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$Playboy Night$ por Strawberryloveless

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Notas del capitulo:

Selene se ve envuelta en un infinito interrogatorio sobre Dagna, quien parece empezar a involucrarse de mas en su vida y siempre logra salirse con la suya. Ambas asisten a una fiesta exclusiva para mujeres, donde Dagna sobrepasara los limites de su ¿amistad?. 


2. LADY’S NIGHT

¿Qué está pasando? ¿Cómo debería reaccionar ante esto? La chica playboy o mejor dicho, Dagna, me mira dibujando una enorme sonrisa. Percibo en su rostro cierta expectativa ¿está bromeando? No, lo dice enserio y justo ahora espera una respuesta positiva. Mientras ella ignora por completo a la gente de nuestro alrededor, quienes murmuran sin apartar los ojos un instante, yo no logro responderle. 

— ¿Y bien? ¿Aceptas salir conmigo?

— Bueno, yo… — susurro nerviosa.

— ¿Tu…? — repite mis palabras con lentitud. La miro y no sé qué hacer. Nunca antes había rechazado a una chica y menos a una tan linda como ella.

— Tengo novio — digo bajando la mirada y ella ladea la cabeza confundida.

— Pero tú no lo quieres, entonces no debería ser un problema.

— Lo que pasa es que…  

— ¡A un lado! — escucho un tono masculino bastante reconocible a mis oídos — ¿Dónde está Selene? — pregunta en voz alta y todos miramos en dirección a él.

— En las mesas del fondo, con otra chica — responde con timidez un pequeño y delgado joven cuando Alexander lo toma violentamente de la camisa.

— ¡Llévame con ella! — ordena y el chico palidece pero inmediatamente comienza a caminar — ¡Quítense del camino que voy a pasar! — Alexander grita mientras se abre camino entre la gente.

Al toparse conmigo y con Dagna se detiene. Las personas de alrededor se quedan mudas mientras él nos analiza minuciosamente a ambas. Echa un vistazo a los costados y nota que estamos rodeadas de gente. Afina la garganta y abre la boca para luego decir:

— ¿Qué es esto? ¿Están ofreciendo algún tipo de espectáculo? — habla con evidente molestia — ¿Qué demonios estas haciendo? — me echa una mirada dura. Creo que es mejor no responderle, por lo que decido quedarme callada. Ante mi acción, él refleja aún más enojo pero no dice nada. Posa sus diminutos ojos cafés sobre la chica rubia que está a un lado mío — ¿Qué hace ella aquí?

— Nada que te importe, no tiene que ver contigo — responde Dagna usando un tono de voz completamente diferente al de antes — Además, es de mala educación entrar gritando a un lugar ¿no tienes modales? — ella habla sin siquiera titubear — Tal vez no lo notaste, pero interrumpiste nuestra conversación — Alexander la mira con odio y sin poder permanecer en silencio por mucho tiempo, vuelve a abrir la boca.

— ¿Interrumpir? — se mofa mientras escupe al suelo — ¿Qué se supone que interrumpo? ¿Una plática íntima entre dos amigas? ¿Sus secretitos? ¡Me importa un carajo! — grita y varios de alrededor se exaltan — Yo hago lo que a mí me da la gana ¿entendiste? 

La dureza de su voz y la fuerza con a que dice esas palabras me hacen temblar, pero Dagna ni siquiera parpadea. Ella lo mira seriamente mientras él mantiene el contacto visual y por alguna extraña razón, siento un aura oscuro apoderarse del lugar.

— Se trata de una declaración — tartamudea el mismo chico de antes cuando Alexander vuelve a tomarlo de la camisa — La rubia se le declaró.

Tras el informe, el moreno suelta al pequeño, quien rápidamente acomoda el cuello de su camisa y se escabulle entre la gente, desapareciendo por fin. Mi novio permanece en silencio un par de segundos y cuando vuelve a vernos, una sonrisa burlona invade su rostro. 

— ¿Una confesión? ¿Eres lesbiana? — una enorme y escandalosa carcajada sale de su garganta. Todos lo miramos sorprendidos pues parece loco riéndose solo y a ese volumen. Coloca ambas manos sobre su estómago mientras trata de contener su desagradable risa — Lamento decepcionarte niña — comienza a decir entre convulsiones — Selene no es esa clase de chica — él se incorpora, limpiándose las lágrimas por motivo de su diversión y cuando está más tranquilo, vuelve a hablar — De lo contrario no tendría novio y mucho menos al mejor de la universidad, así que busca en otro lado. 

— ¿Novio? — la voz de la chica playboy suena aterradora, incluso habla con más dureza que él. Se pone de pie, haciéndole frente con esa profunda mirada color miel — ¿Tú te consideras un buen novio? — pregunta irónica carcajeándose al final de la frase.

— ¡Por supuesto! Soy el mejor de todos. La tengo bien domada — dicho esto posa sus ojos nuevamente en mí y esa risa desagradable que tanto detesto resuena en mis odios. Yo inevitablemente me siento incomoda pero sobretodo, molesta. 

