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Cosas de chicos por lezti akira

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Notas del capitulo:

¡Hola gente bonita! Ya sé, merezco la muerte por tanto tiempo desaparecida. Pero no he muerto... aún. 

Regrese a la U, y he tenido problemillas con el éstres, casi me da paralsis facial, así que como comprenderán por problemas de salud pues voy lento. De todas formas, no desesperen, de que termino pues termino. 

Con mis otros fics, también le avanzo, sólo voy asquerosamente lento, porque muchas cosas no me gustan como me quedan... así que voy como los cangrejos, un paso para el frente dos para atras. 

De igual forma quiero agradecer sus reviews y favoriteos. Me hacen asquerosamente feliz.

Animense a dejar más, yo no tardo en contestar lo que no he resepondido.

Ahora sí, lean.

Cosas de chicos

Capítulo XII “Mucho gusto”

 

En algún lugar de su cerebro, Naruto recuerda con infinito amor…

 

 

Anudo por tercera vez las cintas recién planchadas del vestido negro, y sonrió complacido cuando los dos moños del frente de la falda quedaron simétricos y perfectos, del precioso color rosa pálido,  tal como el que se anudaba a la espalda sólo que más grande. Deslizo las calcetas hasta las rodillas llenas de cicatrices, y las cubrió con delicadeza, finalmente le hizo meter los piecitos dentro de los zapatos de charol negro. Y el largo cabello ébano fue finalmente cepillado por última vez, dejando que los lacios hilos de seda acariciaran la tela fina y suave que cubría unos bonitos hombros blancos.

Itachi, sintió el impulsivo deseo de aplaudir como una foca ante su obra maestra, Sasuke lucia como una muñeca de aparador, de esas que son bellísimas pero que sólo deben mirarse a través del cristal. Pero su felicidad radicaba principalmente en el hecho de que era, en esencia, su venganza. Porque Mikoto Uchiha había comprado esos vestidos pomposos y primorosos, junto a todos los accesorios cuando creyó que Itachi sería una niña. La mujer enloqueció ante la perspectiva de tener una hija, por lo que sin medir consecuencias se puso a coleccionar ropa hasta para la edad de siete años, cabe mencionar que Fugaku Uchiha no pudo regalar toda aquella ropa pese a que Itachi fue, obviamente, niño. Así que sí, Itachi pasó gran parte de su niñez vestido como una bonita niña hasta que logro imponer su voluntad a base de berrinches y suplicas a su padre. El que doce años después se vengara del lindísimo Sasuke, era sólo para que no fuera el único de la familia sin un trauma de la infancia, alabado que fuera el mayor.

Itachi también era consciente de que Sasuke no era tonto y que se daba perfecta cuenta de que el usar esa ropa no era normal, pero Itachi también desconocía cuál era la razón tras la cual el menor jamás decía nada a sus padres. A Itachi le hubiese gustado – en realidad lo hubiera amado – escuchar quejas y reclamos, pero la fina línea que eran los labios de su hermano no se abrían para eso. Sus grandes ojos llenos de idolatría le decían que Sasuke en verdad lo amaba, y toleraría por él sus fetiches, o maneras de trauma.

 

—Iremos al parque, Sasuke-chan — aclaro Itachi, sujetando firmemente la pequeña mano del menor. A Itachi le gustaba presumir lo lindo de Sasuke, y ganar en el proceso algunos cuantos nombres de bonitas niñas.

 

—Sí.

 

Fue la lacónica respuesta del menor, resignado a su hermano, por cariño y porque algún día él también crecería y su juventud jugaría en su favor cuando Itachi ya no lo fuera. Oh, porque él podía ser cruel, tanto como Itachi.

.

.

Sasuke inflo sus mejillas a manera de disconformidad, dado que no era de los niños que lloran y patalean esa era la única manera de hacerles entender que no estaba de acuerdo con algo. Miro hacia todas las direcciones, este, oeste, norte y sur, y el idiota de su hermano mayor no daba señales de vida. El hecho era que a Sasuke no le importaba no encontrarse cerca de su hermano, era lo suficientemente inteligente como para recordar el camino a casa y llegar sano y salvo, lo que le fastidiaba como pocas cosas era sin duda alguna el tonto y bobo niño extranjero que no dejaba de parlotear sobre… bueno,  sus labios se movían y Sasuke estaba seguro de que ese bisbiseo insoportable en sus oídos era su voz, pero no alcanzaba a comprender las palabras de lo rápido que hablaba y de lo poco que le interesaba.

¿Cómo había terminado con esa rubia pulga?

