Estaba sentado en el largo lavamanos con las piernas abiertas dándole la espalda al espejo, Thor estaba entre ellas abrazándome con uno de sus brazos por la cintura atrayéndome hacia él y con la otra mano estaba afirmándome de la nuca profundizando ya el caliente y desesperado beso, no tenía idea de cómo había llegado a esa posición, todo fue muy rápido cuando la calentura me llego a la cabeza que piensa… y a la que no piensa también, si saben a lo que me refiero.
Comenzamos a rozar nuestros pechos con la ropa a cuestas, bendita e inútil ropa, el brazo que me apretaba a él bajaba hacia mi muslo derecho para acariciarlo, cerca de mi entrepierna, buscando calentarme más, lográndolo con absoluto éxito. Gemíamos y suspirábamos en cada pausa de beso, me dejaba morder y mordía los labios del rubio, como me calentaba ese hombre… me afirme de sus hombros cuando me comenzó a besar y lamer el cuello, cerré nerviosamente los ojos cuando me mordió fuertemente la yugular, inconscientemente acerqué mi cadera a la de él, quien me sujeto una nalga aferrándose a ella y comenzamos a frotar nuestros miembros sobre la, como ya mencione, inútil ropa.
-Eres mío… -Sonaba la voz del rubio, bastante más ronca y caliente de lo común mientras me mordía –de nadie más serás… mío… mío… mío –Decía después de cada mordisco, duro por lo demás, pero no menos excitante por ello.
-No… ¡Ahhh!... de nadie mas… ¡uhggg!- Sus palabras, el sentirme deseado y único, el sentir que alguien me reclamaba, que me quería poseer, sin importar el sentimiento o no, me excitaba y gustaba al mismo tiempo, pero también me daba una sensación de saciedad al vacío emocional que durante años había estado cargando como un cáncer silencioso.
Con la mano que estaba en mi nuca me jaló el cabello y eché la cabeza hacia atrás soltando un fuerte gemido, me soltó la nalga para meter la mano por debajo de mi ropa para pellizcarme un pezón, lo acariciaba y jugaba con él. Mi miembro frotándose contra el suyo era una sensación que sólo exquisitez podría acercarse medianamente, pase mis manos por su poleron (averiguaré como se llama en general) y le bajé el cierre para rasguñar su piel, su caliente y deliciosa piel, me relamí los labios cuando él bajo ambas manos para bajarme la cremallera. Me miró, mi rostro estaba seguramente rojo puesto que sentía la cara jodidamente caliente y respiraba agitado, empuñó la mano y la llevó a su boca e hizo un gesto insinuando que se metería mi miembro por su boca… su deliciosa boca con sabor a verduras y pollo… sexo oral pues.
Asentí con la cabeza mientras apoyaba mis manos en el lavamanos, apretándolas, tragando mucha saliva, respirando agitado. Me levanté un instante para que me bajara levemente el pantalón, me volví a sentar para la comodidad de Thor. Estaba expectante, si algo me gusto del leve periodo compartido era el sexo oral. Se agacho… y me la chupó.
-¡Aaaaaaaahhhhhhh! –Su boca, Dioses, su boca… estaba húmeda y caliente como las termas, la sensación fue gloriosa, recordé la parada de bus en un santiamén y, por alguna razón, recordé su entrada, eso me subió tanto la sensación adquirida que por un instante juré que me había corrido, pero no… estaba alucinando en otro lado del universo del placer.
Thor sacó la boca de mi miembro para regañarme.
-¡Shhhh!, no quieres que nos escuchen.
¡Demonios!, claro que no. Menos si nos llevan detenidos por ‘Daños a la moral y las buenas costumbres’ por andar teniendo sexo gay dentro de un recinto público, ya veía los encabezados:
“Millonario es encontrado junto a otro hombre dentro del baño del aeropuerto teniendo sexo”, aunque era una portada bastante larga, igual eso causaría daño a mi perfil social que no me importaba tanto, pero a las personas que se dedicaban a armar mis productos era importante, si mis acciones caían, acto seguido: el despido de esas pobres almas que el estado no logró educar decentemente gracias al adorable pensamiento de que necesitaban mano obrera, aunque tuvieran que truncar sueños.
Asentí nuevamente, pasando la mano delante de la boca haciendo un gesto de ‘Soy una tumba’. Volvió a lo suyo, succionarme la hombría que no se cansaba de recibir una y otra vez las acciones, los toques y los roces del rubio, a estas alturas, con todas las veces que me he corrido deberían de dolerme las bolas, pero no… ellas están ahí contentas recibiendo los masajes que él me daba. Me mordía el glande, el tronco y me jalaba la piel de los testículos con los dientes… ¡Ahhh!, eso se sentía genial.
-Ahhhhggg… sí, sí… - Gemía más despacio pero lo suficientemente fuerte como para que el rubio me escuchara, mi cabeza estaba mágicamente hacia atrás, mirando al techo, rogándole a los dioses de nuestros nombres conmemorar este día como el día de la mamada. Me mordí el labio inferior con el placer inundándome el cuerpo, mis caderas se movían para ayudar al rubio… aunque de seguro lo ahogada. El cuerpo se me tensaba a ratos cuando el shock eléctrico del goce que me recorría la espalda hasta la nuca, apretaba los dedos en el lavamanos y me mordía más fuerte, de pronto, él dejo de mamármela.
