Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Boda (Au). por aoi nicole

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

lo siento eh tenido muchos problemas ultimamente tratare de publicar cuando pueda, espero que sepan comprender, lo lamento.

N. Maribel

Desde que Anna llego a mi vida todo fue diferente, se ha convertido en un torbellino…del cual no puedo salir, su sola presencia, su solo respirar me hace tenerla presente siempre, en mi mente, siempre vagando en mis recuerdos, fue un espíritu que jamás deje ir, que jamás quise alejar de mí, porque la amaba, tanto, y a la vez...tan poco,  que simplemente la herí, fui tan cruel en aquel entonces…, tan malditamente estúpida, y mi excusa para tenerla entre mis brazos era su amor, su ternura, su piel cálida bajo mis dedos tersos, su respirar agitado de labios carnosos y mirada cohibida, no lo pude soportar nunca...,que yo fuera la causante de todo eso…, de este error, divague en mis recuerdos apenas unos segundos cuando regresaba la mirada a la ventana, una llovizna suave caía por sobre ella, gélida, petrificante, en estos días tenía el ligero interés de salir y poder morir bajo la lluvia, de olvidarme de todo, de ella, de la persona a la que herí y ame tanto, de la persona que quería recuperar y no era mía, fui yo…la que di crédito a mis palabras ignorantes, fui yo la que vio su partir sin chistar reclamo.

El error, fui yo.

N. Anna.

Un fuerte azote se hizo oír por mi parte, duro, firme, no esperaba oír reclamos luego de esa mala broma, mi corazón palpitaba tan fuerte, tan enérgicamente que no pude ni siquiera acallar mi voz cuando exclame.

-¡¡¿Qué tipo de Doctora de pacotilla eres?!!-me sentía consternada y a la vez, furiosa, no me importaba en aquel segundo atraer las miradas de varias pacientes asustadas tras la puerta que al ver mi mirada no dudaron en retroceder atemorizadas, casi con pánico al ver a Alein botada en el piso con un ligero sangrado en su nariz por mi continuo golpe, pero no me sentía lo suficientemente calmada por ello, ¿acaso se quería mofar de mi?, ¡había armado un teatro solo para sacarme información absurda!, ¡¿acaso no podía dejar las bromas?!, quiso saber cosas de mi que ya conocía, que aun que me tardara en admitir eran ciertas…pero a la vez lo que más me molesto de aquella visita no fue eso, fue el hecho de que me reprochara cosas sobre…, sobre…Maribel, yo no le debía absolutamente nada a ella, ni fidelidad…ni amor, ni mucho menos afecto, tal vez si un poco de respeto por ser la madre de mi hija, pero nada más aparte de eso, Alein lo sabia…y venir a armas todo esto como si tuviera el tiempo y los nerviosa para soportarlo, ya habíamos pasado la edad del burro, creí que con ello ella también abría madurado pero en estas circunstancias veo que no.

-¡¡espera no me mates, soy joven, bella y casta para morir!!-levante mi bolso por los aires, era suficiente.

-¡no vuelvas a jugar así conmigo, tú no sabes ni siquiera que es sentir todo esto!-acuse, pero no me precipite sobre ella al ver a un par de enfermeras acercándose, ya no podía, por lo menos me había desfogado un segundo de lo que sentía al oír tremenda noticia, no tremenda, que va…magnificente debería decir.

-¡¡¡era necesario!!!-¡ah!, y todavía persistía con sus argumentos la condenada, mis labios se fruncieron y termine dándome vuelta para salir de allí.

-si algo le sucede a mi cuerpo díselo a Susan, ella es quien me trata así que no pienso volver a tus shows, espero que esto sea una buena reprimenda-aclare con la voz fuerte.

¡Definitivamente estos hospitales eran de mala muerte!

¡Uno viene por un dolor de nalgas…y le salen con que tienen un pulpo de tumor en la cara!

N. Maribel.

Teclee algo rápidamente antes de salir de mi habitación, debía estar en la oficina en unos 20 minutos, por lo que me aliste rápidamente, en ese momento mi mente iba en blanco, había recapacitado tantas veces sobre mis acciones, meditándolas con detenimiento como si de una película se tratase, haciendo pausas para descifrar lo que en los silencios mi voz se rehusó a decir, pudo a ver sido tanto y tan bello, sonreí suave y cálidamente ante ese pensamientos, me plantee millones de veces que tipo de pareja hubiésemos sido ella y yo, mi vista se distrajo en el semáforo que estaba de rojo, frene suavemente antes de activar el teléfono que había en el auto pues al parecer alguien llamaba.

