa, sacándome canas verdes y gritos, siempre desee formar mi rincón feliz con él hasta que me quite la venda de los ojos y tome en cuenta que él era otro maldito imbécil, que los intereses reinaban y de amor solo había nada, que por mi indecisión fui infeliz y heme aquí ahora, sola, llenada de lujos y detalles sin sentido, ¡malditamente sola!

Recuerdo que cuando era pequeña siempre le decía a Anna que yo sería la primera en tener hijos, en formar una familia, y ahora, ella tiene una niña y una mujer que la llenan mientras que yo aquí solo tengo la compañía de Sam y sirvientes, ¿A dónde fui a parar…?, hice de mi vida lo que más odie por dejarla ir.

Me deje llevar y la vi partir, aquel día de mi boda no pude dejar de pensar en ella, inconscientemente miraba el reloj, a cada segundo…sabia que ya no estarías mas conmigo, y lo peor de todo fue que te jugué de las peores formas, ¿Qué esperaba?, ¿Qué vinieras  a detener mi boda después de que te use?, tu tenias orgullo y eras independiente, aun así vi tu fragilidad, sabía que la herida que te hice nadie más la borraría, no fui capaz de parar eso, tu no tenias que esperarme a mí a la puerta de la iglesia, tenía que ser yo la que te parara en la puerta del aeropuerto.

Y de ello ahora solo quiero intentar recuperarte.

-Elizabeth-

¡¡¿¿A qué costo??!!

No soy capaz de herir a lo más preciado de ti, a lo que yo amo solo porque es una parte tuya.

No quiero herir a esa niña que eres tú.

No me atrevería pero aun así te necesito como nunca antes.

No con dolor ni rencor.

Necesito tus abrazos, tus besos, tu presencia, tu voz, ¿acaso no me puedes mirar con la misma calidez de antes?

Sé que no lo merezco pero te demostrare que poco a poco volveré a tener tu confianza.

Volveré a recuperar esa cálida sensación, aquella que es una parte de mí.

Pero por ello debo saber a que me arriesgo también.

-¿Maribel?-

-mnn…¿si?-regrese la mirada a Estefanía.

-¿te sucedió algo?-me miro con curiosidad, negué con la cabeza.

-¿en serio…?-volvió a cuestionarme con una sonrisa en su rostro que me extraño.

-¿Por qué lo dices?-

-te noto cambiada, eso es todo-levanto sus hombros quitándole importancia, suspire incomoda, me apoye con cuidado en la tina y me levantaba con un poco de pereza.

-¿te puedo preguntar algo?-ella asintió mientras me pasaba una toalla.

-Bueno,  si tu amas a alguien mucho es normal…, ¿es normal querer monopolizar su cariño?-divague con la mirada, ella se quedo meditándolo por unos segundos.

-¿En qué sentido?-

-separarla de su familia-

N. Susan.

-deberían parar con eso ya, Elizabeth se dará cuenta…-murmuraba la voz de Alein, mi compañera de trabajo y amiga de Anna, hice de oídos sordos, no soportaba que mencionaran eso, me ponían colérica, hace apenas unos días esa se había atrevido a entrar a nuestra casa y yo aun tenia los enojos frescos.

-deberías callarte e ir a atender a Francisco, parece que quiere volver a vomitar-señale de reojo, Alein se sobresalto en su puesto regresando la mirada y viendo como el enano se ponía verde mientras aguantaba las ganas de echar el almuerzo sobre su ropa.

-¡Pancho!-la vi saltar  dramáticamente y correr mientras jalaba al menor de la mano para llevarlo a los baños.

Luego de unos minutos la vi entrar completamente cambiada, llevaba otro terno y los implementos del uniforme de medico.

Levante una ceja mirándola significativamente.

-…no alcanzamos a llegar a los baños…-murmuro con desgano mientras el crio iba tras ella con otro cambio de ropa.

