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Time Breaker (5927) por Mahiko

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Notas del fanfic:

Ya llegó por quien lloraban: Mahiko y sus locuras de todos los meses! Y esta vez les traeré algo para que no me extrañen (?: Un long-fic! Sí, señoras y señores, mi primer longfic, yay!

Me da una increíble flojera explicar de qué trata así que conformense con saber que involucra Bucles temporales, ya saben, cosas como las vistas en Madoka Magica, Steins;Gate, When They Cry, etc (sagas de las que por cierto me considero bastante fanática :3)

Ok ya, sólo les diré una cosa antes de largarme: NO VEAN MADOKA MAGICA ANTES DE DORMIR. Les hace mal a su cerebro y pueden terminar escribiendo cosas como esta (??. Me harían muy feliz si por alguna razón les llegase a gustar C:.

Ya saben que ni KHR ni sus personajes me pertenecen, yo sólo hago esto cofcofporqueamodemasiadoaestos2cofcof por diversión.

Notas del capitulo:

Oh, por fin tengo algo interesante que decir aquí porque esta cosa cambiará con cada actualización :'Du así que aprovecharé para decirles que este fic se actualizará con mi ritmo habitual, o sea 1 actualización cada fin de mes. Así que no pregunten -3-

Dedicado al grupo de FB 5927 fans unite.

— ¡Qué bueno que viniste, Hayato!— Saludó Bianchi a su hermano al verlo aproximándose al lugar donde ella lo esperaba mientras se acomodaba las oscuras gafas de sol que se había visto obligada a usar para la ocasión.

—Y bien ¿Por qué me citaste en este parque? ¿De qué quieres hablar?—

—Bueno, como ya debes saber, yo pasé estas últimas 2 semanas en Italia con nuestro padre. Acabo de regresar—

— ¿Y qué con eso?— ¿Por qué le estaba contando eso? A estas alturas, ella debería saber que nada que tuviese relación con ese hombre le interesaba en lo más mínimo.

—El asunto es que él me entregó esto y me pidió que te lo diera—

Dicho esto, la pelimorada buscó algo en el bolso que cargaba con ella hasta sacar un extraño objeto de color dorado y  forma hexagonal cuyo tamaño calzaba perfectamente en la palma de su mano, el cual entregó a su hermano. Tras un momento de duda, Gokudera recibió dicho objeto y lo hizo girar entre sus manos para examinarlo. En una de sus caras estaba grabado un emblema que no fue capaz de reconocer por mucho que lo intentó. En la cara opuesta a esa, una pantalla similar a la de un reloj digital indicaba la fecha y hora actuales, debajo de la cual había un montón de botones que prefirió no tocar. Y en una de las caras contiguas a aquella, reconoció lo que parecía ser una ranura para introducir el anillo con sus llamas, similar al que poseían las armas de caja, pero no se atrevió a comprobarlo.

—Es el Time Breaker— Aclaró Bianchi al ver como su hermano observaba extrañado el objeto.

— ¿Time...qué?—                                                                                                                              

—Una vieja reliquia que ha pasado de generación en generación en nuestra familia—Explicó la pelimorada— Como su nombre lo indica, es capaz de manipular el tiempo, mejor dicho, permite regresar a cualquier punto del pasado. Para hacerlo funcionar, sólo tienes que poner en la pantalla la fecha a la que quieres regresar usando los botones que hay debajo de ella y luego, como seguro te habrás dado cuenta, debes insertar tus llamas en él usando tu anillo. Eso es todo—

— ¿Y por qué querría yo algo así? — Inquirió el peliplateado con un leve rastro de molestia en su voz.

—No lo sé, tal vez darte esta oportunidad de regresar al pasado y cambiar todas las malas experiencias que tuviste que vivir sea la forma que tiene nuestro padre de disculparse, ¿no crees?—

—No lo necesito—  Bianchi estaba segura que jamás había oído a su hermano hablar con tanta seriedad como lo hizo al pronunciar esas palabras.

—Hayato…—

—Es cierto que hay muchas cosas de mi pasado que me gustaría borrar— Gokudera sonaba sumamente decidido al decir aquello—Pero ¿sabes? Me he dado cuenta que todo eso pasó por una razón ¡Ahora sé que todo eso pasó para que llegara el momento en el que yo pudiese conocer al décimo y tener la oportunidad de quedarme a su lado! ¡Así que no hay forma de que me arrepienta de nada de eso! ¡Así que llévate este tonto aparato y regrésalo a donde vino porque yo no lo quiero!— Concluyó el ojiverde mientras extendía su mano para devolver el misterioso artefacto a su hermana.

