Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imán por Carito_d

[Reviews - 1298]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ultimo capitulo al fin, despues de TANTO TIEMPO. No dejaremos nuestros pensamientos y agradecimientos ahora, porque queda un epilogo! y es bien largo, asi que esperenlo.

Como siempre espero que dejen sus reviews bien bonis <3

Un saludo desde la playa, estoy de vacaciones al fin! besos a todos.

Odiaba los miércoles.

Según él, era el peor y el mejor día a la vez porque estaba a mitad de la semana y porque decir “pasado mañana” ya significaba que sería viernes muy pronto y eso era muy bueno. Por no decir, que era lo que le hacía sonreír y comportarse como un idiota enamorado durante toda la semana.

Porque simplemente era por eso.

Porque los viernes siempre eran el mejor día de la semana porque Minho viajaba desde Seúl, en el último tren hacia Busan, y le veía antes de irse a dormir. O incluso hasta quedarse dormido.

Y eso, simplemente eso, no podía compararse a nada tan bueno que le hubiese pasado e la semana.

Taemin se agacha, quedando en cuclillas frente a la pared, dejando de lado a Jongin que no paraba de lanzarle improperios por dejarlo ensayando solo, cuando él debía ayudarle en una coreografía que no podía terminar. Desbloquea su celular en cosa de segundos y sonreír cuando un mensaje nuevo aparece en ese mismo instante como si Minho le hubiese leído la mente a cientos de kilómetros de distancia.

Un “¿Qué estás haciendo?”  es lo suficientemente simple para hacerlo sonreír como idiota y para hacerlo balancearse mientras le responde ya sin escuchar las protestas de su hermano.

“Estoy ensayando con Jongin en la facultad”.

-      ¿Por qué estás agachado ahí como idiota?

La voz de su hermano le molesta y le hace voltearse con el ceño fruncido porque él era perfectamente capaz de saber que era lo que hacía y porqué se comportaba e esa forma. Toda su actitud significaba una sola palabra de cinco letras por donde se mirara: Minho.

-      Cállate, estoy hablando con Minho.

Y ahí empezaron las burlas. Como siempre. Como tradición de lo que ya era obvio.

-      Uy su Minho –mueve las manos de forma estúpida con tal de verse femenino-. “Minho, hazme tuyo” “Minho, Jongin me molesta” “Minho, te extraño”.

Y ni siquiera podía rechistar de sus burlas porque todas eran inevitablemente ciertas.

Demasiado ciertas y vergonzosas.

(Solo que el “hazme tuyo” lo utilizaba en ocasiones en las que Kai no estaba presente, pero que debido a esto, podía asegurar que ya no era tan así).

-      ¿Por qué no haces algo productivo y vas a comprar comida? –le grita con el ceño fruncido-. Tu voz me molesta.

Pero otro mensaje lo interrumpe y le hace sonreír más que antes, avergonzándolo y haciéndolo preguntarse porque se comportaba así de idiota cuando lo había visto hace dos semanas apenas (que significaban mucho) y había hablado con él en cada tiempo libre que tenía. Cuando despertaba, cuando se lavaba los dientes, después de bañarse, mientras tomaba desayuno y mientras iba en el tren hacia la universidad. Y en la facultad, muchas veces más por supuesto.

(E increíblemente, ninguno de los dos se aburría de hablar por teléfono, a excepciones de Minho cuando iba montado en su bicicleta y se le hacía imposible hacer ambas cosas a la vez).

“¿Me echas de menos?”

De una forma criminal.

Taemin escribe rápido entorpeciéndose con sus propios dedos y balanceando su cuerpo, mientras no dejaba de sonreír y de provocar una especie de asco en su hermano que no le quitaba la vista de encima como si él se tratara de una extraña diversión.

“Mucho, mucho. ¿Cuándo vienes? Quiero estar contigo”.

-      ¿Te has dado cuenta de la cara de imbécil que pones cuando hablas con Minho? tienes cara de quinceañera en este momento.

Y otra vez ahí estaba Kai. El maldito ser humano insoportable que le había tocado tener que soportar como hermano. E incluso querer y respetar. Aunque esas dos últimas cosas no fueran las que se le daban de mejor forma.

-      Pensé que ya te habías ido.

(Aunque prefería haberle dicho “pensé que ya te habías ido a la mierda”, pero se contuvo. Especialmente porque su madre odiaba que pelearan tanto por cosas tan tontas).

-      No me iré.

“¿Cuánto es mucho?”

Mucho es la palabra perfecta que describe cuanto lo quiere y cuanto necesita que esté ahí con él.

Taemin mira intercaladamente la pantalla de su celular y la cara de Jongin, quedándose pegado unos segundos en esta última solo para mandarlo un poquito a la mierda.

-      Entonces me esperas calladito y sentadito –ironiza con una sonrisa falsa-. Deberías tener una novia, así aprovecharías estos minutos para distraerte.

Y vuelve a enfocarse en su celular.

“Mucho es hasta el infinito”.

Asómate por la ventana. Desde acá veo una mancha extraña en el cielo, quiero saber si en Busan también se ve”.

Taemin se apoya con una mano sobre el piso y se levanta rápido, sin soltar el celular e ignorando a Kai que le miraba más raro que antes. Y más raro aún cuando le ve pegar la frente contra la ventana para luego mover el vidrio hacia un lado y gritar Minho con todas sus fuerzas, llegando al punto de la alucinación.

(Pero no lo era, porque cuando Taemin le vio de pie, cerca de la ventana, pero varios pisos más abajo, está seguro que escupió su corazón y los latidos le quedaron atrapados en los labios porque corría y corría, saltando de dos en dos los peldaños hasta tenerlo frente a él y correr aún más fuerte para saltar en el momento perfecto en que Minho se acercaba con los brazos abiertos y lo elevaba del piso, estrechándolo).

Ahora amaba los miércoles. Repentinamente se habían convertido en el mejor día de la semana.

Taemin pega los labios a los de Minho de forma instantánea, olvidándose de que estaba en el medio del patio de su facultad y de que no eran solo un par de ojos los que le miraban, sino que decenas a los que cada vez parecían sumarse más.

(Y no era la primera vez que había hecho eso. Probablemente por eso seguían mirándolo de esa forma).

Minho intenta separarse, pero Taemin sigue besándole corto y rápido, sin dejarle ir más lejos que un centímetro. Sin dejarle aire en sus pulmones ni entre sus labios que se habían vuelto rojos con tanta presión.

Lo amaba tanto, pero tanto, que necesitaba demostrárselo de una sola vez y en ese mismo momento.

(Y no le importaba que Minho se ahogara, porque se estaba ahogando en él).

-      ¿Por qué?

El alto separa un poco más la cabeza, dejándola caer hacia atrás sin dejar de lamerse los labios como un acto casi involuntario, mientras Taemin aún le afirmaba con ambas manos desde el cuello, sosteniendo su cuerpo en la puntitas de sus pies para poder alcanzarlo.

-      ¿Por qué? –se extraña-. ¿Por qué, qué? ¿no deberías decirme “hola, amor de mi vida”? ¿”hola, mi amor”?

Sí. Y le picaban los labios por hacerlo.

-      ¿Por qué viniste? –insiste con una sonrisa que es capaz de iluminar a Seúl entero después de un apagón-. Dijiste que esta semana no lo harías.

Y no lo iba a hacer. Pero prefirió no dormir durante dos días para organizar todo lo que debía hacer en una semana de forma tranquila y humana, para poder pasarlo con Taemin y no con un montón de personas que se dedicarían a hablar y a opinar sobre fotografías de una revista que a él no le importaba.

La nariz del castaño le revisa cada rincón de su rostro y cuello, aspirando su perfume y provocando unas suaves cosquillas que hacían sonreír a Minho.

-      ¿Tengo algún olor desconocido que no pasa el radar de Lee Taemin?

-      Hueles tan rico.

A cigarrillo de medianoche y a café demasiado cargado porque esas ojeras significaban algo más que cansancio.

Taemin vuelve a ponerse de puntitas y vuelve a unir sus labios con los de Minho, solo que mucho más corto que antes.

-      ¿Interrumpí algo? ¿estás en clases?

-      No, estamos practicando con Jongin. Nada importante la verdad.

-      Nos está espiando desde la ventana –había intentado verlo, pero ya no podía si veía su rostro directamente hacia él-. ¿Nunca se comportará como una persona normal?

-      Es anormal desde que nació.

Taemin vuelve a acercarse efusivamente, enredando sus manos con las de él y sonriendo sobre sus labios hasta llegar a besarlo.

Ya no le importaba tener mil ojos encima, de hecho, prefería tenerlos y que todos supieran lo feliz que era capaz de ser con solo ver a esa persona.

A ese maldito ser humano que jugaba con sus sentimientos como se le diera la gana.

-      Te eché mucho de menos.

Minho le besa cada trozo de piel de su rostro y Taemin entrecierra los ojos, estrechándolo con ambas manos desde la cintura.

-      Y yo mucho más –susurra con los ojos cerrados, dejándose querer-. Odio no verte todos los días.

-      Ahora me quedaré un poco más. El miércoles recién tengo que ir a entregar unas fotografías.

Lo mejor que le pudo haber dicho. Lo mejor que le pudo haber pasado a esa semana de mierda en donde dejaría de ser tan imperfecta si Minho podía acompañarle a todos lados.

Ya fuera por iniciativa propia o por obligación.

(Porque a veces Minho amaba quedarse en la librería de su padre, leyendo cosas que a él le parecían aburridas, pero de las que Minho terminaba relatándole por horas enteras y que él amaba escuchar, quisiera o no).

