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Impuntual. por Kuma mo naki

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Notas del fanfic:

Bueno, bueno, pues aquí os traigo este One-Shot. Lo siento por el retraso en el otro fic pero es que los estudios y los líos en mi casa me quitan concentración e inspiración.. )8

Ando medio regular pero quería compartir con ustedes este corto momento JongKey que escribí hace mucho junto con otros que seguramente iré subiendo. Y tendrán como títulos adjetivos que Key pone en Jong. 

Así que bueno, espero de corazón que os guste y me callo ya para dejaros leer. 

Mucho amoooooooor a todos. Y espero que en reyes os traigan muchas cositas. (L) 

-Frio, frio~...Agh-Los suspiros de la diva se distorsionaban, escuchando su voz de una forma tan temblorosa y apagada que ni mucho menos creía que fuese suya debido al gélido ambiente.Tocaba con el índice sus fríos y secos labios para comprobar que estos le pedían a gritos una taza caliente de café.

 

Un poco de canela, leche condensada, nata, no mucha azúcar.. solo la necesaria, café y más café.

 

Sus manos buscaban agarrarse a algo cálido y lo único que pudo encontrar fueron los pequeños bolsillos de su nueva chaqueta, eran tan pequeños..eso le pasaba por comprarse ropa tan diferente, la que a él le gustaba.Muy bonita pero no del todo cómoda.

 

Jugueteaba con sus pies mientras miraban estos, enseñándose un entretenido espectáculo del cual el mismo acabó aburriéndose.

 

Observó a la gente pasar.¿Se marcharían a casa? ¿Irían en busca de alguien? ¿Se refugiarían en un sitio caliente y reconfortante?



Miraba su reloj, ya se estaba haciendo tarde.

 

El banco era frío y rígido ¿Por qué los hacían así?. Parecía que estaban creados para casos como estos, incitando a que te fueras a tu dulce hogar para sentarte en un buen sillón, pero no.Key no haría eso.



A cada minuto que transcurría sentía que ya no valía la pena, cada segundo que pasaba un nuevo pensamiento negativo invadía su mente, y por mucho que agitaba su cabeza para dejar a un lado esa mentalidad otra vez volvían y se tornaban más fuertes.Mierda.Los consejos de Minho no funcionaban, no podía pensar en cosas como :

 

''Habrá tenido un pequeño percance.''

''Puede que haya perdido el tren.''

''Se habrá quedado dormido.''

''Espera, regrasará, solo tienes que tener paciencia''.



No había servido de nada estar 30 minutos contra el móvil para hablar con él y encontrar calma, Jonghyun siempre le hacía lo mismo.Y Key a pesar de haber mandado tantas veces aquello a la mierda, y de haberse levantando para irse, volvía a aquel banco para esperarle.

 

-Quince minutos más, solo quince ¿mh?...-Giró demasiadas veces su rostro pensando que alguno de los pasos cercanos venían hacia él, a pesar de saber que no se escuchaban como los de la persona esperada. Pero él sin duda, seguía manteniendo esa pequeña esperanza.

 

¿Cuantas veces.. ante el más pequeño ruido habia preguntado por su nombre, pensando que como siempre el mayor quería gastarle otro susto?

 

Ahora lo deseaba, quería gritarle, que le dejara con el corazón en la mano y luego entre risas perdonarle todo, intentando de una forma torpe parecer enfadado, aún sabiendo que era imposible.

 

Key parecía la típica novia abandonada por algún imbécil que ni siquiera tenía intención de avisarle por móvil para anular la cita en el día. Así se sentía, y eso que solo se trataba de su mejor amigo. Pero lo que ocurría es que había guardado demasiada ilusión por ese momento, se había llevado toda la semana eligiendo unos bonitos pantalones. Porque era complicado, más de lo que se imaginaba el resto que no le ponían tanta atención a un detalle como ese.

  

Peleó con el armario porque unos eran muy cortos, otros demasiado largos, estrechos, claros, el estampado no combinaba etc .Abandonaba la idea de encontrar algo bueno, le quitaba importancia al cabo de unas horas porque se veía negativo, y se volvió hasta dudoso por coger uno.Pero finalmente regresaba a la media hora pensando incluso en robarle por desesperación un pantalón a Taemin.

 

-Sólo tú me haces esto, eres realmente triste.-El sabía que quien daba pena no era otro más que él mismo. Pero no podía irse, dejar de esperar, y hablar sólo de vez en cuando mientras maldecía sin poder tampoco apartar su trasero de aquellas barras frías, las cuales golpeaba con las manos sin fuerza, mosqueado en algún que otro berrinche.