—Lo siento, pero no puedo hacer eso—respondió Bianchi certeramente, rehusándose a recibir de vuelta Time  Breaker—Nuestro padre me dio la misión de entregártelo y yo la cumplí. Si es verdad que no lo quieres, entonces deshazte de él o haz lo que quieras, pero tienes que ser tú el que lo haga—

—Heh, como quieras. Pero dile al viejo que tiraré a la basura su reliquia más tarde—Sentenció el peliplateado mientras guardaba el artefacto en su bolso escolar y emprendía la marcha.

—Por fin has empezado a madurar—Dijo Bianchi en un suspiro mientras iniciaba también su retirada.

 

+++

 

— ¿Nos vamos ya, Décimo?— Dijo Gokudera mientras se alistaba para iniciar junto a Tsuna el recorrido hacia la escuela de todas las mañanas.

—S-sí—

— ¡Espera, Gokudera!— Interrumpió Reborn cuando estaban a punto de irse.

— ¿Pasa algo, Reborn-san?— preguntó el peliplateado extrañado.

—No, no pasa nada, aún…—

— ¿¡Qué se supone que significa eso, Reborn!?— Inquirió confundido el castaño.

—Lo que quiero decir es que durante toda esta mañana he tenido un mal presentimiento—Explicó el ArcobalenoAsí que, Gokudera, debes prometerme que mantendrás bien vigilado a Tsuna durante todo el día, que no quiero que le pase nada que tengamos que lamentar después ¿entendido?—

— ¡Pero Reborn, no digas esas cosas que dan miedo!— Dijo el ojimiel a modo de reproche.

— ¿Q-qué clase de mal presentimiento? ¿Qué podría pasarle al décimo?— La preocupación se hacía evidente en el tono de voz del ojiverde.

— ¿¡Cómo quieres que lo sepa!? ¡Ahora, váyanse y asegúrense de volver a casa sanos y salvos!— Sentenció Reborn a modo de despedida.

— ¡Claro, Reborn-san, puede confiar en mí!—

Así ambos iniciaron el camino hacia la escuela. Tsuna se sentía un tanto inquieto, sin embargo, no se debía a lo que había dicho Reborn antes de salir, eso lo tenía sin cuidado. Conocía al Arcobaleno lo suficiente como para saber que acostumbraba decir cosas sin sentido como aquella de vez en cuando sin explicación aparente. Y en todo caso, sólo había dicho que tenía un mal presentimiento. Concretamente, eso no significaba nada, así que estaba convencido de que ese sería un día completamente normal. Lo que le preocupaba era que, al parecer, a su mano derecha sí le habían afectado profundamente aquellas palabras. Normalmente se pasaría todo el trayecto hablando animadamente sobre cualquier cosa o quejándose de lo mucho que detestaba a Yamamoto o a Ryohei, pero esa mañana no había pronunciado palabra desde que salieron de la casa del ojimiel. Se lo observaba pensativo y distante. De vez en cuando, creía oír algún ruido sospechoso y detenía su andar para mirar frenéticamente en todas direcciones y, tras comprobar que no había ningún peligro, retomaba su camino con la misma actitud.

—Gokudera-kun, no es necesario que te tomes tan en serio lo que dijo Reborn, ¿sabes?—Dijo el castaño en un intento de tranquilizar al otro— ¡Esta es sólo otra de las locuras de que vez en cuando dice! ¡No significa que me vaya a pasar nada malo! Así que no te preocupes más por eso, ¿sí?—

—Por supuesto que es necesario, Décimo— La determinación se veía reflejada en el intenso brillo de los ojos color esmeralda de Gokudera mientras pronunciaba esas palabras y sonreía ampliamente— Pero no tiene nada de qué preocuparse ¡Porque yo lo protegeré!---

El ojimiel sólo exhaló un largo suspiro como respuesta.

Afortunadamente, el día escolar transcurrió sin ningún incidente. Gokudera decidió ocupar el último asiendo de la fila que daba a la ventana que permitía ver hacia el patio, pues consideró que de esa forma podría tener una mejor visión de cualquier movimiento sospechoso que ocurriese tanto dentro de la sala de clases como en el patio de la escuela. Pero a pesar de eso, y de que no se separó de Tsuna prácticamente en ningún momento, nada fuera de lo normal sucedió. Y ahora se encontraban haciendo el trayecto de regreso,  a una calle de distancia de la casa del castaño.

