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$Playboy Night$ por Strawberryloveless

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Notas del capitulo:

Debido a la ebriedad de Karina, Dagna impide que Selene conduzca sin licencia y les invita a pasar la noche en su casa, sin tener en cuenta que otras tres chicas terminaran uniendose a su pijamada, acarreando asi, divertidas y problematicas situaciones en una noche.  

6. PIJAMADA

Ambas chicas se miran con rostro indescifrable y yo no entiendo si se llevan bien, o se llevan mal.

— ¿Qué haces aquí? — Dagna parece desaprobar su presencia.

— Me enviaron a buscarte — responde Odra manteniendo su mirada llena de diversión — Hilda y Neferet están conmigo. 

— Así que ¿enviaron a todas? — la rubia parece ponerse tensa y yo no entiendo de qué diablos están hablando.

— Sí. Supongo que hasta ahora solo Karime y Valentina están contigo ¿no? — Dagna asiente y Odra sonríe — Para suerte tuya hemos llegado nosotras. 

— ¿Y el resto? ¿Dónde están? — pregunta con inquietud la chica playboy.

— Buscándote.

— No pienso volver — Odra sonríe como si supiera que esa iba a ser su respuesta.

— Lo sé y no pienso llevarte por la fuerza. Vinimos a ayudarte. 

— Ya veo — Dagna se lleva una mano al mentón — ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

— Alrededor de un mes — la rubia abre los ojos de par en par. 

— Has tardado demasiado en localizarme. 

— Si, cuando llegué parecía una tarea muy difícil encontrarte, era como buscar una aguja en un pajar. Sin embargo hace poco más de una semana pude sentir con precisión tu ubicación exacta y aquí estoy — Odra me mira y Dagna lo hace de reojo también — Parece que tu reencuentro alerto a todos — ella frunce el ceño y mira con cautela a la rubia — Sabes que tu presencia se intensifica cuando estas con ella y a este paso Lexa, Ainara y Krishna también te encontrarán. 

— Lo sé, sin embargo no he podido alejarme. Tengo mis motivos — Dagna parece demasiado angustiada.

— Sabes que nosotros no le haríamos daño. 

— No son ustedes quienes me preocupan — la chica playboy suelta un suspiro antes de volver a hablar — El día se acerca y con ello, más de nosotros aparecen.

— Tus padres lo saben y es la razón por la que nos han enviado. Saben que no estas dispuesta a volver.

— Ni siquiera los menciones, no quiero oír nada sobre ellos — me quedo incrédula ante su conversación ¿Dagna está peleada con sus padres? Eso si, que no lo esperaba.

La puerta del sanitario se abre y el volumen de la música aumenta. Odra se hace a un lado para dejar entrar a un trío de mujeres que a penas y pueden mantenerse de pie. La música vuelve a disminuir cuando la puerta se cierra y las carcajadas de las recién llegadas resuenan por todo el lugar. 

— ¿Necesitan ayuda? — pregunta la castaña de mechas rubias acercándose, ya que el grupo de ebrias no puede siquiera abrir el cubículo.

— Estamos bien — balbucea una de ellas.

— Si, no te preocupes guapa — otra, guiña un ojo desagradablemente y Odra se limita a sonreírle amable.

— Déjenme ayudarles — insiste la mayor haciéndolas a un lado y jalando el seguro de la puerta para abrirla. Después se aleja y hace lo mismo con otros dos cubículos — Adelante — les dice muy caballerosamente y las tres ebrias se miran, riendo vergonzosamente. 

— Muy amable — agradece una de ellas conteniendo la risa, la mayor solo asiente con la cabeza y cierra la puerta para después volver hasta nosotras.

— ¿En qué estábamos? — pregunta retomando la plática y sus ojos grises se clavan en los de Dagna — ¡Oh sí! Entonces ¿ella es quién creo? ¿tu Selene? — frunzo el ceño ¿otra vez con eso? miro a Dagna, quien notablemente parece molesta por la pregunta.

— Si, es ella — es la primera vez que la escucho responder a un comentario de este tipo, generalmente los ignora.

— ¿De verdad? — Odra abre los ojos de par en par mientras me echa una mirada rápida de pies a cabeza — Vaya ¿quién lo diría? Nunca creí que la conocería tan rápido, sin embargo me hace muy feliz — una amplia sonrisa queda expuesta en sus labios ¿a mí? ¿por qué? Solo me ha salvado de una vergonzosa escena, no es para tanto.

— ¿Y tú? ¿Cómo la conoces? — pregunta la rubia y por un momento me suena demasiado territorial.

— Digamos que fue gracias a una extraña y chistosa coincidencia — ella sonríe y yo me sonrojo solo de recordarlo — O ¿debería decir accidente? — Dagna se vuelve a verme interrogante.

— Casi me caigo pero ella lo evito — explico con brevedad.

— Después insistí en que me uniera a su grupo ya que se veían bastante divertidas y bailamos un poco ¿no es así? — pareciera que Odra está intentando provocar a la chica playboy. 

— Así fue — respondo con timidez mirando a la rubia, quien parece ponerse aún más seria que antes. La mayor sonríe burlona ante su reacción y habla.

— Relájate Meardi, es una fiesta y solo nos estamos divirtiendo — Dagna está por contradecir sus palabras cuando de repente, las carcajadas del grupito de chicas de antes nos indican que han salido de los cubículos y caminan hacia los lavabos. 

Nos quedamos en silencio mientras las miramos lavarse las manos con torpeza. Una de ellas no puede parar de reír y las otras dos parecen estar lo suficientemente perdidas en sus pensamientos. Cuando por fin terminan, caminan hacia la puerta dispuestas a abandonar la habitación pero antes de salir se detienen. Nos miran de reojo mientras hablan bajo, susurrando palabras e intercambiando carcajadas que nos dejan desconcertadas ¿qué están planeando? Finalmente, dos de ellas empujan a la tercera para que se acerque a la castaña de mechas rubias, quien mirándola con expresión entre seria y divertida dice:

— ¿Si? — las compañeras se ríen.

— Eres guapa — balbucea la morena quien parece haber sido obligada a hablar con la mayor — Y bueno, nos estábamos preguntando si tu ¿quisieras bailar con nosotras más tarde? — noto un ligero sonrojo en sus mejillas y pienso que puede deberse a su nivel de ebriedad. 

— Agradezco la invitación, pero me temo que ya tengo compañera ¿verdad? — su mirada gris me enfoca y seguido, el trío me observa celoso. 

— Saucedo — Dagna pronuncia su apellido severa y ella se carcajea.

— Mi pareja está esperándome en la pista de baile y justo ahora me reuniré con ella — Odra se encoje de hombros — Lo lamento chicas ¿será para la otra? — todas hacen una mueca de decepción pero asienten con la cabeza. 

— De acuerdo — la morena vuelve a unirse al grupito y el trío desaparece por fin. 

— Entonces ¿ustedes dos son amigas también? — pregunto atreviéndome a reiniciar la conversación. Ambas me miran y percibo que están sorprendidas por la repentina interrogante. Dagna observa a la castaña quien decide tomar la palabra mientras me sonríe amable.

— Podríamos decir que si — la rubia asiente con la cabeza, confirmando su respuesta.

— Ya veo.

— Bueno — Odra se estira con pereza — Vine hasta aquí porque tardabas demasiado y me preocupé por ti — me mira seria y casi al instante una sonrisa traviesa se dibuja en sus labios — Sin embargo, ahora sé porque te demorabas tanto en regresar — me sonrojo con violencia al recordar que ella nos atrapó en pleno beso — Me voy. Tengo que buscar otra pareja de baile ya que me han quitado a la mía — Dagna pone los ojos en blanco ante tal reproche y yo agacho la cabeza avergonzada — Te quedas en buenas manos — la mayor me guiña un ojo divertida para después, salir inmediatamente del sanitario.

Nos quedamos en silencio. 

Estoy llena de infinitas dudas y sé que aunque se lo pregunte, Dagna no responderá. Ella es el tipo de chica que evade las conversaciones incomodas o desagradables y, pese a que dijo que trataría de ganarse mi confianza, nunca me cuenta nada. Tengo algunos días de haberla conocido, poco más de una semana tal vez y aunque hemos estado juntas la mayor parte de ese tiempo, no sé más que su apellido, sobre Misha y que es multimillonaria. Conozco a algunas de sus amistades como Karime y Valentina, pero tampoco es de mi conocimiento qué tipo relación tienen con ella. Probablemente le incomode hablar de ello pero no puedo seguir así, necesito saber más, aunque sea un poco. Principalmente quiero entender que relevancia tengo yo dentro de su círculo social, ya que a todos parece serles de mucho interés vernos juntas. 

