Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

$Playboy Night$ por Strawberryloveless

[Reviews - 99]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Durante su primer día de exámenes, Selene tiene un afortunado encuentro con Melania, con quien logra entablar una agradable conversacion. Por otro lado, la maestra Gloria hace un par de advertencias a Selene, quien está terriblemente confundida con todo lo que pasa y la actitud de Alexander no hace más, que empeorar las cosas.

9. DECISIÓN

 

Siento que el pecho me va a explotar pero continuo corriendo, pese a que las piernas comienzan a fallarme, no permito que nada me detenga. No sé en qué dirección voy, ni mucho menos si este es el camino que me lleva a casa ¿por dónde he llegado? No lo recuerdo. 

Me detengo y con desesperación giro en círculos sin saber que rumbo tomar, hasta que a lo lejos distingo el alambrado que pertenece a las luces de la carretera principal de la ciudad. Acelero el paso y cuando estoy por llegar al pavimento que está cerca del supermercado, una de mis piernas cae en un pequeño agujero, haciéndome perder el equilibrio y provocando inevitablemente que caiga sobre el pasto. 

¿Estoy inconsciente? No. Aún percibo ruido a mi al rededor. Abro los ojos y un mareo instantáneo me hace incorporarme con dificultad. Permanezco de pie unos segundos más y gracias a Dios, el malestar desaparece. Antes de seguir, vuelvo a mirar atrás ¿fue real? ¿fue un sueño? ¿realmente Dagna y sus amigas…?

— ¡Está por allá! — me lleno de terror cuando la voz de Valentina resuena en la oscuridad — ¡Princesa, está escapando! 

Sin ser capaz de hacerles frente, vuelvo a emprender marcha, pero tan solo he dado un par de pasos cuando un calor sofocantemente abrazador me hace vibrar el cuerpo entero, impidiéndome avanzar ¡No puedo moverme! ¿Qué está pasando? Y como si de un truco de magia se tratase, una chispa arde y tras ello, incontenibles llamas aparecen a mi al rededor. 

¡No es mi imaginación, el pasto realmente está ardiendo! ¿Pero cómo es eso posible? Incrédula por el inesperado suceso, muevo la cabeza en todas direcciones para buscar una respuesta congruente, pero lo único que logro apreciar es que el fuego continua expandiéndose en forma circular, acorralándome. 

Esto no es normal, no se trata de un incendio, alguien está controlando las llamas. Mi cuerpo pierde tensión y finalmente me libero pero, no tengo por donde huir, la única opción seria atravesando el círculo.

— No lo intentes, estás atrapada — la voz de Dagna proviene de algún sitio cercano y aunque trato de buscarla, no la encuentro — Y aún si pudieras escapar del fuego, nosotras te detendríamos.  

— No lo lograrás, nadie ha podido salir de mis ardientes flamas — Hilda aparece en la oscuridad, y mientras habla, camina al rededor del círculo observando como la lumbre incrementa cada segundo que pasa— Princesa, es tu turno. 

— Sí — Dagna finalmente aparece y tras ella, el resto de las chicas — Lo haremos juntas, solo de esa forma podremos conseguirlo. 

— ¡Si, princesa! — responden al unísono. 

No entiendo ni una palabra de lo que dicen ¿qué harán? ¿porqué me tienen atrapada? Giro con desesperación sobre los pies, mientras intento ver a través del fuego para buscar una salida, pero las llamas son demasiado altas. Hilda tiene razón, no hay manera de huir.  Mi mente se distrae cuando logro visualizar a las ocho. Dagna, Karime, Valentina, Odra, Anya, Ainara, Hilda y Neferet. Cada una ha tomado posición fuera del ardiente círculo. Dagna está justo frente a mí y tras echarme una mirada llena de culpa, abre la boca para continuar al mando:

— ¿Listas? — grita analizando todo de izquierda a derecha.

— ¡Listas!

— ¡Comencemos! — la rubia cierra los ojos y eleva ambas manos, estirando las palmas con dirección a mí y repentinamente un silencio acogedor inunda el espacio. 

Grito pero no se escucha, no siento el viento sobre la cara, ni tampoco los pies en la tierra, el mismo calor que provenía de las llamas se ha esfumado pese a que el fuego no se ha extinguido. Es como si me hubiesen privado de todos y cada uno de mis sentidos ¿qué es esto? Un ruido ensordecedor me hace caer de rodillas y tras ello, las voces de las chicas comienzan a hablar al unísono.

— “Princesa, escucha ahora nuestras plegarias. La luna y las estrellas. La oscuridad y el mal…’’ — se me forma un nudo en la garganta — “Con los secretos que oculta la noche, invocamos a los Dioses y al gran poder oculto en ella’’

Sus palabras me tensan el cuerpo por segunda ocasión y en cuestión de segundos, siento que me falta oxígeno ¡me estoy asfixiando! Una inexplicable opresión me inunda el pecho mientras que al mismo tiempo, las llamas comienzan a disminuir y en su lugar, Dagna y el resto de la chicas se acercan a pasos lentamente cortos.

— “Criaturas nocturnas presencian esta noche’’ — la playboy no habla, permanece en silencio mientras el resto de sus compañeras continuan diciendo: “Nosotros, los espíritus principales y fieles guardianes de la corona, a quiénes has otorgado desde su nacimiento, viento, luz, oscuridad, agua, tierra y fuego, unen hoy sus fuerzas para otorgarte el gran poder ancestral sellado en Serena’’

Grito el nombre de Dagna pero no me escucha. Estoy completamente entumecida, lo único que puedo mover son los ojos y llena de horror trato de suplicar con la mirada, pero resulta inútil ya que todas han inclinado la cabeza mientras hablan en voz alta. 

— “Serena ¡oh, gran ancestro divino! Otórganos lo que has robado a la princesa. Ábrete y ciérrate, devuélvenos su poder. Ábrete y ciérrate, sin candado esta vez’’

Mis fuerzas, mi energía, todo parece comenzar a esfumarse ¿quién es Serena? ¿qué ha robado ella? Comienzo a sentirme fatigada y soñolienta. Las piernas no logran mantenerme por más tiempo de pie y caigo de rodillas sobre el pasto. 

— ¡Ábrete y ciérrate, concédenos su poder! — gritan con fuerza las siete — ¡Concédenos su poder! 

Las chicas repiten la última frase infinidad de veces y yo logro abrir los ojos con las pocas fuerzas que me quedan. Dagna acorta la distancia entre nosotras y arrodillándose frente a mí, toma gentilmente mi rostro para sonreír y aunque estoy totalmente desorientada, percibo como una lágrima rueda por su mejilla, escurriendo y empapando su cuello.

— ¡Concédenos su poder! — sus voces resuenan en mis oídos — ¡Queremos el poder! 

— ¡Danos el poder! — pronuncia finalmente la chica playboy para después, pegar su frente contra la mía — Perdóname — ella abre la boca y sus afilados colmillos brillan en la oscuridad.

Después, todo se resume a un solo color: blanco.

 

Despierto de golpe y completamente empapada en sudor. Junto a mi cama, Anabel descansa plácidamente en una silla. Está cubierta con una manta y parece sumamente cansada ¿qué ha pasado? 

Miro al rededor y noto que estamos en mi habitación y completamente a solas. Me tiembla el cuerpo, aún sigo agitada, acelerada… ¿fue un sueño? No lo creo, todo se sentía tan real. Trago saliva cuando noto que llevo puesta la pijama. No recuerdo haberme cambiado, para empezar ¿cómo llegué aquí? 

