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Imán por Carito_d

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Notas del capitulo:

Hola! ha pasado una semana desde que actualizamos? verdad? verdad? ya ni me acuerdo sadgjhagsdjgas amen Imán, me han llegado muchos comentarios que aman mas 18 de julio que imán y la canu se puso triste u.u.  

Nos han dejado varios reviews, asi que a cada una de las personas que dejo les doy las gracias, espero que sigan dejando para este y los proximos capitulos que vienen :)

COMO DIJE EN EL CAPITULO PASADO, TENIAMOS MUCHAS GANAS DE HACERNOS UNA PAGINA DE FACEBOOK, ASI QUE LA CREAMOS HACE SUPER POQUITO, ESPERO QUE SE UNAN A ELLA:

https://www.facebook.com/NapoleonYMermelada

Apenas Minho dio un paso delante de la reja, la puerta se abre de golpe dejando ver a una mujer de entrada edad con una sonrisa que era capaz de iluminar lo oscuro de esa noche. Taemin se le acerca corriendo apenas la ve, dejando su maleta a un lado y sumiéndose en un profundo abrazo del que Minho no participó y le hizo sentir como un espectador que no debía estar ahí.

(Porque tampoco lo esperaban.)

Besos en las mejillas de su novio, llevándose un par de quejidos de su parte, mientras Minho entre que sonreía burlándose y sufriendo por la condición de extra en la que se encontraba hasta que notó como ambos pares de ojos se acordaban de su presencia.

Lo que no le hizo estar muy agradecido porque ahí fue cuando sintió que sus piernas comenzaron a flaquear.

¿Nervioso?

Como nunca en su vida.

-       ¿Y este jovencito?

-       Ah, mamá, es Minho, mi… novio.

Ni siquiera alcanzó a protestar o abrir la boca cuando Taemin ya había dicho una presentación que no dejaba dudas.

Ahora la mujer era la que tenía los labios entre abiertos de la impresión, mientras le miraba casi escaneándolo de pies a cabeza, apenas a un metro de él.

(Juraría que ya había notado como sus piernas flaqueaban.)

-       Buenas noches, señora Lee, es un gusto conocerla.

Una reverencia que es interrumpida en cuestión de segundos cuando siente las manos de la mujer tomarlo desde la cara para darle un suave y cálido beso en una de sus mejillas, haciéndolo sentir mejor que en su propia casa en escasos segundos.

Juraría que tiene un poco de lápiz labial sobre su piel por la forma en que sonríe Taemin, pero cuando la mujer le empuja para que entre de inmediato a la casa, cree que ya al menos podía respirar 50% tranquilo.

Hasta que vio a Kai.

Ahí el temor volvió de nuevo.

Era un clon de Taemin, pero moreno. La misma forma de la cara, misma contextura delgada y misma forma despreocupada de mirar a la gente, solo que Kai le miraba casi de forma altanera, como si estuviera esperando que se cayera de bruces contra el piso apenas entró al lugar.

(Agradeció mentalmente que no fue así.)

-       Jongin saluda a tu hermano.

Un movimiento de cabezas que a ambos les parece suficiente y que saca un quejido de parte de su madre que les discute diciéndoles que hasta cuando se comportarían de esa forma tan infantil. Pero Minho no logra escuchar el final porque Taemin se va con su madre a algún lugar de la casa, dejándolo ahí en medio de la nada, de pie, mirando asustado hacia todos lados y sin entender nada de lo que estaba pasando.

Ó sea si entendía, solo que no sabía como encajar. Y menos si Kai no le dejaba de observar de esa manera, sentado al lado de unas galletas de navidad que parecía custodiar con su vida.

Y se sienta en un sillón cercano, pero con miedo, con mucho miedo.

-       ¿Así que tú eres el novio de Taemin?

Su voz no era igual a la de su hermano, era distinta, más tosca y áspera, lo que inevitablemente le hizo pegar un saltito asustado, mirándole con sus grandes ojos.

Esto era mucho peor que ir a un desayuno con los padres de Yuri porque sentía que acá si que no podía cometer ningún tipo de error.

-       Eh… sí.

-       Nunca había traído un novio a casa, eres el primero.

Una sonrisa tímida es lo único que alcanza a obtener de Minho que con suerte lograba respirar. Escucha a lo lejos la risa de Taemin entre una conversación su madre, preguntándose porqué no podían conversar acá y que su novio recordara de su existencia y de todas las veces que le había dicho en el tren que tenía miedo de ir y que él se encargó de burlarse.

Cuando siente un peso en el sillón a su lado, ve como Kai continua mirándolo, pero más de cerca, mientras comía una galleta de jengibre, entregándole una a él también.

-       ¿Quieres una?

-       No, estoy bien, gracias.

-       ¿Estás seguro?- insiste-. Son muy buenas, mi mamá las hizo, yo solo las decoré.

Por miedo no fue capaz de seguir negándose.

Y agradece lo deliciosa que estaba porque no se vio en la obligación de fingir.

-       ¿Eres bailarín?

-       No- Minho traga con dificultad y respira algo más relajado-. Estudio fotografía.

-       Pensé que bailabas, tienes cara de bailar- Kai come otra galleta más y apunta-. Yo también bailo.

-       ¿En serio? Taemin no me había dicho.

No se sorprende porque el castaño odiaba hablar de su hermano y evitaba el tema porque decía que era desagradable.

Lo peor, es que a Kai tampoco le llama la atención. De hecho lo tenía bastante asumido.

-       Taemin nunca habla de mi, estoy seguro que nunca te dijo que tenía un hermano.

-       Si me ha hablado de ti- miente convencido-. Te quiere aunque no me lo creas.

-       Te demostraré que soy mejor que él.

El hecho de que le hubiese intentado decir que Taemin le quería fue tan ignorado como su cara de no entender lo que estaba pasando. De un minuto a otro el chico se había levantado del sillón y había comenzado a hacer movimientos bruscos frente a él, bailando ante una canción imaginaria que llevaba acorde cada pedazo de su cuerpo.

Al parecer el don del baile era algo de familia, porque aunque Minho no entendiera que mierda estaba haciendo, estaba sorprendido.

(Y quería que apareciera Taemin pronto, por favor.)

Sus manos se detuvieron ante una vuelta en 360º que no vaciló durante un segundo, quedando frente a él y regalándole una suave reverencia que esperaba sacar aplausos.

Solo que no llegaron, porque Minho tenía los ojos casi desorbitados que prefirió comer una galleta antes que seguir una conversación que estaba seguro que terminaría en peor camino si seguían así.

-       ¿Qué mierda estás haciendo?

