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Aceptalo o Pierdelo por Yuzuru7

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Notas del capitulo:

Capitulo 2

¿La clasificacion es correcta? Desconosco lo que es apto para todas las edades.

Probablemente lo cambie para capitulos futuros pero no mucho.

 

Gracias por sus Reviews

 

Creo que esta un poco revoltoso informenme si es el caso por favor

Blaise Zabini nació en cuna de oro, hijo de Vain Zabini difunta de Zabini y que dejo su apellido de soltera por lo que ella juro era verdadero amor, a lenguas de todos era para ocultar su desgracia (Su apellido de soltera era “Vedoba” del italiano “Viuda”) Blaise fue criado con todos los lujos que ser rico, poderoso e hijo único otorgan… por otro lado eso incluía todos sus defectos. Era arrogante, vanidoso por herencia, prepotente, orgulloso, celoso y muy astuto. Blaise nunca salía mucho tiempo con nadie, (Eran sus Celos o eso es lo que la lengua común decía, él se definía como sobreprotector) debido a su obsesivo deseo de tener algo formal, que muy pronto aterraban a todos (Excepto al grupo de serpientes que tenía por amigos). Blaise jamás tuvo dudas respecto a sus gustos, le agradaban los detalles, los arrumacos (Pasar horas en la cama entre el sexo desenfrenado y los mimos cariñosos) pero sobre todo que lograran hacerle sentir bien consigo mismo, que mejor que un varón para hacer todo aquello. Con su preferencia bien definida Blaise se enfrentó constantemente a un mundo de tontos y hormonales pretendientes que decían amarle hoy y cansarse hoy mismo, así que contrario a sus propios deseos se alejó de todo posible contacto afectivo… hasta que llego él, nunca le presto mayor atención al pelirrojo amigo de Potter, no a menos que estuviera a punto de golpear a Draco por lengua larga y eso le parecía sensual, creyó durante mucho tiempo que  “Weasel y Popotes” tenían algo… hasta que Ron Weasley comenzó a aparecer en su campo de visión mucho más que antes… lo hacía solo y con la gallardía de un caballero andante, con la fuerza de un joven león sin temor a una mordida, un día una mirada curiosa, al siguiente una sonrisa fugaz, después un roce accidentado… y Blaise era curioso, algo poco común entre su comunidad serpentina. Así que comenzó a rondarle de similar manera. Hoy una mirada altiva, mañana una sonrisa desdeñosa. Después un roce arriesgado, un ligero insulto (perfectamente respondido) como saludo y sin recordar bien en que momento entre el empujón mal intencionado y el susurro viperino, se encontró besándose con Ronald Weasley en una fría noche de lluvia en la torre de astronomía.

Aun pensaba, que ese regreso a Hogwarts para su séptimo año, tras una guerra, tras su nombre y apellido manchado, sus amigos apaleados moralmente, pintaba para ser horrible, pero cambió radicalmente después de 6 meses, encontró en Ron Weasley una gran distracción, el león siempre le besaba con pasión y desenfreno, con ternura y emotividad, le tocaba como porcelana cara y le descontrolaba como brazas ardientes recorriendo su piel. Le susurraba cosas dulces y le narraba candentes deseos con esa siempre ronca y ruidosa voz, en algún momento entre sus noches en la torre o en algún aula vaciá, se supo idiotamente enamorado.

Lo supo cuando despertó con el sol en el rostro, una vieja túnica Gryffindor cubriendo su desnudo cuerpo, un cálido aliento, tranquilo, suave y calmado en su nuca y esos níveos y musculosos brazos, contrarrestando con su morena piel, perfectamente aferrados a sus caderas, evitándole escapar, y sometiéndole a sentir en todo su esplendor el cuerpo que le acunaba como cucharita, resguardándole del frio que la transmutada y desaparecida chimenea había dejado de mitigar.