Me levanto sigilosamente del colchón y sobre la mesita de noche visualizo mi bolso y a un lado, la chamarra que usé anoche para salir detrás de la rubia. Eso quiere decir que después de todo ¿logré volver a casa? encuentro mi celular e inmediatamente desbloqueo la pantalla. Son las siete de la mañana con treinta y cinco minutos. Es demasiado temprano y ya tengo un par de llamadas perdidas de Dagna y Karina ¿qué ha pasado exactamente? Con la duda rondándome, decido abrir los mensajes de texto, topándome con uno que ha enviado la chica playboy.

 

De: Número Privado 

Para: Selene M.

Recibido a las 6:47 a.m.

“¡Buenos días preciosa! Espero que tengas un maravilloso inicio de semana. ¡Suerte! La necesitarás ya que es tu primer día de exámenes.

PD: Te veo esta noche. Besos’’

 

¿Cómo puede hablarme tan normal? Después de lo que pasó anoche no sé como debería tratarla. Mis pensamientos se nublan en cuestión de segundos.

— ¿Fue un sueño? — me vuelvo a preguntar, pero esta vez en voz alta. 

Y como si las palabras fuesen dañinas, la imagen de las llamas junto a las chicas regresan a mi mente en una fuerte ráfaga de recuerdos, provocándome un tremendo dolor de cabeza que me hace jadear. Anabel se remueve sobre el asiento y aunque trato de reprimir la creciente molestia, el malestar continua hasta hacerme caer al suelo. El impacto parece suficientemente fuerte como para alertar a mi madre. 

— ¡Selene! — grita al instante cuando se despierta de golpe — ¡Hija, por dios! — ella corre hasta donde me encuentro e inmediatamente trata de levantarme — ¡Alex, ven aquí!

Para mi sorpresa, la puerta se abre y aparece nada más y nada menos que Alexander. 

— ¿Qué sucede? ¿Se despertó? — parece preocupado.

— No lo sé, me quedé dormida y justo ahora ella…

— ¡Ahhhgg! — vuelvo a quejarme cuando el dolor reaparece con mayor intensidad. 

— ¡Su medicina! — mi madre señala un mueble junto al armario y mi novio se dirige hasta el casi corriendo.

— ¿Aquí? — pregunta palpando un cajón de la parte superior.

— No, en el último del lado izquierdo ¡rápido! 

El moreno se mueve ágilmente y con rapidez, saca una tableta entera de antibióticos, para después tomar el vaso de agua que está junto a la cabecera de mi cama y dirigirse a nosotras.

— ¡Selene, bebe esto! — aún con el fuerte dolor, logro abrir los ojos pero veo borroso. Estoy totalmente aturdida.

— Vamos, bébelo hija. 

Hago caso a lo ordenado y como cada mañana desde hace tres años, trago la pastilla color amarillo pálido de todos los días. Tras ello, mi novio y Anabel, logran levantarme y colocarme nuevamente sobre el colchón. El efecto de la píldora es casi inmediato, por lo que no tardo mucho en sentirme soñolienta.

 

Pasa del medio día cuando vuelvo a abrir los ojos, pero esta vez no hay nadie a mi al rededor. No tengo ningún malestar y mi cuerpo se siente igual de liviano que una pluma. El dolor de cabeza se ha ido por completo, al igual que el efecto secundario de la pastilla. 

Estoy completamente sola. Probablemente mi madre se ha marchado al trabajo y Alexander a la universidad. Suelto un suspiro cuando recuerdo el mensaje que Dagna ha mandado. Realmente acabo de perder el primer día de la semana de exámenes, esa para la que tanto tiempo me preparé. Incorporándome con torpeza y demasiada pereza, tomo el celular y decido enviar un mensaje a Karina. 

 

De: Selene M.

Para: Karina M.

Enviado a las 12:49 p.m.

“¿Qué tal tu primer día de exámenes? 

 

Abro la puerta de mi habitación y efectivamente, reina el silencio por doquier. Emprendo camino abajo, hacia el primer piso, y conforme avanzo me doy cuenta de que el televisor de la sala está encendido ¿mi padre estará en casa? Anabel y yo, por lo general no vemos ningún tipo de programa, pero él es cien por ciento fanático, puede pasar horas viendo toda la programación. Bajo cuidadosamente y un par de ronquidos masculinos me hacen sonreír. Efectivamente, debe ser él.

Rodeo las escaleras y para mi sorpresa es Alexander quien descansa cómodamente sobre el sillón más grande de la sala ¿sigue aquí? Creía que estaría presentando las pruebas en la universidad ¿se ha quedado a cuidarme? Con un millón de interrogantes, decido acercarme un poco más a él y noto que la camisa que trae puesta no es la misma que la de anoche. Probablemente fue a cambiarse esta mañana.

Mis ideas son reemplazadas por otras, cuando percibo que tiene tres botones desabrochados. Justo en ese momento, su herida y la escena de Dagna alimentándose de él regresan a mi mente. Tal vez esta sería una buena oportunidad para echarle un vistazo a las mordidas. Puede sonar demasiado asqueroso, pero mi curiosidad es mucho mayor.  

Él se encuentra completamente inerte sobre el mueble y yo trato de hacer el mínimo ruido posible. Cuando creo que estoy lo suficientemente cerca para apreciar la lesión, él se revuelve sobre el sillón mientras arruga el rostro con fastidio. Incluso durmiendo tiene mala actitud. Espero a que el sueño lo inmovilice una vez más y cuando su respiración se hace regular, comienzo a desabotonar el resto. Abro la camisa y quedo realmente perpleja, pues aunque su piel de lejos parece áspera y seca, de cerca es totalmente lo contrario. Era de esperarse, después de todo es un niñito egocéntrico. 

Por un momento siento que mi vista continua borrosa, ya que no veo rastro de ninguna marca o cicatriz, pero tras analizar un par de segundos más, corroboro que efectivamente ese hecho se debe a que… ¡no hay ninguna! ¡desapareció! Nada de sangre, ni siquiera un leve raspón. Resoplo totalmente confundida y mi repentina acción hace que el moreno abra los ojos. 

— ¿Qué haces? — balbucea.

— ¡Nada! — retrocedo inmediatamente ¡me ha pillado! ¿qué debería hacer?  

— No sabía que fueras tan atrevida Selene — él dibuja una disgustante sonrisa, poniéndome tensa — Y tampoco sabía que estabas tan desesperada por hacerlo. Mira que atacar a tu indefenso novio mientras duerme, es demasiado…

— No seas estúpido — interrumpo a la defensiva — No es lo que crees.

— ¿Ah, no? ¿Y entonces? Jamás te habías acercado a mí por mera voluntad. Cualquier hombre podría interpretar de otra manera tus intenciones.

— Solamente quería ver tu herida.

— ¿Mi herida? — él parece sorprendido y rápidamente se incorpora para verse el abdomen. Pasan un par de segundos, y vuelve a elevar el rostro para mirarme extrañado — No tengo nada, Selene. 

— Lo sé, pero ayer… — carraspeo — Ayer tú mismo me enseñaste la lesión y dijiste que fue Dagna quien lo hizo. 

— ¿Y qué tiene que ver esa mujer en esto? — frunce el ceño con solo oír su nombre, desaprobando que la incluya en nuestra plática — Creo que no es necesario mencionar que esa lesbiana de mierda jamas podrá ponerme un dedo encima — habla mientras pone manos en marcha para volver a ajustarse la camisa — Estoy de buen humor hoy, así que déjate de bromas.