Taemin roza su nariz con la del alto y susurra porque todo le parece mejor y más sincero cuando le habla de esa forma.

-      No te vayas nunca.

La risa de Minho es juguetona, pero no demasiado fuerte como para romper la armonía que había entre ambos.

-      Si no me voy nunca, tu mamá me terminará odiando y echando a patadas –susurra sonriendo-. Ya me es incómodo quedarme tanto en tu casa, siento que le molesta.

-      No se molesta. Es solo que no está acostumbrada a tener cada mañana un hombre en calzoncillos sobre su sillón.

Un chico que le gustaba dejar caer una pierna mientras dormía, al igual que el cubrecamas, que más que cubrir, solo se dedicaba a mostrar lo que a la mujer le hacía sonrojarse.

A veces Taemin alcanzaba a bajar antes que su madre y tapaba a Minho hasta dejarlo de forma decente, pero otras veces, la mujer solo pasaba de largo con las mejillas rojas y una mano casi sobre sus ojos para no ver eso que hacía que su hijo se derritiera en cosa de segundos.

-      Tu deberías dormir conmigo en el sillón. Solo Capuccino me acompaña.

-      No soy contorsionista, Minho.

Y menos mal que no alcanza el “yo creía que sí” de Minho, porque ya no caminaría con tanta felicidad ni con sus dedos enredados a los de él, sino que le miraría con odio e incluso le pegaría un manotazo en el cuerpo porque era un pervertido de mierda.

(Que le encantaba inevitablemente, cuando le oía así).

Empiezan a caminar sin soltarse y sonriendo ante decenas de personas que movían la cabeza acorde a lo que avanzaban. Minho le miraba sin detenerse y Taemin le acariciaba con la yema de su pulgar por sobre la mano.

Todo delicado. Cada cosa disfrutándola como si la hicieran por primera vez.

Minho empuja la puerta de la facultad y Taemin pasa, acostumbrado a sus modales de esposo perfecto.

-      Jongin muere por saludarte, estoy seguro, solo que no baja porque es tonto.

-      Me siento querido por los Lee.

Comienzan a subir la escalera de forma casi sincronizada hasta que Taemin se queda colgando en un escalón, pero sin soltarle. No aún.

-      Echo de menos a mi papá.

Minho sonríe de forma tierna y levanta una mano hasta alcanzar su mejilla y rozarla con cuidado.

Taemin siempre le hablaba de su papá. No con tanta pena como antes, pero lo recordaba. Y a él le gustaba ser parte de eso.

-      Tengo ganas de ir a verlo.

-      Quiero que me acompañes, Kai siempre se niega a ir y estoy seguro que no va desde el funeral.

-      Vayamos hoy en la tarde o mañana o cuando quieras –terminan de subir las escaleras y Minho coloca su mano dentro del bolsillo trasero de Taemin-. Debe estar odiándome porque te tenía abandonado.

(Y porque ya ni siquiera le importaba que la gente mirara mientras él le tocaba el trasero a su hijo que no se quejaba ni una sola vez).

-      Sí, te debe odiar mucho.

Taemin se acerca a morderle la mejilla y él sabe a que se refiere. Tanto a su mano como a su actuar.

-      Vine hace dos semanas, eso no es tanto.

-      Para mi es mucho.

Pero parecía que no había sido lo suficiente porque cuando Minho entró a la sala en la que ensayaban, Kai necesitó tres segundos para empujar a su hermano hacia un lado y jalar a Minho contra su cuerpo y comenzar un fuerte abrazo de palmadas y palabrotas que su madre no estaría orgullosa de oír.

Admitía que todo lo que no era capaz de expresarle a su hermano, a Minho sí lo hacía. Y le acariciaba, y le tocaba y le pegaba. A veces todo junto, a veces por separado.

Tenía una especie de devoción hacia él.

-      ¿Tanto me extrañaste, Jongin?

El moreno se separa y le da un sonoro beso en la mejilla que saca carcajadas en el alto.

-      Si Taemin habla tanto de ti, me hace extrañarte más, Choi.

Sin embargo, tanto roce y tanta necesidad por sentirse, a Taemin no le gustaba demasiado. De hecho les miraba desde un par de metros, con los brazos cruzados y una mueca en los labios que no significaba nada bueno.

Al menos no para Minho, que desde hace dos semanas no le tocaba.

-      ¿Por qué me miras así?

El alto se le acerca y utiliza el recurso de bajar el labio en forma de puchero porque es su mejor jugada cuando quiere ganar.

-      Por nada.

Y simplemente le deja de pie, abandonándolo, para ir a ordenar sus cosas que estaban dispersas en un rincón del lugar.

-      Huele a celos.

Y tampoco esa intervención de Kai le ayudaba mucho.

-      ¡Cállate, negro!

Ni menos esa respuesta de parte de Taemin.

Minho se queda en el medio de ambos, mirando de un lado a otro intercaladamente, hasta que se encoge de hombros junto a Jongin y camina lentamente hacia Taemin, agachándose con él y pasándole las cosas para que las guardara en su mochila.

Solo que Taemin no se las recibía con tanto amor como antes.

-      A ti te quiero mucho más que a Kai.

Pero ni siquiera le importa porque no le mira ni le besa, solo sigue guardando ese montón de cosas que parecían nunca acabar.

(Y las palabras que tenía que usar Minho ahora, solo tenían que ser las precisas. Las que hicieran que Taemin levantara la cabeza y le sonriera como tanto le gustaba y que le hicieran asentir a su favor. El alto cuenta mentalmente los segundos que pasan y termina de ayudarle a guardar cada cosa que parecía repartida en el lugar).

Dos roces de manos y Taemin aún no quería hablarle.

Puto Kai.

-      Hoy podríamos salir a cenar.

Taemin le mira de inmediato y Minho se siente un ganador.

Grande Choi.

Las citas románticas nunca fallaban. Eran la debilidad del castaño.

-      ¿Dónde? Tengo ganas de comer comida tailandesa.

-      ¿Puedo ir también?

Jongin. El hermano más entrometido que podía haber y el que hablaba cuando no debía hacerlo.

Taemin voltea su cabeza casi con odio, mientras Minho solo prefiere no hacerlo.

-      ¿Y a qué quieres ir tú? –inquiere el castaño, mirándolo con desdén.

-      A comer. ¿O irán a hacer cosas sucias después?

-      Que te importa.

-      Haremos cosas asquerosamente sucias así que no puedes ir –interrumpe Minho en el momento exacto-. Si quieres te puedo comprar una pizza en el camino.

-      No le compres nada, que se compre él.

Pelea de celos y de posesión desde donde se mirara.

Taemin parece capaz de gruñirle en cualquier minuto a su hermano, mientras Kai, más que enojarse, parecía disfrutar la escena.

Y Minho… él simplemente seguía demasiado incómodo en el medio de ambos.

-      Lo siento –se encoge de hombros, viéndose casi despreocupado-. Tu hermano me manda.

Su hermano le pedía cosas que él podría negarse, pero que nunca hacía. A veces le conversaba sobre cosas imposibles y Minho buscaba la forma de hacerlas posibles.

Kai siempre molestaba a Minho por hacer todo lo que Taemin quería. Minho ni siquiera podía contraatacar.

Sabía que tenía razón.

-      ¿Te vas con nosotros o seguirás aquí?

El mayor de los hermanos se cuelga la mochila a la espalda y enreda su mano con la del alto y Kai solo niega con una mueca de asco.

-      Me quedo. Tengo cosas que hacer.

-      Mmmm… ¿y cosas con quién?

Jongin consigue ser más sospechoso cuando no quiere y más sonrojado cuando no lo espera.

Estaba delatándose solo.

-      Que te importa. Váyanse a su cena romántica y déjenme solo, parecen casados.

-      Eres envidioso –contraataca Taemin, aferrándose más a la mano de Minho.

-      Como usted diga, señora Choi.

El apodo favorito de Jongin y el que hacía reír a Minho.

(Y el que usaba también este último, cuando pedía por un poquito más de Taemin).

El castaño le gruñe cuando pasa cerca de él, mientras Minho solo sonríe porque ya estaba acostumbrado a estos ataques de celos en donde siempre estaba en el medio.

Porque sabía que con una simple cena romántica, Taemin era capaz de sonreír mucho más que antes y también quererlo de esa forma tan enfermiza que lo caracterizaba.

Minho nunca supo desde qué momento la gente comenzó a verlos como un matrimonio. Ni mucho menos, cuando esa idea, dejó de parecerle tan incoherente.

**

-      Me relaja estar aquí.

-      Y a mi.

Minho vuelve a cerrar los ojos cuando siente la mano de Taemin acariciándole el flequillo, mientras él se apoyaba sobre sus piernas y tomaba todo el sol que Seúl le había quitado.

Llevaban flotando en el medio de un lago más de una hora y sentían que apenas llevaban segundos.

-      Quedaremos como Kai –bufa el alto, rodando un poco sobre sus piernas para poder mirarlo mejor-. Estamos quemándonos vivos.

-      No me importa si así estoy junto a mi padre.

Minho fue el de la idea de querer ir a verlo. Apenas despertó insistió tantas veces, que Taemin solo se dedicó a asentir y a caminar aferrado a él cuando llegaron al lago en que habían dejado ir las cenizas.

No hubieron lágrimas de dolor ni sollozos que no le dejaron respirar (y que Minho había esperado) sino que solo hubo un Taemin demasiado calmo que arrastró un precario bote de madera y se subió a él con ayuda de Minho.

