Yo era un chico promedio con un trabajo promedio, sueldo promedio, apartamento promedio y vida promedia.
Lo único que me sacaba de ser un chico del montón, era la singular pareja con la que compartía mi vida.
Su nombre es Kibum, y me encanta como huele.
Pero lo mas asombroso no se queda allá, si no que a mi precioso rubio, le agrada vestirse de mujer.
Cuando me enteré, al principio no le daba crédito, pues le agradaba usar de todo, desde vestidos y blusas femeninas, hasta bragas y sujetadores. Pero una noche, al verlo bajar por las escaleras, en nuestra noche de bodas, eché a la mierda cualquier prejuicio y lo hice mío, excitándome por las prendas que usaba y la sensualidad que desprendía.
Cuando íbamos a otras partes, donde nadie nos conocía, le encantaba divertirse y engañar a todos los sujetos con su nombre de juego, “Gwiboon”.
Solo pensé que era un pasatiempo, o quizá un fetiche suyo. Pero estos años, descubrí que es más bien su estilo de vida. Y la verdad, ahora no me molesta en lo mas mínimo. Al contrario, cada día quiero llegar a casa y encontrármelo con un nuevo modelo de ropa interior, posando para mí con sus exuberantes piernas, con su pecho tan plano y suave, y su interior tan estrecho que cualquiera que haya sentido. Porque ya había tenido de donde compararlo, y seguía siendo el mejor.
~**~
Una noche llegue a casa hecho mierda. La puta empresa había tenido un bajón y el gerente solo pudo culparme a mí de su infortuna con las computadoras.
Estaba que echaba fuego y si, demasiado enojado. Abrí la puerta de mi casa, sin ganas de nada más que para romper cosas, y allí lo encontré.
Barriendo la pequeña sala, con unos shorts rosas demasiado cortos y un sport ligero que le traspasaba y me dejaba admirar su deliciosa piel.
Contoneaba las caderas, como si lo hiciera a propósito, bailando para mí, engatusándome una vez más con su provocativo meneo de ese trasero que era mi perdición.
Una sonrisa se poso en mis labios, y camine hasta el, hasta tomarlo de las caderas y simular una embestida.
Ya estaba caliente…
-yeobo…~- suspiro pegando su cabeza a mi pecho, agarrándose del sillón para no desfallecer.
-te he dicho miles de veces que si no quieres que me convierta en un animal, tires ese puto short ~- le susurré al oído para luego lamerlo con gula. De sus bonitos labios salió un suspiro más agudo, que me prendió más.
-p…pero si tu me lo compraste~-gimió fuerte, intencional, pues ya sabia en que iba a acabar esto.
-entonces, tengo que disfrutar ~- lo tomé más fuerte de las caderas y lo pegue, haciendo que se encorvara hacia abajo, dejando a relucir sus bellos y firmes par de glúteos, solo para mi. Bajando una mano hasta su pecho, comencé a masajear uno de sus pezones, mientras comenzaba un ritmo lento de embestidas sobre la ropa.
-aah~… Jjong… -suspiraba quedo, sin prisa. Pues sabía que a el le encantaba disfrutar del momento. Pero mierda, esos shorts, con esas piernas que se mandaba el desgraciado, hacían de mi vida un total infierno, donde su cuerpo era mi cielo y mi Edén.
Lo amaba, en serio lo hacía…
Sin soltar sus caderas, apresuré las embestidas, ya lo necesitaba, mi cuerpo me lo pedía. Lo voltee de manera rápida, abriendo más sus piernas y levantándolo solo un poco, tomando su muslo derecho y colocándolo en mi cintura.
Tan flexible ~
Seguía con el movimiento, ahora ingeniándomelas para sacar ese horrible sport sin que se molestara porque era brusco. Al parecer leyó mi mente y entre suspiros alzó los brazos y en una jalada rápida, solo podía observar su torso desnudo, con un par de botones que me invitaban a degustarlos.
Afiance mis dos manos en esa estrecha cadera, aumentando un poco la fuerza de mis embestidas, el sin bajar su pierna de mi cintura y yo, lamiendo con cuidado el pezón derecho.
-Uhmm~… - con mi lengua en su pezón, comencé a contonear su pequeño circulo, inundándolo de placer.
-alguien no uso un brassier hoy ~ -comente burlonamente, el entre abrió los ojos y me dedico una bonita sonrisa.
-sabía que te daría mas ganas de hacerme el amor… - respondió, besándome rápidamente.
