Tie a yellow ribbon.
“Si aún me quieres… Ata una cinta amarilla, alrededor del viejo roble.”
Junio de 2009
Alto y apuesto; de esa forma la mayoría de las personas a su alrededor solían describirle. Inteligente y suspicaz; era lo que decían una vez hablaban con él y notaban su aguda capacidad de pensar y hablar. Si; él había sido desde el inicio él chico perfecto para cumplir miles de fantasías; inteligente, deportista, gracioso cuando debía serlo, serio cuando era necesario e irremediablemente apuesto.
Pero para las únicas personas que realmente debía satisfacer, él nunca sería lo suficientemente bueno… Hiciera lo que hiciera.
Y entonces; tras años de obedecer; él siempre perfecto Choi Minho, se reveló.
.- ¡No voy hacerlo! – Gruño mientras se levantaba molesto de la mesa, clavando sus ojos relampagueantes en los del hombre sentado a la cabecera - ¡Me niego!
.- No hay nada que puedas hacer al respecto, Minho – le corto la mujer con frialdad – Es una decisión que nosotros ya tomamos y por lo tanto, solo debes obedecer.
.- Lo hacen por Taemin, ¿cierto? – le recalcó con ira – Pero están equivocados si creen que lograran algo con esto. Él seguirá siendo mi novio y…
.- No se porque piensa que tu confusión sexual tiene que ver con esta decisión – la voz imponente de su padre solo logro infundirle más ira a su sistema – Pero no negaremos que si estando en ese internado, tú “problema” se llegará solucionar, nos alegraríamos y mucho, hijo.
.- No estoy confundido, ¡Maldita sea! – Su cuerpo entero tembló debido a la carga emocional que sentía – Lo amo…
.- Digas lo que digas, Minho – su madre seguías comiendo con normalidad, ajena a su arranque de rabia – Te marcharas en unas semanas a Suiza; es la mejor institución del exterior, así que debes sentirte halagado que te demos eso. Estar unos años alejado de Corea te dará de que pensar y tal vez reflexiones sobre tu comportamiento.
…
Lindo y sensual; era la forma en como describían al adolescente una vez lo veían bailar. Dulce y perspicaz; era la manera en como lo caracterizaban una vez hablaban con él. Sin duda, era a grandes rasgos un chico ejemplar, que se concentraba en lo que le gustaba y nunca se rendía.
Pero para Choi Minho, no era solo el chico tierno, dulce y hasta inocente que la mayoría conocía. Para él, Lee Taemin era la persona perfecta; aún cuando era testarudo, caprichoso y hasta una diva en proceso.
Pero lo que más apreciaba Choi, era que Taemin lo amaba a él. Solo a él.
.- No se preocupe, Hyung – él menor de los dos rodeo su cuerpo en un abrazo apretado mientras recargaba su esponjosa cabeza en su hombro – Todo va a estar bien.
.- ¿Cómo se supone que todo va a estar bien? – Refunfuño realmente molesto – Me voy a ir Taemin, lejos y no voy a poder estar contigo.
Él menor deshizo el abrazo mientras dejaba un casto beso en los labios de su novio; que siga frunciendo el ceño.
.- ¿Estás dudando de mi amor, hyung? – murmuro con una sonrisa divertida, aunque el alto pudo notar la duda en los ojos de su pequeño novio.
Así que rápidamente negó mientras lo abrazaba por la cintura y aspiraba su peculiar aroma. “Banana milk”, pensó con gusto mientras depositaba un beso en el cuello sensible del bailarín.
.- No me refiero a eso, bebé – fue todo lo que dijo mientras ahora se dedicaba a repartir besos por el rostro del castaño – Hablo de que estando lejos no voy a poder verte bailar o ir tus presentaciones… Me voy a sentir encerrado, como en una prisión.
Taemin ahogo una risa mientras se separaba un poco. La sola idea de estar lejos de Minho le lastimaba pero era consciente de que debía mostrarse fuerte ante su hyung, lo que menos deseaba era que Minho sintiera que él no podría resistirlo. Si Minho debía irse, se iría pensando que Taemin lo soportaría, aunque la verdad es que a pena el avión de su novio despegase él se iría corriendo a esconderse a su habitación y se deshidrataría de tanto llorar.
Sin embargo, no podía evitar sentir pánico. Minho era a simple vista un gran ser humano y un hombre increíble. Muchas personas lo mirarían con ojos diferentes a los de la amistad y aunque sabía que su novio lo amaba, él no se creía lo suficiente para que alguien como Minho mantuviera su atención; mucho menos su corazón; en alguien como él.