Estoy decidida, si ella no está dispuesta a contármelo, encontraré la manera de saberlo. Giro el rostro y veo lo seria que está, parece pensativa pero cuando se percata de mi indiscreción sonríe como siempre. Me toma con delicadeza de la mano y entrelaza nuestros dedos.

— Volvamos — ella emprende camino hacia la salida pero la jalo, deteniéndola. 

— Espera Dagna.

— ¿Qué pasa? 

— No es justo — ella frunce el ceño desconcertada — Tú sabes todo sobre mí y al parecer tu amigos también. Sin embargo yo no sé nada sobre ti y ellos. Estoy llena de dudas.

— ¿Dudas? ¿Respecto a qué? — pregunta visiblemente confundida y por un momento creo que está bromeando.

— Respecto a todo. No es la primera vez que algo como esto sucede — ella se queda muda — En más de una ocasión ha aparecido alguien que me conoce, luego tiene una rara charla contigo y se va siempre dejándome llena de dudas — ella suspira pero eso no me detiene — Tú solo dices “no te preocupes, todo estará bien” pero no me explicas más y sinceramente, eso está agotando mi paciencia.

— ¿Qué quieres saber? — su pregunta es tan directa me impacta unos segundos ¿accedió tan fácil?

— Todo de ti, no sé nada — me siento repentinamente tímida bajo su mirada.

— Me llamo Dagna Meardi, tengo 21 años. República Dominicana fue mi hogar durante mucho tiempo y mi color favorito es el rojo — su voz suena suave.

— Oh — susurro sorprendida ya que no aparenta ser mayor que yo. Aunque no es la respuesta que esperaba, me parece que está bien. 

— Me gustan los felinos. Soy empresaria e hija única, actualmente heredera de la aerolínea más importante del país, razón por la que generalmente estoy ocupada en asuntos demasiado aburridos la mayor parte del día. 

— Tu comida favorita ¿cuál es? — ella traga saliva como si la respuesta fuera algo incómoda.

— Las pastas y los mariscos.

Analizo la información que me da y corroboro. De todo lo que ha dicho, solo su comida y color favorito, son cosas que no sabía sobre ella. Está evitando mi interrogatorio dándole vuelta a cosas triviales, así que decido preguntar directamente.

— ¿Odra y tu son amigas? — Dagna abre los ojos de par en par — Ella dijo que podría decirse que sí, pero esa no es una respuesta concreta ¿lo son o no? — se pasa una mano por el fleco dejando clara su molestia. Inhala profundo y por fin lo suelta.

— Odra y yo tuvimos una relación hace un tiempo — desvía la mirada y continua — Es la primera vez que nos encontramos desde que aquello terminó. Supongo que por eso te ha dado esa respuesta — ella me mira con cautela, como si estuviese analizando mi reacción.

Me quedo helada ¿Odra y Dagna juntas? ¡No puedo ni imaginarlo! Seguramente eran una pareja espléndida, toda una celebridad. Es decir, ambas son hermosas, tienen clase, elegancia y seguramente comparten muchas más cosas en común. 

— Vaya, eso no me lo veía venir — la rubia suspira — Ella es mayor que nosotras ¿verdad?

— Sí, tiene 23 años. 

— Parecen llevarse bien, pese al tiempo sin verse — Dagna hace una mueca y se acerca a mí.

— Escucha — me toma la cara con ambas manos y su cálido contacto me hace estremecer - Sé que tienes dudas, tanto de mí como de todo lo que pasa a nuestro alrededor, pero dame tiempo ¿sí? — sus ojos suplican también — Prometo explicártelo, pero aun no es el momento — correspondo a su mirada, asintiendo pausada. 

— Esta bien, trataré de ser paciente — ella sonríe aliviada y me planta un profundo y suave beso en los labios. 

Cuando volvemos a la pista de baile nos encontramos a Karina, quien baila intensamente a lado de Odra y parece que ambas hacen una excelente combinación, tanto que hay un círculo de gente alrededor de ellas aplaudiendo y alentándolas a seguir. Mi mejor amiga esta ebria, puedo notarlo con facilidad por la forma en la que se mueve. 

Dagna y yo optamos por sentarnos en la barra para disfrutar del espectáculo que nuestras amigas ofrecen, mientras tomamos un par de tragos fríos. Saco el celular del bolso de Karina, el cual traigo colgado por encima del hombro y veo que tengo bastantes llamadas perdidas junto a algunos mensajes de texto, todos son de Alexander. 

— ¿Te sigue molestando? — pregunta Dagna de repente y yo le sonrío encogiéndome de hombros — Es demasiado terco, para estas alturas ya debería tenerlo claro — suena fastidiada — ¿Por qué no lo dejas? — me vuelvo a verla y noto que su mirada se ha vuelto fría.

— Mis padres lo eligieron, es lo que ellos quieren para mí — contesto sin ánimos de seguir hablando del tema.

— Yo puedo hacerlos cambiar de parecer — bromea y extrañamente creo que hay un poco de verdad en sus palabras.

— ¡Hola de nuevo! — Odra aparece frente a nosotras, pero ésta vez trae a mi mejor amiga con ella. La sostiene por la cintura mientras que uno de los brazos de la morena le rodea el cuello, permitiéndole así, mantenerla de pie — Tu amiga está muy borracha.

— Me doy cuenta — miro con preocupación a Karina mientras Odra la sienta en uno de los altos bancos de la barra y yo le ayudo a sostenerla para que no se caiga ¿cómo se supone que volveremos a casa con ella en este estado? ¡Se está quedando dormida aquí mismo!

— Es bastante graciosa — dice riendo la mayor — Además, baila muy bien — ella levanta el pulgar esbozando una sonrisa de oreja a oreja, aprobando la personalidad de Karina.

— Suele serlo y más cuando está ebria — mis palabras captan la mirada de Odra — Le gusta mucho bailar, incluso toma.

— Eso lo explica todo.

— ¿Quieres algo de tomar? — pregunta Dagna a la recién llegada interrumpiendo nuestra conversación.

— Vodka por favor, ya sabes cómo me gusta — Odra le guiña un ojo a la rubia quien riendo sarcástica, se vuelve a verme después.

— Pediré agua mineral con un poco de limón para Karina, eso ayudará a disminuir el nivel de alcohol en su cuerpo más rápido ¿está bien? — yo asiento y ella sonríe para después pedirle a Samantha las bebidas.

— ¡Vaya! pero si estamos todas reunidas aquí ¿no les trae viejos recuerdos? — una aguda voz llama nuestra atención.

— ¡Valentina! — la castaña de mechas rubias sonríe y la sensual pelirroja le devuelve el gesto.

— Tiempo de no verte Odra — la recién llegada envuelve a la mayor en un incómodo abrazo, ya que Karina impide que se mueva con facilidad.

— Demasiado diría yo — ambas se sostienen con cariño y por un momento parece que fueron ellas las que tiempo atrás tuvieron una relación. 

— Dagna, te estaba buscando — dice clavando ahora sus pupilas en mi acompañante.

— Aquí estoy ¿qué se te ofrece? — responde desinteresada la chica playboy y la pelirroja suspira con aires de molestia para después dirigir sus ojos hacia mí.

— Selene ¿no es así? — yo asiento y ella me sonríe igual que la última vez, con falsedad — Es un placer tenerte con nosotros de nuevo ésta noche — me quedo muda y noto que sus pequeños ojos cafés se posan sobre la adormilada chica a la que Odra sostiene sin ningún esfuerzo — ¿Y esta quién es? — frunzo el ceño, molesta por su expresión — ¿Amiga tuya?

— Sí, su nombre es Karina y es bastante divertida — responde la castaña de mechas rubias mirando a mi borracha amiga entre sus brazos — Completamente opuesta a ti y a tu amargura.

Dagna suelta una fuerte carcajada por el comentario y Odra ríe con ella. Valentina las mira con evidente molestia pero prefiere cerrar la boca y yo estoy totalmente a favor de esa idea.

— Aquí tienen sus bebidas — Samantha interrumpe el momento, colocando los vasos de cristal frente a nosotras — Hola Valentina ¿puedo ofrecerte algo de tomar? — pregunta la morena desde el otro lado de la barra y noto que se sonroja levemente cuando la pelirroja la mira.

— No sé para qué preguntas, si ya sabes lo que me gusta — su tono malhumorado ocasiona que Sam asienta bajando la cabeza, para después alejarse a toda prisa y preparar el pedido. 

— Y tú ¿qué haces aquí Valentina? — Odra da un trago corto a su vaso y saboreando el licor en él, habla de nuevo — Me refiero, además de “aquello” que nos ha reunido a todas ¿qué es lo que te trae por estos rumbos? Tú no sueles frecuentar estos sitios.