— Que respuesta tan pobre — expresa con desagrado la rubia — Aunque era de imaginarse viniendo de una persona con tan bajo intelecto como tú — el moreno se queda mudo y noto que está hecho una furia. 

— Selene ven aquí — ordena evitando a la rubia, mientras se cruza de brazos. 

Me  quedo sentada frente a la mesa, paralizada, sin siquiera poder moverme un poco. Siempre he odiado que me hable de esa forma. Sin embargo, nunca antes había sentido tanta vergüenza en público. Hoy estábamos frente a Dagna, quien con ojos preocupados, no me ha dejado de mirar ni un instante desde que Alexander apareció. No puedo permitir que me trate así, no delante de ella pero ¿que puedo hacer para evitarlo?

— ¡Dije que vengas aquí! — grita con mas fuerza. 

Por inercia me levanto con rapidez. No quiero causar más problemas y mucho menos dentro de la universidad. Tomo mis cosas y torpemente me encamino hasta donde él se encuentra. 

— No vayas — una cálida mano se posa sobre mi hombro, deteniéndome — No le obedezcas y menos si te habla de esa manera — es ella. La miro por encima del hombro y su rostro serio me suplica que me quede ahí, a su lado, justo como la noche anterior. 

No sé qué hacer. Él siempre ha tenido el control de nuestra relación, no tanto porque yo sea débil, sino porque a fin de cuentas nunca me ha interesado pelear por cosas absurdas. Soy el tipo de chica que prefiere acceder y pedir perdón, aun cuando no está equivocada con tal de evitar conflictos. Sin embargo, hoy por primera vez, me doy cuenta de las consecuencias que ha generado mi indiferencia. Ahora Alexander se siente con el derecho de hablarme y tratarme como se le da la gana. Estuve equivocada por mucho tiempo pero él está en un error más grande, si piensa que voy a seguir dejando que esto suceda. 

Cierro los ojos e inhalo con fuerza, armándome de valor suficiente. Sé que oponerme a él generará conflictos en la escuela y con mis padres. Es un tipo que no se rinde fácil, pero definitivamente estoy dispuesta a frenarlo ahora y sé que Dagna será mi apoyo ¿cómo puedo confiar tan fácil en una desconocida? Ni siquiera yo lo sé. Es un presentimiento.  

Poso mi mano sobre la de ella, alejándola de mi hombro pero sin soltarla. Entrelazo nuestros dedos y la miro directamente. 

— Tienes razón — Dagna me mira sonriente y aprieta mi mano con fuerza. Da un paso adelante para quedar alineada junto a mí y con mayor seguridad que antes, ambas miramos al enfurecido moreno, quien cruzado aún de brazos dibuja una sonrisa burlona.

— Haz lo que quieras, de todas formas eres mía.

— No soy tuya. Jamás lo he sido — le digo frunciendo el ceño — Y jamás lo seré.

— ¿Una chica se te declara y ahora eres lo suficientemente valiente para ponerte en mi contra? — se carcajea — Siempre has sido una tonta Selene.

Tengo que usar ambas manos para detener a la chica playboy, quien por impulso trata de acercarse al engreído de Alexander. Ella se vuelve a verme interrogante y yo trato de usar las palabras correctas para tranquilizarla.

— No vale la pena — le digo — No gastes energías en él — Dagna me mira sorprendida e inmediatamente recupera la cordura, suspirando y asintiendo. 

— Esta noche iré a tu casa — anuncia el moreno captando nuestra atención — Tus padres me invitaron a cenar — pongo los ojos en blanco solo de recordar que ellos lo adoran —Sabes que soy su favorito, así que espero encontrarte ahí. Sola — sentencia haciendo énfasis en la última palabra mientras sus oscuros ojos miran a mi acompañante. 

Sin oportunidad de decir más, da media vuelta y desaparece entre la multitud.

— Es completamente un idiota — la voz de Dagna me hace mirarla. 

— Como no tienes idea.

La hora de volver a clases llegó. 

Dagna se marchó luego de haber insistido varias veces en querer ir a mí casa esta noche. Deseaba presentarse con mis padres y estar ahí para cuando Alexander apareciese frente a la puerta. No lo permití. Pese a que siento mucha seguridad cuando se trata ella, eso no quita el hecho de que aún es una desconocida tanto para mí, como para mi familia. Tan solo han pasado unas horas desde nuestro primer encuentro y no puedo permitir que una extraña conozca mi hogar tan fácilmente.Confío en ella, pero también desconfío.

El resto del día pasó en cámara lenta. Las clases me parecieron eternas y no logré entender ni la mitad del temario. Tendré que pedir ayuda antes de que llegue la semana de exámenes o de lo contrario reprobaré los parciales. No volví a ver al estúpido de Alexander el resto de la tarde y para mi desgracia, mucha gente presenció lo ocurrido esta mañana en la cafetería, por lo que un murmullo inquietante brota fastidiosamente cuando paso cerca de los demás. Es normal, después de todo pasaron muchas cosas… la declaración, la pelea ¡que desastre! no puedo dejar que mis padres se enteren de esto, ya que de ser así, probablemente me darán una buena charla, diciendo algo como:

“Alexander es un buen chico, aún no comprendemos porque no lo quieres y eso de que una chica se te declare es muy extraño, sabes muy bien lo que pensamos sobre eso”

Casi puedo escuchar sus voces.Mis padres pese a que no son muy viejos, aún no se han adaptado a la idea de que dos personas del mismo sexo se amen. Por mi parte, yo nunca he juzgado, siempre he creído que mientras la raíz de su unión sea el amor, no debe existir problema alguno.

