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¡Seré un buen alumno! por HimeShawol

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Notas del fanfic:

No me reten vale? >//<

Pero si no hacia esto, definitivamente no publicaria nada en... mucho rato :C

Sera el último que publique...-Espero- D:!

 

Tematica fuerte :C

Contenido sexual everywhere ^^-

 

*Con ayuda de la señorita: Kyu~~

 

Gracias!!

Notas del capitulo:

>>2Min Is Real<<

 

¡¡Shipper Fighting!!

 

 

 

 

 

 

Mordisqueaba con algo de presión, pero sin herirlo demasiado. La piel bajo su cuerpo era demasiado sensible y a la mínima brusquedad quedaría una firma con su nombre.

No podía deleitarse con ese placer y ni con la satisfacción de marcarlo con su huella.

-        Hyu..ng—La pequeña boca rosada no podía respirar sin jadear a esas alturas, cosa que los oídos del moreno agradecían.

El menor no participaba activamente, pero le brindaba el espacio y los sonidos suficientes como para estimularle la mente más allá de cualquier caricia tímida y torpe. Sus delgados dedos se enredaban en las sabanas, hundiendo su mejilla ardiente contra la tela.

Las manos de su amante recorrían caminos curvos desde su cintura, pasando por sus costillas y deteniéndose en sus botones. Tan sensibles ahora, que hasta el contacto del aire le hormigueaba el cuerpo, así que… qué decir de esos dedos maestros masajeándolos con dedicación.

-        Ah…¡Ah!—gritó, cerrando fuertemente los ojos debido al tirón poco delicado de su piel.—Minho.-

-        ¿Mmm?—mascullo el otro devorando la compacta oreja, apretándola con sus dientes y llenándola de cálida saliva con su lengua. Recibiendo de premio los espasmos maquiavélicos que la espalda baja de su compañero, obligándolo a alzar la cola y rozar su desnudo trasero contra el miembro grueso, largo y erecto que enloquecía por profanar ese cuerpo hasta romperlo.  

Minho apoyo una de sus grandes manos sobre la cama, al costado del costillar de su víctima y se impulso para acercar su pelvis a las nalgas rosadas, sobándose descaradamente entre ellas, embistiendo cerca de su entrada, con el autocontrol suficiente como para frenar sus sádicos instintos y culminar de inmediato.

-        Hyung—le llamaba el pequeño con los labios separados, haciendo esfuerzos por respirar, aunque ni siquiera el aire fuera suficiente combustible para sus pulmones contraídos—Por favor.-

La voz suplicante y suave le orillo a restregarse contra esa espalda curvada cerrando todo espacio entre los dos.

Y encajaban, perfectamente uno sobre el otro.

La cabeza del pene de Minho tanteaba con paciencia el orificio contraído, el que se tensaba cada que lo percibía, buscando más cercanía y restregándose a lo largo de la longitud infinita de esa verga.

-        ¿Me deseas?—pregunto el mayor con voz ronca liberando el pezón de Taemin para deslizar su mano hasta el miembro desatendido que se erguía entre las delgadas piernas níveas.

-        Sí—gimió desesperando, juntando su mano con la del mayor alrededor de su hombría. Desfalleciendo entre ese tacto vergonzoso y la punta del glande posicionado para ingresar.

 

 

Abrió los ojos con lentitud y pego la mirada en el tejado relamiéndose los labios lentamente, disfrutando lo que había imaginado. Ya no producía saliva y su garganta se carraspeaba, seca, en cada inhalación.

A los cinco segundos de estar despierto sonó la alarma de su celular. Rodo los ojos ante lo inútil y poco agradable que era ese ruido molesto azotando sus tímpanos tan temprano. Alargo el brazo hacia el aparato para detenerlo y de pasada mirar la hora.

Las nueve más quince. Martes, el primero de diciembre para ser exactos y desde hoy se contaba una semana para su cumpleaños.

Se apego el aparato a la frente y se removió entre las mantas. Aun sentía su cuerpo palpitar y quemarle la piel, no dolía en lo absoluto pero era realmente incomodo el estar alerta sin una solución a la mano.

Se levanto algo distraído y comenzó su ritual matutino haciendo algunas variaciones forzosas. Como bañarse con agua fría, por ejemplo.