— Nada en especial. Si estoy aquí no es por gusto, es por órdenes al igual que tú y el resto — no logro entender si esa es su forma natural de hablar o si sigue enfadada — Hoy vine con Dagna a resolver algunos pendientes, pero al parecer encontró algo más importante que hacer – me mira fijamente y puedo percibir cierta amargura en su voz. Definitivamente me odia.

— ¿Quieres bailar? — la rubia parece ignorar todas las conversaciones anteriores y yo me siento incómoda cuando Valentina me observa celosa.

— No puedo dejar a Karina sola — pongo como pretexto y Dagna mira a Odra.

— Yo me hago cargo de eso. No te preocupes y ve a bailar — anuncia inmediatamente la mayor guiñando un ojo y noto que me anima con la mirada. 

— ¿Ves? No pasará nada, vamos — insiste otra vez la chica playboy.

—Está bien.

Dagna me toma de la mano y abriéndose paso entre la multitud me arrastra hasta el centro de la pista en dónde comienza a moverse lentamente al ritmo de la música.

— ¡Baila conmigo! — me grita al oído — ¡Como la primera vez, cuando nos encontramos! ¿Recuerdas? — yo asiento con la cabeza y ella me besa, dejándome paralizada al instante. 

Miro en dirección a la barra y veo que la pelirroja gira sobre el asiento, dando espalda a la pista de baile mientras Odra le da un codazo, carcajeándose por su celosa reacción. No puedo evitar sentirme incómoda, pero tampoco puedo evitar que Dagna me bese, me gusta que lo haga.

Comienzo a mover las caderas y a sentir la música invadirme los sentidos. La rubia no me suelta de las manos, me atrae hacia su cuerpo en un solo movimiento y después me aleja de repente. Me canta al oído entre risas, luego me hace girar meneando las caderas de un lado a otro mientras baila frenética al ritmo de la música y yo trato de seguirle el paso. No puedo evitar sonreír cuando ella está cerca de mí, es irresistiblemente encantadora. Además no me quita los ojos de encima y yo tampoco. 

Llevamos según mis cuentas, aproximadamente una hora bailando cuando de repente la música da un cambio drástico y una balada romántica empieza a sonar por todas partes. Ambas nos quedamos quietas al igual que el resto de las personas sobre la pista. Nuestras miradas se dirigen hacia el DJ y para sorpresa nuestra, la castaña de mechas rubias está con él.

— ¡Esta canción va dedicada a todas las parejas enamoradas de la noche! — grita el DJ por el micrófono y la multitud responde enérgica y positivamente — Demos un aplauso para… — el hombre hace una breve pausa y Odra susurra algo a su oído — Para nuestra pareja estrella ¡Selene y Dagna! — una potente luz color blanca nos enfoca y tras ello, la mirada de cientos de personas a nuestro alrededor también. Miro a Odra con la boca abierta, no puedo creer que ha armado tremendo escándalo con Karina en brazos, quien al parecer sigue dormida. La gente aplaude con entusiasmo, obligándonos a sonreír y a bailar juntas al ritmo de la suave canción de amor.

— Solo ella es capaz de hacer algo como esto — la rubia suspira enfadada y yo me vuelvo a verla.

— ¿Siempre es así?

— Siempre. Es demasiado espontánea.

— Lo cual me parece extraño — murmuro y Dagna ladea la cabeza interrogante.

— ¿Qué cosa?

— Nunca había conocido un caso como este.

— Creo que no te estoy entendiendo — ella frunce el ceño.

— Generalmente las ex novias suelen ser personas demasiado rencorosas con sus parejas anteriores — Dagna abre los ojos con sorpresa y creo que por fin comienza a entender — Odra parece ser diferente a las que conozco. Siento su anhelo porque tú y yo estemos juntas, tanto que ha llegado a este extremo y no entiendo por qué.

— Ella sabe — miro los ojos de la rubia y me mantiene el contacto visual.

— ¿Qué cosa?

— Que estoy enamorada de ti — me ruborizo y su sonrisa intensifica mi color — En realidad, creo que todas lo saben.

Su respuesta es de lo más tierna pero inmediatamente mi mente maquina, formulando una sola pregunta: ¿cómo es posible que Odra y las demás sepan, si acabamos de conocernos? Tal vez les ha hablado sobre mi. La música finaliza y tras ello, la voz del hombre interrumpe nuestra charla. 

— ¡Chicas, bailan muy bien! — la multitud nos elogia con gritos y aplausos. Poso nuevamente mis ojos en la de mechas rubias que continua junto al DJ y nos mira expectante — ¡Bailemos una última canción! — el hombre deja sonar otra balada y esta vez, todos toman a sus respectivas parejas en la pista. Casi al mismo tiempo, Odra llama mi atención con una seña de mano y observándola, interpreto lo que trata de decir: 

“No te detengas, baila con Dagna”

Sonrojada veo a la rubia, quien ya tiene la vista clavada en mí y me extiende una mano

— Ya que la ocasión lo permite ¿bailarías conmigo una vez más? — su tono formal y la alegría que reflejan sus ojos me hacen aceptar de inmediato.

— Será un placer. 

Me coloca una mano en la cintura, por lo que yo pongo una sobre su hombro y uniendo las palmas a un extremo, empezamos a movernos al compás de la música. Ella sonríe con dulzura y me acerca más a su cuerpo. Su fragancia me invade el olfato y por un instante me pierdo bajo su penetrante mirada ¿por qué me siento así? No importa cuántas veces me repita a mí misma que Dagna es una desconocida, esta confianza y estas sensaciones ¿puede causarlas alguien más? No lo creo. Solo con ella mi corazón se acelera como ahora ¿me gusta? Creo que sí. No. No lo sé. Nunca antes me había interesado por una chica, así que no estoy segura de la respuesta. Es verdad que me encantan sus besos, su voz, su personalidad y lo linda que puede llegar a ser conmigo a veces, razón por la que me he llegado a preguntar constantemente si esto que estoy sintiendo es amor. Puede que solo esté confundida pero, congeniamos tan rápido y tan fácil que el solo hecho de pensarlo me asusta.

Dagna me da una cuidadosa y lenta vuelta alrededor mientras sonriente, continua dominando el baile, el momento y a mí. Yo me dejo llevar y siento que cada paso que doy junto a ella, así como cada movimiento en su cuerpo, es como si ya lo conociera desde hace tiempo, años, incluso tal vez desde hace una eternidad y por esa razón nuestras mentes y almas están tan profundamente conectadas en todo momento, provocando este cosquilleo en mi interior. 

Cuando la pieza de música termina, decidimos que es momento de regresar a la barra en donde Odra y Valentina están sentadas y platican muy entretenidas. Miro a mi mejor amiga que está sobre el regazo de la mayor y al parecer descansa plácidamente. Seguramente cuando se entere de esta situación se pondrá histérica. Río sólo de imaginarlo. 

— ¿Se divirtieron? — pregunta Odra cuando nos ve acercarnos. Dagna le dedica una sonrisa entre divertida y seria.

— Demasiado — admito sonrojada — Pero nosotras tenemos que irnos ya  — mis aviso parece sorprenderlas.

— ¿Con ella en éste estado? — pregunta preocupada la mayor mirando a Karina inconsciente. 

Ella trae su auto pero está claro que la que tendrá que manejar seré yo y aunque no tengo licencia de conducir, ya he manejado varios vehículos antes, incluyendo su viejo BMW.

— No hay problema — sonrío — Traemos auto y además lo hemos aparcado cerca de la entrada, así que no tendremos que caminar mucho — la de mechas rubias entorna la mirada hacia Dagna, quien inmediatamente abre la boca para preguntar. 

— ¿Tienes licencia de conducir? — parece que ambas se han percatado de mi plan. Dudo un instante antes de responder. 

— No, no tengo pero…

— Si ella dice que no hay ningún problema, entonces deberían dejar de insistir — interrumpe la pelirroja quien estando aún de espaldas, parece haber puesto atención a nuestra conversación. 

— ¿Tienes experiencia manejando? — Odra habla preocupada y Dagna le hace segunda, esperando mi respuesta y yo me sorprendo al ver como ambas ignoran a Valentina.

— El auto de Karina es fácil de conducir y ya lo he manejado un par de veces antes. No hay nada de lo que deban preocuparse — digo tratando de aplacar sus nervios.  

— Mmmm… no lo sé. No me convences — Odra parece estudiar a detalle la situación, mientras la chica playboy nos mira ansiosa.

— ¿No preferirías quedarte conmigo ésta noche? — sugiere de repente — Y tu amiga por supuesto que también vendría con nosotras.

— ¿No crees que llevarla a su casa sería una propuesta más decente? — la voz de Valentina hace que la castaña carraspeé con fuerza.