— Alexander no estoy bromeando. Ayer estuviste buscándome todo el día sin parar. Tenias algo que decirme ¿no, es así? 

— ¿Algo? — el parpadea perplejo y se rasca la cabeza pausadamente.

— Si, antes de que esas chicas aparecieran tú estabas por decirme algo sobre Dagna y sus amigas ¿recuerdas?

— ¡Deja de mencionar a esa maldita mujer! No tengo nada que decirte sobre ella o su grupo de lesbianas. 

— Pero tú…

 

“Tenemos que borrarle la memoria antes de que se nos adelante y le diga algo más a Selene’’

 

Las palabras de la playboy refrescan mi memoria, haciéndome enmudecer. No fue un sueño, eso realmente sucedió. Ellas han borrado la herida y también su memoria, pero… ¿porqué esperar hasta ahora para hacerlo? Me lleno de confusión. Han pasado tantas cosas y en un lapso tan corto de tiempo que no soy capaz de asimilar y atar cabos de lo que sucede cada día. 

— ¿Qué demonios pasa? ¿Qué estás mirando? — la voz de Alexander me hace reaccionar.

— Nada… nada, todo está bien.

— ¡Pensé que no despertarías jamás! — él me mira con fastidio y preocupación a la vez. 

— ¿Qué te pasa últimamente? — pregunto ya que sus cambios de actitud y humor, comienzan a darme dolores de cabeza.

— ¿A mí? — hace una mueca de irritación — Yo soy quien debería hacer esa pregunta ¿qué mierda te pasó anoche? 

— ¿Anoche? — sé a qué se refiere, pero no tengo idea de hasta donde han acortado sus recuerdos, por lo que prefiero hacerme la desentendida. 

— Te encontré tirada en el pasto, completamente inconsciente y tan lejos de casa — él aspira con fuerza — Afortunadamente te traje a tiempo, de lo contrario hubieras estado en cama por días, anoche era un congelador allá afuera.

— ¿Tú me trajiste? — abro los ojos con sorpresa, ya que por un instante creí que Dagna lo había hecho.

— ¿No estás escuchándome? Acabo de decir que te cargué hasta acá yo mismo, de lo contrario te habrías congelado en el bosque. 

— ¿Y qué hacías tú allí? — lanzo la interrogante con la intención de comprobar si realmente han borrado todo de su cabeza.

— ¿Es enserio? — él me mira arqueando una ceja — Eres mi novia desde hace varios meses y ¿aún no logras recordar que los domingos juego fútbol americano en la unidad deportiva del bosque este?

— Tienes razón. Lo lamento, últimamente estoy demasiado distraída — he obtenido lo que quería. 

Definitivamente han borrado sus recuerdos y en su lugar, han puesto nuevos, pero… cometieron un error. Alexander odia el deporte al aire libre. Nunca me ha interesado su vida o sus gustos, pero soy una persona demasiado observadora y durante el tiempo que hemos estado juntos me he dado cuenta de que la única actividad física que él realiza es: ir al gimnasio.

— Antes no eras así — él termina de abotonarse la camisa de cuadros y se incorpora — Has cambiado desde que ella apareció. 

— ¿Te refieres a Dagna? — hablo con asombro y Alexander vuelve a molestarse por tercera vez al oír su nombre — No lo había notado — agito la cabeza y lo escucho suspirar.

— No intentes cambiar el tema ¿qué hacías en el bosque tan tarde? 

Él insiste sin darme tiempo de pensar en una mentira, por lo que mi mente maquina con rapidez, y decido utilizar sus nuevos recuerdos a mi favor. Soy consciente de que lo que estoy por decir lo tomará por sorpresa pero, eso definitivamente hará que se calle.

— Quería verte jugar — sus ojos de abren a tope — Pensé que sería buena idea ya que hemos estado un poco distanciados.  

Lo veo tragar saliva con dificultad y si mi mente no me está jugando una mala broma, se ha sonrojado levemente. Me quedo en silencio esperando una respuesta pero tal parece que está lo suficientemente avergonzado como para poder articular palabras. Vaya ¿quién diría que sería tan fácil? 

Mi celular vibra, sobresaltándome. Es una llamada de Karina. Deslizo el dedo por la pantalla para contestar.

— ¿Hola? 

— Selene, ¿cómo estás? — suena angustiada.

— Mejor, ¿supongo que mi madre te llamó para contarte? 

— No, fue Alexander — su respuesta me hace mirar al moreno con mayor sorpresa.

— Oh, ya veo — entonces recuerdo que ella no se encontraba muy bien ayer por la mañana, durante el desayuno con Dagna y sus amigas — ¿Y tú? ¿Estás mejor? 

— ¡Demasiado bien! — ahora que he reunido un poco más de información, tengo la ligera sospecha de que Karina también ha sido víctima del grupito de la rubia — El examen de la primera clase fue demasiado sencillo ¡no me tomó más que diez minutos terminarlo! Definitivamente aprobaré — suspiro aliviada, alegrándome de que mi mejor amiga haya vuelto a la normalidad. 

— Es bueno saberlo, de esa forma podré presentarlo con mayor seguridad.

— Por cierto — ella cambia completamente el tono de voz — Hablé con la maestra Gloria para explicarle lo que te ha sucedido esta mañana — se detiene para después, bajar el tono y comenzar a susurrar — Ha estado de lo más extraña… —  sus palabras me recuerdan la plática que tuve el día anterior con Dagna. 

— ¿A qué te refieres con extraña? 

— A que hizo demasiadas preguntas sobre ti — ella aspira y continua — Por alguna razón, creyó que algo grave te había sucedido. 

— ¿Algo grave? — trato de pensar razonablemente. Gloria es la madre de Anya y si ella sabe el secreto que guardan Dagna y sus amigas, probablemente ese sea el motivo de su preocupación por mí — ¿Mencionó a un par de chicas o algo por el estilo? 

— No, a nadie. Solamente hablamos de ti.

— Ya veo — un sonido bastante familiar invade el otro lado de la línea telefónica. Es la campana de la universidad.

— Selene, el descanso terminó. Tengo que irme — dice Karina y su respiración comienza a agitarse cuando parece comenzar a caminar — Debo llegar al aula a tiempo, o de lo contrario me quedaré afuera como siempre — ambas nos reímos — ¿Vendrás al último examen?

— Es probable, no quiero perdérmelo.

— Perfecto, entonces nos vemos más tarde. Mejórate. Adiós.

Corta la llamada antes de que pueda despedirme. 

Bloqueo la pantalla y vuelvo a centrar mi atención en Alexander, quien extrañamente se encuentra viendo la televisión sin sonido ¿ha bajado el volumen para no molestarme durante la llamada? eso sí que es considerado de su parte. 

— Me arreglaré para ir a la universidad — anuncio.

— Te llevaré, estaré esperándote aquí abajo — aunque responde, sus ojos siguen atentos al televisor. 

— De acuerdo. 

Sin decir más, regreso a mi habitación. 

 

Alexander para el auto frente a las puertas de cristal. No hemos dicho palabra alguna durante el camino y yo no paro de sorprenderme por lo dócil que se ha portado las últimas horas. Probablemente eso era todo lo que necesitaba, un poco de ¿atención? Río en mis adentros cuando mi mente juguetea comparándolo con un cachorro. 

— ¿No entrarás? — pregunto por la ventanilla del copiloto una vez que he bajado.

