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Por el momento solo se mi Chaton... por christalchii268

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Notas del fanfic:

Y lo prometido es deuda y aqui este fanfic :3

Si es la primera vez que leen lo de "Chaton" les recomiendo que minimo lean los primeros capitulos de mi fic http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=74059i  ahi vendran las aclaraciones esenciales que pueden aparecer en este fic :D

Es largo, lo se... pero me quedo muy bonito (?) Y tambien se que las actitudes son bastantes diferentes, pero tengan en cuenta la historia, como se desarrolla y la edad de los personajes ;)

Sin mas a leer >.<

Dedicado a todas las dulces personitas que estuvieron esperando pacientes esta version de los Chaton :P

Notas del capitulo:

Sekaiichi Hatsukoi no me pertenece ni mucho menos... Es completamente de mi siempre idol Nakamura-sensei

...y ya, ¿no? >.<

Por el momento solo se mi Chaton...

La lluvia caía intensamente, sin perdón ni aviso.

Un chico de complexión normal, estatura alta y cabello negro caminaba lentamente, sin importarle que el agua cayera encima de su cuerpo. No era como que tuviera prisa por llegar a su hogar.

Miro el cielo teñido de rojo y suspiro sintiendo su cara mojada por las gotas de sabor salado, después dirigiendo su mirada a la desierta calle por donde caminaba. A pesar de ser tan temprano, todo parecía cerrado y triste. La lluvia tenía curiosas consecuencias en la capital del mundo de Celes.

Camino de nuevo, sintiéndose mojado como nunca, no le preocupaba aquello, simplemente le incomodaba.

Takano Masamune creyó que ese día seria como otro más en su aburrida y rutinaria vida de estudiante, eso hasta que unos pequeños, nítidos y desesperados maullidos llamaron su atención.

Volteando a la dirección del sonido, encontró la imagen de un pequeño bulto con orejas puntiagudas y peludas.

 

 

Capítulo único: Primero tiene que haber un principio.

-¿Un gato?- murmuro.

Su cuerpo casi involuntariamente se dirigió hacia ahí, parándose unos metros antes para abrir el paraguas que él no usaba. Cuando llego lo bastante cerca brindo protección de la lluvia al ser que gemía a sus pies.

Grande su sorpresa al encontrar a un chico, unos años menor que sus propios diecisiete, protegiendo con su cuerpo mojado a un pequeño gato negro, que al igual que el chico, tenía orejas de felino.

A Masamune le costó bastante el encontrar lógica a la escena. Los gatos... ellos eran obvios tenían orejas, puntiagudas y una cola larga y peluda; sin en cambio, los únicos “chicos” que tenían la misma singularidad, eran los “Chaton”.

-¿Qué haces?- con voz sorprendida Masamune pregunto. Fue hasta ese momento que el Chaton dio señal de percatarse de su presencia.

-Protejo a Sorata-chan... -menciono tranquilo el chico sin moverse de su lugar.

“Eso no es a lo que me refería” pensó, pero lo dejo pasar.

Con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco, se acercó al Chaton y se coloco a su altura, procurando no mojarse más de lo que ya estaba.

-¿Dónde está tu dueño?

-Mi amo no me busca... -Su voz dulce y leve revelo con misterio.

Masamune un poco molesto por la falta de respuesta, y en sí que el único que le mirara fuera el gato negro, toco el hombro del chico sintiendo lo húmedo de su suelta y delgada ropa.

De pronto, del cielo apareció un trueno, coloreando todo de negro por unos pocos segundos. Al mismo tiempo, el Chaton veía al colegial con las esmeraldas de sus ojos.

-N-no... me gustan... q-quiero que p-paren... -sollozaba el Chaton sin romper contacto visual con el estudiante.

Las tristes lágrimas se confundieron con las gotas que caían de su cabello castaño, pero lo rojo de sus ojos, ensombreciéndolo, conmovió a Masamune, abrazando al Chaton que brincaba en su lugar por un segundo rayo.

El estudiante claramente sintió el temblar del Chaton, las garras apretándose en su pecho del gato negro al ser apretado, la lluvia acelerar su caída... su corazón estrujarse dentro de él.

Miles de posibles soluciones a la situación acudieron a su cabeza, pero Masamune no tenía mucha atención que prestar a eso. Después de unos minutos decidió calmar al Chaton, secarlo y conseguir que dijera quien era su amo. Para eso tenían que alejarse del abrazo y de la, a pesar de todo, incómoda posición.

Separándose levanto la cara del chico aun alterado.

-¿Vendrías conmigo a mi departamento?

 

 

Takano era un chico normal, vivía en el planeta Celes, mas preciso en su capital, el sector 11.

A sus diecisiete años estaba por cursar el último año de instituto. Tenía buenas calificaciones y vivía en un modesto departamento a 15 minutos caminando de su escuela.

Sus padres queriendo lo mejor para el, lo mandaron a la “capital” mientras ellos trabajaban en el sector 6, el mas poderoso y adinerado lugar para vivir.

Takano no se quejaba. Ahora era independiente, demasiado maduro para no gastar el dinero de comida en fiestas.

Él era muy tranquilo, estudiaba, leía en sus tiempos libres. No hacia cosas impulsivas hasta ese día.

-Entra. Te traeré ropa seca. -Le dijo al chico cuando llego por fin a su departamento.

El Chaton se quedo justo a la mitad de la pequeña sala, mirando discretamente el lugar mientras sostenía al pequeño gato que temblaba en sus brazos.

-Dudo que te quede mi ropa, pero es mejor que estar mojado.

Takano reapareciendo dejo una muda de ropa en la mesa de centro. Tomo la toalla blanca que traía en el brazo y con cuidado empezó a secar el pelo del chico, que temeroso solo se encogió en su sitio.

-Tranquilo, no te hare daño. -El menor abrió un ojo cerrado y después de unos momentos asintió- Mi nombre es Takano Masamune... ¿y tu...?

El pequeño gato en medio de ambos maulló, queriendo dar a entender que aun estaba ahí, y que aun seguía mojado.

El Chaton retiro la toalla de su cabeza y con amor seco al gatito, que agradecido ronroneaba.

-Él es Sorata- dijo después de un momento en silencio, refiriéndose al animal- Yo soy Ritsu.

Masamune evito mostrar la alegría por la información y solo asintió secamente. Mientras, el chico aun continuaba en su tarea.

-Bueno Ritsu, será mejor que te cambies o si no te enfermaras

-¿Y... usted?- el chico le miro, con genuina preocupación adornando su expresión.

Takano recordando que estaba en igualdad de condiciones asintió avergonzado.

