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¡No quiero casarme! por lu30

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Notas del capitulo:

¡Annyong!

¿Cómo han estado? ¿Bien? ¡Me alegro!

Espero que lo disfruten!!! y como siempre, este shot está dedicado a todas las hermosas que me dejan reviews y también a todas las amantes del 2min!!!

Cammi, Sumi, Sombra96, Taeminlove, ggaabbyy22, circe shawol, Orochi, Clasevi, Yumih colors, HimeShawol y Hagen Anfallen Six

Gracias por su apoyo^^

Advertencia: como a mitad del texto se pone bien cursi, así que a leer a discreción…

Taemin abrió sus ojos para ver brillando los ojos chocolate de Minho, que en ese momento destilaban fuego y pasión. Le quemaba y le hacía desear más. Sólo con su mirada.


El alto estaba al pie de la cama, viendo como Taemin se tapaba con la sábana, increíblemente tímido ante su cuerpo desnudo y perfecto. De pronto, apartó la sábana de la cama, descubriendo la evidente prueba de la excitación del menor entre sus temblorosos muslos.


Duro y erecto.


Minho se puso a cuatro patas sobre la cama, empezando a gatear sobre Minnie, acorralándolo como a una presa. Taemin no podía hacer más que quedarse allí, con el pulso a mil, pero se movió debajo de él, de tal manera que abrazó con necesidad la cadera del mayor, haciendo que ambas entrepiernas chocaran.


-          Eres mío, Taemin. Lo sabes, ¿verdad? —Su voz envió escalofríos de lujuriosa necesidad a través de él.— Siempre has sido mío.


-          Sí, soy tuyo. Siempre he sido tuyo. —Gimió él.


Taemin gimió cuando el moreno bajó sus labios y encontró su pezón mientras empezaba a restregarse lentamente sobre él. Su boca se sentía caliente como fuego sobre su sensitiva piel. Su respiración se convirtió en pequeños y desesperados jadeos entre sus dientes mientras la lengua de Minho seguía trabajando sobre él y eso, sumado a la exquisita sensación de su otra mano sobre su otro pezón, fue casi suficiente como para hacer que se deshaga por completo. Minho chupó más fuerte su pezón, al sentir su desesperada necesidad, y él gimió otra vez de forma desgarrada.


El delicioso placer corrió a toda velocidad a través de las venas de Taemin, desde su cabeza hasta la punta de sus pies, y se agitó violentamente en respuesta. El fuego del deseo le hacía llevar sus manos al cabello del moreno, jalando para que chupe con más fuerte. Marcándolo.


Abrió sus muslos con deseo y Minho inmediatamente se acomodó entre ellos. Su pene se frotó deliciosamente contra su hendidura, provocando que Minho soltara un gruñido animal a través de su garganta, haciendo vibrar el pezón dentro de su boca.


Se oyó un grito desesperado, y demasiado tarde, Taemin se dio cuenta que el grito había salido de su garganta. Temblaba y gemía bajo su peso, todo provocado por una mordida que Minho había dado a su pezón empujándolo al abismo del placer. Taemin  sintió como introducía la cabeza de su pene. Se preparó psicológicamente para su siguiente movimiento, pero Minho inmediatamente detuvo el suave deslizamiento, para subir un poco y darle un beso fogoso pero con una promesa de ser gentil.


Minho murmuró en esa voz suya, tan maliciosa y sensual, su nombre. Taemin. Sus manos se movían de arriba a abajo sobre su cuerpo, apretando y separando sus nalgas y haciendo que su erección entrara más en su ano. El moreno cogió de las piernas a Taemin, jalándolo y poniendo sus pantorrillas en sus hombros, introduciéndose más profundo mientras callaba con un beso el grito del menor.


Sus ojos traspasaron los de Taemin y de repente el mundo parecía detenerse, mientras sus miradas se unían en algo más que este mundo.


Había soñado con esto hace tanto tiempo. Sentir a Minho muy dentro suyo. Casi destrozándolo. Y después de tantas súplicas, por fin había aceptado y lo estaba haciendo suyo.


Empezó a jadear con fuerza mientras Minho embestía, más y más. Pero la luz entraba por la ventana con cada vez más fuerza, iluminando la habitación, haciendo que todo se ponga blanco.


Trató de aferrarse a Minho, pero sus manos traspasaban su pecho sin poder cogerlo. La luz iba aumentando obligándolo a cerrar los ojos. Ya no sentía su empuje, ni su largo pene en él, sólo sentía vacío.