Taemin solo quería estar con su padre. No pedía más.

El moreno se sienta en un borde del pequeño bote y asoma su cabeza hacia el agua, empujando los lentes de sol que se deslizaban por el tabique de su nariz.

-      ¿Por qué le gustaba este lugar?

-      Cuando estaba joven le gustaba pescar. Siempre nos traía aquí con Jongin y estábamos por horas.

-      ¿Sabes pescar? –se voltea y le mira son una sonrisa en los labios-. ¿Por qué no sabía eso?

¿Por qué no lo tenía anotado en mis cosas favoritas de Lee Taemin?

El castaño le mira divertido y se encoge de hombros pareciendo un pequeño niño de cinco años que lo habían descubierto en una travesura.

-      Yo no sé –susurra avergonzado-. Nunca aprendí porque siempre me aburría cuando veníamos. Solo me dedicaba a abrazar a mi papá y a preguntarle cuanto faltaba para que saliera un pez del agua.

Y eso, sin duda, también tenía que ir anotado en su lista de cosas favoritas de Taemin.

Minho apoya ambos brazos en el borde de una tabla de madera y sonríe más grande aún, achinando un poco sus ojos.

-      A veces eres una ternura –admite.

-      ¿A veces? –arruga la nariz y vuelve a sonreír-. Siempre.

-      No exageres. Conozco tu lado furioso y no eres una ternura.

Especialmente ese que lo hacía salirse de si y le tomaba desde el cuello y le apretaba y le mordía las mejillas y el mentón y la clavícula porque se desesperaba.

Porque no soportaba que Choi Minho existiera en su vida.

-      Bueno, la mayor parte del tiempo –admite, rodando los ojos-. Soy como Capuccino que se enoja cuando lo molestan.

Y cuando lo sacan de sus casillas y cuando le clavan mucho el dedo en la cintura porque Minho me duele.

-      No sabía que eras un gato –inquiere divertido-. ¿También maúllas?

-      No, pero muerdo.

Se lo demuestra, atrapándole el antebrazo con sus dientes y apretando un poquito para hacerlo sufrir. Pero Minho no se dio ni por aludido porque solo levantó una mano hasta su cuello, enroscando sus dedos como si acariciara el lomo de un gato.

-      Ronronea.

-      Nooo –le pega con la mano y retrocede rápido-. Me da cosquillas.

El bote se balancea con sus movimientos y Taemin se burla del rostro de impresión de Minho.

Apenas llevaban un día juntos desde que el mayor había llegado a Busan y Taemin podría decir que se sentía más feliz que nunca.

-      Quiero aprender a pescar –le interrumpe.

-      Podríamos intentar la próxima vez, todavía deben estar las cañas de mi papá en casa.

Y en plena tarde, con el sol pegando de manera salvaje sobre sus rostros, a Minho se le ocurre la idea de que Taemin hable con su papá. Que le pregunte como está y qué hace porque seguramente le estaba escuchando en algún lado del planeta.

Taemin tuvo mucha vergüenza, pero lo hizo.

Si Kai hubiese estado ahí o su madre, no habría sido capaz, pero con Minho mirándole con esos ojos demasiado grandes, expectante, no le fue tan difícil como creyó. El “hola papá” no fue terrible de pronunciar ni mucho menos cuando el alto se acostó en el bote y cruzó sus manos sobre su abdomen, escuchando atento.

Era algo extraño, pero que le hacía sentir demasiado bien. Como si estuviera liberando eso que siempre se guardó y no se creía capaz de expresar.

-      Mi mamá está bien. Sigue igual de bonita y sigue usando esos vestidos que a ti te gustaban tanto –Taemin sonríe tímido y Minho no se cree capaz de quitarle la vista de encima-. Jongin sigue igual de idiota como siempre. Metiendo su nariz donde no le incumbe y metiéndose mucho en mi relación con Minho… ah sí, Minho también se ha portado bien –fija su vista en él y vuelve a sonreír-. Muy bien. No tienes de qué preocuparte. Y yo… yo estoy bien. Estoy viviendo en Busan con mi mamá y Kai. Voy a la misma facultad que él y somos compañeros en un par de clases, aunque me gustaría que no fuera así. Por supuesto a mi me va mejor, sé que lo asumes… a veces no sé si fue lo mejor que pude haber hecho al irme a Seúl, siento que perdí tiempo preciado contigo, pero… pero no sé. Espero que me entiendas, papá.

El movimiento del bote es brusco cuando Minho vuelve a sentarse, estirando sus piernas frente a él para mirarle serio.

Muy serio. Como si algo no hubiese calzado como debía, dentro de su cabeza.

-      Si no te hubieses ido a Seúl…-susurra serio-. No nos hubiésemos conocido.

-      Es por eso que no me arrepiento del todo.

-      Me habrías visto saliendo en una página social de mierda –continúa, ignorando su comentario-. Casándome con…

-      Es mejor que no digas su nombre.

Mucho mejor.

Minho se acerca al borde del bote, incómodo, mientras Taemin no le quita los ojos de encima sin saber exactamente que decirle. Solo que cuando el alto se puso de pie y se quitó la camiseta y los pantalones cortos en tan solo un par de segundos, sintió que las palabras sobraban y que el impulso que tomó fue demasiado grande porque le salpicó mucho agua cuando se zambulló.

Minho le mira con el cabello pegado a su rostro, mientras flotaba cerca, con una sonrisa que inevitablemente le contagió.

-      ¿Estás loco? –se burla.

-      ¿Por qué? ¿qué hice?

Estar aquí. Soportarme. Escuchar la conversación con mi padre sin reírte. Existir. Seguir soportándome. Y dejarme respirar tu mismo aire.

Y por muchas cosas más.

Taemin se pierde en el tiempo y no deja de mirarlo y Minho se incómoda, pasándose la mano por el cabello para levantarlo y fruncir el ceño.

-      ¿Qué tengo? –sigue pasándose la mano, solo que ahora por la nariz-. Ven a bañarte conmigo y con tu papá.

-      No quiero –arruga la nariz-. Está helada.

-      Hace mucho calor, no seas quejón y ven conmigo.

-      ¡Está sucia el agua, Minho!

-      ¡Tú también eres sucio, Taemin!

El hecho de que le responda en el mismo tono y con el rostro arrugado, sin dejar de mover los pies bajo el agua, hace que todo sea, inevitablemente, más divertido.

Taemin se acerca al borde del bote y se apoya con ambas manos, mordiéndose el labio inferior, expectante.

(Y llegando al punto de casi convencerse de bañarse con él).

-      Está muy hondo…

-      No voy a dejar que te ahogues, no seas tonto.

-      No. No quiero.

Terco como solo él podía ser. Frustrante como pocos eran capaces de sacar de quicio a Choi Minho.

Ese mismo ser humano que de un momento a otro, se volvió un esquizofrénico de tomo y lomo y empezó a lanzarle todo el agua posible encima, empapándolo en un solo instante y dejándolo con la ropa pegada a su cuerpo.

Más de lo que hubiese querido y de lo que le hubiese creído capaz de hacer.

Taemin se levanta con pesadez y le mira con los labios entreabiertos sin poder creer lo que acababa de hacer.

-      ¡LEE TAEMIN, MÉTETE AHORA!

-      ¡Tengo frío!

-      Eres un aburrido.

Y se aleja como si eso le sirviera de algo.

Como si el hecho de que hubiese ido a nadar en una vuelta imbécil, hubiese hecho reaccionar a Taemin que le seguía mirando con odio cuando se le acercó al bote. Con cara de pena. Con esa cara que le era difícil soportar a cualquier persona.

-      Taemin –susurra, subiendo los brazos y apoyándose en la madera-. Mi amor, ven a bañarte conmigo, por favor.

Pero ni siquiera alcanzó a responderle, cuando el alto hizo un movimiento tan rápido, que lo único que pudo hacer fue a atinar a taparse la nariz y a dejarse hundir en esa agua que hubiese evitado tocar en todas las formas posibles.

Las algas se pegaron a su cabello y fue capaz de sentir cada microbio por su cuerpo, apoderándose de él y de su sistema inmune.

O terminaba infectado con alguna extraña enfermedad o las algas le comerían el cuerpo.

-      ¡Eres idiota, Choi!

Mueve el brazo tirándole agua, pero el alto solo sonríe feliz, disfrutando mucho más que antes.

-      Yo también te quiero.

-      ¡Estás loco!

Pero Minho no alcanza a sacarle el alga que tenía pegada en la frente, cuando Taemin se afirma en él tan fuerte, que solo consigue hundirlo y obligarlo a tragar más agua de la que nadie hubiese querido.

-      Me estoy –tose y vuelve a hundir-. ¡Me estás hundiendo, Taemin!

-      ¡Dijiste que no dejarías que me ahogara!

-      Pero no me –y lo vuelve a hundir mucho más tiempo que antes-. ¡No me mates!

Le cuesta hacerlo, pero lo logra.

Termina relajándose lo suficiente para mantenerse flotando y a la vez respirar.

Intenta decir un par de cosas, pero solo le salen palabras entrecortadas solo de lo asustado que está. Minho se mueve un poco y apenas nota cuando ya estaba apoyado en su espalda, con los brazos rodeándole el cuello, tal como hacían los koalas a los árboles.

Minho nada y él nada con él. Sus piernas enredadas alrededor de su cintura y se da cuenta que pocas cosas podrían superar esto.

O nada.

Porque solo Minho podía convertir en agradable lo que le ponía con nervios de punta.

Es Minho. Su Minho.