Actualmente se encontraba sentado en su cómodo sofá, tecleando cientos de pronósticos en su calculador mágico y verificando costos de algunos de los negocios. Suspiro con dicha al notar su creciente éxito. Toma la cálida taza de té llevándola hasta sus labios cuando una sexy sonrisa le saludo desde la fotográfica mágica que adornaba el alfeizar de la elegante chimenea frente a él. En ella su novio (ahora prometido) le abrazaba desde la espalda mientras le hacía cosquillas consiguiendo así que el moreno se retorciera entre sus brazos riéndose y mostrando un rostro tan relajado y libre que perdía el porte de Slytherin (según palabras de sus amigos). Tras sonreír como bobo se puso a recordar…

En aquel entonces llevaba 3 años de novio del pelirrojo, y hacía dos años y medio que habían terminado Hogwarts, Ron estaba a mitad de la carrera de Auror, con varios éxitos en su haber y el ya empezaba a hacerse cargo de los negocios familiares y algunos propios que había montado siendo apoyado y animado por el impulsivo león. Le había dado vueltas al asunto y aun en contra de su naturaleza de desear todo formal se había limitado… pero por fin se decidido a hablar con él al respecto de tener un departamento propio.

–        Ronnie– Blaise Zabini hacia siempre aquel íntimo y curioso ruido que provocaba el ronroneo del nombre del pelirrojo, bueno siempre que quería algo más que arrumacos con su novio, mientras estaban  sobre su cama en alguna de las mansiones de los Zabini.

–        Mmm– respondió el pelirrojo más interesado en tirar de la sensible piel morena que su novio, amante y pareja le exponía con aquella veraniega camisa de lino blanca.

–        Ron, no has pensado que… seria agradable… tener un lugar… ¡Mmm! ¡¡Ahh!! no tan fuerte– se había separado un poco del pelirrojo y es que era un peligro tratar de hablar seriamente cuando su novio estaba abrazándole por la espalda y jugando con la sensible piel de su nuca.

–        Perdón– dijo el pelirrojo riendo y demostrando que realmente no lo lamentaba.

–        Fuuu– Blaise bufo antes de encontrarse bajo la imponente figura de su novio ahora sobre él, apoyando su peso en partes específicas para no lastimar y poder tener al de piel oscura a su merced.

–        Blaise– fue un susurro que termino en un dulce y tierno beso. De esos que compartían cuando las palabras sobraban y sus acelerados pulsos eran lo único que se escuchaba y lo único que necesitaban para saber que lo que ellos tenían era más fuerte que nada.

–        Ron– suspiraba el moreno tras aquel dulce y al mismo tiempo profundo beso, su novio ya se dedicaba a jugar con su cuello y sus botones, sabía que Ron no rompería la camisa, era nueva… y era un regalo del pelirrojo para él.

–        Ron, fui a ver mmm, al asesor, por lo de Ahh los Departamentos– eso basto para que Ron se congelara en ese posición y liberara una bocanada de aire caliente en el cuello humedecido y sensibilizado del Sly que soltó un suspiro dificultoso.

–        ¿Ron?– probo a llamarle tras unos instantes en esa posición en absoluto silencio

–        Yo… – el pelirrojo se levantó sin ver al moreno y se sentó a su lado cerrando los ojos con un rictus serio y pensante. Blaise se reprendió internamente aquello, y aun con el corazón trabado en una especie de circunstancia dolorosa continuo.

–        No es para que te sientas obligado a nada… aún no he decidido, pacte una cita para verlos hoy por la tarde y…–

–        Lo lamento debo irme– el pelirrojo se levantó y recogiendo su túnica de Auror camino sin ver al moreno.

–        ¿Ron?– llamo con dolor en la voz –Ron es solo un departamento, no te estoy pidiendo nada yo… RON– más el pelirrojo se había desaparecido dejando a un confundido y herido moreno, que se mordía con fuerza los labios para no romper en un rictus ridículo (a su parecer) de llanto.