Vuelvo arrastrando la mochila y con pasos extremadamente lentos. No tengo energías, estoy verdaderamente agotada, tanto mental como físicamente. Doblo la cuadra y visualizo mi casa en la distancia pero, hay algo raro. Un automóvil desconocido aparcó frente a mi jardín ¿de quién será? Nosotros tenemos una vieja camioneta que mi padre utiliza para ir a trabajar. De algún vecino ¿quizás? No lo creo, nadie tiene un algo tan lujoso por estos rumbos. Saco la llave mientras admiro el auto del año junto a la banqueta y decido que no debo darle mucha importancia. Giro la perilla y entro. Tras cerrar la puerta un murmullo poco común proveniente de la sala de estar me pone alerta.

— ¿Mamá? — la llamo alzando un poco la voz. Casi de inmediato escucho varios ruidos, tras los cuales algunos pasos y la voz de mi madre me tranquilizan.

— Selene, regresaste. Tardaste más de lo acostumbrado. 

La miro extrañada. Es sumamente raro que ella venga a recibirme hasta la puerta. Normalmente cuando llego a casa, anuncio con un grito mi llegada y al menos hasta hoy, nunca antes había obtenido una respuesta.

— ¿Pasa algo mamá?

— ¿Por qué no me habías dicho que hoy tenías una fiesta?

— ¿Fiesta? ¿De qué hablas? ¿Qué fiesta? — trato de hacer memoria y corroboro — No te había dicho, porque no tengo alguna. 

— ¡Shhh! No hables tan fuerte — sus susurros y su inquietante mirada me dan a entender que alguien más está en casa.

— ¿Quién te dijo lo de la fiesta? — pregunto interrogante pero ella continúa callándome. 

Desesperada por su actitud, camino con rapidez hasta llegar a la sala. Miro alrededor y me detengo en seco cuando mis ojos encuentran a la culpable ¡no puede ser! Un suspiro escapa de mi garganta y a cambio recibo una sonrisa como respuesta. 

— ¿Qué haces aquí? — no puedo evitar sonar fastidiada, ha sido un día terrible para mi.  

— ¡Selene! — mi madre aparece detrás de mí — ¿Qué modales son esos? Esa no es manera de saludar a una invitada — decido ignorar su comentario y me enfoco en la rubia. 

— Dagna, se puede saber ¿cómo encontraste mi casa? — la chica evade la pregunta y prefiere sonreír inocente, pero claro que esa sonrisa tiene todo, menos inocencia.

— ¿Por qué no me habías contado sobre Dagna? Es una chica muy agradable — la voz de mi mamá hace eco en la habitación — No sabía que tenías amigas como ella — miro de reojo a la playboy ¿amigas como ella? ¿qué le habrá contado? Lo ocurrido ésta mañana cruza por mi mente ¿Dagna le habrá mencionado algo de la declaración? Imposible, de ser así Anabel no estaría tan feliz.

— Tenemos poco tiempo de ser amigas señora, probablemente se deba a eso.

 ¿Poco tiempo? ¡Solo tenemos unas horas de conocernos!

— Sí, seguramente. 

Mi madre le sonríe con tanta confianza y yo quedo boquiabierta ¿porqué? bueno, digamos que mi mamá es una persona difícil de tratar y el hecho de verla tan confianzuda con Dagna, solo me hace creer dos cosas. La primera: ella le dijo algo agradable e interesante durante mi ausencia o esta chica sencillamente tiene el don de hacer que otros se sientan cómodos en un dos por tres.

— Entonces ¿irían juntas esta noche? 

— ¿A dónde? — no entiendo de que rayos esta hablando.

— A la fiesta — responde segura mi mamá.

— ¿Cuál fies…?

— Así es — Dagna me interrumpe y es entonces que percibo una mirada traviesa en sus ojos — Esta mañana le comenté a Selene sobre ir, pero me dijo que probablemente sus padres no la dejarían ya que tienen un compromiso importante hoy, así que pensé en venir a hablar personalmente con ustedes. 

Nuestras miradas se cruzan una vez más y por fin descifro su plan. Ella se refiere a la cena con Alexander ¿piensa interferir? Si ese es su objetivo, acepto seguir su juego.

— ¿Compromiso? — cuestiona mi madre haciendo memoria — ¡Ah! Es cierto. Hoy tenemos una cena con el novio de Selene — se me eriza la piel solo de recordar el rostro del moreno — ¿Lo conoces? Es un chico magnifico. 