-no me digas…-mencione sarcástica, casi riendo al decir lo obvio-te vomito y se vomito…-

-cállate-me reprocho en silencio para no despertar a los otros niños que estaban en el servicio de turno.

El niño se fue a su cama, pálido y deshidratado, me pare con cuidado y le di los sueros orales por un rato junto con una pastilla para el dolor de estomago, intoxica miento por comida en mal estado, al parecer había sido masivo ya que sus compañeros pararon de igual modo aquí, vi a los otros niños que se retorcían con dolor sobre las camas.

-se les pasara-dije con desinterés, hubiera querido pasar en el servicio de emergencias, por lo menos me evitaría de charlas incomodas con Alein.

-¿en dónde nos quedamos?-me cuestiono.

-en la parte en la que Francisco te hacía así…puackk…-imite la cara del menor, Alein suspiro con pesadez.

-¡no eso no!-hacía señas asqueaba, me acomode en mi silla guardando silencio, tal vez el tema quedo olvidado, eso sería lo mejor.

-deben decirle a Maribel-volvió a relucir con la charla, me di una palmada en el rostro cansada de oír el mismo parloteo por tres horas consecutivas, ¡era exasperante!

-¿quieres callarte con eso?-solté mordaz, ella ni se inmuto.

-¡no es tu hija!-dijo  haciéndome reproche, sonreí apenas y le dedique una mirada prepotente.

-¿Y a ti qué?-me valía un reverendo comino que no fuera mi hija de sangre, ella era mi hija y punto, yo la crie, yo vi por ella, ambas, Anna y yo, ¿acaso no había ese frase que decía…?

Padre es el que cría y no el que concibe.

Bien, podía decir que eso coincidía conmigo.

-…ella lo sabrá tarde que nunca…-dijo en pose indignada por mi defensa.

-prefiero que sea nunca-cruce una de mis piernas sobre la otra, no tenía interés en que Maribel supiera sobre su maternidad sobre Elizabeth, no soltaría mi promesa ni mucho menos alejaría a mi hija con una completa extraña, su supuesta madre, ¡va!, una idiota que no quiso a Anna, alguien que interpuso su egoísmo ante cualquiera y que no le importo ser un recordatorio constante de la falla que  Anna había cometido.

Por amar a alguien que sabia nunca correspondería a sus sentimientos.

 Porque al pasar de los años logre entender sus sentimientos,  entendía que Anna se sentía sola, y a pesar de eso nunca pude ser yo la que la hiciera sentir completa.

Esa bastarda se merecía la muerte o mejor el olvido, si, de momento cualquiera sonaba incitante.

 

-la lastimaran…no solo a Maribel sino también a Elizabeth, ¿Qué le dirás si se entera?-el tono de su voz bajo, casi como un susurro dolido.

-nunca se enterara-no le tome importancia, si seguía con la charla solo le daría cuerda.

-¡Pero ustedes no…!-le tape la boca con la mano antes de que siguiera y despertara a los pacientes, mire hacia los lados notando que todos seguían dormidos en sus camas.

-Bueno,  si tanto cargo de moral te da, ¿porque no se lo dices tú?-solté con descaro y prepotencia, me miro shockeada, parpadeo confusa y luego evitaba mis ojos, le quite mi mano de la boca y ella me siguió con la mirada, caminamos hasta una parte alejada en la cual ella podría gritar todo lo que quisiera.

-yo...yo no podría-miraba al piso con tristeza, parecía acongojada.

-me alegro-murmure, me miro molesta.

-no te confíes…-gruño, no parecía nada intimidante, le hice una mueca y la sujete del cuello de la bata hasta tenerla contra la pared, no quería que me diera esas medias respuestas estúpidas.

-¡¡no seas inmadura, tú no tienes derecho alguno sobre decidir si decirle o no a esa tipeja sobre Elizabeth, si Anna se lo menciona  lo aceptare pero si tu lo haces te hare trizas!!-

N. Maribel.

-eso…eso es cruel Maribel-lo sabía, no había un punto intermedio en lo que yo deseaba.

