—Bien, la primera vez fue un accidente; la segunda… tal vez una coincidencia. La tercera vez fue extraño, la cuarta no. ¿PERO CINCO VECES? ¡Esos chicos tienen algo contra mí! No es que no me agraden… Okey, el cabeza de cubeta no mucho. Pero ¿por qué? — Peter Parker. Un joven de 16 años que cursaba primer año en la Preparatoria Stark, caminaba de un lado a otro en su habitación.
—Pet, cariño. Ya está la cena— Su adorable tía le llamaba, ignorando olímpicamente el problema por el que lidiaba en ese momento su sobrino. Y no es como si pudiera ayudar mucho. Peter hacía tiempo que conocía a un pelirrojo abogado, quería decirle que deseaba subir de nivel a su relación, si así se le podía llamar a su convivencia.
Llevaban saliendo 4 meses, salir en forma de... Comer pizza, ver -escuchar- películas, pijamadas (bueno, eso último no muy varonil). Pero se conocían desde hace ya dos años. Entonces, el Señorito Parker se puso los pantalones ¡decidido a confesarle sus sentimientos! ¿Qué puede salir mal? se preguntó a sí mismo.
Era un martes por la tarde -hora de salida-.
El muchacho amante de la ciencia esperaba ansioso que Matt Murdock (tan sólo pensar en su nombre le hacía sonreía) llegara para que le acompañase a su casa.
Y lo vio llegar, normalizó su respiración así Matt no se preocuparía, o sospecharía, lo que pasara primero. Sabía que desde que tuvo el accidente sus sentidos se agudizaron, para Pete era como tener superpoderes. — ¡Hola Peter! ¿Listo? —le preguntó Matt, el otro respondió con un alegre "¡sí!”. Durante el camino todo iba muy callado, el de lentes no decía nada para evitar caer en un silencio incómodo.
Para Pet era lo contrario, tenía unas ganas de tomarlo de la mano. Después de otros minutos logró visualizar su casa, repasó su plan en su mente y cuando llegaron a la puerta.
— ¡Matt! antes de que te vallas... Me preguntaba si te gustaría ir el viernes a comer, no en ZZ-Pizza. Quiero decir, en otro lugar, comida china... italiana, mexicana, ¡algún lugar de esos! ¿Qué dices? — terminó rojo como tomate, Matt notó ese nerviosismo, pero no quiso decir nada.
—Me gusta lo de la comida china. ¿Te veo el viernes? —
—Yo... eh. ¡Sí! Se supone que yo era el de la invitación— decía el pequeño Parker, haciendo reír a Matt. El más alto le revolvió el cabello a Peter.
—Nos vemos— se despidió y sacó su bastón para continuar su caminata hacia su hogar. Peter cerró la puerta tras de sí, iba a gritar de alegría pero notó que Tía May estaba en medio de una video llamada, en zancadas grandes logró llegar a las escaleras, y de ahí a su cuarto. El adolescente apenas y podía prestar atención a su tarea, estaba más ocupado pensando en cómo le diría a Matt.
Eso salió bien.
Todo se tornó en un desastre con la llegada de ellos.
Un miércoles, era un miércoles y estábamos en clase de Lectura y Redacción:
—Atención... dije ¡atención! —La maestra Kenan Kindemann gritó para calmar a los alumnos. Cuando los vio volteando hacia ella, suspiró y continuo —Como ya estamos a punto de terminar éste semestre vasta de exámenes y tarea ¡PERO! — Levantó sus manos como amenaza- deberán entregarme para el lunes un proyecto, ¡de lo que quieran! Cosas como la Homofobia, enfermedades de transmisión sexual, entre otros; lo que quiero es que apliquen lo que han aprendido. Para el lunes. ¡Que los juegos del Hambre comiencen!-
Un grupo en particular de jóvenes hablaba de sobre qué... No, hablaban de todo menos el proyecto. — ¡Vamos mañana a casa de Parker! —Sugirió el moreno más bajo del grupo, Peter lo miró con instinto asesino. Pero los demás ni lo notaron porque al momento aceptaron.
Sería en su casa.
El día que Ava, Danny, y Sam fueron a casa de Peter Parker estaba tranquilo. Pues habían logrado avanzar gran parte -eso con más ayuda de Ava y Danny-. Llegada la hora de retirarse, quedaron que Luke le daría los toques finales por no haber ido ese día.
Todo parecía en orden, los compañeros estaban a punto de salir de la casa, cuando el teléfono comenzó a sonar. Peter dejó que la contestadora hiciera su trabajo, escuchándose la voz de Matt —Hey, Pet. Sólo para recordarte que nos veremos el Viernes en Hong Kong Buffet—
El rostro de Sam se iluminó —Oye, Parker. ¡Porqué no nos invitaste! — se quejó. A lo que Ava se le unió, raro en ella.
—Sí, Peter. Somos tus amigos. Bien, nos veremos el Viernes en ese lugar— los tres salieron de ahí con la frente en alto.
Peter Parker estaba en shock. No le molestaba salir un viernes con sus amigos, -y Sam-. PERO TENÍA UNA CITA CON MATT.