Recordaba haber paseado de la mano de su querido hermano, mientras las miradas de todos recaían en ellos, las madres que celosas creían que él era una niña arreglada al grado de hacer ver feas a todas sus pequeñas, como si no se creyeran que existieran  los querubines que pintaban en las iglesias en la vida real, a los niños de la edad de Itachi que no dejaban de pensar que era una niña adorable, o de las chicas mayores que se acercaban a ellos con tal de apretujar sus lozanas mejillas de sakura en flor.

Y luego, recordó la imagen de una niña rubia de largo cabellos e impresionantes ojos azul cielo, dos gemas custodiadas por un ejército de pestañas rubias platinadas. Un bonito conjunto de pantalones cortos y una blusa holgada blanca que llegaba hasta sus muslos. Inclusive Sasuke creyó que era muy bonita, pero después de un rato recordó que gracias a esa mocosa su hermano se había desaparecido. Y así termino él en el medio del patio, rodeado de niñas que se morían por abrazarlo, apachurrarlo y dejarlo medio inconsciente. Fue pura suerte que pudiese huir, gateando, mordiendo y arañando cuanta porción de piel le fue presentada como boas constrictor que se abalanzaban ferozmente para atraparlo.

Su precioso vestido – el que más le gustaba a Sasuke – termino roto en el frente, las calcetas se habían escurrido hasta sus tobillos, y una de sus rodillas sangraba por unos cuantos raspones, nada que no hubiera experimentado ya. Le dolían las palmas de las manos y se moría por un buen helado. Oh, pero él no tenía dinero, y su maravillosa y encantadora apariencia ya no le ayudaba para conseguir algo gratis. Una total desgracia.

Entonces había llegado, arrastrando los pies y maquinando en su cabecita su propia venganza para con Itachi, hasta una banca algo retirada del ojo del huracán que era el centro del parque. Con las piernas recogidas sobre el frio metal y sus dedos jugueteando con los moños desechos.

Por un momento Sasuke pensó que se encontraba a salvo, hasta que una vocecita chillona le asalto del lado izquierdo. Un timbre agudo, una mata dorada alborotada, un par de ojos azules demasiado brillantes, una carita de mejillas redondas, piel canela y cicatrices en ambas mejillas, un poco de lodo por aquí y por allá. Una pulga rubia de proporciones grandes.

Y esa era la triste historia de cómo Sasuke Uchiha había terminado junto a un escandaloso niño que no entendía las indirectas que formaban sus prolongados silencios, ni sus miradas hostiles, ni las palabras de “¡vete!”. En resumidas cuentas esa cosa con dos piernas no parecía comprender que su presencia no era bienvenida. ¿Acaso era idiota? Sasuke resoplo su flequillo y asintió en su fuero interno, era lo más lógico del mundo.

 

— ¿Quieres ir a jugar a los columpios? — indago el chico rubio, exhibiendo una sonrisa que Sasuke jamás había visto.

 

Era luminosa y llena de colores, como contemplar un arcoíris después de la lluvia, inclusive podía jurar que el azul de sus ojos jugaba como telón tras sus labios curvados. La carita sucia y bonita de la pulga rubia, parecía imitar un cielo despejado lleno de fenómenos coloridos y preciosos. Sasuke se sintió cautivado por él. Embelesado, se sintió como todos lo que lo contemplaban, lleno de admiración y un sentimiento burbujeante en su estomago como cuando lo subían a la noria. Vio su futuro trazado por diamantes hechos polvo extenderse como un arco hasta aterrizar en su olla de oro: ese niño.

La mano del pequeño acaricio una de sus mejillas, ensuciándola, pero poco le importo a Sasuke. Que parecía metido en un trance.

 

—Niña ¿te encuentras bien?

 

Y la magia del momento se fue al carajo. Sasuke frunció el ceño y aparto la mano con un movimiento brusco. Enfadado por ser confundido con una niña. Sí, vestía como una en ese momento, pero se sintió terriblemente ofendido por ello. Al carajo el vestido y los moños, ese niño iba a sufrir.

 

— ¡No soy una niña!

 

— ¿No?

 

— ¡Por supuesto que no! ¡Duende!

 

Naruto dejo de lado su sonrisa, esa niña que creía que no era una, le había llamado ¿duende? ¿Se estaba burlando de su estatura? oh, eso sí que no. Nadie se burlaría de él, ni siquiera esa encantadora niña. Estaba a punto de jalarle un mechón de cabello cuando recibió un fuerte empujón que lo mando de nalgas al pasto. La niña, que en ese momento parecía una bruja, se levanto de un brinco de la banca y se le echo encima.

Naruto sabia, comprendía, le habían enseñado, que un hombre no puede pegarle bajo ninguna circunstancia a una mujer, pero en ese instante, cuando la bruja bonita le estaba zarandeando en el suelo mando sus lecciones al tobogán junto a los columpios. Como pudo invirtió los papeles, apresando con su pequeño cuerpo el de la niña. Le sujeto con saña el cabello y empezó a tirar de él.