— No, ya he realizado las pruebas la semana pasada.

— Oh — eso no lo esperaba — Entiendo. 

— Bien, justo ahora tengo algo más que hacer — informa — Nos veremos después.

— De acuerdo, hasta luego. 

Él vuelve a poner en marcha el automóvil, arrancando como una persona decente. Creo que es la primera vez que nos despedimos como suelen hacer las parejas normales y definitivamente es extraño, no me acostumbro a su nueva forma de ser ¿qué rayos le ha pasado? Sin darle muchas vueltas al asunto decido ingresar al edificio. 

 

He llegado temprano, tanto así que mis compañeros continuan presentando la prueba de la clase anterior. Curiosa, me asomo sigilosamente por la ventana y veo a la maestra Gloria sentada en el escritorio, al parecer esta trabajando en su computadora. Por otro lado, Karina se ve totalmente desanimada. Tal parece que a comparación con el primer examen, el de ahora es mucho más difícil. 

Siento el móvil vibrar dentro de la bolsa trasera de mi pantalón de mezclilla. Lo tomo y veo que he recibido un mensaje de texto. Desbloqueo la pantalla y el aparato vuelve a sacudirse en mis manos, ahora son dos. Tres, ha llegado uno más ¿quién enviaría tantos mensajes seguidos? Creyendo que se trata de una broma, decido ingresar a la bandeja de entrada, percatándome de que los tres remitentes pertenecen a números desconocidos. 

Extrañada, decido abrir y leer el que llego primero:

 

De: N. S. 

Para: Selene M. 

Recibido a las 2:02 p.m.

“Hermosa, espero verte esta noche. Quisiera ser yo quien pase por ti, pero Dagna me mataría.

P.D: No olvides tu traje de baño.

N’’

 

¿Neferet? Debe serlo, pues además de Dagna, ninguna otra me habla con tanto cariño, y esa última letra es sin duda la inicial de su nombre ¿cómo ha conseguido mi número? Ladeo la cabeza y después recuerdo que a la chica playboy tampoco le fue difícil conseguirlo la primera vez. Antes de responder, decido caminar hasta la cafetería y sentarme en las mesas del fondo. Sí, en esa misma en la que Dagna y yo tuvimos nuestro segundo encuentro.

 

De: Selene M.

Para: N. S.

Enviado a las 2:08 p.m. 

No preguntaré como conseguiste mi número pero sobre esta noche, no estoy segura de ir.

P.D: Hace demasiado frío para nadar.

 

Pulso enviar para acto seguido, abrir el segundo mensaje.

 

De: O. S. 

Para: Selene M.  

Recibido a las 2:03 p.m. 

Selene, soy Odra ¿cómo estás? Lamento lo que pasó ayer durante la cena. A Dagna y a mí nos gustaría hablar contigo después de la fiesta ¿vendrás, no es así? Recuerda invitar a K.

 

Tras leer el mensaje, recuerdo lo que le he respondido a Neferet anteriormente. No estoy segura de ir, o mejor dicho, tengo miedo de hacerlo. Tampoco sé si después de lo que vi ayer, sea una buena idea llevar a Karina conmigo. Ellas no son humanas, eso lo tengo extremadamente claro y el hecho de no saber con que estoy lidiando me pone los nervios de punta. Hasta ahora no me han hecho daño, y desde que las conozco Dagna siempre ha insistido en protegerme pero… Alexander fue su alimento anoche, no puedo exponer a Karina de esa manera. Lo ideal será que vaya sola. 

Vuelvo a desbloquear el aparato y escribo lo siguiente:

 

Para: O. S. 

De: Selene M.

Enviado a las 2:10 p.m.

“Es realmente extraño recibir tantos mensajes el día de hoy ¿se pusieron de acuerdo? Y respondiendo a tu pregunta: Iré.

P.D: Karina está demasiado estresada con los exámenes, no creo que sea conveniente invitarla.

 

Vuelvo a releer, asegurándome de que he dicho lo necesario. Pulso enviar y finalmente abro el último mensaje en la bandeja.

 

De: A. L.

Para: Selene M.

Recibido a las 2:03 p.m.

Sigo avergonzada por el comportamiento de Anya ayer. Quisiera compensártelo. ¿Quizás un par de tragos ésta noche? 

Ainara’’

 

No pienso demasiado para responderle.

 

Para: A.L.

De: Selene M.

Enviado a las 2:12 p.m.

“Quizás. En cuanto a lo de tu hermana, no te preocupes’’ 

 

Respondí su mensaje primero, pero pese a ello, Neferet no ha enviado una respuesta. Centro mi atención en su remitente: N. S. Después, analizo los dos mensajes posteriores que han enviado sus compañeras, corroborando que las tres han abreviado las iniciales de sus nombres y apellidos: O. S. significa Odra Saucedo, por lo que A. L. debe ser Ainara Labrot. Sin embargo, desconozco el apellido de Neferet ¿cuál será? Ahora que lo pienso, Dagna parece ser la única con un número privado. 

 

La cafetería se encuentra completamente sola. Unicamente estoy yo, un par de intendentes que se encargan del aseo y la amable señora que despacha el lugar. Miro la hora y noto que faltan todavía cuarenta y cinco minutos para que termine el examen de la clase anterior. 

Mi estómago ruge y tras ello, decido matar el tiempo comprando algo de desayunar. Después de todo, no sería buena idea realizar el examen con el estómago vacío, necesito energías. Dejando el bolso sobre la mesa, emprendo camino hacia el mostrador. 

— Buenos días Selene — la señora es siempre tan amable.

— Buen día Ana — devuelvo el gesto con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Pedirás lo de siempre? 

— Si, por favor — me siento un tanto avergonzada. 

Debido a que los precios que maneja la cafetería de la universidad son demasiado elevados, nunca he tenido la oportunidad de comprar algo diferente.

— Enseguida — la mujer asiente al pedido y antes de que dé media vuelta, decido detenerla.

— Ana… — la llamo e inmediatamente recupero su atención — Hoy es uno de esos días — hablo casi en un susurro — ¿Podrías ayudarme? 

— Claro que sí. Anotaré el total más tarde en la libreta — ella sonríe y regresa a trabajar. 

Camino lentamente hasta la mesa en la que he dejado todas mis pertenencias y me percato de que ya he recibido respuesta a dos de los mensajes de texto. 

Tomo asiento para después, abrir y leer lo siguiente:

 

De: O.S.

Para: Selene M.

Recibido a las 2:23 p.m.

“¿Tantos mensajes en un día? Creí que sería la única en escribirte. Es una lástima que K no pueda asistir, dale ánimos de mi parte. Me alegra que aceptes nuestra invitación. Nos veremos más tarde.

P.D: Deberías responder los mensajes de Dagna, no tener noticias sobre ti la pone de un humor insoportable’’

 

Como no sé que responder a eso, decido cortar la plática. Siento lástima por Odra, pero al menos esta noche sus deseos de ver a Karina no se cumplirán. Por otro lado, ¿Dagna insoportable? No puedo siquiera imaginármelo, es la chica mas dulce y amable que he conocido… O al menos eso me ha hecho creer.

— ¡Selene! — Ana grita desde el mostrador y yo me levanto inmediatamente para recoger el pedido — Aquí tienes.

— Muchas gracias — tomo la charola con ambas manos — Te pagaré la semana entrante.

— No te exijas demasiado. Sé lo difícil que es para ti — ella sonríe con gentileza — Puedes saldar tu cuenta al terminar la universidad. 