-¿Por qué?-fue lo único que dije para entonces, sentía la toalla en mi cabeza cubriéndome casi la mayor parte de mi visión.

-¿Qué no es obvio?-las cosas que dije, las acciones que tengo…¿estoy errando?, no lo creo.

-…-

-Maribel…escucha, si monopolizas a una persona corres el riesgo de perderla porque la alejas de otras cosas que podría desear, si lo haces lastimaras mucho a esa persona porque la separas de una parte de su vida,…siempre es bueno tener un balance.-

-¿entonces está mal que piense en hacer eso?-cuestiono casi con inocencia.

-mmmn…-duda por un momento-no del todo, eso es normal, si amas a alguien quieres acaparar su atención y es natural que sientas eso, no es algo del otro mundo, suele suceder-

-parece que tienes conocimiento de esto…-le indago un poco a lo que sonríe con nostalgia.

-amar es complicado-suspira.

-¿te ha sucedido algo parecido?-cuestiono un poco imprudente, su expresión muestra clara sorpresa.

-n…no del todo-evita el tema esquivando la mirada, no desea que continúe.

-tiene una hija y esposa…-delato ya sin más, seguramente ya se lo mencionaron, los chismes no tardarían en rondar por esta casa.

-¿¿ehh??-casi brinca, sonrió.

-la persona que amo tiene una niña y una esposa, ¿Cómo puedo estar a su lado?...-esa pregunta me la dirigí mas a mi misma que a ella, Estefanía me regresa la mirada y parpadea un par de veces.

-¿es…en serio?-me cambio con cuidado.

-no bromeo cuando hablo-corto sencillamente.

-…realmente no sé qué decirle…-se nota su clara duda, no sabe que decir o pensar ante lo que eh dicho.

-no tienes que decir nada si no es tu deseo aun así te agradezco por haberme escuchado-acaricio su suave cabello a lo que fija su mirada en el piso y antes de que salga me toma de la mano con sutileza.

Veo como entre abre la boca pero no puede decir nada, menea su cabeza casi como frustrada.

En esta situación no hay palabras de aliento.

-¿crees que soy un monstruo?-murmuro.

-¿eh?, no, claro que no…Maribel amar no te convierte en algo así…-

-¿pero lo que siento si?-me mira un tanto sentida.

-no exactamente, si amas mucho o de una manera casi apasionada puedes desear eso…monopolizar, ya te dije que es algo normal-cierra sus ojos con cansancio.

-no me refiero a eso-ella nota mi cuestión.

-trata de no actuar con imprudencia, si esa persona no quiere nada contigo te lo aclarara de la mejor manera, y si desea estar contigo te lo hará notar,  no insistas si sabes que es feliz con su familia…-¡pero eso es lo que me mata!

-lo entiendo…gracias de todos modos-

Mía, ella es toda mía.

Aun lo puedo sentir pero…

No insistas si sabes que es feliz con su familia…

Creo que esas palabras son las más sabias e hirientes que eh oído.

N. Anna.

¿Acaso quiero herirme más?, si, con mis propias palabras e terminado mal parada, mentí sobre el anillo infamemente, observo la pequeña joya que se encuentra  en mi dedo anular, fue un regalo de cumpleaños que me dio Susan, ni siquiera teníamos el par para decir que fuera verdad, vaya idiotez, fue lo único que se me ocurrió como modo de escape seguro, ¡¡¿¿Qué le quiero probar??!!, estoy a punto de arrancarme la cabeza, tal vez la única razón por la que no lo hago es porque tengo que sobrevivir por mi niña.

Solo ella, solo ella.

Aprieto mis labios, eso es lo único que debo pensar, esa es la única razón que me tienen que mantener cerca de ella, de Maribel.

