Se veía aun rubio con traje de militar, estaba lleno de tierra y raspones, su repiracion era agitada, poro no por eso soltaba el rifle que traía en sus manos, una halcón revoloteaba sobre su cabeza. A su lado un chico de cabellos plata, que se encontraba en peores condiciones, no por eso borraba la sonrisa de su rostro sus manos vendadas lucían una que otra mancha de sangre, estaba agitado y se veía que pronto caería, aun asi seguía de frente y golpeaba cuanto pudiese a su maestro.
Has estado mejorando bastante Kora-decia el rubio intentando esquivar los golpes de su no tan pequeño alumno.
Fui entrenado por el mejor, al extremo-respondia Ryohei con una sonrisa.
Pero aun no es suficiente-decia al propinarle una fuerte patada en el estomago- que te he dicho sobre descuidar tu cuerpo.
El mas joven caía a tierra, escupiendo un poco de saliva. Estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, aunque algo no estaba del todo bien, y no por el golpe el peli-plata lo sabia, sabia que después de esos entrenamientos feroces en donde seguramente terminarían exhaustos, su maestro se iria a quien sabe donde y el se quedaría viéndolo partir mientras su corazón se agitaba. Ese hombre lo había cautivado desde un inicio desde que se había roto la maldición de los arcobaleno y el había vuelto a su forma adulta, su corazón había latido a mil por hora desde que lo vio, esa admiración que había sentido en un principio ahora se transformaba llegando a rozar ese sentimiento llamado amor, el lo sabia era amor pero, no sabia si era correspondido, ¿Cuántas veces se había intentado acercarse al exarcobaleno para poder siquiera rozar su labios? Muchas con la tonta excusa de golpearlo.
Hemos terminado, kora-decia el rubio levantándose-vas mejorando pero aun te falta mucho
El rubio por su parte, lo quería pero tenía miedo al rechazo además eran alumno - maestro como podía corresponderle ese chico quien tan solo lo veía con admiración y orgullo era tan absurdo pensar que el chico lo viera como algo mas per eso se iba después de cada entrenamiento por no poder contenerse, y terminar haciéndole algo al chico de lo que después se arrepentiría.
Maestro Colonello- hablo el peli-plata nervioso.
Era el momento ya no se iba a echar para atrás, había decidido hacer algo de lo que a lo mejor se arrepentiría después pero ya no podía esperar más,, tomo del brazo al rubio, y le planto un beso en los labios, solo un simple rose, como probando, el rubio tomo su nuca para poder profundizar el beso , luego delineo sus labios con la lengua como pidiendo permiso , el cual no fue negado, caminaron hasta topar con un árbol, y poco a poco fueron deslizándose hasta quedar el maestro sentado apoyado en el árbol con el más joven sobre su regazo con las piernas a sus costados, todo sin romper el beso. El más joven estaba rojo a más no poder y la necesidad de aire los hizo separarse, ambos veían los ojos del contrario, una sonrisa pervertida cruzo los labios de su maestro quien lo volvió a besar con más intensidad eso deliciosos labios que se habían convertido en su droga desde el momento que los probo hábilmente fue colando sus manos por debajo de la playera del chico, palpando toda la piel a sus alcance hasta que llego a sus botones los cuales manoseo sin descaro.
Ryohei suspiraba contra su boca todo ese conjunto de sensaciones nuevas lo estaba martirizando, la expertas manos de su maestro recorriendo su caliente piel le provocaban pequeñas descargas eléctricas pronto sintió como su camisa era retirada, colaborando para subir sus brazos.