-También me cambiare. La primera puerta en el pasillo es el baño,- menciono señalando a su izquierda- la siguiente es mi cuarto, ahí estaré. Mientras báñate y cámbiate de ropa.... Por lo visto estuviste mucho tiempo ahí, así que será lo mejor- Explico ante la expresión del chico.

Ritsu asintió indeciso después de mirar donde le señalaban. Al ver marchase al estudiante solo atino a hablar rápido.

-Gracias por ayudarnos.

Takano sin verlo levanto una mano, y después de llegar, cerró la puerta de su cuarto.

 

-De verdad que estoy loco, Yokosawa...

Sentado es su cama, Takano miraba una foto. El y su mejor amigo se veían serios en ella.

Yokosawa era el único en el que confiaba, y el que sin duda diría lo que él pensaba en ese momento. Era mala idea lo que hacía con el pequeño Chaton.

-No sé por qué me gustan los problemas... -suspiro dejándose caer de espaldas, mirando el techo, pensando en el chico en el baño -Puede y se haya escapado, en ese caso si lo regreso su amo me podría echar bronca... o por algo se escaparía- hablo solo, pensando en lo que pronunciaba- ...O su amo lo tiro a la calle, como suelen hacer cuando se aburren de los Chaton. En ese caso, si lo doy a la policía y el amo se entera, podrá echarme bronca...

De cualquier forma estaría en problemas. Takano de repente se sintió enfermo y cerro los ojos.

Siempre me quejo de que me dices que hacer, pero cuando uno te necesita, ¡no molestas, Yokosawa!” pensó frustrado dándose vuelta, mirando la lluvia caer por la ventana de su cuarto.

Takano debía aceptarlo. Era muy raro el momento en el que el no supiera que hacer, su carácter por naturaleza era relajado, pero esa situación le frustraba.

Los ojos de ese chico eran tan puros, fácilmente para alguien engañarlo. Le molestaba tanta pureza en el Chaton, en alguien fácilmente tratado como esclavo.

Las preguntas se aglomeraban en su mente, alterando más sus nervios. Estaba contra reloj y el sonido en la puerta no lo dejaba concentrarse.

Enojado se paro y abrió de un jalón la puerta. Nada. Miro abajo y encontró a “Sorata” apoyado en sus patas traseras.

-¿...Que?- El gato maulló sin moverse.

El Chaton seguía en la regadera, podría oír el agua caer. Al darse cuenta Takano suspiro y se agacho recogiendo al animal.

-Qué tontería, un Chaton teniendo una mascota- susurro.

Después de poner leche en un plato para sopa supo que tenía razón, y que el gato tenía hambre. Mirándolo sonrió.

Si, era estúpida y arriesgada la situación, pero al menos ambos “Chaton” estaban bien, pues él no les haría daño.

-Valla que tenías hambre... -le dijo al gato graciosamente cuando literalmente lamio el plato vacío. Cuando vaciaba por segunda ves el liquido blanco en el, la puerta del baño se abrió.

Ritsu un poco sorprendido miro la escena. Nervioso se acercó ya seco por completo, aunque el cabello aun le goteaba levemente.

-Oye, ¡hazlo bien!, ¿de que sirve el baño, si te mojas de nuevo?

Tomo la toalla de sus hombros y seco al menor, notando la inhibición en su reacción. Takano aminoro la acción y convirtió el secado en sutiles caricias en sus orejas de Chaton.

Cuando estaba por dejar la tarea, Ritsu sin quererlo hizo un gesto de disfrute.

-L-lamento... los problemas...

-...Debes de tener hambre tu también, comamos algo juntos.

Takano se dirigió a la cocina, dejando al chico extrañando sus caricias.

-Mmm... Takano-sama... yo... -Ritsu se interrumpió con el maullido de Sorata.

Mientras abría la alacena, fue Takano el que hablo evitando su mirada.

-Solo come... ya después hablaremos, Ritsu.

El Chaton se sonrojo con el detalle de su nombre al final de la oración. Acaricio a Sorata detrás de su oreja y se sentó en la barra, viendo moverse al chico mayor.

-Gracias- susurro.

 

Cuando ambos chicos se sentaron a comer el ambiente se torno relajado, alentando que la comida supiera mejor.

Ritsu hizo su mejor esfuerzo por disimular su hambre, pero cuando probo la sopa de miso y el arroz blanco comió con prisa, casi sin saborear nada.

Masamune sonrió disimuladamente y comió con más calma que su improvisado invitado. Cuando el plato de arroz del Chaton estuvo vacío, Takano se levantó de su lugar.

-¿Quieres más?- le pregunto tomando su plato.

- ...Por favor... -le susurro en respuesta con un tierno sonrojo.

Takano desde la cocina pudo ver como el chico le sonreía nerviosamente al gato negro sentado al lado de el en el suelo. También noto como en el cuello del chico no había cascabel alguno, lo cual decía que todo lazo con su amo había sido roto. Aunque el Chaton no parecía demasiado descuidado para ser un Chaton callejero, todo daba muestra que no tenía un dueño por el momento.

-Toma... -Takano le dio el arroz poniéndolo enfrente del chico.

El Chaton bajo su cabeza en una inclinación en agradecimiento, después volvió a comer, esta vez con más calma.

Por la manera en que actuaba, a Masamune le daba la impresión de que el chico había estado un tiempo en la calle, pero no la suficiente para que pidiera ayuda, a menos que su dueño le haya prohibido eso.

 

>>Mi amo no me busca...<<

 

¿Que tipo de persona había podido echar a la calle a un Chaton tan bello?

Le volvió a ver, Ritsu ya no comía y tenía la cabeza agachada.

-Perdóneme.... -Susurro entrecortadamente Ritsu.

-¿...Porque?- el silencio le respondió y eso asusto a Takano. -¿Ritsu?

-¡Perdón!...

El Chaton se levanto y corrió a la puerta, pero si apenas dio unos pasos termino derrumbándose en el suelo.

-¡¡Oye!!- Takano corrió a su lado y noto que se había desmayado- ¡oye, Ritsu!, ¡¡¡Ritsu!!!

 

 

Ritsu se encontraba en su lugar de nacimiento. Su casa.

Mirando desde una ventana, su reflejo de trece años se mostraba melancólico.

-Nee, nee Ricchan... -le interrumpió los pensamientos su hermano y amigo. Shouta.

-¿Mmm?

-¿Cómo crees que sea nuestro dueño predestinado?- Pregunto el pequeño Chaton de la misma edad que él.

-¿Dueño predestinado?

-Sí. El amo dice que podemos tener muchos amos, pero que solo uno será el predestinado para nosotros, para el cual nacimos...

Ritsu suspiro ante la emocionada expresión del chico.