-¿realmente lo hiciste?, entonces dime…¿Por qué correspondiste a mi beso?-

¡¿Por qué demonios pregunto algo como eso?!, no puedo creerlo fue tan vergonzoso, estar ahí enfrente de ella sin poder ser malditamente fuerte, ¡tenia la puta cabeza en blanco!

Y lo peor de todo fue…fue…que realmente le correspondí.

-ugh…-

Las piernas me temblaron y mi corazón, mi corazón es un maldito traidor, ¡no me pude controlar!

Si eso vuelve a pasar creo que sería demasiado para mi, para mis sentimientos, ¡para todo!

Estos secretos que guardo duelen como el infierno, ella sería la única en sacármelos y ni siquiera deseo pensarlo, de solo imaginar…su rostro, su expresión, su odio.

¿Aun duele como ayer?

Si.

¿Aun quiero huir?

Tan rápido como me sea posible.

¿Y todo para qué?

¡Para que caigamos en los mismos líos!

Si me fui fue para dejarle el camino libre, para que se pudiera casar a gusto y ser feliz, porque  eso fue lo que ella  deseo y me reitero el día que lo hicimos, para que mi recuerdo no fuera un estorbo en su vida, a mí nunca me hizo saber de sus sentimientos…

Y ahora, ahora solo quiere confundirme como antes, con sus miradas, con sus tactos.

No podría soportarlo otra vez.

Que hagas las mismas pasadas

Pero

¿Por qué siento que ya logro retener mi mente?

¿Aun soy tan ingenua como para creerle?

-¿mami?-escucho la voz  adormecida de mi niña, veo como se acerca desde el pasillo hasta el sofá de la sala en el que me encuentro.

-¿te despertaste?, ¿quieres que vaya a dormir contigo?-le dijo en cálida voz, ella asiente aun con los ojos entre cerrados, me levanto con cuidado del mueble y la cargo en mis brazos, sus bracitos rodean mi cuello y recuesta su cabeza en mi hombro.

Siento como sus dedos aprietan la prenda que traigo puesta.

-¿tuviste una pesadilla?-niega de nuevo con la cabeza, llego a su cuarto y la acuno contra mi mientras entro entre las cobijas siento como me abraza a mi pecho.

-..Mami…-enciendo la pequeña lámpara de noche que está a nuestro lado.

-¿sí?-

-apágala…-señala la lamparilla, levanto una ceja confundida.

-¿estás segura?- le cuestiono mientras beso con cuidado sus parpados.

-si estás conmigo no tengo miedo-acaricio con cuidado sus negros cabellos, sus ojitos me miran brillantes, le hago caso y apago la pequeña luz, ella al  notar la oscuridad completa aprieta sus ojos un poco contraria de su decisión y luego se relaja al sentir como le acaricio con suavidad la espalda para que se relaje.

-buenas noches mi amor…-susurro sobre su oído.

-te quiero mami-

No quiero lastimar a mi hija, no quiero que le duela la verdad que le oculto pero…

¿Hasta cuándo podre guardármelo?

No puedo tener la conciencia tranquila por ningún lado.

Y esto es solo mi culpa, soy una horrible persona.

Si nunca hubiera amado a Maribel…si nunca hubiera cometido la imprudencia de haber tenido sexo con ella.

¿Cuán diferentes serian las cosas?

Tal vez no tendría a Eli a mi lado y eso sería la peor tortura que  tendría, a pesar de eso aun tengo la mente dañada por el cargo de conciencia, a veces puedo dormir y a veces simplemente me llega la moral.

Acusándome, tal vez por amar, tal vez por mentir, deje esa mierda a un lado por seguir con mi vida, porque creí que lo que hice fue para el bien de Maribel y ahora…

Ahora ya no estoy segura de nada.

¿Me ama?

Hace cinco años me odio por acostarme con ella.

¿Juega conmigo?

