La primera vez que se vieron fue una noche de jueves. El cielo estrellado, el pequeño parque iluminado por los grandes faroles y la luz de la luna, fue el lugar de su encuentro. La brisa era agradable y despeinaba sus dorados cabellos. Se escuchaba el ruido de los vehículos y las voces de las personas que se encontraban en el lugar.
KiBum había decidido dar una caminata nocturna, llego al pequeño parque queriendo disfrutar de la vista que este regalaba. Quería respirar aire fresco, salir de su asfixiante departamento y de los dolores de cabeza que su trabajo le causaba.
Llego al lugar con una pequeña sonrisa en su rostro, tomando asiento en una de las bancas del lugar, que estaba ocupada por un chico. Lo miro tan solo unos segundos sin tomarle importancia alguna, se sentó a un extremo guardando un espacio considerable, para después posar su vista en el paisaje.
Suspiro y se dedico a observar a las parejas que en el lugar se encontraban. Tomados de la mano, con sonrisas totas el rostro, robándose besos por momentos, abrazándose y susurrándose palabras cursis al oído, todas esas parejas estaban enamoradas.
¿Por qué no tenia un pareja? ¿Por qué el no tenia una caminata nocturna con alguien de la mano? Tal vez era su trabajo que le robaba la mayor parte de su tiempo, o tal vez era por que la persona adecuada no había aparecido.
Pensaba en mucha historias todas protagonizadas por él, pensaba en relaciones que no existían y quería fervientemente que existieran. Se dedicaba en observar a las parejas y crearles una historia en su mente.
Si bien KiBum quería una historia de película, un príncipe azul de cuentos de hadas, no se desesperaba por encontrarlo, estaba seguro que el destino tenia algo preparado para él. Si KiBum creía en el destino y que las cosas pasaban por una razón.
MinHo miro de reojo el rubio que se encontraba a un costado de él y después observo la luna. Era un noche magnifica para apreciar. Las estrellas tan brillantes y la luna en todo su esplendor hacían de esa noche una de las mejores para MinHo.
Choi como todas las noches había salido a dar una caminata por los alrededores. Era una persona activa y a pesar de hacer una rutina de ejercicios por las mañanas siempre se tomaba el tiempo por las noches para caminar por ese parque que tanto le gustaba.
Sus miradas se cruzaron por unos segundos, sonriendo ambos con amabilidad, escuchando a los murmullos a lo lejos. La luz de la luna le daba un toque mágico a sus rostros, haciéndolos sonreír aun más al ver al otro.
-Bonita noche ¿No?- pregunto KiBum, el moreno asintió volviendo su mirada a luna.
-Magnifica-
El sol brillaba, el canto de un pájaro y el mismo parque. Choi tomo asiento en una banca bajo la sombra de un gran árbol. Era domingo y no tenía nada que hacer, por lo que decidió correr un poco. Después de unos largos minutos haciendo ejercicio decidió descansar un poco. Abrió la botella de agua que traía consigo y tomo un poco. Paso su mano por sus alborotados cabellos y el sol le dio de golpe en los ojos haciendo que los cerrara de inmediato.
KiBum tomo el libro que traía y lo abrió en la primera página. Todos comentaban sobre aquel tomo y KiBum siendo amante de la lectura no lo pensó dos veces y lo compro en la primera oportunidad que tuvo.
Era como un juguete nuevo para un niño, amaba adentrarse en la lectura y no querer parar de leer alguna novela. A sus cortos 22 años KiBum podía presumir de cientos de títulos en su lista de lectura.
Fruncía el ceño cuando no entendía una parte, volviendo a leerlo para entender lo que el autor quería enfocar. Reía cuando encontraba algo divertido con respecto a los personajes. Sonreía cuando una escena romántica era narrada.
Pasaba hoja por hoja devorando aquel tomo que sin duda era tal y como lo describían. El sonido de un móvil llego a sus oídos, sacándolo de su lectura para mirar a aquel chico que le daba la espalda. Se encogió de hombros y volvió a su lectura.
MinHo hablaba con su amigo sobre alguna fiesta, que estaba seguro que quería que asistiera. Corto la llamada cinco minutos después respondiendo un “lo pensare” como ultimo. Resoplo y recostó su espalda en el árbol. Miro por alrededores a esta hora y con el sol alumbrando no había muchas personas en el parque.
Se sentó de nuevo en la banca guardando el aparato dentro de su bolsillo. Estaba a punto de levantarse y marcharse, cuando alzo la mirada encontrándose con una esplendida sonrisa. MinHo miraba al rubio que estaba enfrente de el ¿Quién era ese chico? Sentía que lo había visto en algún lado, pero no podía recordar de donde.
Su corazón comenzó a latir apresuradamente cuando el chico volvió a sonreír y poso su mirada felina en el por unos segundos. Bajo la mirada con las mejillas rojas y no necesariamente por la actividad física que había hecho. El rubio tenia la mejor sonrisa que había visto en años y el toque del los rayos solares detrás de él, lo hacían verse como un ángel.
