Deslizó su mano por toda la extensión de la bonita y suave espalda, golpeando con su miembro ya erecto al pequeño par de montañas que se le pronunciaban gloriosas, orgullosas y en espera de ser penetradas.
-Vamos…quiero sentirlo~ - gimió alto con la intención de provocarlo mas si es que se podía.
-aun no bebe~ -le mordió el oído gentilmente, mientras su lengua se encargaba de dejar un rastro de saliva desde su cuello hasta su espalda.
Lo tenia en frente de el, a su merced, pidiéndole que comenzara con las embestidas.
Le alzó la falda de nuevo, deleitándose con sus muslos blanquecinos y bien formados por el baile que hacia.
Kim Kibum, ese era el nombre del chico que estaba a punto de follarse en su oficina.
Siempre lo había visto, siempre era mandado a la oficina del prefecto por mala conducta. Hasta que un día le confesó que lo hacia solo para verlo.
Y Jonghyun, un pervertido de lo peor, solo esperaba que algo bueno saliera de aquella confesión.
Por eso lo tenía en ese momento, con un disfraz de porrista, y unas pantaletas de color rojo, cubriendo la pequeña cavidad que ansiaba llenar con su miembro ya necesitado de acción.
-seonsaeng nim ~ penétreme… - pedía el chico con una voz por completo sensual. Jonghyun tuvo que recurrir a su poco autocontrol para no arremeter sin prepararlo.
Pero si se quería tirar a la diva del colegio, el chico por el que todos matarían por tener en su cama, el rubio tan delicado pero caprichoso, tenia que hacerlo bien, disfrutarlo a todo lo que podía.
-espera… -le dio vuelta y contempló su carita tan perfecta cubierta con un ligero tono carmín. Besó ambas mejillas y luego su nariz.
Con su lengua lamió sus labios, bajo dando chupetones y lengüetadas a todo su cuello, hasta llegar al top del uniforme y desprenderlo sin cuidado alguno.
-¿Qué tenemos aquí? – comentó socarronamente. Observó como el pequeño sostén adornaba el níveo pecho plano del chico. - ¿Así que tienes un extraño fetiche de travestismo?
-y usted tiene un fetiche de excitarse con chicos inocentes vestidos de mujer. – apunto a su desmesurado miembro, necesitado de atención. Oculto una sonrisa burlona y dejo a su maestro deleitarse con su más que obvia belleza.
Sin ninguna otra frase que agregar, lo sentó en su escritorio, pasando ambas manos por el pasador del sostén, desabrochándolo y terminando de quitar con la boca. Se lo paso por sus fosas nasales, aspirando el erótico aroma de lavanda.
Observó con devoción ese par de botones que se mantenían orgullosamente parados, invitándolo a que los devorara. Lo cual hizo, mordiendo uno con ansiedad, y apretando otro con sus dedos, excitándolo mas, haciendo que rogara por el, por tenerlo dentro.
-Uhmm~ -gemía sin cuidado, sin temor a ser descubiertos. En realidad, eso lo hacia mas erótico y excitante. El peligro de ser expulsado, de que llamaran a sus padres.
De que todos se enteraran que el sexy nuevo prefecto lo prefería a el y no a las putas zorras que le movían los pechos en su cara. Que a pesar de ser un chico, bastaba con ponerse una falda para calentarlo demasiado.
Kim Kibum era irresistible para cualquier humano. Y eso solo aumentaba su ego mientras comprobaba su teoría.
-aaah~ -gimió con fuerza al sentir como la sensible piel de su abdomen era apresada por los dientes de su profesor. –Más… más… -pedía. Su miembro ya alzaba la falda por lo bien que se sentía en ese momento.
Con sus manos temblando por el placer, comenzó a desabrochar la camiseta del trabajo, dejando a relucir ese bello y provocador abdomen. Le daban unas tremendas ganas de lamer los 6 cuadros que adornaban con perfección su trabajado cuerpo.
Dejó que el mayor terminara con su trabajo de chupar su abdomen, para atraerlo más a sus piernas. Se inclinó un poco, sacando su lengua, comenzó a delinear cada músculo, desde el pecho hasta la pequeña línea de vellitos que adornaban su zona púbica.
Lo hizo sentarse en su silla negra, y con habilidad comenzó a sacarle el cinturón, junto con la ropa interior y los pantalones.
Su miembro si que era grande. Usando todo el sentido de la palabra grande.