Cuando bajaba las escaleras escucho alboroto en la planta baja y sonrió entusiasmado. Al ingresar a la cocina encontró a su madre terminando de servir el desayuno y a la nana desaparecer con un montón de ropa entre las manos.

-        Buenos días, hijo—hablo con una radiante sonrisa mientras untaba mantequilla sobre el pan tostado.

-        Buenos—simplifico la respuesta sentándose frente a una taza de café.

Se dispuso a comer cuando distinguió un puesto extra en la mesa.

-        Mamá… ¿Esperas a alguien?—alzó una ceja curioso.

-        ¡Oh! Es verdad—recordó la mujer, caminando apresuradamente hacia la salida—Taemin, está servido.-

Todas las campañitas sonaron y flotaron alrededor de su cabeza cuando el pequeño diablillo que interfería en sus sueños apareció cruzando el umbral de la puerta.

-        Gracias—acotó, mostrando sus dientes blancos al sonreír— Buenos días, Hyung.

-        Buenos—carraspeo su garganta antes de separar los labios y sin apetecerle mirarlo demás fijó en su mente el café como único centro de atención.

Tomaron desayuno muy relajados, tenían tiempo y la Universidad no está demasiado lejos de casa. La madre de Minho se encargo de crear un ambiente ameno y hacerlos parlotear sobre las asignaturas y sus compañeros de clase.

A las nueve menos treinta comenzaron a alistarse, tomaron sus abrigos, bolsos y se despidieron cálidamente de las dos mujeres de la casa. Al salir hacia el jardín divisaron la nieve caer pacíficamente cubriendo el césped de blanco y Taemin se entusiasmó.

-        Es la primera nevada—informo emocionado y corrió hacia el camino de piedras que conectaba la entrada con el estacionamiento para alzar el rostro al cielo.

-        Taemin, enfermaras—reprocho el alto una vez a su lado. Tomó con ambas manos el abrigo verde del menor y se aseguro de cerrarlo como era debido, subiendo el cierre y apretando los seguros de la prenda hasta escuchar un clic.

El castaño sólo se dejo querer por el mayor y observo esos dedos largos protegerlo del frío. Era enfermizo y desde pequeños se acostumbro a que Minho siempre cuidara de él, como ahora.

-        ¿Tu bufanda?

-        ¡Oh!—separo los labios y unió sus cejar preocupado—La he olvidado en casa.

El mayor suspiro resignado, cerrando los ojos y dejándose vencer. Acerco sus manso a su yugular y se quito la prenda para enroscarla bien en el cuello delgado y suave del pequeño. Una vez realizada la acción revolvió el cabello largo que cubría las orejas que él hace unos minutos había tenido imaginariamente entre sus dientes.

-        Gracias—susurro apenado, hundiendo su rostro contra la preciada bufanda de su Hyung.

-        Descuida—acomodo el cuello de su abrigo negro y camino hacia su auto, seguido del menor. Arrancando hacia la Universidad.

En cuanto estaciono el auto descendieron del vehículo y le activo la alarma correspondiente. Taemin le espero con paciencia a un lado del estacionamiento y cuando termino de activar todos los seguros ambos caminaron hacia la salida.

-        ¿A qué hora sales hoy?—la fina voz rompió el silencio con algo de timidez.

-        A las cuatro ¿Y tú?

-        A las tres—dejo pasar unos segundos y concentro su mirada en el camino para reunir valor—¿Te importaría si te espero? Es que no quiero irme solo a casa.

-        ¿Y Kai?—cuestiono concentrado, tratando de que su voz no sonara muy grosera al pronunciar ese apodo.-

-        Jongin saldrá mucho más tarde así que estaré solo—informo apenado, como si pateara piedras al caminar para distraerse. 

Minho apretó los puños dentro de sus bolsillos y contuvo el aliente para no abrir la boca y decir lo primero que se le viniese a la mente.

Cosas malas.

-        Está bien—accedió después de unos rato en silencio, justo llegando al cruce en donde sus caminos se dividían.

-        Taemin—una tercera persona apareció y Minho sólo mantuvo sus ojos entrecerrados, sin despegar sus pupilas del rostro sonriente.

-        Buenos días—saludo, dejándose llevar del lado de Choi para tomar la mano de recién llegado.

-       Me alegra mucho verte. Parecer un osito con tanta ropa—exclamó el moreno y cerró sus labios sobre el cabello castaño, besándolo—Hola, Hyung, gracias por traerlo.