— Yo estoy de acuerdo con Dagna — aprueba la mayor mirando a mi mejor amiga — Además no creo que sea buena idea que sus padres o los tuyos vean a Karina en este estado. Al menos yo me enfadaría — me quedo pensativa un instante y bueno, en eso estoy totalmente de acuerdo con ella.

— Creo que…

— Y que tú andes por allí manejando sin licencia… no es la mejor idea, créeme — la rubia concuerda a sus palabras y percibo que éstas dos se entienden perfectamente sin necesidad de idear un plan previo. Por supuesto que no piensan dejar que Karina y yo nos vayamos, son más que obvias.

— Acepto, pero primero llamaré a mi madre — Dagna se pone seria y mira a Odra, quien al instante le devuelve el gesto ¿ahora que están planeando? Sus miradas parecen ser suficiente medio de comunicación — Llamaré también a la mamá de Karina. Si ellas acceden, entonces ambas aceptamos su invitación. 

Sin darles tiempo de responder, me alejo del grupo para después sacar el celular del bolso y noto que hay más mensajes que antes, siguen siendo todos de mi fastidioso novio. Ignorando el hecho, desbloqueo la pantalla colocando el código de seguridad y marco el número del teléfono fijo de mi mejor amiga. Su madre atiende con rapidez y no se opone a la sugerencia de que su hija pase la noche fuera de casa. Ojalá mi madre fuera tan accesible como la de Karina. Tecleo por segunda ocasión y tras el tono, Anabel contesta.

— ¿Hola?

— Mamá

— Selene ¿ya vienes en camino?

— Justo de eso quiero hablarte — carraspeo — me he encontrado con Dagna. 

— Oh… — murmura y percibo desapruebo.

— Y bueno, Karina no se siente en condiciones de conducir y sabes que yo no tengo licencia…

— Ni se te ocurra manejar — amenaza mi madre con su típica voz autoritaria.

— Claro que no — pongo los ojos en blanco — Por esa razón te llamo, Dagna nos ha ofrecido pasar la noche en su casa.

— ¿A las dos? — noto ansiedad en sus palabras.

— Si mamá, a las dos. Tranquilízate, no estaré sola con ella. 

— Eso espero.

— Además irán más chicas y la novia de Dagna también está aquí.

— Eso me tranquiliza, entonces puedes ir. Mantente cerca de Karina.

Me quedo boquiabierta, no pensé que aceptaría tan fácil después de lo que platicamos hoy. Creo que el hecho de que mi mejor amiga vaya conmigo, le da más confianza.

— Gracias mamá, te veo mañana.

— Si — susurra — ¿Qué tal la fiesta? Si esa chica anda por ahí, seguro es un evento importante ¿has conocido a alguien más?  

— Sí, las chicas que irán con nosotras son amigas de Dagna y al igual que ella, parecen demasiado importantes.

— Bien Selene, recuerda que debes dejar una buena impresión – Vuelvo a poner los ojos en blanco y recuerdo que a Valentina no le agrada ni una pizca de mí. 

— Si madre, lo recuerdo.

Hasta mañana, hija. Cuídense.

— Adiós mamá. 

Cuando regreso al grupo de mujeres hermosas, noto que mi mejor amiga ya está un poco más despierta, pero no del todo puesto que sigue plácidamente acostada sobre el regazo de Odra, quien al parecer no tiene ningún problema con eso. Todas me miran atentas cuando vuelvo a tomar asiento en la barra.

— Tenemos el permiso — Dagna salta del asiento y me atrapa en un fuerte abrazo. Veo a la pelirroja fruncir el ceño y la mayor nos sonríe para luego decir:

— Entonces vámonos — la rubia la mira extrañada y ella se carcajea por tal expresión — No pensabas que las dejaría únicamente en tus manos ¿o sí?  

— Esta bien, vamos — dice resignada la chica playboy.

— Si ella va, entonces supongo que no hay problema si yo también me uno a ustedes — todas miramos a la pelirroja, quien aún de espaldas continua participando en la conversación. 

A Dagna parece no importarle ya que no dice nada y Odra sonríe excitada por los planes de último momento. Pareciera que las palabras que invente para tranquilizar a mi madre por teléfono, se hubieran hecho realidad y no puedo evitar sentirme aliviada, ya que esto evitará situaciones embarazosas con la inquieta rubia.

— ¡Esta será una pijamada grande! Hace años que no hago algo como esto — la mayor habla emocionada levantándose del banco con Karina en brazos.

— ¿Enserio iremos todas? — susurro al oído de Dagna quien encogiéndose de hombros habla.

— Supongo que sí, ¿prefieres que vayamos solas? — su mirada juguetona provoca calor en mis mejillas.

— Mejor todas juntas — respondo de inmediato y ella se ríe.

— Venga, vámonos ya — anuncia la chica playboy y siguiendo sus órdenes, las cinco atravesamos el enorme salón rumbo a las escaleras. 

Cuando salimos por la puerta principal nos topamos con Karime quien aún después de tantas horas, continúa recibiendo enormes cantidades de invitados.

— ¿Se van? — pregunta sorprendida cuando nos ve salir.

— Vamos a casa de Dagna ¡ven con nosotras! — Odra continúa demasiado emocionada ¿ellas también se conocen? Supongo que se han saludado al entrar, puesto que ahora hablan sin formalidad alguna.

— ¿Qué planean? ¿Una pijamada? 

— Algo así — responde la playboy — Deberías venir tú también.

— ¿Segura? Llevas demasiada gente — Karime ríe mirándonos de izquierda a derecha — Además estoy en turno — Dagna se vuelve a ver a la multitud que espera ansiosa para poder entrar. 

— Karime, si ése es el problema entonces solo tienes que decírmelo — Dagna saca el celular y hace una llamada rápida. En instantes un par de chicas vestidas elegantemente, aparecen frente a nosotras — Majo, Andrea, quiero que se encarguen del resto ¿de acuerdo? Karime irá conmigo — ambas chicas asienten y casi de inmediato comienzan a atender al desesperado gentío. 

— ¿Enserio me vas a dar la noche? — pese a la sorpresa que me causa su pregunta, me quedo quieta, escuchándolas hablar.

— Somos amigas Karime, solo pídelo — ella le sonríe y la castaña corresponde de igual manera. Esto prueba que definitivamente, Dagna es su jefa.

— Una más, esto será más divertido de lo que creí — Odra parlotea imparable mientras carga a Karina como si fuese un costal de papas. 

Una vez que pasamos la multitud de personas, nos encaminamos al estacionamiento privado, el cual está lleno de lujosos y brillantes automóviles de todos tamaños y colores. Entre ellos logro identificar con rapidez la camioneta de la rubia, esa en la que habíamos viajado días anteriores hacia mi casa. El auto rojo de Valentina es lo suficientemente visible para mí como para el resto, al parecer Dagna y ella no han llegado juntas y debo admitir que saber eso, me tranquiliza demasiado. 

— El carro de Karina se ha quedado afuera — digo inquieta, ya que aunque está cerca de la entrada del lugar, sigue sobre la calle y sin seguridad alguna.

— No te preocupes ¿tienes la llave? — yo asiento ante la pregunta de la rubia. Abro el bolso de mi mejor amiga y saco el par plateado junto al adorno de rana que lleva alrededor. Ella toma el celular y alejándose, hace una llamada corta. 

Para sorpresa mía aparece David, mi guardaespaldas personal quien después de saludarme con un movimiento de cabeza, recibe las llaves del auto de Karina y asiente, como si ya supiera que hacer. Él vuelve a desaparecer y yo me siento terrible. Hoy le he dicho que pasaría el día entero en casa por lo que no necesitaría de sus servicios ¡qué vergüenza encontrarlo aquí y de esta forma! Ahora sabe que soy una mentirosa.

— Listo.

— Gracias — dibujo una vaga sonrisa y Dagna me guiña un ojo, sonrojándome. 

— Selene y Karime vendrán conmigo ¿alguien más? — pregunta desactivando la alarma de la gigantesca camioneta y las luces parpadean al instante. 

— Yo — responde la pelirroja acercándose al vehículo junto a nosotras.

— Entonces yo me llevaré a Karina — anuncia Odra y sin esperar aprobación alguna, abre la puerta del copiloto de su lujoso automóvil blanco y noto que coloca cuidadosamente a mi mejor amiga sobre el asiento de piel cremosa. Después le abrocha el cinturón de seguridad y delicadamente cierra la puerta, tratando se hacer el mínimo ruido. Rodea el auto y se topa conmigo. Me sonríe y levanta los pulgares como diciendo “tranquila, está a salvo” yo sólo correspondo a su gesto sonriente. 

— Vamos Selene — la rubia espera ansiosa junto a la puerta del copiloto. Camino hasta  ella y la abre, dejándome entrar. Subo con cuidado mirando de reojo a Valentina, quien enfurecida parece estar a punto de hablar.

