Estaba pensativo después del notición que me había dado el prostituto ¡¿Cómo diablos no me había dado cuenta que yo también podía cogerle?!, me quise lanzar por la ventana al sentirme tan estúpido, me puse una bata como doncella avergonzada después de darme una ducha y me asomé a la ventana de la recámara. Las luces nocturnas seguían iluminando las calles con su falsa luz, me volteé para salir de la habitación y mirar a tientas el reloj y notar que recién eran las tres cuarenta y dos de la madrugada, realmente se me había pasado muy lento el tiempo cronológico empero había sentido con la marihuana encima que había sido muchísimo menos.
Con el pensamiento de cogérmelo me volví hasta la cama en el suelo y la miré, no pude evitar soltar una carcajada silenciosa, Thor no estaba en la habitación en ese momento y podía hacer lo que se me placía en su ausencia, él estaba muy ocupado en el baño tomando una ducha. Tenía el papel en la mano, seguía viendo la cantidad que en la que vendió unas horas de pasión y sin duda que para mí eran alcanzables, le sumé el diez por ciento más de lo que me valían sus servicios y lo anote debajo de la cifra escrita por el prostituto.
El rubio salió del baño silbando una tonada, no alcancé a reconocer cuál era. Su cuerpo estaba aperlado por las gotas de agua que no se había secado, se cubría la cintura con una de las toallas blancas que estaban colgando en el baño, su cabello rubio caía graciosamente hasta sus hombros y por el agua se veía más oscuro, se veía como una botella de agua mineral fría para un sediento en el desierto. Thor me miró divertido y me apuntó la entrepierna.
-Pero que buena erección… -Sonreía pícaro y yo me cubrí mejor con la bata, volteándome rápidamente.
-¡Cállate! –Gruñí sonrojado sin mirarlo, era el idiota más idiota del planeta. Tenía una erección por andar mirando al puto y ni cuenta me había dado… si, siempre digno.
El rubio se me acercó divertido y me tomo por la cintura, y posó su frente en mi nuca, el calor de mis mejillas se expandió por todo mi cuerpo y mi miembro palpito, trague saliva, su cuerpo en mi espalda se sentía extraño, tantos años sin sentir ese tipo de abrazo me hacía sentir pequeño pero de pronto caí en la cuenta de la babosada que estaba sucediendo.
-Ya pensé en lo que acotaste –Me aclaré la garganta.
-¿A sí? –Dijo el puto, sin soltarme de su abrazo -¿Qué acoté?
-Sobre pagar un diez por ciento más…- Se separó de mí y me volteé, me miro intrigado.
-¿Y qué tienes con eso?
-No, nada en especial… -dije, como quien no quiere la cosa.
Me acerqué hasta él y metí una mano juguetonamente debajo de su toalla tomando su miembro, mi rostro cambio uno deseoso, realmente se me había antojado cogerle, moví mi mano tomando bien su hombría, se había levantado bastante rápido, más rápido de lo que esperé. Mis ojos verdes se toparon con los azules, que ahora reflejaban goce puro. Me acerqué a su oído y le susurre.
-Acepto pagar el diez por ciento… -Le lamí la oreja, era turno de mi venganza. Era Turno de que al prostituto costoso le duela el culo.
No dijo nada, soltó un quejido de gusto, solté su miembro y le tomé la mano hasta guiarlo al sillón donde habíamos estado precalentando motores con marihuana. Lo senté, el siempre flojito y cooperando se quitó la toalla dejándome ver su desnudez completa, no podía evitar que la erección volviera a mí y un nervio me carcomió por un instante mis ganas de follarle, en mi vida liberta había follado a un tipo como él, que tenía experiencia. Posiblemente se burlara de mí y qué se yo… mandé a la verga ese temor y me arrodillé, él inmediatamente abrió las piernas, ya sabía dónde me dirigía. Creo que se me notó el nervio en mi rostro porque me dijo.
-No tienes por qué hacerlo si no quieres… -Dijo acercando su cuerpo hasta mí, yo le alejé para mantenerlo en la posición.
-Gracias, que considerado –Me cubrí en ironía, lo tenía que hacer, los nervios me carcomían… me sentía una estúpida colegiala rosa a punto de perder la virginidad de su boca.
-Bueno…. –Dijo y se acomodó abriendo las piernas, como rey sentándose en su trono.
El rubio tenía la excitación a plenos ojos delante de mí, su rostro mostraba que quería que me la comiera y eso haría. Me acerqué hasta su miembro y lo volví a tomar con la mano, lo moví de arriba abajo delicadamente, como tanteando terreno, el rubio hizo la cabeza hacia atrás y apoyo sus brazos en el respaldo del sillón, estirándolos mientras yo apretaba más su hombría, soltó un suspiro placentero que entro por mis oídos y se instaló en mi cerebro causándome un pequeño electroshock sabroso, le miraba mientras mi expresión cambiaba a la de un dominante, me sentía fuerte al ser yo quien quitaba esos suspiros y gemidos de esa boca.
-Oh… Lo haces bien –Me decía gimiendo con la cabeza hacia atrás, sin verme, supongo que no quería causarme más vergüenza.
De pronto comencé a desear meterme ese miembro en mi boca, conocer su sabor, hasta donde podría llegar. Acerqué mi boca hasta su miembro mientras le masturbaba y le lamí el glande. Él se tensó y grito “¡¡AY, SI!!” cuando finalmente me lo metí a la boca, era más ancho de lo que esperé, el sabor de su semen era salino, casi instintivamente puso una mano en mi cabeza y jalo de mis cabellos para subir y bajar a su gusto, no podía negar que eso se sentía jodidamente bien ¿Por qué? Ni puta idea, háganlo ustedes… supongo que ahí lo entenderán.
