Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desde mi punto de vista. por Cerejabe17

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Junjou romántica y sus increibles personajes no me pertenecen a mí, sino a la grandiosa Shungiku Nakamura a la que admiro en su totalidad.

Notas del capitulo:

¡Hola chicas!
Antes de nada he de decir que este fiic está dedicado a en homenaje a Shungiku nakamura en celebración a su cumpleaños el día 13/12/12 ¡Felicidades telepáticas de mi parte, sensei!
Espero que disfruten de este fic ya que tengo una gran ilusión dentro de mi ser al poder subirlo al fín.
¡Lean y disfruten! ^-^

-Tanaka-san, ven rápido!

La voz de mi jefe me hizo reaccionar de inmediato.
Bajé rápidamente las escaleras hasta llegar al salón principal.
¡Otra vez, no! Pensé en mi fuero interno.

Fuyuhiko estaba entre sus dos hijos, impidiendo que se mataran entre sí, obviamente, él solo no podía separar a dos jóvenes adolescentes que luchaban con todas sus fuerzas por romperle la nariz a su oponente.

Rápidamente agarré al menor de la cintura, jalándolo hacia mí e impulsándome con todas mis fuerzas hacia atrás. Su padre se posicionó delante del hermano mayor del joven que tenía aferrado con mis brazos. El joven Haruhiko de 16 años y con una mirada llena de odio miraba a su hermano mientras éste, luchaba por soltarse de mi agarre. A sus 14 años era bastante fuerte.

-¡Tranquilizaos, chicos!-grité, intentando que mis brazos pudieran soportar la furia de aquel muchacho de hormonas revueltas.

-¡Suéltame! -gimió él.

No me había percatado de la humedad de sus ojos violáceos, tampoco de su voz quebrada y mucho menos de como (A pesar de que era inútil) de como, con sus manos intentaba agarrar el aire, como medio de impulso. Pero no, eso no era lo que él quería, aunque eso fuera lo que su padre pensara.

Su hermano, con un cristal de sus gafas rotas y temblando de la ira sostenía un cuaderno de tapa dura en sus manos, lo abrió y se aclaró la garganta con un sonoro “e-jem” para que todos pudiéramos oírle y prestarle atención.

El muchacho al que sostenía con todas mis fuerzas cesó de todos sus intentos de huida, se tensó de pies a cabeza y su semblante de furia se transformó casi de inmediato en uno de puro terror.

Sus ojos se fijaron sólo en su hermano, como si nadie en el mundo fuera digno de su atención. Negó con la cabeza, con ademán lento y vacilante, como advirtiendo y a la vez, pidiendo piedad sobre algo.

Haruhiko sonrió maliciosamente y comenzó a leer en voz alta y clara.

-”Tal vez solo necesite un poco de atención, pero nada en el mundo me hubiera preparado en absoluto...”

-¡CÁLLATE!-gritó Akihiko y empezó a arañarme las manos y los brazos para poder soltarse- ¡NO SIGAS LEYENDO!

-”Miré a mi alrededor y sonreí de que nadie...”-continuó el joven Haruhiko.

Fuyuhiko se dio cuenta al momento de lo que ocurría y se giró hasta quedar frente a su hijo mayor.

-¿Qué es eso? -preguntó seriamente.

El muchacho hizo caso omiso de las palabras de su padre y continuó con lo que estaba haciendo.

-”Pudiera verme...” -Alzó los ojos, mirando a su hermano menor, con una sonrisa cínica.

-¡NO, PARA YA! -. Los ojos del menor comenzaron a expulsar la humedad, que desde hacía unos minutos tenía retenida en sus ojos- ¡PARA!- gritaba con todas sus fuerzas, retorciéndose de un lado a otro, pisando, arañando y empujándome.

-”...hacer lo que estaba haciendo...”

-¡TANAKA-SAN SE LO SUPLICO! -gritó entre las lágrimas- ¡SUÉLTEME, POR FAVOR! -. Su voz estaba quebrada por las lágrimas.

-”...Me sentí...”

Me conmoví bastante, me sentí responsable de lo que podía pasar, no sé por qué, pero supe que eso que leía el de lentes rotas era algo bastante preciado para Akihiko y, como no, absolutamente privado.

-¡Por favor, por favor, por favor! -seguía pidiendo éste a sabiendas de que mi voluntad estaba fallando considerablemente. Mis manos y mis brazos cedieron y el chico al que hacía un segundo sostenía, se soltó sorprendentemente rápido, tanto que no me dio tiempo a reaccionar hasta que vi como peleaban sosteniendo el cuaderno por medio, tirando de él.