— No he tenido el placer, pero puedo imaginar que lo es — responde Dagna sonando un tanto decepcionada. Creo que por fin se ha dado cuenta de que Alexander es su favorito, no será cosa fácil persuadirla — Supongo que entonces no hay remedio ¿verdad? Mi invitación llegó demasiado tarde.

Anabel se queda en silencio un par de segundos y yo estoy resignada a pasar una noche fatídicamente aburrida junto a ese holgazán y mis padres.  

— Pensándolo bien, podemos posponer la cena para otro día — abro los ojos de par en par cuando las palabras de mi madre hacen sonreír maliciosamente a Dagna ¿realmente lo consiguió? ¿como lo hizo?

— No señora. No puedo permitir que cancele sus planes a causa de algo tan insignificante como una fiesta — miro con asombro a la chica playboy, es una excelente actriz, creo que debería pedirle un par de clases ya que soy verdaderamente mala para mentir.  

— No es importante querida, se trata de una simple cena — contradice mi madre. 

Decido no interrumpir y arruinar el momento. Escuchándolas hablar, me doy cuenta que Dagna tiene completo control sobre mi madre, quien parece adorarla repentinamente. No puedo creer lo que estoy oyendo, la cena con Alexander definitivamente ¡se cancela! Me lleno de una calma y una felicidad incontrolables, mientras que una inquietante curiosidad por la rubia me comienza a inundar el pensamiento. Quiero saber más sobre ella. 

— Entonces ¿permitiría a Selene acompañarme esta noche?

— Por supuesto — la sonrisa de mi madre era rarísima de ver y hoy, ya la había visto en varias ocasiones.

— ¿Qué harás con Alexander? — tras mi pregunta, imagino al enfurecido moreno y trato de contener la risa ¡se lo merece!

— Esperaré a que llegue tu padre para hablar con él y quedar otro día — su respuesta me tranquiliza y decido enfocar la vista en Dagna, ella me sonríe victoriosa y yo pienso que en verdad es toda una rareza.

Charlamos un rato más de cosas insignificantes como la escuela y el clima, pero a determinada hora la chica playboy recibe una llamada, tras la cual se despide y dando gracias una vez más a mi madre por acceder a la petición, sale a toda prisa por la puerta principal ¿así que el auto era de ella? quién lo diría. Dagna baja la ventanilla del conductor y yo la despido a señas. Arranca con rapidez dejando a mi madre con una sonrisa de oreja a oreja y a mí, completamente llena de dudas.

— Esa la clase de gente con la que debes juntarte Selene — las palabras de mamá tienen el mismo efecto que las de Alexander, siempre me hacen poner los ojos en blanco.

Evito responder a su comentario y me vuelvo a verla ¡Irradia felicidad! ¿Qué le ha hecho esa mujer a mi madre? Aunque muero de curiosidad por saber que ha pasado entre ambas durante mi ausencia, prefiero no hacer preguntas con tal de no arruinar su felicidad, después de todo, más tarde vería a Dagna y podría preguntarle lo sucedido.

Salgo de una tranquila y exquisita ducha. Me siento llena de vida y más fresca que una lechuga. Ahora si, estoy lista para salir de fiesta con mi desconocida favorita. Hacía un rato que había escuchado a mi madre hablar con Alexander por teléfono y minutos después de eso, mi celular no ha parado de sonar. No he contestado y no planeo hacerlo, al menos no todavía. Mis padres ya han hablado con él y yo no tengo nada más que decirle, así que me he tomado la libertad de ignorar sus llamadas toda la tarde. 

En vista de que Dagna se fue sin siquiera decir a qué tipo de fiesta iremos, opto por vestirme como suelo hacer cuando salgo de noche. Elijo un vestido rojo sin tirantes corto, acompañado de unos tacones negros y un bolso del mismo color. Generalmente no uso mucho maquillaje y cuando lo hago suele ser algo sencillo y rápido, por lo que mi tiempo para arreglarme es relativamente corto. Coloco un poco de base líquida en mis dedos y la esparzo cuidadosamente sobre mi pálida piel, luego aplico polvo compacto, para después delinear mis ojos de negro. Añado algunas capas de rímel sobre las pestañas chinas por naturaleza y hago resaltar mi rostro usando un labial rojo potente. En cuanto a mi cabello, es largo y completamente negro, herencia de mi madre. Generalmente suele ser lacio la mayor parte del tiempo de las raíces hasta el mentón y de la mitad a las puntas, ondulado. Decido alaciarlo un poco más con ayuda de la plancha, pero las puntas son tan rebeldes que se han quedado rizadas y para no maltratarlo de más, prefiero dejarlas así. Mientras elijo que tipo de perfume usar, escucho sonar mi teléfono otra vez. 

Lo pienso detenidamente antes de contestar.

— ¡Selene! ¿Se puede saber porque carajos no contestas? ¡Te he estado marcando toda la maldita tarde! — me río bajamente, está furioso.

— ¿Qué quieres? — pregunto tratando de sonar seria. 

— ¿A qué fiesta vas y con quién? ¡No puedo creer que tus padres cancelaron la cena!

— Tal parece que ya no eres su favorito — me vuelvo a reír y él se queda mudo — Y no tengo porque decirte a dónde y mucho menos con quien voy a salir. 

