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Hoy es el día por pineapple

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Notas del capitulo:

Como es un drabble y es cortito no me dejaba publicarlo, por eso está copiado dos veces. Espero que os guste ^^

Hoy es el día.

Aquella mañana, decidido, TaeMin se miró al espejo y, con la mirada se dijo a si mismo un convencido “Hoy es el día”. Peinó su cabello y tragó saliva antes de salir de casa, estaba tan decidido que a cada paso que daba sentía que el mundo solo giraba para él. Nunca había sentido tal determinación, sentía como emanaba por cada poro de su piel, como fluía por su sangre, como le llenaba los pulmones al respirar. 

Hoy es el día – se repitió sentándose en uno de los metalices bancos de la parada del autobús.

Hacia 6 meses que montaba, cada mañana, en el mismo autobús que el joven Choi MinHo, estrella del equipo de fútbol del instituto en el que acababa de ingresar. Hacia 6 meses que le observaba en silencio, sentándose a una prudente distancia de él. Se veía tan lindo escuchando música mientras miraba por la ventana ¿En que estaría pensando? 

Y aquel día, después de seis interminables meses en los que, sentía que moría cada vez que el futbolista pasaba a su lado, había decidido que se sentaría a su lado, se presentaría y entablaría una conversación. No fue fácil para TaeMin llenarse de coraje para decidirlo, para él, era mucho más simple adorarle a la distancia, después de todo, seguramente no sabría ni quien era. ¿Alguna vez se habría fijado en él? 

A pesar de todo, estaba decidido, y nada, absolutamente nada, le haría cambiar de opinión. 

“Hoy es el día” pensó decidido cuando el autobús 712 se acercó a la parada yextendió el brazo, como cada mañana, para que este parase.
Tragó saliva pesadamente, su estomago estaba echo un nudo.

Hoy es el día -se murmuró a si mismo mientras picaba su tarjeta para poder pasar.

Con decisión, caminó hasta acercarse al asiento donde estaba siempre el joven deportista. Cogió aire, las rodillas le temblaban, el corazón amenazaba con salir despedido de su pecho... entonces...entonces, antes de poder ocupar el sitio junto a él, se giró, sentándose al otro lado del autobús, más ruborizado que nunca.

“Mañana... mañana es el día...” Pensó mientras apoyaba la cabeza pesadamente en el cristal. 

Aquella mañana, como todas, tan solo pudo observarle.

 

 

Hoy es el día.

Aquella mañana, decidido, TaeMin se miró al espejo y, con la mirada se dijo a si mismo un convencido “Hoy es el día”. Peinó su cabello y tragó saliva antes de salir de casa, estaba tan decidido que a cada paso que daba sentía que el mundo solo giraba para él. Nunca había sentido tal determinación, sentía como emanaba por cada poro de su piel, como fluía por su sangre, como le llenaba los pulmones al respirar. 

Hoy es el día – se repitió sentándose en uno de los metalices bancos de la parada del autobús.

Hacia 6 meses que montaba, cada mañana, en el mismo autobús que el joven Choi MinHo, estrella del equipo de fútbol del instituto en el que acababa de ingresar. Hacia 6 meses que le observaba en silencio, sentándose a una prudente distancia de él. Se veía tan lindo escuchando música mientras miraba por la ventana ¿En que estaría pensando? 

Y aquel día, después de seis interminables meses en los que, sentía que moría cada vez que el futbolista pasaba a su lado, había decidido que se sentaría a su lado, se presentaría y entablaría una conversación. No fue fácil para TaeMin llenarse de coraje para decidirlo, para él, era mucho más simple adorarle a la distancia, después de todo, seguramente no sabría ni quien era. ¿Alguna vez se habría fijado en él? 

A pesar de todo, estaba decidido, y nada, absolutamente nada, le haría cambiar de opinión. 

“Hoy es el día” pensó decidido cuando el autobús 712 se acercó a la parada yextendió el brazo, como cada mañana, para que este parase.
Tragó saliva pesadamente, su estomago estaba echo un nudo.

Hoy es el día -se murmuró a si mismo mientras picaba su tarjeta para poder pasar.

Con decisión, caminó hasta acercarse al asiento donde estaba siempre el joven deportista. Cogió aire, las rodillas le temblaban, el corazón amenazaba con salir despedido de su pecho... entonces...entonces, antes de poder ocupar el sitio junto a él, se giró, sentándose al otro lado del autobús, más ruborizado que nunca.

“Mañana... mañana es el día...” Pensó mientras apoyaba la cabeza pesadamente en el cristal. 

Aquella mañana, como todas, tan solo pudo observarle.


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