No lo sé…solo espero que no sea el caso.

¿la…la amo?

Ni siquiera yo eh podido responder a eso, no después de tener a Eli y crecer a su lado, ya no lo sé.

Porque a veces dudo, porque a veces no quiero olvidar y en cambio en otras ocasiones simplemente preferiría un lavado de cerebro para no tomarla en cuenta.

N. Maribel.

Otra semana, otro dilema, como fue de esperar Anna no se digno en aparecer, bueno, no enfrente mío, eso fue lo más decepcionante de todo, y yo tampoco tuve el valor de ir a verla, que tristeza, eso me pasa por pasarme de la raya.

Aun así, soy la jefa, la mandamás, si puedo hacer algo con ello lo tomare en cuenta, eso no paso  desapercibido.

Alein me llamo hace un rato citándome en su departamento pero tuve que negarme, tenemos que terminar con algunas cuentas y llevamos retrasados un par de semanas por las nuevas adquisiciones y planificaciones, me tomara tiempo pero espero que con las horas extras podamos terminar.

A las 8 tengo una junta y por lo visto la presentación debía ser entregada por Anna, tal vez tenga una buen escusa para llamarla, aparte es un tema de trabajo y dudo mucho que me de la contra, tomo el teléfono y solicito que la llamen,  en media hora tenemos que ir al restaurante en el que se hará la junta con los nuevos administradores del hotel Elizabeth.

-¿Qué desea señora?-la voz de una de las secretarias se hizo presente.

-por favor dile a Arcain que suba a mi despacho, tenemos temas que hablar con respecto a la junta…-

-disculpe pero los administradores me llamaron en la mañana y comunicaron que los vuelos se retrasaron y que vendrá mañana, espero que me disculpe por haber olvidado mencionárselo en la mañana…-¿espera qué?... ¿no vendrían?, bueno, eso no era del todo molesto, mañana podríamos hacerlo en cualquier momento.

-de acuerdo en ese caso…-espera, ¡ya se!, sonrió al tener una magnífica idea.

-¿si?-

-de todas maneras llame a Arcain y dígale sobre la junta…-

-pero los administradores no…-

-¡no importa!, miéntale, deseo ver su presentación antes que los administradores y sería bueno para ultimar unos detalles…menciónele que la espero en las puertas del restaurante Zazu, ella sabe donde es así que no se moleste en darle direcciones-

-lo que usted diga-

N. Anna.

Llegue al lugar acordado, antes de ir me fui a casa y me pegue una ducha rápida, Susan llego muy tensa del trabajo, aun no ah querido mencionarme nada pero tengo un leve presentimiento y sé que no es nada bueno, aun así no quiero discutir con ella, la consentí por un rato, la hice reír y eso me alegro pues parecía alivianar su malestar.

-¿hoy te presentas ante los administradores?-me colocaba los aretes y veía de entre mi poca joyería alguna pulsera o collar con la que combinara.

-sí, tengo que darles alguna cuentas así que eh estado un poco preocupada-menciono.

-siempre te va bien, no te estreses de pura gana-me inspecciona con la mirada.

-estas preciosa-me alaga al ver el vestido que llevo puesta, era un semi formal y moderno, delineaba mi cuerpo, le regrese la mirada, parecía meditabunda.

-¿sucedió algo?-me atreví a decir.

-no mucho-se levanta y cierra la puerta, al parecer es algo importante.

-Eli aun esta despierta…podría oírnos-se cerciora.

-¿Qué paso?-

-no mucho, créeme-calla aun molesta, me acerco hasta donde ella y la hago sentarse nuevamente en la cama.

-dímelo-pido con calma.

-no quiero que tengas problemas con tus amigas pero…sería mejor que te alejes de ellas  o les dejes los puntos claros de nuestra relación-no supe como tomarme sus palabras, ¿acaso había tenido una disputa con Alein?, eso era lo más razonable que sacaba, mire de reojo el reloj, ya mismo tenía que irme, estaba un poco retrasada.

