Tus manos tiemblan y no por culpa del caluroso día, ni por los nervios o emoción, en simples palabras es por la ira que te invade. Con fuerza cierras el casillero y aprietas tus manos queriendo que el temblor disminuya pero sabes que no lo hará y que el nudo en la garganta tampoco.
Desganado sales al campo y en automático oyes la charla del entrenador, tampoco sientes las miradas de rencor de tus propios compañeros para cuando comienza el partido y el balón se posa en tus pies sabes que eres un perdedor.
— ¡¿Qué rayos te pasa?!
El entrenador te empuja y te señala aun chico rival tendido en el suelo sosteniéndose el tobillo en agónico dolor por tu culpa, te dice, te grita muchas cosas entre ellas que esta decepcionado de ti y que por una vez le prestes atención a sus palabras.
—odio el fútbol y solo estoy en este lugar por mi apellido así que vaya pídale atención a otro chupa pollas.
Todo esto lo dices con odio para recibir solo más odio y la imagen de una espalda que te ignora otra vez.
—solo estas en una rabieta.
—púdrase.
Con rapidez sales corriendo de aquel lugar hasta llegar a tu casillero y sin pensar en cambiarte coges tu ropa, antes de ser volteado rápidamente para que un puño se impacte contra tu cara.
—mira que acabas de joder un partido importante Uchiha
—el que seas rico no te da derecho hacer lo que quieras.
—no estamos de ánimos para ver como un hijo de puta como tú arruina el esfuerzo de nuestro amigos.
Sabes pelear y alzas los puños aun que sabes que cinco contra uno es una matanza.
Te han dejado tirado en la ducha con el agua helada castigando tus heridas y a pesar del dolor y la humillación, sabes que te tienes que parar rápido porque si llegan los del campo será otra paliza asegurada.
No hay tiempo de cambiarse, no hay tiempo en donde estas y dejas que tu mente se deje llevar por la ira y la idea de la muerte, porque para ti es mas esperanzador morirte que vivir en un lugar donde no hay tiempo, ni espacio para un perdedor como tú.
Sales a la calle y caminas viendo por el opaco reflejo de algunos cristales, tu cara hinchada y ensangrentada. La gente te mira y a pesar de que la idea de seguir caminando sin importar nada es muy tentadora, tu cerebro cobarde te dice que llamaran a la policía o mucho peor llamaran a tu abuelo.
Así que ahora estas en un baño público lavándote la cara y maldiciendo lo mucho que arde y no deja de sangrar, vas perdiendo la visión de tu ojo derecho por la hinchazón y te miras en el espejo otra vez.
—hijo de puta, porque lo eres Fugaku Uchiha porque tu madre es una puta que no te quiere y anda con las piernas abiertas ante el hombre turno.
Las lágrimas empiezan a picar en tus ojos y vuelves a lavarte la cara para luego dirigirte a una cabina y comenzar a cambiarte de ropa, dejando en la papelera de aquel baño ese uniforme de mierda. Al salir te vuelves a mirar al espejo y ves que ya no sangras tanto.
—con esta pinta de vago y esta cara parezco el maldito Rocky balboa.
Alzas tus puños despellejados y sonríes en un vano intento de hacerte una broma, la cual termina en el instante en que entra alguien y coges tu mochila para salir con algo de vergüenza.
No quieres ir a tu casa, peor sabes que no eres un perro callejero como para vivir en un callejón de por vida y que solo tienes unas cuantas monedas que repartes en tus manos. Eres rico y solo tienes para tomar un autobús, solo te sobra una Moneda y sabes muy bien que hacer con ella.
La depositas en el teléfono público, marcas el número y a continuación hablas más que en un año al sonar el mensaje de la contestadora.
—los odio, son mis hermanos y no están como prometieron ¿para que rayos me sacaron de mi agujero? Era un chico que vivía por vivir donde la felicidad y el cariño eran algo tan raro y luego llegas, tú Madara narcisista de mierda junto contigo Izuna para prometerme una familia que no duro ni dos meses…me dejaron solo y los odio…
El tiempo se acaba y no pudiste decirles que cuando salieran de prisión los esperarías, te duele mucho el corazón y el resto del cuerpo. Así que optas por tomar una decisión, vivir en lugar sin tiempo o no vivir.
Tomas el autobús a cualquier lugar y te prometes que en cuanto llegue a la parada final tú también lo harás.
Me arroja a ver al mundo y me lo encuentro furibundo, si quiero ir a la moda necesito una pistola.
—bien gente se que esto es extraño pero voy a pasar por cada uno de sus puestos, mientras le cuento algo.
Bajas el volumen de tu mp3 y de repente te encuentras viendo aun chico rubio que te extiende un chocolate con una sonrisa que te deja mudo y sientes rápidamente lo desolados que estas.
—perdón por quitarles algo de su tiempo pero hoy vengo a ofrecerles estos ricos chocolates que tienen una fabulosa oferta, tres por el precio de dos.
El chico se para en la mitad del autobús y mira a los pocos pasajeros entre ellos estas tú. La diferencia es cuando cruzas con su mirada, el te sonríe y empiezas a mover las piernas algo nervioso.
—el dinero no es para mi, es para un albergue y comedor comunitario para niños en situaciones de riesgo o calle de donde soy voluntario y al existir con cero ayuda del gobierno, los chicos que haya ayudamos ingeniamos varias formas de ayudar a sostenerlo, entre ellas vender chocolates. Así que si compran uno de estos chocolates o solo nos ayudas con una moneda estarías contribuyendo enormemente, sin más que tengan una buena tarde.
Las manos te sudan y ves con cierta alegría como casi todos van sacando de sus bolsillos algunas monedas, el se mueve con agilada dejando una linda y calidad sonrisa a cada pasajero que le compra los chocolates y justo cuando va llegando a ti, te das cuenta de que no tienes dinero y no recibirás una sonrisa. La ira vuelve a despertar en tu ser junto al pensamiento de que eres un perdedor.
—Yo-yo no tengo…
—para ti Rocky balboa es gratis
Lo miras con gran sorpresa y el solo te vuele a sonreír mientras te guiña un ojo, ante eso tu cara se sonroja pero en parte tu orgullo es herido. Por lo cual de repente te paras y te cercas el y le extiendes el chocolate.
—yo no puedo aceptarlo.
—ese chocolate no es del albergue, ese chocolate es un extra que me dan para cuando sienta algo de hambre.
Te sostienes fuertemente contra las varillas del autobús mientras el mantiene un perfecto equilibrio tan cerca de ti.
—pues con mas razón no lo acepto.
El vuelve a sonreír y comienzas a sudar.
— ¿ni aun que te dijera que te lo di porque me pareciste lindo?
Sin palabras te has quedado, nunca pensaste en enamorarte a primera vista y menos en aquel día de mierda y piensas que si un chico como aquel rubio, que te mira sonrojado le gustas algo muy bueno debiste hacer en tu otra vida
—me llamo Minato ¿y tu?
—Fugaku
El toca el timbre y el bus se detiene agradece al conductor y te mira.
—esta es mi parada ¿y la tuya?
Sonríes con algo de dolor y te encoges de hombros.
—la misma que la tuya.
Ambos se bajan de aquel autobús y se van hablando de muchas cosas. Has encontrado el amor de tu vida y nunca te dejara, nunca le dejaras.