Tras una encarnizada lucha llena de tierra, tirones de cabello, una alzada de falda, una playera rota, un par de mejillas mordidas, unos cuantos rasguños en los brazos y ambos agotados pero aun mirándose con odio, llego Itachi.

Itachi formo una perfecta o con sus labios, jamás en los seis años de vida de Sasuke, lo había visto comportarse como un salvaje mocosito de su edad. Sasuke intentaba imitarlo, ser serio, maduro, y todo eso por lo que el orgullo Uchiha no le permitía rebajarse a una pelea de niños que recién entrarían a la primaria. Le dieron ganas de reír descontroladamente hasta que noto el deplorable estado del vestido, y luego el de su hermano. Sus padres lo matarían, no, eso sería si tenía suerte, lo más seguro era que le quitaran su mesada, lo hicieran cuidar de Sasuke, le quitaran sus salidas con sus amigos y le pusieran una clase extra. Mierda.

 

— ¡Sasuke! — grito, con su voz llena de consternación ante su inminente castigo.

 

El menor de los Uchiha miro a su hermano como la princesa observa a su galante caballero de armadura oxidada. Sus ojos se llenaron de lágrimas, e Itachi pensó que por el dolor, pero era algo más profundo y primitivo, era la rabia de Sasuke. Esa que le causaba el haber perdido. Itachi lo levanto del suelo, un par de ojos fieros no se despegaron de su hermanito, un par de bonitos zafiros como los de la niña de largo cabello dorado que había resultado ser hombre.

 

—Esto no se va a quedar así — gimoteo indignado Sasuke, mirando con odio a la pulga rubia que mutaba a zorro rojo.

 

— ¡No peleo con niñas lloronas! — Se defendió el blondo — Yo, Naruto Uzumaki, juro que jamás volveré a pegarle a una niña.

 

— ¡Ya te dije que no soy una maldita niña! — bramo enfurecido Sasuke, aunque a Itachi su expresión se le antojo inmensamente adorable y tierna. — Soy un hombre, me llamo Sasuke Uchiha, y te juro por mi orgullo Uchiha que morderás el suelo cuando acabe contigo. Es una promesa.

 

— ¡Pues bien! Te espero aquí mañana. A esta hora. Ya veremos quién pierde.

 

—Puedes asegurarlo, estaré aquí, más te vale no huir cobardemente, gatito.

 

Itachi rodo los ojos, ¿acaso esos dos niños se estaban retando a muerte? ¿Qué carajos tenían en la cabeza? Echo a andar hacia la salida del parque, cargando a Sasuke mientras su hermano aun gritoneaba amenazas hacia el rubio, que aun yacía tendido en el pasto, con sangre, moretones y tierra por doquier.

Extrañamente Itachi no sintió que fuera a hacerle mal a Sasuke volver a verse con ese niño, le pareció magnifico pues había llegado al grado de hacer de Sasuke un niño común de seis años. Le hizo gritar, llorar de rabia y frustración, pelearse salvajemente como nunca lo hizo, amenazar, temblar de emoción. Suspiro pesadamente al darse cuenta de que terminaría ganándose clases extras y castigos varios, pero él no iba a permitir que lo rígida y estricta que era su familia le arrebatara también la inocencia pueril de Sasuke. Después de todo, ese era su trabajo como hermano mayor. Cuidar de Sasuke, velar por su sonrisa, por su felicidad.

 

 

 

En algún lugar de su cerebro, Naruto recuerda con infinito amor el día en que se conoció con Sasuke Uchiha… ¡En especial porque fue la única ocasión en que pudo ganarle y hacerlo llorar! Con todo y eso, está agradecido de haberle visto, porque está seguro de que su vida no sería igual sin ese bastardo del que está seguro, se encuentra enamorado.

 

Notas finales:

¡Y este es el capítulo de como se conocieron! 

En lo particular me gusto, pero la desición la tienen ustedes.

Oh, también recuerden que me apuro mientras más dejen rr, no es amenza, porque de todas formas subire. Aunque no prometo nada. Acabo de tener examen y en dos semanas se viene mi "semana de examenes" por lo que mi vida girara en torno a mis materias. Quiero excentar T_T

Bueno, espero que les haya gustado y que aun alguien recuerde este fic y mis otros trabajos.

Gracias por su tiempo y más si se toman un minuto para decirme que pensaron del cap.

Cuídense, no se estresen, que las inyecciones duelen. Tomen agua, coman sano, hagan ejercicio y recuerden que el yaoi dominará el mundo.

Sean felices.


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