— Pensándolo bien, me iré con Odra — baja con rapidez de la camioneta y aunque la risa de Karime me contagia, trato de mantener la compostura.

— Bienvenida, señorita celos — Odra saluda burlona a la pelirroja, quien sin mirarla siquiera, sube a la parte trasera del auto — Si quieres puedes irte en el tuyo, así nadie te molestará.

— Cállate — la escucho responder antes de que Dagna cierre la puerta. 

— No le prestes atención — susurra Karime desde la los asientos de atrás — Aunque quiera aparentarlo, ella no es tan mala como parece — me limito a asentir con la cabeza y la chica sonríe. Dagna sube con agilidad luego de rodear la camioneta y enciende el motor. 

Durante el camino las escucho hablar animadamente, parecen tener años de conocerse. Miro por el retrovisor derecho y veo que el Mustang blanco de Odra nos sigue de cerca. Cuando llegamos, el portón de la mansión se abre y a diferencia de la ocasión pasada, esta vez noto que hay personas podando el jardín, limpiando las ventanas y barriendo los alrededores. Dagna y Odra se estacionan junto a los autos último modelo que están dentro del garaje y bajamos.

— ¡Selene! Karina parece estar despertando — Odra me llama mientras abre la puerta del copiloto y efectivamente, veo como mi mejor amiga se retuerce sobre el asiento. 

Abre los ojos de par en par y sus esmeraldas parecen estar completamente desorientadas. Cuando me ve acercarme se incorpora con dificultad, bostezando largamente mientras desabrocha el cinturón de seguridad con movimientos torpes y lentos. 

— ¿Dónde estamos? — pregunta estirando el cuerpo con pereza.

— En casa de Dagna — ella abre los ojos incrédula y mira en todas direcciones.

— Y se puede saber ¿cómo hemos terminado aquí?

— Bueno, debido a tu estado de ebriedad nos han dado asilo ésta noche — no puedo evitar fingir un poco de molestia cuando lo digo y ella se ríe.

— Y seguramente aceptaste rápido ¿no? — arquea una ceja orgullosa — Mi ebriedad te ha hecho un favor. Admítelo — muevo la cabeza negativamente entre risas.

— ¿Piensan quedarse ahí toda la noche o vamos a entrar? — Valentina interrumpe nuestra conversación y Karina la mira con el ceño fruncido.

— ¿Y esta quién se cree que es?

— La Reina de su propio mundo — respondo bajo y Karina se ríe — Es amiga de Dagna, igual que las otras.

— ¿Qué otras? —  ella me mira confundida y le extiendo una mano para que salga del auto de una buena vez. 

— ¿Estas mejor? — pregunta Odra cuando nos ve acercarnos a ellas.

— Sí, gracias. Solo me duele un poco la cabeza — responde mi mejor amiga visiblemente avergonzada por su anterior estado.

— Es completamente normal.

— Odra cuido de ti toda la noche.

— ¿De verdad? — Karina se sonroja — Lamento las molestias.

— No te disculpes, fue todo un placer — Odra sonríe y mi mejor amiga parece interesarse en ella, sin embargo permanece en silencio.

Cuando entramos, una ordenada multitud de sirvientes acomodados en fila vertical a cada extremo de la puerta, nos dan la bienvenida al unísono. Todas entregan sus abrigos, bolsas y juegos de llaves, excepto Karina y yo que estamos quietas sin saber qué hacer. Nunca nos habían recibido con tanta atención.

— Buenas noches señoritas — saluda una mujer acercándose a nosotras — Si gustan pueden darme sus bolsos — sugiere sonriendo amable. 

Ambas nos miramos perplejas y le hacemos entrega de los mismos, pero antes de entregárselos  sacamos los celulares de ellos. Ella los toma y a paso lento se aleja, colocándolos junto a los de nuestras refinadas compañeras. 

— No puedo creer que realmente estoy en casa de Dagna Meardi — susurra mi mejor amiga mirando en todas direcciones mientras caminamos rumbo a la sala de la pantalla de plasma — ¡Por dios! Con tanto lujo, siento que desentono aquí — me río y los ojos de Karina continúan analizando cada detalle del lugar. Noto que Dagna tiene la vista fija en mí y sin rodeos, se acerca.

— ¿Cómo estás? ¿Tienes hambre? — pregunta una vez que ha acortado la distancia entre nosotras.

— Muy poca — balbuceo. Ella asiente y se vuelve a ver a las demás.

— ¿Qué hay de ustedes, tienen hambre? 

— ¡Muchísima! — Odra y Karina responden al unísono. Ambas primero sorprendidas, se ríen divertidas por tal coincidencia. 

— Yo no — comenta Valentina con desinterés.

— ¿Y tú Karime? 

— Yo estoy bien así — la castaña responde con la vista clavada a la pantalla de su celular.

Luego de hacer una reñida votación para elegir la cena, llegamos a la decisión de cenar alitas de pollo en salsa BBQ. Mientras esperamos, decidimos sentarnos en la lujosa sala color blanco y la luz del televisor nos emboba por varios minutos. Miro el celular y noto que pasa de la una de la mañana. No es tan tarde como creía. 

Dagna está sentada junto a mí y al otro lado esta Karina, quien al parecer se encuentra en una interesante plática con Odra ya que ésta chica la escucha con demasiada atención. Karime no ha despegado ni un minuto la vista de su celular, mientras que Valentina es la única atenta a la película de la pantalla. Sin duda todas son hermosas y cada una parece increíblemente importante y poderosa a su manera. Sin embargo, la rubia es quien mayor intriga me genera ¿cómo puede existir tanto misterio detrás de una cara tan angelical?

— ¿Qué pasa? — Dagna toma mi mano y le da un ligero apretón, haciéndome reaccionar.

— Estaba pensando.

— ¿En qué? — suena curiosa.

— En ti — ella se queda muda, por lo que giro el rostro para verla mejor y noto que esta sonrojada. Creo que es la primera vez que mis palabras la toman por sorpresa. 

— Me siento halagada — su sonrisa juguetona me contagia — ¿Puedo saber que te intriga tanto de mí?

— Muchas cosas — limito mi respuesta pero después decido seguir hablando — Todo, en realidad eres muy misteriosa — la miro fijamente y ella me sonríe.

— Pronto resolveré tus dudas y todo ese misterio desaparecerá — entrelaza nuestras manos — No te preocupes. 

— Está bien — pongo punto final a la conversación pero ella me pasa el brazo por encima del hombro, acercando los labios a mi oído para susurrar:

— ¿Dormirás conmigo verdad?

— Dagna, tus amigas están aquí — el calor en mi rostro va en aumento mientras trato de hablar lo más bajo posible.

— ¿Y eso en que nos afecta? Quiero dormir contigo, no con ellas.

El timbre suena. Karime se para y Dagna la sigue para ayudarle a recoger la comida, razón por la que nuestra plática queda inconclusa. Cuando la puerta se abre reconozco al chico de inmediato, si no mal recuerdo su nombre es Abel. 

— Buenas noches Meardi, Karime — saluda con la misma formalidad de antes.

— Hola — la castaña se acerca y planta un beso en el cachete del joven. 

— Buenas noches, Abel — se limita a responder la rubia. 

— Aquí tienen. Es mucha comida ¿seguras que podrán comer todo esto ustedes solas? — expresa él mientras entrega la mitad de los paquetes a Karime y la otra a Dagna. Al ver que faltan las bebidas y sus manos ya están llenas, decido acercarme a la puerta para ayudar — Vaya ¿de nuevo por aquí? — yo simplemente asiento a su pregunta, luego tomo los paquetes de comida de las manos de Karime para que ella pueda recibir el resto. 

— ¡Hola Abel! — el chico mira al interior de la casa, directo a donde están las demás.

— ¡Odra! — exclama y percibo demasiada alegría en su voz — ¡Cuánto tiempo sin verte! 

— ¡Muchísimo! — responde ella sonriendo como de costumbre.

— ¿Quién es tu acompañante? — pregunta él clavando sus ojos en la desconocida de al lado.

— Es amiga de Selene — responde — Su nombre es Karina — el chico saluda formal y la morena le sonríe — Él es Abel, un fiel amigo nuestro desde hace bastante tiempo — la mayor da una breve explicación a mi amiga y noto que ambas se miran embobadas mientras continúan platicando.

— ¡Valentina! ¿Tú también estás aquí? — la voz del rubio me distrae cuando escucho que saluda a la amargada pelirroja. Ella sólo asiente — ¿Acaso están en una pijamada o algo por el estilo?

— Se podría decir — responde Karime alejándose de la puerta para colocar las bebidas sobre la mesa redonda de la sala.

— ¿Y puedo quedarme? 

— Por supuesto que no — contesta a secas la rubia para después seguir a Karime hasta la sala con el resto de los paquetes. 

