Salimos del bar distanciados prudentemente por unos cuantos pasos, pero yo siempre iba tras de él, como si el rubio fuera una perra en celo y yo un perro caliente siguiéndola con el pene chorreando líquido pre seminal, listo para que levante la cola y entubarme en él. Ok, no es una buena comparación, quizá es hasta algo burda y ordinaria, pero en ese momento, júrenlo que me sentía de esa manera, debió ser la cerveza… naaah, mentira.
En fin, caminamos por diferentes calles, por algún motivo jamás pensé que me robaría o algo por el estilo, porque a pesar de usar ropa simple y común no parecía un ladrón o un asesino… Oh demonios, qué estupidez estoy pensando, ¡El tipo es prostituto y ni lo parecía!. Lo seguí hasta una calle húmeda, sin salida y muy poco iluminado donde lo rodeaban unas cuantas casas y una pobre y triste parada de autobús. El rubio se volteó de pronto para mirarme fugazmente y luego mirar el lugar.
-Bien, este es un lugar tranquilo para hacerlo…-Dijo el rubio, convencido –Y no te saldría muy costoso el favor.
¡Quería que lo hiciéramos en un puto callejón sin salida!
-Veamos, dijiste que cobrabas por noche ¿No? –Levanté una ceja, tal vez sí escuché mal. Él asintió con la cabeza.
-Es correcto, pero es la primera vez que te veo por estos lares…-Quedó pensativo un momento –Digamos que es mi ‘ritual de iniciación’ –Hizo un entrecomillas con sus manos.
-¿O sea que crees que te voy a tener sexo en este lugar tan insalubre? –Sonreí socarronamente –Estas deschavetado.
-Pero… Si ese es el toque que le da a la vida o ¿Acaso no te calienta pensar que nos puedan pillar jodiendo en este lugar?
Se acercó peligrosamente a mí, con una mirada lasciva ¿Era Lasciva? O sea, que te vean como un hambriento viendo un pedazo de pastel es lascivia ¿No?, me tomó de la cintura con la habilidad de un profesional que lleva años en el rubro de apretarse contra la cintura y no pude evitar un pequeño bufido de molestia, intenté separarme, pero cojones, era demasiado sexy como para separarme de él y la idea de coger en plena calle me estaba empezando a gustar.
-Suéltame un momento, nunca dije que aceptaba –Le moví el rostro cuando intentó besarme. Mierda, parecía colegiala facilona haciéndose la difícil.
-Ah, vamos… si se nota en el leve palpitar de tu pene como que te empieza a gustar la idea de que follemos en la calle.
Me tomó del trasero con una mano y me apretó fuerte rozando su entrepierna con la mía, no pude y no puedo negar que eso se sintió de maravillas, me sentí deseado y como quien no quiere la cosa mi pene comenzaba a dar leves pulsaciones avisando que tenía intenciones de levantarse y claro que el rubio las había sentido, sino no hubiera procurado mencionarlo. Lo separé de mí, antes que me dejara hacer, había que tener compostura, de todos modos… yo pagaba.
-Digamos que me place…-Movía las manos excesivamente para recalcar la ironía -…y me siente ahí –Apunté a una vieja parada de buses que estaba a unos pasos de la callejuela y efectivamente me senté acomodando mi abrigo y mi bufanda, sonriente de mis sucios pensamientos ¿Compostura? ¡Cojones con la compostura!, si en algo tenía razón era en que pagaba yo y me dejaría hacer bien de todos modos… solo se vive una vez, continué con mi idea. El rubio sólo se dedicaba a mirarme divertido, sabía dónde iba la cosa y me dejaba ser.
-Y digamos que se me antoja bajarme la cremallera… -apoyé mis codos en mis rodillas mientras abría las piernas quedando en una muy buena posición para lo que se me había antojado –Y digamos que quiero que cierto rubio al cual le pagaré una buena suma, dependiendo de su labor por supuesto.