Taemin sonríe contra su espalda desnuda y le besa suave sobre la piel, acostumbrándose a esto. Dejándose querer por esto. Por lo que les había sacado de quicio tantas veces.

Minho nada por largos minutos y nada es capaz de molestarlos.

Hasta que sus malditas ganas de orinar aparecieron. De la nada. Interrumpiendo todo aquel momento perfecto que pudo haber existido.

El alto se ríe mientras nada hasta la orilla y sigue haciéndolo cuando retrocede lo suficiente para decirle eso que había recordado hace varios días y que aún dudaba si informarle o no.

-      Tae –le mira desde lejos y el castaño voltea solo la cabeza-. La otra vez, hace mucho tiempo, recordé algo que me preguntó tu papá cuando yo estaba borracho.

-      ¿Qué?

Se sube el pantalón que botaba ríos de agua y algas y camina hacia la orilla, mirándolo con un rostro de duda que cambiaría inmediatamente.

-      Que si habíamos tenido… -le cuesta decirlo, pero lo hace-. Relaciones.

-      ¿Y qué dijiste tú?

-      Que… sí.

Y claramente su rostro cambió. A uno de shock y de que no podía creer que le estuviera diciendo eso después de tanto tiempo y después de haber conversado miles de veces con su padre que ya sabía que había perdido la virginidad con ese idiota.

Con el mismo que le mira de lejos, flotando, con una sonrisa tímida.

-      ¿¡Y me lo dices ahora!?

-      Lo recordé cuando no estábamos juntos.

-      ¿¡Y no podías llamarme y decírmelo!?

-      ¡Pero si no nos hablábamos!

-      Te odio demasiado, Choi.

Una piedra vuela contra su cabeza y por poco le da.

Por un par de centímetros que hicieron que Minho abriera los ojos de forma descomunal y casi sin crédito de lo que veía.

-      ¿¡Te volviste loco!?

Probablemente.

-      Era mi papá, Minho –susurra sin poder asumir el cambio drástico que estaba teniendo en su ánimo-. Era… era mi papá.

Ese mismo al que le hubiese gustado que se enterara de otra forma y no justo de la que más odiaba.

Siente a Minho moverse con mucha calma en el agua, mientras comenzaba a arrastrar el bote del que él ya se había olvidado.

No supo como ni porqué, pero repentinamente comenzó a sentirse demasiado triste.

-      ¿Estás muy enojado?

La voz de Minho no le ayuda y Taemin solo retrocede, alejándose lo poco que había logrado acercársele.

-      No –susurra-. Pero vámonos a casa.

-      ¿Qué pasa?

-      Nada –evita su mirada-. Ya me quiero ir.

Y que dejes de saber todo de mi, por favor.

El alto amarra con una soga el pequeño bote y camina lento, sin tiritar de la misma forma que hacía él, hasta acercarse más que antes para quedar frente a su cuerpo, mientras sostenía su ropa seca en una de sus manos.

Le miraba preocupado. No había que ser tonto para no notarlo.

-      ¿Estás bien?

-      Sí.

Una respuesta no muy segura de si misma, pero era lo único que se creía capaz de dar.

-      Ponte mi camiseta o te enfriarás.

Asiente sin mucho entusiasmo, pero solo alcanza a quitársela porque las fuerzas repentinamente fueron nulas.

Minho sabía perfectamente que era lo que le pasaba, pero a veces hasta a él mismo se le hacía difícil hacerle notar todo lo que le conocía. Se avergonzaba de si mismo.

(Pero nunca soportaba verlo así. Por mucho que quisiera aguantarse).

-      No estés triste –murmura con mucho cuidado-. Él está bien.

Sin embargo, Taemin no aguanta demasiado y solo asiente sin estar consciente de sus movimientos, comenzando a botar leves lágrimas que a Minho le hubiese gustado no ver.

(Pero que se obligó a secar. Igual que el resto de su cuerpo).

-      A veces… -solloza-. A veces no puedo.

Como cuando llegaba a su casa y se daba cuenta que la soledad era demasiado grande si él no andaba rondando. Si no salía a recibirle con una sonrisa enorme y le susurraba de cerca un “hola campeón” que le hacía sentirse orgulloso y con ganas de ser el mejor hijo posible.

Taemin nunca contaba esas cosas. A veces prefería dejarlas para él porque las disfrutaba más. Como si aún pudieran ser reales.

Minho le seca con su polerón centímetro a centímetro de su piel. Le mira mientras llora, pero sin dejar de tocarlo ni de reconfortarlo aunque fuera un poco.

A veces cree que se deshace con él, pero no deja de secar. Nunca.

-      Llora lo que tengas que llorar –susurra-. No te dejaré solo.

-      ¿Nunca?

Una mirada quebrada que es capaz de deshacer cualquier corazón y Minho sonríe tímido.

-      Nunca.

Un susurro y Taemin se abraza a él. Se pone de puntitas y le pasa los brazos por el cuello, apretándolo y llorando sobre él.

Muriendo sobre él.

Taemin piensa en su padre y las lágrimas caen más rápido de lo que él creía capaz.

Piensa en él conversándole sobre algo que le hubiese costado empezar, pero que hubiese hecho de todas formas. Piensa en lo difícil que habría sido explicarle que la primera vez con Minho no fue terrible y que fue mejor de lo que pensó. Que nunca creyó que de esa forma habría conocido al amor de su vida o a esa persona que le dejaría sin oxígeno.

Incluso piensa en el lugar. En su padre sentado en el sillón, mirándole con una ceja levantada y una sonrisa a punto de escapársele de los labios. Era capaz de oler el café.

Y está seguro que le habría aceptado. Que no le habría rechazado por haber tenido ese tipo de primera vez ni por haberse fijado en alguien que no debía.

El castaño suelta un suspiro y el alto se separa, tomándolo de las mejillas y acariciándolas. Tocándolas con cuidado para tranquilizarlo.

(A veces cuando Taemin le mira fijo, está seguro de que es capaz de ver a su padre a través de él.

99% seguro).

**

Las risas se le contagian a ambos y más a Taemin que parecía estar más cómodo en esa mesa, mientras más pasaba el tiempo. Ya iba en la segunda copa de vino tinto, a diferencia de Minho que aún iba en la primera.

Ambos sentados juntos en la misma mesa, uno al lado del otro, con trajes que nunca creyeron utilizar ni que nunca pensaron que les harían ver tan elegantes, junto a cinco ancianos –entre ellos el abuelo de Minho- que no paraban de lanzar una broma tras otra, eliminando cada rastro de incomodidad que podía llegar a existir.

Taemin nunca creyó que lo pasaría tan bien en el matrimonio del padre de Minho. De su suegro en pocas palabras. Que se casaba por segunda vez y que ahora parecía haber hecho una mejor elección.

El abuelo de Minho hace un nuevo salud –el décimo de la noche- y todos alzan sus copas, mientras Taemin añade un par de palabras y todos ríen al oírlo.

Nadie le miró raro cuando llegó de la mano del alto. Ni la esposa de su suegro, ni él, que le recibió con un fraternal abrazo cuando le tuvo en frente. Nadie susurró ni comentó cuando les vieron pasar, ni nadie puso una mala cara.

Todos sabían que Lee Taemin era el novio de Choi Minho, el hijo del novio. Y que ese chico, justo ese, no se tocaba. Por nada del mundo.

-      ¿Estás aburrido?

La mano de Minho sobre su pierna capta rápido su atención, haciéndolo voltearse y mirarle con una sonrisa sincera.

-      No, ¿por qué?

-      Solo preguntaba por si te querías ir. Hemos estado hablando con estos viejos hace más de cinco horas.

Cierto.

Eran más de las dos y media de la madrugada y ni siquiera lo había notado.

-      ¿Y qué tiene? –toma la mano de Minho que estaba sobre su pierna con la suya y comienza a acariciarlo con cuidado-. ¿No te entretienen?

-      Sí, pero creí que podrías sentirte incómodo.

Y él también lo había creído así.

Taemin apega más su silla a la de Minho, mientras los ancianos se levantan a “estirar las piernas” y a conversar con un par de mujeres mayores que habían visto repentinamente.

-      ¿Quieres irte? –el castaño pega su mentón al hombro de Minho, pasándole una mano por su cintura.

-      Aún es temprano, podríamos ir a otro lado.

-      ¿En tu súper auto?

Minho le mira con el ceño fruncido y suelta un bufido.

Aún no se acostumbraba al exceso de burlas de Taemin hacia su amado Corvette (de colección y muy antiguo y negro y perfecto, como le gustaba describirlo a él) que se había visto obligado a comprar con tanto viaje a Busan. Al menos ya no se aburría dentro de un tren mientras viajaba, ahora lo hacía dentro de su auto.

Su hermoso auto.

-      Te quejabas de que no me compraba nada y ahora me haces sentir como el mayor consumista del mundo.

-      No me quejo –se apoya con un brazo en la mesa, mientras su otra mano no dejaba de acariciarle la línea de la mandíbula-. Me gusta mucho.

Un par de señoras comentan a lo lejos con su padre. Una sin poder quitarles la vista de encima, mientras la otra le pregunta sobre esa tal Yuri con la que había estado por largos años.

El señor Choi no se demoró mucho en dar una respuesta. En decir simplemente que “Esa tal Yuri nunca debió haber existido”.

Los labios de Taemin se pegan en la comisura de los labios de Minho, mientras este se esconde un poco en su rostro, avergonzado de que los miraran (porque sabía que era así) y porque se sentía un poco obligado a tener que portarse bien.

(Y no le gustaba mucho esa idea).