-¿hola?-

-¿papá?-cuestione intrigada, era su voz, que raro que haya llamado, usualmente no hablábamos mucho después de la muerte de mi madre y de eso ya había pasado un largo tiempo.

-¡¿Qué son esos modales?!-gruño molesto, reí apenas, las viejas costumbres no se irían.

-Buenos Días, papá-dije con voz cortes volviendo a fijar mi mirada en el camino pues debía seguir adelante y tomar una desviación.

-hola querida-dijo ya con voz apacible, oí por allí una que otra risa, seguramente eran mis sobrinos.

-¿andas con tus nietos?-cuestione aclarándome la voz.

-si…ya sabes cómo quieren hacerme jugar estos mocosos canallas…, en mis épocas…-empezaba a relatar a lo que corte rápidamente antes de que me diera una breve reseña histórica de su vida que seguramente duraría cinco horas.

-Papá…-dije con seriedad.

-ah, cierto, a lo que iba…-se aclaro la garganta-¿Cómo está tu hermana?-

-bien, sigue estudiando, ah sacado buenas calificaciones y no ha tenido problemas de aprendizaje, ya sabes que anda sacándole ñeque a sus estudios…-

-eso espero, me gustaría verla graduada pronto a ella y a ti…-sabía que iba a decir algo como casada o enamorada, pero ninguna de esas palabras surcaron sus labios, mi mirada se endureció apenas unos segundos, sabia a la perfección que él quería darme ánimos para seguir adelante, para que el trabajo no fuera la única razón de mi existencia pero en ese punto no es que me ayudara mucho, el no tiene la suavidad que solía usar mamá con las palabras aun así yo hacía muy valedero su esmero al tratar de animarme.

-…lo pensare…-acorte para no dejar ese silencio de medio, no quería tener un disgusto antes de ir al trabajo.

-¿has hablado con Allen?-casi frene en seco al oír ese nombre, no tenia cabeza para pensar en el.

-si…se encuentra bien, hemos finiquitado lo que quedaba…creí haberte lo dicho la última vez-mencione de manera mecánica.

-por supuesto pero creí que abría sucedido algo en ese tiempo-menciono dudoso, levante una ceja, era raro oírlo hablar así-¿has encontrado a alguien?-me cuestiono.

Pestañee unos segundos, no sabía si decírselo o no, aunque tenía la ligera sospecha de que su pregunta tenía algo que ver con cierta información que mi hermana le abría proporcionado.

-¿Por qué lo preguntas?-

-curiosidad-dijo sin más, mis dedos se aferraron fuertemente al volante, suspire con pesadez, debía decírselo, respire un par de veces por la nariz antes de mencionárselo.

-pues…sabes Anna a regresado, ¿te lo dijo mi hermana?-quise interrogar ahora yo para medir que tipo de conocimiento tenia sobre el caso.

-…-su silencio solo me lo aclaro.

-Padre…escucha…lo que te haya dicho mi hermana no es…-

-Maribel, hija…por favor, ambos sabemos que te podría hacer daño el hecho de que estés cerca de ella-fruncí mi entre ceja.

-fue hace mucho tiempo, fue mi error-aclare firme, no quería revivir memorias pasadas pero debía ser firme en mis propósitos, no dudar ni dejar que nadie me quitara mis metas de la cabeza.

-fue por ella-soltó su voz resonante.

-fue porque yo quise…, nadie me obligo a atracarme con esas pastillas, yo fui la que…-

-¡¿ah que costo?!-gruño molesto, rabioso seguramente-¡¡preocupaste a tu madre en aquellos días!!-

-lose…-mencione sin levantar mi voz-pero ella no lo forzó, nunca lo hizo-la voz me sonó quebradiza en los últimos segundos, ha pasado tanto tiempo de eso…que ya ni lo recordaba.

-¿has vuelto a las andabas?-trato de calmarse pero aun así oía su disgusto con el tema.

-no, ya no…-dude en decir-debes estar al tanto que ella trabajo con nosotros-oí un suspiro reprimido del otro lado de la línea.

