Londres, Inglaterra.
12 de mayo de 1820
Nunca había tenido una visión semejante, unos ojos morados como el color de las uvas, tan diferentes de los azules de ella, con un mirar cargado de odio quizás.
Rin despertó, sorprendida por encontrarse en el suelo. Desde el suelo salto a su cama y observo la habitación, las cortinas de terciopelo envolvían apenas a la cama y a la ventana, donde el viento las azotaba dando a saber el caprichoso clima ingles.
Todo era aterradoramente pacifico, nada hacia cambiado.
Sin embargo, si lo que había sucedido ayer, es mas la había alterado, ella contra su voluntad se había prometido al conde Kamui Gakupo.
Con el corazón estrujándole en el pecho, Rin cubrió su delgada figura bajo las mantas y recordó aquel mirar, estaría guardada en su memoria aquella mirada llena de odio o quizás rencor, dudaba que el conde estuviera también de acuerdo con lo del compromiso pero debía a acostumbrarse a ello.
Aquel pensamiento la sobresalto, después de todo hacia poco ella cumplió 20 años y apenas salió de la casa de su tutora, un recuerdo paso por la mente de Rin, cuando tenía 8 años sus padres murieron por culpa de la peste y ella quedo a cargo de Lenka la hermana de su padre, era la mujer más frívola y déspota que había conocido pero ya que su tutora manejaba su fortuna ella debía ceder y hacer caso de cualquier cosa que le pidiese.
De nuevo le apareció en la mente el recuerdo de su encuentro con Gakupo, debía admitir que era guapo pero no la atraía en lo absoluto, Rin parpadeo y se dio una cachetada mental, así que ese hombre era su prometido y no debía quejarse por ello, soltó una maldición que aprendió en su infancia y rió histéricamente, si alguien la viese en ese estado ahora estaría en una hoguera, tratando de no pensar en el futuro Rin cerro sus ojos hasta que quedo rendida al sueño de nuevo.
24 de mayo de 1820
Londres, Inglaterra.
‘Hell’ bar
-¿Tomará algo en especial milady?
Hizo un gesto de negación. En la mente pervertida de Luka se formo una variada disposición de extremidades femeninas desnudas, no era en vano que era conocida como lady pecado.
Pero se sentía algo vacía aunque costaba admitirlo que deseaba algo más que solo un cuerpo de una mujer también deseaba algo llamado felicidad, todo el mundo sabía que ella preferirá la compañía femenina que la de la masculina, que vestía ropa de varón solo para molestarlos su titulo de cortesana le daba cierta libertad pero aun así la alta sociedad la evitaba.
Luka decidió salir afuera ya no podía aguantar más aquello y seguir hastiándose de su vida de aristócrata.
Rin estaba tomando un paseo nocturno, bah a quien engañaba estaba así porque estaba mortalmente aburrida y el suicidio no la distraería por mucho.
De repente le vino a la mente la visita de ayer, respiró y exhalo profundamente, se dio 20 cachetadas mentales y una real.
Aquel hombre poseía un carácter bastante difícil, Rin frunció el seño, ella no quería un burro caprichoso, ella quería un caballero manso como un perro castrado, si eso.
Luka estaba caminando si rumbo pero se detuvo oyó pasos que se dirigían a la iglesia, se detuvo y miro, una mujer, estaba llevando un abrigo de piel, con la cabeza descubierta ,su cabello rubio llegándole a los hombros, brillando bajo la luz de la luna , andaba con la mirada hacia el suelo y se dirigía hacia ella.
Sus sentidos galoparon contra ella, una lujuria salió a la superficie, sonrió con sorna y se dispuso a presentarse a la distraída dama.
Rin sumida en sus pensamientos, miraba el suelo tratando de no pensar en su inminente matrimonio, oh por favor lo único que faltaba un par de botas negras en mi camino, oh por dios, trato de detenerse pero el hielo le hizo una mala jugada y se impacto y cayó encima del portador de aquellas botas, a Rin le costaba el simple acto de respirar, sentía el curvilíneo cuerpo de aquella mujer, su rostro estaba en el pecho de aquella extraña, Rin alzo la cabeza para mirarle a la cara, una mirada azul se cruzo con su mirada, Rin parpadeo, ella era quien ella creía que era.
Rin se levanto a toda prisa.
-Espera señorita-la tomo la pelirosa tomo de la mano y la hizo caer nuevamente sobre ella y sus labios se posaron sobre los de ella, Rin primero se opuso pero luego ella la beso con más descaro y ella cedió, no sabía el porqué, su corazón estaba derretido como cera por el calor que emanaba en su interior.
Que tentadoras curvas, a pesar de ser una belleza delgada, tenia lo suyo-pensó Luka.
Rin con toda su fuerza de voluntad se soltó del agarre de aquella pervertida la miro directo a los ojos con cierto enojo y vergüenza.
-¿Quién eres?-le espeto mientras se volvía a levantar.
-Soy Luka Megurine, más conocida como Lady Pecado, para servirla en todo. Sonrió con cierto aire de seducción mientras también se ponía de pie.
-Bueno Lady Megurine, usted tiene un raro habito de besar a desconocidas en medio de la calle y sepa que a mí no me van las damas.
-Solo si esas desconocidas caen en mis brazos, y a mí me dio a entender otra cosa.-dio de nuevo una de sus famosas sonrisas seductoras.