Colonello al ver esa nívea piel no se contuvo mas, se separo de su boca solo para empezar a devorar ese cuello exquisito, oyendo los suspiros que lanzaba, siguió su camino de besos y lamidas hasta llegar a sus botoncitos, los cuales lamio y mordió hasta que se pusieron totalmente duros y erectos, mas si era posible, su ropa le empezó a estorbar quitándose lentamente la chamarra militar para colocarla en el pasto junto con la playera blanca, todo esto a vista de su sonrojado alumno quien veía por primera vez ese buen cuerpo, producto de años de entrenamiento, y sorprendiendo a su maestro hiso lo mismo que le había hecho, sus manos se pasearon tímidas por ese cuerpo debido a la inexperiencia, delineando cada musculo oyendo los jadeos de su sensei, con un poco mas de confianza paseo sus lengua por las misma zonas que sus manos anteriormente había tocado de igual manera tímida.
El rubio estaba que no se la creía pero esos contactos tan tímidos, como experimentales, le provocaban mucho placer y un problema se formaba entre sus piernas aumentándole el hecho de la posición en la que estaban, para el peli – plateado, esto no pasaba desapercibido al sentir algo duro restregándose contra una de sus nalgas. Lo cual lo puso mas rojo, pronto se vieron a los ojos pidiendo y dando en silencio la aprobación para poder continuar.
El rubio acostó suavemente al peli-plata sobre la chamarra que anteriormente había colocado sobre el pasto, poco a poco fue despojándolo de las ultimas prendas que traía puesta el pantalón junto con los bóxers.
Ryohei al verse desnudo frente a su sensei, se puso mas rojo que un jitomate maduro y desvió la mirada. Colonello solo pudo soltar una pequeña risilla, para luego volver a darle besos en su pecho, luego siguió mas abajo , se detuvo un momento al ver su objetivo dudando un poco pero la vista que le daba su alumno simplemente era demasiado sensual, su cuerpo perleado por el sudor, sus puños cerrados y sus mejillas teñidas de un lindo carmín, era demasiado, y sin mas lo hizo sorprendiendo a su alumno y ganándose un gemido mas alto con su nombre, saboreaba esa parte tan intima en su alumno, de arriba abajo, mordiendo un poco la punta y sintiendo los estremecimientos de su cuerpo, al poco tiempo obtuvo su recompensa, la cual bebió toda saboreando esa escencia, cual si fuera el mas dulce manjar.
Su respiración era agitada, su corazón latía a mil, y los espasmos todavía no desaparecían de su cuerpo, pronto tres dedos del rubio se acercaron a su boca, entendiendo el mensaje los lamio con especial lujuria haciendo que su maestro tragara en seco y se quitara lo que le quedaba de ropa, pronto esos dedos descendieron hacia su mas preciado tesoro.
Poco a poco fue introduciendo uno haciendo círculos, veía la cara de molestia del chico, por un momento pensó en parar, pero fue detenido.
Tranquilo…mmhg..solo…es…molesto….mmg- dolía, obvio que dolía pero aun así quería sentirlo por que atrás de ese dolor se escondía un gran placer y lo tenia en mente así que hizo todo lo posible para relajarse , ayudado por su maestro quien en ese momento tenia una mano en su hombría, el dolor fue desvaneciéndose para darle un paso al placer tanto era que no se dio cuenta en el momento en que eran tres dedos dentro del el, moviendo inconscientemente sus caderas en busca de mas. Colonello retiro sus dedos ganándose un gemido de inconformidad del menor.
Necesito que te relajes todo lo que puedas esto va a doler-dijo para después de unos minutos entrar de una sola estocada en el menor, quien gimió de placer y dolor. Se estuvo quieto por unos minutos para empezar con las suaves embestidas, que fueron subiendo de intensidad a medida que lo necesitaban hasta llegar a unas casi salvajes.
Gemidos entrecortados, gruñidos roncos y los nombres de ambos junto con el sonido de piel chocando contra piel era todo lo que podían escuchar. Los espasmos se hicieron mas fuertes avisándoles que pronto todo terminaría. Y asi con un te amo en sus bocas y el nombre de ambos, terminaron uno en el abdomen del otro y el otro en su interior.
Solo quedaba una pregunta que hizo el peli-plata antes de caer en la inconsciencia.
¿Qué somos?
Somos, novios y amantes- dijo el rubio mientras veía a Ryohei dormir.
Fin