Empezaba un nuevo día en el Sunny, habíamos desembarcado en una isla de invierno por lo que hacia mucho frió.
Me levanté el primero para poder hacer el desayuno para todos, me dí una ducha, me vestí y me fui a mi amada cocina. Allí hice en poco tiempo bastante cantidad de comida ya que la gran mayoría comía en gran cantidad.
Llamé con un grito a todos para que vinieran a desayunar y después de eso se rompió todo el silencio por culpa de mi estúpido capitán que siempre armaba follón. Cuando llegaron mis damas las empecé a cortejar como hacia siempre, pero lo hacia porque me habían educado así. Tengo reputación de mujeriego y así era pero alguien cambió algo en mi y me conquistó sin darse cuenta. Lo malo es que si se lo digo lo más probable es que me corte la cabeza.
Ya estaban todos en la cocina tomándose su desayuno correspondiente. Me senté en mi sitio de siempre y me puse a observar a todos, pero me quede mirando mas a una persona, seguramente con cara de imbécil cosa que hasta ahora no me había pasado. Cuando terminaron de desayunar todos se empezaron a ir poco a poco y yo me puse a lavar los platos que se habían usado.
Estaba a punto de terminar e irme a fumar un cigarro cuando entro la persona con la que menos quería estar a solas...
-Oi, ero-cook ¿donde tienes el sake?
-¡No entres tan de repente! y además no puedes beber a esta hora.
-¿Y eso por que?
-Porque lo digo yo.
---------
Me desperté por los gritos de mi capitán diciendo a los cuatro vientos "¡Comida!" "¡Sanji ha hecho comida!". Ese estúpido... siempre despertándome.
Fui a la cocina y desayune como de costumbre, solo que sentía como el cocinero me miraba y sinceramente me ponía un poco nervioso ya que no estaba acostumbrado a que me mirara. Una vez termine de comer me fui como toda la tripulación.
Me tumbe en la cubierta e intente dormir u poco pero por alguna razón no lo conseguí. Me levante y me dirigí de nuevo a la cocina a por una buena botella de sake, entre y vi al cocinero metido en sus pensamientos lavando los platos.
Como parecía que no me había oído entrar fui a donde siempre estaba mi preciado sake pero no encontré nada, así que fui a hablar con Sanji.
-Oi, ero-cook ¿donde tienes el sake?
-¡No entres tan de repente! y además no puedes beber a esta hora.
-¿Y eso por que?
-Porque lo digo yo.
-Esa no es razón suficiente para que no me dejes beber.
-Ah... ¿Tu has visto la hora que es cabeza de césped?
-¿Que tiene que ver la hora con lo que estamos hablando, si se puede saber? - Sinceramente, me empezaba a enfadar.
-Mucho. Si te pones a beber tan temprano después te puede sentar mal. Por eso he escondido muy bien tus queridas botellas para que me las pidas siempre a mi y no las cojas cuando te de la gana.
-¿Acaso estas preocupado por mi? - Le dije con una sonrisa de arrogancia que pronto se me borro del rostro.
-Claro que si... - Bajo la cabeza para evitar que le viera su cara - pero no solo me preocupo por ti, sino de todos. No te creas especial...
Se dio la vuelta y siguió con lo suyo, yo me fui de nuevo a la cubierta, me tumbe y me puse a dormir un poco.
---------
Ese estúpido espadachín de segunda ¿que se cree viniendo a mi cocina a exigir cosas? y encima con chulería, lo que hay que aguantar.
Salí de la cocina y fui a ver a mis damas por si necesitaban algo.
-¡Nami-swan! ¡Robin-chan! ¿necesitáis algo mis bellas damas?
-Oh, Sanji-kun ¿te encuentras bien?
-Si, estoy bien ¿por que mi bella dama?
-Mmm... Robin ¿le dices tu?
-Claro. - Dijo mi bella morena - Veras cocinero-san, sabemos que te gusta espadachín-san.
-¿¡Q-Que!? - Di unos pasos hacia atrás, sentía como mi cara ardía por la pura vergüenza - Eso no puede ser, yo no puedo estar enamorado... es imposible que me guste.
-Sanji-kun se te nota, como le miras y se te ve mas metido en tus pensamientos.
-Lo siento mis damas, si necesitáis algo estaré en mi cuarto.
Me fui rápidamente a mi habitación cerré la puerta y me tumbe en la cama. Oía como Luffy montaba jaleo como siempre pero le ignore ya que el tema no iba conmigo.
---------
Ya me estoy empezando a cabrear primero me despierta Luffy y ahora ese estúpido cocinero.
-¿¡Q-Que!? Eso no puede ser yo no puedo estar enamorado... es imposible que me guste.
¿Pero que...? Vi como se iba a su habitación con un paso mas bien acelerado. Me quede con la curiosidad de que le pasaba al cocinero así que fui a hablar con las arpías...
-Oye... ¿sabéis que le pasa al cocinero? - Se miraron con mirada complice y me observaron.
-¿Acaso te importa lo que le pase a Sanji-kun, Zoro?
-¿A que viene eso maldita arpía? -Por decir eso me llego un golpe en la cabeza.
-Si de verdad te importa sera mejor que le vallas a ver.
Me di la vuelta y me fui hacia las habitaciones. Habría tardado mas en encontrar a Sanji de no ser por un pequeño sollozo.
Entre en la habitación en silencio para que no me escuchase y me puse en una esquina donde la luz no llegaba. Veía como Sanji estaba tumbado boca abajo con sus manos tapándose la cara.
-¿Por que? ¿Por que justo de el? - Solo le oia llorar cosa que por algun motivo me entristecio.
Me acerque a el y me senté en la cama por lo que se tenso un poco y ni siquiera se giro.
-¿Quien eres?
-Soy yo. - Le dije a lo que se tenso mas aun.
-¿Se puede aber que quieres? no estoy de humor...
-No vengo a molestar, venia a ver que te ocurria.
-¿Y que te hace pensar que me pasa algo?
-Te viniste corriendo aqui despues de hablar con las arpias y estabas llorando si con eso no te pasa nada...
-¿Y se puede saber por que te preocupas de mi ahora?
-Lo mismo puedo preguntar.
Se sento en la cama, me miro y bajo la mirada. Esa actitud en el me ponia nervioso ya que no era para nada la del cocinero que conocia. Le cogi de los hombros y le oblige a mirarme cosa que intento evitar a toda costa.