— ¡Solo mujeres Abel, ya lo sabes! — grita Odra burlándose y el joven hace una mueca de decepción.

— Al menos hice el intento — parlotea sonriente antes de mirarme fijamente — Tú también eres muy guapa ¡que desperdicio de mujeres!

— Mejor cállate, aunque todas fuéramos heterosexuales no tendrías oportunidad con ninguna — Valentina lo mira con indiferencia y él se carcajea. 

Me quedo quieta. Siempre había procurado ignorarlo pero desde pequeña tengo este sentimiento de rechazo hacia los hombres. Excluyendo a mi padre, el resto de ellos me hace sentir demasiado incomoda cuando me da un cumplido o cualquier muestra de afecto ¿por qué? Es otra de mis dudas existenciales sin respuesta. Solo sé que con las chicas no me sucede. 

Le sonrío tratando de disimular mi creciente sensación y decido volver a la sala, hasta donde Dagna y Karime acomodan la comida sobre el mueble del centro. 

— Gracias por tus servicios Abel, cierra la puerta cuando te vayas — la pelirroja habla mientras se levanta del sillón para tomar una de las bebidas sobre la mesa. Yo miro al chico sonreír y aunque percibo cierta molestia en su mirada, no dice nada.

— Disfruten su comida — y sin decir más, desaparece.

Durante la cena, he notado que Valentina me mira con mayor frecuencia que antes, seguramente se debe a las atenciones que recibo de Dagna. Para empezar, me ha servido de comer ella misma y me ha pasado innumerables veces las bebidas y todos los ingredientes que necesito. Incluso en ocasiones, se ha tomado la molestia de limpiar la comisura de mis labios con ayuda de sus manos, y si a eso le agregamos que lleva un buen rato platicando conmigo, es lógico que hayamos captado su atención. Claro que he procurado ignorarla, pero de alguna manera me inquieta demasiado saber por qué me odia tanto, o al menos eso es lo que parece. 

Continuamos probando el festín y debo admitir que al principio no estaba nada hambrienta, pero todo ha estado tan delicioso, que terminé comiéndome al menos 10 alitas yo sola. Estoy a punto de reventar y para ser sincera, también estoy cansada. Karime, Odra y Karina han pasado la noche entera hablando de ballet y deportes, se ven demasiado entretenidas las tres. 

Cuando la mayoría empezamos a bostezar y a mostrar poco interés por la televisión, por fin llega el momento que me pone un tanto nerviosa.

— Estoy agotada, subamos a dormir — Valentina se incorpora lentamente. 

Miro a Dagna, recordando sus palabras de hacía unos momentos y la simple idea, me acelera el corazón. Me refiero a que, sus amigas están aquí y Karina también. Definitivamente no podemos dormir juntas y mucho menos puede pasar algo más entre las dos. Nada de lo que ha ocurrido en días anteriores debe repetirse hoy, bajo ninguna circunstancia.

— ¿Dónde dormiremos? — Karime se estira con pereza.

— Donde quieran — la rubia habla mirando fijamente el celular y parece un tanto ocupada.

— Es una pijamada ¿no? Se supone que debemos dormir todas en la misma habitación — alega Valentina mirando a la playboy y a mí. Justo ahora pienso en la posibilidad de morir asesinada por ella esta noche, aunque creo que estoy exagerando.

— No recuerdo que dormir juntas fuera una regla obligatoria — la mayor me mira y su rostro está lleno de picardía — Cada quien puede dormir en donde sea y con quien quiera — dicho esto, me guiña el ojo y yo suelto una risita nerviosa ¿está tratando de juntarme con Dagna otra vez? 

— Venir hasta aquí para terminar durmiendo todas por separado no tiene ningún sentido — Karime parece demasiado cansada y al parecer, quiere que tomemos una decisión rápido — Durmamos todas juntas y problema resuelto.

— Yo no tengo ningún problema con eso — Karina habla por primera vez y Odra asiente diciendo:

— Yo tampoco.

Dagna y el resto de las chicas me miran, esperando una respuesta ya que soy la única que falta de opinar.

— Durmamos todas juntas — respondo y la rubia esboza una sonrisa.

— Entonces está más que decidido. Vayamos arriba — ordena la dueña de la casa y todas nos levantamos con la poca energía que nos queda para seguirla.

Ella me lleva de la mano por el pasillo principal y las escaleras, hasta que llegamos a una habitación que bien recuerdo, no es la suya. Analizo el lugar. Paredes verde pálido, finas cortinas blancas, muebles de madera correctamente barnizados y la cama, que es lo suficientemente grande como para cuatro personas. Mi sorpresa se hace más grande cuando Dagna saca una especie de cajón gigante debajo de ella y un segundo colchón, casi del mismo tamaño que el anterior hace otra cama, formando así una litera pero sin escaleras. 

— ¡Vaya, que moderno! — exclama Karina con asombro y yo concuerdo.

— ¿Nunca habían visto una? Se llaman camas dobles — Valentina nos mira burlona y Odra pone los ojos en blanco, para después distraer la atención de mi mejor amiga con una plática que no puedo escuchar pero que al parecer funciona. Por mi parte, prefiero ignorar su comentario.

— Como todo fue improvisado, supongo que necesitarán ropa para dormir — la rubia nos mira a todas con el ceño fruncido analizándonos de arriba abajo — Veré que puedo conseguirles.

— Por mí no hay problema, puedo dormir desnuda si no les molesta — Odra hace que todas nos sonrojemos y después suelta una carcajada al ver que ha logrado su objetivo.

— No digas tonterías — la pelirroja habla tratando de disimular el color en su pálido rostro.

— Ahora vuelvo — anuncia Dagna entre risas, quien antes de salir me mira fijamente un par de segundos y con ello entiendo que quiere que la acompañe. Camino hasta la puerta y ella me tiende una mano, la cual tomo para después abandonar la habitación.

Mientras caminamos escucho el ruido que produce el cascabel de Misha, quien de pronto aparece por las escaleras y al vernos, corre hacia nosotras. Sus elegantes pasos nos siguen hasta otra de las habitaciones en donde Dagna abre la puerta para dejarme entrar primero. Unas paredes con estampado de mariposas adornan el color rosado del cuarto. Hay una cama matrimonial y pequeños muebles color blanco. Veo una mesita de noche y sobre ella, una lámpara alumbra escasamente el espacio. Dagna me suelta de la mano y yo tomo al felino en brazos puesto que ha estado paseándose entre mis piernas, pidiendo atención.

— ¿Tendrás ropa para todas? — pregunto y ella se vuelve a verme mientras sus manos continúan asaltando cada cajón del armario.

— Es lo más seguro — responde sonriendo — ¿Puedes revisar los de aquél lado? — yo asiento y dejo a Misha sobre la cama para acercarme a uno de los muebles junto a la mesita de noche. Veo que hay prendas de todos colores y texturas.

— Hay bastante aquí — le digo asombrada.

— Saca lo que creas que nos pueda ser útil.

Busco a profundidad en los cajones y recuerdo que no sé la talla de las demás, ni siquiera tengo una idea cercana al tipo de ropa que suelen utilizar para dormir, son demasiado refinadas. En uno de los cajones de la esquina, encuentro tres blusas blancas de seda, todas largas y un poco transparentes para mi gusto. No muy convencida las tomo, colocándolas sobre el colchón a lado de Misha, quien atenta mira cada uno de mis movimientos. 

Paso al siguiente compartimento y visualizo un par de shorts y pantalones de algodón cortos, todos de diferentes tamaños y colores. Se ven sumamente cómodos, por lo que decido tomarlos ya que pueden sernos de ayuda. Mis manos continúan explorando los cajones pero no encuentro más. Me vuelvo a ver hacia Dagna y veo que examina las prendas que he sacado.

— Buena elección.

— ¿Crees que les queden?

— Es muy probable. Somos mas o menos de la misma talla — sonríe mientras empieza a formar conjuntos con lo que hemos encontrado ambas — Odra es la más alta, así que ella puede ser el único problema — me acerco para ayudarle con las pijamas — De no ser por Valentina, habríamos dormido juntas y a solas tú y yo — el calor sube inmediatamente a mi rostro. 

— Pero Karime tiene razón, dormir separadas no tendría sentido. 

— Eso es verdad, aunque yo quería una pijamada de dos — se vuelve a verme fijamente — No estaba en mis planes que todas vinieran. 

— Ha sido divertido, además ahora conozco un poco mejor a tus amigas. Incluso pude encontrarme con Odra, una de tus ex novias — ella me mira con suma atención — Saber más sobre ti, realmente me hace feliz Dagna — una risa escapa de mi boca, tal vez por la vergüenza de haber dicho algo tan cursi como eso — Lo que trato de decir es que…

En ese preciso momento ella se lanza sobre mí, haciéndonos caer encima de la cama. Misha salta al instante debido al inoportuno susto y presurosa sale de la habitación. Dagna está encima de mí, con la vista fija y ese rostro sereno. Sus manos llegan hasta mis mejillas y me acomodan un par de mechones detrás de las orejas.