-está bien, lo hare pero antes me contaras todo-me levante y tome algunas cosas, carpetas, la laptop, lo necesario.

-está bien, Anna-me llama.

-¿eh..?-volteo de nuevo el rostro sintiendo el suave roce de sus labios contra los míos, mis ojos se abren casi sorprendidos, sus besos siempre me han tomado de incógnita, suspiro aun manteniendo el beso y tratando de no soltar las carpetas, ella se separa de mí  y me observa los labios casi por unos segundos acto que me hace avergonzar.

-ten cuidado, iré a preparar la cena para Eli…-abre la puerta y se va, termino de coger las cosas y salgo del mismo modo.

Al llegar a la puerta veo como Eli se va correteando a tras de Susan.

Ella me ve y se despide con un beso volado a lo que sonrió.

-llegare temprano, lo prometo-

-¡nos vemos mami!-

Siempre que las veo juntas a ambas sé que mi deber aun no ah terminado, Susan, Elizabeth, créanme cuando les dijo que no quiero fallarles nunca.

Espere a la puerta del restaurante, había una pequeña fila afuera, en la mayoría de parejas con reservación, me pregunto si ya estarán adentro…de lo que me dijo la secretaria debía esperar afuera.

Me apoyo contra la puerta de un auto cercano, la genta llega, algunos en varios grupos, oigo casi un chillido que me hace gritar, ¿¿Por qué las chicas tienen esa voz tan chillona??, me tapo un oído al oír otro grito, vaya parecen martirizadas, ¿acaso vino un estrella de cine o qué?, asomo la cara para ver un hermoso audio de color gris descapotable, era realmente hermoso, ¿era esa la razón del chillido?, me acerco y noto a la susodicha conductora…

Vaya siempre llamativa, si no llama la atención seguramente no sería ella, algunos periodistas  parecían asediarla, ella mueve el carro y llega hasta donde estoy parada.

-Maribel-murmuro desviándole la mirada, al parecer trae una bandada de fotógrafos tras de sí.

-Anna, iré a estacionar el auto, entra a la recepción…-me señala, algunos fotógrafos se mantienen al margen y casi tras del carro.

-¿no te los quisiste quitar cierto?-gruño mal humorada, ella levanta una ceja y mira tras de sí.

-mmnn….has de cuenta que no están-los ignora mientras cruzo para ir a la recepción.

N. Maribel.

No puedo dudar en decir que se ve hermosa,  siempre lo ha sido pero creo que últimamente la veo más bella, el vestido era moderno y delineado a su cuerpo con algunos pliegues, era negro,  su cabello estaba suelto con unos hermosos rizos, podía apreciar su hermosa figura y como el vestido daba una buena vista de sus formadas piernas,  trato de anular mis pensamientos antes de entrar, como últimamente no nos vimos creo que eso realmente me afecto y en parte las palabras de Estefanía que me han mantenido intranquila

Cruzo la puerta, aun hay una fila pero eso no será problema, la reservación la hice hace un mes,  varias personas me reconocen, no hay duda de ello pues cruzo frente a ellas y empiezan a murmurar, no me interesa sus charlas por lo que paso de largo hasta ver a Anna acomodada en el sofá.

Le hago una seña para que me acompañe.

-Buenas noches, hice un reservación…-el caballero levanta la mirada y sonríe complaciente.

-las estábamos esperando, mesa para dos y la mejor vista-sonríe.

N. Anna.

¿¿Mesa para dos??, debía ser una broma, sonreí nerviosa al ver al hombre mientras nos mostraba el lugar al que debíamos seguirle.

¡Esto fue una treta!

Sentía tanto ira como rencor.

¡¡¿¿Cómo no me di cuenta??!!

Sin duda mi cara era un poema.