— ¡Seguramente con esa lesbiana de mierda! — un calor invade mi cuerpo ¿estoy molesta? No se que sea, pero esto no es común en mí.

— ¡Prefiero salir con esa chica mil veces, antes que contigo! ¡Estúpido! — cuelgo hecha una furia.

Él no volvió a llamar y yo me quedo sentada sobre el colchón. A mi mente vuelven las palabras dichas ¿realmente la prefiero a ella? Ni siquiera la conozco. No sé qué me está pasando, últimamente me siento mucho más emocional de lo normal. Suspiro y meto el celular al bolso. Rocío un poco de perfume en el cuello y muñecas, para finalmente mirarme una vez más al espejo y salir de la habitación.

— ¿Ya estas lista? — pregunta mi madre con sorpresa cuando me ve bajar las escaleras — Aún falta más de media hora Selene — miro el reloj y está en lo cierto.

— No quiero correr de último minuto — me siento sobre el sillón y me entretengo observando a mi madre preparar la cena de hoy. 

— Es raro en ti. Ni siquiera cuando sales con Alexander te preocupa el tiempo.

— Lo sé. A ella no quiero hacerla esperar.

— Se ve que es una chica puntual, no sería lo correcto — asiento lentamente con la cabeza y decido cerrar los ojos un instante.

Cuando despierto me incorporo inmediatamente sobre el sillón ¿qué hora es? Un par de voces femeninas provenientes de la cocina me hacen levantarme para caminar y rodear la segunda habitación.

— ¿Mamá? — balbuceo adormilada — ¡Dagna! — pego un grito lleno de energía cuando mis ojos se topan con ella.

— Hola — saluda sonriente — Por fin despertaste. 

La miro de pies a cabeza. Está usando un jumper de cuello V color blanco y de calzado, acompaña la vestimenta con un par de zapatos altos de tacón dorados. Lleva el cabello suelto en delicadas ondas y los ojos perfectamente difuminados de negro. Sus labios lucen un color rosa pálido bajo el brillante labial transparente que ha decidido usar. Se ve radiante. 

— ¿Qué hora es? — pregunto tratando de distraerme para así quitarle los ojos de encima. 

— Pasan de las diez Selene. No puedo creerlo — mi madre habla con su típico tono de reproche — Te arreglaste temprano para no hacerla esperar y terminaste quedándote dormida dos horas — me siento terriblemente avergonzada con la rubia, quien parece despreocupada y tranquila ante la situación.

— No se preocupe. No es ninguna molestia esperar mientras tengo el honor de platicar con usted — no sé si es mi imaginación, pero creo que es la primera vez que veo a mi madre sonrojarse. 

Me parece increíble como Dagna tiene la capacidad de decir las palabras correctas en el momento y lugar adecuados, callando a mi madre de la manera más gentil que he visto. Definitivamente debe ser una abogada o tal vez una escritora. Debe estudiar algo donde la labia y el uso correcto del lenguaje son la clave del éxito. 

— Me hubieran despertado — digo tratando de excusarme.

— Imposible — contradice Dagna moviendo el dedo índice de izquierda a derecha — Si te quedaste dormida tan de repente, es porque necesitabas descansar.

Me quedo muda. Ella tiene razón. Aunque recién cuando salí de la ducha me sentía como nueva, pude sentir como en cuestión de segundos el cansancio regresó a mi cuerpo. No me he podido recuperarme desde ayer debido a todo lo que sucedió en la fiesta. Sin embargo, parece ser que este pequeño descanso me relajo más de la cuenta, ya que la fatiga se ha reducido casi por completo.

Luego de pedir infinidad de disculpas, mi madre nos acompaña hasta la puerta. Dagna le agradece nuevamente por todo y yo deposito un beso en su mejilla izquierda. Ambas salimos de casa y noto que junto a la acera, un lujoso automóvil blanco nos espera. Es uno diferente al de esta tarde ¡Guau! Ignorando el hecho, subo al vehículo y Dagna enciende el motor. En cuestión de segundos, nos dirigimos hacia la gloriosa fiesta que me ha salvado de una terrible noche con Alexander.

Durante el camino casi no hablamos. Hemos escuchado música la mayor parte del trayecto y aunque tengo ganas de preguntarle qué ha pasado esta tarde con mi madre, siento que no es el momento adecuado para hacerlo, por lo que decido esperar hasta más noche. Luego de manejar un buen rato llegamos al lugar. Es un edificio incluso más grande que el de la fiesta anterior y debo admitir que me resulta sorprendente como la gente puede seguir de fiesta en fiesta durante toda la semana, incluso cuando es ¡LUNES! 

Bajamos del auto y Dagna inmediatamente hace un par de llamadas rápidas.

— Ya empezó — me informa sonriente — Entremos — me toma de la mano y no pongo resistencia, después de todo no es nada del otro mundo. 

Caminamos tranquilamente sobre la acera de la calle y mientras más miradas se posan sobre nosotras, mas lo pienso y más tímida me siento. Justo en ese momento recuerdo su declaración matutina y por inercia mi mano nerviosa busca zafarse de la suya, liberándose. Ella inmediatamente me mira. 