Y fue ahí donde el rubio se acercó con una sonrisa en los labios y llegó hasta mi sonriente, se agachó quedando justo en frente de mi rostro. Rio un poco, no pude evitar reírme también. La calle aún seguía vacía y fría y yo lo único que quería era que cogiera mi pene y me demostrara que mi dinero no se desperdiciaría.
-Bien… -Dijo el rubio –Digamos que ese rubio acepta el trato y en vez de que cierto ojiverde se baje la cremallera lo haga ese cierto rubio… -Decía eso mientras juguetonamente acercaba sus manos hasta mi entrepierna –Y tal vez… lo baje con la boca.
Dicho y hecho, tomó el carril con los dientes y abrió el pantalón, yo me acomodé en el asiento sintiendo como el calor de mi pene comenzaba a expandirse por mis testículos, piernas y espalda, cuando terminó de bajar el cierre mordió mi pene encerrado en la tela, solté un gemido mientras el calor ya llegaba a todos lados y se concentraban en mi cabeza, en la que piensa… y en la que no.
-Creo que alguien ya está despertando, no necesita mucha ayuda para levantarse –Dijo el rubio mientras me miraba con una mirada pícara, que me calentó más de lo que ya comenzaba a sentirme.
-Tu cállate y trabaja… -Ordené, debo reconocer que me calienta saber que tengo el poder en ciertas ocasiones, efectos secundarios de tener dinero.
Como ordené se quedó callado y bajo el bóxer con un dedo hasta liberar ya mi erecto pene, lo tomo con su mano experta y comenzó sin perder tiempo a masturbarme, me tensé al sentir su fría mano rodear mi pene y para evitar gemidos mayores me mordí una de mis manos, creo que eso debió verse muy gay… ¡JA!
-Hay que asegurarnos que logres una buena erección, así se goza más…- Sonrió al verme con la mano en la boca –Oh, cierto que estamos en la calle, pero que bruto soy –y rio con malicia sin dejar de masturbarme, esto era muy sexy.
-Ahgg… deja de recordarme… que…que estamos en una…calle –Aunque el hecho de saber que alguien nos pudiera encontrar infraganti me excitaba, el muy cojonudo no me dejaba de masturbar, aunque no quería que se detuviera.
Su mano se movía con agilidad, me tocaba cada parte nerviosa de mi miembro, no apretaba demasiado ni tan poco, apretaba lo suficiente, me miraba con deseo y yo me tragaba el juego de que me deseaba. Yo ahogaba gemidos cada vez que me decía “Esto se ve delicioso” “No me daría nada de vergüenza cogerte aquí” y casi doy un grito de placer al sentir su cálida y húmeda boca comerse todo mi miembro, ohhhhh… debieron ver eso, mis testículos se endurecieron por instinto, mi próstata trabajaba a todo vapor, el placer se concentraba en la zona de mi pelvis mientras me la chupaba. El rubio succionaba como colegiala comiendo helado de palito… y yo ya quería soltar el centro líquido.
-Ahhh… ahh… ugghh…
Rebeldes gemidos se arrancaban de mi boca, cerré un ojo cuando me mordió levemente mi glande para luego lamerle, recorría de cuando en vez el tronco de mi miembro a mordiscos mientras jugaba deliciosamente con mis testículos.
-No sé… cuantas hayas… chupado… pero uhhhhhggg… lo haces…
Con la mano libre apreté los cabellos del rubio, él respondió succionando más fuerte, arriba abajo y arriba abajo, moviendo su lengua para causar mayor sensación… y lo lograba. La sensación como un pequeño electroshock subía hasta mi próstata y luego hasta mi médula osea para subir por las vértebras de mi espalda hasta llegar a mi nuca, no pude evitar poner los ojos en blanco, el calor de mi cuerpo era tal que el vapor que salía de mi boca a cada suspiro se había multiplicado. No me importaba que estuviéramos en plena calle, no me interesó que me estuvieran dando sexo oral en una vieja y desusada parada de buses que quizá para qué otras mierdas la hubieran usado, no me importo el curioso frío que comenzó a hacer en el lugar que estábamos, no me interesó que ya estuviera gimiendo sonoramente.