— Me cuesta controlarme cuando dices cosas como esas — siento el pecho acelerado — Amo escucharte reír — ella acerca el rostro y me besa con ternura. Es un beso delicado y corto, pero correspondo a él ¿por qué nunca puedo resistirme? 

Me analiza con atención, como si estuviera repasando cada detalle en mí pero mientras más fijamente me mira, más nerviosa me pongo y un calor se apodera de mi cuerpo. Vuelve a besarme pero esta vez con mayor intensidad. Siento el peso de su cuerpo sobre el mío y la fragancia que desprende me inunda el olfato, mientras la calidez de su boca se adueña de la mía. Besarla, abrazarla, tenerla así tan cerca de mí ¿por qué me gusta tanto esta sensación? ¿por qué es tan placentero saber que ella no puede contenerse cuando está conmigo? Esto no es cómo cuando Alexander me besa. Con Dagna todo es y se siente diferente. 

Mis labios se separan y ella entra lentamente acariciando mi lengua contra la suya. El roce de nuestros labios es tan intenso que una emoción desconocida me invade el cuerpo. Siento que su respiración comienza a acelerarse y sin darme cuenta, la mía se vuelve irregular cuando ella comienza a besarme las mejillas, bajando por la mandíbula. Sus dientes me muerden ligeramente el lóbulo de la oreja para después, continuar besando pausadamente por el cuello y la garganta, dejando un rastro húmedo por donde quiera que pasa. 

Su cuerpo está entre mis piernas y su largo cabello rubio me hace cosquillas conforme su boca va descendiendo. Siento sus manos colocarse sobre mis muslos y acariciar con ternura la piel desnuda. Luego, ella se hace a un lado y de un tirón, baja mi falda hasta que ésta cae al suelo junto al resto de las prendas que se han resbalado del colchón por nuestro impacto ¿está desnudándome? Trato de detenerla pero mi cuerpo no responde. Sus dientes rozan mi garganta provocando mil y un sensaciones en mi interior. Siento que el pecho me va a estallar ¡Por dios! ¡Debo parar esto! Me prometí a mí misma que no dejaría que nada de esto se repitiera hoy. 

— Dagna — susurro completamente sonrojada al ver lo lejos que hemos llegado. Ella no responde, sólo puedo escuchar su respiración agitándose cada segundo que pasa — Dagna… — levanta el rostro por fin y clava sus ojos en mí. 

Pasa lentamente su lengua sobre mis labios y mi cuerpo vibra. Vuelve a besarme, pero esta vez con urgencia mientras reclama mi boca con tanta intensidad que, un gemido ahogado sale de mi garganta. Sin dejar de besarme me levanta, de tal forma que ambas estamos sentadas sobre la cama y sus labios parecen impacientes por explorar áreas desconocidas. Siento sus manos sobre mi espalda, acariciando cada centímetro de piel a su paso y sus dedos me erizan el cuerpo debido al suave contacto. Sus labios dejan los míos y siento el aire llegar a mis pulmones. Inhalo con fuerza antes de que vuelva a besarme, pero esta vez el beso dura solo una fracción de segundo, luego ella vuelve a separarse, dándome tiempo de respirar por segunda ocasión. De un momento a otro, sus manos se han llevado la blusa mientras yo me pregunto mentalmente ¿por qué no puedo detenerla? ¿No puedo o no quiero que pare? 

— Dagna — mi voz suena frágil. Ella me regala una sonrisa tímida y me sorprendo ¿esta tan nerviosa como yo? 

Rápidamente, se saca el vestido y ahora estamos ambas en prendas menores. Trago saliva y mi mente se queda en blanco ¿va a pasar lo que creo que pasará? Dagna vuelve a mirarme con tanta atención y yo le correspondo de igual manera. Nuestras miradas se funden y casi de inmediato sus labios buscan los míos. La tela que cubre sus pechos rosa con la mía y aunque es un contacto mínimo, es suficiente para hacer que mi cuerpo tiemble por completo. Dagna empieza a descender desde mi rostro y siento sus labios sobre el hueco entre el pecho y la garganta. 

Un extraño calor me invade el vientre cuando su boca llega hasta el vértice de mis senos. Su lengua rosa el contorno de éstos y la calidez de su lengua me hace jadear al instante ¡esto se está saliendo de control! Ella se acomoda sobre mí y siento como una de sus rodillas acaricia intencionalmente mi entre pierna, provocando que un fuerte gemido escape de mi garganta. Me sonrojo llena de vergüenza, cubriéndome la boca por inercia con ambas manos y casi al instante, me percato de que su agitada respiración disminuye entre mis senos.

De pronto sus labios regresan por el mismo camino húmedo que dejaron atrás y aunque tengo los ojos cerrados, percibo como sus manos se mueven a una velocidad increíble a nuestros costados, parece que está buscando algo. Detiene nuestro beso y es hasta entonces que noto su mirada inquieta sobre mí. Sin darme tiempo para preguntar, vuelve a besarme con la misma intensidad de antes y yo me dejo llevar como siempre. Cuando se separa, una suave y fina blusa de seda entra por mi cabeza ¿ahora me está vistiendo? La miro interrogante cuando ella sonríe.

— Aun no — susurra y siento que su cuerpo dice lo contrario.

— Dagna — ella baja la mirada para centrarse en su tarea: terminar de cambiarme — ¿Por qué? ¿Por qué te detienes aun cuando es obvio que quieres continuar?

— Claro que quiero continuar — responde con urgencia — Pero no se trata de lo que yo quiero. Tú aún no te sientes preparada.  

— Dagna…

— No quiero obligarte a algo que no deseas hacer todavía — ella eleva el rostro y su profunda mirada me deja inmóvil — Te lo dije antes ¿no? quiero que te enamores de mí. Que me quieras como lo hago yo — busca entre la ropa y me entrega un short — Aun si tardas días o incluso años, yo sabré esperar por ti — me siento embelesada por sus palabras ¿me quiere a tal extremo? ¿es capaz de esperar tanto por mí? — Vístete antes de que me arrepienta.

Un extraño hormigueo me llena el cuerpo y no puedo resistirme más. La abrazo con fuerza, con todo mi ser y mi alma. Al parecer ella se sorprende ya que tarda un par de segundos en reaccionar al gesto.

— Trataré de no hacerte esperar demasiado — susurro y puedo sentir como sus labios dibujan una sonrisa contra la piel desnuda de mi cuello ¿qué estoy diciendo? ¡por dios!

— Tómate el tiempo que necesites — dice una vez que hemos roto el abrazo.

— Gracias.

Termino de vestirme y ella me mira mientras lo hago. Le sonrío cuando estoy lista y al notar que ella sigue en prendas menores, inevitablemente me ruborizo, cubriéndome los ojos con ambas manos. Dagna suelta una carcajada al notar mi sorpresa.

— Tarde o temprano me verás desnuda — dice comenzando a bromear — Así que mejor vete acostumbrando a esto. 

— ¡¡Dagna!! — grito histérica y completamente roja al tiempo que le lanzo una almohada a la cara, pero ella la detiene, riéndose con extrema diversión. 

— Es la verdad — sonríe — Además, venir por ropa solo ha sido un pretexto para tener un momento a solas tú y yo. 

— ¿Qué? — ella esboza una media sonrisa y su mirada picara me derrite el corazón.

— Pude hacer una llamada y asunto arreglado, pero me pareció buena idea aislarnos del resto con el pretexto de venir a buscar pijamas para todas — me guiña un ojo y yo me quedo asombrada. 

— Entonces ¿lo planeaste todo?

— Menos la última parte — se ríe — No creí que llegaríamos tan lejos.

— ¡Lo sabía! ¡Eres una tramposa! — vuelvo a gritar mientras lanzo todas las almohadas que hay sobre la cama, pero al igual que antes ella logra detenerlas.

— Soy astuta, que es diferente — con una fingida cara de molestia comienzo a trenzarme el cabello y veo de reojo que entre risas, Dagna comienza a vestirse. Esta poniéndose uno de los conjuntos que hemos creado. 

Una vez que estamos listas, rápidamente doblamos y rehacemos la ropa que ha caído al suelo para después volver a la habitación con el resto de las invitadas. 

— Han tardado demasiado — expresa Odra mirándonos de arriba abajo — Seguramente se han divertido un rato.

— Además, regresaron con ropa diferente — agrega Karina arqueando una ceja y la mayor corrobora con un gesto de cabeza su señalamiento.