Un golpe en la cabeza de Kai llega de sorpresa en el momento en que Taemin entra al lugar, ganándose la atención de Minho que había soltado un suspiro agradecido por asumir que ya no tendría que seguir viviendo presentaciones extrañas de baile.

-       ¿¡Por qué me pegas!?

-       ¿Qué le estás haciendo a Minho?

¿Tan obvia era su cara de terror?

-       Estábamos teniendo una conversación de hombre a hombre.

-       ¿Tú?- Taemin bufa en el momento en que se pone de pie frente a Minho, como si estuviera cuidando su metro cuadrado-. ¿Hombre? ¿quién te crees? Eres un pendejo.

Minho ni siquiera se ríe por nervios, llevándose una mirada de odio de Kai que no paraba de echarse una galleta tras otra a la boca.

(Y estaba seguro que eso no pondría muy contenta a su madre.)

-       Minho ven, no tienes porqué hablar con este imbécil.

Taemin le toma de la mano rápido, levantándolo con una fuerza pocas vistas en él, mientras le hacía unas caras muy extrañas a su hermano, entre burlándose y odiándolo.

-       No hizo nada malo.

-       Da igual, acompáñame.

Pero cuando el castaño lo arrastra hacia la escalera y su hermano parece demasiado ofendido, Minho es el que conoce al fin la vergüenza y logra ponerse más rojo que un tomate por unas simples palabras.

Palabras que le gustaría que no se hicieran realidad porque está seguro que la complicidad se lo comería vivo.

-       ¿¡Van a hacerlo!? Estoy acá, tengan decencia por favor.

Taemin es lo suficientemente maduro como para ignorarlo, mientras él solo subía las escaleras, siguiéndolo en silencio y preguntándose si de verdad esto serían vacaciones o si viviría nervioso las 24 horas del día.

De hecho, tenía miedo de cuando tuviera que dormir.

Pero cuando entran a la habitación del castaño, en silencio y encontrándose con un lugar mucho más tranquilo y sin ojos que lo estuvieran observando y analizando cada cosa que hacía, Minho sintió que podía respirar mejor.

Mucho mejor.

-       No te burles de nada de lo que tengo acá, mi habitación está igual desde que me fui a Seul.

Taemin se acuesta en su cama, observando como Minho reía ante su comentario y se fijaba en un par de afiches de un bailarín que era su ídolo y del cual él no tenía ni la más mínima idea. Probablemente lo mismo pasaba cuando le vio mirar desde cerca un par de fotografías que tenía pegadas en su pared, en la que salían un par de amigos de la infancia y Key con cinco años menos, en donde el rubio no era lo suyo aún.

Pero él no se fija en eso, se fija en como Minho caminaba lentamente de un lado a otro y desde su posición, podía ver un perfecto agujero bajo la curva de su trasero. Si se tratara de otra persona probablemente se hubiese burlado en silencio y hubiese hecho como que no pasaba nada, pero cuando se trataba de Minho simplemente no podía ignorarlo.

-       ¿Por qué te pones esos pantalones?- bufa-. Están mis papás.

De forma automática Minho se golpea el trasero de lo rápido que tapó el agujero, asustado.

-       Mierda, lo olvidé, me los cambiaré.

-       Dudo que a mis papás le importen tanto…

-       Pero

-       Como a mi.

Un tono de voz que Minho entiende sin pedir ni un tipo de explicación. Le intenta mirar serio, pero el brillo en los ojos de Taemin le hace sonreír casi de forma nerviosa.

Esto, en el país que fuera, era una falta de respeto.

Dos pasos casi de forma felina que da Tae en su dirección, rozando su nariz contra la suya, tentándolo y sintiendo como su respiración comenzaba agitarse aunque ni siquiera hubiesen empezado algo aún.

Sus pestañas rozan su piel y los labios de Taemin, brillosos y humectados por su propia saliva, le juegan un juego sucio a Minho que no se resiste más y embiste contra ellos, besándolos y succionándolos con un ritmo mucho más pasional que otras veces. Una mano de Taemin sube hasta su nuca, mientras que con la otra le afirma desde la camiseta sin dejarle ir.

Si seguían así, sabía que no terminarían en buen camino.

(Lo malo es que ya le estaba costando oponer resistencia.)

Y mucha más cuando el menor baja y le besa bajo la oreja, en ese punto débil que tan bien conocía y cuando su casi gutural Taenoootaetuspapás, fue ignorado por completo porque no supo cómo ni cuándo, pero ya estaba acostado en la cama, siendo besado desde el lóbulo de su oreja hasta el escote de su camiseta.

Y mierda, ya estaba hirviendo.

-       Taeee, tus papás.

-       Shhhht.

Sus dedos que recorren sus labios, abriéndolos, interrumpiéndolos entre un beso y calentando más a Minho de lo que ya estaba.

Taemin sabía como funcionaba todo y por muy cruel que fuese, no iba a dejar que esto terminara aquí. Así que cuando abrió el botón del pantalón de Minho en un ágil movimiento, viendo como las pupilas de su novio se agrandaban de forma descomunal, la adrenalina comenzó a recorrer más rápido por sus venas, impidiéndole detenerse y que sus manos no se movieran al compás, retirando de golpe los pantalones junto a la ropa interior de Minho, dejándola a medio muslo y viendo algo a centímetros de su cara que ya comenzaba a tomar forma.

Sabía que Minho estaba excitado, lo podía sentir –y ahora ver-.

El alto ni siquiera alcanza a protestar cuando siente una lamida en la punta, haciéndolo hundirse en el colchón y taparse la cara con una mano porque esto no podía estar pasando ahora. Lo peor es que a Taemin no le parece suficiente sufrimiento, tomándolo entre sus manos para comenzar a succionar y dar lamidas desde debajo de sus testículos hasta la punta como si se tratara del mejor manjar.

Y Minho... Minho estaba hundiéndose en placer.

Ve de reojo como se tapa la cara con un cojín, ahogando un profundo y gutural gemido, odiándolo y puteándolo hasta lo imposible, mientras él, no hacía nada más que burlarse y disfrutar.

Lame y besa centímetro a centímetro, notando como el cuerpo de Minho se encogía con cada nuevo contacto, soltando olas de placer con pequeños golpes nerviosos en sus piernas.

Antes nunca en su vida habría hecho esto, pero ahora con Minho, la adrenalina parecía tenerla a flor de piel. Minho le hacía perder la cabeza, le hacía pensar en el sexo de otra manera y en ver sexualidad donde no había. Minho era un paraíso recreacional para las hormonas y él no se daba cuenta, no se daba por aludido y le gustaba caminar como si nada por la calle con un agujero en el pantalón justo sobre su trasero y hacer como si no pasara nada.

