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Boda (Au). por aoi nicole

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Notas del capitulo:

gracias por leer, espero comentarios, ;).

Narra Anna.

Yo jamás, yo…no quiero, ¡¿Por qué esto esta sucediente?!, un temblor recorrió mi cuerpo mientras retrocedía.

-vaya…debí suponer cualquier cosa menos esto…-susurre con desdén mientras mi vista no se despegaba de Maribel.

-creí que jamás te volvería a ver-dijo tratando de acercárseme, retrocedí

-eso se suponía, por eso me fui, para no verte nunca más-mi mirada se lleno de coraje y odio. Creí ciegamente en que jamás la volvería a ver y ahora…simplemente ahora mi mente no puede entender esto, no quiero hacerlo, es como volver al pasado, su sola presencia  a mi lado hace que algo dentro de mí se desate y quiero gritar de dolor y de temor,…Elizabeth.

-no pensé que me responderías de eso modo-dijo con tristeza.

-¿Qué esperabas Serrat?-dije altaneramente mientras sonreí con hipocresía.

-¡Ja, realmente los años te han transformado!-su mirada se paseo por mi cuerpo y tense mis músculos ladeando el rostro.

-tan solo tenerme unos  minutos a mi lado y puedo notarlo…-esa voz…estaba tan apagada, le regrese la mirada, estaba tan cerca que lo único que pude hacer fue apoyarme contra la puerta.

-pero tu cuerpo parece no haber sufrido los estragos de la edad, sigues igual de bella como hace años,…Anna…-la manera en la que pronuncio mi nombre, no quiero, no quiero que vuelva a decir mi nombre de esa manera, mis actitudes y mis palabras no la intimidan, no quiero que de un paso más, no quiero que se atreva a mirarme ni hablarme.

-no te atrevas a acercarte más…n-no-la aparte, su sola presencia…me trae tantos recuerdos, tanto dolor, la odio, la odio tanto, todos estos años yo, ella fue feliz y me olvido y yo tuve que seguir con su recuerdo, eso no era justo, el destino era una mierda que me quería ver bien hundida en esa angustia, esa angustia que un día casi me hizo cometer una estupidez, si no fuera por mi hija, si no fuera por ella…yo ahora...

-debí suponer que este seria tu jueguito, siempre tan estúpidamente indecisa-la mire reprochan te y con voz neutra.

-deberías empezarme a hablar con más respeto ya que soy tu jefa-fruncí la entre ceja y cerré mis puños  fuertemente.

-eso jamás te lo mereciste, no de mi, dame la renuncia que no pienso pasar ni cinco minutos cerca de alguien como tu-dije mordaz, tantos recuerdos que me hacen sentir vulnerable…, solo ante ella, mientras ese miedo ferviente de enfrentarme a ella se va agrandando a cada miramiento que nos damos, como si ese dolor que antes lo opaco todo se mantuviera presente aun después de tanto tiempo, entrecierro la mirada y mis ojos quieren derramar lagrimas, lagrimas que por tantos años guardaba solo para mi corazón, que solo me atrevía a sacar en la soledad del silencio, sin dejar ni siquiera que Elizabeth las viera, no, no es momento para mostrarme débil.

-veo que no leíste bien el contrato-levante la mirada, la de Maribel  trata de decirme algo, me hace querer preguntar aun así me contengo, esos ojos grises que una vez ame ahora solo son un recuerdo, recuerdo que permaneció siempre en la mirada pulcra e inocente de mi hija, de nuestra hija.

-te equivocas-dije con rencor.

-entonces debes saber que no puedes renunciar, quieras o no quieras vas a trabajar a mi lado, espero que empieces a comportarte Anna-dijo con severidad mientras afilaba la mirada, ella camino hacia mi lentamente y poso su mano en mi hombro.

-aunque en este momento estés realmente molesta…quiero decirte que…me siento feliz por saber que te volví a encontrar en mi vida-cuando ella cruzo la puerta, una, solo una lagrima cayo de mi ojo, me reproche el hecho de haberme permitido sollozar, este vacío, otra vez siento como si todo, todo lo que forme, todo en lo que creí y todo lo que protegí se  cayera ante mis ojos, ¡¡Elizabeth!!,…mi hija, como si un muro se hubiera derrumbado yo cayera en lo hondo de una terrible oscuridad, ya no tengo nada, absolutamente nada con que protegerla.

-yo desee jamás volver a verte-dije limpiándome el rastro de aquella lagrima.

Narra Maribel.