–        Eres un idiota Blaise, tienes algo bien y vas tú y lo arruinas con tus planes a futuro– se reprendía el moreno hundiéndose en la almohada. Después de una breve y rara diferencia de deseos entre él y su amado león

–        Dios pareces un mono apaleado– la siempre distante y silbante voz logro hacerle salir de entre los almohadones, mirando a su mejor amigo de pie en el centro de la habitación de la mansión.

–        Dragón– dijo extendiendo un brazo hacia el rubio que suspirando se acercó a la cama, segundos después tenia al moreno recargado en sus rodillas tratando de contener el llanto.

–        Por Salazar, Zabini ¿me llamaste para verte mariquear?– respondió alejándose del moreno

–        Eres un gran amigo, cabron desconsiderado– riño el otro levantándose y dirigiéndose al baño

–        5 minutos Blaise, el asesor nos vera en 20 minutos y no voy a usar la Red Flu– dijo el rubio, mientras Blaise le mostraba de forma infantil la lengua. Habían recorrido varios lugares en aproximadamente 2 horas.

–        Este me gusta– aun con aquella sensación de opresión en el pecho, Blaise se había propuesto continuar su plan y para ello necesitaba algo suyo. Que mejor que un apartamento completamente pagado por él y sus “esfuerzos” laborales. Aunque hubiera adorado la idea que fuera algo de él y Ron.

–        ¿Estás loco?, es un asco de lugar, ¿qué es eso? ¿Es moho?– y ahora se arrepentía de haber pedido la ayuda de Draco, por mucho que su amigo supiera de propiedades le estaba haciendo sentir peor y odiaba eso.

–        Draco querido, el lugar es genial– serpenteo con toda su irritación en la lengua para evitar que ahora quisiera salir por su boca.

–        Blaise querido estás pensando sentimentaloide, el lugar es un asco, vámonos– el pobre asesor asentía con una mueca aterrada a los caprichos del rubio y Blay trataba de calmarse aun con su actitud impertinente y fome, Draco no tenía la culpa.

–        El siguiente departamento está siendo evaluado por alguien más en este momento, creo que tendremos que esperar dado que la compra está a punto de ser cerrada– decía el pobre asesor agitando su varita sobre la tabla mágica que llevaba

–        Si ese apartamento es bueno, fácilmente mejoraremos la oferta, así que no hay porque esperar, además mientras ustedes no posean el oro físico, sigue en venta– en ese instante Blaise comprendió por que Lucius le tenía tanta fe a Draco para recuperar la gloria Malfoy…El infeliz lograba hacerlo a su manera siempre y tras aquellas palabras que derrumbaron la negativa renuente del asesor los tres se aparecieron justo en la puerta del apartamento. Que era más bien el piso pent-house de un imponente edificio privado.

Tenía un aire similar al del ultimo apartamento pero la zona era más céntrica, las ventanas se hallaban ubicadas en la posición exacta y daban un ambiente iluminado y tranquilo, un largo pasillo conducía de la puerta al hall central donde la elegante chimenea permanecía apagada esperando ser utilizada, las paredes eran perla base y una delgada línea a plomo marcaba la separación entre ellas y el elegante piso de negros azulejos. La zona de la chimenea tenía un desnivel rodeado de un hechizo de permanencia maderoza que incluso emitía un suave aroma a roble aun sin serlo. Blaise se imaginó leyendo frente al fuego una noche de lluvia. Las habitaciones que eran 2 individuales y 1 principal se hallaban perfectamente ubicadas en alas distantes de la casa dándole un aire espacioso y hasta familiar. La cocina era marfil negro y caoba blanca un gusto muy refinado y ostentoso. Y lo que la hacía mejor era el inmenso “jardín” mágico donde las flores eran bañadas por un hechizo protector que las mantenía como dentro de un invernadero sin estarlo. La alberca era rodeada de una alfombra de pasto azul que invitaba a acostarse sobre ella. Y una pequeña habitación hechizada para parecer un pequeño palacio de cristal albergaba el jacuzzi privado y sumamente romántico.