-¡Parad ya!-volvió a gritar mi jefe.

Pude ver como Akihiko con un ágil movimiento, le propinaba una buena patada a su hermano en la pantorrilla.

En el momento en el que el dolorido Haruhiko se agarraba su pierna, dando saltos debido al dolor, el menor de los Usami agarraba su cuaderno protegiéndolo de el muchacho mayor, con sus brazos y su pecho.

Rápidamente corrió escaleras arriba, directo a encerrarse (Con pestillo) en ese pequeño cuarto en el que siempre estaba.




* * * *




Siempre con la mirada perdida , siempre con el rostro inexpresivo, siempre tan reservado, incluso con su propia familia. Siempre escribiendo en su cuaderno.

...No es un chico normal...

-Buenos días, Akihiko-sama -saludé cortésmente con una simple sonrisa en mis labios.

Parpadeó un par de veces, inmutándose de mis palabras.

-Buenos días -respondió mientras volvió a fijar sus ojos en el libro que estaba leyendo: “Cinco semanas en globo”

Tenía tan solo 14 años y ya había leído mas libros que yo en toda mi vida.

Era un chico inteligente y elegante aunque tal vez un poco frío, al menos con sus padres y su hermano. A pesar de que su padre siempre estaba intentando acercarse mas a él, éste parecía que lo ignoraba. La pelea de ayer solo hizo que éste se alejara mas de su gente.

Solitario.

Sí, esa es la palabra que lo define. Solitario.

Le viene como anillo al dedo.

-¿Tanaka-san? -preguntó de repente, interrumpiendo mis pensamientos- ¿Puedo pedirle un favor?

-Faltaría más -respondí sonriéndole para transmitirle un poco mas de confianza.

-¿Podría decirle a mi padre que hoy estaré en el parque con Hiroki? Ah, y dígale también que volveré sobre las siete, así que no mande a nadie a recogerme -Su voz mostraba recelo. Siempre que quería dejar algún recado a su padre o madre me utilizaba a mí, como medio de comunicación. Él evitaba constantemente encontrarse con ellos.

-Por supuesto -concluí- Si me disculpa...-di varios pasos hacia atrás, dándome la vuelta y al darle la espalda lo oí suspirar.

Tal vez suspiraba por que le había quitado un peso de encima, tal vez por otra cuestión.

Lo único en lo que pude pensar en ese momento, era de dejar el recado del joven Akihiko a su padre, al que no le haría ninguna gracia recibir el recado a través de mí, en vez de que su hijo menor se lo comunicara personalmente.




* * *




Era imponente.

Tal vez perteneció a unos nobles en la época feudal.

Era lujoso por dentro y constaba de 16 sirvientes.

El dueño de esta gran mansión, Usami Fuyuhiko tenía el dinero suficiente para pagarnos a todos un buen sueldo.

Pero, lo más interesante de todo esto: De estar viviendo aquí, trabajando de mayordomo, es ni más ni menos que la intriga familiar.

¿Qué sirvienta no ha escuchado a hurtadillas una pelea o una conversación prometedora entre el señor de la casa y su esposa? ¿Quién no ha deseado recoger la mesa de la comida mientras Haruhiko y Akihiko intercambiaban frases amenazadoras y desafiantes?

Sí, tal vez, fuésemos un tanto cotillas.

-¡Haruhiko! -exclamó alguien al otro lado de la puerta de hierro que limita con un muro de piedra que cubre la mansión, como una muralla a su castillo.

Como iba de paso, a dar una orden de Fuyuhiko-san a los jardineros para que dejaran los setos tal y como estaban, pude esconderme tras una columna del muro que limitaba con la puerta de hierro. Asomé ligeramente mi cabeza y vi con claridad como Akihiko y Haruhiko habían llegado del instituto, con sus respectivas bandoleras y vestidos de uniforme.

Akihiko tenía su cuaderno en la mano y estaba hablando animadamente con Hiroki, el chico de la casa de enfrente cuando:

-¿Y ese quién es? ¿Tu hermano? -Preguntó despectivamente un chico alto y fornido de cabellos negro azabache y unos ojos pequeños y hundidos en su ancha cara.

El chico moreno de ojos café que siempre anda con Akihiko se paró en seco y se giró, pude imaginar que los miraba despectivamente cuando pronunció con voz estridente.

-¿Y a ti que te importa?

Akihiko se giró también colocando una mano sobre el hombro de su amigo, para tranquilizarlo.

-Sí, desgraciadamente, lo soy. -respondió con voz tranquila y sin inmutarse,

El chico fortachón, acompañado de un grupo de colegas, todos igual de grandes e imponentes que él, aventuró un paso hacia delante.