-¡aaAAAhhhhhh… si… ohhhhgggg…
El rubio aceleró, sabía que estaba cerca del clímax, mi mano se movía rápida en su cabeza por sus propios movimientos. Mordía, lamía, masturbaba y volvía a lamer… Dios me volvía loco.
Se separó de mi pene para mirarme.
-Estás rojo de tan caliente que estas ¿Acaso cierto ojiverde quiere liberarse? –Me apretó el glande fuertemente, poniendo el pulgar encima de él tapando toda posibilidad de que mi semen saliera, auch… eso era malo, pero me gustaba.
-Déjame correrme, es una orden –Convertí mi ruego en orden.
El rubio sonrió entretenido, que volvió a la carga con sus manos y su boca. De nuevo estábamos abajo y arriba, abajo y arriba.
-Me corro, me corro… ¡ME COOOOOORRRRRGGGGGHHHHHHH! –Grité mientras apretaba mis manos en el asiento de la parada, el rubio se tragaba todo lo que salía de mí mientras yo me sumía en el placer.
-¡EY!
Escuché un grito seguido por un disparo al aire. Ambos al mismo tiempo nos tensamos asustados, nos quedamos mirando con los ojos como platos, mierda ¡Nos habían más que pillado!, siendo obvios que había gritado como idiota, pero como para salir disparando no. Comencé a arreglarme rápidamente la ropa, mientras el rubio se levantaba con urgencia terminaba de meterme mi miembro al pantalón y comenzaba a subirme la cremallera cuando escuchamos un segundo disparo al aire.
-¡NO ESTOY BROMEANDO… O SE VAN O LA OTRA SE VA PARA USTEDES!
Me volteé mirando rápidamente quién era el que nos enfrentaba, era un viejo que lo más probable estaba intentando dormir o dormía y nosotros le incomodamos, al parecer estaba acostumbrado a echar a los amantes que se ‘amaban’ ahí.
-¡Vámonos!
Me gritó el rubio poniéndose el gorro de su chaqueta, parpadeé como idiota y me di cuenta que ya estaba a varias cuadras corriendo de la mano del prostituto. Corrimos un poco más para luego largarnos a reír, no podía negar que eso había sido bastante entretenido.
-No puedo creer que saliera con un arma…- Dije mientras intentaba recuperar el aliento.
-Yo sí, es muy común por esta área…- Dijo el rubio mientras ponía sus manos en la cintura mientras que yo volvía a la realidad y me enderezaba para mirarle.
-¿Y?... ¿Cuánto te debo? –Pregunté después de unos segundos de dudarlo, pero ya lo había dicho.
-Pero si te digo que era la iniciación, la aprobaste –Acto seguido aplaudió y yo quede con la cara más atónita que he puesto en mi vida, quizá hasta abrí la boca, no jodía cuando decía que era su ritual. Carcajeé.
-¿Entonces ahora vienen tus servicios?
El rubio asintió divertido.
-Correcto, el servicio completo.
De pronto me di cuenta de que ambos no conocíamos nuestros nombres.
-Un momento... ¿Cómo te llamas?
El rubio carcajeó.
-¿Realmente importa eso?
-Por supuesto...
-¿A sí?
-Claro, me chupaste el miembro, mínimo saber tu nombre. Eso es educación sexual...
-Eso es verdad, pero ¿Ralmente es necesario?
-Si quieres tu paga...
-Esta bien... mi nombre es Thor -Me estiró la mano, a modo de saludo, sólo la mire, el agregó -Sólo tiene loquido seminal y algo de cerveza, y el liquido es tuyo.
Me carcajeé y le di la mano, sin asco.
-Bueno, tenemos algo en común aparte de el líquido en tu mano... mi nombre es Loki, también nórdico.
-Entonces esto es educación sexual... jaja.
Sonrió coqueto y divertido al igual que yo. Por alguna razón aparecimos en el hotel donde me hospedaba.