-Sí, y pienso que nunca debiste haberte culpado por el hecho de que se fuera…tampoco es como si tú la hubieras orillado a hacer eso…-

-las cosas eran diferentes, nunca pude contarte todo lo que sucedió entre nosotras…-

-por Dios Maribel, para, no creo que podría escuchar más…, tampoco soy tan abierto, recuerda que soy viejo-dijo angustioso.

-pero deberías saberlo, no quisiera que la juzgaras por lo que yo hice, tuvo sus motivos…al igual que yo tuve lo míos para hacer tanta estupidez-

-sabes…no quisiera preocuparme por ti ya que eres mayor para entender las cosas aun así…, es como si siguiera sintiendo que eres una niña indefensa…-sus palabras me aturdieron terriblemente, mis ojos se habían humedecido en instantes y mis dientes se presionaban unos sobre los otros, lo necesitaba tanto, por un momento sentirme acogida, por un momento sentir sus brazos sobre mi consolándome, haciéndome huir de todas las dudas que me acogían terriblemente, de ese dolor que se me estaba saliendo de las manos, solloce apenas, quería tenerlo a mi lado, que me reconfortara con sus manos cálidas que cuando era niña se posaban sobre mi cabeza, acariciándome y que sin palabras me hiciera comprender las cosas.

-P…papá-apoye mi rostro al volante unos segundos sollozando, ya no quería eso para mí, si tambaleaba ahora en la cuerda floja era seguro que caería, necesitaba un soporte, necesitaba saber que estaba haciendo bien las cosas, que no me quemaría otra vez con fuego, que ya no dolería una vez más.

-Hija…-su voz fue lenta, sonaba preocupante-sabes que no necesitas decirlo para que vaya, siempre estaré a tu lado, aun así no sea el viejo más sabio bien puedo dejarte llorar en mi hombro…hijita mía…-

N. Anna.

Me senté nerviosa en mi cama, los mareos no paraban…tal vez…, solo tal vez en aquel segundo debía haberme quedado con Alein para oír el diagnostico, me acurruque contras las cobijas nuevamente cuando vi el perfil de mi nena en la puerta, llevaba consigo un peluche y una carita de mal dormida, sonreí apenas, vino hacia mí con un ligero cabeceo, al parecer quería dormir a mi lado, la tome entre mis brazos besando su frente y estrujándola contra mi pecho, sus deditos se paseaban por mis cabellos, sabia entender a esa pequeña desde que estaba en mi interior, siempre fue así, no necesitábamos mas lenguaje que el de las miradas para entendernos, su mirada se vio preocupante al notar mis ojos, acalle cualquier pregunta de sus labios presionando mis dedos contra su boquita.

-Mami solo está cansada, se le pasara…-dije, sus ojos me miraron de manera curiosa, me perdí en ellos, eran el fiel reflejo de Maribel, puros…claros como el cielo, jamás podría olvidarla pues en ellos estaba su madre, la que debía ser el amor de mi vida…pero ahora ya no podría serlo, porque ese puesto se lo arrebató mi pequeña, nuestra, no sé desde cuando me eh empezado a acostumbrar a esa idea, no mía, nuestra, nuestra hija, volví y fue por algo…y aunque le diera vueltas y vueltas al asunto sabía que había comprometido mi corazón al regresar, sabía que tendría que pasar por un altercado de mis sentimientos, y que sería duro, y que mis recuerdos aflorarían con su presencia, que me lastimaría y que como buena masoquista pensaría en lo que pudo ser, en lo que no fue.

-Mami…,¿mamá Susan vendrá pronto?-dijo desviando su mirada de la mía al ver la ventana, asentí, se acurruco contra mi presionado su nariz a mi cuello.

-quiero que te cures mamita, quiero que estés bien…-dijo con una voz suave, bajita, como dolida, mi corazón se estremeció ante eso, acaricie su cabecita con mis manos mientras le besaba las mejillas.

Maribel…por mucho que me hayas lastimado, por mucho que tu indiferencia me haya rozado en el pasado...has pagado todo eso con un milagro, con nuestra bebé, fui yo la que condeno todo esto al fracaso, fui yo la que quiso tantas veces que me amaras y en pensarlo me perdí, no dije las cosas que debí cuando pude.