-Shouta, el amo te ah ilusionado mucho...

-Pero solo piénsalo Ricchan... ¿Cómo sería?- Lo ignoro Shouta. Ritsu se permitió soñar con eso también.

- ...Amable.

-¿Solo eso? El mío seria muy guapo, ¡¡como un príncipe!!- Abrió los brazos todo lo que pudo riendo.

-Sí, amable... -Aclaro también ignorando a su hermano, continuando su tren de pensamientos- Tocaría mi frente cuando estuviera enfermo, se quedaría a mi lado... sonreiría solo para mi...    

-¡¡Y dices que yo estoy ilusionado!! Esos amos son muy raros Ricchan... -Recordó Shouta alcanzando a oír lo que el castaño Chaton susurraba.

Ritsu rio tapándose la boca con una de sus manos, sonrojándose por dejarse llevar.

-¿No crees que por eso sería predestinado, Shouta?...

 

 

-Mi amo predestinado...

-¿Eh?, ¿Ritsu?

-Mmm

Takano al lado de Ritsu suspiro resignado. Pensó por un momento que el Chaton acostado en la cama ya había despertado, pero este solo hablaba entre sueños.

-¿Tu amo predestinado?

Se dedico a limpiar su frente y le miro. El doctor había dicho que el chico estaba muy débil, y que probablemente le costaría recuperarse unos días, pero que su vida no corría peligro. Aun así su fiebre no bajaba.

Otra cosa que el doctor había dicho era que el Chaton no había abandonado a su amo. Tampoco este lo había echado a la calle, si no que le había dado al chico la libertad, rompiendo lazos con el.

¿Cómo?, había preguntado Takano, y el doctor había señalado un tatuaje en el brazo izquierdo del menor.

Ese tatuaje evitaba que el Chaton fuera arrestado y procesado por abandonar a su dueño, también evitaba que juzgaran a su amo. Todo había sido precariamente pensado.

La única duda con la que se quedaron tanto Takano como el doctor, había sido por que Ritsu no había vuelto al lugar donde había sido vendido y criado antes de ser comprado.

-¿Qué fue lo que paso, Ritsu?...

Takano miro detenidamente el rostro dormido del Chaton. En sus pensamientos solo estaba Ritsu, tanto como en sus preocupaciones y prioridades.

El chico era lindo, tierno y parecía muy sumiso. Había algo en el que despertaba el instinto protector de Takano, y el no saber el detonante para sus sentimientos estaba volviéndolo loco.

“¿Será por qué es un Chaton abandonado?” Se preguntó Takano despejando algunos mechones castaños de la frente del menor.

“O simplemente soy débil a lo hermoso” concluyo con un suspiro amargo.

Al levantarse de su asiento al lado de la cama, los ojos verdes del Chaton se abrieron levemente.

-¿Takano-sama?

El estudiante regreso a la silla y se inclino al chico.

-¿Estas bien Ritsu?

Ritsu cerró un momento sus ojos y los volvió a abrir con rapidez. El poco color que había logrado reunir con el descanso se fue rápidamente mientras miraba al mayor.

-Yo no debería estar aquí... -Dijo con pánico tratando de levantarse de la cama. Takano sorprendido reacciono rápidamente cuando el chico levantado se dejaba caer de nuevo.

-Aun no estás del todo bien, así que tranquilízate y recuéstate.

El estudiante lo volvió a acostar y le tapo hasta el pecho con las sábanas blancas. Mientras se sentaba de nuevo en su asiento al lado de él, noto que el Chaton se veía bastante preocupado. Adivinando porque, hablo.

-Sé que por el momento no tienes dueño. -Empezó, viendo la sorpresa en el pequeño rostro. -No te preguntare por que no regresaste a tu hogar original, ni porque tu anterior dueño te libero. Solo quiero que sepas que al traerte a mi departamento te convertiste en mi responsabilidad, y no voy a permitir que te marches hasta que estés mejor en salud.

Ritsu volteo rápidamente su mirada, dejando que sus ojos coincidieran con los de Takano. Ritsu se sorprendió de la determinación que mostraba. ¿Por qué hacía algo tan amable y terco por un Chaton desconocido?

-P-pero yo...

-No. -Advirtió Takano interrumpiéndolo.- Ya te lo dije, hasta que no vea que estas mejor y puedes valerte por ti mismo te quedaras en mi departamento descansando.

-Pero... no puedo, yo tengo... -El Chaton se interrumpió antes de decir algo sin salida. Su anterior dueño le había advertido seriamente las consecuencias, y él nunca lo desobedecería. -Simplemente no puedo, Takano-sama.

Ritsu emitió un pequeño gritito nada masculino cuando Takano se puso en pie y acerco una mano al Chaton. Cuando se dio cuenta que el chico mayor no lo había golpeado, como había pensado, abrió los ojos que había cerrado.

-Demonios, aun tienes alta la temperatura. -Mascullaba el chico mirando un parche entre sus dedos.

Ritsu identifico el artefacto como un termómetro caro del sector 11. Probablemente el estudiante lo había puesto sobre su frente para monitorear su temperatura.

-Bueno, ya que te despertaste te puedo preguntar sobre esto. -Takano dejo que el menor mirara varias cajas con medicamento para quitar la fiebre en pocos minutos. El único problema con el producto era que se tenía que saber varias cosas del enfermo para administrarse, o arriesgarse a empeorar el problema.

-E-es el rosado... -Contesto débil el Chaton, bajando las orejitas cafés en su cabeza.

Takano abrió la caja rosa con el medicamento y saco el contenido.

-Abre la boca. -Ritsu lo hizo y vio como el otro hombre dejo caer una gota rosa adentro de su boca, la más cercano a la garganta. El chico hizo una mueca cuando sintió el calor envolver su cuerpo.

Takano le tendió un vaso con agua y Ritsu se sentó para beberlo, mientras lo hacía observo de reojo al chico. Vio como había un pequeño trapo con controlador de temperatura, usado para bajar la fiebre a la antigua, varios libros impresos en un librero cercano y una pequeña cómoda al lado de una de las puertas. Solo eso había en el cuarto.

Él estaba en una cama amplia de sabanas prácticamente nuevas, dándole a pensar que no era el cuarto del estudiante. También vio las ojeras en sus bellos ojos chocolate. ¿Cuánto había dormido y el mayor le había cuidado?

Takano extendió la mano para tomar el vaso vacío, Ritsu se lo entrego aun mirándolo curioso.

El aun no entendía por que el chico hacia tanto por el, ni porque eso hacía a su corazón sentirse cálido. Solo quería averiguar como salir y cumplir la última orden que le había dado su anterior amo. Él tenía que hacerlo rápido.