Como si eso no significara que Taemin moría por dentro.

Se derretía.

Le mira por unos segundos, despegándose de su piel y observando esa imagen que ni siquiera él podía ver: en donde el cabello de Minho, más largo de lo habitual, tomaba vida propia y se desparramaba para todos lados y su manzana de Adán subía y bajaba en busca de saliva porque sentía que se secaba por dentro y todo por él, por Taemin.

Por Taemin el inocente. El que la gente creía que ni siquiera era capaz de matar una mosca sin que sus padres supieran. El que tenía la mirada lujuriosa de tanto sexo con su novio y que aún así, creía que no era suficiente.

-       Nnngggh, no paresnoparesnopares.

Y a Minho le gustaría tocarle. Hacer algo más que gemir y retorcerse y quejarse de que era injusto que estuviera viviendo esto cuando él solo quería una cena de navidad tranquila en la casa de los papás de su novio. Pero no, apenas había entrado todo había salido en un orden poco lógico y convencional.

Más carnal que convencional.

Gime cuando los labios de Taemin dejan entrar en su boca más de lo debido, sintiendo su aliento dentro de sí, haciéndolo tiritar a pesar del frío, haciéndolo perder la cabeza a pesar de lo real que era.

Taemin le acaricia los testículos con la otra mano, mientras le besa al interior de sus piernas, rozando lo indebido y besándole más de lo debido. Se siente expuesto, decadente y en un estado de fragilidad en la que sus emociones jugaban al vaivén de los labios de Taemin.

Le hacen subir y bajar y hundirse en el colchón y ahogar gemidos que están a punto de escaparse y que se liberarán desde el fondo de su estómago. El placer es tanto que no solo lo siente entremedio de sus piernas sino que alrededor de todo su cuerpo. Sube y baja y sube y baja otra vez.

Los dedos siguen acariciando el espacio libre y Minho sufre, sufre mucho porque está a punto de venirse encima y Taemin parece no cansarse y no retirarse y él está seguro, pero seguro, de que no se podrá contener y explotará desde lo más profundo, pero YA.

Intenta empujarlo con una de sus manos desde los hombros, pero no puede porque no se concentra y pierde la razón y ni siquiera es capaz de pensar que está haciendo, que seguramente empuja al aire y se ve como un real estúpido.

Y está aguantando tanto, que cree que explotará y que manchará todo y mierdaTaeminmierrrrdaTaeminnnnnnnnnn.

El orgasmo le sale desde el fondo del cuerpo. Le recorre las piernas, el interior de los muslos y cada fibra de su maldito cuerpo. Explota desde lugares desconocidos y que Taemin una vez más se encargó de descubrir. Y el desgraciado, el muy desgraciado, se levanta entre sus piernas y se apoya con una mano al lado de su cuerpo, tragando hasta el último resto de su orgasmo y sonriendo como si no hubiera hecho nada. Como si él aún le creyera esa cara de inocencia de “yo no fui” y que él sabía perfectamente que era todo lo contrario.

Lee Taemin era lujuria por donde se mirara.

Minho no tiene fuerza, pero le devuelve un beso, saboreando restos de su propio orgasmo y limpiando restos desde los labios de su novio. Ambos tienen los labios brillosos, el cabello desordenado y un sudor extraño para la temperatura que había en el ambiente, en donde todos se quejaban que estaban a punto de congelarse.

Taemin se encarga de subirle la ropa interior, mientras Minho se deja estar y solo levanta las caderas cuando es necesario y cuando le ve abrochar su pantalón con seguridad en el instante que golpean la puerta.

Mierda, lo único que faltaba.

-       Qué.

-       Llegó mi papá. Quiere verte.

No le abre la puerta, solo escucha a Kai a través de ella, mirando a Minho y ordenándole el cabello con sus dedos, intentando que se viera más presentable.

(Ya no le importa el agujero en el trasero.)

Taemin le jala de sus manos, mientras le sonríe y se limpia los labios con la manga de su chaleco, quitando toda huella o complicidad que pudiera haber quedado. Lo más chistoso es que cuando Kai les ve, a ambos, con los dedos entrelazados y una sonrisa que no era igual a cuando habían subido, frunce el ceño porque sabe que algo pasó ahí.

Algo que le gustaría saber para extorsionar,  pero que sabe que le haría arrepentirse en el acto.

Los pasos de Taemin son lentos y perezosos cuando bajan por la escalera, hasta que ve a su padre esperándolo en el medio del living, de pie, con una sonrisa más sincera y sana de la que tenía él, abriendo los brazos en el acto para sumirse en ese profundo abrazo que venía venir.

Taemin era su hijo predilecto aunque no le gustara decirlo. Era su orgullo y del que hablaba en cada reunión, jactándose de lo bien que le iba en la facultad y de las ofertas de trabajo repentinas que ya le llegaban.

-       Papá, me hace feliz abrazarte de nuevo.

Listo para dar una explicación cuando ve a su progenitor mirar hacia la escalera y fijarse en ese jovencito que se balanceaba en un pie, aún en el último peldaño, más incómodo que nunca y con la mirada gacha probablemente por lo que acababa de hacer.

Minho era tímido aunque no lo creyeran. Y eso lo hacía más irresistible ante los ojos del castaño.

-       Parece que ahora entiendo porqué estás tan desaparecido de Busan.

-       Él es mi novio, Choi Minho- explica con vergüenza porque era la primera vez que daba conocer a alguien en su casa-. Viene a pasar la navidad con nosotros, espero que no te moleste.

-       ¿Pero tiene voz este jovencito?- el aludido se sonroja y se acerca torpe, siento estudiado por Kai que aún no le quitaba la vista de encima-. Por supuesto que no me molesta, es un placer conocerte Choi Minho.

Una reverencia al punto de ser casi exagerada, hace que el padre de Taemin le sonría y le pegue un par de palmaditas en el hombro, disfrutando lo incómodos que se veían ambos jóvenes.

-       Gracias por dejarme estar acá, señor, pero dígame solo Minho- dice con voz firme para no demostrar su nerviosismo-. Es un placer conocerlo, Taemin me ha hablado mucho de usted.

Cada fin de semana el castaño iba a Busán hasta que conoció a Minho. Le gustaba llevar pasteles y comida extraña que tanto le gustaba a su papá y que sin querer, nunca entendió porqué las repentinas desapariciones de su hijo y las llamadas cada vez más distantes.

Le gustaría ponerse celoso de la situación en la que se encuentra, pero cuando ve a su hijo, de pie al lado suyo, mirando al alto de una forma casi desesperada por estar con él, solo sonríe. Por ver a su hijo enamorado, por verlo con los pies en la tierra, por verlo feliz.