Y... se despertó, abriendo de golpe los ojos. Solo. En su cama vacía. Viendo como ya era de día y como un haz de luz se había colado por sus cortinas dándole de lleno en la cara.


Mierda.


La más grande mierda.


Estaba harto de tener ese tipo de sueños. Su incosciente le estaba jugando malas pasadas.


Y toda la culpa la tenía el pudoroso bastardo de su novio.


Minho y Taemin llevaban juntos cerca de año y medio. Se querían y se profesaban un amor tan grande e infinito que era imposible no sonreír al verlos. Pero había un gran problema.


Taemin quería sexo, pero ya. Y Minho quería hacer el amor. ¿La diferencia? Minho quería hacerlo cuando estuvieran casados.


Minho le había propuesto matrimonio a Taemin hace un par de semanas, y el menor le había dicho que no. Simplemente porque él no creía en el matrimonio después de ver como sus padres habían pasado por un tormentoso y violento divorcio, dejándolo a él, hijo único, casi huérfano.


El mayor sabía que Minnie tenía miedo de acabar igual que sus padres y que le aterraba el compromiso, pero ellos se amaban tanto que estaba seguro que serían felices  y que no pasarían por ese dolor. Así que él lucharía por convencer a Taemin.


Sin embargo, el menor era un hueso duro de roer, por lo que había acudido a su plan más doloroso y malvado.


Nada de sexo hasta el matrimonio. O al menos hasta que Taemin aceptara casarse con él.


Era un plan que estaba volviendo loco a ambos. Habían pasado tres semanas desde que Minho le dijo a su pequeño que no pondría nada en su interior hasta no ver un anillo en su dedo. Pero no podía negar que hacerse el casto le estaba costando como mierda.


Mientras tanto, Teamin se había prometido que haría caer a su novio sea como sea. No porque no lo quisiera o sólo quisiera jugar con él, sino que quería demostrarle que podían ser felices sin estar casados.    


Había intentado de todo. Pero hoy por fin triunfaría. Sabía que Minho no se podría resistir a su plan, lo había planeado todo con mucho cuidado.


.-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*-.


-          Hola Krystal, ¿está todo listo?


-          Sí Taemin. Nadie vendrá a molestarlos –la chica sonrió aún con más fuerza –De verdad te ves muy bien oppa.


-          Gracias, ojalá funcione –respondió mientras se alisaba la parte baja del vestido –Ahora, dile que estoy aquí.


-          Ok. –presionó el botón del intercomunicador –Señor Choi, Teamin quiere verlo.


-          Dile que pase, por favor –se escuchó en respuesta.


Taemin respiró un par de veces para darse ánimos. Caminpo hasta la puerta del despacho de Minho mientras tomaba la perilla, y antes de abrirla escuchó un animado “¡oppa, fighting!”, haciéndolo sonreír  y entrar a la oficina.


-          ¿Minho?


-          Hola, Min… –el moreno se quedó con la baca abierta, sin terminar su frase.


Frente a él estaba su Taemin. Estaba seguro que era él, porque esos labios y esa sonrisa eran inconfundibles. Y más aún cuando se curvaban en una sonrisa tan seductora.


Traía un vestido rojo que llegaba a la mitad de sus muslos, dejando sus hermosas piernas al descubierto. Su escote no era pronunciado pero era tentador, mostrando su níveo cuello, invitando a que lo marcaran. Se fue acercando al escritorio, meciendo ligeramente su cabellera castaña, que ondulante llegaba hasta su pecho.


-          Oppa, ¿pasa algo? –preguntó con voz inocente mientras se apoyaba con las manos en el escritorio.


-          Teamin, ¿po-porque e-estas así? –respondió el mayor con las mejillas sonrosadas, dejando sus papeles en la mesa y echándose atrás en su silla.


-          ¿Así cómo? –su voz sonaba tan inocente. –Yo estoy normal oppa, ¿quieres verme mejor? –rodeó el escritorio contoneado descaradamente las caderas, poniéndose frente a Minho quien se había aferrado a los reposabrazos, tratando de no saltar sobre esa preciosura.


-          Mi-Minnie… yo… –Taemin no pudo evitar una sonrisa victoriosa al notar el tartamudeo de Minho.


 Sabía que ganaría. Sabía que esta era una de las más grandes fantasías de su novio. Sabía que hoy obtendría lo que quería.