¿Qué me costaba gritar a los cuatro vientos que te amaba?

¿Qué eras mi aire, mi luz y mi fe?

A pesar de todo eso…no me quedaría ni toda la vida para darte las gracias por darme una razón para seguir, a nuestro pedacito de cielo, a esa parte tuya que hoy tengo y tuve entre mis brazos, ah esa partecita que se crio de nuestro amor.

Maribel, cuan diferentes hubieran sido las cosas si no te hubieras casado, cuan diferentes serian las cosas si realmente me hubiera armaba de valor y te decía que esperaba a nuestra hija.

Y en ese punto.

Yo no…yo no…podría odiarte.

No tendría que hacerlo.

Tres pequeñas lágrimas se fueron por mis pestañas, nuestra hija se encargo de limpiarlas con sus manos tibias y su mirada cálida.

-¿mami, estas bien?-

Por tantos años me encarne en la idea de borrarte, de odiarte sin saber que cuando lo hacía me lastimaba más, porque borraba también lo que fui y lo que sería, por ti, por Elizabeth.

Ya no quiero tener tapujos en mi mente, porque siempre que los tengo nuestra hija me hará ver que no te eh odiado si no que…

Te sigo amando.

N. Maribel.

-Iré mañana en la mañana así que espero verte pronto Maribel-aclaro quitándole el deje de nostalgia que había obtenido con los años.

-que bueno papá, te estaré esperando-sonreí apenas, ya calmando mis sentidos, bien mañana podría sucumbir de nuevo a ellos cuando estuviera frente de él.

-¿segura que estarás bien?-quiso saber aun con dudas.

-procurare estarlo por ti-mencione afectuosa.

-que bien-dijo ya serenado-debo irme, tus sobrinos quieren que juegue algo extraño…en el aparataje…de la…, de la…-

-computadora-aclare concisa, el dio un bufido a través de la línea.

-sí, eso mismo, ya sabes que no me hallo con eso…y tu hermano que se ensaña con que lo use…-dijo con colerín.

- ha ha, papá…sabes que lo quiere hacer por tu bien…por si llega pasar algo…-aclare ya más animada.

-¡¡no se que le ven ustedes a esas cosas, seguro son del diablo!!-dijo desdeñoso, volví a soltar otra carcajada-si…seguro papá-acorte.

-¿te parecería bien si voy a tu trabajo?, ya sabes…aparte quiero ver si todo marcha en popa-

-seria un placer, sabes que eres bien recibido ahí-

N. Anna.

-¿no podrás venir?-ya se me hacia extraño que Susan no haya llamado, oí un suspiro apagado de su voz al otro lado de la línea, seguramente cansada por las fatigantes horas de turno.

-creo que no, me acaban de pedir que cubra un turno, al parecer la doctora de turno no podrá venir-

-lo entiendo, está bien pero ¿vendrás a dormir cierto?, recuerda que tu no…-

-sí, si no te preocupes, tomare un descanso y mi medicamento a las horas-dijo con un poco de prisa Susan, reí suave ante su agitada voz.

-suerte Su, ven pronto, ¿sí?-pedí relajada, apoyándome un poco a la pared mientras seguía charlando con ella.

-si mi amor-canturreo con la voz ya más animada,  sonreí de lado ante eso, ¿desde cuándo empecé a sentirle tan familiar?

-que te vaya bien-murmure ya casi yendo a cortar la comunicación.

-gracias, por cierto ¿con quién dejaras a Eli?-me quede pensativa unos segundos guardando silencio-creo que la llevare al trabajo, no tengo más opción, las chicas deben estar ocupadas con sus trabajos-

-¿estás segura?, quiero decir Maribel esta por allá así que…-dijo con dudas, lo sentí en su voz.

-sí, no te preocupes, estará conmigo así que no creo que pase nada, ve a trabajar de seguro no te quedara mucho tiempo del receso-mencione, la imagine brincando al ver la hora.

-¡demonios ya me tengo que ir!, nos vemos por favor cuida a Eli, las llamare en cuanto pueda-me dijo colgando de golpe, solo sonreí un poco, vaya chica que me conseguí, ladee el rostro al notar a Eli casi detrás de mí, espiándome, moví la cabeza un poco en señal de que podía acercarse, me miro un poco inquieta, moviendo sus pies un momento antes de levantar su mirada cálida y posarla sobre la mía.