Minho era un buen chico, se notaba a kilómetros.

-       Cuéntame Minho, ¿a qué te dedicas?

Preguntas de control paternal que hacen que su hijo le mire asustado y más cuando nota a su novio mirarle nervioso de lo que se podía venir.

-       Estudio fotografía, es mi tercer año- introduce-. Estoy en la misma facultad que Taemin.

-       Es el mejor fotógrafo del mundo.

Una interrupción que el castaño encuentra necesaria a pesar de la mirada llena de vergüenza de Minho y unos bufidos como banda sonora de Kai, que no dejaba de mirar la situación esperando encontrarse con un error que le permitiera burlarse de su hermano durante el resto de su vida.

Pero solo encuentra amor, demasiado amor.

-       Ya veo porqué se conocen. Tengo muchos libros de fotografía en mi tienda, ¿ya la has visto?

-       No aún. Tengo muchas ganas de conocerla.

Tantas que se esfumaron apenas escuchó las palabras claves que le hicieron darse un golpe contra el suelo y preguntarse que qué pasaba si respondía o algo mal o si el papá de Taemin lo odiaba como su mamá odiaba a Taemin.

-       Ven, te invito a conocerla- le toma desde el hombro, obligándolo a caminar ante Taemin que no sabía como responder o como negarse, quedando atónito por si su padre descubría algo que no debía saber-. Jongin, trae soju y dos vasos.

Mierdamierdamierdamierdamierda.

Sentía que el próximo encuentro definía su relación y Minho tenía miedo, demasiado.

¿Qué pasaba si se emborrachaba y hacía un escándalo y terminaba vomitando todo?

El pasillo por el que tiene que caminar es estrecho, impidiéndole apenas voltearse y ver a Taemin de pie, al lado de su madre que le susurraba un déjalos solos, lo suficientemente alto para no ser oído.

Minho camina tras el papá de Taemin que llevaba la botella en la mano con el par de vasos, guiándose a tientas hasta llegar a una puerta y dejarle ver un mundo del que él no estaba acostumbrado. Un interruptor que le permite ver mejor y Minho queda fascinado en cosa de segundos de lo que tenía en frente de sus ojos.

Miles y miles de libros de todas las clases que pudieran existir y que esperaban por ser leídos hace años porque algunos hasta parecían tener una piel protectora de polvo.

Siente los pasos del hombre alejarse entre las estanterías hasta llegar a un pequeño lugar en donde había una mesa y un gran libro abierto que sonó seco cuando fue cerrado.

¿Acaso todo lo que era Lee era una fascinación para Minho?

El padre de Taemin se sienta, indicándole una silla para él, haciéndose a un lado y dejándole ver una mirada brillante llena de expectación y satisfacción al notar su ánimo con los libros. A Minho le dan ganas de pasar sus dedos por cada lomo y cada tapa de cada cosa que hay ahí, pero se contiene porque no quiere verse raro ni dejar una mala imagen.

Y se sienta, con miedo, pero se sienta a su lado aún mirando hacia todos lados como si se tratara de un pequeño niño que acababa de entrar a la mejor juguetería del mundo.

-       Hay muchos libros llenos de polvo por aquí, sé que te interesarán- toma la botella del licor y comienza a servir de inmediato-. Nunca ha venido alguien interesado por ellos.

-       Debo admitir que me emocioné cuando supe que tenía una librería- ríe nervioso.

-       Esto será una herencia para mis hijos, espero que sigan con el rubro- le entrega un vaso y lo levanta, tomándoselo de golpe y esperando que Minho lo imitara-. Pero a ellos les interesa más el baile, bueno, ya no tengo nada que hacer ahí.

Cuando Minho se lo toma de golpe se arrepiente en el acto. Su garganta arde con el contacto y cierra un poco los ojos para pasar desapercibido el escozor que le había provocado.

Y ahí supo que no debía seguir tomando. Cuando recordó que no tenía nada en el estómago y que apenas se había tomado un café hace más de ocho horas.

-       Taemin se queja de los libros, pero en el fondo los ama, solo que se avergüenza de decirlo.

Otro vaso de soju y Minho ya temía por su destino.

-       ¿Cómo se conocieron?

Ahora es él el que pone su vaso para que le sirva más e intente inventar una respuesta lo suficientemente creíble que no tuviera nada que ver con la verdad.

Su hijo me violaba con la mirada y no me aguanté y tiramos en una fiesta. Ahí nació el amor.

-       En la facultad… por amigos en común- carraspea-. Mi mejor amigo es Jonghyun, el hermanastro de Key.

Una mentira que parece satisfacer al hombre que abre la boca y modula un par de palabras de aprobación. Le deja notar lo parecido que era su hijo a él, a pesar de los años que le separaban en edad a Taemin.

-       Recuerdo a Kibum. A veces a Taemin le cuesta contarnos las cosas, de hecho, las últimas veces que ha venido no nos había contado de ti- le mira colocándose de frente y enfocando a Minho, mirándolo serio-. Espero que le esté yendo bien en la universidad, tienes que cuidarlo.

-       No tiene de que preocuparse, en serio, le ha ido bastante bien. Demasiado diría yo, solo que no le gusta alardear. Y con respecto a lo otro… no se preocupe que lo cuido más que mi vida.

Palabras que siente que no fueron las necesarias porque le hacen sonrojarse y escuchar una risa tímida del padre de Taemin que ya le servía un nuevo vaso de soju.

En cualquier otro momento esto no le hubiese dado tanta vergüenza, pero cuando ve sus ojos achicarse de la felicidad y nombrarle un par de libros para cambiar el tema, siente que el padre de Taemin le está estudiando y está buscando la forma con la cual darle la aprobación.

-       Cuéntame de tu vida, ¿qué hacen tus padres? ¿tienes abuelos vivos? Por desgracia Taemin no tiene ninguno.

Asiente rápido, fijando su vista en un libro que tenía entre sus piernas.

-       Mi papá es abogado y mi mamá es diseñadora de ropa, tiene un par de tiendas. Y tengo a mi abuelo materno vivo, es algo así como mi cable a tierra, es con el que tengo más confianza en mi familia.

No sabía porqué pero tenía la sobre necesidad de responderle todo rápido y con la máxima sinceridad, dejando de lado la vergüenza que podía ocasionarle.

Lo bueno es que el padre de Taemin sonríe, como si estuviera satisfecho mientras no deja de servir soju.

¿Acaso no se acabaría nunca?

-       ¿Entonces vienes de una familia adinerada? ¿qué pasó para que te fijaras en nuestro Taeminnie?

Ni él sabe.