–        Jacuzzi a la luz de la luna– dijo Draco mostrándole el techo hechizado que permitía ver el magnífico cielo sobre el aun siendo muro sólido.

–        Es como el comedor– dijo Blaise recordando el castillo donde pasó tantas cosas.

–        Pero mejor– dijo Draco moviendo un pequeño adorno que logro que el “cielo” cambiara rotundamente.

–        Este es el cielo que se posa en este momento en el Cairo, este es el de Brasil, o que tal ¿Italia?– Blaise ahogo un gemido de asombro ahora veía un hermoso cielo en ocaso, los matices rojos, rosas y dorados mezclándose con el celeste imponente que durante mucho tiempo miro de niño, era el cielo de la toscana, de la Sicilia de su padre, el cielo de roma y Venecia era como volver a su infancia.

–        Es precioso– dijo saliendo del lugar con un nudo en la garganta, siendo seguido de Draco, su asombro se incrementó fuera de aquel pequeño lugar de cristal el jardín era ahora un inmenso campo de la toscana con el cielo aun brillando sobre él.

–        Te gusta– ese susurro lo saco de su ensoñación. Se giró rápidamente hacia un camastro ubicado aun lado de la piscina que ahora se notaba rojiza por el reflejo del cielo encantado.

–        Ron– dijo notando al pelirrojo pulcramente vestido y con una hermosa camelia en las manos (la flor favorita de Blaise)

–        Logre convencerlos de cambiar la Antártida por Italia, sé que siempre te han gustado los atardeceres de tu país, siempre me has dicho que son mágicos, bueno ahora lo son–

–        Ron, yo–

–        Es tuyo Blaise, y  ya está pagado–

–        Vaya y yo que empezaba a planear la oferta– dijo Draco de pronto y Blaise agradeció internamente la intervención del rubio, antes de lanzarse a los brazos del pelirrojo.

–        No sé si esto será para siempre, pero quiero estar contigo mientras dure– el moreno besaba a su amado pelirrojo que sonriendo le rodeo el cuello con sus brazos profundizando el beso

–        Haremos que dure– respondió Ron antes de seguir con su profundo beso.

Su sonrisa se acrecentó con dicho recuerdo y decidió levantarse y empezar a arreglarse después de todo iría a ver a sus suegros para anunciar el tan esperado (al menos por él) compromiso. Giro su anillo con un afecto infinito. Pronto y después de 6 años de noviazgo la mitad de ellos viviendo bajo el mismo techo. Por fin se convertiría en el señor Zabini o ¿Weasley? Sonrió ante ese recuerdo. Y se levantó el agresivo crepitar de las llamas le hizo volverse justo a tiempo para recibir el alterado cuerpo de su prometido

–        Ron, Ron, ¿cariño que pasa? me estas…– el beso fuerte y forzado le dejo callado, el pelirrojo no le estaba mirando directamente pero sus labios se movieron ansiosos sobre su piel.

–        Ron– logro separar el cuerpo ajeno y mirarlo directamente, el salino camino de lágrimas que provenía de los celestes le aterro un poco.

–        ¿Amor que pasa?–  pregunto sujetando el rostro de su hermoso pelirrojo

–        Te necesito solo a ti– la voz entrecortada del pelirrojo, el llanto constante y el hecho de saber que Ron habia visto a sus “mejores” amigos hizo clic en la cabeza del moreno que abrazo con fuerza el cuerpo frente a él, acariciándole la espalda para calmarle.

La madrugada le encontró recostado en el caro sofá alemán, entre sus brazos se hallaba su adorado prometido, durmiendo profundamente después de haber estado en crisis por un rato, Blaise se dedicaba a acariciar su espalda y besar con dulzura los mechones pelirrojos que le picaban un poco en los hombros y pecho… solo una idea rondaba su mente.

“Haría hasta lo imposible para que nada dañara a su amado Pelirrojo”

Notas finales:

En espera de sus consejos y Criticas.

Gracias


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