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Boda (Au). por aoi nicole

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Notas del capitulo:

espero tomatasos, chocolates, recomendaciones, las quiero full y espero que les guste

Narra Anna.

Estaba casi muerta sobre la mesa, no había dormido ya en varios días y eso era simplemente frustrante, Maribel no me dejaba salir y teníamos papales hasta el cuello, era un infierno, ni siquiera había visto a Elizabeth pero por ahora eso era lo mejor, mantenerla alejada de Maribel solo me producía paz, no tenia porque preocuparme y eso estaba bien para mi, no quería que mis sentimientos y los pensamientos de mi hija se fueran al carajo solo por ella, solo por su verdadera madre, hasta pensarlo me hastiaba, pero no debía odiarla, nunca se lo mereció, fue nuestro error…, ella no sabía nada,  decidí ir a ver a mi magnifica jefa, daba pasos lentos hasta llegar a la puerta.

Toque apenas un poco hasta que oí su voz diciendo.

-¡pasa!-tomo aire y me adentre en su despacho, podía notar su cansancio aunque tratara de disimularlo, ella deseaba terminar con todo el trabajo a un plazo mínimo, se estaba sobrecargando, me apoye a la puerta y dije.

-¿no quieres ir a…?-

-¿comer?-término la frase por mí en ese instante.

-creo que eso te lo tuve que decir yo a ti-me acerque verificando el estado en el que se encontraba, cansada, mas pálida de lo normal y con unas ojeras que delineaban sus grisáceos y preciosos…, que mierda estoy pensando, sus ojos.

-no por ahora, debo hacer otro informe y unas cuantas formas antes de terminar con todo y el registro de…-rebuscaba de entre sus documentos

-bien lo entiendo, ¿estás segura de que no quieres tomarte un respiro?-dije un poco preocupada.

-no por ahora, si deseas puedes irte a desayunar, has hecho bien tu trabajo y ya puedes tomarte el día, solo quiero que llenes la forma que te pedí hace una hora y ya puedes retirarte-lo dijo con desgano como si en realidad no deseara eso, sabía que estaba estresada.

-de acuerdo, si me permites entonces me retiro-Salí y baje hasta los estacionamientos, el estomago me empezaba a pedir con ansias comida.

Narra Maribel.

La vi salir por la puerta, deje los documentos a un lado y me hice un espacito en el escritorio con el cual pude apoyar mi cabeza, quería dormir…, mis pensamientos volaron por el aire, Anna era la única que los llenaba, empecé a sentir un dolor punzante por todo mi cráneo, cerré los ojos respirando y tratando de no marearme, ya no sabía que pensar, estar con Anna no era cómodo, no había oportunidad alguna, ya no era nada mío, no había nada que nos uniera y lo peor de todo…tenia pareja, dios casi me asesino cuando la oí en el teléfono, sonaba tan feliz…, ¿debía ser yo quien le arruinara eso?, ese no era el caso, la amaba, la amaba demasiado, el hecho de volver a verla solo me lo confirmo mas, me hería como antaño, quería intentarlo pero  no quería darle motivos para irse otra vez de mi lado, fue mi error, llegue tarde, no  supe verle a la cara y afrontar todo lo que sentía por miedo…, fui una cobarde, ¿Qué debía hacer?, intentarlo o lanzar al freidor las pocas ilusiones que me había hecho con su bendita presencia.

Ya ni tenía la noción de mis hechos y sentimientos, la retuve estos días con trabajos extra solo para tener conciencia de que no se iría, soy un asco…

Oí la puerta abrirse por lo cual recupere mi compostura lo mejor que pude, me acomode bien enfrente del ordenador tratando de seguir actualizando ciertos datos.

-disculpa…se que dijiste que podía irme pero creo que necesitas esto-la mire un poco atónita.

-¿hum?-

-te dará jaqueca, será mejor que tomes esto-me paso una botella de agua junto con unas pastillas.

-¿Cómo…?-cerré mis ojos con dolor ante el nuevo dolor  que sentía, trate de respirara lentamente.

-usualmente no lo diría pero te conozco bien-levanto los hombros como si fuera lo mas normal del mundo, debía admitirlo, en el pasado ambas podíamos saber eso o más de la contraria, cuando se iba a enfermar, que situación le podía llegar a enojar, como hacerle reír o hacerla sentir bien.