-          Oppa, estás sudando, ¿estás bien? –trató de sonar preocupado e inocente, al mismo tiempo que se acercaba a un mudo Minho y se sentaba en su regazo, poniendo sus muslos en los costados de la silla.


-          Minnie, ¿Qué-qué haces aquí? –por fin parecía recuperar un poco la cordura, queriendo ignorar como sea el hecho que en esa posición Taemin podría sentir a la perfección su creciente erección.


-          Estaba aburrida oppa y vine a divertirme un poco –ronroneó Minnie, mientras empezaba a mecer sus caderas haciendo que minho empezara a sudar con mayor intensidad.


-          Sé lo-lo que haces –rogó para no gemir –pero ya conoces mi respuesta Taemin.


-          Oppa, pero tu cuerpo me responde otra cosa –dijo con una sonrisa de lado al tiempo que pasaba un dedo haciendo presión en el erecto pene de Minho.


Vio como el moreno tragó saliva pesadamente, y aprovechó el momento para acercarse y darle un beso, apenas un toque casto, para luego mirarlo a los ojos y darse cuenta que Minho también lo estaba deseando a pesar de sus negativas. Sin dejar de mecerse sobre él, se acercó para ahora darle otro beso, más profundo, húmedo y caliente, metiendo su lengua en la cavidad del mayor y enredando sus manos en su cabello.


La mente de Minho quería luchar, pero su cuerpo ya le había ganado. Desde que vio a su Minnie vestido así  supo que era una batalla perdida.


Tomó al menor de la cintura y correspondió ese beso tan necesitado. Mandando todo a la mierda y prometiéndose que al día siguiente volvería a establecer su regla de cero sexo, pero hoy iba a disfrutar.


Taemin no pudo evitar sonreír al darse cuenta que era Minho el que se estaba poniendo mandón ahora, cogiendo su cintura con más fuerza y profundizando el beso. Lo levantó de la silla y lo recostó con desesperación en el escritorio. Minho lo seguía besando, queriendo recuperar el tiempo perdido, mientras que Taemin enrollaba sus piernas en su cadera y jalaba mechones de su cabello moreno y recorría su fuerte espalda. El mayor bajó su mano hasta su muslo, acariciándolo con pasión y  furia, fue levantando el vestido poco a poco, escabullendo su mano por debajo para rozar el miembro erecto del menor y hacerlo gemir quedito.


Amaba tanto a Minnie que no supo cómo pudo soportar tanto tiempo sin su cuerpo. Lo amaba mucho, tanto que daría su vida por él. Y por eso le había pedido que se casarán, porque quería demostrar que su vida la dedicaría a hacerlo feliz pase lo que pase y que se comprometería a estar con él por siempre.


Pero no sabía si Taemin quería hacer ese compromiso también.


El menor le había dicho que lo amaba, y le creía, pero Minnie tenía tanto miedo a sufrir que evitaba cualquier compromiso en el tiempo. ¿Y qué pasaría cuando las cosas se pongan feas, cuando haya algún problema? ¿Qué pasaría cuando le dijera que quería tener hijos? ¿Taemin se quedaría junto a él? ¿Se comprometería?


No lo sabía. Taemin había dicho no al primer compromiso que quería establecer. Y podría hacerlo en el futuro e irse, sólo por el miedo a no salir lastimado, alejando todas las oportunidades en el camino.


Él quería estar siempre con Minnie, y quería saber si él podría aceptar eso y comprometerse a lo mismo. Si no, no habría futuro para ambos.


Lentamente, Minho dejó de besar a Taemin, bajándosele la calentura en dos segundos. Sacó su mano de la falda del menor, y se levantó del escritorio después de ver la mirada confundida y deseosa del Minnie.


Minho se fue alejando unos pasos  mientras llevaba una mano a su cabello y Taemin bajaba las piernas del escritorio y se bajaba un poco la falda.


-          Minho, ¿pasa algo? –su voz sonaba un poco temblorosa. Algo estaba mal, cuando Minho se levantó traía una mirada dolida, así que fue acercándose despacio hasta poner sus manos en el pecho del alto.


-          Minnie, yo-yo te amo –en su voz se podían escuchar lágrimas aún no derramadas –sabes que daría mi vida por ti –cogió una de las manos de Taemin y la llevó hasta sus labio para darle un pequeño beso –pero necesito saber cuánto me amas.


-          Minho, tu sabes que te amo, te lo he dicho siempre –respondió el menor, confundido por el cambio brusco que el moreno había dado.