Solo un día se dio cuenta que Taemin ya no era algo que quería como segunda opción ni tampoco algo en lo que podía dejar de pensar.

Taemin había entrado tan repentinamente en su vida, sin siquiera pedir permiso, que Minho nunca fue capaz de rechazarlo, solo aprendió a quererlo. Quererlo demasiado.

Toma otra copa de soju, que sabe que ya se había comenzado a ir a su cabeza, pero por voluntad, porque le dan ganas, porque se siente flotando en amor y sabe que si algo le pasara a su relación con Taemin en este momento, lo dejarían hundido hasta el fondo.

Un salud invisible y ya le costaba enfocar su visión.

-       Se podría decir que sí, pero no es algo que le tomo importancia. Soy un poco la oveja negra de la familia por renegarme a eso y supongo que por eso me gustó Taemin, porque le gusté yo y no porque soy un Choi.

Un apellido que durante años no le gustó llevar, pero que finalmente supo convivir con él.

Conversan de la vida, de los libros y de cómo era Taemin cuando pequeño. Curiosidades que hacen que Minho ría hasta las lágrimas y que su suegro disfrute de su sinceridad mientras le hace levantarse y recorrer por los pasillos de las estanterías, regalándole más libros de los que quisiera, pero sin poder evitarlo.

Por fin había encontrado alguien con gustos afines a los suyos.

Hablan de fotografía, de danza y de sentimientos que comienzan a sincerarse proporcionalmente al descenso del alcohol.

El padre de Taemin aún estaba bastante consciente, pero Minho, ya no tenía noción del tiempo.

De hecho solo reía y asentía con los ojos demasiado dilatados como para pasar desapercibido.

Y por mucho que no quisiera, sabía que su hijo se dejaría caer en el cualquier minuto fijándose en que todo estuviera en orden, así que era ahora o nunca.

Preguntas que le tenían inquieto y que necesitaban bastante alcohol en la sangre para conseguir respuestas desvergonzadas.

(Y sabía que era un trabajo sucio, pero se trataba de Taemin, así que tenía que saber la verdad como fuera lugar.)

-       Oye, Minho, escúchame atentamente.

El alto asiente y afirma su rostro en una mano, sonriendo.

La imagen era bastante divertida, no podía negarlo.

-       Lo escucho más que nunca, señor… Lee.

-       ¿Han tenido relaciones con Taemin?

Una risita nerviosa y ve como Minho asiente por mucho que no quiera.

Más te vale haberlo cuidado, Choi.

-       Sí, pero no debería decirle señor Lee, Taemin puede enojarse conmigo y yo no quiero que eso pase. Peso debo decirle que es lo más maravilloso que le pasa a mi vida cuanto estoy con su hijo, señor… Lee.

-       Bien, ahora cuéntame otra cosa, ¿se han cuidado?

-       Sí, mucho, demasiado, mucho muchomuchomuchomucho. No tiene de que preocuparse- ve como el moreno achica los ojos e intenta enfocarlo, fallando de inmediato-. Señor Lee, ¿puedo confesarle algo?

Se ríe de él porque a pesar de todo la situación es chistosa y a Minho le cuesta demasiado hablar y hacerse entender sin parecer un idiota.

Lo peor es que de alguna forma logra ser enternecedor.

-       Adelante.

-       Estoy un… poquito borracho. Un poquito. Muy poquito.

Cuando el padre de Taemin ríe de tal manera que se vuelve contagiosa en Minho, Taemin entra rápido, desesperado y sin soportar un minuto más allá afuera sin saber que era lo que pasaba; pero cuando ve a Minho con las mejillas más rojas que de costumbre y el cabello desordenado, sabía que esa conversación había terminado por otro camino.

Un camino que le hace preocuparse, mientras su padre seguía riendo junto a su novio por un chiste de un par de borrachos.

-       Taeminnieeeeeee, mi vida hermosa.

La descoordinación de Minho es tal que cuando se fija en él y le ve, intenta abrazarlo, pero solo se queda esperándolo con los brazos abiertos y sonriendo como un pequeño niño.

(Ni siquiera fue capaz de aguantarse y no ir.)

-       ¿Papá qué le hiciste?

Minho se abraza a su cintura, apoyando su rostro ahí y soltando pequeñas risitas que aún hacían reír a su padre que ya tenía hasta lágrimas en los ojos.

-       Nada, yo lo veo excelente- se burla-. Me cae demasiado bien tu novio, hijo. Minho es una gran persona.

-       ¡Pero lo emborrachaste! El pobrecito no se podrá ni levantar.

Le hubiese gustado no haberse expresado de esa forma con tanta ternura, pero su padre ya le miraba suspicaz, desviando su vista cada cierto tiempo para fijarse en Minho que se reía solo, abrazado a Taemin.

Al parecer, de verdad estaba en un estado deplorable.

-       Es un muchacho grande, no tienes de que preocuparte.

-       Es mejor que le diga a mi mamá que le haga un café.

La coordinación claramente no era lo suyo porque cuando Minho logró levantarse, le costó recordar que para caminar se necesitaban dos pies y que se movieran y no que se arrastraran.

Minho borracho era peor que cualquier otra persona.

Le escucha oír un par de comentarios buenos de su padre, mientras se reía de si mismo por su estado y le decía que tenía la mejor familia del mundo y que en verdad, se estaba muriendo de envidia por eso.

Sonríe por el hecho de escucharlo tan feliz y por esa maldita sonrisa que tiene a pesar de que caiga de seco en el sillón, golpeándose en un brazo y riéndose aún más fuerte que antes.

¿Era muy patético decir que estaba demasiado contento de verlo así de feliz?

-       Minho tengo que sacarte la ropa, tendrás que dormir aquí.

Si fuera por él ya estarían acostados en su cama, tapados del frío y abrazados como le gustaba tanto, pero sabía que por comodidad con sus padres, les convenía que eso no fuera así.

Aunque le dolía bastante dormir solo sabiendo que él estaba en la misma casa.

-       ¿Por qué eres tan hermoso, Taeminnie?

A pesar de que esté acostumbrado a sus halagos repentinos, se sonroja. Sus mejillas se vuelven de un extraño color carmín, mientras sus manos le quitan el polerón, intentando hacer algo para pasar desapercibido.

Pero no lo hace, porque a pesar de que esté borracho, Minho sigue siendo Minho, ese que conocía sus debilidades.

-       Respóoooondeme. Te estoy preguntando algo y me ignoras.

-       No sé Minho- evita mirarlo, pero no puede si Minho se le coloca así de cerca-. Mis papás me hicieron así.

-       Tu papá es un gran papá y tu mamá también y tu hermano también- el hálito de alcohol choca en su cara, pero no le importa-. Los Lee son las mejores personas en el mundo.