-gracias-dije tomando inmediatamente el medicamento, di un largo trago de agua y me levante para ir a sentarme más cómodamente en el sofá que había cerca del escritorio, no me atrevía a abrir los ojos, las jaquecas que usualmente me daban eran terriblemente espantosas, no podía coordinar con nada, sentía que me explotaba la cabeza y apenas y podía ver algo en ese momento.

Narra Anna.

Supuse que estaría en ese estado, pasar 3 días en vela sin cerrar el ojo ni una sola vez le afectaba, a todos en sí, la tome de la mano y la ayude a sentarse en el sofá, su mano apretó la mía, Maribel estaba un poco temblorosa, el cansancio la había fatigado.

-deberías descansar-le recrimine un poco.

-lo sé…lo sé, pero tú sabes que tengo que acabar con todo eso-dijo señalando la pilita de informes.

-uff….en ese estado mejor no te dijo nada, ¿quieres comer?-pronuncie  acomodando los pedidos que hice en un McCafe, ella los miro de reojo.

-creí que acatarías mis órdenes-señalo un poco seria.

-lo sé…lo sé-repetí con su tono abnegado mientras ponía mi cara mas lastimera-pero dime…si no te mantengo viva, ¿Quién me pagara el salario?-se puso más que molesta con mi comentario.

-¿con que en esas vamos eh…?-dijo frunciendo las cejas para luego apaciguar su rostro y sonreír confianzudamente.

-por lo visto ya has notado  la posición en la que te encuentras-podía oír la burla y superioridad con la que lo decía, no dude en gruñir ante su actitud.

-bien, si eso es lo que quieres puedo irme, ya termine con el informe y no tengo nada más que hacer aquí-deje el pedido que era para ella en le mesa mientras me levantaba, me di media vuelta cuando sentí como me jalaba de la manga del uniforme.

-¡no espera yo…!-sabía que trataba de disculparse con el rostro que puso.

-¿Qué?-dije ya irritada mientras rodaba un poco los ojos y daba un bajo bufido.

-¡nm..h!-no tenía ningún argumento para hacerme quedar a su lado, lo sabía, tampoco me interesaba mucho por lo que trate de separarme de ella cuando menciono.

-las estadísticas que realizaste están mal hechas tienes que repetirlas-bien, lo había dicho, me había jodido el hermoso día que tenía planeado junto a mi preciosa hija.

-¿bromeas cierto…?-quise saber de por medio, levante una de mis cejas y rogué que me dieran paciencia porque de lo contrario la que saldría volando por la ventana seria ella y no yo.

-n…, no lo hago-se volvió a coger la cabeza con dolor, quise insultarla pero me abstuve, tome la parte del pedido que era mío y fui a coger algunas hojas que había dejado en su despacho hace varias horas.

-bien, me retiro para terminar su trabajo-fui azotando la puerta, estaba furiosa, ¡me había tenido trabajando en la madrugada y aparte decía que estaba mal!, Dios era el colmo, si es que hoy no llegaba a casa me mataría enseguida, ¡no había podido ver la Elizabeth por su culpa y ahora justo en el momento en el que iba saliendo me monta encima otro cuento con los malditos papeles.

-¡…!-llegue a mi oficina y del mismo modo que Salí de la de ella entre a la mía, la puerta estuvo a medio centímetro de caer con el azote que le di.

-maldición-sisee venenosamente mientras comenzaba a verificar todo de nuevo, abrí varias pestañas en la computadora y saque mi café mientras le daba un leve sorbo y lo acomodaba a mi lado para poder trabajar con comodidad…de nuevo.

Narra Maribel.

Tal parecía que me habia metido en un buen lio, sabía que Anna no me lo reclamaría, comí apenas un bocado y me fui a sentar de nuevo enfrente de la computadora aunque claramente no podía participar en nada con el estado en el que estaba, no me podía concertar, exceso de trabajo, abrí y guarde documentos por más de 30 minutos hasta que decidí salirme, los pasillos se empezaron a reunir de gente que entraba a su jornada de trabajo, Salí sin que nadie lo notase y me fui a mi auto, debía tomarme una ducha y luego regresar para arreglar el convenio entre empresas, había unos cuantos contratos que debía finiquitar y por la tarde ya podría descansar, antes de irme a mi auto me fui percatando de cierta pelinegra, la veía sumamente molesta tecleando con suma rapidez por sus años de mecanografía, tenía mi mismo estado, había exagerado, quise entrar pero al fijarme en la hora vi que no era conveniente, tenía que irme rápido o sino no alcanzaría a llegar.

