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Under The Iron Sea por Jesse DelaCroix II

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Notas del capitulo:

Siento haber tardado t.t , he estado medio enferma, me duele la garganta y estoy ronca, ahora hablo como loquendo <3

Ehm, el capitulo 1 lo extendí :I , asi que leanlo antes que este o si no se van a confundir D:  

Hice el capitulo mas largo, la narracion se torna a primera persona como a la mitad :'D se me hace dificil escribir mucho en narrador omnisciente :l

─ Masamune, despierta─. Eran apenas las cinco de la mañana del día siguiente, y los deseos del viejo ya habían despertado, tenía una junta de negocios, así que quería poseer a su hijo ahora, ya que estaría ausente por una semana. ─ Masamune, sal de ahí, ahora. No te hagas el dormido, maldita sea─.

 

 

 

Masamune estaba recostado en su cama, fingía estar dormido. Se rehusaba a enfrentarse a su padre, a pesar de que sabía que se arrepentiría después. Estaba demasiado cansado, por haber limpiado el desastre de su padre, también había perdido bastante sangre y se sentía débil.

Lo único bueno de eso, era el punzante dolor que emitían las grandes cortadas que tenía en el brazo derecho, eso era lo que Masamune quería, dolor. El dolor se sentía muy bien. Le gustaba mucho el dolor que había en esas cicatrices de un feo color rosa. Planeaba hacerse unas cuantas más después del colegio, quería sentir el dulce dolor de la sangre escapando de sus venas otra vez.

 

 

 

Los golpes en la puerta aumentaron de intensidad.

 

 

 

─ No hagas ningún ruido─. Se dijo Masamune a sí mismo. ─ Si finges estar dormido, se irá, ya ha funcionado antes, pocas veces, pero ha funcionado. Además no estás en condiciones de afrontarlo.

 

 

.

 

 

 

 

A pesar de todos los años que habían pasado, de todas las veces que había ocurrido, un detalle permanecía intacto, el miedo. El miedo que sentía Masamune cuando su padre se acercaba demasiado a él, el miedo que causaba escalofríos, el mismo miedo que había hecho que, ahora, había hecho que Masamune temblara oculto en sus sábanas, hecho un ovillo.

 

 

 

 

 

La puerta se deslizaba. El cuerpo de Masamune comenzó a tiritar.

 

 

 

 

 

─ Masamune─. Pronunció lentamente el nombre de su hijo. Le gustaba verlo asustado, desprotegido, le excitaba, era un placer adicional. ─ No tengas miedo de papi, papi está aquí contigo para protegerte, recuerda que papi, te quiere mucho, mucho, mucho─. La voz deseosa del viejo irrumpió el silencio de la habitación.

 

 

 

 

Odiaba su vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

En el colegio,... 

 

 

 

 

 

 

─ Bien, ¿Alguna duda?─. La típica pregunta final de la maestra practicante no alteró en lo absoluto al bullicio que había en el salón. No hubo respuesta alguna, para alivio de la maestra y los alumnos. ─Bien, si no hay ninguna duda, nos vemos mañana pueden salir.

 

 

 

Me dirigí con dificultad a la biblioteca, el día había comenzado mal, me dolían las caderas, y me había costado bastante limpiarme por completo después de lo que pasó. Lo único bueno que había pasado hasta ahora era que la casa estaría vacía por una semana, por asuntos de trabajo, el viejo y la mujer desaparecerían de mi vida, al menos por dos semanas.

Había pensado seriamente en escapar, tenía bastante tiempo, y la mujer me había dado más dinero de lo normal. Mi único problema, el viejo, ya había intentado irme de esa casa, pero él siempre me había encontrado de donde me yo escondía, me llevaba alegremente por las calles, fingiendo tranquilidad, hasta que llegáramos a la casa, y,…

 

 

 

…, creo que no es necesario volver a recordar lo que pasó cuando ambos estuvimos solos.

 

 

Naturalmente, la mujer no notó ni le importó mi ausencia, hasta creo que pudo ver todas las marcas que tenía en mi cuello, y mi dificultad para caminar. Ella siguió tratándome de la misma manera. Era raro, pero, no me sentía traicionado.