-      Estoy aburrido –susurra cerca de su cuello, escondiéndose.

Pero al castaño poco le importa porque solo sigue acariciándolo, ahora detrás de su cuello, justo al final de la nuca en donde tanto le gustaba a él.

Realmente, odiaba tener que portarse bien.

Mira fijo al castaño, separándose, y este le observa con una media sonrisa sin entender absolutamente nada.

-      ¿Qué?

-      Hay una fiesta a la que podríamos ir –le dice somnoliento-. Deberíamos dejar de ser unos viejos casados. Estoy aburrido de que Kai me diga así.

Pero poco entiende. No sabe si es a causa del vino o de otra cosa.

-      ¿Y a qué?

-      ¿Cómo que a qué? –frunce el ceño-. Taemin, eres bailarín. Tengo que lucirte.

Lucirte.

Le gustaba esa idea.

-      ¿Tienes ganas de bailar? –sonríe.

-      Y de emborracharme.

-      ¿Y tener sexo desenfrenado?

Minho asiente y ese solo movimiento hace que una ola de calor se apodere de su cuerpo.

-      Mucho.

Y él, no se podía quedar atrás.

No cuando las cosas se habían puesto repentinamente de esa forma.

Minho siente su garganta completamente seca cuando Taemin pasa su dedo índice por la crema de la torta, embetunándolo, para luego acercarlo a sus labios y comenzar a limpiarlo lentamente.

Primero la yema, luego a su alrededor.

-      ¿Es necesario?

Taemin se queda con el dedo pegado a sus labios y lo separa, para lamerse y mirarle con una sonrisa de medio lado.

Sabía lo que hacía. No era tonto.

-      A ti te gusta.

Una lamida más y Minho siente un escalofrío a lo largo de su columna.

Dobla el cuello solo para desviar la vista y fijarse en si alguien los observaba. Por suerte, no era así.

-      Y a ti te gusta provocarme –contraataca-.

-      Voy a pasar al baño antes de irnos.

-      Te voy a acompañar, este es lugar es grande y te puedes perder.

La silla chirrea cuando Taemin la empuja con el trasero para salir de ahí, al igual que la de Minho, casi de forma automática.

Los dos se levantan con una sonrisa. Uno más sospechoso que el otro.

El sonido es seco cuando el cuerpo de Taemin choca contra la pared del baño, a diferencia del sonido de sus labios que solo era succión tras succión. Todo era mucha ropa, demasiada ropa, para lo desesperado que estaba.

Manos. Piel. Dedos. Labios. Saliva.

Mucha saliva.

-      Minho, Minho, no.

No puede separarse. No ahora que le sacó la camisa de dentro del pantalón y que sus manos pueden entrar libremente en ellos para apretarle el trasero.

Y no de una manera suave, sino que hasta que le duela. Porque solo de esa forma sabía hacerlo.

-      ¿Qué? –le besa el cuello y se lo lame a la vez, sosteniéndole sus manos contra la pared del cubículo sin dejarle moverse demasiado-. ¿Por qué no?

Pero era imposible siquiera pensar en responder si la lengua de Minho paseaba a lo largo de su cuello y entraba un poco entre esos botones abiertos de su camisa.

-      Puede entrar alguien –suspira casi al borde de gemir.

-      Nunca ha sido un impedimento.

Mierda, Choi. Mierda.

Mierda.

Demasiada lengua para una sola persona.

Taemin quiere afirmarse de algo, pero solo consigue tirar la camisa de Minho más abajo, rozando esa erección que hubiese preferido evitar.

-      Pero… -gime-. Pero es tu familia.

-      Te odio.

Y se separa, así como así.

Dejándole en un maldito vaivén, con la respiración entrecortada y los labios demasiado rojos para pasar desapercibido.

-      ¿Por qué? –le pregunta angustiado, dándose cuenta que la idea de separar su boca a la de él ya no era tan agradable.

-      Porque me tientas y después me haces sentir culpable.

-      Lo siento –le besa corto, pero le cuesta separarse-. Vayamos a otro lugar.

Minho se sube los pantalones que ya tenía a mitad de trasero y le mira con el ceño fruncido en el mismo instante en que el sonido del cierre le hace tragar saliva.

-      A una ducha fría necesito ir.

Detente, por favor.

Pero no pudieron ni lo hicieron.

No hubo una ducha fría ni una segunda oportunidad, sino que solo un masaje en su entrepierna mientras manejaba, que le hizo quedar con la dignidad pendiendo de un hilo y algo más, que prefería no nombrar.

*

Minho apoya una mano en su cintura y Taemin se estira un poco hasta alcanzar a escucharlo.

Era imposible siquiera escuchar tus pensamientos con esa música tan fuerte y atronadora.

-      ¡Voy a buscar una cerveza! –le grita Minho cerca del oído-. ¿¡Qué quieres tomar!?

-      Eh… no sé, ¡cualquier cosa!

Minho asiente con dificultad y le besa rápido antes de internarse entre esa masa de gente que más que bailar, parecían bailes de… apareamiento.

Taemin abre un poco los ojos cuando ve a una chica ponerle la pierna encima a su novio (o al menos creía que era eso), sin dejar de bailarle ni de mover su pelvis como una verdadera loca.

O Minho lo había traído a una fiesta del sexo o la gente de clase alta solo sabía disfrutar de esta forma.

(Y él no podría negarse a no bailarle de esa forma a Minho si todos lo hacían así. Lamentablemente el alto tendría que aguantarlo

Lamentablemente).

Pero cuando le golpean en el hombro, la canción deja de ser tan pegajosa y las ganas de bailar con Minho cuando volviera con las botellas de cerveza, se le quitan repentinamente.

-      ¿Estás ciega? Ten más cuidado.

Pero no tendría cuidado ni estaba ciega. Yuri le miraba con un vestido negro ajustado y con esa larga cortina de cabello negro sobre sus hombros, mirándole con una sonrisa irónica y casi divertida.

No necesitó una cerveza para que su garganta se volviera agria. El solo hecho de verla a ella, ya había sido suficiente para envenenar lo más grato que pudo tener esa noche.

Yuri le mira de arriba abajo y Taemin odia que haga eso. Odia todo lo que haga.

Especialmente que respire.

-      Que coincidencia más grande. No sabía que hoy dejaban entrar gratis a los maricones.

La música es demasiado alta, pero no lo suficiente como para que Taemin no le escuche y no quiera matarla ahí mismo.

Pero Taemin siempre había esperado esto. Desde hace bastante tiempo ya.

Siempre había esperado, lo que esa maldita mujer se merecía. Porque ahora estaba solo, sin Minho a su alrededor, sin Minho diciéndole que no se amargara por ella.

Pero se lo merecía. Yuri se merecía lo que estaba a punto de pasar.

-      Y yo tampoco sabía que dejaban entrar gratis a las zorras.

(Y lo mejor de todo, es que esto recién estaba comenzando).

La chica apenas parece ofendida con su comentario, sacudiendo su cabello hacia un lado y quedándose con los labios un poco entreabiertos como si estuviera en una especie de shock.

Mínimo, pero algo había conseguido.

-      Supongo que lo dices por ti –le grita-. Ah nooooo, cierto que a ti te conocían como la perra.

Taemin siente como la sangre comienza a hervirle y como su cuerpo comienza a sulfurarse tanto por el calor del lugar como por el odio que estaba sintiendo.

Y que lo estaba superando.

Pero tenía que calmarse. Tenía que ser sabio y usar solo las palabras necesarias si quería tener un efecto en ella.

Porque ahora no lo derrotaría. Ahora él se encargaría de hacerla sufrir de la misma forma que había hecho él.

Y ojalá fuera más.

-      ¿Perra yo? –suelta una carcajada y da un paso hacia ella, amenazante-. Por favor Yuri, que poco te conoces.

-      ¿Y esa novedad que estás solo? ¿ya se aburrió de ti al fin? ¿se dio cuenta de lo común que eres?

Hija de la real puta.

Si no terminaba ahorcándola en los próximos cinco minutos, se merecía un premio Nobel de la paz.

-      ¿De quién mierda hablas? –no deja de sonreír, sin querer dejarle en claro que su comentario le había dolido-. ¿De Minho? a la única zorrita que han dejado aquí es a ti.

Y estira su mano hasta alcanzar su mejilla y acariciarla con cuidado.

(Y cuando la toca, le dan más ganas de arrancarle esa maldita y perfecta piel que tenía).

Yuri mueve un brazo de forma brusca, alejándolo y mirándolo con asco.

-      ¿Qué mierda te crees tú para decirme zorra? Zorra serás tú, pendejo de mierda –le escupe cerca de la cara-. Lo único que hiciste fue mover un poco el trasero y ganártelo como la puta que eres.

Al menos podía asegurar que a Minho si le gustaba eso.

Taemin ya no sonríe y no se sigue acercando porque su presencia le molesta y le hace arrugar la nariz porque su perfume era demasiado dulce. Demasiado avasallador y demasiado de clase alta.

-      ¿Y tú no hiciste lo mismo? –contra ataca comenzando a subir el tono-. Por lo que recuerdo, a ti ni siquiera te amaba un poquito.

-      Pero digamos que al nivel que bajó fue radical. Radicalmente pobre.

La iba a matar.

De la peor forma.

Los dedos le picaban y las manos comenzaban a agarrotársele porque necesitaba tener su cuello entre ellas y ahorcarla y obligarla a suplicar y pedir perdón.

Hasta que se arrepintiera de hablar mal de él y de su familia.

-      Al menos yo no estoy con él para caerle bien a mi suegra.