Gracias a sus muy variados pensamientos, Ritsu no se dio cuenta muy rápido que Takano volvía a tocar su frente. Esta vez dejando descansar su cálida mano en el, mientras lo miraba a los ojos.

-Qué bien, ya se fue la fiebre. -Sonrió aun con su mano en su frente. Ritsu se sonrojo por la mirada tierna que le otorgo.

Takano permaneció así unos momentos más antes de apartar su mano lentamente. El Chaton quiso pedir que no lo hiciera, pero su vergüenza no se lo permitió.

-Está bien que ya estés mejor, pero aun así tienes que descansar un poco más. -Dijo Takano un poco seco. Ritsu aunque no tenía más sueño asintió y se acomodó para dormir.

Takano se quedó toda la noche a su lado, sentado su sencilla silla. Cuidando sus agitados y confundidos sueños.

 

 

Takano abrió la puerta y la cerro cuando entro a su departamento.

-Bienvenido, Takano-sama. -Le saludo Ritsu estirando una mano para recibir el maletín del chico. Takano se lo dio con una sonrisa adornando su rostro.

-Gracias Ritsu.

El Chaton también sonrió y le pidió al estudiante que llegaba de la escuela que entrara a descansar. Takano se rio mentalmente cuando el chico con mandil corrió a la cocina para atender la comida que cocinaba.

Ritsu había estado con él desde hacía un mes. Él se había recuperado de su crisis en una semana, y rogado quedarse en el departamento a pagarle por haber cuidado de él mientras estaba enfermo. Takano acepto diciendo que si se encargaba del departamento su deuda quedaría pagada.

Ninguno puso mucha atención y de la nada ya estaban acostumbrados a vivir juntos. Eso hasta que Takano se encontró ansioso por volver a casa y mirar al dulce Chaton en ella, probar su comida y pasar las tardes en su compañía sintiéndose pleno y feliz. Le había tomado su tiempo y su buena dosis de negación, pero por fin había aceptado su amor hacia Ritsu.

Ahora, viendo desde la sala al Chaton de un lado para otro, moviendo su colita café, Takano se preguntaba cómo avanzar hacia él y hacerlo suyo. Pedirle que se quedara con él por siempre.

Takano nunca había sufrido por amor, aun y cuando no era virgen. Él siempre era abordado y había renunciado al poco tiempo, dándose cuenta que nunca podía entregarse hacia otra persona. En ese círculo vicioso rompió muchos corazones, teniendo empatía ahora en su situación con el pequeño Chaton.

Lo irónico de la situación era que Ritsu no tenía con él ni siquiera el lazo de amo-Chaton, para el mundo de Celes ellos dos solo eran extraños sin obligaciones de ningún tipo, viviendo juntos. Ritsu se podía marchar de su lado en cualquier momento y eso lo dejaba preocupado cada vez que salía a sus clases.

-Takano-sama, la comida esta lista. -El nombrado volteo y noto la mesa del comedor con la comida ya servida.

-Ah, gracias Ritsu. Ya voy. -Takano se levantó del sofá y dejo la televisión holográfica de la sala prendida, anunciando las noticias de la tarde. 

-Espero y le agrade. Hoy en la mañana vi los ingredientes en oferta y los compre sin pensar. -Se disculpó nervioso el Chaton sentándose enfrente de Takano. Este sonrió.

-No te preocupes, tu comida siempre es deliciosa. -Le aseguro, para después probar el guisado en su plato. -Sí, delicioso.

Ritsu se sonrojo y con una pequeña sonrisa satisfecha empezó también a comer, escuchando de fondo las noticias del sector 11.

Dirigiéndose por el postre Ritsu se atrevió a preguntar acerca del día de Takano en el instituto. El Chaton siempre se preocupaba por el inconscientemente, también mostrando interés por la escuela que por su raza no había experimentado. Takano siempre respondía, logrando contestar honestamente, teniendo una gran conversación agradable con el chico. Ese día no había sido diferente mientras ambos terminaban de comer.

-Me alegro que haya salido bien en sus exámenes, Takano-sama. Usted se desveló y esforzó mucho en estudiar.

Takano sonrió por la respuesta a su mención y paso suavemente su mano por la mejilla roja de Ritsu.

Solo un poco, solo un poco se atrevía a cruzar la línea y tocarlo íntimamente, recibiendo como de costumbre la timidez y hermosura del Chaton que movía lentamente su larga colita y bajaba sus orejitas.

-Gracias Ritsu. -Takano no logrando controlarse más se acercó al chico y beso suavemente su mejilla.

Noto como el Chaton cerro lentamente los ojos, llevándose con el acto que casi lo besara en donde en realidad quería, en su boca.

Logrando calmarse se separó de él, enderezándose en su asiento. Logro escuchar una suave respiración de Ritsu mientras miraba su plato vacío enfrente de él.

Necesitaba cruzar la línea, debía decirle la verdad de sus sentimientos al Chaton, pero el miedo a asustarlo y que se alejara de su lado lo paralizaba siempre.

Demonios, él era tan novato en las cosas relacionadas con el amor.  

-Ritsu... -llamo la atención, recibiendo la mirada esperanzadora del Chaton.- ¿Sabes?, yo...

>>Entre otras cosas tenemos un anuncio muy triste que comunicarles... -Interrumpió el noticiero a Takano. -El famoso poeta Noé Sumizome, conocido entre muchos mundos teniendo fama y cariño, ha fallecido esta mañana. La noticia impacto a todo Celes por el hecho de que el autor de “Los ojos que refleja tú alma”, llevaba un tiempo gravemente enfermo. Su funeral aún no se confirma y...

-¡¡¿Muerto?!!- Grito Ritsu completamente sorprendido. Takano lo miro preocupado.

-¿Lo conocías?

-El... el... -Takano lo vio respirar rápidamente, claramente en shock.

-Ritsu tranquilízate...

-N-no... tengo que ir... el amo, el amo no puede... no puede haber muerto aun...

Takano esta vez estaba tan sorprendido como Ritsu, volteando a ver rápidamente la última entrevista del poeta siendo transmitida en la televisión. ¿Ese hombre había sido el amo de Ritsu?, más importante, ¿Había muerto?

-¡¡Tengo que ir con An-sama!!- Anuncio Ritsu para levantarse de la silla. Takano entro en pánico.

¿Si Ritsu se iba con sus antiguos dueños volvería con él?

-Espera Ritsu... -El chico también se levantó y tomo rápidamente el brazo del Chaton.

-Por favor suélteme, tengo que ir. -Ritsu vio a Takano con un triste y desesperado llanto. -No puedo... yo... -Takano sintió romperse su corazón y solo pudo acercar a Ritsu para envolverlo en sus brazos.