 

 

 

 

Eso era lo único bueno que me había pasado hasta ahora, la ausencia de esas dos personas a las que me veo obligado a llamar padres, por una semana. También había roto con mi supuesta novia, hoy en la mañana. No sé realmente si es algo bueno o algo malo, nunca me había importado ninguna de las chicas que tomé. Ellas solo me preguntaban si las amaba, me preguntaban porque yo nunca iba a buscarlas ni era afectuoso con ellas. Y yo, como buen caballero que soy, les respondía honestamente.

 

Luego de eso, no me volvían a dirigir la palabra, algo que no me importa en lo absoluto.

 

 

 

Después de tomar el libro que había estado leyendo el día anterior, me dirigí a mi mesa de siempre.

 

Era un romance, uno bastante rebuscado, tenía un léxico y una poesía bastante complicada para la gente normal, pero una trama muy inmadura, donde el final feliz estaba asegurado desde el primer capítulo. Los protagonistas felices y sonrojados en una catedral después de haber pasado por toda una odisea hasta que al fin admitieron sus sentimientos. Ese libro era todo un aliciente para un corazón condenado a vagar solo por el mundo, ese libro era perfecto para mí.

 

 

Solamente había tomado ese libro para leer las notas finales, ya lo había terminado, era una pena, historias como esa, hay pocas. Supongo que ahora tendrá que pasar a manos de mi acosador.

 

Oda Ritsu, un molesto niño que siempre me espía cuando estoy aquí, siempre lee los libros que yo, esa situación ya me estaba hartando, no podía permitir que ese molesto chico incomode mi lugar de relajamiento, la biblioteca, tendría que encararlo algún día, ¿Tanto puedo importarle como para que me espíe de esa manera?

 

 

 

 

 

 

“Importarle”, eso es lo que siempre he querido, importarle a alguien. Que alguien se preocupe por mí, alguien que me ame, casarme, tal vez, o tener una familia, eso es lo único que me mantenía vivo, esa minúscula esperanza que cada día se apagaba más y más.

Ser feliz, no creo que es pedir mucho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero de todas maneras, ese chico es un fastidio y un día de estos tendré que pedirle formalmente que deje de incomodarme.

 

 

 

 

 

Después de terminar el libro, fui a devolvérselo a la bibliotecaria. Tendría que buscar otro libro para pasar el rato, y luego idearía un breve discurso para decirle al tal Oda Ritsu que se aleje de mí, tendría que ser suave y amable, ya había visto al chico, y tiene aspecto de querer quebrarse si soy demasiado duro.

 

Me dirigí al estante que estaba al fondo de la biblioteca, al que casi nadie iba, fue grande mi sorpresa cuando vi a Oda Ritsu ahí, tratando de alcanzar un libro que estaba muy alto. Tenía suerte, podía deshacerme de él sin tener la necesidad de ir a buscarlo.

 

Como para que tuviese un grato recuerdo de mí, después de lo que le iba a decir, le ayudé con el libro alto.

 

 

 

Maldita sea, su mano es muy cálida. Le había tocado por accidente mientras le daba el libro.

Oda Ritsu se sonrojó, demasiado para mi gusto, su sangre había coloreado el rostro, dejándolo de un adorable color carmín.

 

 

 

 

─ Ehm─. El chico comenzó a balbucear.

 

 

 

 

Volteé a verlo, el chico estaba muy nervioso, sudaba y temblaba. Yo tenía planeado escuchar lo que tuviese que decirme, y luego le pediría amablemente que se aleje de mí.

 

 

 

─Me gustas, senpai─.

 

 

¿Huh? ¿Que ha dicho?

 

Oda Ritsu, se debatía en su arrepentimiento, mientras tenía la cabeza agachada y las orejas teñidas de rojo, hasta yo podía escuchar los rápidos latidos de su corazón. Yo solo estaba en shock, alterado por una rara vocecita con un tonito enamorado que en mi interior me decía,…

 

 

 

 

 

 

Es él, la persona por la que has estado esperando.

 

 


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