-¿mami Susan no vendrá?-dijo como acongojada, asentí un poco acariciando sus cabellos.

-lo dudo mi vida pero no te preocupes hoy te cuidare yo, podríamos ir a comer afuera…-mencione dejándola en suspenso, sus ojos se iluminaron un fugazmente.

-¿sushi?-menciono presionando sus manos a su estomago, asentí relajada.

-si tú quieres-dije complaciente a lo que me miro alegre, por lo visto había heredado un antojo mío.

-¡¡si mami, sushi, sushi~!-dijo frotándose las manos a la panza, le di unas palmaditas en la espalda para que se apresurara.

-ve a tomar tu abrigo, nos vamos en seguida-pase una mano por su cabello a lo que la vi como un rayo corriendo a su cuarto.

Le ayude un poco con su cabello haciéndole una hermosa trenza a un lado de su hombro, le acomode la ropa y salimos, ella no dejaba de corretear alrededor mío, en ese punto me puse a imaginar como mi madre me crio, claro, con una cuerdita a la mano no podía despejarme de ella, parecía una mascota aunque debo apremiarla, era un demonio a la edad de Eli.

Cuando llegamos al restaurante pedimos unos rollos california, filadelfia y de sake maki, se veían deliciosos, Eli no dudaría en abalanzarse  sobre la comida si es que no la calmaba antes.

N. Maribel.

Luego de hacer un par de tramites iba de regreso a mi casa, antes de que arrancara el auto para irme mi celular sonó lo que hizo que me sobresaltara, al ver el numero gruñí internamente, tenía que estar bromeando…, al parecer para ella un no era sí.

-¿Qué sucede Kay?-dije lo más distante posible, no quería darle ideas de ningún tipo.

-como que estas congelada Maribel…tan fría…-murmuro un poco molesta.

-si claro…seguro, debe ser tu imaginación-dije sarcástica.

-¡vamos no te comportes así!-dijo ya cabreada, seguramente haciendo pucheros por mi ofensa, reí apenas ante esa idea.

-¿podría invitarte a salir?-me pregunto, clara, concisa, trague un poco de saliva sin saber que decir.

-pues…-

-no aceptare un no por respuesta-canturreo con la voz, como risueña, me quede pensativa un momento, no definitivamente no, yo no podría…

-tengo el collar de tu madre…-okey, sabia donde tenerme.

-¿en dónde te recojo?-aclare mi voz tosiendo apenas, diablos había olvidado completamente lo del collar.

-mnn, en el bar, luego podríamos ir a comer algo-suspire en baja voz, sentía el cuerpo cansado, seguramente por el exceso de trabajo-si claro, ¿te parece bien si comemos sushi?-dije distraída fijando mi vista en la ventana.

-huh…¿es en serio?-dijo como asqueada quise soltar una carcajada pero lo evite a toda costa.

-¿Por qué no?-quise saber, quería molestarla un poco.

-es desagradable… ¡es pescado crudo!-chillo cual cría, negué con la cabeza, era todo un cazo.

-a mí me gusta…es mi comida favorita-dije finalmente.

-creí que dijiste que no te gustaba….-murmuro rencorosa.

-mnnn bueno si…y no…-

-…no te entiendo…-

-…la primera vez que lo probé fue horrible pero cuando Ann…me lo…prepa…-me tape la boca por inercia, ¡¿Qué diablos estoy diciendo?!

-¿eh…?-

-¡¡te llamo cuando este afuera del bar, solo quédate ahí!!-dije colgando de golpe el celular, avergonzada, fatigada, ¿Cómo demonios decía eso sin tener cerebro para controlarme?

Oh…Anna, que me hiciste, que diablos me hiciste para estar así…

Por ti.

Presione mis manos a mi rostro, lo sentía ardiendo, seguramente…por el sonrojo que se formaba en este.

N. Anna.

-¡¡Que rico!!-dijo Eli con rostro de satisfacción, casi con la misma expresión que solía poner cuando yo llegaba del trabajo, sonreí limpiándole la boca.

-come con cuidado…-dije con suave voz, ella se sonrojo haciendo su rostro a un lado, todo una servilleta y se limpio respectivamente, me reí apenas al ver sus pucheros.