Rió y miró fugazmente a Akihiko, después posó su mirada en el enfurruñado Hiroki y seguidamente, volvió a mirar al primero.

-¿Qué llevas ahí? -preguntó señalando con un dedo el cuaderno que Akihiko tenía bajo el brazo. El peli-plata se tensó un poco, al igual que su compañero moreno, pero el menor de los Usami respondió con la misma tranquilidad:

-Deberes.

Hiroki asintió una sola vez, secamente, como dando constancia de sus palabras.

-No parece un cuaderno de debe...

-Pues sí, lo es ¡Deja de molestar! -gruñó Hiroki mirando con odio a los chicos que tenía delante, incluyendo a Haruhiko,

Cuando el chico de ojos hundidos volvió a mirar al cuaderno, pareció como si se le hubiera encendido una bombilla dentro de su cabeza, iluminando sus ideas.

-¿Tienes algo ahí que no quieres que veamos? -preguntó con voz juguetona.

Tal vez era porque Hiroki conocía lo escrito en ese cuaderno, tal vez sólo por respeto a su amigo, pero cuando dio un paso hacia delante, colocándose delante de Akihiko sirviéndole de escudo para protegerle a él y a su cuaderno, era más que obvio que una de las dos razones antes mencionadas era la correcta.

Pero lo más interesante no fue eso, sino que cómo Haruhiko colocaba en el hombro del chico del pelo negro su mano.

-Déjale -pronunció cada sílaba como si de una bomba se tratase, con una voz fría y cortante como todo Usami sabe.

El fortachón se giró quedando cara a cara con Haruhiko y mirándole a los ojos dijo gravemente:

-¿Y qué vas a hacer?

Seguidamente agarró del cuello de la camisa a Haruhiko, pero no dio tiempo a nada porque...

-¡No le toques un pelo! -gritó Akihiko saliendo del escudo humano de defensa de cabellos castaños.

Su cuaderno cayó al suelo cuando el de ojos violáceos con sus dos manos empujaba al chico por su pecho.
Hiroki al ver aquello y como caía el cuaderno del peli-plata al suelo, rápidamente lo cogió y lo abrazó quedándose impresionado de tal escena.

-¿Y esto qué es? Hermanos unidos hasta la muerte -se burló otro chico, igual de alto que el de pelo azabache. Su pelo era castaño muy claro, grasiento y le llegaba a la barbilla.

-A ver cómo os quedáis después de una paliza.

El de ojos café se pegó a la puerta de hierro abrazando con fuerza el cuaderno. Su rostro estaba aterrorizado mientras miraba con los ojos muy abiertos a las personas que tenía frente sí. Haruhiko y Akihiko retrocedieron unos pasos, a sabiendas que lo más inteligente en ese momento era huir, pero los orgullos de cada uno les obligaba a no hacerlo y quedarse allí parados, esperando una paliza.

Ese era mi momento de actuar, de ninguna manera iba a permitir que pegaran a esos chicos,

Pero sólo no podía hacer absolutamente nada, necesitaba buscar a alguien más.

Bajé de mis pensamientos cuando eché un vistazo a la puerta de hierro. El joven Hiroki estaba en el suelo, a gatas, con un brazo alrededor del cuaderno sosteniéndolo y protegiéndolo contra su costado, mientras tres fornidos chicos le pateaban contra ésta.

Akihiko estaba recibiendo una buena tunda de un gran chico rubio, de ojos caídos y cada brazo igual de grueso que los troncos de los robles. Akihiko no daba a basto con él, y repartía puñetazos y patadas al aire, pero cuando le acertaba, le dejaba la marca.

Haruhiko estaba repartido entre el chico de cabellos azabache y el del pelo grasiento, recibiendo por todos los sitios posibles, cegado al perder sus gafas en un empujón que las tiró de su delgada nariz al suelo, y que él mismo pisó.

No podía quedarme viendo aquello, debía actuar en ese momento.

-¡Iwabuchi, Keshumi! -grité llamando a los jardineros.

Akihiko al oírme giró su cabeza hacia mí, pero cuando lo hizo recibió un puñetazo en la nariz que hizo que cayera al suelo.

Cuando llegaron los jardineros aún cargados con sus podaderas y sus guantes de goma y abrieron la puerta, Hiroki se desplomó en el suelo, débil y magullado.

Los demás gamberros huyeron al ver las grandes tijeras en las manos de los enormes y fornidos jardineros.

