Anochecía rápidamente, daba la sensación de que la oscuridad se lo tragaría en cualquier momento. Mientras avanzaba por las escaleras que lo llevarían directo al noveno templo trataba de acomodar las palabras en su mente; debería empezar con un… ¿hola?… ¿qué tal?... ¿cómo estás?.... hablar cariñosamente no era precisamente su fuerte. Anuncio su llegada elevando tímidamente su cosmos, a la cual fue recibido con una llamada desde dentro del templo de Sagitario.
-Adelante Shura - lo saludo cordialmente desde su sillón su compañero de armas - ¿Pasa algo? Tu no sueles anunciarte al pasar - le sonrió con simpatía Aioros de Sagitario
- Si es que… yo quería… hablar… con-contigo -
- ¿Hablar? ¿Estás bien? – se preocupó el castaño abandonando la lectura que traía en manos e incorporándose
- Uhm… pues es que…. yo…. eh…. - titubeo el Capricornio - Te traía… un… re-regalo - termino tragándose la vergüenza
- ¿Un regalo?- Aioros estaba algo sorprendido, muy pocas veces se podía ver a su amigo sonrojarse y titubear como estaba haciendo en ese momento, le resultaba sumamente… ¿provocativo? - ¿Para mí? - presionó
- Uhm…. s-si – sonrojado a más no poder asintió con la cabeza y agregó - …por tu…. Cumpleaños....- el castaño solo pudo atinar a abrir los ojos y sonreír gratamente
- Y… ¿qué me trajiste? - preguntó, puesto que no veía que Capricornio portara una gran caja o un pastel
- ¿Eh? ¡Ah! Claro… espera, lo tengo en mi…. – pasaba sus manos en su armadura buscando el dichoso paquetito en el que tanto se había esmerado en envolver, pero… nada – Creo que… lo deje en mi t-templo… - agacho la cabeza dándose por vencido
- Shura… no importa… -
- Sí que importa, era tu… obsequio… - susurró apretando los parpados y puños fuertemente – y… yo… yo…. ¡lo olvide! - De pronto, una mano en su mentón lo obligó a voltear a ver a su amigo a la cara, que lo observaba tiernamente
- Shura… hay algo que deseo más que cualquier obsequio material en este mundo… y eso es… - mientras hablaba iba acercándose al capricornio más y más, a tal punto de rosar sus labios – Tu corazón -
- Eso… ya te pertenece… Aioros… - susurro finalizando la charla, para despues romper ese espacio entre sus labios y besarlo dulcemente
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