— Te separarás de mi si te sueltas — advierte. Yo niego con la cabeza y Dagna no insiste más. 

Caminamos un tramo de banqueta hasta llegar a la entrada y justo como en la fiesta anterior, una multitud de chicas guapas se encargan de recibir a la gente en la puerta. Reparten tragos de bienvenida y sellos sobre la piel de cada invitado, con la única diferencia de que ahora, Dagna no es una de ellas. Todas las chicas que son edecanes en alguna fiesta o evento, suelen ser hermosas y con un físico impresionante, sin embargo nunca antes había puesto atención en esas cosas hasta que la conocí a ella. Dagna, definitivamente es la chica más hermosa que he visto sobre la tierra. 

Quedo sorprendida cuando noto que la rubia no hace fila. Al parecer es una invitada especial ya que las edecanes se pelean por atenderla y yo no logro descifrar cuál es el motivo de ello. Dagna hace una seña de mano y casi de inmediato el grupito se disipa, con excepción de una de ellas, a quien logro reconocer al instante. Es la joven de la fiesta pasada, la que nos había llevado los zapatos y tomado la foto. Si no mal recuerdo su nombre es…

— Hola Karime, ¿cómo va todo?

— ¡Dagna! Al fin llegas — dice animada la castaña mientras la abraza y es correspondida de igual forma por la rubia — ¡Hola! — me saluda también y yo correspondo a señas.

— ¿Cómo va todo? ¿Han tenido problemas con los hombres? — pregunta echando un vistazo adentro.

— Unos cuantos intentaron entrar, pero Mariana se encargó de ellos. 

— Ya veo, es normal que a esta clase de fiestas se intenten colar. Mantengan la vigilancia — ordena y la castaña asiente — Estaré adentro con ella.  

— Con que al final terminaste trayéndola — las palabras de Karime hacen que Dagna ponga los ojos en blanco. 

— Ven Selene — me llama ignorando por completo el comentario de su compañera y automáticamente mi cuerpo avanza hasta donde ella se encuentra —  Entremos — dice mientras me ofrece una de las bebidas de bienvenida que reparte Karime. Para mi fortuna, no es tequila. Ambas bebemos el líquido de un solo trago y nos adentramos en el caluroso lugar. 

Luego de caminar y subir algunos escalones nos topamos con un mar de gente. Es hasta entonces que noto algo raro, entre la multitud de personas no se ve a ningún chico.Todo el lugar está infestado de mujeres. Gritos y combinaciones de perfumes femeninos pueden percibirse con facilidad en el aire. Dagna se adentra entre la multitud de chicas y se vuelve a verme, sonríe con ternura cuando me nota en shock, mirándola con mil interrogantes alrededor. Regresa y tomándome de la mano una vez más, me arrastra hasta el centro de la pista.

— Vinimos a divertirnos. 

— ¿Qué clase de fiesta es ésta? ¿Por qué solo hay mujeres? — le grito al oído.

— ¿No es obvio? — responde acercándose a mí — Esta fiesta es conocida como ¡Lady’s Night! Solo chicas, solo nosotras Selene — ella me mira y esa sonrisa embelesadora aparece otra vez — ¡Baila conmigo!

Sus caderas comienzan a moverse al ritmo de la música, agitando de un lado a otro sus brazos y cantando a todo pulmón, acercándose y alejándose, tomándome y soltándome. Su forma de bailar es tan sensual, me contagia, me enloquece y no encuentro una razón válida para ello. Me siento rara, pero cómoda con ella. En tan poco tiempo he comenzado a sentir una extraña tranquilidad a su lado. Siempre me encuentro relajada y alegre cuando Dagna aparece ¿es normal no poderle quitar los ojos de encima a una chica que acabas de conocer? No es normal, lo sé. Sin embargo no puedo evitarlo y al parecer ella tampoco. 

Hemos bebido y bailado hasta el cansancio. El calor ha comenzado a invadir el lugar y nuestros cuerpos. El humo de múltiples cigarros apenas y me deja ver a la rubia que baila frente a mí. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que llegamos, pero el dolor placentero en las plantas de los pies, me indica que hace bastante rato que empezamos a bailar. Me siento mareada, sofocada y el alcohol comienza a circular por mi cuerpo y a hacer efecto rápidamente. Quiero escapar. 

— ¿Dónde está el baño? — le pregunto a Dagna cuando se acerca a mí. Ella señala el tercer piso con su dedo índice y yo hago una mueca de desaprobación. 

— Está lejos ¿verdad?

— Demasiado — respondo resignada al ver los miles de escalones que debo subir. Dejo la bebida sobre una de las barras a nuestros costados y comienzo a caminar. De pronto, a mi mano se entrelaza otra. Vuelvo la vista y es ella. 

— Voy contigo — anuncia Dagna mirando la unión de nuestras manos. 

No digo nada, continuo caminando con ella a un lado. Trato de no parecer nerviosa, pero realmente me pone los pelos de punta la reacción que tiene mi cuerpo cuando ella me toca. 