Al salir me apoye contra la pared, creí que caería, las piernas me temblaban y mi corazón latía con fuerza mientras sollozaba contra la palma de mi mano y de mis ojos caían cristalinas lagrimas…, esa mujer que está ahí…ya no es la Anna que amo, yo misma la perdí, fui tan tonta…tan imbécil al creer que ella podría soportar mi presencia.

 Esa mirada tan fría que me traspasaba el pecho, que dejaba a mi alma con un terrible dolor, verla tan inalcanzable, reí para mis adentros con amargura, yo ya no estaba a su nivel ni a su alcance, esos  5 años han sido crueles conmigo, con mi mente, con su recuerdo, porque en el fondo de mi alma la amaba tanto, sollozo y siento  como algo se quebranta en mi pecho,  yo me di el alcance para perderla, la deje ir, y no pude seguir con eso…, me desmoronaba por dentro, tantos años…, esa mirada tan hiriente.

-unm…-vuelvo a soltar mas lagrimas.

La manera en la que me vio…como si fuera lo peor del mundo, con tanto rencor, con tanto odio, un odio tan fuerte que jamás pensé verlo en alguien como ella, alguien que hace tantos años me demostró ser lo mejor que tenía en la vida y ahora…la gran diferencia, por algo decían que la distancia y el tiempo cambian a la gente, me volví susceptible a ella, no la puedo enfrentar con la cabeza en alto, ni siquiera podía sostenerle la mirada, y esa ilusión que  se quebró al verle, tan altanera y fría, ver esos ojos y sentir que no hay nada que salvar, ver que fui yo la que perdí esos maravillosos sentimientos que ella tenía por mi, escuchar sus palabras hirientes y saber que ante ti jamás se mostrara con amor.

-¡te amo!-diciendo esas palabras tan hermosas entre gemidos mientras nos besábamos.

Me siento tan culpable…, ese ser que está ahí ya no podría volver a pronunciar esas palabras para mi…, si tan solo pudiera regresar el tiempo, corregir mis errores, si no la hubiera dejado ir, tal vez ahora sería feliz, feliz a su lado, amándola como siempre tuvo que ser.

Narra Anna.

Pienso y pienso, una y otra y otra y otra maldita vez….pero nada, no hay nada que yo pueda hacer, no puedo zafarme del contrato y necesito trabajar, mi corazón late tan fuerte y por un momento en aquella conversación tuve la sensación de sucumbir ante su mirada, había tanto dolor en esos ojos…pero no eran comparables al que yo sufrí todos esos años, al verla a ella tan feliz…con alguien que no era yo, porque yo siempre…siempre la …,  si tan solo hubiera sabido que era ella a la que yo tendría que ver…si tan solo…pero esas palabras no existen, es como cuando estaba esperando  a Elizabeth, sonreí melancólicamente.

Si tan solo ella supiera que es tu madre…Elizabeth.

Si tan solo me realmente me hubiera querido.

Yo hubiera…sido tan feliz.

El si tan solo no existe, y por mucho que quiera desasirme de esta carga no puedo hacerlo, necesito calmarme, apoyo mi cabeza contra la pared, respira, respira…todo va a estar bien.

No, todo estaba terriblemente mal, a medidas desesperadas situaciones desesperadas, si me mantengo cerca de ella no podre proteger a mi hija y aunque me quede sin empleo ahora yo…, no estoy pensando con mucha claridad.

Oigo unos pasos que se aproximan y cambio mi gesto desganado, me mantengo calmada y serena hasta que la puerta se abre…

-espero que estés mejor-Maribel entro de lo más fresca mientras caminaba elegantemente ante mí, maldita idiota.

-…despídeme…-estuve a punto de suplicar pero eso no sería digno de mi.

-vaya, no pensé que estuvieras tan desesperada por irte, por no verme-creí ver sus ojos levemente rojos, ¿acaso había…llorado?

-no, ya te dije que no te vas a salir así como así-explico formalmente, la mataba con la mirada, quería despedazarla, si pudiera…

-no puedo renunciar,  eso lo sé, la única forma de alejarme de ti es que tú me despidas, ¡hazlo!-le exigí.

-¿Por qué debería hacerlo?-

-haría añicos a tu empresa-fui venenosa al pronunciar aquello.

-eso no sería tan sencillo, deberías abnegarte al puesto que debes asumir-se acomodo plácidamente en su sillón mientras encendía su computadora y tenía una media sonrisa en su rostro, se veía tan triunfal, y ese hecho solo hizo que mi enojo subiera en una escala tremenda.