-      Uh, ¿aún no logras caerle bien? –la cara de ternura que coloca Yuri le da asco y le dan ganas de vomitarle encima. Incluso le revuelve el estómago-. Al menos agradece que hoy estás conociendo un lugar decente y no solo la cama de Minho, que parece que solo para eso te usan.

Si no llegaba el alto en los próximos cinco minutos, se encontrarían un cadáver en el piso.

Y no necesariamente el de Lee Taemin.

El castaño intenta contar y tranquilizarse y respirar profundamente, pero cuando llega al número mil se da cuenta que eso ya no tiene efecto. No al menos en este tipo de situación ni con ese tipo de persona.

Si Yuri quería jugar sucio, él le enseñaría realmente lo que era jugar sucio.

(Y de lo que Key se avergonzaría y lloraría a gritos).

-      Fui más útil que tú por mucho tiempo… -Taemin parece pensar y acota rápidamente-. En verdad, lo sigo siendo.

Y levanta dos dedos hasta arriba de su cabeza imitando dos cuernos que a la chica le hicieron soltar un grito de furia.

Ya no eran solo ellos dos los que peleaban, sino que eran un par de chicos y chicas que habían dejado de bailar para mirarles.

Y eso inevitablemente, le dio más valentía.

-      Pero solo en la cama, que es para lo único que sirves.

-      ¿Y cómo sabes tú? Ahhhh, Minho te contó como disfrutábamos mientras tú modelabas en tus pasarelas de mierda.

Lee Taemin 1 – Kwon Yuri 0.

-      No, cariño, solo hay que mirarte la cara de puta que tienes para que me de cuenta. Tienes un magister en sexo oral, me imagino.

Esperaba que fuera así, solo que no le había gustado enterarse de esa forma. Ni que le hubiese dicho cara de puta porque su cara era una de las pocas cosas que le gustaba de él.

Y que Minho siempre se encargaba de alabar.

Los gritos y los “uuuuh” que se escuchaban a su alrededor, solo conseguían alentar y alentar cada vez más.

-      ¿Qué quieres que te diga? Tampoco lo puedo negar, es algo que a Minho le gusta –y nuevamente saca más gritos de euforia en los espectadores que se comenzaban a poner a su alrededor-. Ups –se tapa la boca con una sonrisa-. Lo siento Yuri, olvide que tu ex novio nunca te contó que le gustaba metérmela y gritar mi nombre.

La gente vitoreó a Taemin más de lo que el castaño esperaba, mientras la chica deforma de tal manera su rostro, que solo atina a tomar una copa de algún trago extraño y lanzársela en pleno rostro, sin dejar de sonreír mientras el alcohol caía por la cara de Taemin.

-      Toma, para que te enfríes, puta asquerosa.

El castaño escupe un poco y pasa la mano por su rostro, enojándose incluso más que antes.

Esto se le estaba escapando de las manos.

-      Eres una perra.

-      Sí, la misma perra que fue a consolar a Minho cuando lloraba por ti –su rostro de sorpresa hace que su estómago pegue un solo vuelco-. ¿Minho no te contó eso? ¿que yo fui la que sequé sus lágrimas mientras tú lo botabas?

No puede ser.

Por favor no.

Por favor que esté mintiendo.

El olor del vodka hace que Taemin pierda un poco el equilibrio y se maree, mientras Yuri no le quita la vista de encima, asumiendo en lo bien que había estado justo usando esas palabras.

Palabras que duelen y que Taemin no soporta.

Porque dos segundos fueron necesarios para que la chica atinara. Para que se diera cuenta de lo fuerte que le estaba tirando el pelo Taemin, al llegar al punto de casi arrancárselo.

Los gritos de las personas comenzaron a ser más fuertes cuando el chico se abalanzó contra ella, importándole una verdadera mierda si era verdad o mentira lo que decía porque fuera lo que fuera, necesitaba matarla y ya.

No le importan los golpes que ella le da en las piernas con sus tacos aguja ni lo fuerte que le pegaba con sus puños en el pecho porque le arrancaría todo el cabello de su cabeza y ni siquiera sentiría culpa.

Hasta que sintió un grito que le hizo meditar lo que hacía.

¿Por qué justo tenía que aparecer ahora?

-      Mierda, mierda, ¡Taemin!

Minho deja el par de botellas encima de una mesa y corre entre ambos, empujando a Yuri de los hombros, pero solo consiguiendo ganarse un golpe en el abdomen porque no había forma de separar a ninguno de los dos.

Taemin la tenía afirmada desde el cuello, mientras Yuri se aferraba a sus rodillas, pateando todo lo que podía con la idea de romper y afear de alguna forma a ese maldito ser humano que le había quitado al hombre de su vida.

O al que lo había sido.

-      ¡ERES UNA PUTA, YURI!

Un mechón de pelo menos y Taemin sonríe a pesar de lo adoloridas que estaban sus piernas.

-      Y TÚ, HIJO DE PUTA, TE VOY A MATAR.

-      POR LA MIERDA. YURI, SUÉLTALO.

Pero no había forma y era estúpido seguir insistiendo si ambos estaban fuera de sus cabales.

Minho retrocede un poco en ese círculo que se había formado a su alrededor, pasando las manos por su cabello, desesperado y sin dejar de mirar a ese par que poco les faltaba para terminar matándose.

Yuri le pega un manotazo en la cara, pero Taemin no deja de tirarle el cabello ni una sola vez.

-      Suéltame, mierda.

-      ¡BASTA! –Minho logra empujar de alguna forma a Yuri y consigue separarlos con una fuerza que no supo de donde sacó-. ¿¡QUÉ MIERDA LES PASA!?

Taemin queda detrás de su espalda y Yuri le mira con el cabello enmarañado y los ojos a punto de salirse de su órbita.

Nada calzaba en este lugar. Ni la pelea ni el actuar de ambos.

-      ¡ERES UNA PERRA!

Ni tampoco los gritos de Taemin que solo conseguían ensordecerlo si le gritaba así de cerca.

-      ¿¡Y TÚ!? ¡Ahora que llega Minho te escondes, MARICÓN DE MIERDA!

-      Suéltame Minho –Taemin intenta deshacerse de su agarre, pero no lo consigue-. Suéltame, necesito sacarle el cabello.

Pero no lo deja.

Minho se aferra a su brazo y sigue empujándolo tras él, separándolos e intentando colocar aunque fuera una gota de paz entre ellos.

Una paz que parecía más inexistente que nunca.

-      Yuri, vete de aquí.

-      ¿¡Ahora lo defiendes, cierto!? A tu puta barata.

-      ¡La única puta barata aquí eres tú!

Taemin sigue empujándolo intentando soltarse y Minho solo atina a voltearse y a mirarlo de cierta forma como si le rogara porque se tranquilizara.

Porque le sorprendía verlo así. Como si le estuvieran arrancando un pedazo de su cuerpo y él prefiriera morir antes que entregárselo.

Pero justo cuando un hombre enorme se acerca a decirles que se tenían que ir o los sacarían a la fuerza, Taemin empeora aún más la situación y corre a beber la cerveza para contenerla en sus mejillas y escupirla directamente en la cara de la chica, cayendo de lleno en sus ojos y mejillas.

Si no le había quedado claro quién era Lee Taemin, ahora perfectamente podía ser capaz de responder.

Al igual que a todas las personas que los rodeaban.

-      ¡A Lee Taemin nadie lo echa!

Excepto Choi Minho, que no le quitaba la vista de encima, más sorprendido de lo que había conseguido estar alguna vez en su vida.

Por lo que solo atina a agacharse un poco y a tomarlo desde las piernas, para llevárselo, literalmente encima de su cuerpo, sino quería que el castaño se arrancara y fuera a finalizar lo que había comenzado.

Pero por suerte Taemin no luchó cuando se sintió en el aire, sino que solo atinó a afirmarse de los hombros de Minho y a asomar su cabeza sobre ellos, mirando a Yuri con una sonrisa enorme, modulando lo suficientemente claro para que no quedaran dudas.

Minho no fue capaz de ver cuando Taemin moduló MÍO sobre sus hombros.

Y probablemente fue para mejor.

Porque cuando le bajó y le dejó apoyado en su auto, Minho no tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro ni mucho menos de orgullo.

Aunque Taemin ya tenía asumido que sería así.

-      Creo que me merezco una explicación.

-      Ella empezó –contraatacó rápido.

-      Y tú seguiste. Sabes que es idiota, no entiendo porqué la escuchas.

No le gustaba el tono que estaba usando Minho.

Para nada.

Y menos el dolor que tenía en las piernas porque estaba seguro que apenas podría bailar los siguientes días a causa de esa perra de mierda.

-      ¡PORQUE ME LLENÓ LOS HUEVOS, MINHO! –le grita repentinamente.

-      ¿Quieres calmarte? Yo no te estoy gritando.

Era cierto.

-      Lo siento.

Taemin se apoya en el auto con su trasero, pasándose la mano por la cara y despegándose el cabello de la frente, que estaba demasiado asqueroso con ese trago que le había lanzado encima.

Minho abre la puerta del copiloto y busca por un par de segundos un par de pañuelos desechables y sale, mirándolo aún con el ceño algo fruncido.

-      ¿Qué te tiró? –se acerca y lo huele con cara de asco-. Hueles asquerosamente a alcohol.

-      No sé –hace un puchero y Minho deja de fruncir tanto el ceño-. Estoy seguro que tengo sangre.

Un método de persuasión, pero que sin dudar le funcionó porque Minho acortó la distancia y lo tomó desde la cabeza, tocándolo con cuidado y revisándolo.