Por los siguientes quince minutos el moreno se dedico a observar a la persona que estaba enfrente de él. Observo cada una de sus expresiones y todas y cada una de estas le parecieron terriblemente encantadoras. El chico era hermoso, tenía que aceptarlo.
Minutos después el alto tomo la botella de agua y se levanto para marcharse a su casa. Paso a lado del rubio y una sonrisa se formo en su rostro.
El atardecer había llegado. Colores amarillo, naranja y rojo coloreaban el cielo. KiBum caminaba por el pequeño parque hasta llegar a la banca que se había vuelto su preferida. Se sentó el lugar observando a los niños jugar.
Era miércoles y después de su trabajo camino enseguida al lugar. Se respiraba tranquilidad y felicidad, es por eso que se había vuelto su lugar favorito. Después de una pelea con su madre, sobre irse a vivir con ellos a Canadá lo único que quería era relajarse.
MinHo tomo asiento en la banca continua a la del rubio. No se dio cuenta que este estaba ahí. Sonrió a una pequeña que paso agitándole la mano. A veces podía quedarse solo a observar a los niños jugar, y es que Choi amaba a los niños.
Su móvil sonó asustándolo. Lo saco de su bolsillo y rio al ver el mensaje de su prima. Esa chiquilla tenia ideas muy locas algunas veces. Tecleo rápidamente una respuesta para la chica y volvió a guardar el aparato.
La risa llego a los oídos de KiBum como una dulce melodía. Busco con sus felinos ojos encontrándose con el chico de la otra noche. El rubio tenía buena memoria y recordaba perfectamente al moreno.
Su vista se poso en él y lo escaneo con la mirada. Modelo, actor, fueron las palabras que se le cruzaron por la mente. Ese chico era sumamente atractivo, estaba seguro que tenia muchas pretendientes.
La risa llego a sus oídos de nuevo y sonrió inconscientemente, queriendo escucharla de nuevo. Los esponjosos labios formaron una sonrisa y KiBum podía asegurar que su corazón quería salir de lugar. Desvió la mirada avergonzado de sus propias acciones.
Se levanto del lugar y camino hasta un puesto de helados, en este momento no le vendría mal uno. Regreso al mismo lugar, observando de reojo al moreno que se encontraba tecleando de nuevo.
MinHo miro por el lugar encontrándose con el chico de sonrisas bonitas. Se miraron por unos segundos, para después ambos desviar la mirada al mismo tiempo. Sonrieron como tontos, pensando que el chico de un costado era hermoso.
-Bonito día- MinHo tomo asiento a lado de KiBum, este se sorprendió al verlo ahí, cerca de él hablándole.
-Lo es- aseguro mirando hacia al frente, evitando esos grandes ojos y esa fuerte mirada que lo hacían sonrojarse.
Segundos después Choi sonrió por última vez y se marcho del lugar, dejando a un KiBum muy confundido. ¿Qué se supone que había sido eso? se preguntaba el chico, simplemente se había acercado para decirle eso y se marcho, ¿Qué sucedía con ese chico?
Sonrió al recordar la risa del moreno y prometió que la próxima vez que lo viera, hablaría con él.
La luna iluminaba el lugar, las parejas de siempre caminaban con las manos entrelazadas y KiBum estaba ahí, sentado en el mismo lugar. Pensando en el destino, pensando en historias románticas que algún quería protagonizar. Rio al ver una niña correr por el parque, ¿Quién como ella que vivía sin preocupaciones?
Pero a pesar de vivir con las preocupaciones, a pesar de estar ahí de nuevo respirando el aire fresco y pensando en historias tontas, presentía que algo bueno le pasaría ese día. El ruido de los vehículos, la gente murmurando, las risas contagiosas, todo se detuvo cuando el alto se sentó de nuevo a su lado.
Mordió su labio dudando si hablar o no, tal vez el chico pensara mal de él. Negó con la cabeza, él había hecho lo mismo y no pensó mal de él. Sonrió al recordar su promesa y miro fijamente al otro.
-Bonita noche ¿No?- pregunto el rubio.
-Magnifica- respondió el otro con una esplendida sonrisa.
Las mismas palabras. El mismo lugar. Los mismos sonidos. Las mismas personas. Y KiBum lo supo, el destino tenia algo preparado para él.
Minutos después se vieron envueltos en una agradable conversación. Desconocidos. Se repetían ambos en su mente. Eran completamente desconocidos, pero conversaban como si fueran los mejores amigos.
MinHo sonreía y su corazón se sentía cálido cuando el rubio le regalaba una sonrisa y mejor aun cuando su mirada se posaba en la luna y los destellos brillantes le daban en su rostro, haciéndolo parecer lo mas hermoso que haya visto.
KiBum se sonrojaba al ver la penetrante mirada sobre él. Sonreía cuando de nuevo esa dulce risa resonaba en sus oídos. Reía ante las ocurrencias del otro.
Una ambulancia, el grito de una niña, el sonido de un claxon, pero ninguno escuchaba nada, salvo la voz y la risa del otro.
-Choi MinHo-
-Kim KiBum-
Era el destino. Era el comienzo de su historia.