-no sabes a lo que te estás metiendo…-

-no soy tonta Anna,  se de lo que eres capaz, y bajo mi propio riesgo es que te acojo bajo mis alas-

-debería  patearte por ser tan generosa conmigo-sisee entre dientes.

-deberías calmarte, yo no me lo estoy tomando tan mal-¡claro estúpida porque tu planeaste todo!, quise, desee, tuve la intención de soltarle eso en la cara, pero  no me atreví.

-dime…-se  apoyo contra el cabezal del  sillón

-….-

-¿Por qué te pones tan nerviosa?-calle por unos minutos, aun puedo mantener la imagen de mi hija en la cabeza y por temor a ello, al secreto que guardo…es que no me puedo mantenerme calmada con Maribel cerca mío, ahora que me encuentro enojada no puedo responder de otra manera que no sea de forma hiriente.

-tu sola presencia me da ganas de vomitar, creo que enfermaría terriblemente si trabajo para ti y aparte, seguramente tu marido tendría el tiempo paras ser tu secretario, no yo-

-…no me das opciones Anna, deja esa actitud o…-enseguida callo en su amenaza, no tenía nada con que hacerlo, reí triunfal.

-¿o que…?-trate de ver hasta qué punto podía llegar a caer en su estupidez, aun seguía reaccionando ante las incitaciones como cuando era más joven.

-nada, no pasaría nada, simplemente trata de no hacer algo con lo que me enfade-bien, me tenia harta, hablaba tan serenamente que esta vez la que salió por la puerta fui yo, me encargue muy delicadamente de cerrar la puerta con tal fuerza que seguramente algún perno ya se abría caído, eres una mierda Maribel.

Narra Maribel.

La vi salir dando un portazo que seguramente resonó por toda la empresa, suspire mientras apoyaba mi cabeza contra la mesa, siento que todo me va a dar vueltas, ¿en serio me odia tanto?, es decir…yo…, la herí, jugué en parte con ella, por mucho que tratará de negar mi culpabilidad…esta siempre llegaba a mí, de una u otra manera, ella no es capaz de ni poder fingir en esto, pero fue mi culpa por darle esperanzas falsas en el pasado, por tratar de probarme a mi misma que ella no era nada más que una simple amiga, por besarla aquel ultimo día con tanto amor y al siguiente casarme como una de las más grandes idiotas de este planeta, con alguien a quien jamás iba a poder amar realmente.

Anna Arcain, aquella persona que fue mi amiga, y alguna vez compartió un lecho conmigo ahora parecía ser el mismísimo diablo de los infiernos, podía sentir todo su enojo en su mirada, aun no puedo creer que la de la idea de contratarla haya sido yo, ¡pero era la única oportunidad que tenia para poder verla!, ¡para poder saber si ella estaba bien!, y claro eso se notaba  en su presencia, ¡Anna parecía haber estado mejor que ella!, ¡parecía que en todos esos cinco años Anna jamás la había recordado!, soy una ciega por no querer ver que me odia con toda su alma, pero es que yo jamás la olvide, me hice tantas ilusiones de ella en este tiempo, creyendo que la vería sonreír por lo menos un instante …y ni así…

No podía ponerme a pensar eso, no debía sentirme triste pero para ella también era difícil, si ambas se volvieron a encontrar eso quería decir algo, y esta vez,  por más  difíciles que fueran los problemas no la dejaría ir, te amo Anna.

Narra Anna.

Entre corriendo al departamento, Elizabeth estaría  en la escuela, hoy era su primer día, llego al estudio casi por inercia, sabía que Susan estaría ahí.

-¿Anna?-la vi, estaba con  sus lentes y el cabello amarrado en una coleta baja, mis pies se movieron hasta estar a su lado, temblé, sus ojos azules me miran sorprendidos.

-¡¿Qué sucedió?!-suelta el libro con preocupación mientras ve mis lagrimas, esta agonía no se ira, no hasta saber que me puedo sentir lejos de este dolor, de este horrible dolor que ella me causo…, siempre e sabido que no debo sentir esto, que no debo pensar en el pasado pero…al verla,…es como si mi corazón hubiera vuelto a reaccionar, tan fuerte y tan terrible, sabía que esto sucedería, sabía que algún día no abría lugar en la faz de la tierra en el que pudiera esconder este secreto, pero soy tan cobarde que solo deseo, solo quiero que Maribel no sepa nunca…que ella no…, no quiero que quebrante la barrera entre mi presente y mi pasado, creí olvidar, creí borrar mis recuerdos de ella, pero cuando alguien deja una huella profunda en tu alma no puedes borrarla con sencillez.