— ¡Eso sería demasiado! No quiero abusar de tu confianza — se me calienta el rostro — Te pagaré la próxima semana, pero muchas gracias por la oferta.

La mujer se limita a volver a sonreír y una vez más, decido regresar a mi mesa. Destapo los deliciosos bocadillos que han costado una fortuna, mientras que al mismo tiempo, leo lo que ha respondido Neferet.

 

De: N. S.

Para: Selene M.

Recibido a las 2:27 p.m.

“¿Queeeeeeeeé? No acepto un NO como respuesta. Tienes que ir. Por favor, es un gran día para las 9.

P.D: Te garantizo que no pasarás frío

N’’

 

Tal vez ellas no lo notan, pero no es nada difícil darse cuenta que tanto Odra como Neferet, están asegurándose de que asista a la fiesta, pero ¿porqué tanta insistencia? Trago saliva solo de recordar la escena de la noche anterior, probablemente ellas quieren… ¿devorarme?

— ¿Pides fiado a Ana? — una suave y desconocida voz me hace volver en sí. 

Elevo la mirada y me topo con la chica extraña de hace unos días. Si no mal recuerdo, Karina dijo que su nombre es…

— Soy Melania, nos conocimos antes ¿recuerdas? — ni siquiera presto atención a lo que dice. He escuchado esa frase tantas veces últimamente, que ya no sé a quien conozco en verdad — Fue hace unos días… — comienza a narrar, pero yo estoy totalmente cautivada, o tal vez debería decir, asustada. No es la primera vez que nos vemos pero, su presencia es demasiado arrolladora — Afuera de tu salón, estabas por entrar a clase… — ella habla pausada entre frases, como esperando a que recuerde el momento — Creo que mi impresión no fue tan buena como creí. Nos vemos — dice dando media vuelta, dispuesta a marcharse.

— ¡No, espera! — me mira por encima del hombro y su blanca cabellera se agita — Sí te recuerdo, es solo que justo ahora tengo la mente llena de pensamientos bobos. Lo lamento, eres Melania ¿no?

— Y tú Selene — se gira por completo, quedando nuevamente frente a mí. A estas alturas no me parece extraño que se sepa mi nombre, pues debido a Dagna, me he hecho realmente famosa dentro de la universidad. 

— Sí, mucho gusto — le sonrío y ella corresponde. 

— En aquella ocasión no fui muy agradable que digamos — hace una mueca avergonzada — Estaba teniendo un mal día y de pronto te vi tan incómoda delante de ese grupo de chicos — eleva la vista como si recordara lo sucedido — Lo único que cruzó por mi mente fue quitártelos de encima, tanto así que olvidé mis modales.

— Te sigo agradecida — sus pálidos labios se curvean, sonriendo.

— Me agradeciste en esa ocasión, no hace falta que lo hagas otra vez.

— Pero realmente estoy agradecida, no sabia como manejar la situación.

— Pude notarlo — ella sonríe, arrugando la cara y sus incontables pecas se mueven por todos lados. 

— ¿Quieres sentarte? — la invito puesto que lleva de pie un buen rato.

— Si no te importa…

— Para nada, adelante — ella coloca su charola sobre la mesa, para luego sentarse en la silla de enfrente. 

— Entonces ¿pides fiado a Ana? — lanza por segunda vez esa interrogante y yo me lleno de vergüenza.

— Si, justo ahora estoy escasa de dinero, así que ella me ayuda dándome la oportunidad de pagar después.

— Ya veo, entonces deben llevarse bien — la pecosa pregunta sin rodeos, mientras desinteresada juguetea con las jugosas frutas que hay en su plato. 

— Algo así — Melania eleva el rostro para clavarme su grisácea mirada, como pidiendo que le cuente más — Digamos que no encajo mucho en este ambiente — ella abre los ojos con sorpresa — Solo me llevo bien con Karina que es mi mejor amiga y con algunos trabajadores de la universidad, como es el caso de Ana. El resto de personas que asiste a esta escuela, me parecen demasiado aburridas — ella arquea una ceja aparentemente ofendida, por lo que me apresuro a decir lo siguiente — No es como que los conozca a todos, pero la mayoría sigue el mismo patrón. 

— ¿Patrón? — la chica parece interesarse en cada palabra que digo.

— Si. Todos son chicos y chicas de clase medianamente alta que siguen a otros que están por encima de su estatus y quiénes generalmente, solo se interesan por cosas absurdamente superficiales. Eso es demasiado aburrido para mí.

— Ahora tengo mas curiosidad por saber si estoy incluida dentro de ese patrón — tras sus palabras, finalmente se lleva un pedazo de fruta a la boca.

— Hasta donde sé, tú estás recién transferida ¿no es así? — ella afirma a la pregunta — Entonces seria difícil saberlo, no he tenido el tiempo de observarte demasiado como para catalogarte.

— ¿Catalogarme? — Melania explota en una suave y dulce risa — ¿Así que así es como funciona? ¿Observas a la gente y basándote en lo que ves, la catalogas? 

— No exactamente. Procuro cruzar al menos un par de palabras antes de juzgarlos, aunque debo admitir que hay muchas personas a las que con solo verlas, es más que suficiente — pongo los ojos en blanco y ella se vuelve a reír. 

— Entiendo tu punto pero ¿nunca te has equivocado? — ladeo la cabeza interrogante y ella replantea la pregunta — Me refiero a que si ¿tus ojos jamás se han equivocado al juzgar por lo que ven? 

Irremediablemente pienso en Dagna y el resto de las chicas. Mi primera impresión sobre ellas fue que eran realmente guapas, importantes y poderosas. Es lógico, cualquiera pensaría lo mismo. Basta con clavar tan solo una mirada, para corroborar que ellas no son personas comunes, pero… después de haber visto su secreto, mis ojos no están cien por ciento seguros de que son y mucho menos de cuáles son sus verdaderas intenciones. 

— Nunca he dicho esto a nadie, pero por alguna razón me inspiras confianza — trago saliva, pues realmente es algo que llevo guardando desde hace años.

— Oh, entonces soy toda oídos — ella parece inesperadamente halagada.

— No sé si esto solo me suceda a mí pero, desde muy pequeña he tenido la facilidad de presentir quien tiene buenas intenciones y quien no. Es como si algo en mi interior me advirtiera cuándo debo alejarme y cuándo no.

— Vaya, eso es muy interesante — Melania me analiza de arriba abajo.

— No me baso solamente en lo que veo para catalogarlos, también utilizo lo que esa persona me inspira o me hace sentir. Es extraño.

— Tal vez sea un don, quien sabe — dice encogiéndose de hombros. 

Pese a lo bajita y delgada que es, ella parece tan confiada, tan segura de sí misma y hasta cierto punto, se ve fuerte. Todo lo que he dicho es verdad. Generalmente no me acerco a quiénes me dan mala impresión y aunque todos temen de esta simpática chica, a mi parecer es demasiado agradable. La idea de comentarle sobre la fiesta me cruza la mente ¿sería raro invitar a alguien que acabo de conocer a la POOL PARTY? Supongo que no, a fin de cuentas siempre termino con desconocidas.

— Ya que hablamos del tema — comienzo a decir — Hoy me han invitado a una fiesta pero, tengo un mal presentimiento — ella se limita a mirarme mientras escucha atenta —  No sé si debería ir.

— ¿Es necesario que vayas? 