Observe de reojo a Maribel que ni se inmutaba, ¿esto era planeado?, trate de retroceder pero había mas personas atrás de mi así que sabía que no sería bueno hacer un escándalo en semejante lugar.

-síganme-dijo el recepcionista mientras iba mencionando una selectiva carta de vinos,  que yo ni siquiera me moleste en escuchar.

-luego ordenaremos…no se preocupe-la voz de Maribel me saco de mi distraimiento, la observe con la cálida luz del lugar, venia con una falta de  corte mediano, algunos adornos y el cabello recogido en  una trenza que terminaba en el lado derecho de su hombro y caía, también llevaba una blusa un tanto holgada de fina tela.

No puedo negarlo, se veía…bien, en mis términos.

-pasen- abrió la puerta mostrando un lugar exclusivo del restaurante.

La vista más hermosa a la ciudad, no dude en acercarme al enorme ventanal, la ciudad brillaba como nunca antes, se apreciaban las calles y parques de la ciudad, los carros transitando y como todo se encontraba sereno en medio de ese par de colinas.

-enseguida les traerán sus patillos-menciono el hombre a lo que nos dejo solas en ese lugar, la habitación tenía una luz cálida y la mayor parte de ese lugar tenia hermoso arreglos florares a su alrededor.

-¿no quieres sentarte?-dijo Maribel, la mire un tanto dudosa.

-¿y la junta?-quería ver que me respondería.

-se cancelo a último minuto y no pudimos cambiar la reserva así que aproveche para traerte aquí…-vaya por lo menos fue sincera.

-no debiste hacerlo, seguramente tenias a más amantes por acoger…-si, alguien como ella, atractiva y exitosa debía tener a un filo metro de amantes en su espera.

-no vayas divulgando mentiras Anna-sonrió inquietada.

-creí haber terminado nuestra charla-me senté a su lado observando sus ojos, conectando nuestras miradas, debía aguantar, debía saber que puedo mantener mi promesa.

-lamento haberte traído con una mentira pero era el único medio-tiene toda la razón, eso no se lo puedo negar.

-buen plan pero te fallo, ya no soy tu tipo Maribel-al decir aquello lo hacía con suma sutileza, cuidado, hasta en cierto modo con una pena extraña en mi.

-no lo creo, te dije que lo intentaría-sostiene con firmeza en la voz, niego con la cabeza.

-que boberías dices-me acomodo con cuidado el cabello tras el oído izquierdo.

-no son boberías Anna, es perseverancia-sonríe con mucha seguridad para mi gusto, casi como si ya me tuviera en sus manos, sus ojos brillan con determinación, afilados como cuchillas que me traspasan y leen mi alma, eso me aterra…me duele.

-no soy tu juego Maribel, recuerda, soy tu secretaria no tu capricho-rechino los dientes molesta y antes de que iniciemos  una discusión el chef se hace presente, como fue de costumbre le di mínima importancia, sirvió los platos y nos dejo solas nuevamente, el aire espero esa palpable y el aclamado silencio solo parecía producir más tensión en mis nervios.

Comí poco ya que no estaba con buen apetito, últimamente me sentía cansada y muy mareada, un par de veces casi había salido a vomitar, tal vez tendría que hacerme un chequeo, eso no era normal…

-Anna, nunca fuiste un capricho-¡bien, y tuvo que joderla!, deje los cubiertos a un lado.

-¿Qué es un capricho para ti?-le cuestione, había una copa de vino tinto alado mío, su olor fue horrible a mis fosas nasales por lo que lo aleje.

N. Maribel.

¡demonios!, no podía decir nada, sabía que si callaba eso solo empeoraría las cosas pero…¿Qué debía decirle?, ella tenía toda la razón si quería insultarme acerca de lo que paso hace cinco años, la use, fue mi error.

