Rin se quedó sin habla al encontrar a su hermano sobre el chico que habían acojido. Su mirada iba de Len a Kaito y luego a Len de nuevo y luego a Kaito otra vez. El tiempo pareció detenerse mientras un mar de preguntas invadían su mente.
Len notó la confusión en los ojos de Rin y no supo que decir. Cualquier persona que los encontrara en esa posición pensaría mal, y no era para menos. Kaito estaba contra el suelo y Len estaba sobre el, una de sus piernas entre lazada con la de Kaito mientras se sostenía sobre sus brazos cara a cara con Kaito. Intentó buscar una explicación para lo que Rin veía pero no encontró ninguna. Sintió movimiento bajo él y vio que Kaito intentaba pararse. Se levantó y lo ayudó mientras Rin miraba, aun en shock, sin moverse ni decir nada. Kaito se dirigió a la cocina y Len caminó hacia Rin.
"No es lo que parece..."
"..." Rin solo lo miraba sin ninguna expresión.
"Rin, ¡dime algo, por favor!"
Rin caminó hacia el asiento y se desplomó en el, con la mirada perdida. Len se sentó a su lado. "Rin..."
"¿T...t...tu? ¿E...él? ¿Qué hacían en el suelo?"
"No estoy muy seguro de lo que pasó, pero yo iba a sentarme en mi silla y Kaito volteó repentinamente y caímos al suelo. Luego llegaste tú y..."
Rin seguía con la mirada perdida. "Tu... no eres... etto..." Rin se sonrojó con solo pensar en decirlo en voz alta.
"¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no! Quiero decir, ¡Por Dios, Rin! Nos hemos criado toda nuestra vida juntos. ¡Tu sabes todo de mi! Eso es imposible,
impensable, inmoral, sucio..."
"... E-esta bien... Voy a... Comer algo" Rin se sentó en su silla y comenzó a servirse lentamente. Su cabeza daba vueltas y vueltas al asunto, pero decidió creerle a su hermano.
Kaito volvió con el jugo y todos comieron en silencio. Tan pronto terminaron, Rin se disculpó diciendo que iba a cer a su amiga Miku y salió.
Len y Kaito volvieron a quedarse solos, con un silencio incómodo reinando en la casa.
"Y... ¿Qué estudias?" preguntó Len, tratando de romper el hielo.
"Oh... Bueno, yo voy a la Academia Vocaloid"
"¿Enserio? ¡Yo también! No recuerdo haberte visto..."
"Oh, es que casi siempre estoy en la biblioteca..." Kaito se sonrojó un poco y miró hacia un lado.
"Entiendo..." Len miró hacia la ventana, buscando otro tema del que hablar "Vas a ir mañana a la escuela?"
"¿Qué? ¿Por qué?"
"Mañana es lunes, ¿o ya lo olvidaste?"
Kaito se veía confundido, pero asintió. "Sí, no puedo quedarme quieto o si no pensare en..." Kaito se calló y miró al suelo.
Len pusó su mano sobre su hombro y lo animó "Tranquilo, tu no eres culpable de nada"
Kaito se veía triste y destrozado. "Eso quiero pensar, pero..." Miró a Len y luego al suelo de nuevo.
Len se quedó alli, mirando al peliazul cabisbajo. No sabía que hacer ni que decir. "Vamos a salir un rato"
"Ok..." Kaito asintió y esperó a que Len se levantara para seguirlo.
Len cerró la puerta y se dirigieron al parque. Caminaron un rato y hablaron acerca de lo que les gustaba, de sus planes... En fin, al llegar la tarde, ya se conocían casi por completo. Mientras volvían a casa, Len vio un puesto de helados.
"¿Quieres un helado?"
"¡Claro! ¡Es mi postre favorito!"
"¿De qué lo quieres? ¿Vainilla o chocolate?"
"Vainillaaa!" Kaito irradiaba la energía y la emoción de un chico pequeño. Len cruzó la calle y volvió con un solo mantecado.
"Lo siento, solo quedaba uno..." Len se lo extendió a Kaito y el lo tomó y comenzó a lamerlo, pero vio que Len no tenía, así que le extendió el helado.
"No es necesario..."
"No, coge un poco. Ya he molestado bastante"
"Pero no es..."
"Solo un poco. Por favor" le interumpió Kaito y volvió a ofrecerle el mantecado sonriendo.
"Esta bien..." Len se acercó y lamió un poco de el mantecado que se caía del cono, lamiendo un poco la mano de Kaito, que se puso rígido como piedra.
Len no lo notó y siguió lamiendo. Kaito lo observaba algo turbado. Cada lamida de Len se veía en cierta forma sexual. Kaito de repente se sintió excitado y le quitó el helado a Len, quien lo miró extrañado, pero no dijo nada y siguió caminando. Kaito comenzó a lamer el helado y sintió que una sensación extraña enviaba calor a sus mejillas. Llegaron a la casa y Kaito se disculpó y se encerró en la habitación de Len. Se recostó contra la puerta y se tocó el pecho. Su corazón estaba agitado, conmocionado. Se sintió raro por esto, pero desechó esos pensamientos cuando escuchó que Len lo llamaba.
"¿Que sucede, Len?"