-Vamos, lame… gánate el penetrarme –Me dijo mientras yo comenzaba a moverme por las mías, en el interior de mi boca se sentía como la llenaba y vaciaba drásticamente.
Mi pene comenzó a soltar líquido pre seminal, no pude evitarlo, esto me estaba gustando… bien Loki, zorra así bien zorra saliste. Me comencé a masturbar con la mano derecha, daba gemidos y bufidos de gusto, el calor de mis mejillas se reflejaban en un carmesí, Thor estaba hecho un mar de placer porque gemía onomatopeyas que yo no alcanzaba a entender, deje de lado mi miembro para que mi mano traviesa fuera a dar a la entrada del rubio, esa entrada me costaría muy cara y yo la quería toda para mí, era mi turno.
-¡AAAAHHHMMM…. AGGGGGHH!.
Cuando metí un dedo el gimió curioso, un gemido que no había escuchado antes, un gemido quedo y agradable a mis oídos, me hacía sentir fuerte. Dentro de él era todo calor, pensé que seguramente mi interior sería igual, pero mi pene me estaba rogando entrar a mi costosa cúspide del placer. Su entrada se acopló perfectamente a mi dedo y no dudé en meter otro, la espalda del rubio se arqueo y sus ojos demostraban placer, me sorprendí al notar que movía los dedos con habilidad, como si supiera donde tocar y como tocar. El rubio me miró con ojos suplicantes.
-Métemela…
Eso me volvió loco… realmente no me lo esperaba. Pero como dicen ‘entre meterla y no meterla… hay que puro meterla’.
Me quité urgido la bata, me subí de bruces a su cuerpo caliente y me acomodé entre sus piernas, las sujeté con mis brazos y le penetre.
-UAAAAAHHHHHHHGGG!!!! –Gemimos al unísono.
Cuando le penetre lo hice duro y sin pensar en él, buscaba mi propio placer en la venganza de cogerle, mi idea era romperle el trasero, joderle hasta que también gritara mi nombre en el orgasmo, que cada peso que le diera valiera la pena. Sentía poder, sentía que podría logar lo que quisiera poseyendo a ese cuerpo, ambos nos movíamos con bestialidad, notaba que gemía más fuerte cuando le daba en su próstata, su entrada se estrechaba y me apretaba tan deliciosamente que podía jurar que estaba en una especie de paraíso, sin intenciones de nada miré hacia el techo, así que por eso parecía que le orara a los dioses.
Le comencé a besar, el hambre de sus labios me carcomía, las lenguas se batían con insaciable ferocidad, el choque eléctrico me recorría desde mi pene a mi cerebro, de mi cerebro hasta mi pelvis y se concentraba en ese lugar… no quería que eso terminase, esto se sentía extremadamente bien. Le tomé el pene y comencé a masturbarle mientras le mordía el cuello.
-AAahhhggg… más duro, más… -Gemía, eso hacía que mi cuerpo multiplicara las sensaciones. Me acerqué a su oído y susurre.
-Te toca gemir mi nombre… -Le dije maliciosamente.
Me miró con cara desafiante, entonces di unas estocadas más repitiendo la orden y por fin escuche.
-Loki… vamos, más duro…. –Y yo me subí a un caballo purasangre.
Lo comencé a embestir a lo bestia, rápido, mis piernas estaban dando todo su potencial en ese instante, mi cansancio estaba valiendo verga en ese instante, era más pequeño y delgado, pero no implicaba que tuviera un mal estado físico. Las embestidas eran muy bien colaboradas por el rubio que movía sus caderas mientras una y otra vez mis oídos escuchaban “Loki…” “Ay, Loki” “Así Loki…” Y de pronto el orgasmo del rubio llegó hasta mi mano, salpicando todo lo que rodeaba su pecho y el mío.
Cuando alcanzó el clímax había estrechado su entrada y eso logró la sensación más perfecta y pura de placer que me llevó detracito al clímax. Azotando mi cuerpo contra el suyo, descargándome completamente dentro de él, disfrutando cada gota. Ambos quedamos jadeantes, yo estaba jodidamente cansado, sentía que estaba a punto de tener un calambre de esos épicos si no salía de su interior.
Cuando salí sonrió entretenido.
-No pensé que escondías a un hombre detrás de ese cuerpo… -Su voz sonaba socarrona.
Levante una ceja a modo de queja, tenía una hambre asquerosa. Busqué mi bata y me la puse, caminé triunfante hacia la cocina, tenía una sonrisa idiota en la cara.
La noche pasó tranquila, comí mucho por el bajón pos sexo y marihuana, él comió casi la misma cantidad que yo. Cuando acabamos de comer nos fuimos a lo que quedaba de cama y nos tiramos.
-Te quedarás hasta la mañana… -Dije, mirando al techo.
-Por supuesto –Dijo él, acercándose a mí –Tienes que pagarme.
Sonreí entretenido.
-Cierto… y tú tienes que explicar este desastre –Dije, quitándome el muerto de encima.
-No, ese eres tú… yo no hice nada –Dijo santificándose, en tono burlón.
-Ah, por supuesto… y si no fuiste tú, colaboraste bastante.
-Me mataste… -Dijo abrazándome –Tú ganas… ahora duérmete.
Y no dije nada, cerré los ojos y me dejé abrazar toda la noche por el calor de Thor.