— ¿Qué opinas? ¿Te gusta? — su pregunta me saca momentáneamente de mi ahogamiento mental. 

— ¿Qué cosa?

— Lady’s Night ¿Te gusta?

— No está mal — en realidad no me desagrada para nada la idea de que haya puras chicas aquí, ya que el ambiente es mucho más tranquilo y no hay peleas o escándalos por cosas estúpidas.

— Es increíble ¿verdad? — ella habla sonriente — Sin duda, es mi fiesta preferida, aunque solo sea una vez al mes — su puchero me hace reír.

Llegamos hasta el baño. En realidad solo quería tomar un poco de aire fresco, cosa que el tercer piso tenía. Tras cerrar la puerta, la música disminuye y pese a que es el baño de damas, está totalmente vacío. No hay nadie más, solo nosotras dos y el sonido de nuestros tacones chocando contra el piso y haciendo eco por todas partes. Arreglo algunas cosas de mi maquillaje, luego me lavo las manos, para después secarlas y mirarme en el espejo, cerciorándome de que todo está en su lugar. A través del cristal me topo con la figura de Dagna, quien recargada sobre la pared al fondo de la habitación, me observa atenta.

— ¿Qué? — pregunto al ver que no me quita los ojos de encima.

— Eres muy bonita, pero hoy especialmente luces radiante — el calor sube a mi rostro. Para mí, recibir cumplidos de una chica es algo nuevo. 

— Gracias — digo tratando de disimular mi nerviosismo — Tú también eres muy guapa.

— No lo suficiente como para gustarte.

Me giro sobre los talones para mirarla directamente al rostro ¿porque dirá eso tan repentinamente? Ella me sorprende abalanzándose sobre mí y pegándome contra la pared. Une rápidamente sus labios a los míos, mientras sus manos toman lugar detrás de mis caderas, dejándome inmóvil. Trato desesperadamente de separarme, de resistirme, pero me gusta. Me gusta la forma en la que me besa. Desde la primera vez que sus labios rozaron los míos la noche anterior, ella se volvió una droga para mí. Su presencia, su voz, su rostro y sus labios, una adicción de la que no puedo escapar y me siento completamente vulnerable aunque no entiendo la razón.  

Dejo de luchar y prefiero dejarme envolver por su aroma. Mis manos encuentran lugar sobre sus hombros y torpemente trato de corresponder a sus besos, que poco a poco se vuelven más y más exigentes. Sus manos me acercan más a su cuerpo haciendo la unión de nuestros labios sumamente intensa. Su lengua rosa mi boca varias veces hasta que ésta accede, abriéndole camino y mi cuerpo tiembla al primer contacto de nuestras lenguas. El roce es exquisitamente placentero, sus labios son tan suaves, tan dulces, tan expertos. Yo soy una novata para estas cosas, pero trato de satisfacer sus demandas lo mejor que puedo y ella parece disfrutarlo. 

Siento sus brazos rodear por completo mi cintura y me sobresalto cuando me eleva en el aire y por inercia mis piernas rodean sus caderas, sujetándose con fuerza de ella. Con pasos lentos y sin deshacer el beso, Dagna me sienta sobre los lava manos, de tal forma que ambas quedamos a la misma altura. Sus manos descansan en mi espalda baja y su cuerpo toma lugar entre mis piernas, las cuales aún rodean su esbelta figura. Trato de separarme de sus labios pero éstos me siguen hasta atrapar los míos nuevamente. Sus manos toman acción y recorren mi espalda con lentitud pero con un toque excitante, para después darme un suave empujón y atraerme aún más hacia su cuerpo. No sé si es consciente o no de lo que está pasando, pero ella ha acercado la zona más íntima de mi cuerpo hasta su vientre y yo estoy completamente a su merced, ya que usando este vestido, además de la ropa interior, no hay nada más que cubra los alrededores.  

Sus labios atrapan mi lengua y succionando con dulzura, hacen a mi cuerpo estremecer. Siento sus manos recorrer mis piernas y muslos, por lo que me es inevitable dejar de suspirar ante los toques de sus ávidos dedos. Sus labios juguetean un rato más con los míos, pero ansiosos, comienzan a separarse dejando rastros húmedos hasta mi cuello, donde su boca provoca nuevas sensaciones en mí 

“¿Qué estoy haciendo?”

 Pienso. 

Estoy besando a una chica, a Dagna”

Tengo que parar esto antes de que sea irreversible. Tomo una bocanada de aire y comienzo a hablar. 

— Dag..na — digo entre suspiros. Un sonido sale de su garganta como respuesta — Deten...te — coloco mis manos sobre su cabeza y con delicadeza trato de separarla de mi cuerpo.

— No — susurra con los labios pegados a mi piel — No puedo y no quiero detenerme — un profundo suspiro escapa de mi boca cuando siento sus labios en el escote de mi vestido, rozando mis pechos, besando y dejando un rastro húmedo por donde quiera que pasan. 