Prominente, colosal, ingente, enorme, inusitado miembro.
Con sus manos acaricio una porción de su pene, dedicándose a su glande, que parecía que vibraba.
Con su pequeña lengua, dio la primera lamida, sacándole un gruñido al dueño del colosal apéndice. Inició la felación con devoción, como si no lo hiciera bien, todo se acabaría. Daba besitos por todo el tronco, llegando a la cabeza y chupando la punta.
Como pudo se metió un poco mas de la mitad a la boca, ahuecando sus mejillas para apretarlo aun más. Se lo metía y sacaba, ensalivando toda la extensión.
-Ki…Kibummie~ - gemía ronco el mayor, acariciando de los cabellos a ese Dios de la Felación.
Percibió como se ponía mas duro y supo que ya mero se venia.
Jonghyun lo notó también. Tomándolo de las caderas, volvió a empotrarlo en su escritorio, abriéndole las piernas.
Antes de todo, bajo la ropa interior roja.
-te lo hare con la falda… - comento con una sonrisa lasciva.
-como guste seonsaeng nim ~- gimió Kibum, invitándolo a que besara su pequeña boca.
Dejo un beso fogoso y fue bajando hasta llegar a su entrepierna, dándole un beso a la punta. Bajo un poco mas y abrió sus piernas para tener acceso a la gloria. Dejo una lamida en ese estrecho anillo rosa y llenó de besos su alrededor.
-¿listo? – Kibum asintió con los ojos cerrados por el placer.
Jonghyun se acerco más a su escritorio, y tomándolo de las caderas, situó su miembro y con el sumo cuidado comenzó a introducirse, interrumpiendo en el interior del rubio. Kibum paso sus manos por el cuello de Jonghyun, para que sus abdómenes se friccionaran con su miembro, dándole mas corrientes eléctricas por el contacto.
-aaah… - suspiro al sentir el gran tamaño rasgar su interior.
Jonghyun lo metió todo, esperando por el permiso de seguir. Mientras ese momento llegaba, se dedico a besar toda la cara del menor, para distraerlo de su dolor, mordiendo su clavícula, masajeando su espalda, susurrándole lo bonito que era.
-nngh~ ya… ya se puede mover… - hablo Kibum con la voz entrecortada. Jonghyun capto bien la orden y no espero para comenzar a embestir ese interior tan caliente y exquisito, sintiendo como las paredes internas de Kibum lo apresaban de una manera cósmica y perfecta, al igual que su dueño.
La media hora se la pasaron embistiendo y siendo embestido, fundiéndose en el calor de sus cuerpos, sintiendo la necesidad de tocarse mutuamente, de comerse las bocas ajenas, de que les dieran más fuerte, de apretar las hermosas y firmes nalgas del menor.
De susurrarle cuanto lo amaba a el y a su cuerpo.
Como última posición, se subió a su escritorio, pidiendo ser cabalgado, lo cual Kibum acató a la perfección, y como resultado, que el mayor tocara su punto dulce.
Un par de embestidas más y ambos llegaron al esperado orgasmo, liberando sus semillas con una sonrisa de satisfacción en la cara.
-mierda, me toca taller de baile en la siguiente hora. – tomo el pequeño sostén, se acomodó la falda de nuevo y se coloco el top y arriba un suéter demasiado largo.
Jonghyun lo atrajo hacia el y le dejo un lindo beso en esos rojizos e hinchados labios.
-no te preocupes, mandare un justificante. – el menor lo miro con reproche.
-yo se porque lo haces, quieres que vayamos a tu casa a continuar con el segundo round ¿cierto? – Jonghyun asintió sin una pizca de vergüenza – parece que no te satisface que lo hagamos todos los días, ahora quieres en tu casa.
-Vamos Bummie, sabes que no puedo vivir sin ti. – el menor se dejo hacer en esos fuertes y grandes músculos.
-no. Iré a la cafetería por algo de tomar. – tomo su bolso e hizo una reverencia un tanto incomoda por el dolor.
-mañana, de bañador si no es molestia. – Kibum lo miro con su característica mirada felina asesina.
-¿sabes cuanto me cuesta conseguir los uniformes? Mañana será de secretaria de nuevo y te callas. – El castaño oculto una risita y despidió a su pequeño rubio, quien se sobaba su trasero.
“quizá debería dejar de darle tan duro”…