-       Te dije que no sería tan terrible.

-       Pero me odiarán porque soy un borracho.

El puchero en sus labios le sale tan instantáneo que Taemin sonríe y le empuja para que se acueste de una sola vez y deje de transmitir tanto.

-       No, no te odiarán. Creen que eres el mejor.

Enreda sus dedos con los de Minho, agradeciendo el calor de su mano y acariciándolo con cuidado sobre esa maraña de pelo que tenía.

Su padre lo había dejado en el peor estado que lo hubiese visto nunca.

Ya no había una mirada sincera ni una sonrisa coqueta, sino que lo que quedaba de un Minho que estaba completamente destruido a causa de su incapacidad con el alcohol.

-       No soy el mejor, solo soy Minho. Tú Minho. Minho el borracho.

-       El mejor Minho.

Lo besa porque se le antoja y porque sabe que Kai los está mirando escondido, queriendo saber lo que no debe y burlarse en silencio. Y aunque los labios del alto tengan demasiado sabor a soju, embriagándolo, lo besa con paciencia y con demasiada ternura porque en este momento se lo merecía.

Pero cuando sus manos comienzan a desabrochar su cinturón, la malicia vuelve a Minho, haciéndolo sonreír y recordar cosas en su mente, pero en demasiado silencio.

Cosas que Taemin sabía de que se trataban.

-       ¿Por qué te gusta tanto verme desnudo?

Un susurro demasiado sensual que a pesar de que esté borracho, hace que la piel de Taemin se erice.

Le cuesta sacarle el cinturón y bajarle los pantalones, pero lo hace. Tenía que ser firme.

-       Es para que duermas cómodo- sus jeans caen al piso y Taemin suelta un suspiro, rendido-. Supongo que traes tu pijama.

-       ¿Qué pijama?- se ofende-. ¿Por qué me preguntas esto si has dormido mil veces conmigo y sabes que no uso? Por qué Taemin, por qué.

Mierda.

Ahora sentía que tenía que lidiar con un niño de cinco años.

-       Entonces procura no destaparte o toda mi familia te verá en calzoncillos.

-       Pero no quiero dormir solito.

Un susurro que le hace enternecerse y ver como Minho comenzaba a cerrar sus ojos por el sueño y entregándose completamente a él, que le colocaba una camiseta nueva con la que pudiese dormir.

-       No podemos dormir en un sillón tan pequeño y no puedo llevarte a mi cama, Minho.

Sabe que no es necesaria su respuesta, pero se la da igual, viendo como el alto comenzaba a quedarse dormido lentamente, mientras acomodaba su cuerpo hacia un costado, murmurando un par de cosas sin sentido y otras con un poco más.

Escucha un buenas noches mi vida que le deja con los brazos estirados sobre él mientras lo tapaba, haciéndolo sonreír como un tonto y regalándole un suave te amo antes de depositar un beso en su mejilla.

Un acto que extrañaba hacer con él y que cuando vivían juntos se había hecho una costumbre.

Y Minho le deja tan tonto y embobado de amor, que cuando ve a Kai mirándolo con asco y él solo le sonríe.

Le sonríe porque es feliz, porque es navidad y porque está con Minho.

Por eso sobre todo.

**

Cuando Jonghyun entró al departamento, todo era demasiado maravilloso para ser cierto. Las luces de Navidad colgando en el lugar preciso, el olor a carne recién hecha, la música en el volumen preciso. Todo calculado. Todo hecho por la perfección que destacaba a Key.

 

La sonrisa única que le recibe cuando entra y esos labios que juegan con los suyos provocando el vaivén de emociones del que ya está tan acostumbrado (y que tanto extrañaría). Las preguntas cotidianas de siempre, las caricias de siempre, sus mejillas sonrojadas cuando le alaba lo hermoso que se ve y ese suave ya basta Jonghyun que le hace darse cuenta cuánto amaba a Key.

Key era su vida. Su todo. Su existencia. Su razón de ser. Su razón por la cual levantarse en las mañanas y por la cual valía la pena dormir sabiendo que se verían al otro día.

Key era tanto para él, que no estaba seguro de si podría sobrevivir esta etapa de su vida.

Esta etapa en la que se tendría que acostumbrar a volver a existir o a renacer, y a recordar como era su vida antes de haberse enamorado a tal punto de perder la cordura.

Y sinceramente, no estaba seguro de cómo era.

-       ¿Jonghyun? ¿quieres vino o no?

-       Lo siento, sí, sí quiero.

Se concentra en como Key toma la copa y sonríe al entregársela para luego servir la de él y hacer un pequeño brindis por tener una celebración tan mínima, pero tan perfecta porque no necesitaban a nadie más.

Jonghyun toma un trago esperando que el alcohol hiciera algún efecto en él y que por esa noche, solo por esa noche, le permitieran recordar que se sentía ser la persona más feliz del mundo.

-       ¿Taemin ya se fue?

El rubio asiente con una sonrisa pícara, expeliendo el deseo de contarle algo.

-       Vino Minho a arreglar las cosas con él y terminaron yéndose a Busan juntos.

-       ¿Hablas en serio?

-       Sí, pobre Minho. No sé si tiritaba de nervios o de emoción.

Una sonrisa más pícara que la anterior hace que Jonghyun se hipnotice mirándolo, fijándose en cada una de sus facciones y en lo perfectas que eran. Sus ojos felinos, su piel tan limpia y blanca y esos labios carnosos y rosados que se destacaban más por algún tipo de brillo que les tiene que haber aplicado para lucir mejor.

Mejor para él.

-       ¿Te gustó el vino? Lo encargué hace dos meses. Es de la cosecha que te gusta a ti.

Sonríe porque alguien sea capaz de recordar ese mínimo detalle casi al borde de lo enfermizo, pero Key le mira aún preocupado, como si ya no hubiese hecho todo lo suficientemente bien.

-       Está perfecto, Kibum. Perfecto como tú.

El leve enrojecimiento de sus mejillas le distrae, mientras el rubio se levanta de forma coqueta y le advierte que servirá la cena antes de que se enfríe. Probablemente había cocinado gran parte de la tarde y había regañado a Taemin porque le molestaba o porque husmeaba más de lo debido.

Se imaginaba cada una de esas escenas y pensaba en cuánto tiempo más no las vería.

(O si es que volvería a vivirlas en algún momento.)

Y la carne estaba más deliciosa de lo que se veía. La dosis perfecta de condimentos y la cantidad perfecta de salsa y verduras. Todo en Kibum era perfección, contrarrestando lo caótico que era él. Impulsivo, pasional, desordenado y sin ideas claras.