No podía dejar que se alejara de su lado, no con los sentimientos que aún no le decía, no sin saber la respuesta del dulce Chaton. Pero tampoco lo privaría de lo obviamente importante que era para el irse.

-Por favor... -Susurro Takano encontrando fuerza donde no la tenía- Déjame acompañarte, Ritsu...

-Takano-sama... -El Chaton lo miro intensamente cuando el estudiante le levanto el rostro...

-Por favor... -El Chaton se escondió en el pecho del mayor asintiendo. Takano lo abrazo hasta que sintió que podría llorar.

 

 

Masamune miro un poco atontado como miles de periodistas de todo Celes y otros mundos estaban afuera de una bella mansión. El estudiante tomo de la mano al Chaton que se internaba entre la multitud para no perderlo de vista, odiándose por el hecho de sentirse feliz de tomar a Ritsu en un momento como ese.

Cuando a base de empujones llegaron a la puerta con altos barrotes, del otro lado una mujer de largo cabello castaño claro desaparecía después de otorgarle unas palabras a la prensa.

-¡¡An-sama, An-sama!! ¡Soy Ritsu! -grito el Chaton atrayendo la atención de la mujer y algunas de las personas reunidas.

-¿Ritsu-kun?- Pregunto la chica regresando a la puerta. Reconociendo al Chaton hizo una señal al portero para que abriera el portal y a varios elementos de seguridad para que escoltaran a Ritsu.

Takano no soltó la mano del chico y entro con él, aliviado de ya no estar rodeado de tanta gente.

-Ritsu-kun, ¡qué alivio!- Dijo la mujer vestida de negro. Sus ojos comenzaron a llorar cuando abrazo al Chaton. -Debí adivinar que algo andaba mal cuando no te encontré en la casa, pequeño...

La chica se separó de él y vio directamente a Takano.

El no pudo evitar mirar lo bella que era la mujer, que arriesgándose supondría era la hija del poeta fallecido. Su largo cabello castaño caía hasta su cintura y su vestimenta de luto no ocultaba lo bien proporcionado de su cuerpo. Takano también noto lo joven que parecía ser, y sus ojos miel, contaminados con una profunda tristeza.  

-¿Tu acompañante?- Pregunto An mirándolo. Ritsu asintió sin dar explicación, sorprendiendo a Takano que la chica no hiciera más preguntas y los escoltara al interior de la mansión.

Al entrar Takano fue testigo del profundo pesar de todas las personas, que aunque no lloraban, se distinguía en sus movimientos y su simple respiración la tristeza por la muerte del poeta. También vio como mucha gente saludo a Ritsu, estrechándole la mano o abrazándolo, dándole el pesar y susurrándole cosas que el estudiante no alcanzaba a oír.

Takano se empezó a preguntar de la relación del difunto y el Chaton. Era claro que habían sido cercanos, pero aunque quiso evitarlo, los celos porque alguien más hubiera amado a su dulce Ritsu lo persiguió todo el recorrido.

Llegaron a una estancia bastante apartada y privada, entrando en ella solo ellos tres. An cerró la puerta y tomando de la mano a Ritsu se sentó a su lado en un sillón en medio de la estancia.

El silencio reino por un momento, roto después por el llanto de la chica.

-Tú lo sabias, ¿verdad Ritsu-kun?... -pregunto suave a través de sus lágrimas. -Él te apreciaba tanto como para que...

-An-sama... -Ritsu la abrazo cuando ella no pudo continuar.

Takano miro incomodo en otra dirección, sin saber que decir o pensar. Su vista fue a parar en una fotografía encima de un mueble antiguo y caro. En ella, Ritsu y el antes poeta Noé se mostraban sonriendo felizmente.

-El no sufrió. Fue como si se hubiera quedado dormido... -menciono más tranquila An, separándose de Ritsu. -Me sorprendió que él no preguntara o llamara por ti, pero cuando le pregunte solo me respondió que tu sabrías que hacer, y que con eso él era feliz y podía irse...

A Ritsu se le empañaron los ojos y bajo la mirada a sus manos entrelazadas en su regazo.

-Sé que es mucho, mi señora, pero... ¿Puedo verlo...?

Takano lo miro mientras la chica le acariciaba suavemente una caída orejita al Chaton.

-Te lo hubiera pedido de todos modos... -susurro sonriendo levemente- Esta en su habitación...

Ritsu dio una reverencia y se levantó, miro indeciso a Takano, que solo asintió secamente.

-Esto debe ser muy confuso para ti. -Hablo la mujer cuando ellos dos se encontraron solos. Takano la miro sin expresión alguna.

-¿Por qué lo dice?

-Por qué puedo decir que amas a Ritsu. -Takano abrió los ojos fuertemente.

-¿Cómo? -pregunto levemente.

-Intuición, experiencia... -resto importancia. -Y porque conozco lo suficiente a Ritsu-kun como para saber que él no hubiera traído a cualquiera a casa en un momento como este...

Takano se tragó las miles de preguntas que en ese mes habían venido a su cabeza infinidades de veces. Solo desvió de nuevo su mirada a la fotografía enmarcada.

-Mi padre amo profundamente a Ritsu. Siempre... -An llamo la atención de Takano, al ver la expresión del chico ella rio levemente. -No del modo romántico, mas como a un pequeño hijo.

El suspiro sintiéndose una mala persona, cosa extraña en él. ¿Desde cuándo le importaba lo que las demás personas pensaran de él?... Oh, sí. Eso sucedió cuando Ritsu entro a su vida.

-Si tanto lo apreciaba, ¿por qué lo dejo en medio de una tormenta en las calles del sector? -pregunto sin pensar Takano, molesto de que el no tuviera aquel lazo especial con Ritsu.

-¿Mm? Así que así fue como lo conociste... -No se inmuto la chica, enojando a Takano. -Él no lo abandono, ahora ya se con más certeza lo que paso...

El chico levanto con ceja y miro inquisitoriamente a la mujer.

-Mi padre... él se enteró de su enfermedad hace tiempo, no sé cuándo. Lo que sé es que el al parecer arreglo todo, también para que Ritsu-kun fuera feliz aun después de su muerte...

-¿Dándole la libertad?- interrumpió dudoso Takano.

-Te lo dije, el adoraba a Ritsu-kun. Incluso yo lo considero como si de verdad fuera mi hermano. Estuve ahí cuando mi padre lo compro, deseando estar acompañado cuando yo me case. Lo vi ser feliz y poner la felicidad de Ritsu-kun ante todo, así que no me sorprende que en su manera, y diciéndole algo antes a él, le diera la libertad. Lo que hizo después Ritsu-kun ya es otra historia, como el hecho de que ustedes se conocieran.