— No lo creo pero siento que al final del día, terminaré allí de cualquier manera — mi mente vuela, imaginando qué si me rehuso a ir, Dagna o Neferet son capaces de arrastrarme hasta el lugar. 

— Entonces deberías llevar a alguien contigo. Ir a un lugar sin sentirte segura siempre es una mala idea, pero basta un acompañante para generar mayor confianza en ti misma — habla entre bocados y tiene toda la razón, sin embargo, no existe persona alguna a la que pueda llevar sin que corra riesgo, y me he puesto demasiado tímida como para invitarla a ella.

— El problema es que… — dudo por un instante si debería decirlo.

— ¿Qué? — repite Melania alargando la vocal al final de la frase.

— Puede que esta fiesta sea un tanto peligrosa y yo no quiero exponer a nadie.

— ¿Peligrosa? — tuerce la boca mientras arquea una ceja sorprendida — ¿Qué tanto? — y de repente, parece incluso más interesada que antes. 

— Demasiado — me limito a responder — Pero olvídalo, no es una buena idea. Creo que tampoco debí decírtelo, acabamos de conocernos y…

— Yo puedo acompañarte — abro los ojos de par en par. Ni siquiera he tenido que pedírselo, ella se ha apuntado sola.

— Acabo de mencionar que es una fiesta peligrosa ¿y de todas formas tú…?

— Me gustan las emociones fuertes — esboza una media sonrisa — Digamos que yo también me aburro con facilidad y mi noche sería como cualquier otra, así que no me vendría mal salir y despejarme un poco de la rutina. 

— Entonces ¿aceptas ir conmigo?

— ¡Claro! No hay nada mas excitante que ir a una peligrosa fiesta con una chica que acabo de conocer — ella habla bajo pero puedo percibir un poco de diversión y sarcasmo en su voz — Esto definitivamente cambiará mi noche. 

— ¡Seleeeeneee! — esa voz, es Karina. Miro a la izquierda y mi mejor amiga va entrando a la cafetería casi corriendo. Parece bastante desanimada y yo asumo que el examen ha tenido algo que ver — Selene, Selene… — lloriquea una y otra vez hasta que llega hasta donde estoy. 

— Hola Karina, ¿qué te pasa?

— ¡Es el examen! Creo que lo reprobaré — suelta un suspiro y cuando abre los ojos, ve que tengo compañía — Hola Melania, no me había percatado de que estabas aquí.

— Hola — saluda y su tono es completamente frío — Estoy acostumbrada — añade levantándose del asiento mientras coloca su mochila por encima del hombro para acto seguido, tomar la charola con el plato de frutas vacío — Mi clase está por comenzar, ¿nos veremos más tarde? — clava sus pupilas en mí y yo asiento a su pregunta.

— Esta noche, a las nueve en punto frente a la plaza comercial del centro.

— Ahí estaré — y sin decir algo más, comienza a alejarse. 

Karina habla y yo no logro despegar los ojos de la chica de cabellos blancos. La veo arrojar los desechos de la charola y acercarse al mostrador. Habla con Ana, quien sorpresivamente saca la libreta en la que usualmente anota a clientes que le deben dinero ¿qué hace? Noto que mientras Melania pronuncia palabras que no puedo escuchar, la mujer escribe sin parar en el cuadernillo. Vaya, quien diría que una chica como ella también pediría fiado el desayuno. 

— Selene ¿me estás escuchando? — Karina me distrae por un segundo de la escena.

— Si, el examen y la última pregunta ¿no?

— ¡Exacto! Realmente he contestado con lo primero que me vino a la cabeza pero…

Mi mejor amiga continua relatando su terrible experiencia con el examen de Gloria y para cuando vuelvo a mirar hacia el mostrador, Melania ha finalizado su plática con Ana, quien a señas se despide de ella. La chica de cabellos blancos me mira y sonriente, abandona de una vez por todas la cafetería ¿qué ha sido eso?

— ¡Uyyy, que miedo! — Karina se estremece — ¿Desde cuándo eres amiga de la rarita?

— Desde hoy y deja de llamarla rara — pongo los ojos en blanco y ella se encoge de hombros.

— Tienes que admitir que es un tanto terrorífica y esa actitud tan misteriosa no le ayuda para nada.

— Basta Karina, su apariencia puede ser distinta a lo que estamos acostumbradas pero es agradable — mi mejor amiga abre los ojos y sus cejas se levantan al mismo tiempo.

— Veo que te ha lavado el cerebro por completo. Los rumores son ciertos ¡definitivamente es una bruja! — me quedo totalmente petrificada. 

Brujas. Claro, ¿porqué no se me había ocurrido? Dagna y sus amigas probablemente sean eso y el hecho de que coman carne humana, se deberá a ¿algún ritual? Si, suena congruente. Eso explicaría también su belleza, pues de acuerdo a algunas investigaciones la apariencia de estos seres no es más que un imán de hombres, quiénes atraídos por el deseo y la lujuria, tarde o temprano se convierten en su alimento. Sacudo la cabeza ¿qué rayos estoy pensando? Creo que he visto demasiadas películas de terror últimamente.

— Hoooolaaaa… — Karina sacude la mano una y otra vez frente de mis ojos — ¿Hay alguien allí? Definitivamente te lavó el cerebro. 

— Basta Karina — ella se carcajea.

— Solo estoy bromeando pero… ¿qué fue eso último? 

— ¿Qué? ¿De qué hablas? 

— Por dios Selene, escuché que más tarde quedaron de encontrarse — habla con seriedad — ¿A dónde irán y porqué no he sido invitada? Soy tu mejor amiga ¿no? Vamos juntas a todas partes.

Karina es demasiado astuta, debo responder con algo que no le haga levantar absolutamente ninguna sospecha sobre la fiesta de esta noche. 

— Me prestará dinero.

— ¿Qué? ¿Para qué necesitas dinero de una extraña? — abre la boca y no logro entender si es de asombro o de horror.

— Para pagarle a Ana. Sabes que he estado corta de dinero y ella me ha estado ayudando con los desayunos, pero debo pagarle lo antes posible, así que Melania… — enmudezco antes de terminar la frase pues veo que Karina agita la cabeza con negación —¿Qué pasa?

— Selene, ¿sabías que eres buena para todo, excepto para mentir? — trago saliva, me ha descubierto y tan fácil — Estás tratando de evitar que vaya contigo esta noche ¿no es así? — sus esmeraldas se oscurecen y noto que mi mentira le ha molestado — Y en mi lugar ¿has invitado a esa chica? 

— No es mi intención reemplazarte, es solo que las cosas con Dagna y las demás no han estado del todo bien y…

— Lo sé. Odra me ha contado todo. 

— ¿Odra? — parpadeo nerviosa.

— Sí, imagino que debe ser difícil estar cerca de Dagna ahora que tu madre cree que ella y Valentina tienen una relación — sus palabras me alivian el alma, por un momento creí que hablaba del secreto — No debiste mentir de esa manera, ahora será mucho más difícil quitarle a esa mujer de encima.

— Lo sé — respondo cabizbaja.

— También me habló sobre una pelea con un par de chicas, no recuerdo sus nombres — ella cierra los ojos mientras hace memoria — Ana y Anahí.

— Querrás decir Anya y Ainara.

— ¡Eso es! Los tenía en la punta de la lengua — su expresión me hace reír — Odra mencionó que anoche tuvieron una discusión y que por eso es sumamente importante que vayas hoy a la fiesta.

— ¿Desde cuándo Odra y tú son tan cercanas? — arqueo una ceja y ella se sonroja.