-          ¿Pero hasta dónde? Espera –levantó una mano viendo que Taemin estaba a punto de responderle –Serías capaz… ¿Serías capaz de amarme toda una vida? ¿De comprometerte por siempre y para siempre? –hizo una pausa, saboreando un poco sus próximas palabras –¿De casarte conmigo?


Teamin tenía lágrimas en los ojos. Sabía por dónde iba esta conversación. Él amaba mucho a Minho, pero cada vez que pensaba en matrimonio veía una separación en el futuro. Si mis padres acabaron así, odiándose, ¿nos pasará lo mismo? Todas las noches le daba vueltas a la misma pregunta, tratando de obligarse a sí mismo para dejar atrás el miedo. Pero no podía. Su corazón y mente había quedado tan lastimado, y la experiencia de su familia había dejado una huella demasiado profunda en él.


¿Podría mi miedo ser más fuerte que mi amor por Minho?


No. Definitivamente no. Minho le había ayudado a vencer tantos temores, ¿porqué no este? Quería estar con él por siempre, ser sólo de él y que Minho sea sólo suyo. No dejaría que un feo recuerdo de su niñez malogre su futuro, porque él era lo suficientemente fuerte como para superarse a sí mismo. Y si en algún momento se quebraba, Minho estaría allí para darle fuerzas.


Levantó la vista, aún con las manos unidas a las del moreno. Su maquillaje se había corrido por las lágrimas que cayeron sobre sus mejillas y sus labios estaban un poco hinchados por los besos de hace unos momentos, pero Minho creyó que nuca lo había vista tan vulnerable, tan necesitado de protección y de amor.


-          Sí-sí qui-quiero… –apenas tartamudeó bajito, mirando los ojos chocolates del mayor, quien estaba asombrado y boquiabierto –quiero una vida contigo.


-          ¿Entonces…?


-          A-acepto casarme con-contigo –respondió avergonzado y con la mirada en los tacones que aún llevaba puestos.


Minho no cabía en sí de la felicidad. No podía pedir más porque Taemin era su todo. Empezó a reír mientras probaba el salado de las lágrimas que sin darse cuenta había derramado, haciendo que Minnie levantara la vista y que riera junto a él.


Se fundieron en un abrazo que en sus corazones duró mil años, se separaron y se vieron a los ojos, prometiéndose cosas que en ese momento no podían pronunciar y dándose valentía para resistir juntos cualquier adversidad. Minho subió las manos, tomando el rostro del menor y empezando un beso alegre y eterno, un beso que sellaba su promesa.


-          Te amo Taemin –proclamó cuando se separaron por un poco de aire.


-          Te amo Minho –respondió el menor, con la respiración entrecortada, por el tiempo que habían estado besándose.


Reanudaron el beso, pero convirtiéndolo en uno más profundo. Y más lujurioso. Minho, bajó las manos de la cintura del menor, rozando sus muslos desnudos y dándose cuenta que aún llevaba ese hermoso vestido rojo.


Cogió de los muslos a Taemin y lo cargó haciendo que este enrollara sus delicadas piernas en su cintura. Lo llevó de nuevo a su escritorio, que en esta ocasión cumplía las funciones de nido de amor, y lo echó sobre este para pasar a besar su cuello con desenfreno.


Ok, la ley cero sexo se acabó.


 Aún concentrado en su cuello, levantó bruscamente la falda de Taemin, dejando a la vista sus lindas bragas negras de encaje, mientras que el menor se aferraba con desesperación al cabello de Minho para no desfallecer por las mordidas que le estaba dando a su cuello.


Sin preámbulos, Minho metió su mano en la delicada prenda para coger el miembro de Taemin y empezar a masturbarlo con furia. Estaba desesperado y quería ver a su Minnie en la agonía del orgasmo ya, pero ya. Así que pasó a besarlo, amortiguando los fuertes gemidos de Taemin, quien se había olvidado de toda su programación  de la noche, para yacer allí sobre el escritorio, con las piernas abiertas y con su miembro en las manos de su novio mientras gemía todo lo que no había gemido en estas semanas.


Minho dejó el pene del menor, para deshacer su cinturón y sacar su adolorido y necesitado miembro. Se levantó del escritorio y cogió los tobillos de Minnie para levantarlos, juntarlos y cogerlos con una mano mientras que con la otra sacaba a tirones, poco considerados, las bragas de encaje. Cuando estas volaron por el aire, se quedó allí, observando como Taemin aún se recuperaba y luego vio su hermoso trasero al aire. No pudo evitarlo, y le dio una fuerte nalgada, haciendo que Taemin gimiera más alto y que arquera la espalda aún con los tobillos en alto.