¿Por qué me siento así? En el pasado, muchos chicos habían intentado sobrepasarse conmigo, sin embargo jamás me había permitido llegar a tal extremo ¿Por qué con ella es diferente? ¿Por qué no puedo sencillamente pararla? Un extraño hormigueo me invade cuando caigo en la cuenta de que una de sus manos está entre mis muslos, tocando y acariciando la piel desnuda que el vestido no cubre. Intento detenerla, pero mis manos están débiles. Todo mi cuerpo parece negarse a intentar detenerla. Jadeando y respirando agitada, tomo su rostro entre mis manos, haciendo que sus ojos miel se encuentren forzosamente con los míos. Estoy por hablar cuando siento que mi intimidad es invadida por sus traviesos dedos, el roce me hace gemir vergonzosamente. Por instinto trato de cerrar las piernas, pero su cuerpo que está en medio lo impide. Sus dedos comienzan a moverse sobre la ropa interior y su mirada aun fija sobre la mía, provoca que una corriente eléctrica invada todo mi cuerpo. Tiemblo mientras mi corazón se acelera y mi voz pierde fuerzas.

— Dag..na, basta — ignorando lo dicho, sus labios vuelven a mi boca, rozando y explorando cada rincón de la misma — Bas..ta — murmuro entre cortada. Ella me mira seriamente para luego decir:

— No. No después de haber llegado tan lejos. 

Sus dedos aumentan el ritmo y sin poder detenerlos, gemidos incontrolables salen de mi garganta. Me cubro la boca con ambas manos para evitar los vergonzosos sonidos y ella me sostiene con fuerza, manteniendo la intensidad y la presión en su mano. Un mar de sensaciones me invade, haciéndome perder el control. Desesperada, libero mis labios para aferrarme a su cuello. Ella me abraza aumentando la cantidad de movimientos circulares sobre mi sexo, hasta que un profundo y fuerte gemido resuena en todo el lugar, liberándome.

— Eso es — dice con voz suave — No te contengas y mucho menos cuando se trata de gemidos tan lindos como esos — me regala una sonrisa triunfal y yo me siento repentinamente fatigada. 

Mi respiración es anormal. El corazón me late con fuerza y mi cuerpo aun tiembla debido a la reciente sensación. Ella me rodea con ambos brazos y me mantiene así, en un tierno y cálido abrazo. Hunde el rostro en mi cuello y el roce de sus labios contra mi piel me hace suspirar.

— Esto es solo el principio — sus palabras me hacen tragar saliva — Me gustas, te lo dije esta mañana. Te quiero para mí y solo para mí — su rostro se aleja para verme mejor y su miel se derrama en mis océanos — Buscaré la forma de alejarte de ese patán. Sé que no te quiere, ni tu a él y aunque tampoco estas segura de lo que sientes por mí, te voy a enamorar.

— Dagna, no estoy segura de esto. Yo… tengo muchas dudas.

— Dudas que se irán aclarando con el tiempo — ella me acomoda un mechón de cabello detrás de la oreja y vuelve a hablar — Eres… — enmudece buscando la palabra correcta — Primeriza ¿verdad? — me sonrojo con violencia al entender lo que dice.

— Si, nunca… — me lleno de tanta vergüenza que quiero llorar — ¡Nunca había hecho algo como esto!

— Entiendo — extrañamente parece aliviada con mis palabras — Lo lamento.

— Y tú te aprovechaste de que perdí el control tan fácil — reprocho molesta haciéndome a un lado. Dagna ladea la cabeza desconcertada.

— Pero no te tomé, solo te di algo de satisfacción — se acerca tratando de abrazarme, pero la evado.

— De verdad, lo siento — mi pecho acelerado me mantiene muda — Más allá de poseer tu cuerpo, quiero tu corazón — sus palabras me calientan el rostro y la miro fijamente.

— ¿Y entonces porque haces cosas como estas? — odio sentir un nudo en la garganta.

— Yo… — murmura — No lo sé, me resulta difícil controlarme cuando estoy cerca de ti.

— Si se trata de un juego y lo único que buscas es eso, entonces yo…

—  No es un juego — interrumpe — Me gustas Selene — su semblante y la seguridad con la que habla, me hace confiar.

— Aun si eso es verdad, yo no sé si pueda corresponderte como esperas. No quiero decepcionarte. 

— Jamás lo has hecho — ella me da un beso en la punta de la nariz y pegando su frente a la mía, vuelve a hablar — Haré que te enamores de mi — me mira severa y el corazón me da un vuelco — Te haré sentir un amor tan intenso que creerás haberme amado, incluso antes de encontrarnos. 

Sus palabras resuenan una y otra vez en mi cabeza ¿puedo enamorarme de ella? Sin duda tiene algo que me atrae, pero no logro descubrirlo. Han pasado solo unas horas desde que la conozco y ya me siento irremediablemente conectada a Dagna ¿es ella a quien he estado esperando todo este tiempo? 

Sus labios se acercan y una vez más, volvemos a besarnos.

 

 CONTINUARA...

Notas finales:

Bueno, pues ¿que les parecio? espero que haya sido de su agrado! muchas gracias x haber leido y no se olviden de dejarme sus lindas opiniones! :) 


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