-se una damita en la mesa…-dijo casi queriéndome imitar, señalando la comisura de mi labio, la mire confundida tomando una servilleta y limpiándome los labios, al parecer estábamos en igual de condiciones, le di una palmadita en la pierna para que se apresurara comiendo, ni siquiera llegaba a la mitad, seguramente por la dificultad de comer con los palillos.

-te ayudo, ¿sí?-dije tomando los palillos para ayudarla-di aahh-

N. Maribel.

-supongo que sigo siendo molestia para ti…-

-no comiences Kay…-murmure aun seria viendo que me esquivaba la mirada, al parecer había notado la molestia en mi todo de voz.

-mnn, quería que fuera un bonito reencuentro…-

-recuerda que solo vine por mi collar-aclare sincera, no quería irme por las bruces con ella, tenía que decirle la verdad, mire a la mesera que en ese momento nos estaba llevando a nuestros lugares.

-por favor pasen por aquí…-nos dijo la chica, asentí volteando la mirada por el lugar cuando abrí los ojos sorprendida, ¿Anna?, quise quedarme ahí para ver si era ella pero al parecer se dio vuelta yendo a otra dirección, me quise levantar pero note que Kay me miraba de reojo.

-¿sucede algo?-dijo casi de manera intuitiva tomando mi mano, negué con la cabeza poniéndome un poco nerviosa.

-no nada, ¿Qué vas a pedir?-

N. Anna.

-sigue comiendo, ya regreso del baño ¿sí?-mi pequeña asintió, le acaricie la cabeza antes de levantarme de mi asiento y dejar mi bolso alado de ella-vigila que no se lo lleven-advertí, Eli volvió a asentir, al parecer seguía ensimismada con la ensalada y el caviar. Cruce entre algunas mesas antes de llegar al tocador.

N. Maribel.

-ya vuelvo del baño, pide la comida por mi ¿sí?-dije dejando mis cosas a un lado, me saque la chaqueta, ahí adentro hacia calor.

-pero si has venido guapa mi amor…-soltó de manera seductora Kay al momento de atraparme la cintura y abrazarme.

-Kay…-murmure.

-¿¿sí??-dijo contentísima.

-estamos en público-recalque enmarcando una ceja haciendo que se sonrojara y me soltara.

-ah, claro, ve, ve pero no tardes-dijo haciendo un ademan con la mano, sonreí ante su gesto infantil, sin duda merecía a alguien mejor que yo, realmente quería que fuera feliz.

-ya regreso…-cuando fui cruzando por el restaurante vi a una pequeña sola en una mesa, sentí un pinchazo de curiosidad al reconocer su cabello, si antes había creído ver a Anna ahora lo confirmaba, Elizabeth estaba allí.

-¿Eliza…?-la pequeña tenía unos cuantos cabellos oscuros cubriendo su mirada, no podía mentir al decir que cuando me regreso su mirada mi corazón se agito un poco, sus ojos eran brillante, inocentes, dulces, abrió la boca sorprendida soltando los palillos.

-¡¡Maribel!!-chillo emocionada, la vi queriendo levantarse pero la sostuve de los brazos.

-whoooh, whoo, para…-sonreí al verla, ella sonrió alegre, por dios en serio era una niña preciosa.

-¿Qué haces por aquí?-me dijo curiosa como cualquier pequeña.

-vine a comer algo de sushi, creo que tu igual ¿verdad?-ella asintió señalando la comida.

-¡Rollo california!, mi favorito-sonrió sacando pecho, como defendiendo su peculiar gusto aun con esa sonrisilla radiante.

-ya veo-asentí feliz-¿viniste con…tus mamis?-cuestione un tanto incomoda, no sabía porque al preguntar eso me descoloque un poco.

-nop, solo con mami Anna-dijo moviendo sus pies aun en el asiento, así que estaban solas…, me separe apenas.

-bueno Elizabeth cuando venga tu mami le mandas un saludito mío ¿sí?-ella asintió, sonreí agradecida.

-que disfrutes tu comida-dije ya haciendo un ademan para retirarme cuando sentí su mano sobre la mía.

-emn..eh, yo…gracias por lo de la vez pasada…perdón si mami Anna no se sabe comportar como una dama…-dijo agachando su mirada, sonrojada por lo visto, parecía un pequeño tomate con ese color resaltando sus mejillas.