¿Y si su novio conocía a alguien mejor? ¿Un chico? O peor aún… ¿Una linda chica?
.- ¿Sucede algo, bebé? – se percató el mayor del cambio en su novio, ahora él menor miraba al suelo, como tratando de tragarse todo lo que sentía.
Pero Taemin negó, sin querer preocupar al mayor: .- No es nada, Minho – ah – murmuro – Solo pensaba.
Y entonces Minho lo entendió. Su novio era así de transparente a sus ojos.
.- No voy a cambiarte por nadie, Minnie – murmuro mientras se levantaba de la pequeña banca y le tendía una mano – Te escogí a ti por encima de todos y ni la distancia y el tiempo, cambiarán eso – Taemin sonrió mientras aceptaba su mano y seguía al mayor.
Se habían conocido en ese parque cerca de siete años atrás, cuando Taemin choco sin querer con él alto. Desde ese momento se habían hecho grandes amigos, inseparables en muchos sentidos. Darse cuenta de sus sentimientos fue entonces un paso sencillo.
Para Taemin no había sido una revelación; pues pasaba la mayor parte de su tiempo con él alto y no se relacionaba casi con nadie. Para Minho, en cambio, significó un cambio bruco en todo lo que creía real y un golpe duro a su propio orgullo. Siempre había querido complacer a sus padres y de un momento a otro, se encontró tratando de complacer a Taemin.
Él alto se detuvo ante un viejo roble, el mismo en el que solían sentarse a platicar tiempo atrás, el mismo en donde se habían dado su primer beso.
.- ¿Qué vas a hacer, hyung? – murmuro él menor realmente curioso mientras lo observaba sacar una pequeña navaja de su bolsillo.
.- Espera y lo verás – fue todo lo que él alto se limito a decirle mientras comenzaba a trabajar.
No tardo ni diez minutos en tallar las letras a la perfección, contento de dejar plasmados sus sentimientos de una forma en que no podría borrarse. Se alejo entonces unos pasos, permitiéndole a su novio observar lo que había escrito.
Un bonito corazón rodeaba sus nombres “Minho&Taemin” entrelazados entre ellos, con pequeñas nubes alrededor. Un trabajo bastante pulido.
Pero fue la frase que estaba escrita bajo el corazón, la que hizo que Taemin comenzara a sollozar. Una corta pregunta a la cual conocía una respuesta perfecta.
Taemin tomo con suavidad la navaja que seguía en las manos de su novio y sin darle tiempo a decir nada talló con rapidez su propia respuesta. Sentía las lágrimas bajar por sus mejillas y su mano temblaba al igual que todo su cuerpo; haciendo el trabajo un poco más complicado. Al final, las letras eran un tanto torcidas pero se leía perfectamente.
“¿Me esperaras?”
“Siempre… ♥”
Minho sintió que su corazón explotaría en ese momento, aquella respuesta tallada en su árbol. Taemin asintió mientras se lanzaba a sus brazos, aún llorando y él mismo se encontró haciéndolo, dejando que las gotas de agua salada brotasen de sus ojos.
.- Si cuando regrese aún me amas… – comenzó a hablar, con la voz completamente rota por los sentimientos – Si aún me quiere ata una cinta amarilla en este árbol… Si tus sentimientos no han muerto…
.- Miles, hyung – murmuro sobre sus labios, sintiendo su aliento y sus lágrimas – Miles de cintas amarillas porque mis sentimientos nunca morirán.
Y entonces, como despedida; compartieron un beso salado pero lleno de sentimientos. Un beso torpe y nervioso.
Extrañamente, era como si se besasen por primera vez. Minho sonrió dentro del contacto, eso significa que tras ese vendrían mucho más.
Esperaba realmente ver aquellas miles de cintas. Sus corazones ya estaban atados después de todo.
Agosto de 2011
.- No pueden hacerlo, umma – gimió desesperado el menor mientras caminaba nervioso por toda su habitación – Simplemente no pueden.
.- ¡Cálmate, Taebaby! – Le pido el rubio sentado sobre su cama – Se que una noticia trágica pero no podemos hacer nada… Es solo un…
.- ¡No es solo un parque! – Gruño molesto, sintiendo que nadie entendía su verdadera frustración – No es solo un parque, umma. Minho y yo…
Key suspiro mientras se levantaba y rodeaba con sus brazos a su amigo; él menor siempre se mostraba sensible ante el tema de su novio… Si es que aún lo era. No había querido mencionarle nada al respecto a Taemin pero llevaba más de dos años fuera y nunca había habido ni una llamada o un mensaje. Nada. Choi incluso podría haber muerto y ellos no lo sabían. Y secretamente, Key prefería la última opción al pensar en como reaccionaría su pequeño amigo a que Minho encontrase a alguien más…
.- No pueden destruir el parque – murmuro ahora sollozando – Hice una promesa con Minho hyung… No pueden.