-M…Maribel-susurre antes que quedarme inconsciente.

-¡¡Anna!!-

Narra Susan.

La veo entrar con la respiración agitada, tiembla, puedo ver esos ojos negros con mucho miedo, sus labios se entre abren en sollozos y noto que no puede controlar su llanto, hace años la vi sufrir de ese modo, hace años la vi llorar y temblar así, como si todo se estuviera perdiendo, ese dolor que me transmite verla así me hace sentir el deseo de protegerla, el mismo deseo que me unió a ella, al igual que su manera de ser, no quiero verla así.

-M…Maribel-murmura antes de caer en mis brazos.

No puedo creer lo que acabo de oír…, pero…ese nombre, es imposible, creí…que…

-Anna….reacciona-la zarandeo con suavidad pero se que no responderá, aun en ese estado puedo ver el sufrimiento pintado en su  rostro, la levanto con cuidado y la acomodo en el sofá, voy rápidamente al cuarto y traigo una manta para que descanse, seguramente al despertar estará mas agotada, la miro con pena…si tan solo fuera yo la que ocupara su corazón y pudiera ser la madre de esa niña…de esa dulce niña…Elizabeth fue más mi hija que de esa tipa, esa infeliz olvido a Anna, y claro, descaradamente luego de dos años trato de encontrarla…y eso que Anna se entero que  ella aun estaba casada, Anna jamás quiso saber de más de ese asunto…, por un tiempo yo misma trate de hacerla cambiar de opinión…por mucho que me doliese…por que podía ver  que en el fondo  Anna…que ella aun siente algo por Maribel, y hasta ahora por mucho que me lo niegue se que eso es por lo cual yo jamás podre estar a su lado, aunque me dejo sorprendida con sus palabras, esas palabras que rayaban en lo cruel, porque…se que tal vez a Maribel le duele.

-ella jamás..j-jamás…a merecido saber de Elizabeth, no quiero que me encuentre-mientras una a una las lagrimas caían…su llanto y su dolor se mostraban ante mí, ella cargaba en brazos a Elizabeth, acunaba a la bebe contra su pecho, mírame…, Anna.

-Anna…ella debe…-trate de decirle.

-¡no lo vuelvas a repetir no deseo saber nada de ella!-la manera y el modo en que podía sentir su sufrimiento, cagado de tanta ira…, en el fondo eso me hace feliz…y me atemoriza.

Yo jamás voy a poder ser su felicidad, y eso lo supe desde el día que la conocí, desde el día que asumí ser la otra madre de Elizabeth.

-no voy a dejar que conozca a Elizabeth nunca-podía sentir la desesperación que sentía, sostenía a su hija de manera protectora, aun así…lo que ella está ocultando no es correcto, si yo fuera…aquella persona a la que ella amo…tal vez al saber esto…me dolería demasiado.

Y a pesar de ello fui egoísta…, no, fuimos tan egoístas, Anna.

Anna…se que estamos cometiendo un error, y aun así no puedo dejar de seguir con tu mentira.

Por mí

Y por tu deseo

Y la promesa que te hice cuando me encargue de ser la madre de tu hija

…Hace 3 años…

La puerta sonó, Elizabeth dormía cerca de Anna, las mire con calma y Salí de la habitación a la puerta principal.

-buenos días-al abrirla me encontré  con una joven alta y bien parecida, traía ropa elegante y su mirada era…, palidecí un poco, esos ojos…

-buenos días, ¿Qué desea?-no estoy segura de quien es…pero sé que esa mirada no es cualquier mirada, esos ojos también le pertenecen a alguien más.

-disculpe, quisiera saber…si en este departamento vive, Anna Arcain-la reconocí al instante, la inspeccione un poco con la vista, ese brillo que poseía, claro, era obvio, aun con el recuerdo que aquella fotografía que encontré un dia entre las cosas de Anna pude deducir quien era, la otra madre de Elizabeth, Maribel Serrat.

-no, en este conjunto no conozco a nadie con ese nombre-mentí, mentí por ella, y por la que ahora era mi familia, por no quebrantar la promesa que te hice, Anna, por el día en que vi ese dolor de vivir sola con tu hija, porque te amo.

Y ahora, justo en este momento, pude ver ese dolor de nuevo, esto no acabaría hasta que hiciéramos lo correcto, pero eso no estaba entre una de las opciones, si esto es lo que me imagino, yo, no podre ser de mucha ayuda, pero, si puedo ser yo la que mantenga a raya a Maribel, no dudes en que…te mantendré a salvo Anna, a ti y  a nuestra hija.


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