Takano observo la honestidad en sus ojos y asintió sin saber por qué.

-Lo quiero... Amo a Ritsu. -Confeso, sintiendo como un peso se iba y los nervios por decirlo por primera vez lo atacaron.

-Solo eso quiero saber. Espero y lo cuides mucho, ten en cuenta que hay muchas personas que lo parecían y que si haces algo que lo dañe, no solo me tendrás a mí haciéndote sufrir. -Guiño un ojo bromeando, aunque su voz demostraba lo contrario.

-Nunca lo haría.

 

 

Ritsu miro completamente aturdido la cama en donde su antiguo dueño descansaba. Su mente se atascó en las últimas palabras susurradas que le ofreció.

 

>>Solo quiero que seas feliz, hijo<<

 

-Maestro...

El Chaton cayó de rodillas en el suelo al lado del cuerpo. Sus lágrimas se escaparon de sus ojos y el solo pudo apoyar su rostro en la orilla de la cama.

 

-¿Enfermo?

-Sí. Enfermo... -confirmo Noé mirando tranquilo la expresión devastada de su Chaton.

-¿Pero cómo es eso posible? ¡Estamos en Celes!- grito Ritsu enojado. -Debería ser posible curarlo maestro...

-Hijo... -El poeta le acaricio las orejitas cafés que se movieron por su toque. -Ni siquiera Celes puede luchar con la muerte por siempre, y comprar mi conciencia después de esta no es de mi agrado...

-¡P-pero...!- Interrumpió Ritsu desesperado- No nos puede abandonar maestro, tiene que vivir... no me deje solo...

Noé lo miro y quiso llevarse con él todas sus preocupaciones.

-Mi chico, mírame... -Ritsu lo hizo con lágrimas en sus ojos. -No te dejare solo. Nunca lo haría.

-Lo hará cuando se marche...

-No, no lo hare. Escucha con atención Ritsu. En unas horas un experto vendrá y te pondrá un tatuaje, un símbolo de tu libertad como Chaton. -El chico le miro sorprendido.

-¿Mi libertad?

-Sí, deseo que cuando me valla si tú no quieres vivir más como Chaton y tener un dueño, ante la ley de Celes puedas vivir como un simple ciudadano y tener una vida independiente.

-¿S-se puede hacer eso?

-Claro pequeño. Yo te adquirí para toda tu vida, soy literalmente el dueño de esta, y como tal no quiero amarrarte a alguien más cuando me vaya. Quiero que seas muy feliz con el dueño que tú desees tener.

Ritsu le miro sorprendido, analizando detenidamente sus palabras. Cuando les encontró lógica se apresuró a hablar.

-Pero yo no sé nada más que ser un Chaton, un Chaton con dueño. ¿Qué podría hacer alguien como yo?

-Hijo, Celes es un mundo con muchas oportunidades, encontraras algo. Y en dado caso que no lo hagas siempre puedes irte a otro mundo con el dinero que te dejare.

-Y-yo no creo que pueda...

-Ritsu, ¿recuerdas aquello que me contaste acerca del Chaton que nació junto contigo en la tienda de Chatones?

-¿Shouta?- Noé asintió y vio pensar al pequeño. -¿Acerca del amo predestinado?- El hombre volvió a asentir y vio la mirada perpleja en Ritsu. -Pero eso es un cuento de hadas. Y en dado caso que sea verdad, yo sé que nací para servirle a usted...

-No Ritsu, tu naciste para ser mi hijo adoptado. Solo eso. -Acaricio su cabello y lo miro fijamente.- Hay alguien esperándote afuera y quiero que después de que te marches de la casa te concentres en buscarlo. Y es una orden de tu dueño, pequeño. -Jugo el poeta con la punta de la nariz de Ritsu.

-¿Y cómo se supone sabré quién es? -pregunto aturdido.

-Tu solo lo sabrás aquí... -toco sobre su corazón con la punta de su dedo. -Y cuando lo encuentres Ritsu quiero que te quedes con él y hagas hasta lo imposible por luchar por los sentimientos que experimentaras por él.

El Chaton movió su colita larga y café de un lado a otro mientras asentía. Noé sonrió.

-Por cierto, no debes de decir nada de esto, ¿sí?- Ritsu lo miro con duda. -Si lo haces más gente sabrá sobre mi enfermedad y no quiero a nadie triste al último momento. Solo sonrisas. Aparte si mencionas lo del amo predestinado pueden querer aprovecharse de eso y quererte engañar. Esa persona aun sin saber nada se quedara contigo y el también luchara por sus sentimientos.

-Maestro... esa persona... ¿será mi amante?- pregunto rojo mirando al suelo.

-Es muy probable, Ritsu... -rio el hombre mirando el bochorno del Chaton. -Pero recuerda lo que sabes sobre el tema.

-Si el me ama de verdad no me dañara y todo saldrá bien, solo tengo que tener cuidado y amarlo... -recito aun con pena.

-Exacto. Y si cumple el hecho de cuidarte, de mi parte tendrás siempre mi bendición... -Susurro el hombre tomándolo por la mano. - Solo quiero que seas feliz, hijo...

 

-Pensar que esa misma noche usted tuvo una crisis y yo me marche... -susurro Ritsu al terminar de recordar- Yo solo quería salir y buscar a esa persona para que usted se pudiera marchar en paz, pero llegue tarde y no se la presente...

El Chaton miro la expresión serena del que por un tiempo considerara su padre y continúo hablando.

-Lo encontré maestro... -susurro. -Me tomo un poco darme cuenta, pero como usted me dijo, solo lo supe. El me salvo cuando yo ya no sabía qué hacer, incluso ayudo también a Sorata-chan, un gatito que encontré en mi búsqueda...

A su mente acudieron los tantos nuevos recuerdos que tenía con Takano-sama y su corazón se llenó de calor.

-Le quiero mucho, maestro, pero no sé cómo pedirle que sea mi amo... siento que después de todas las cosas amables que ha hecho por mí el no querrá la responsabilidad de que me quede a su lado...

Recordó el pequeño momento que habían compartido esa misma tarde, sin contar como le había consolado y tomado de la mano al llegar a la mansión.

-Se lo prometí y no desobedeceré, luchare por esto aunque él no sienta lo mismo, maestro. -Prometió levantándose de sus rodillas y mirando a su antiguo dueño descansar para la eternidad. -Mi amo predestinado se llama Takano Masamune... y me hace feliz. Espero y con eso... usted puedo descansar en paz... Noé-sama... 