-lo lamento-susurre mientras salía.

Narra Anna.

No sabía con exactitud que pretendía Maribel, ¿acaso quería acortarme la paciencia?, yo simplemente no le entendía, ni ahora ni nunca lo haría, siempre fue tan complicada…, daba suaves cabeceos, Susan me había dicho que Elizabeth no tenia clases y que pasaría el día con ella, mi pequeña había cruzado un par de palabras conmigo a través del teléfono…la extrañaba tanto, debía haber escuchado a Maribel y salirme rápido del trabajo, pero claro, como la vi tan tensa solo quise hacerla sentir mejor, yo y mi  maldito complejo de ayudarla, ni con  los años se me quita, soy una decepción, pero fue inevitable, ella se encontraba o igual o peor a mí, no pude evitar sentir un poco de pena, aparte ahora era mi jefa y fue mejor irme adaptando a ese pésame que cargaría por un buen rato.

Mi celular sonó con fuerza y di un pequeño brinco en mi puesto, conteste enseguida.

-¿hola?-

-¡Anna!, que bueno que contestas-reconocí su tono de voz al instante, una tenue sonrisa se formo en mis labios al escucharla.

-hola Susan, ¿sucedió algo?-seguí tecleando distraídamente.

-no para nada, pensé que tal vez necesitarías un cambio de ropa, ¿vendrás a casa esta noche?-la clara preocupación se hizo notable en su voz.

-sí, no te preocupes, tal vez por la tarde ya este  allá. Y lo del cambio de ropa no me sentaría nada mal-sugerí un poco apenada.

-bien, llegaré en unos 45 minutos, espero que esa no te haya sobrecargado-

-¿Tú qué crees?-le dije un poco sarcástica.

-…-oí unos suaves sonidos que tome como insultos, decidí apaciguarla para que no se preocupara mas-tranquila, mejor ven pronto, saldré un momento y tal vez podemos hablar, ¿Cómo esta Eli?-

-pues ya sabes, durmió hasta tarde y se levanto a jugar un rato con el nuevo vecinito, se la ha pasado preguntando por  ti…-

-lo sé…pídele que me disculpe, hoy hare todo lo posible para verla-mi dulce nena, quería verla sonreír y jugar conmigo, necesitaba tenerla a mi lado para que me diera fuerza, para que pudiera seguir por ella.

-¿y a mí?-parecía celosa, sonreí internamente.

-a ti también, ven pronto por favor-pedí mientras en mis ojos solo había una tenue calidez.

-de acuerdo, chau-termine la llamada con un poco de alegría, por lo menos conversaría un rato y me zafaría de las complicaciones del deber y de Maribel.

-adiós-

Narra Susan.

Me metí en la tina con Elizabeth, ella jugueteaba con unas muñecas  mientras  yo le enjabone un poco el cabello y tarareaba una canción, me sentía un poco confusa en ese momento, tantas cosas habían pasado, por lo visto no podría vivir con tranquilidad, no por ahora…, Anna trabajaba cerca de Maribel y eso solo aumentaba mi ansiedad e inquietud,  Anna estaba cerca de ella, Maribel podía hacer de todo y yo como idiota estaba pintada, era simplemente irritante.

-¿mamá?-Elizabeth me miro detenidamente, le sonreí un poco mientras le cubría los ojitos y le mojaba la cabeza dándole suaves masajes.

-¿sí?-

-¿Por qué estas tan callada?-por lo visto lo noto, le volví a echar un poco de agua mientras ella estornudaba un poco.

-por nada, salgamos, pescaras un resfriado si seguimos aquí-le sonreí disimuladamente y me levante pasándole una toalla, la deje paradita enfrente mío mientras le secaba el cabello con la toalla y ella meneaba la cabeza.

-dime…Elizabeth…tu…, no, quiero decir, ¿Qué quieres hacer hoy?-cuestiono mientras ambas salíamos y nos deslizamos  para el cuarto, Elizabeth se trepo en la cama mientras abrazaba una almohada y me veía al momento en que yo  sacaba su ropa y la de ella.

-¿mami va a venir hoy?-susurro tristemente mi pequeña, sus manitas se aferraron a la almohada mientras escondía su rostro.