 

Pero ya Key no tenía más ganas de mosquearse, ni de pensar, el frío hizo que se quedara acurrucado entre su abrigo sin poder sarlir , más bien sin quererlo .Su cabeza iba cayendo con lentitud hacia un lado, el frío era tan inminente, estaba tan solo y se sentía tan deprimido que por echarse un rato en ese banco, pensaba que no habría nada que perder, ni siquiera dignidad porque ya estaba perdida del todo.

 

Sus ojos pesaban de tanto mirar al frente, sus manos seguían reposadas en las piernas y la bufanda acomodaba su cuello largo y sensible.Estaba tan soñoliento que ni siquiera sintió esa presencia, ya la daba por perdida.

 

Una mano milagrosa, le acompañaba a encontrar un sitió mejor donde descansar, un cómodo hombro, muy reconfortante, muy cálido.Key sabía de quien era esa mano, sabía de quien provenía ese olor tan dulce. Le otorgaba tanta tranquilidad que es como si ese frío ya fuera algo a parte, ya ni siquiera tomaba la atención de la Diva.



Una caricia por la mejilla ahora le hacía mirar el rostro del dueño de ella. Su mejor amigo estaba allí, los pelos alborotados le daban una imagen atolondrada y su sonrisa, espera..¿a qué venía esa sonrisa?

 

-Jong, ¿sabes cuanto he estado esperando?-Ahora la diva necesitaba mostrar su desagrado, no podía volverle a pasar, eso no. No podía debilitarse ante tal persona, porque volvería a hacerlo otra vez.

 

-Mucho.-Afirmó el moreno sabiendo perfectamente que se había metido en un buen problema, pero aún así no parecía mostrarse triste o preocupado.

 

-Si.-Quería tornar su voz de forma cortante y lo conseguía, estaba seguro de ello.



-Has pasado frío.¿verdad?-Le preguntó después de darle un reojazo que vagó hasta las manos del menor. Había cometido un delito.

 

-Demasiado..-El otro le miró sin más y asintió como un estúpido, parecía que se estaba riendo de él.-¿Debería pegarte?-No lo iba a hacer, pero la amenaza estaba hecha, quería que le tuviera una mínima de respeto.

 

-Te quiero, no lo hagas. ¿Quieres un café?..-Era bueno salvándose, pero no, no era suficiente para Key esa invitación.



-Siempre igual. No, ya no lo quiero.-El mayor reposó su espalda en el banco, siguiendo con su tema sin importarle nada y enumerando con los dedos mientras su sonrisa se tornaba divertida y bastante frustrante para Key.

 

-¿Cómo era..? Ah, si. Un poco de canela, leche condensada, no mucha azúcar.. solo la necesaria, café y más café.-Idiota. Me conocía a la perfección ¿Tanto me repito como para que se acuerde de eso? .

 

-Se te olvida la nata..-No podía con él, al final siempre acababa perdonándolo. El mayor palmeó la pierna del menor antes de ponerse de pie sin apartar esa sonrisa.¿Por que estaba tan feliz?

 

-Elige esa cafetería de allá, o la de allí...-Siempre tan bueno en sus explicaciones. Parecía un completo crío con aquellas pintas, y la chaqueta tan mal abrochada con esa camisa por fuera...no podía verlo.



-Ven, babo.-Key tenía que arreglar aquel desastre, colocó las mangas del chaquetón para que estuviera bien cómodo, la cremallera no tan levantada, un poco bajada para quitarle presión en el cuello.



-Parezco tu hijo.-Alzó una ceja con esa sonrisa confiada, y algo cercana al rostro del menor en ocasiones.



-No me gusta parecer siempre una madre, eso tenlo por seguro.-Le hacía el típico repaso. El cuello del chaquetón acabó bien, y el pelo un poco más arreglado, porque estaba demasiado albortotado. Sus manos acariciaban la frente del moreno que tenía sus ojos abiertos y fijos en él. A veces Key no podía evitar hacer algún gesto raro cuando se trataba de esa mirada que sentía hacia su persona, dejando la boca ligeramente entreabierta, y frunciendo de vez en cuando la nariz.-Ahora estás presentable.~

 

-Solo una cosa más.-Puntualizó Jonghyun. Key no se había fijado, pero Jong llevaba en la mano la bufanda que él le había hecho a mano.-Solo tu sabes ponérmela tan bien.

 

Como un idiota Key sonrió, y le colocó la bufanda alrededor de su cuello, un par de vueltas, sin nudos, más caída por un lado que por el otro, abrigándole bien para que el frío no entrase.