— ¡No cambies el tema! — se apresura a decir — ¡Iremos!

— Karina, no creo que sea una buena…

— Iremos. No pienso cambiar de opinión — se cruza de brazos desafiándome — Tengo ganas de verla y ésta es la oportunidad perfecta. 

— ¿De verla? — abro los ojos con asombro — ¿Hablas de Odra? — Karina vuelve a sonrojarse — No tenía idea de que te gustara tanto.

— Estamos… conociéndonos — carraspea — Necesito salir de mi rutina diaria y digamos que ella es una buena distracción. 

— Pero…

— ¡Anda, vamos! ¡No seas aguafiestas! 

— ¿Y qué pasará con Melania? No te agrada y definitivamente no pienso desinvitarla — Karina tuerce la boca en cuanto escucha su nombre, realmente parece no gustarle ni lo más mínimo. 

— Nada — suelta un suspiro — Supongo que seremos tres esta noche.

La campana suena, anunciando que la siguiente clase está por comenzar. Ambas corremos hacia el salón, en dónde la maestra Gloria nos espera ansiosa. 

 

La última prueba del día ha comenzado, y yo no puedo evitar sentirme observada ya que la canosa no me ha quitado los ojos de encima desde que puse pie dentro del aula. Extrañamente la mirada desaprobatoria que tiene para mí cada día, está ausente. Lo único que refleja su rostro es preocupación. Me pregunto si esto tendrá que ver con Anya y Ainara. 

El tiempo se va como agua entre las manos. Karina ha sido de las primeras en salir y tal parece que esta vez, el examen le pareció sencillo. Me faltan dos preguntas por responder, así que miro el reloj que está por encima de la pizarra y corroboro que en cinco minutos tendré que entregar la hoja. Al rededor mío, no quedan más que dos compañeros y la maestra. Una silla rechina, anunciando que uno de los chicos restantes ha terminado. Trato de concentrarme pero la mirada de Gloria no me facilita mucho las cosas. Dos minutos. Releo una y otra vez la pregunta pero no logro digerirla, no estoy prestando atención. El último chico se levanta de su pupitre y hace entrega del papel a la rubia, quien mirando las manecillas del reloj, decide hablar:

— Un minuto Selene — sentencia y yo decido que responder cualquier cosa, es mil veces mejor que dejar el espacio en blanco. 

Guardo mis utensilios y levantándome con velocidad, me dirijo hacia el escritorio. La maestra observa cada uno de mis movimientos, parece analizarme de arriba abajo muy, pero muy minuciosamente ¿qué rayos le pasa a todo el mundo hoy? Tratando de ignorar el hecho, continúo caminando con firmeza, hasta que finalmente me planto delante de ella. 

— Hasta mañana — le digo una vez que ha recibido el papel. 

— Ten cuidado — basta con dos simples palabras para que el cuerpo me tiemble — Su apariencia es engañosa.

— Yo… no sé de que habla — doy media vuelta dispuesta a abandonar el aula.

— Yo también estuve enamorada de alguien de ellos una vez — la historia que Dagna relató la noche anterior comienza a llenar mis pensamientos — Advertirte es todo lo que puedo hacer por ti. 

Y sin decir más, recoge su portátil, los papeles, las llaves de su auto y sale disparada del salón. 

 

Antes de abandonar la universidad, decido pasar a despedirme de Ana.

— ¿Terminaste los exámenes? — pregunta la mujer cuando me ve acercarme.

— Sí, afortunadamente creo que esta vez no me irá tan mal.

— Rezaré por tus calificaciones — dice ella entre risas. 

— Te lo agradezco — sonrío — Por cierto, quisiera saber el total de mi cuenta. Hablaré con mi madre para pagarte la semana entrante. 

— ¿Pagarme? Pero si tu cuenta ya ha sido saldada.

— ¿Qué? — abro los ojos de par en par — ¡No es posible! Yo no he pagado nada.

— Tú no, pero la chica de antes si.

— ¿La chica de antes? — mi mente vuela, recordando cuando Melania se acercó al mostrador para después, marcharse del lugar.

— Su nombre era algo difícil, pero tiene cabello blanco.

— Sé a quién te refieres pero… ¿porqué ha saldado ella mi cuenta?

— No tengo idea, dijo que se trataba de un favor especial. 

— Oh…

 

Llego a casa totalmente metida en un caos mental. Mi madre no ha regresado y tampoco hay rastros de mi padre o Alexander. Tengo el ánimo por los suelos y la mente llena de ideas retorcidas y oscuras. No logro asimilar de qué va todo esto, qué son ellas y mucho menos qué quieren conmigo. He conocido a Melania hoy, y ella se ha portado de lo más agradable, incluso ha accedido acompañarme a la fiesta sin problemas pero ¿porqué solo es amable conmigo? En cuánto Karina apareció ella se transformó totalmente, levantando esa barrera que le impide socializar con los demás.

Lanzo el bolso por los aires y éste cae sobre uno de los sillones de la sala. Me dirijo hacia la cocina y abro el refrigerador. Afortunadamente no tendré que cocinar ya que mi madre ha dejado comida, solo debo calentarla. Nos han sido de mucha ayuda las compras que Anya y Ainara hicieron para nosotros y gracias a ello, aunque odio admitirlo, he estado comiendo mucho mejor que antes. Su imagen, trae nuevamente las palabras de mi maestra. ¿Que tenga cuidado? Ellas no me han hecho daño durante todos estos días ¿porqué habrían de hacerlo ahora? El recuerdo de Alexander sirviendo como alimento me quita inmediatamente el apetito. No sé cómo debería reaccionar ante todo esto.

Saco el celular y decido enviar un texto a Dagna.

 

Para: Número Privado 

De: Selene M. 

Enviado a las 6:13 p.m.

“Hola, lamento no haber respondido durante el día, estuve muy ocupada con los exámenes. Nos vemos esta noche.

P.D: No te molestes en venir, iré con Karina en su auto’’

 

Bloqueo la pantalla y vuelvo a mi plato pero, realmente siento náuseas. Tal vez estoy exagerando. ¿Exagerando? ¡Se estaban comiendo a tu novio frente a tus narices, idiota! Mi subconsciente grita desde lo más profundo de mi mente. Sigo sin creerlo, no puede ser que ellas… ¡Bip, bip! Dagna está llamando ¡Bip, bip! De pronto siento las manos frías y el corazón atemorizado.Trago saliva, para después deslizar el dedo y escuchar su melodiosa voz:

— Selene — suena tan normal como siempre — Me alegra saber de ti.

— Hola Dagna — hablo temblorosa.

— ¿Estás bien? — ella es demasiado receptiva, tengo que disimular mejor. 

— Si, lo lamento. No es nada.

— De acuerdo — y aunque no parece creerme, lo ignora — ¿Qué tal los exámenes?

— Bien, ojalá obtenga buenas notas.

— Así será, solo confía en ti misma — percibo que ella sonríe del otro lado de la línea. 

— ¿Para qué llamabas? 

— Para asegurarme de que realmente irás.

— Iré, te lo he confirmado en el texto.

— ¿Con Karina? 

— Si… — respondo bajamente ya que no estaba en mis planes llevarla pero, Odra ha sido más astuta que yo.

— ¿Y llegarán en su auto? 

— Si — frunzo el ceño — ¿Dagna qué pasa? ¿Porqué haces tantas preguntas? Ya te lo he dicho todo en el texto.

— Es solo que estás olvidando un pequeño detalle.