Ya no lo odiaba tanto y eso le hacía sentir algo mejor.

Los dedos de Minho le escarban con cuidado el cabello, empujando un par de mechones y sosteniéndolo de los costados de su cabeza con mucho amor.

-      Te sacó un montón de pelo –suspira.

Agradecía que él también porque no se sentía débil. Tuvo que dejar caer un manojo de pelo justo cuando Minho había llegado.

Todo su trofeo del que su novio no hubiese estado tan orgulloso como creía.

-      No me toques porque me duele.

Pero poco le escuchó porque unos labios comenzaron a besarle con cuidado en cada parte que más le dolía y que suponía que era donde ya no tenía cabello y ahora había solo sangre.

-      Resultaste ser peor que Capuccino cuando pelea.

Sonríe suave cuando Minho se separa y comienza a limpiarle los lugares con sangre con mucho cuidado, mientras él solo agachaba la cabeza y se afirmaba de sus caderas.

Era increíble como sus manos le relajaban de un segundo a otro.

Y como le hacían recordar las palabras de Yuri que le habían hecho sufrir momentáneamente.

-      ¿Es verdad que cuando terminé contigo fuiste a llorarle? –murmura.

Solo que no fue muy necesaria una respuesta cuando Minho se separó de golpe y le miró con esos ojos enormes, más enormes aún.

-      ¿¡Qué!? ¿de qué mierda hablas?

-      Ella dijo que te consoló cuando llorabas por mi.

-      Y tú le sigues creyendo a esa mitómana de mierda.

Taemin se encoge de hombros y Minho vuelve a entrar al auto, quitándose la corbata y botando los papeles sucios en una bolsa.

Admitía que le estaba costando bastante reaccionar, no sabía si era por el exceso de alcohol o porque la adrenalina aún se apoderaba de su cuerpo.

-      ¿Dónde más te pegó?

-      Aquí –pestañea rápido y se toca las piernas-. Con sus zapatos.

Es por eso que le cuesta atinar cuando Minho lo empuja con ternura desde el estómago, hasta dejarlo sentado en el auto, pero con las piernas afuera para que él pudiera revisárselas mejor.

Taemin veía como la gente que salía del lugar les miraba extraño y más aún cuando Minho se agachó y comenzó a arremangarle el pantalón para poder mejor.

El alto evitaba tocarlo para que no le doliera, más aún cuando vio manchones de sangre en esas piernas que siempre parecían demasiado delgadas y femeninas.

-      Tienes sangre –susurra con algo de frustración-. Ambos estaban fuera de si. No sé que hubiese pasado si me hubiese demorado un poco más.

-      La hubiera matado –responde rápido y sin pensar.

-      No –Minho vuelve a tomar un paño, pasándolo con cuidado sobre sus piernas-. No quiero que te relaciones con ellos. A mi no me interesan, menos tienen que interesarte a ti.

-      Pero… pero nos cagaron la noche, Minho.

Lo que menos le importaba a él.

Taemin sigue con la vista cada movimiento del alto. Desde el auto a un basurero y desde el auto hasta él, para volver a dejarle los pantalones como estaban originalmente.

Mientras se los desenrollaba, apenas pudo contener las ganas de querer enredar los dedos entre su cabello que siempre parecía más ondulado.

-      La odio demasiado –susurra llamando su atención-. No quiero volver a verla nunca más. No vengamos más aquí porque odio este lugar.

-      Hey –sus manos frías le logran tranquilizar cuando le toman la cara y le acarician-. Deja de pensar en ella. Ella no se va a meter más en mi vida y menos contigo. Intento olvidar toda esa mierda, así que tú deberías hacer lo mismo. ¿Está claro?

Asiente en el mismo momento en que Minho le toma las piernas y las coloca dentro del auto, para seguir poniéndole el cinturón y terminar con un beso que le dejaba claro que no estaba enojado, sino que solo demasiado asustado.

Porque sabía que Yuri era capaz de muchas cosas.

Eran un poco más de las tres de la mañana y todo lo que habían intentado hacer para eliminar de alguna forma el nombre de “casados” había sido un verdadero caos porque nada estaba de su parte.

En el auto, Taemin solo sonríe cuando la mano de Minho busca la suya mientras maneja, acariciándola con su pulgar y cuando siente esa risa casi apagada o cansada, aumentando poco a poco porque no puede creer que fuera capaz de pelear así.

El vértigo de la adrenalina ya desaparece y deja solo una sensación placentera cuando se da cuenta que Minho de alguna forma, sí estaba orgulloso de él. Aunque no quisiera hacer alarde mucho sobre ello.

Minho fuma un cigarrillo mientras maneja, sosteniéndolo solo entre sus labios, mientras Taemin no le quita la vista de encima simplemente porque no puede. Porque cree que esa imagen, por muy simple que sea, parece demasiado hipnotizante.

-      ¿Te has dado cuenta en lo posesivo que eres?

Se detienen en un semáforo y Minho le mira con una sonrisa, mientras deja caer las colillas por la ventana del auto.

-      ¿Yo? ¿posesivo? Estás exagerando.

Pero la cara de incredulidad del alto solo decía “Taemin, por favor”.

-      Ok sí –admite derrotado-. Sí, lo soy.

Taemin mira por la ventana dándose cuenta cuanto había extrañado Seúl y cuantas cosas habían pasados por esos lugares y que parecían grabados en ellos.

Justo en esa calle por la que iban, Taemin está seguro que Minho estuvo a punto de pelear a combos con un tipo. Está completamente seguro.

-      Y celoso –le interrumpe repentinamente-.

-      Ya basta.

La risa de Minho es más ronca después de que fuma y justo esa, es una de sus favoritas.

-      Pero me faltaba la mejor descripción aún.

Taemin rueda los ojos cuando le mira, asumiendo que le diría una frase más para molestarlo y no justo esa que le dejaría con la garganta seca y el corazón latiendo a mil por hora.

-      Que eres mío.

¿Y cómo no iba a pelear a manotazos por alguien así?

Taemin le besa mientras caminan y mientras suben por el antiguo ascensor. Cuando busca las llaves y cuando Minho abre la puerta y encoge los hombros porque le da cosquillas que le bese justo ahí.

Para ambos era extraño llegar a ese lugar que tenía secretos escondidos por cada rincón, pero por eso mismo, Minho se negaba a dejarlo.

Se quitan los zapatos de forma coordinada y acarician a Mermelada que sale rápido a su encuentro junto a Mandarina, que se estiraba un par de metros más allá.

Minho acostumbrado a esto y Taemin queriendo acostumbrarse aún más.

Busan apenas se lo permitía, pero cada vez que iba a ver al alto, terminaba quedándose un día más porque no soportaba las despedidas y tener que separarse de él.

Minho se quita rápido la ropa, rogando por una ducha en plena madrugada, mientras Taemin solo le espera en la cocina, dándole comer a esos gatos que siempre parecían demasiado obesos.

Hasta que encuentra unas cartas. No solo una, sino que más de diez. Eran muchas y todas sin abrir.

-      ¿Minho? –le grita, sosteniendo una al azar.

Un sobre blanco no decía mucho de quién podía ser.

-      ¿Qué? Estoy sin ropa, ¿¡qué pasa!?

-      ¿Estas cartas?

-      ¿Qué cartas? –Minho abre la puerta de la habitación y le mira desde el final del pasillo, dejándole ver solo su torso desnudo-. Ah, esas, bótalas.

Y vuelve a entrarse.

-      Minho –insiste, gritándole-. Están cerradas, está claro que no las leíste.

Y vuelve a asomar la cabeza, solo que ahora sin una sonrisa de amor, sino que solo un rostro que él conocía y podía describir perfectamente. Era ese que colocaba cuando le hablaban de algo que evitaba o más bien, repelía.

-      Y no las leeré –le explica-. Bótalas, Taemin.

-      Está bien.

Ahora cierra la puerta definitivamente y el castaño sabe que quizás estaba tocando un tema molesto para el mayor.

Pero él necesitaba saber que era o de qué se trataba.

No le incumbía y debía simplemente hacerle caso a Minho, pero era algo más. Era una necesidad por saber quién era la persona que le escribía tanto y él seguía rechazando.

Taemin abre una carta al azar y saca el papel rápido, mirando hacia todos lados antes de desdoblarla. Solo Mermelada lo miraba, y sentía que de alguna forma, ella le apoyaba.

Una caligrafía demasiado femenina y delicada hace que se sorprenda y se acerque el papel un poco más a los ojos, hasta que leyó el encabezado y todo calzó de golpe.

Eran de la madre de Minho, “o de su querida suegra”, lo que explicaba en gran parte su rechazo.

Levanta la cabeza observando la puerta y al ver que esta aún seguía cerrada y que el sonido del agua acababa de empezar, supo que no debía detenerse. Mucho menos ahora que sabía a quién pertenecían.

Minho:

Supongo que la primera y la segunda carta no llegaron a tu dirección porque aún no obtengo una respuesta de tu parte, espero que esta vez funcione. He sabido que te han ofrecido un montón de nuevas exposiciones y que tú ya las has aceptado. Me siento muy orgullosa de ser tu madre porque siempre supe que serías un excelente fotógrafo, es por eso que siempre te apoyé.

Pero he buscado muchas formas de contactarme para hablar contigo y aún no la encuentro. Sigues con tu obsesión de alejarte de la modernidad y no tienes un teléfono al cual llamarte, mucho menos a un celular. He ido un par de veces a tu casa y nunca te encuentro, supongo que es porque ahora eres un hombre muy ocupado.