"Rin llamó. Se va a quedar a dormir en casa de Miku"
"Oh" Kaito se sintió mareado. Tendría que estar a solas con Len el resto de la tarde y noche y estaba seguro que su mente se iba a desbocar de nuevo.
"Etto... ¿Quieres... ver una película o algo?
"Claro"
Kaito y Len se dirigieron a la habitación de Len y escogieron una película antigua que parecía de acción. Apagaron las luces y se acostaron en la cama. Cuando la película comenzó, Len se acordó de que "ninguna película se debe ver sin palomitas de maíz", así que fue a buscar a la cocina. Kaito se quedó en la habitación y se cambió a la pijama para estar más cómodo. Len volvió y comenzó la película. La película trataba de un hombre que buscaba un tesoro familiar que había sido robado por un ladrón famoso pero que al final se terminaba enamorando de él. Cuando la película terminó, el cuarto se vió sumido en completo silencio. Estaba un poco oscuro debido a que era ya entrada la tarde, así que Kaito y Len se pararon de la cama y caminaron a tientas buscando el interruptor de la luz, pero chocaron y calleron al suelo.
"Esto se está volviendo costumbre" dijo Len con una pequeña risita.
"Si" contestó Kaito, quien de nuevo se encontraba en la parte de abajo. aunque estaba algo oscuro, podían distinguir sus figuras y ambos se quedaron viendo a los ojos durante un eterno rato.
"¿Kaito...kun?"
"¿Si...?"
"¿Alguna... vez... te ha gustado... un chico?" Len se sonrojó al decir esas palabras, no sabía que lo había empujado a decirlas.
Kaito se sonrojó y miró a un lado sin contestar. Len le tomó el rostro dulcemente en su mano y lo volteó hacia el mientras se acercaba lentamente.
Los labios de Kaito y Len quedaron sellados con un tímido pero dulce beso. Kaito se sorprendió al principio, pero se dejó llevar por Len. Sintió como el beso se tornaba más seguro y apasionado. Se despegaron unos segundos, un hilito de saliva uniendo sus bocas mientras cojían aire y volvieron a besarse. La pasión y el morbo por lo prohibido los llevaba locos. Len comenzó a besarle el cuello a Kaito y este se dejó llevar por él. De pronto, Len intentó quitarle el pantalón a Kaito, pero este protestó.
"¡No!"
"¿Q-que? Lo... Lo... Lo siento..."
"No... Etto... no te sientas rechazado... Es que... no ahora, no cuando estoy... sucio y usado... aun no me siento cómodo..."
Len volvió en sí y meneó su cabeza. "No sé en que estaba pensando... Por favor, no le digas a Rin"
"E...esta bien..." Kaito estaba desilusionado ante la respuesta de Len. Él había tomado el control pero era el que se estaba lamentando. Cerró sus ojos cuando los sintió húmedos, se soltó del abrazo de Len y se levantó.
"Tomaré una ducha" le dijo a Len y se dirigió al baño.
Len quedó solo y perturbado en su habitación. ¿Qué habia hecho? ¿Porqué no pudo resistirse a besar los aterciopelados labios de Kaito? La verdad es que le había gustado su sabor, sabor a vainilla, sabor a pasión...
¡¿Pero en qué estaba pensando?! La película había jugado con su mente, definitivamente... El nunca había pensado así sobre un chico. Se tiró en su cama y automáticamente se volteó hacia el lado de Kaito buscando su olor, su aroma. Abrazó la almohada de Kaito mientras intentaba poner en orden sus pensamientos. Tocó su pecho y sintió como su corazón galopaba rápidamente. Se tocó los labios y recordó el roze que había sucedido momentos antes. Su primer beso. Se sentía muy tonto por pensar en esto como una niña, pero siguió pensando en eso. Su primer beso había sido con una persona que prácticamente acababa de conocer. Había visto como un señor se aprovechaba de una deuda para violar a esa persona. Era menor que esa persona por cuatro años. Y para terminar, esa persona era un chico. Un chico, por sobre todo. Un chico.
Se le hizo un nudo en la garganta. Deseó que aquello no hubiera pasado. Pero el sentimiento de culpa y a la misma vez de amor seguía allí, en su corazón, creciendo cada segundo.
Mientras tanto, Kaito sufría un panorama parecido. El chico al que acababa de besar era su salvador y nuevo amigo pero... Sus labios continuaban caliente y su mente imaginaba cosas extrañas. Mientras se desvestía, notó que su bulto mostraba una erección. Se sonrojó al pensar que el beso de Len había provocado esto. Se sentó en el retrete y comenzó a tocar su pene. Suavemente, como se imaginaba que lo haría Len. De arriba a abajo. Lamió sus dedos y los pasó por la parte de abajo de su miembro, haciendo que este creciera más. Se imaginó a Len allí, arrodillado frente a él, lamiendo su pene de la misma forma que había lamido su helado. La excitación lo venció y se vino en su mano. Nunca antes se había venido tan pronto. De repente, un sentido de culpa lo llenó. ¿Cómo se atrevía a pensar cosas como esas de un chico menor que él? ¿Acaso era un pedófilo? Kaito se metió en la ducha e intentó que el sonido del agua tapara los latidos de su corazón.
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