-        Ni lo menciones—hizo un gesto con la mano para cortar el tema y se alejo de la pareja, forzando a sus pies a seguir su camino y no voltear para encontrarlos en una burbuja amorosa.

En cuanto ingreso a su departamento Taemin se difumino en sus pensamientos, seguía ahí, pero no acaparaba toda su atención.

 

 

-        ¿Cómo te sientes?—pregunto su amigo en cuanto se sentó a su lado.

-        ¿Bien? ¿Qué esperas que conteste?.-

-        No lo sé. Tú dime—el castaño con sonrisa mágica saludo a unos compañeros que pasaron frente a su mesa cuando hablo.

-        Si te refieres a lo de Yuri, pues déjame decirte que estoy perfectamente—dijo sin importancia y comenzó a degustar su almuerzo.

Jinki entrecerró los ojos y se acerco peligrosamente a su rostro, más Minho ni siquiera se inmuto por sus acciones. Se dedico a comer su almuerzo como si no hubiera un mañana.

-        Eres de piedra—concluyo, resignado.

-        Supongo—murmuro por lo bajo, maldiciendo a su mente por tener un puto radar para encontrar a Taemin aunque hayan cien mil persona entre los dos. Lo diviso inconscientemente en cuanto puso un pie dentro del comedor.

 Su amigo siguió la dirección que sus ojos perseguían con devoción y sonrió de medio lado.

-        Bueno, no tanto—la satisfacción fue total en su rostro—Tienes debilidades.

No tuvo ganas de reprochárselo o seguirle la charla ¿Para qué? Si hace un par de años con esfuerzo y sudor acepto que ese pequeño era su debilidad, la única y la peor que podía poseer a su juicio.

Distinguió su complexión delgada bajo las capas de ropa que podía firmar le habían obligado a colocarse en la mañana después de berrinches, llantos y quejas. Parpadeo rápidamente en cuanto notó el detalle de que aun llegaba su bufanda ajustada a su piel, a pesar de que hace horas había dejado de nevar.

Sus nudillos se volvieron blancos en cuanto apretó con demasiada fuerza los cubiertos. Era algo mínimo, tal vez su Dongsaneg ni siquiera había notado ese ínfimo gesto y no tenía más explicación que el hecho de que se le había olvidado sacársela. De seguro no tenía más rodeos que ese y su mente le decía que así era.

Pero…

Toda esperanza irracional se fue a la papelera cuando unas manos se cerraron en la cintura de su pequeño con delicadeza. Este se sobresalto, pero en cuanto distinguió a Kai a su espalda siguió caminando como si nada, hablando con su mejor amigo, sonriendo, avergonzándose y dejándose querer por alguien más.

 

 

Cuando su clase terminó guardo sus cosas dentro de su mochila con extrema lentitud. Pero es que no quería encontrarse con el protagonista de todos sus sueños húmedos y ser tan descarado como para pararse frente a él con la fachada de alguien con buenas intenciones. Como si en realidad no sucediera nada.

Se encontraba solo en el salón cuando uno de sus compañeros ingreso a buscar pertenencias olvidadas.

-        Minho, Taemin te está esperando en la entrada—paso el mensaje sin sabes que era un ataque directo a su conciencia.

-        Voy para allá—contentó, saliendo primero del aula.

Bajo hasta la primera planta por las escaleras y en una esquina, apoyado contra la pared, mirando por la ventana hacia el frío exterior lo esperaba el castaño. Sonrió mágicamente ante la imagen. Aun con su bufanda protegiendo ese cuello.

En un camino recto se acerco a su pequeño, le toco el hombro y en cuanto el bajito se volteo sonrió para al mayor.

-        Minho—escucho su nombre provenir en diagonal hacia su posición y se giro.

-        Yuri…—la nombró, viendo a la fémina estupendamente vestida, como la modelo que era.

Taemin se acerco a Choi, bajando la mirada y saludando efímeramente con la mano a la recién llegada. Su gesto fue correspondido con un asentamiento de cabeza.

-        ¿Podemos hablar?—pregunto la chica jugando curiosamente con sus dedos sobre su cartera.

-        No puedo. Debo llevar a Taemin a casa—se excuso fijando su mirada en su exnovia.