Yuri también está orgullosa de ti. Ella también quiere felicitarte y llevarte a cenar a esos lugares extraños que tanto te gustan. Incluso tiene ganas de acompañarte a ver a tu abuelo. Ella es una buena chica, cariño, deberías darle una oportunidad y olvidar a esas personas que no necesitas ni que te sirven en tu vida. Espero que sepas a quién me refiero.

Una librería humilde y una familia sin el padre de familia no es lo que tu necesitas. Ellos no están a tu nivel, nosotros sí.

Espero que esta vez si me respondas y me vayas a ver.

Atentamente, tu madre que te quiere mucho.

-      Una mierda.

Taemin rompe el papel en varios pedacitos y hace lo mismo con el resto. Incluso más de lo necesario.

Ya ni siquiera le da rabia el tema si Minho estaba con él a pesar de todo. Que era lo único realmente importante y lo que le hacía respirar tranquilo.

Apaga la luz de la cocina, mientras bosteza, al igual que la del pasillo y la del balcón, casi como si fuera su propia casa. Tapa a Mermelada y a Mandarina con una manta y camina deslizándose por el pasillo hasta llegar a la habitación, aún con Minho dentro de la ducha, lo que le dio tiempo de quitarse esa camisa incómoda y esos pantalones que parecían de la guerra por todos los agujeros que habían dejado los zapatos de Yuri.

Fue casi trágico cuando vio sus piernas desnudas, completamente destruidas y horribles y su pecho marcado con un par de anillos que le habían dejado moretones, lo que le provocó más rabia que antes.

El vaho roza su piel en el momento exacto en que Minho sale del baño, mirándole con el rostro lleno de gotitas de agua, mientras una de sus manos sacudía su cabello húmedo.

Era una imagen demasiado irresistible para quedarse simplemente de pie, así que solo atinó a acostarse y muy rápido.

-      Las leíste.

Le mira desde el borde de la cama, solo con unos boxers puestos y aún sin dejar de expulsar gotitas hacia todos lados a causa de su cabello.

(Y no puede mentir. No si le ve de esa forma y puede observarlo desde su posición, de pies a cabeza).

-      Sí.

-      No quiero saber nada de ella.

Minho al fin deja de sacudirse el cabello con una mano y no sabe si eso empeora o mejora las cosas porque ya no tiene nada en que fijarse más que en su cuerpo casi desnudo.

Casi.

Lamentablemente.

-      Si estás bien así, mejor.

Pero ama, que simplemente, Minho siempre le facilite las cosas. Porque cuando le ve apoyarse con una rodilla encima de la cama y subirse a ella para empezar a gatear hasta llegar donde él.

Se da cuenta lo mucho que lo ama.

A esta hora especialmente. Justo cuando eran las 4 de la mañana y hacía que esa hora, justo esa, se convirtiera en su favorita.

Las gotitas de su cabello húmedo le caen justo sobre la cara y él se desliza, entregándose completamente, hasta quedar bajo su cuerpo, dejándose acorralar por completo.

Resistencia de Lee Taemin: -1000.

-      Hola.

Minho sonríe y Taemin lo imita de inmediato.

-      Hola.

-      ¿Vas a ir a la fiesta de hoy en la noche?

Imposible.

No podía estar diciéndole justo las mismas palabras que le dijo el mismo día que se besaron. Cuando por primera vez conversaron en un paradero y a Taemin le costó mucho reaccionar.

(Y bajarse de esa nube que parecía imposible).

Minho sonríe malicioso ante su reaccionar y él parece hundirse más en una burbuja que recién comenzaba a crecer alrededor de ambos.

-      ¿Por qué? –sonríe siguiéndole el juego e intentando recordar las mismas palabras que había usado ese día-. ¿Vas a ir?

-      Sí.

-      ¿Y vas a ir solo?

-      Con unos amigos, porque ahora estoy soltero.

-      Yo también –se burla.

-      ¡Tú siempre estuviste soltero! –se separa un poco, ofendido de que haya cambiado el diálogo que él se había esmerado en recordar-. No te hagas el divertido.

-      ¿Me vas a comer, Minho?

-      A mordiscos.

Le muerde suave sobre su mandíbula, subiendo un poco más hasta llegar a su oreja, deteniéndose de inmediato porque aún no quería llegar a eso.

Aparte porque Taemin le empujó repentinamente.

-      No todavía –frunce el ceño, siguiendo con el juego-. No te conozco bien.

-      Pero si yo quiero y tu también quieres que pase, Lee –la risa explota en menos de lo que Minho alcanza a controlar, obligándolo a separarse y a darse cuenta de lo idiota que había sido-. ¿En serio dije eso?

-      Me tenías ganas.

Taemin le pasa las manos por el cabello mojado y Minho se afirma, colocando las palmas en los costados de su cabeza para no caérsele encima.

(No aún).

Hace más de un año que se habían conocido y Minho era capaz de decir sin dudar ni una sola vez, que era una de las pocas cosas que valían la pena en su vida.

Por no decir la única.

Minho se muerde en labio, volviendo a ponerse más serio y recordando rápidamente todas las veces en las que se había fijado en Taemin. La mitad, espiándolo a él con Yuri y la otra mitad, flotando en un mundo paralelo al que le daban muchas ganas de pertenecer.

-      Me obligaste a que te tuviera ganas –le susurra.

-      Mentira.

-      Me empujaste en el pasillo –insiste, comenzando a burlarse al recordarla-. ¿En serio usaste esa técnica? ¿la viste en una película romántica?

-      No sabía como llamar tu atención –acepta casi de forma inaudible.

Lo que le hace perder la cabeza.

Un poco.

Solo un poco.

-      Ya la habías llamado.

En aquel momento, en el que el castaño sonrió y sus ojos se achinaron dejándolo ver completamente feliz, Minho era capaz de jurar que se había enamorado un poco más de Taemin. Un poco más de obsesión, un poco más de lo que creía imposible porque estaba seguro que era enfermizo querer tanto a una persona como lo hacía él.

Pero él podía. De alguna forma lograba hacerlo.

(Y no podía hacer nada contra eso).

-      ¿Por qué te ríes? –le susurra sin dejar de sonreír-. Es verdad, te estoy confesando algo que nunca quise decirte.

-      ¿Por qué?

-      Porque no sé. Eras bonito –acorta un poco la distancia y apega sus labios en su oreja, susurrando-. Y porque me gustaba mirarte el trasero.

-      ¿Te gustaba mirarme el trasero? –se ríe, empujándolo desde sus hombros para mirarlo mejor-. Te gusta, Minho, aún, y tocármelo también.

Y sigue asintiendo. Porque tenía mucha razón.

-      ¿Por qué te gustaba?

Difícil pregunta.

La peor que podía hacerle porque se volvería un cursi y un psicópata porque era demasiado extraño que a alguien le pudieran gustar tantas cosas de una persona con la que ni siquiera hablaba.

Una persona que ni siquiera sabía que existía.

-      Porque eras delicioso –asume sin dejar de sonreírle-. Y porque lo sigues siendo.

Con ropa. Sin ropa. Con boxers ajustados.

Y sin ellos, también.

Minho se deja besar lentamente, mientras Taemin se aprovecha y sube una mano hasta su abdomen, comenzando a acariciarlo lentamente.

(Ya le era imposible seguir aguantándose si lo tenía así).

-      ¿Te digo algo bonito? –Taemin apenas lo deja ir demasiado lejos, pero lo logra-. Antes hubiese estado contigo solo porque eras bonito, pero ahora soy capaz de estar contigo aunque tuvieras diez ojos en la cara.

Inevitablemente se sonroja.

Mucho.

Porque nunca aprendió ni aprenderá a comportarse cuando a Minho le dan ganas de decirle esas frases que lo ponen tonto.

-      ¿Tanto me amas?

-      No –susurra sin dejar de sonreír-. Solo quería sonar bonito.

Pero no le cree. Ni una milésima de su cuerpo lo hace.

Taemin cierra los ojos cuando Minho le hace cosquillas con sus labios, besándole cada rincón de su cuerpo porque nunca parece suficiente. Le acorrala cuando se escapa y le atrapa con sus piernas cuando le gruñe porque es injusto que no tenga tanta fuerza como él.

Minho siempre ha tenido una sensación cosquilleante cuando está con Taemin. La tuvo la primera vez que habló con él, la primera vez que le vio y la primera vez que le besó y que lo hicieron.

Nunca se ha ido. Y está seguro, y a veces pide por favor, que nunca se vaya.

Taemin le besa despacio cuando están a punto de caerse de la cama y le toca las mejillas mientras lo hace. Lo acaricia. Lo trata como nunca nadie le ha tratado y solo eso, lo hace sentirse especial. Le hace sentir la persona más afortunada del mundo.

Taemin susurra y Minho le mira serio, quedándose ausente un par de segundos, sin dejar de mirarlo, para luego asentir sin dudar y levantarse un poco sobre su cuerpo.

Lee Taemin era la persona que Minho encontraba más hermosa en todo el mundo y en todos los planetas. Le gustaba tocarlo y darse cuenta que era real. Hacerlo sonreír y ser parte de esa felicidad que su madre en cierta manera, le había arrebatado. Pero sobre todo, podía perder días enteros mirándolo.

Minho decía que habían cosas hermosas cuando se le miraban de cerca y adorables cuando las observabas mucho tiempo.

Para él, Taemin siempre fue así.

“¿Hazme el amor como la primera vez?”

 

Notas finales:

FIN. :C


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).