— No es nada sencillo encontrar ropa para invitadas inesperadas — se excusa Dagna tomándome de la mano y caminando hasta la cama, en donde colocamos los cuatro conjuntos restantes — Elijan, esto fue lo mejor que pudimos encontrar — las chicas se acercan y cada quien toma un par de prendas.

Cuando Karina vuelve, pasa junto a mí y dándome un codazo suave, me guiña un ojo sonriente ¡por supuesto que quiere saberlo! Ella tiende a ser muy receptiva y justo ahora es demasiado difícil para mí disimular el reciente encuentro con la rubia. Me limito a sonreírle, ya encontraré la oportunidad de contárselo después.

— Parece ser de mi talla — Karime toma el último conjunto sobre la cama. 

— Lo mismo pensamos nosotras — comenta Dagna — Esperamos que no tengan problemas con la ropa.

— ¿Dónde me puedo cambiar? — pregunta mi mejor amiga mirando a la rubia.

— Aquí mismo — Odra parece decirlo enserio. 

— Pero…

— Todas somos mujeres, no tienes nada que no hayamos visto antes ¿o sí? — insiste la mayor y noto que Karina se siente incómoda — ¡Relájate! Solo estoy bromeando — se ríe — En esa puerta está el sanitario. Allí puedes tener privacidad. 

— Gracias.

Karina da un paso y antes de emprender camino, noto que mira al resto de las chicas, luego centra sus esmeraldas en Odra y al ver que todas se cambian frente a las demás sin pudor alguno, comienza a desvestirse. Definitivamente yo no podría hacer algo como eso, pero ella es muy segura de sí misma. 

— Cambias rápido de opinión — comenta la mayor analizándola de arriba abajo y Karina solo sonríe.

— Selene ¿me acompañas por algunas sábanas? — la rubia aparece frente a mí y yo la miro con seriedad — Prometo no hacer nada ésta vez — susurra y aunque ponga esa cara angelical, no le creo ni una palabra pero termino aceptando de cualquier forma. 

Ambas salimos una vez más de la habitación y caminando por el largo pasillo llegamos al final, en donde un pequeño armario ocupa casi todo el espacio junto a la ventana. Hoy hace demasiado frío, por lo que sacamos un montón de cobijas, mantas e infinidad de prendas que nos parecieron útiles y sobretodo, abrigadoras.

Despierto molesta.

Pese a la hora, Alexander no ha parado de llamarme y apagar mi celular no es una opción, ya que puede presentarse una emergencia en casa y mi madre podría llamar en cualquier momento. Miro la pantalla del pequeño aparato y son las cuatro de la madrugada con veintitrés minutos. Desesperada, me libero con cuidado del caluroso abrazo de Dagna y me incorporo, levantándome con lentitud de la cama mientras vigilo no despertar a Karina y a Odra que descansan sobre el mismo colchón que nosotras. 

Antes de salir por la puerta, escucho que Karime y Valentina se revuelven sobre la cama doble. Me quedo quieta y una vez que vuelve a reinar el silencio, giro la perilla de la puerta y salgo rápidamente de la habitación. Recorro el largo pasillo hasta llegar a las escaleras y cuando creo que estoy a una distancia prudente para hablar, respondo las insistentes llamadas.

— Deja de molestar — susurro.

— Selene ¿dónde estás? — para mi sorpresa no está alterado.

— En casa de unas amigas.

— No me mientas, sé que estás con ella — dice elevando un poco más la voz. Me quedo muda — Solo quiero decirte dos cosas.

— No me interesa oírlas.

— ¡Escúchame! — pide desesperado y yo me vuelvo a quedar sin palabras — Primero que nada tú eres mi novia. En segundo lugar, ella no es quien tú crees.

— Soy tu novia porque me obligaron, no porque quiera serlo — contradigo ignorando lo demás.

— Como sea — el hecho de que su voz suene tan tranquila, me inquieta bastante. Eso sólo puede significar que está tramando algo.

— Deja de llamar o tendré que apagar el celular — y finalizo la llamada. Odio incluso oír su voz. 

Suspiro hondo y cuando estoy dispuesta a volver giro sobre los talones, topándome con la mirada fría de Valentina quien recargada sobre la pared del pasillo, me observa con desprecio. Parece que lleva buen rato allí, espiándome.

— Me asustaste — suelto.  

— ¿Así que tienes novio? — pregunta a secas.

— Algo así. 

— No digas tonterías — eleva la voz — Lo tienes ¿sí o no?

— Sí.

— Lo sabía — murmura bajo — ¿Y se lo estas ocultando? 

— ¿Qué? No, Dagna lo sabe. Incluso me…

— ¡No mientas! — grita echa una furia — Podrás engañarla a ella, pero a mí no. 

— Valentina, es un malentendido. Escúchame…

— ¡No! — un escándalo proveniente de la habitación me distrae, pero la pelirroja continua hablando y captando una vez más mi atención — No pienso dejar que la lastimes otra vez ¿oíste? — abro los ojos de par en par.

— ¿Qué? ¿De qué me estás hablando? No entiendo ni una palabra de lo que dices.

— ¡No te hagas la tonta Selene! — la luz del pasillo se enciende, permitiéndome contemplar el furioso rostro de Valentina mientras pasos aproximándose resuenan en mis oídos — ¡Dímelo de una buena vez! ¿Estás volviendo a jugar con Dagna?

— ¡No! Yo nunca haría algo como eso, solo…

— ¡Más vale que no sea así! — ella se acerca amenazante — De lo contrario, te juro que yo misma…

— ¡Valentina! — Odra entra a escena y rápidamente le tapa la boca con brusquedad — ¡Cállate! ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? — expresa con evidente molestia. 

— ¡Suéltame! — forcejea gritando mientras intenta zafarse de los brazos de la mayor.

— ¡Pues cállate! — Karime aparece detrás de ambas y yo me sobresalto con el repentino grito.

— ¿Qué diablos te pasa? ¿Te das cuenta de lo que has hecho? — Odra parece demasiado angustiada y no puede evitar mirarme con nerviosismo.

— ¡Suéltame! ¡Déjenme en paz! 

— Esto no es normal — Karime acerca su frente a la de la inquieta pelirroja y retrocede de inmediato — Como pensé, no es ella misma. 

¿Qué diablos? Si no es Valentina ¿entonces quién es? Odra parece sorprendida, pero casi al instante da una orden directa a la castaña quien obediente, asiente para después soltar un fuerte golpe sobre la mejilla de su compañera. La chica inmediatamente se queda quieta y tras un par de segundos, abre los ojos de par en par, como reaccionando. 

— Valentina ¿estás bien?

— Yo… no sé qué me paso — balbucea llena de temor — ¡Lo lamento! — Odra por fin la suelta y las tres me miran inquietas. 

Estoy impactada ¿volver a jugar con Dagna? ¿Valentina siendo controlada? ¿Qué clase de broma pesada es esta? 

— Selene — la de mechas rubias suena distante. 

¿Yo he lastimado alguna vez a la chica playboy? ¿Cuándo? Miro a Odra y ella suspira desesperada. Se acerca lentamente a mí y tomándome con firmeza de los hombros, me regresa a la realidad.

— Tenemos que hablar.

— Odra ¡no! — Karime parece aún más asustada que las otras dos — ¿Estas segura de lo que vas a hacer?

— ¡Tenemos que hacerlo! En ella no funciona nada ¿recuerdas? No podemos hacer que lo olvide — su voz suena temblorosa — De lo contrario Dagna despertara y…

— Tienes razón pero es muy peligroso hacerlo sin su aprobación.

— ¿Qué pasa? ¿Hacer qué? — una adormilada rubia nos mira interrogante sobre el pasillo — ¿Por qué hay tanto alboroto? 

— Dagna, nosotras… — la mayor se queda muda, contemplando a la recién llegada con visible preocupación. 

La chica playboy mira a Odra con ojos adormilados, pero su semblante se vuelve serio cuando la mayor establece contacto visual con ella y noto como su mirada cambia. Realmente ¿se comunican sin hablar? No es la primera vez que me percato de algo como esto.

— No puede ser — la rubia murmura bajo mientras su rostro palidece, luego observa a Karime y cuando sus ojos llegan finalmente a Valentina, la veo tragar saliva y posar nuevamente su mirada nerviosa sobre mí.

— Ya entiendo — suspira y su semblante frío me hiela el corazón — Ahora lo sabes.

Me quedo pasmada ¿a qué se refiere? 

 

 CONTINUARA...

Notas finales:

Espero les haya gustado. No olviden dejarme sus bellos comentarios que en verdad me inspiran a seguir escribiendo. Si quieren conocer a los personajes de la historia, las invito a entrar a mi pagina de facebook que esta en mi perfil! Besos enormes, gracias por leerme<3


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