-y no te equivocas, pero me gusta quitártelo con mi boca… -de pronto, se sonrojó. Tan tierno, tan delicado, tan hermoso…tan, mío… -y por cierto, yo amo hacerte mío una y otra vez. Y una prenda no hace la diferencia. Me encanta estar dentro tuyo, me encanta como gimes mi nombre gatito…~ - de nuevo, nuestras bocas se juntaron, iniciando un beso húmedo como los que me gustaban. Mi lengua entro a explorar su húmeda cavidad, acariciando la suya, entrelazándose y combinando salivas.
A veces, gemía entre el beso, otras, solamente los ahogaba.
Con cuidado, lo despoje de sus shorts de la perdición, notando el prominente bulto en sus bragas rosadas con encaje. Cuanto amaba esta prenda.
Metí mi mano para acariciar levemente.
Pero no estaba en mis planes hacerlo sentir bien. Porque hoy tuve un día del puto demonio, estaba que mandaba todo al carajo (excepto el, claro) y solo podía desahogarme de una manera.
De nueva cuenta lo voltee, admirando su espalda menuda y frágil. Inicie un camino de besos desde su nuca hasta su espalda baja, donde, con lentitud, le baje la ropa interior, dejando a relucir ese par de bellas montañas que me prendían mas y mas.
-Jjong…~ - gimió, sabiendo lo que iba a pasar. Sonreí y separe ambas nalgas, dejando ver la puerta a la gloria. A mi gloria.
Con mi lengua, repase el contorno de su estrecho anillo, degustando con suma perspicacia. Dejaba besitos por todo su trasero, hasta que movió sus caderas indicándome que ya lo quería. Complacido, comencé con las embestidas en su interior, lamiendo y chupando lo que podía, sacándole mil y un gemidos a esa perfecta boquita acorazonada.
No fue hasta que lo deje bien húmedo que me separe de ellas. Me baje el pantalón apurado, porque esto era de vida o muerte, o así lo quería ver.
-Jjong…duro por favor ~ -pidió, con ese tono tan excitante, que en serio le iba a hacer caso. Posicione la punta de mi miembro por mas duro y excitado, y me adentre en ese abismo de sensaciones y placeres que me llevaba al éxtasis.
¡Mierda! Si no quería correrme solo con haber entrado, tenia que moverme.
Lo apreté de las caderas, ayudándolo a acostumbrarse y que no cayera. Se inclino de nuevo hasta asentar su cabeza en el sillón. Tomé su miembro necesitado y comencé a bombear, al tiempo que mi pelvis se movía.
-aaah~ -gemía con la cara directo al sofá, tan hermoso y erótico, sensual…
No se que palabras podría utilizar para describirlo, porque me parecía tan irreal, que a un sujeto como yo le haya caído la mera suerte en forma de un chico de mirada gatuna y complejos de princesa. Lo amaba, me di cuenta desde la tercera vez que platicamos, tomando un helado, justo cuando a el lo habían plantado. En ese momento solo quería buscar al maldito hijo de puta y recriminarle el porque no debía dejar a una lindura como Kibum.
Ya llevábamos dos años de casados, que para mí, parecían más bien semanas, porque todo a su lado era perfecto. Desde su cocina, hasta su forma de ser tan organizada y limpia. Todo lo contrario a mí. Era mi ángel perfecto, mi querido gatito.
Sin salir de el, lo giré, pues amaba ver sus expresiones cuando lo embestía. Y allí estaba, sus labios entre abiertos, sus mejillas sonrojadas, sus ojos perfectamente delineados, compartiendo su mirada conmigo.
Lo tome de ambas piernas para poder llegar mas adentro si se podía. Con un grito ensordecedor, me di cuenta que había pegado en su punto dulce, por lo que me esmere en seguir embistiendo en esa dirección.
El sonido de mi pelvis chocando contra su trasero, los gemidos orgásmicos que soltaba, nuestros cuerpos que se amoldaban a la perfección. Todo era tan bueno.
-Jjong…~ aaah… me… me ven…aaah~ -bese sus labios de nuevo, sintiendo como su ano apretaba mi pene, al haber llegado a su orgasmo. Sus paredes me estrujaban de manera exquisita, mandando choques eléctricos a mi cuerpo.
Un par de embestidas mas y me corrí en el, marcándolo, haciéndolo mío de nuevo.
Salí de el con cuidado y bese sus mejillas. Lo cargue hasta la habitación, donde lo deposite en la cama, cubriendo su desnudez con las frazadas.
-Jjong… te amo – susurro entre mis labios. Sonreí y correspondí su beso.
-yo también, y amo tus prendas que tanto me calientan bebe ~ -su sonrojo se hizo notorio y dejo salir una risita de lo mas adorable.
-entonces, mañana deberás llevarme a comprar mas… - asentí y lo recosté en mi pecho.
-lo que mi princesa ordene…-cerré los ojos.
A ver, ¿Por qué había llegado molesto?