-          Pero mira cómo estás de caliente –otra nalgada y otro grito.


-          Estoy a-así por… por ti –jadeaba el pequeño sintiendo su nalga escocer.


El moreno cogió los tobillos alzados del menor y los bajó de nuevo, dejando uno a cada costado, dejando a la vista su apetecible agujero.


Minnie respiraba entrecortadamente, y cuando perdió de vista al mayor y trató de levantarse, una corriente eléctrica lo atravesó, sintiendo cómo la lengua de Minho se adentraba entre sus nalgas humedeciendo su agujero y preparándolo mientras simulaba pequeñas embestidas. Lo hacía delirar, y pronto sus gemidos se escucharon por toda la oficina.


Una vez todo estuvo lubricado, Minho se levantó y cogió su pene para llevarlo hasta la entrada del menor. Se agachó y volvió a besar a Taemin con desesperación. Fue empujando poco a poco, y cuando la punta ya hubo entrado, de una sola embestida terminó por penetrarlo, pero ese grito entre placer y dolor quedó ahogado en ese beso demoledor.


Minho, colocó sus manos a los costados de la cabeza de Minnie, apoyándose en el escritorio. Al mismo tiempo, el menor cogió sendos pedazos de cabello en una mano y con la otra se aferraba a la espalda del mayor.


Las embestidas se hacían más fuertes. Minho entraba y salía con fuerza, perforando al menor que sólo podía gemir entre sus labios.


-          Aaahhhhh… ahí… ahí… mmm… –Minnie gruño cuando Minho dio de lleno en su punto sensible.


Soltó sus manos del cabello del moreno y las alzó sobre su cabeza para agarrarse del borde del escritorio, haciendo que Minho siga dando ahí. Justo ahí.


El mayor estaba dándole con todo, toda su fuerza se concentraba en hacer que Taemin llegara al orgasmo y cuando sintió que corrientes eléctricas recorrían su propio cuerpo, liberó una mano y cogió el miembro del menor para masturbarlo y hacer que se acercara al precipicio del placer aún más.


-          Min-minho no-no pa-pares… mmm… no pa-pares… me vengo-go… me vengo… aaaa… aaaa… AAAAHHH… –su cuerpecillo no aguantó tantas sensaciones, y se vino en sus vientres, manchando su vestido rojo y la camisa del moreno.


Minho dio un par de embestidas más, y se vino dentro de Taemin, gruñendo bajo y profundo en el oído del menor. Cayó sobre él, y el pequeño lo abrazando acercándolo aún más, mientras ambos regularizaban sus respiraciones.


-          Minnie, te amo –dijo en mayor entre bocanadas de aire.


-          Y yo a ti Minho –respondió entrecortado el menor


El moreno se levantó y fue directo a su silla para recoger su saco que estaba en el espaldar, y sacar de uno de los bolsillos una cajita de terciopelo borgoña. Se dirigió a Taemin, quien ya se había levantado y estaba sentado sobre el escritorio.


Se acercó a Minnie y colocó en su dedo el anillo que calzaba a la perfección. Besó su mano y luego besó sus labios en una dulce unión.


-          Te prometo que te haré feliz –otro beso –por siempre –un beso más –y para siempre.


-          Por siempre y para siempre –repitió Taemin.


-          Ahora, espero que hayas traído un saco para ponerte sobre ese vestido.


Taemin, frunció el ceño y agachó la mirada, para darse cuenta que en su vientre había una gran mancha blanca, evidencia del acto que había sucedido en la oficina hace un momento.


-          Sí tengo uno, Krystal lo guardó por mí –dijo Taemin mientras se levantaba y corría a levantar sus bragas del suelo y ponérselas.


-          Bueno, entonces hay que pedírselo, porque así tienes un aspecto muy follable –dijo mientras  se ponía su saco tapando la mancha blanca que también había quedado sobre su camisa.


-          Minho… –llamó quedito.


-          ¿Sí? –volteó para verlo de pie en medio de la oficina.


-          Gracias, por todo –le dijo con la mirada baja.


-          Gracias a ti por decir que sí –se acercó para besarlo nuevamente. Sintiendo en esos suaves labios una promesa decisiva para ser felices.

Notas finales:

Espero que les haya gustado!!! Que no haya sido demasiado cursi ni que el cambio de Taemin haya sido muy brusco...

Espero que el lemon haya salido bien (w///w)


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