— ¿Detalle? — corroboro mentalmente todo lo que he dicho pero no encuentro el error — No entiendo ¿de qué hablas? 

— El auto de Karina sigue bajo mi poder.

— Oh… 

Tiene razón, lo había olvidado. Después de aquella noche durante la fiesta EXCLUSIVE PARTY, mi mejor amiga se puso tan ebria que no pudo conducir. Al siguiente día tras la pijamada y la inesperada pelea con Valentina, desayunamos juntas pero Karina estaba demasiado extraña, así que Odra la llevó a casa. Han pasado tantas cosas que ni siquiera me había puesto a pensar detenidamente en ello, pero lo que me parece mas extraño es que Karina no haya mencionado nada al respecto. 

— Es verdad. Entonces…

— Podría recogerte personalmente pero se ha presentado un pequeño problema, así que llamaré a David, él estará afuera de tu casa a las nueve en punto — dice sonando tan autoritaria como siempre. 

— Esta bien. Gracias — pensaba negarme pero creo que el resultado sería el mismo, Dagna siempre se sale con la suya.

— Te veo más tarde, preciosa. 

— Si. Adiós. 

Finalizo la llamada y por una razón desconocida me siento mucho mas aliviada que antes. Dagna sigue siendo la misma dulce y amable chica de siempre. Ella no me haría daño, así como tampoco permitiría que alguna de sus compañeras me tocara. No sé porqué pero mi instinto me dice que confíe ciegamente en ella.

Mi apetito vuelve pero esta vez es incluso mayor que antes. Dobleteo y una vez satisfecha, decido subir para repasar un poco los temas que vendrán en los exámenes de mañana. Envío un mensaje de texto a Karina, explicándole la situación y aprovecho el momento para recordarle que su automóvil ha estado desaparecido desde hace días, y que es raro que ella no se haya dado cuenta. 

Su respuesta es de lo más simple:

 

“Maldito alcohol, realmente me hace olvidar todo. Nos vemos a las nueve’’

 

No está fingiendo, y dadas las circunstancias ahora puedo deducir que Dagna y su grupito están detrás de todo. También le han lavado el cerebro a Karina. Me pregunto ¿quién mas ha sido víctima de sus poderes? La imagen de mi madre cruza por mi mente. Es posible. Supongo que no puedo descartar a nadie, ni siquiera a mi misma. 

 

Faltan veinte minutos para la hora acordada. Karina no ha llamado a la puerta y en cierta manera creo que es un alivio, ya que aún mantengo la esperanza de que no vaya esta noche. Por otro lado, me encuentro en una terrible batalla por decidir que usar. Las chicas han dicho que es una fiesta con alberca, pero hace demasiado frío allá afuera. Llevar traje de baño definitivamente no es una opción. Termino optando por unos pantalones de mezclilla y una camiseta negra. Para el calzado los botines negros que usualmente utilizo en invierno vendrán bien como parte del conjunto. Me ato el pelo en una media cola y maquillo mi rostro como de costumbre. Rocío un poco de perfume y tomo mi bolso, junto a una chamarra de piel negra. 

Voy bajando las escaleras cuando suena el timbre. Debe ser David o Karina. Abro la puerta y para mi sorpresa es Alexander.

— ¿Vas a salir? — es lo primero que dice mientras me echa un ojo de arriba abajo.

— Sí.

— Irás a la fiesta que dará esa mujer ésta noche ¿verdad? — ladeo la cabeza sin comprender y él aspira con fuerza — Dagna Meardi es quién organiza todos y cada uno de los eventos en la ciudad — me quedo boquiabierta — ¿No lo sabias? 

— No… — murmuro aún sorprendida — Pasa, adelante — le invito ya que el viento está implacable.

— Gracias — su tono de voz inmediatamente me alerta de que algo no está bien — Yo la conozco desde hace un tiempo y aunque nunca entablamos una conversación, jamás pensé que se volvería un problema en mi vida, y mucho menos que intentaría arrebatarme a mi novia. Ella y sus amigas…

— Alexander, estás actuando muy extraño — trato de no sonar aterrada — Y eso me pone los nervios de punta ¿estás bien? 

— Déjame hablar. 

— Pero ésta mañana tú…

— ¡No era yo mismo! — grita elevando la voz y haciéndome temblar — Tengo que decirte algo antes de que ella vuelva a dominar mi mente.

— ¿Ella? — se me hiela la sangre — No te entiendo, ¿de quién estás hablando? 

— No conozco su nombre, ella lo ha mantenido en secreto por miedo a que… — de pronto cae de rodillas al suelo — ¡Agghh! — se queja. 

— ¿Qu…qué te pasa? — me inclino con rapidez, tratando de sentarlo sobre el sillón. 

— Ella está… entrando a mi mente… quiere retomar el control… — dice entrecortado y por un momento parece que no puede respirar.

— ¿Quién es ella? — él me mira con dificultad y comienza a quejarse bajamente — ¿Es Dagna quién te está haciendo esto?

— Yo… lo siento. Tengo que… irme — se levanta súbitamente del asiento y abriendo la puerta de golpe, sale corriendo a toda velocidad. Trato de seguirlo pero es muy rápido y mi condición demasiado mala. 

Quedo de pie sobre la acera, completamente asustada. No entiendo, ¡no entiendo que diablos está pasando! Todo es cada vez más y más raro. No puedo seguir así, quiero comprender ¡Necesito respuestas y las necesito ahora! ¿Dagna está…? No. Él ha dicho que no sabe su nombre, eso la descarta por completo de la lista, pero entonces ¿quién?

— ¿Selene? — aún pasmada por el reciente acontecimiento, la voz de Karina me hace mirarla por encima del hombro. Está bajando de un taxi — ¿Qué estás haciendo aquí afuera? No estás abrigada y con este clima te resfriarás.

— Lo siento… yo estaba, verificando algo — murmuro pausada.

— Ok, eso es demasiado raro ¿estás segura de que Melania no te lavó el cerebro? — ella trata de bromear pero estoy lo suficientemente confundida como para captar el chiste — De acuerdo, mejor vayamos adentro. 

Me rodea por encima de los hombros con uno de sus brazos y a paso lento, llegamos hasta el comedor. Casi al instante de habernos sentado, el timbre anuncia la llegada de David, quien inesperadamente esta noche no viste de negro, sino que por el contrario, un color blanco a perlado destella desde sus zapatos, hasta la corbata que trae puesta. 

— Buenas noches, señorita Mondragón — saluda haciendo una reverencia — Señorita Mendoza — hace un gesto de cabeza hacia Karina también — ¿Están listas?   

— Mmm… no ¿podrías darnos un momento? Creo que Selene no se siente muy bien — explica angustiada mi mejor amiga.

— No pasa nada, estoy bien.

— ¿Segura?

— Sí.

Karina no vuelve a insistir. 

David nos abre la puerta del lujoso automóvil y ambas entramos en completo silencio. Miro por la ventanilla y todas mis inseguridades desaparecen. Lo he decidido. Estoy harta de tantos misterios sin resolver. Esta noche haré que Dagna me lo cuente todo, y si se rehúsa o evade mis preguntas como suele hacer, esté será el adiós. No estoy dispuesta a seguir jugando de esta manera. Ya no estoy en posición de hacer lo que le plazca.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Lamento la demora pero finalmente aqui está el capitulo 9! espero que les haya gustado, no olviden dejarme sus bellas opiniones para saber que piensan, nos leemos pronto, besos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).