(Excepto una, que ha sido de la que más se avergonzado en tener.)

-       ¿No es muy temprano para que abra mi regalo?

-       No me importa, quiero que lo abras.

Un sobre que le pasa entre sus dedos, sorprendiéndolo antes de tiempo. Odiaba que Kibum gastara su dinero en él porque no sentía que era necesario, pero por su rostro lleno de emoción, podía notar que era algo en lo que verdad se había esforzado desde hace tiempo.

Un pasaje a Krabi era sostenido en su mano, llegando a un punto en que su reacción era tan sincera que no sabía como responderle a Key.

-       Yo tengo el otro pasaje, por supuesto. Siento que nos merecemos estas vacaciones. Necesitamos sol.

Esperanzas que le hacen levantar la cabeza y notar como el rubio le sonreía claramente entusiasmado con la idea, esperando una reacción parecida, que en él, se demoró en llegar.

-       Gracias Kibum. Estoy en shock.

-       Puedo notarlo. ¿Te gustó?

-       Demasiado.

No sabe cómo, pero con cada segundo que pasaba, sentía que su vida tenía menos sentido.

¿Era justo para Kibum lo que estaba a punto de hacer?

No, él nunca se mereció algo así.

Nota como la sonrisa del rubio aumenta con cada regalo nuevo que abría -porque tuvo la necesidad de comprarle más de uno, llegando hasta los diez- y como sus sentimientos eran expresados con mayor gratitud al ver cada prenda nueva.

Key era feliz y eso solía hacerlo feliz en otro momento, pero ahora esto ya no funcionaba.

-       Odio que sepas tan bien mis gustos. No te equivocaste en nada.

-       Te conozco más que a mi mismo.

-       Tienes razón.

Se besan lento y despacio, mientras Key le afirma desde las mejillas de pie y colocándose entre sus piernas, sintiendo el calor del cuerpo de Jonghyun en él. Se besan más del tiempo necesario, quedando ambos con los labios brillosos y ganas de más.

Key sabía que a Jonghyun le pasaba algo, solo que se encargaba de negárselo cada vez que lo notaba.

**

Era sábado, demasiado temprano para que estuvieran despiertos, pero demasiado tarde para que Taemin hubiese aguantado sin ver a Minho.

Chocan con un par de niños cuando entran a la cafetería, provocando que Minho se quejara de su dolor de cabeza, mientras Taemin reía, solo reía.

Reía porque la gente les miraba raro y porque Minho era demasiado distinto a los chicos que habían ahí.  Demasiado alto, demasiado quejón.

(No hubiera sido tan divertido si ambos cuando despertaron se hubiesen entregado los regalos de navidad y no hubiese sido lo mismo. Minho le compró un chaleco a Taemin, aburrido de que le robara la ropa y Taemin le compró uno como recompensa por todo lo que le había quitado. Solo que ambos, compraron el mismo.)

Y orgullosos de eso, ambos andaban con el chaleco puesto, vestidos iguales.

-       Deja de quejarte y elige un café.

-       Elige tú, me da igual.

Un bufido que omite de inmediato cuando Minho le afirma desde la cintura con su mano, sacando un par de murmullos que el alto ignora, pero que Taemin no.

Seguramente sería el chisme de la semana: el hijo del señor Lee de la librería y su nuevo novio quejón.

Un gran título si le preguntaban a él.

Caminan por entre las mesas hasta llegar a una más apartada que siempre había sido su favorita desde que frecuentaba ese lugar. E increíblemente Minho no se queja, solo mira de un lado a otro, contemplando todo y diciendo que el café era rico.

Está seguro que tiene ganas de sacar un par de fotografías, pero también que Minho no querrá hacer nada porque él se burlará.

Está tan seguro como que se llama Lee Taemin.

-       ¿Fue incómodo hablar con mi padre?

No se tocan. Solo ambos apoyan los brazos sobre la mesa, afirmando la taza con ambas manos, intentando darse calor.

-       Lo que logro recordar, no. El resto, espero no haber sido tan penoso.

-       Disculpa a Kai si te molestó demasiado, él siempre ha sido así.

-       Siento que me espía cuando duermo.

Probablemente. Solo que Taemin prefiere omitir esa parte para no generarle un trauma.

-       Conmigo hace lo mismo, no te preocupes. Creo que tiene un problema con los homosexuales.

-       No creo que sea homofóbico, solo siento que quiere saber todo. Aunque debo admitir que me cae bien, es divertido.

-       Él me hacía la vida imposible cuando le conté a mi familia que me gustaban los hombres- dice en un tono serio.

-       ¿Por qué? ¿se enojó?

-       No.

Minho nota de inmediato el cambio en su tono de voz y en su rostro. Taemin juega con una servilleta y no lo mira porque sabe que será lo necesario para ser más obvio. Para decirle que estaban hablando un tema que le dolía, pero que sentía que en un momento a otro Minho necesitaba saberlo.

Especialmente él.

-       ¿Pasa algo? ¿debería cambiar de tema?

-       No- susurra-. Me gustaría contártelo.

Se concentra en los niños de hace un rato y en como juegan. Uno corre y el otro lo pilla por largo rato hasta que su mamá los regaña por molestar y se tienen que quedar sentados por obligación.

Recuerda que por un tiempo su relación con Kai fue así, de complicidad, hasta que supo que sus gustos no eran los mismos que él.

-       Cuando yo tenía quince años, había un amigo de Kai que me gustaba. Pero no te enojes por eso Minho, es algo sin importancia ahora- se excusa, mirándolo y sintiéndose más cómodo al notar su concentración y su sonrisa de medio lado-. Un día Kai se enteró de eso, en realidad no recuerdo cómo, pero él le dijo a su amigo que a mi me gustaba. Siempre me trataron como un maricón y esos adjetivos que le dicen a gente como nosotros. Jongin no lo hacía por supuesto, pero lamentablemente fue el que tuvo la culpa de todo.

Intenta tomar un poco de café para que el nudo en la garganta bajara de alguna forma, pero la mano de Minho buscando la suya, es más rápido.

Increíblemente eso le hace sentir mejor.

Esa suave caricia que hacía milagros.

Siente los dedos de Minho jugando con el anillo que no se quitaba desde que se lo regaló y sonríe. Tristemente, pero lo hace.

-       ¿Él sabe lo que te decían?

-       No, pero yo era muy tímido en ese tiempo como para decirles algo- susurra aferrándose más a su mano-. Siempre dejé que me dijeran de todo.

Siempre dejó que le empujaran cuando pasaba o que hicieran bromas a sus espaldas sabiendo de qué se trataban. A veces prefería la soledad, le hacía sentir menos traicionado.