El más pequeño clavo sus ojos en la fotografía que tenía sobre su cómoda. La última foto que Minho y él se había tomado; ambos tomados de las manos junto al árbol, donde se podía leer claramente su promesa de espera.
.- No pueden – y calló de rodillas, llorando sin saber que hacer.
…
Suspiro mientras dejaba caer la caja de chocolates en el bote de basura. Era la decima de la semana y aunque después de dos años en ese estúpido internado, ya debía de haberse acostumbrado, aún se sentía demasiado extraño recibiendo miles de proposiciones. Algunas decentes y algunas otras (la mayoría en general) demasiado indecentes.
Una sonrisa tonta adorno sus labios mientras observaba la última foto que se había tomado con su pequeño novio. Al que extrañaba cada día un poco más; llegando al punto de que sentía que el mundo se podía acabar si solo conseguía un pequeño segundo con él.
Escuchar su voz, tomar su mano y besar sus labios. Y es que durante ese largo año había tenido prohibido tener contacto con algo de Corea, si no eran por las reglamentadas llamadas de sus padres, Minho no podía evitar sentir que vivía en otro planeta, que estaba en una cárcel.
Clavo entonces sus ojos en el calendario clavado sobre su escritorio. Solo debía esperar un poco más y podrían volver a estar juntos. Podría ver las miles de cintas que colgaban de su árbol.
24 de diciembre de 2012
.- Vuelo 2017 desde Berna con destino Seúl arriba en la puerta 7 del pabellón internacional – anuncio el parlante mientras lo pasajeros comenzaba a salir por el pequeño pasillo.
Mynhyuk observo detenidamente cada uno de los rostros mientras buscaba el inconfundible de su hermano menor. No lo había visto por tres largos años pero algo dentro de si le decía que no había cambiado tanto. Su cuerpo temblaba ligeramente por el frío; afuera del aeropuerto la nieve formaba una ligera capa en el suelo.
Entonces lo distinguió entre las personas que salían por el pasillo, su rostro pulido y su estilizada figura. Una sonrisa se formo en sus labios mientras caminaba hacia él y sin una palabra, ambos se abrazaron.
…
Taemin corría de arriba para abajo por toda su habitación. Buscando cosas y cosas mientras se miraba una y otra vez en el espejo. Key refunfuño sobre la cama, molesto ya de ver cuantas veces se había cambiado de ropa su amigo. De todas formas, se veía exactamente igual de lindo con todas.
.- ¡Taebaby!- le llamo mientras lo observaba cepillarse –otra vez- el cabello – Bebé, se hace tarde.
Taemin asintió sin darse tiempo de hablar mientras se chequeaba otra vez frente al espejo. Su ropa lucía perfecta y su cabello era decente. Ahogo una sonrisa ante la sola idea de que iría a ver a su novio, a quien había esperado por tres años.
Agradecía mucho que Mynhyuk le hubiese dado la hora y el lugar de la llegada del alto para que se pudiese preparar. Pero… ¿Y si Minho no regresaba solo? ¿Si un chico (o peor aún, una chica) venía con él? ¿Y si se olvidaba de…?
.- ¿Tú crees que le guste, umma?- pregunto entonces inseguro de todo, de cómo lo tomaría Minho o de lo que pensaría al verlo.
.- Si no le gusta, esa rana es un idiota – fue todo lo que Key dijo mientras se acercaba y lo rodeaba en un abrazo – Estoy seguro de que amara como te ves, ahora muévete Tae. Vas tarde ya. Recuerda que Onew, Jonghyun y yo los estaremos esperando par celebrar navidad, juntos. Como antes.
Taemin sonrió mientras salía a vuelo de su cuarto, llevando consigo un pequeño regalo y algo más. Aún no olvidaba su promesa de las cientos de cintas.
Iba a demostrarle a Minho que aún después de tres largos años, él seguía estando ahí… Sintiendo lo mismo.
…
Dejo caer su cabeza contra el cristal y cerró los ojos, sin poder evitar pensar en lo que vería al llegar al pequeño parque. A su parque; pensó con una sonrisa. Él rostro de Taemin pasó fugaz por su mente al mismo tiempo que una idea aterradora se formaba. ¿Y si su novio había encontrado a alguien? ¿Y si no había ni una sola cinta amarilla atada al roble? ¿Y si se había olvidado de…?