-        Pero… Taemin es un chico grande. Por favor, no tengo otro momento—los ojos chocolate le trataban de persuadir con una mirada suplicante.

Minho desvió la atención hacia su pequeño y este solo pegaba la mirada al piso, aferrándose fuertemente a su chaqueta desde atrás. Lee no quería abrir la boca, separar sus labios para contestar era una mala idea.

-        Taemin…

El menor estrello sus irises contra los de Minho con terror en los ojos, partiéndole el alma y dejándole en claro cuál era su opción.

-        Espérame un poco ¿Sí?—ladeo ligeramente su cabeza para crear una atmosfera más amena y dubitativamente el agarre del menor se fue aflojando dejando caer las manos, rozando sus ropajes.

El más bajo asintió lentamente y Minho tiro de su mejilla, con cariño, tratando de cambiar esa expresión triste hasta sacarle una pequeña sonrisa de los labios. Una vez completada su misión se acerco a Yuri dejando a Lee a unos metros más allá.

-        ¿Qué sucede?—hablo tranquilo, notando como la chica se removía en su lugar.

-        Minho yo…—comenzó, tratando de no tartamudear y mostrarse decidida—Aun te amo.

Sus palabras flotaron contra la gravedad y se instalaron entre los dos, congelándose. Un silencio se hizo presente y la dama sintió su pecho contraerse.

-        Yuri, yo no...

-        Es que no entiendo—hablo afligida, tratando de contener su corazón destrozado—¿Qué hice mal? ¿Dije algo? ¿En qué momento me dejaste de querer?

La chica trataba de contener y regularizar su respiración, pero costaba. Demasiado, llegando a ser imposible.

-        Yuri, yo te quiero—aclaro, preocupado por la forma en que la voz delicada se desquebrajaba al hablarle—Has sido la chica a la que más he querido y todo ha sido increíble, todo el tiempo que pasamos juntos fue grandioso, pero…ya no es lo mismo. No para mí.

Le acaricio la mejilla bañada en lágrimas y extendió sus brazos para que ella pudiera refugiarse una última vez en él. La abrazo y paseo sus dedos frío entre su largo cabello ondulado, arrullándola, comprendiéndola. Sabiendo en carne propia lo importante que es tener un soporte cuando estas cayendo.

Apoyo su mentón en ella y desvió la mirada al origen de sus problemas e indirectamente de los de ella también.  Taemin paseaba la mirada por la alfombra y disimuladamente los miraba unos segundos para volver fijamente a la alfombra otra vez.

Cuando el cuerpo de Yuri dejo de temblar la aparto lentamente y sonrió al verla tratar de que su maquillaje no se corriera demasiado por el llanto.

-        No te preocupes—murmuro con cariño, sonriéndole—Estas perfecta.

-       Tonto—se quejo, sonriendo junto a él. Era la primera vez que lo veía desde que él había decidido cortar su relación. Buscaba una segunda oportunidad, pero no había nada que hacer, Minho era un buen chico y si existiera una mínima posibilidad, estaba segura de que se lo hubiera dicho en ese momento.

Se despidieron después de unos minutos entre risas y un ambiente amistoso.

Taemin se removía en su sitio, cambiando de posición cada treinta segundos en su espera. Odiaba que lo hicieran esperar, no tenia paciencia y de milagro un poco de tolerancia, pero le tenía más miedo al quedarse sólo, por eso seguía ahí, esperando a que su Hyung cortara todo lazo que lo atara a esa chica.

No es que en si Yuri le cayera mal, claro que no, pero no le apetecía para nada el compartir a su Hyung con nadie y desde que ella había ingresado a su vida todo se había vuelto un caos.

-        Taemin—le llamo el mayor una vez a su lado—Vámonos.

-        ¿Qué quería?—cuestiono sin ningún miramiento.

-        Conversar.

Rodo los ojos y casi hace chillar sus dientes. Nunca le contaba nada, a pesar de que él era extremadamente abierto con el alto no recibía una respuesta equitativa a lo que entregaba.

Una vez en el estacionamiento, se colocaron el cinturón y Minho arranco hacia su casa. Al llegar, Taemin fue el primero en bajarse y corrió hacia la entrada de la casa de Minho, toco el timbre y saludo.