-¿recuerdas lo que sucedió en tu departamento?-sabia que sacar a relucir nuestro fallido romance no era bueno, en si eso era lo más idiota que cualquier persona hubiera hecho pero era una opción más favorable a saber lo que sentía, podría notarlo con sus gestos, con su mirar, debía sacarle toda esa ira para saber a qué nivel llegue con lo que le hice.

-¿Cómo no olvidarlo?-me sonrió con añoranza  sarcástica y luego enfrió su ex presión-jugaste conmigo toda la noche y luego solo dijiste que era parte de tu juego para descubrir si eras lesbiana o hetero-

-¡las cosas no fueron como tu las pintas!-grite ya harta de sus sarcasmos y miradas hastiadas.

-¡¡¿entonces como?!!,  ¡eso es lo único que recuerdo, que te fuiste y  que con esas malditas dudas te casaste!, ¡¡eso fue tu culpa y no la mía ya que te recuerdo que la que me busco fuiste tú!!-palidecí por sus palabras, ¿así era como lo veía?

-nunca intente herirte ¡lo sabes!-me sobresalte al decirlo, quería que vea la verdad en mis palabras, me quiero arriesgar por ella.

-no…no lo sé, si realmente me hubieras tenido aprecio por lo menos no hubieras tenido sexo conmigo antes de casarte, no si sabias…no si tu…-¿acaso iba a decir?, oí claro como el agua un sollozo ahogado de su boca, estaba a punto de romper en llanto y si eso sucedía sabia que trataría de evitarme a toda costa, ya no me mostraría su debilidad, eso era lo más seguro.

-me largo de aquí-se levanto de la silla y enfrente mío cruzo hacia la puerta, me levante rápidamente y como impulso la sujete de la mano, no me regreso la mirada y se detuvo antes de irse.

-¿no si yo sabía que me amabas?-¿esas eran tus palabras?, las pronuncie tratando de ver algún accionar en ti, te estremeciste, suspire casi aliviada, así que era eso…

-no me toques-tus ojos me miraron con repudio, no te querías controlar.

-si no quieres estar aquí te puedo llevar a tu casa-sugerí.

-me puedo ir sola, no gracias-deslizaste tu mano y abriste la puerta ya saliendo, afuera un mesero nos empezó a querer retener pero tú solo le dedicaste una mirada para que el pobre saliera de tu camino, estabas furiosa, eso era seguro.

-Anna…Anna, mírame-hice que volteara a verme, tenía sus ojos levemente rojos tratando de contener el llanto, hice que me mirara y le confesé.

-te ame, fui una tonta al no querer admitirlo y te perdí por ello, fui infeliz y creo que pague con creces el daño que te hice…, mucho más porque ahora no puedo ser yo la que este a tu lado, ¿lo entiendes?-no solo te quiero convencer con mis palabras sino también con mis acciones, solo te pido que me permitas hacerlo, Estefanía…quiero monopolizar a esta persona, quiero acaparar su atención solo para mi, quiero que Anna solo este ahí para mí, como antes, como tuvo que ser.

N. Anna.

No me digas eso, no de ese modo.

El lugar de los estacionamientos estaba casi oscuro y apenas podía notar sus expresiones, la intensidad de sus palabras me azoto como una puerta en la cara, fue tan directa que solo pude enmudecer.

¿Por qué estas palabras no me las dijiste hace 5 años?

¿Por qué las dices ahora que Eli ya no es nada tuyo?

¿Por qué lo haces sabiendo los dolores de cabeza que me produce?

¿Te…te creo?

 

-…Maribel…-susurre casi al viento.

 -¡vaya, no pensé que te encontraría  aquí mi amor!-ambas nos miramos confusas, ¿de quién es esa voz?

N. Maribel.

No, ¡se lo dije!

Anna no la mires, no la escuches…¡ella no significa nada para mí!

-¡¿kay?!-la vi acomodada cerca del audi.

nota: las imagenes de Anna, Elizabeth y Maribel ya se encuentran en la pagina de face.


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