Minho negó, no creyendo en eso. Su novio aún le amaba aunque hubiesen pasado tres años sin hablar, sin verse. Minho lo amaba aún, su novio debía hacerlo también.
.- Deja de mortificarte – interrumpió sus pensamientos la voz de su hermano mayor – Le avise que llegarías hoy, así que debe estar esperándote.
.- Pero, hyung y si él…
.- Deja de ser tonto, hermanito. Él te adora, créeme. Es como si te hubiese visto solo ayer – le conforto mientras comenzaba a señalar las calles iluminadas y adornadas por la blanca nieve.
A medida que las calles pasaban, Minho sentía que su corazón latía cada vez más rápido. Como si fuese a sufrir un infarto de un momento a otro. Reconocía las viejas calles, el camino que por años recorrió de la mano de Taemin, algunas otras habían cambiado mucho. Suspiro mientras inflaba su pecho y tomaba valor. Estaban cerca, cada vez más cerca.
.- Ya llegamos – le informo pero él no se sintió capaz de mirar por la ventana, su corazón galopaba a una velocidad impresionante y sus manos sudaban. Nunca había sentido tanto miedo como en ese momento – Apúrate, babo. Solos faltan minutos para navidad – le empujo su hermano mientras lo hacia bajar del autobús- Te veo mañana – se despidió su hermano desde la ventana mientras le indicaba que se diese la vuelta pero él solo negó al ver como ser perdía en una esquina.
Y se quedó quieto durante otros segundos, tomando valor para ver cual de las dos opciones era real. Si su Taemin había dejado de amarlo o si en cambio…
Trago con fuerza y se dio la vuelta, esperando ver el pequeño parque que había dejado atrás hace tres años. Las hojas caídas y las ramas cubiertas de nieve. La misma banca donde se habían despedido y el viejo roble en donde habían tallado su promesa.
En cambio, se encontró con un enorme edificio de luces extravagantes. Con letreros de neón y tiendas que estaban por cerrar. Minho sintió que su mundo se derrumbaba de a poco y desesperado busco la dirección. Tenía que haberse equivocado. Ese no podía ser el lugar donde tiempo atrás él y Taemin se prometieron amarse hasta el final.
No podía… No podía porque si lo era significaba que él árbol ya no estaba. Que el amor se había acabado.
Y se quedó estático viendo las pocas personas que aún salían de lugar, cargados de bolsas y sonrisas en sus rostros. Un centro comercial. Su amor no podía haber sido cambiado por un centro comercial.
.- ¿Eres Choi Minho, oppa? – la vocecilla lo asusto mientras clavaba sus ojos anegados en lágrimas en la pequeña que le miraba mientras jaloneaba su camisa.
Asintió sin poder formular algo en su cabeza y sin saber si aún tenía su voz. La niña sonrió contenta mientras le tendía un pequeño papel y comenzaba a correr hacia al esquina.
Observo la hoja perfectamente doblada y reconoció la pulcra caligrafía. Su corazón golpeo contra su pecho al leer aquellas palabras.
“Ve a la fuente principal. Y tendrás tu respuesta.”
Trago fuerte y entró en el enorme centro, siguiendo las indicaciones del lugar. Sintiendo que estaba por presenciar una revelación, apretó el trozo de papel con fuerza. Aquello lo había enviado su Minnie, ¿tenía que ser una buena señal? Si, tenía que serlo.
Y lo confirmo al llegar al pequeño oasis en medio del gran centro repleto de tiendas y luces brillantes. Un pequeño jardín rodeado por canales de agua, una banca en la mitad y a solo pocos pasos un árbol enorme.
Un viejo roble en donde se podían distinguir algunas letras y en cada una de sus ramas: decenas, cientos… Miles de cintas amarillas perfectamente atadas.
Unos delgados brazos rodearon su cintura mientras las primeras lágrimas de felicidad comenzaban a rodar por su mejilla. Bajo los ojos hasta las pequeñas manos que le abrazaban y un sollozo escapo de sus labios.
Las frágiles pero masculinas manos sostenían una pequeña rama, delgada y algo descuidad, que estaba rodeado por un lazo amarillo.
.- Te dije que siempre te esperaría – murmuro la voz tras él.
Y Minho solo asintió de forma frenética, sin poder decir algo por temor a que su voz se rompiese. Sus ojos seguían clavados en lo que estaba escrito tras su vieja dedicatoria, grabado para siempre en el viejo roble.
“Miles de cintas amarillas… Porque mis sentimientos nunca podrían extinguirse.”