 

 

Takano volvió a tamborilear en el brazo del sillón en donde estaba sentado. Ahora estaba solo, esperando que Ritsu volviera a su lado, para nunca permitir que se fuera.

Las palabras de An habían hecho que por fin se decidiera a actuar.

Si antes el pasado de Ritsu le detenía, ahora sabiendo que estaba por completo libre para que él lo tomara como su Chaton no dudaría.

-¿Aun no llega?- entro preguntando An a la estancia. Takano negó.

La mujer venía acompañada de un hombre mayor con mirada bondadosa y una expresión de pesar y preocupación.

-Takano-kun, él es el dueño original de Ritsu-kun, Kisa-sama... -El hombre reverencio dando una pequeña sonrisa.

Takano se levantó preocupado. Solo eso le faltaba, que alguien viniera y claramente se tratara de llevar a su Chaton.

-No pretendo ser mal educado, pero... ¿puedo saber por qué esta aquí? -El hombre mostro sorpresa antes de abrir su boca para contestar. Detenido solo por la llegada de Ritsu a la habitación.

-Ritsu-kun...

-Ritsu.

El Chaton se paró de golpe al ver a las tres personas llamarle por su nombre.

-Kisa-sama... -saludo con una reverencio a su dueño original al identificarlo. -Ha sido un largo tiempo...

-Niño, por favor... -se quejó el hombre antes de abrazar al Chaton fuertemente. -¿Ya lloraste lo suficiente? No quiero que trates de ser fuerte. Sé que apreciabas mucho a tu dueño, así que si aún estás triste, está bien estarlo.

Ritsu se perdió un poco en el abrazo, asintiendo poco después a respuesta de la pregunta. Cuando levanto la cabeza se encontró con la mirada perdida de Takano.

-Ritsu, quería hablar contigo. Después de lo sucedido, creo que debes de empezar a pensar en tu futuro... -Comenzó Kisa.

-¡Espere! -dijeron al mismo tiempo Ritsu y Takano, mirándose después de acabar.

-Perdón Ritsu, habla tú...

-Yo... yo eh pensado acerca de eso... -menciono tímido el Chaton, moviendo fuertemente su colita y viéndose adorable.

-¡Me alegro!- Sonrió el doctor de Chaton- ¿Y qué has decidido, pequeño? Lo que sea que quieras veré que se respete, solo quiero que el que antes fuera uno de mis Chaton este bien...

Takano miro con autentico agradecimiento al hombre. Al parecer él era uno de los pocos dueños originales en velar por el bienestar y felicidad genuinos de los Chaton.

-¿Ritsu?- Llamo Kisa mirándolo interrogante- ¿Lo decidiste? ¿Te quedaras en la casa principal?- pregunto abarcando la estancia con los brazos- ¿Vivirás en libertad? O... ¿Regresaras a la tienda? Sabes que eres bienvenido aun tomando cualquier decisión...

Takano a unos metros del nervioso Chaton se mordió la lengua para no intervenir en su decisión.

Él quería que Ritsu tomara su decisión basado en lo que en realidad quería hacer, no lo quería forzar a nada. Y al igual que aquel doctor, tomara la decisión que tomara, Takano incluso con dolor lo aceptaría.

-Yo... quiero que... tengo en mente a alguien que quiero que sea mi dueño. Solo falta ver si me acepta... -dijo suave Ritsu mirando sus manos cruzadas. Takano desvió su mirada.

-¿Y quién es esa persona, Ritsu-kun? -Pregunto con una sonrisa An, mirando repetidamente a Ritsu y a Takano.

-Yo... Takano-sama... No sé si usted... sé que le eh dado muchos problemas... pero...

Takano sin pensarlo corrió a su lado y lo abrazo, importándole menos que alguien más lo viera.

-Me elegiste, me elegiste... -susurro en éxtasis.

-Bueno creo que ese es un “acepto”- Intervino An mirando al confundido doctor. -Creo mi señor que nosotros tenemos que ir preparando todo para que Ritsu-kun vaya con su nuevo dueño. Si me permite acompañarlo... -le ofreció la chica enseñándole la puerta. El doctor Kisa entendiendo la siguió, dejando a la pareja sola.

-Por un momento pensé que me abandonarías... -Menciono Takano, riéndose de su actitud infantil.

-Y-yo no lo haría... -Se armó de valor Ritsu, poniéndose de puntitas para alcanzar a Takano. -Porque yo... te quiero, Takano-sama...

Takano abrió mucho los ojos al sentir el suave beso en sus labios. Fue hasta que sintió que el Chaton se separaba que lo tomo por la cintura y el cuello y lo beso fuertemente, deseando nunca alejarse de él.

Con torpeza Ritsu pretendió seguirle el ritmo, moviendo sus labios y tomando con fuerza el agarre en la camisa del estudiante. Cuando Takano empezó a delinear sus labios con su caliente lengua, Ritsu se derritió y abrió la boca, nervioso pero decidido de lo que vergonzosamente quería.

El Chaton fue el primero que se separó, deseando tomar aire y controlar el revoltijo de sentimientos en su interior. Con la mayor pena posible noto que se había excitado con tan solo un beso.

-¡T-Takano-sama!- gimió un poco al sentir la mano de su futuro dueño enredada en su larga colita.

-Oye Ritsu, ¿deseas ir a casa conmigo?- Pregunto suavemente y con pasión en su oído. Aunque el tono decía una cosa, por dentro solo preguntaba por la angustia de que todo fuera solo un anhelo construido cruelmente por su mente.

-¿Casa?- Ritsu se recostó en el hombro de Takano, suspirando quedamente. -Claro, Takano-sama...

 

 

Takano no supo cómo demonios llego a su departamento sin hacer ningún movimiento hacia el nervioso Chaton.

Cuando anunciaron que se iban, la ahora dueña de la casa los despidió, poniendo a su disposición un automóvil, el doctor de Chaton les prometió verlos de nuevo para aclarar detalles, mientras que Ritsu y Takano se comprometieron a ir al funeral del hombre que había hecho posible que se conocieran.

Durante todo el camino se preguntó si sus sucios deseos eran convenientes, aún más teniendo en cuenta que era la notoria primera experiencia sexual de Ritsu, pero toda duda se fue lejos cuando el Chaton nervioso volvió a besar a Takano, volviéndolo adicto a sus labios.

Abrazándolo lo guio a su habitación, que de ahora en adelante compartirían y le acostó. Se subió arriba de él, volviendo a entrar en su húmeda boca, guiando al pequeño Chaton en el beso.

Lamio innumerables veces los labios del menor, acariciando con sus dedos el suave contorno de su rostro. Cuando no pudo más se separó de él, apoyándose en sus tobillos aun arriba de él, se despojó de su polera y después de su camisa.