Akihiko nos miró. Su nariz estaba sangrando y tenía las manos raspadas y los nudillos enrojecidos e irritados, su hermano mayor tenía el rostro lleno de moratones y un ojo morado. Estaba de rodillas buscando sus gafas en el suelo. A pesar de todo, era Hiroki el que estaba peor que todos, en una patada de uno de sus agresores, golpeó su cabeza contra un pico sobresaliente del decorado de hierro de la puerta, lo que le hizo una gran brecha sobre la ceja izquierda, ascendiendo hasta llegar a la raíz del pelo, a lo largo de toda su frente.

También tenía el labio inferior cortado, y la cara, y en sí todo su cuerpo, cubierto por moratones.

Aún tenía aferrado contra su pecho el cuaderno de tapa dura de Akihiko. Lo había protegido con uñas y dientes.

Akihiko se acercó donde estaba él, con la mirada preocupada se arrodilló a su lado y le llamó.

-¿Hiroki? ¿Estás bien? -preguntó.

Hiroki alzo levemente sus ojos café lo suficiente para posar su mirada sobre los violáceos ojos de Akihiko. Su rostro estaba demacrado y la sangre de la herida abierta que tenía en la frente resbalaba hasta llegar a las cejas.

Akihiko ladeó la cabeza y pasó su mano por su pelo castaño devolviéndoselo.

Después fijó sus neutros ojos en el cuaderno que tenía aún entre sus brazos. Hiroki ante aquél contacto se ruborizó visiblemente, y con una mano temblorosa le tendía el cuaderno a su dueño.

El platinado sonrió.

Increíble, era la primera vez que lo veía sonreír a alguien, desde que nació.

Debía de ser gran amigo de aquél chico para abrirle su corazón y poder expresar libremente que, aunque casi siempre era frío, solitario e independiente también podía llegar a ser una persona normal.

Sin embargo, Akihiko pronunció sin emitir sonido alguno las palabras;

-Ya lo he terminado.

Hiroki ante eso sonrió, acompañado de un rubor en sus mejillas y volvió a abrazar el cuaderno.

Vale, ese ere mi momento de interrumpir.

-Kamijou-kun, siento mucho lo ocurrido, por favor, el médico llegará en seguida, pase a nuestro hogar para ser atendido -repuse.

-N-no tiene importancia -su voz sonó débil y temblorosa, pude vislumbrar como Akihiko se preocupó por eso.- Vivo enfrente, tengo... tengo que avisar a mi madre.

Justo cuando iba a contestar, el menor de los Usami se me adelantó.

-Hiroki, no digas tonterías, quédate. Tienes un aspecto horroroso.

Ante esto, Hiroki frunció el ceño, visiblemente molestado por el comentario de su amigo.

Y... ¡Otra vez! Otra vez Akihiko le sonrió y le pasó la mano por el pelo, nuevamente,

-Venga, vamos dentro- le insistió mientras se levantaba y le tendía una mano al castaño.

El joven Hiroki la agarró sin vacilar y al cabo de unos segundos ya estaban ambos de pié.

El de ojos violáceos sujetaba a Hiroki para evitar que cayera al suelo. Sus piernas le temblaban y el castaño tuvo que aferrarse al brazo de Akihiko al dar el primer paso.

Al dar el segundo paso se paró y jadeó de dolor. Pude ver dos lágrimas que huyeron de sus ojos, y su rostro se tornó pálido al posar el pié izquierdo en el suelo.

Un esguince en el tobillo.

Estaba claro que no podía andar.

Akihiko, al ver esto se limpió con la manga de su jersey la sangre de su nariz y agarró con fuerza a Hiroki.

-Estoy bien -repuso Hiroki. Pero su voz se quebró debido a la punzada de dolor que sintió en ese momento.

-No, no lo estás -contestó el peli-plata secamente- No puedes andar. -Entonces se giró y me miró- Tanaka-san, ¿Puede ayudarnos, por favor? -preguntó. Tenía una nota suplicante en su voz.

-Por supuesto -añadí apresuradamente.

Me acerqué a ellos y cogí a Hiroki en volandas lo que le arrancó una carcajada al menor de los Usami.

-¡No te rías, baka! -gritó malhumorado el joven Hiroki.

-Pareces una princesa -dijo entre risas él.

-Tranquilo Kamijou-kun, no tiene que fingir que no le duele por orgullo ¿está bien? -pregunté con una sonrisa.

-P-pero yo... en serio que no me duele -insistió él.

-Deja de fingir, Hiroki -suspiró- Si te duele, no finjas...porque no cuela.

Ante esto Hiroki se sonrojó y bajó su mirada.