Siente como la mano de Minho le jala sobre la mesa, llamando su atención y pidiéndole a gritos que se fuera a sentar en su mismo sillón. Ahí donde Taemin pudo acurrucarse más en su pecho y abrazarse a su cintura porque le dolía recordar cosas así. Palabras que vuelven como martillos a su cabeza, golpeando e hiriéndole más de lo que es capaz de recibir.

-       Igual ese chico era muy tonto, no sé en qué me fije.

Minho le besa con cuidado sobre el cabello, mientras con la otra mano le abrazaba desde los hombros.

-       Me duele no haber estado ahí para defenderte.

Taemin no le mira, pero juega con el anillo en su dedo, sin parar de rodarlo ante la atenta mirada de Minho.

-       Pero estás ahora, sé que no tendré de que preocuparme de esas cosas mientras esté contigo.

-       ¿Ahora puedo pegarles con tu autorización?- un beso en la mejilla que hace que Taemin sonría, pero sin despegarse de sus costillas aún-. Me gusta esa idea.

-       No vale la pena, es un idiota.

-       Puede que yo también te haya gustado por ser un idiota.

Se ríe de lo divertido que suena eso y porque está seguro que la mitad de la cafetería les mira de reojo, mientras ellos siguen en su especie de burbuja de amor.

Lo mejor, es que a Minho no le interesan los demás.

-       Eres mi idiota favorito.

Se miran de cerca y las pestañas de Minho chocan con las suyas haciéndolo sonreír. Y se besan corto, pero seguido. Ya no hay sabor a alcohol sino que solo a demasiada cafeína con restos de Minho.

Minho en la mañana, Minho a mediodía, Minho a toda hora.

Demasiado Minho para un Taemin que no parecía nunca satisfacerse. Y menos cuando lo mimaban de esa manera, acariciándolo más de lo que necesitaba.

-       ¿Te puedo decir algo?

El castaño asiente y termina de una sola vez el café que ya estaba demasiado frío.

-       Me encantas.

¿Cómo no iba a morir de amor si lo trataba así?

Intenta no sonrojarse, pero simplemente no puede porque no tiene donde esconderse y no había una excusa lo suficientemente buena para irse y no quedarse ahí, pegado a su cuerpo, esperando que comenzara a acariciarle el cabello de nuevo.

Miradas más directas que antes que le hacen ser más orgulloso de si mismo y de lo que había logrado con el tiempo.

-       Minho ¿yo soy tu primer hombre, verdad?

Una risita nerviosa que le hizo caer de golpe contra el piso, dándose cuenta que no.

De hecho deshace el abrazo y se sienta de medio lado solo para mirarlo más impactado de lo que estaba internamente.

-       ¿De gustar? Sí, pero de estar… no- aclara rápido intentando calmar la tensión repentina-. Estuve con alguien antes.

Ni siquiera cabía esa imagen en su mente.

(Y tampoco quería imaginarla.)

-       ¿Por qué nunca supe esto?

-       Porque no me habías preguntado y porque no tiene mayor importancia. Tenía como dieciséis o diecisiete, no sabía nada de la vida y estaba caliente y una cosa llevo a la otra.

¿Diecisiete?

¿No saber nada de la vida?

¿Qué mierda estaba pasando ahí?

-       ¿Y con quién fue?

Se imagina un gordo y después un rubio y después un par de gemelos y todas las situaciones iban empeorando inevitablemente.

Pero Minho se sigue riendo como si el tema aún fuera divertido.

-       ¿De verdad quieres saber? Conozco tus celos Lee Taemin.

Por el solo hecho de que le llamara por su nombre completo le dejaba ver que no era algo que le gustaría oír. Pero insiste, insiste tanto que Minho termina cediendo… de inmediato.

-       Fue con Jonghyun. Sí, Jonghyun mi mejor amigo y el novio de tu mejor amigo.

-       ¿Jonghyun hyung?

Abre los ojos de forma desaforada, retirándose más de su lado para mirarlo mejor y darse cuenta si era una broma. Pero no lo era. Las mejillas de Minho estaban sonrojadas y se intentaba esconder de algo que era cierto.

Mierda.

El solo hecho de imaginarse a los dos en ese tipo de situación era…

Mierda, no.

-       Eres la primera persona que lo sabe, considérate afortunado.

Y tiene razón. Porque si Key se enterase de eso iría donde Minho y lo colgaría desde sus testículos culpándolo de todo sin necesariamente que él tuviese que ver. Quizás era solo una víctima y, mierda, no podía parar de crear imágenes mentales.

-       Pero no entiendo… como ustedes… no, mierda, nada.

-       Fue solo una vez y nunca más. No tienes de qué preocuparte porque ahora probablemente le doy asco a Jonghyun.

Ojalá fuera asco y no otra cosa.

¿Ambos no eran demasiado rudos para haber intentado algo?

-       Me dará vergüenza mirarlo a los ojos ahora.

-       ¿Por qué? No seas ridículo. Aparte él fue el que me manoseó. Él debería tener vergüenza.

Mierda.

Mierda.

Estaba teniendo demasiadas imágenes mentales que no eran necesarias y que no le estaban permitiendo respirar bien. Todo era tan extraño y tenía tan poco sentido que el hecho de que él no hubiese sido su primer beso gay ya no le importaba.

De hecho agradecía de cierta forma que hubiese sido con Jonghyun.

La cajera de la cafetería les echa un vistazo y Taemin no aguanta más y le pide que se vayan antes de que sigan aumentando los chismes. Caminan pegados intentando darse calor y con una mano unida metida en el bolsillo de la chaqueta de Minho, llevándose más miradas con cada persona mayor que les veía.

Pero a Taemin dejó de importarle todo.

Especialmente cuando suena su celular y nota recién que Key le había llamado más de una docena de veces, lo que significaba un reto de alto nivel.

Cuando contesta, lo hace con miedo, casi oliendo el peligro. Pero cuando la voz de Kibum suena no es como siempre, es preocupada, con temor a que ocurriera algo o con ese maldito presentimiento que siempre resultaba ser certero.

Demasiado certero.

¿Minnie? No encuentro a Jonghyun por ningún lado, creo que… no sé dónde está, no me contesta el teléfono y no me responde los mensajes. Ya no sé donde encontrarlo.

Notas finales:

LES DEJO ESTE MENSAJE FINAL CON EL LINK NUEVAMENTE DE NUESTRA PAGINA, AQUI PODRAN CONOCERNOS MAS Y DAREMOS ALGUNOS DATITOS Y ADELANTOS D ENUSTROS FIC

https://www.facebook.com/NapoleonYMermelada

 


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