-ja ja de nada, no te preocupes, seguramente ella me lo dirá luego-dije despeinándola un poco, mire alrededor pero al parecer Anna no estaba por ahí-cuida mucho a tu mami ¿sí?-ella me miro extrañada por mi pregunta, le sonreí un tanto triste, Dios como me odiaba cuando me sentía así de débil, no era lo correcto, lo que yo quería hacer con Anna ¿a quién le afectaba realmente?

-disculpa pero me debo ir…-me retire enseguida antes de que me pudiera cuestionar cualquier cosa.

Al llegar al baño me quede pensativa, ¿Qué se supone que tuve que haber dicho?, me coloque frente al espejo mojándome un poco la cara a medida que me acomodaba el cabello, huh…tan insegura, si alguien me viera de este modo supongo que yo…

-¿…Maribel?-un temblor me sacudió suavemente, mi respiración se corto, tartamudee apenas volteando la mirada un poco, viendo su reflejo en el espejo.

N. Anna.

-¿Anna…?-me miro casi retrocediendo, la mire confundida, ¿Qué hacía allí?

-¿V-viniste a comer?-deduje incomoda acerándome a los lavamanos mientras le evitaba la mirada, se me quedo viendo apenas unos segundos antes de hablar, lo supe porque no pude evitar mirarla de reojo.

-si…un poco de sushi, ya sabes….-murmuro nerviosa.

-¡oye!-le hice sobresaltar al oír mi grito-¿tan mal te lo preparaba?-dije con una media sonrisa mientras ella reía en baja voz negando con la cabeza.

-poco es decir que fui al hospital…-volvió a murmurar riendo, no supe porque sonreí ante eso, pase junto a ella dándole un leve golpe en el brazo.

-eehh, cuidado, ahora soy una maestra en el arte de la cocina-dije haciendo un leve gesto.

N. Maribel.

Quise reír a carcajada pura pero solo termine retorciéndome un poco al querer retener la risa, oh claro, claro, espero que Elizabeth no haya tenido que pasar por su peculiar cocinar.

-pero si quemabas el agua…-dije ya saliendo junto a ella para molestarla.

-…ni me lo recuerdes…-dijo frunciendo su seño, al parecer aun tenia ciertos recuerdos de nuestras travesuras-debo admitir que por lo menos en ese tiempo tu cocinabas mejor-suspiro rendida, asentí con la cabeza.

-gracias por el cumplido- no sabía cómo expresar el hecho de que ella me hablara de ese modo, simplemente sentía que me faltaba el aliento para hablarle, la mire un tanto embobada,…contenta.

-Maribel….escucha si tu…-

N. Anna.

No supe porque me precipite al decir eso pero no sentía molestia o malestar al hacerlo.

-…no viniste a comer con nadie pues… ¿quisieras acompañarnos a comer?, quiero decir.., bueno como vine con mi hija pues.. -

- !¿Por qué te tardas tanto Maribel?¡ - vi a la chica del otro día venir casi cabreada y tomar a Maribel del brazo fuertemente, aquello me dejo perpleja y la vez…tan molesta, fruncí mi seño al ver que quería reclamarle cual cría pequeña, ella me regreso la mirada casi del mismo modo.

-¿usted aquí? –dijo inspeccionándome con la mirada, casi con hastió, apreté los puños al obtener su mirada.

-si-dije mirándola cortante, no quería charlar con ella, ¿acaso Maribel…la invito a salir?, eso me lleno de inquietud y a la vez…, y a la vez de ira, de enojo, de, de… ¿celos?, suspire pesadamente al interpretar eso, yo no…debería.

-ya veo…sería bueno que…se fuera, creo que sabe a lo que me refiero si…-dije con falsa quietud, Maribel la miro molesta.

- Kay no…no hagas una…-

-¡no me digas lo que tengo que hacer!-gruño feroz, mirándome a mí como si fuera la peor escoria de esta vida, no estuve para ser pacienzuda con ella cuando le grito de ese modo a Maribel, me acerque y le di una cachetada para que cerrara la boca.

-¡si Maribel te dice que no hagas una escena simplemente te callas si, no le rezongues de ese modo a ella!, ¿entendido?-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).