-…pues…no lo sé…-me senté a su lado y le tome del mentón con delicadeza, acaricie su rostro y limpie las lagrimitas que tenia, los labios de mi niña formaban pucheros, sus ojos estaban rojitos, había llorado la noche anterior y por lo visto quería hacerlo de nuevo-pero…, tal vez podamos verle-en mis labios y en los de ella se formo una sonrisa cómplice, ella salto y de golpe se vistió, yo hice lo mismo y lleve el cambio de ropa de Anna.

-¡¡mamá, ya vámonos!!-chillo, me jaloneaba del brazo.

-¡E-espera, debes peinarte y comer algo!-

-¡no quiero!-movió sus pies  mientras volvía a formar pucheros, me agache a su altura y presione sus mejillas para distraerla.

-está bien, te peino y luego nos vamos, ¿te parece?-ella asintió frenéticamente, estaba más  que inquieta, realmente quería ver a Anna.

-¡¡sí, pero rápido, rápido, rapidooooo!!-volvió a tirar de mi mano y me llevo a su cuarto, me puso enfrente de su pequeño espejo y me paso el cepillo mientras  se acomodaba el cabello atrás de los hombros, me arrodille y empezó a hacerle unas hermosas trenzas , ella me pasaba las vinchas, y sonreía de oreja a oreja.

Cuando salimos Elizabeth brincaba de lado a lado, le tome la mano y nos fuimos en un taxi al edificio en donde trabajaba Anna, al frente había un hermoso parque con grandes árboles de follaje variado, el taxi paro y nos bajamos, Elizabeth miro enseguida a un heladero  que estaba en la misma cuadra.

-mamá, ¿me puedes comprar un helado?, por favor-pidió, accedí por que aun no habíamos comido,  ella se aproximo primero mientras yo sacaba el dinero.

-¿Cuántos helado desean?-nos dijo el hombre.

-dos por favor, un casero de chocolate y otro de mora-le pase el dinero y cuando me extendió  el helado de Elizabeth regrese a verla y…

-¡¡¿¿Dónde rayos estas…??!!-vi una sombra pequeña colarse por las puertas principales de la empresa, ¡maldición, si Maribel la encontraba!, solté los helados y cruce la calle corriendo mientras me metía y buscaba desesperadamente a Elizabeth.

Narra Maribel.

Llegue más rápido de lo que planee, deje el auto en los parqueaderos y me retire al ascensor, no debía sentirme ofuscada, ¿tenía que darle paso a mi franqueza o simplemente evitarla?, ya no tenía ni idea, me acomode el cabello aun mojado  y le di una ojeada a las carpetas que traje.

El ascensor paro y baje tranquilamente.

Narra Anna.

El celular me empezó a timbrar, lo saque y verifique que era Susan, seguramente ya estaba abajo, me Salí de mi puesto y caminaba hacia el pasillo principal.

-ya bajo, Susan ¿si me trajiste….?-su grito me callo de una.

-¡¡Elizabeth, se perdió ahí adentro, se metió y no la encuentro por ningún lado!!-grito tan fuerte que varios compañeros y personal de limpieza me  regresaron a ver, no puede ser…, trate de calmarme y dije.

-¿En qué piso estas?-me estaba comiendo cemento en ese momento, mi pequeña…ahí, mi hija, con suerte Maribel había salido y seguramente regresaría en un rato mas.

-en el tercero…lo siento Anna-se disculpo con la voz entre cortada por el cansancio.

-no te preocupes, búscala bien y si va para allá no la pierdas de vista-una preocupación se agolpo en mi ser, en seguida pedí un poco de ayuda al personal de limpieza que se dio la molestia de ayudarnos, ellos se repartieron por los primeros pisos y yo solo  me fui por unas escaleras continuas a los otros pisos aledaños.

Narra Maribel.

Pare en el quinto piso y busque con la mirada a Luis, la sección de diseño estaba un poco vacía por las remodelaciones que hicimos, camine a uno de los cubículos y gran fue mi sorpresa al encontrar a una pequeña siendo jaloneada por Luis quien la regañaba con dureza, había un poco de papeles en el piso, me percate de lo que paso,  Luis no tenia niños, odiaba a los niños.

-¡eres una niña estúpida que no ves lo que hiciste!-vi que tuvo intenciones de pegarle por lo que le di un manotazo antes de que le levantara la mano.

-¿Qué te pasa idiota?-tome a la pequeña y la acerque a mí, pude ver que agachaba la cabecita llorando mientras se disculpaba

-¡¡Señorita Serrat, yo…!!-

-¡cállate!, ¡¿Qué no ves que es una niña?!  ¡¿Cómo se te ocurre gritarle de esa manera?!-regañe con severidad mientras le miraba mordazmente, el retrocedió un poco atemorizado.