Vio como el nerviosismo de Ritsu aumentaba, pero él ya tenía en mente distraerlo tanto que no pudiera pensar en nada más que en estregarse.

Regreso a sus labios, susurrándole entre besos cuan bello era y cuanto lo quería. Recorrió con sus manos el virgen cuerpo del Chaton lentamente, calmándolo. Poco a poco, dejando que el menor sintiera la electricidad, Takano deslizo por dentro de la camisa del chico sus manos, llegando a sus pezones, solo rosándolos y dejando que Ritsu disfrutara de las nuevas sensaciones.

Beso su cuello, escuchando su nombre susurrado. Dejo que su lengua acariciara el pequeño cuello y solo raspo suavemente con sus dientes.

-No sabes cuánto eh deseado esto, Ritsu... -le susurro mientras atrapaba entre sus dedos uno de sus suaves círculos en su pecho. -Por fin te hare mío, mi Chaton.

Ritsu se estremeció por como sonó lo último dicho y gimió por las atenciones a su cuerpo. Noto con sorpresa que ya no tenía con el su camisa y que su pantalón seguiría la misma suerte.

Los nervios le habían abandonado, pero regresaban en pequeñas porciones cuando no sabía qué hacer. Como en ese momento, en el que Takano se desabrochaba su pantalón y lo miraba con una pasión envolvente.

Con movimientos torpes se incorporó y beso a su futuro dueño, bajando sus manos por el amplio pecho, deteniéndose en el límite del bóxer sin saber qué hacer.

-Mi Chaton... -Rio Takano, tomando entre sus manos, y por debajo de su ropa íntima, la erección del chico.

Gimió fuertemente y tuvo que tomar de los hombros a Takano para no sentirse caer. Las sensaciones le abrumaron y empezó a gritar, tratando de manejar todo con el firme movimiento constante. A las manos del estudiante se le unieron besos otorgados por toda su descubierta clavícula.

-Tócame tú también... -le susurro después de unos momentos Takano, dirigiendo su temblorosa mano a su entrepierna. Ritsu hizo su mejor esfuerzo por imitar los movimientos de él, perdiendo el ritmo varias veces por sus propias sensaciones. Cuando sintió una fuerte mezcla de sensaciones sacudirle y pareciendo explotar en cualquier momento, Ritsu aumento el ritmo de su mano, ganando más confianza por los jadeos de Takano.

-Ritsu... mi Chaton...

Con un fuerte apretón, Ritsu termino fuertemente jadeando, manchando de humedad su ropa. Su frente volvió a descansar en el hombro del chico mientras trataba de tomar aire.

Noto con vergüenza que al haberse derrumbado había dejado de mover su mano, trato por un momento de seguir, pero Takano solo la quito y empezó a besar con mucha fuerza al Chaton.

-Quiero que te voltees y te coloques sobre tus rodillas y manos... -Le dijo Takano besando suavemente su nariz.

Ritsu obedeció después de que le ayudara a sacarse los pantalones y ropa interior mojada. En la posición se sintió extremadamente vulnerable, solo siendo controlado por las suaves caricias repartidas por toda su espalda y piernas.

Con un pequeño gritito noto un frio liquido bajar por todo su grieta, percatándose después que la punta de los dedos del mayor se paseaban distribuyendo la sustancia.

Después de un tiempo empezó a gemir levemente por las caricias, incomodándose solo un poco cuando un dedo entro.

-Solo relájate, prometo ser gentil.

Cuando las palabras fueron susurradas, Ritsu obedeció, disfrutando y pidiendo por más cuando tres dedos estaban en él, presionando algo dentro que hacía que perdiera claridad su vista.

-Ritsu... recuerda relajarte...

El Chaton asintió y tomo una lenta respiración al sentir una nueva presión, esta vez más fuerte, queriendo entrar en él.

La sensación no lo abandono por un tiempo, sintiendo lo caliente y grande que era su dueño. También sintiendo lo bien que le hacía sentir el pensar que ya eran uno.

-Comenzare a moverme, avísame si te duele...

El ritmo fue lento, poco después convirtiéndose en poderosos movimientos que llegaban bastante profundos en el Chaton.

-T-Takano-sama ¡Ahh! E-espere... -El mayor preocupado paro enseguida.

-¿T-te hice daño? -le pregunto jadeante acercándose para abrazarlo por la espalda.

-N-no, yo solo... me preguntaba si podía voltearme para verlo... -Ritsu dijo rápido, escondiendo su ya bastante roja cara en las sabanas debajo de él. Escucho a Takano suspirar para luego reír.

-Ritsu, eres muy dulce...

El Chaton no supo cómo responder, solo saliendo de su boca un gemido cuando Takano salio de él. Momentos después el veía al sudoroso y feliz chico.

-¿Así está mejor? -Ritsu asintió absorto, levantándose un poco, pidiendo un beso.

Las embestidas continuaron, esta vez más lentas y sensuales. Takano tomo con suavidad su erección y la acaricio con el mismo ritmo impuesto que lo volvía loco, haciendo que un pequeño charco húmedo fuera dejado en su estómago.

Cuando le beso jadeando y acelero los movimientos, Ritsu no pudo más y se entregó de nueva cuenta al remolino de sentimientos, sintiendo por breves momentos flotar. Unos empujes más y Takano le acompañaba también.

El estudiante se derrumbó un poco en su jadeante Chaton, mimando distraídamente sus puntiagudas orejitas. Con un poco más controlada su respiración salio de él y se acostó a su lado, atrayéndolo a su pecho, continuando con las caricias, disfrutando de los restos de sus orgasmos.

-¿Takano-sama?- Pregunto después de un tiempo Ritsu, su voz adormilada.

-¿Si Ritsu?

-Yo... ¿ahora soy su amante?...

Takano rio y se preguntó que había hecho tan bien para tener a la persona que más amaba a su lado correspondiéndole.

-Eres mi Chaton, mi pareja y sobre todo... eres todo mío...

-Me gusta la parte de ser suyo...

El chico lo vio quedarse dormido, el también a punto de acompañarle.

“seria lindo que dejaras de hablarme tan formalmente. Que no vieras como un deber el atenderme y solo me vieras como tu pareja... pero por el momento... creo que está bien que te tenga a mi lado como mi Chaton... mi dulce Ritsu...” Pensó, besándolo castamente en su pequeña frente. 

 

 

Notas finales:

Wiiii (*-*)/

Ya saben que hacer para cualquier comentario ;)

Los quiero y muchas gracias por leer completa la historia ._.

Leanme en mis demas historias si asi lo desean :3

Cuidense y ¡¡Viva el yaoi!! -w-

Bye-niii~


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