—Mira, desde acá ya se puede ver mi casa— comentó el ojimiel sonriendo— ¿Ves que no sucedió nada extraño ni malo hoy?—

El peliplateado respiró aliviado, pues era verdad. Sólo una calle los separaba de la casa de Tsuna. Sólo una calle más y podrían decir que todo estaba bien y que el mal presentimiento del que Reborn les había advertido aquella mañana no era más que eso.

—Gokudera-kun…creo que…alguien…nos está siguiendo— Anunció de pronto el castaño en un susurro.

El ojiverde observó cuidadosamente al instante en todas direcciones para comprobar si aquello era cierto y logró ver una sombra oculta tras una cabina telefónica cercana que los miraba atentamente. Sólo logró verla por una milésima de segundo pues en seguida la perdió de vista y cuando se quiso dar cuenta, la sombra estaba ya parada justo en frente del ojimiel. Alcanzó a reparar en que ‘la sombra’ era en realidad un hombre alto, vestido con un traje negro que hacía juego con sus cabellos y ocultaba parcialmente su rostro tras un antifaz que dejaba entrever un par de ojos rojos que brillaban con furia antes de darse cuenta que el hombre misterioso, con una agilidad sobrenatural, había sacado un arma y la apuntaba directamente hacia un Tsuna paralizado de miedo.

— ¡CUIDADO, DÉCIMO!— Gokudera no dudó siquiera un segundo antes de lanzarse desesperadamente hacia el castaño, tomarlo entre sus brazos y empujarlo en un intento de apartarlo del alcance de la mortífera arma del hombre misterioso. Cerró los ojos. El inconfundible estruendo de un disparo se oyó en el momento en que ambos cayeron al suelo.

Cuando por fin el peliplateado se incorporó, miró rápidamente a los alrededores. El hombre del antifaz se había esfumado sin dejar rastro, como si se hubiese tratado de un fantasma o una ilusión. En cuanto a Tsuna, el castaño yacía en el suelo mientras la herida dejada por la bala que le había arrebatado la vida se negaba a dejar de sangrar.

El ojiverde cayó de rodillas al suelo, traicionado por sus piernas que se negaban a sostenerlo de pie. Todo su cuerpo temblaba y las lágrimas caían desde sus ojos sin control. Incontables pensamientos se agolpaban al mismo tiempo en su cabeza. ¿Qué había sido todo eso? ¿Quién era el tipo del traje y por qué había hecho eso? ¿Por qué…porqué había asesinado al Décimo así, de repente, sin dar ninguna explicación y sin razón aparente? Demasiadas preguntas para las que no podía hallar ninguna respuesta. Todo había pasado demasiado rápido. Tan rápido que parecía irreal. Sí, esa era la única explicación posible para esta locura. Esto no podía ser real. Esto no era real. Esto era sólo una pesadilla. Nada más que una cruel pesadilla de la cual despertaría pronto. Tenía que ser eso. Una malvada treta de su subconsciente que pronto acabaría. Más valía que despertase pronto por que el dolor que oprimía su pecho era insoportable. Cerró los ojos e intentó despertar, más cuando los abrió aún seguía ahí, arrodillado junto al cadáver del Décimo. ¿Entonces…no era una pesadilla? ¿Todo eso había pasado en verdad? No podía aceptarlo. Simplemente no podía ¿Cómo podría quedarse tranquilo después de haber visto como todo pasaba así de rápido, sin que él fuese capaz de hacer nada? No. No podía dejar las cosas así. Esto no podía terminar así.

En ese momento, una idea cruzó su mente como un relámpago.

Aún tenía el Time Breaker.

Había dicho que lo tiraría a la basura cuando la semana pasada lo recibió de manos de su hermana, pero aún seguía ahí, al fondo de su bolso escolar. En realidad, había olvidado por completo la existencia de ese artefacto. Había dicho que no lo necesitaba, que no lo usaría, pero las ironías de la vida habían querido que se convirtiera en la única salida. Era eso, o aceptar lo que había pasado, y eso nunca.

Buscó dentro de su bolso hasta encontrar el aparato. Con manos temblorosas usó los botones para configurar la pantalla tal y como Bianchi le había dicho.

Regresaría al pasado y evitaría esta catástrofe. No importaba si tenía que intentarlo una, diez o mil veces, salvaría al Décimo a cualquier precio.

Concentró sus llamas en el anillo y lo insertó bruscamente en la ranura correspondiente del Time Breaker.

—¡¡REGRESA!!—

 

Notas finales:

Ok ya, siento haberlos desilucionado si es que en verdad esperaban que esta fuera una de esas geniales historias con bucles temporales que te dan feels uvu (?

Críticas constructivas, destructivas y amenazas de muerte en las reviews por favor.


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