Minho ingreso a su residencia poco después asaltando el refrigerador de inmediato. Ya con un sándwich y una taza de café se dirigió hacia su habitación en el segundo piso.

En cuanto abrió la puerta una corriente de aire le abrazo el rostro y notó el cuerpo de Taemin apoyado sobre el barandal del balcón que da hacia el patio. Cerró la puerta y dejo sus alimentos sobre su escritorio, caminando desinteresadamente hacia la ventana.

-        ¿Qué tanto piensas?—susurro cerca de la oreja después de contemplar la imagen ida del castaño unos segundos.

-        Hyung—le llamo Taemin lentamente y casi podría jurar que saboreo la palabra con deleite.

Estúpida imaginación.

-        Jongin y yo cumpliremos un año, juntos—la mandíbula del alto se tenso en cuanto le sacaron en cara algo tan desagradable.

-        ¿Y? ¿Alguna relevancia?

-        No seas bruto, te estoy contando—se quejo, pegándole en el hombro a Minho—Es importante.

Como una daga las palabras le atravesaron el corazón sin ninguna consideración, pero lo ignoro. La omisión de palabras se apodero de Taemin y de un momento a otro su rostro se volvió intensamente rojo. La briza invernal pasaba y tal vez le había dado algo de frío.

-        Entremos—pidió Minho y el menor accedió. Cerró la ventana en cuanto Taemin se tiro sobre su cama. Seguido de eso se acerco a su escritorio por algo de comer.

-        Minho… yo—detuvo sus dientes al masticar y su corazón revoloteo en su pecho. Esto era raro, podía contar con los dedos las veces que Taemin le había llamado a secas por su nombre—Quiero pedirte un favor.

Trago duro cuando el menor termino de hablar.

-        Minho—se escucho desde afuera de la habitación y ambos chicos saltaron sobre sus posiciones.

-        ¿Qué pasa, mamá?.

-        Tu tía me acaba de llamar para decirle a Taemin que no llegara a la casa hasta entrada la noche y que si no ha traído las llaves, que la espere aquí.

-        Gracias tía—alzo un poco la voz al recibir el recado que había dejado su madre. Y seguido de eso los pasos se comenzaron a alejar.

La adrenalina en el cuerpo de Choi se estancó en su pecho y parte de su garganta, algo le decía que lo que le quisiera pedir Lee; no sería nada bueno para él. Siempre era así con Taemin desde que eran unos críos, siempre lo ponía en aprietos.

-        ¿Qué ibas a pedir?—comenzó asumiendo que Taemin sentía demasiada vergüenza gracias a su sonrojo.

-        Minho tú, haz tenido muchas novias y… siempre eres tildado de rompecorazones. Así que por eso yo…—Lo vio respirar hondamente y devolverle la mirada con seguridad al instante siguiente—Quiero que me enseñes.

Choi alzó una ceja, curioso, sin saber exactamente a donde quería llegar … aunque tenía una vaga idea que lo estaba dejando pálido.

-        ¿Enseñarte… Qué?—sonó indiferente, aunque por dentro los nervios se lo devoraban.

Sería ridículo que su pequeño e inocente protegido quisiera algo semejante. No, definitivamente debía ser otra cosa.

Taemin se cubrió la cara con la almohada y grito contra esta, sacándole una sonrisa al moreno que lo observaba. Luego de desahogarse comenzó a bajar lentamente el objeto, hasta dejar a la vista sólo sus ojos.

-        Yo… no sé nada de estas cosas y buscarlas por internet me avergüenza, además… si eres tú—esas últimas palabras le subieron la presión de golpe. Comenzaba a darle mucha calor con el chaleco de lana que traía—Estoy seguro de que podre hacerlo.

-        Taemin, no entiendo—hablo por fin después de un tiempo transcurrido, pasándose las manos por el cabello hacia atrás. Rogándole a Dios que sus sospechas no fueran ciertas, pero…—¿Qué es lo que quieres?

-        Quiero que me enseñes—hablo berrinchudo, con las mejillas al cien por ciento de opacidad roja. Minho podría jurar que lloraría en cualquier momento, Taemin era una persona sumamente vergonzosa—Instrúyeme en el sexo, Hyung. Por favor.

 

 

 

 

Notas finales:

¿Comentarios? ¿Sugerencias?

¿Les interesa la historia?

Por favor, decirme lo que piensan, me haran muy felí! ♥


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