-De verdad que podría ser tu hijo en otra vida, siempre tan atendido por ti.. y seguro que me querrías como a nadie. Yo quiero eso, quiero que seas mi madre en mi próxima vida.-Key frunció el ceño, soltando un bufido que acabó en sonrisa.



-Planteamientos dignos de Jong.-Tan propio del mayor sin duda, saltando con cosas que eran extrañas. Y hasta que no le llevase la razón, sabía que no pararía.

 

-¿Lo serías?-Ahí estaba, insistente y caprichoso.

 

-No.-Key se entretenía tocándole la bufanda, calentita y fea con agujeros y despuntes.

 

-¿Por que? Y que salga tu hijo igual de guapo que yo.Sería perfecto para ti.-Rodó los ojos ante esa actitud que le venía de perlas junto con esa mirada de superioridad.

 

-Me basta con que vaya bien vestido, y no tenga tanto ego.-Retrocedió un paso hacia atrás, volviendo a errar porque los bolsillos le faltaban. Era un fastidio, porque deseaba tener las manos arropadas.

 

-Vale~.¿Y como tu esposo? -Kibum afiló los labios en sonrisa porque sabía lo que quería decir.

 

-Y yo la esposa ¿no?-Key comenzó la marcha hacia la primera cafetería que divisó, pero como Jong iba demasiado lento mirando hacia arriba y escapando el vaho condensado por el frio después de sacar los labios tras la bufanda horrible que le había hecho, dio media vuelta con los pies, caminando hacia atrás mientras le observaba curioso y en espera de lo próximo que iba a decir.



-Obvio.~ Tan guapa, imagínate de blanco.-Key paró mordiéndose el labio, divertido y avergonzado, golpeando instantáneamente el pecho de Jong entre una leve risa.



-Acabarás siendo un perro en otra vida. Es tu destino y yo seré tu dueño.-La Diva había soñado muchas veces con ello, y no podía negar que le resultaba muy divertido imaginarlo de sabueso.

 

-No, porque no me cuidarías.-Chasqueó el mayor con la lengua imaginándose un total abandono por parte de Key.

 

-Porque tú lo digas.-Eso le ofendió, él amaba a los animales. ¿Por qué tenía que decir eso?

 

-Te conozco, puedes tener un hijo pero no un animal de compañía.-Key acabó negando con la cabeza, volviendo a darle la espalda cuando observó las luces navideñas de la cafetería tan coloridas y resplandecientes que le incitaban a entrar.

 

-No quiero saber como has llegado a ese razonamiento.-Musitó flojito, seguro que ni el mayor se había dado cuenta del comentario.

 

-Mejor seremos de nuevo amigos. En la primaria, secundaria y universidad, incluso cuando nos casemos seguiremos en contacto. Juntos siempre.-Lo decía incluso con entusiasmo.¿A qué venía tanto empeño por volver a conocerse en sus próximas vidas?

 

-¿Porque te planteas esto ahora?-Key se detuvo en la puerta de la cafetería, mirando al suelo algo pensativo por ese tema que había sacado Jonghyun.

 

-Me lo planteé al verte allí sentado. Cinco minutos, diez, media hora.¿Volveré a tener a alguien así esperando por mi?-Key se quedó sin palabras y volteó para mirarle, no sabía si enojarse o contestar a la pregunta del mayor. Quería restarle importancia, pero pensar que se pasó tanto tiempo esperando tras saber que ese chico en verdad había estado allí.¿Donde estuvo y en qué pensó para hacerle eso? Agh.



-No, porque me encargaré de que a la próxima seas tú quien me espere.-A Jong le encantaba escuchar las respuestas de Key, de alguna forma el chico con mirada de cachorro ahora estaba más calmado.Y no entendía el motivo, sólo podía sonreírle desde lo más profundo de su corazón mientras le observaba.



-Key.. te quiero.-El menor miró al frente ocultando bajo la bufanda los labios y el color rojizo que se había posado en sus mejillas, y que no deseaba por nada del mundo que el otro viese, mucho menos esa sonrisa estúpida que sabía que le había sacado.

 

-Sabes que yo a ti también.-Susurró cuando el mayor abrió la puerta y le invitó a entrar en la cálida cafetería que los estaban esperando.

 

Por esos momentos, aunque pareciera ilógico, Key sentía que valía la pena no solo esperar una o dos horas, sino las que hicieran falta, porque sabía que él acabaría llegando para regalarle alguna sonrisa, o unas ideas estúpidas que le harían reír.

 

Sin dudarlo, valía la pena. Pero eso si, había aprendido la lección. Y a la siguiente, se prometió traerse una chaqueta con bolsillos más grandes, sus manos no volverían a sufrir por culpa de un perro tan impuntual. No, nunca más.


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