Se levantó, me miró con sus penetrantes ojos -¡Ey!, también penetraba con los ojos… metrosexual por donde lo mires- y me beso, sentí el sabor de mi líquido seminal y su saliva, manjar de dioses, mezcla perfecta, le bese desesperado sorbiendo sus labios. Cuando dejamos de hacerlo me miró divertido y esbozó una media sonrisa, le miré algo extrañado y me puso de pie, me tomó de la cintura y me volteó.
Me vi en el espejo.
¡DIOSES!
Estaba todo rojo, sudado, con los ojos entrecerrados y con cara de caliente, jamás antes la había visto en ese estado, me espantó y me hice un poco hacia atrás pero el rubio se hizo hacia delante y me encerró, escondiendo su cara en mi espalda dejó caer mis sueltos pantalones. Con la presión apoyé las manos en el lavaplatos de nuevo, creo que terminaremos siendo los mejores amigos el lavaplatos y yo. Escuché como bajaba su cierre y sentí el contacto de su caliente miembro entre mis nalgas, húmedo, grueso, imponente, rogante a entrar en mi. Cerré los ojos y él me tomó del mentón.
-Mírate Loki, si tú y yo no somos tan distintos… -Me mordió la oreja al decir esto susurrante.
-Cállate, idiota… -Dije intentando estar tranquilo mientras se frotaba entre mis nalgas.
-Si eres igual de zorra que yo, no te atreverás a negarlo… -lo miré directamente a los ojos por el espejo.
Él sonrió complacido, gemía grave y bajo y a mí me gustaba lo que sentía… a pesar de todo. Eso es Loki, siempre digno… idiota.
-¿Lo ves?...No puedes ahhh… ¡Negarlo! –Y diciendo esta palabra me penetró tan duró y fuerte que tuve que tragar aire como desesperado para no gritar, cerré fuertemente los ojos mientras me penetraba salvajemente, parecía desesperado, un desquiciado desquitándose por habérmelo cogido por atrás.
Apreté los dientes cuando comencé a notar que ya no dolía, que el dolor y escozor en mi trasero se hacían a un lado y, a cada embestida hacia la próstata me daba un tic que era abrir la boca y respirar… parecía monja siendo follada por primera vez por el sacerdote, me comencé a mover a su ritmo y sin ayuda ni petición de nadie mi manito bajo solita hasta mi propio pene, no podía dejar a mi compañero de lucha solo. Me comencé a masturbar recordando la estrechez del rubio, la sensación bailaba en mi mente, en mi trasero y en mi pene, todo era placer, todo era locura, todo era un mar de hormonas en una explosión espontánea.
Y todo fue orgasmo, dulce y adorable orgasmo.
Estábamos sentados delante de las puertas de entrada a los pasillos para abordar en avión, Thor no dejaba de ver las horas y vuelos de una gran pantalla, estaba serio, apoyando sus codos en las rodillas y la cabeza en las manos, parecía niño pequeño tratando de entender un itinerario. Salimos del baño por un descuido, habían tratado de abrir la puerta y el baño estaba pasado a sexo, ambos nos espantamos, pero yo más, Thor reía como quien ha hecho una travesura y yo le rogaba a los aerosoles automáticos que funcionaran. Me acomodé las ropas lo mejor posible, me volví a mojar el cabello y me moje las manos y la cara, pro supuesto, todo esto después de limpiar el baño de semen del piso, mi trasero y el lavamanos.
Thor destrabó la puerta y se asomó, al parecer no estaba nadie ahí, excelente… tomé mi maleta, me hizo salir y esperar fuera, trabó la puerta desde dentro y salió, la cerró por fuera… ya no se podía abrir*. Cuando llegó un guardia alegamos que la puerta al parecer estaba trabada y necesitábamos entrar. Gloriosamente sonó la voz llamando a los pasajeros de mi vuelo, nos miramos con Thor, todo el poco rato que habíamos vivído había sido extremo, entretenido y agradable, me hubiera gustado que se repitiera en alguna otra ocasión.
Suspiré y le estiré la mano.
-Un placer conocerte, Thor –Y después de mucho tiempo, sonreí sincero. Él me correspondió apretando la mano ofrecida.
-El placer fue todo mío, Loki…-Sonrió de vuelta –Literalmente –Se rascó un ojo con una de sus manos.
-Al parecer… -Dije volteándome –Disfruta de tu vida… nos veremos cuando vuelva alguna vez a Londres, algún día. –Dije sin querer mirar atrás, sentí un jalón de mi mano derecha que me volteó, Thor me beso y la gente desviaba su mirada de inmediato. Así que con eso… le correspondí.
-Nos veremos… Loki. –Se despedía –Supongo que me pillarás por ahí, soy escurridizo… sorprendo mucho a la gente.
Yo me carcajeé pero no me volteé.
-Como digas, Thor…
Y me metí por los pasillos, esperé pensativo en la sala, me subí al avión, terminé orinando ahí y volví a mi asquerosa vida en EUA… pero de algo estaba seguro, Londres ya no era aburrido.