Cuando al fin llegamos y lo senté encima de la mesa. Akihiko se sentó en una silla agarrándose la nariz con una mano, para detener la pequeña hemorragia.

Haruhiko se chocó con el marco de la puerta, cegado por la pérdida de sus gafas recién compradas.

Luego pasó entornando los ojos y sentándose en una silla, lo menos, seis metros alejado de Akihiko. Se tapó su ojo morado e hinchado con su mano.

Akihiko y Haruhiko intercambiaron una mirada, y ambos a su misma vez, pusieron la misma mueca de asco en sus bocas.

Volvían a ser los de siempre, no cabía ninguna duda.

En ese momento entró un agitado Fuyuhiko, seguido de lo que parecía ser el médico.

-¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien? -preguntó preocupado mirando a los tres chicos que tenía delante. Al cabo de un rato optó por tomar una posición más relajada, así que, con una sonrisa dio la bienvenida a Hiroki y ordenó tres sirvientas que se encargaran de ayudar al médico en lo que necesitase.

Después, se colocó a mi lado para preguntarme:

-Tanaka-san ¿Qué ha pasado? -inquirió mirándome con ojos preocupados-. Una sirvienta me llamó urgentemente, al parecer se encontró una mancha de sangre en el suelo recién fregado y me ha montado un drama-. Entonces me miró más fijamente- Confío en ti. Ahora dime: ¿Qué ha pasado?

Y lo más difícil llegó, tenía que contarle a aquél preocupado padre lo que le había pasado a ambos hijos y al chico de la casa de enfrente, pero no podía decirle que andaba espiando...

Así que respondí:

-Al parecer un grupo de chicos comenzó a meterse con Akihiko-sama, entonces Kamijou-kun lo defendió al igual que Haruhiko-sama -abrió los ojos, sorprendido del hecho que, por una vez, habían actuado como lo medio-hermanos que son-. Como los otros chicos eran mas numerosos, acabaron en esta pelea. -Hice una pequeña pausa para mirar a Hiroki, que estaba sentado mientras el médico le colocaba una venda en la frente- Las sirvientas han avisado a la madre de Kamijou-kun, así que todo está bajo control, Fuyuhiko-san,

-Perfecto -me sonrió-. ¿Puedes encargarte tú de todo? Estoy en medio de un proyecto muy importante -comentó.

-Por supuesto -añadí-. No se preocupe.

-Gracias- fue lo único que dijo antes de marcharse.

Me acerqué donde estaban los chicos.

Akihiko ya estaba curado, con una pequeña tirita sobre la nariz, Haruhiko tenía un esparadrapo sobre el ojo morado e Hiroki estaba vendado por la frente, y estaba siendo sometido a un vendaje de su tobillo.

Cuando el doctor se marchó, acompañé junto con con Akihiko a Hiroki a su hogar.

Su madre nos recibió.

-¡Hiro-chan, Hiro-chan!-dijo mientras lo abrazaba- Mira lo que te has hecho...-seguidamente posó sus ojos en mi persona, luego posó sus ojos en Akihiko, al que sonrió maternalmente- Hola, Akihiko-kun ¿Estás bien? Gracias por cuidar de mi Hiro-chan, cariño -repuso.

¡Otro fenómeno paranormal se produjo en ese momento! Akihiko se ruborizó. ¡Increíble!

-Visítanos cuando quieras, cielo. Eres bienvenido. -entonces se le acercó y le besó la frente.

Akihiko estaba ligeramente sonrojado.

Hiroki le sonrió y le dijo algo como:

-Ya te daré mi opinión sobre esto -susurró enseñando el cuaderno a Akihiko.

-Está bien -respondió él.

Cuando nos despedimos del joven Kamijou y de su efusiva madre, en el jardín de la gran mansión Usami, el oji-violeta me llamó:

-Tanaka-san -dijo casi en un susurro- ¿Podría...decirle algo?

-Por supuesto -aseguré con una gran sonrisa.

-Querría...darle las gracias por lo de hoy -repuso él.

En ese momento se oyó la voz de su padre que lo llamaba.

-Tengo que irme, hasta luego -se despidió. Y con paso firme y elegante se dirigió hacia el estudio de su padre.

Sí, era extraño, no había que negarlo. Pero dentro de esa máscara de frialdad se encontraba el corazón de un muchacho normal, sencillo y ordinario.

Pero bueno, ese es solo mi punto de vista.

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Si? ¿No? ¿Tal vez?
Dejen sus reviews por favor.
¡Gracias a todos los que leyeron desde el principio al fin!
Un besito a tod@s.

By Cerejabe Munims.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).