-es…que ella tiro todos los documentos que iban a archivado hoy-miro a la niña de mala manera mientras sus lentes se caían un poco por su chueca nariz.

-l…lo siento, no quise hacerlo…E…es que tropecé y tire lo papeles-explico en medio de su llanto, apretó sus pequeñas manos a mi costado.

-escucha, no quiero que vuelvas a tratar a nadie así y mucho menos a un niño pequeño que no te ha hecho nada, recoge los documentos y lo del archivado es para pasado mañana, no para hoy-le informe mientras me agachaba a la altura de la nena y le a marcaba en mis brazos, cuando ella me regreso la mirada solo pude sentir algo cálido en mi pecho, como si en esos ojitos encontrara algo que estaba perdido, algo que…era mío.

-perdón…señorita…-se frotaba los ojitos, le limpie un poco el rostro con el pañuelo que tenia y pude notar el color de sus preciosos ojos, eran grisáceos como los míos pero había algo en esa miradita que tenia que se me hacia familiar, como si ya la hubiera visto antes.

-no llores nena, fue un accidente y aparte tú fuiste muy educada al disculparte-acaricie su mejilla y ella sonreía con ternura, le extendí el pañuelo con el que se distrajo  por un ratito hasta que llegamos de nuevo al ascensor.

-¿Cómo te llamas?-nos cuestionamos mutuamente por lo cual ella soltó una pequeña risita y yo hice lo mismo.

-yo me llamo Maribel y trabajo aquí-la pequeña se puso a acariciar mi cabello, miraba con cierta curiosidad las hebras de este, seguramente por lo suave que era en ese momento.

-yo me llamo Elizabeth y  vine a…a…-parecía dudosa al momento de decirlo, seguramente se lo olvido.

-¿ah?-le incité a decirme hasta que sus ojitos brillaron y salto en mis brazos con emoción.

-¡a ver a mi mami!-su mirada se inquieto y quería bajarse por lo cual la sujete un poco, realmente parecía un pequeño remolino en mis brazos.

-¡espera, seguramente tu mamá está aquí pero por este momento yo te llevo para que la busques!, ¿te parece?-

-¡SIP!-sonreía con tal alegría que  yo solo pude llevarla conmigo, si su madre trabajaba aquí seria fácil ubicarla por los sistemas de seguridad o por el piso en que trabajara.

-¿Cómo se llama tu mamá?-

-mi mamá se llama Susan y mi otra mami se llama…-

-¡woo!, espera, ¿acaso tienes dos mamás?-le cuestione, seguramente se estaba confundiéndose con alguna tía o prima.

-sipi- asintió mientras ladeaba el rostro para ambos lados como buscando a su madre.

-¿Estás segura de que tienes dos mamás?, ¿no tienes papá?-ella parecía no entenderme, en su pequeña cabecita podía caber la idea de tener  dos mamás pero en la mía eso era imposible a menos que ella fuera hija de una pareja lesbiana, adopción, inseminación…cosas de ese tipo.

-mi mamá Susan me dice que yo no tengo papá y que no vine de un papá-me lo explico como si fuera lo más normal del mundo, como si la niña fuera yo y no ella quien me lo decía con una manerita seria y serena.

-¿lo dices en serio?-pregunte sin creérmelo realmente.

-sipi, dice que soy un milagro y que lo que soy también es un secreto-sonrió felinamente al momento en que poso uno de sus deditos sobres mis labios-es secreto, dilo-me pidió.

-…secreto-murmure en baja voz siguiéndole el juego.

-s-e-c-r-e-t-o-deletreo

-s-e-c-r-e-t-o-o-o-o-le hice un poco de cosquillas para que riera, ella se aferro a mi cuello mientras juntaba su frente y la mía, reía con dulzura y con la energía contagiosa que tenía todo niño, sonreí con sinceridad, no lo hacía en años, esa pequeña era simplemente era un encanto, tenía algo que me hacía verla con afecto y cariño, nunca fui muy apegada a los niños, solo con mis sobrinos, Peter y Daniel.

-¿y a cual de tus dos mamás viniste a buscar?-

-a mi mami Anna-mis ojos se abrieron de golpe…¿acaso, acaso dijo Anna?

 


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