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Aiepathy por hexotic

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Notas del capitulo:

 

 

Disculpen que no pueda actualizarlo tan seguido~

 

Pero de poco en poco espero acabarlo T-T

«Preso L-714 tiene visita. Preso L-714 tiene visita»

Las puertas de cristal se abrían al paso de los policías y los visitantes. Por cada visitante le acompañaban dos o hasta cinco agentes de seguridad, esto dependía del peligro del reo. El joven  siempre iba acompañado por cinco. No le extrañaba. Sabía los delitos que había cometido Wu Fan incluso si él aún no había confesado ni la mitad.

La sala donde se reunían los presos era de paredes blancas, aire acondicionado y se dividían en cubículos. Los policías hacían guardia desde fuera de los cubículos y cada uno iba armado de pies a cabeza.

Cada cubículo contaba con un teléfono de pared, dos cámaras en el techo y otra en la mesa del centro junto a un micrófono que guardaba y almacenaba cada conversación en el archivo de la policía federal. La mesa al igual que las sillas era de fierro pintado en blanco. Por encima había dos relojes analógicos, el primero marcaba la hora exacta y el segundo el tiempo que duraba la visita, este empezaba a marcar desde el momento en que la puerta que daba entrada al preso se habría para que entrara.

Las manos le temblaban a Sehun. Si bien no era la primera vez que le visitaba, si era la primera en que hablaría enserio. Sin titubear ni romperse como siempre. Lo había decidido y lo tenía que hacer.

Pocos minutos transcurrieron hasta que la puerta que se encontraba frente a Sehun se abrió. Un cansado hombre llegando a sus 40’s fue entrando con la mirada fría como siempre. Su cabello era de un negro apagado, algunas canas hacían su aparición tanto en el pelo como en la barba que llevaba meses creciéndole. Su piel se veía pálida por el poco contacto al sol y algo dañada por el descuido y la edad pero no dejaba de ser un hombre bastante atractivo. El uniforme para los presos era blanco totalmente, cada uno llevaba el número de identificación en la camisa y en un brazalete de metal.

Sus ojos se llenaron de ternura y esperanza al ver al pequeño Sehun sentado en la mesa con una pierna sobre otra, su típica forma de sentarse. Le amaba y todo el tiempo que estuviese encerrado no cambiaría eso. Él era su única alegría. Lo único que le quedaba.

—Te he extrañado — Dijo Sehun mientras se paraba de su asiento y le daba un fuerte abrazo. Se había prometido a su mismo no llorar por esta ocasión y cerraba los ojos con fuerza para atrapar las lágrimas antes de que cayesen.

—Yo te he extrañado más. — Le respondió Wu Fan mientras le daba un beso en la frente, seguido de uno en la mejilla y otro en los labios.

—Siéntate. Tenemos que hablar.

El mayor hizo lo que el chico de cabello marrón le indicó. Usaba cada minuto de la visita para grabarse en el corazón su cara y su cuerpo. Incluso si lo había tenido antes por años junto a él no dejaba que ningún rasgo del pequeño se le escapara, como le veía cada semana era un poco más fácil ver sus pequeños cambios y eso le llenaba de una profunda tristeza, ya que solo los veía, pero no era parte de ellos ni le veía crecer como habían prometido años atrás.

—Fan… he estado hablando con Jongdae, tu abogado. Me dijo que no puede mover nada ni hacer algo por ti si no cooperas. El juez ya ha dicho varias veces que si te defiendes o das algo de información sobre el caso podrías quedar libre… o tu condena podría reducirse.

—Tú sabes que no puedo decir nada ni defenderme de algo que no hice. Ya me encontraron culpable de varios asesinatos y soy consciente de ellos y tomo responsabilidad de ellos.

—Pero, no es justo que estés aquí si tú dices que no los cometiste.

—Lo sé, Sehun. Pero no es tan fácil.

—¿Qué no es fácil Wu Fan? Lo fácil es decir lo que sabes. Todos sabemos que has escondido algo importante sobre el asesinato de ese tal Jongin. Pero, ¿Por qué? No tienes que cargar con el castigo tú solo si tú no lo cometiste.

—No entiendes, Sehun, no es así. No voy a hablar. No quiero.

—¿Entonces para qué dices que me extrañas si no quieres irte de aquí? ¿Qué no quieres ir afuera y vivir? ¿No quieres estar conmigo y prefieres pudrirte aquí dentro? ¡¿Eso quieres?! —Gritó la última parte el más joven. Su cara estaba roja de coraje y las lágrimas amenazaban con salir de nuevo, había dado un golpe a la mesa y le dolía, pero no tanto como su corazón en esos momentos.

—¡No entiendes Sehun! Te quiero, te amo y no quiero decir nada para protegerte. —Dijo el mayor tratando de calmar al otro, sabía que una conversación así se desataría cuando fuera el momento de avanzar en el caso. Pero eso no le quitaba el miedo de que si revelaba algo de más podría

—¿Protegerme de qué? ¿De quién? A nadie le importo desde que dejé todo por ti. Lo que me pase no importa, eres lo único que me queda. Eres el único que me lloraría.

—No estás entendiendo y por favor, no digas eso. —El mayor caminó hasta quedar frente a su amado y se arrodilló ante él. —Haré lo que pueda, pero no llores. Quiero salir de aquí e irme lejos junto a ti, comenzando de nuevo. Dile al abogado que venga el miércoles y hablaré de lo que pueda. ¿Está bien?

Antes de que el más joven pudiera contestar fueron interrumpidos por el pitido del reloj que anunciaba el termino del tiempo, las puertas se abrieron y los policías pidieron a ambos que se retiraran. Por esta vez, no se despidieron con un beso como siempre solían hacer.

 

El martes Sehun visitó la oficina del abogado del caso, Kim Jongdae. El hombre no tenía más de 30 años pero conocía su trabajo, en cuanto se anunció el caso de Wu Fan en la prensa, el primer hombre solicitado para defenderlo fue él, además de que fueron amigos desde la adolescencia.

—Jongdae…— Habló primero el menor. Se conocían desde hacía tiempo y se hablaban muy informal. Ambos conocían a la perfección a Wu Fan y por eso mismo no se explicaban que a ellos que eran más cercanos no le contasen nada. —Me ha pedido que vayas mañana para hablar. No sé si al fin va a contarte sobre Jongin, pero quiero que lo que él te diga me lo cuentes a mi primero, antes de llevar el caso a la corte.

—Sehun, sabes que puedo hacerlo, pero también sabes de la alta seguridad en cárcel y obviamente grabarán todo. Lo que sea que me quiera decir va a llegar a oídos de la policía y los medios antes de que yo pueda hablar contigo.

—Pero conoces gente ¿no? Llama a Jiho, a Minseok, a tu ex novia Luna, a quien sea… te pueden dar un permiso y que la plática no sea en los cubículos ¿no? vamos Jongdae, no lo hagas por el caso, hazlo por tus amigos.

—Suena fácil —Contestó el abogado después de hacer una mueca a la mención de su ex. —Pero es para mañana, si me hubieras dicho ayer no sería tan complicado. Como sea, haré un par de llamadas, no prometo nada y te contaré lo que me diga ¿está bien eso, pequeño Sehun?

—¡Claro! Muchas gracias hyung, eres el mejor abogado.

—Vale, vale, ahora vete de aquí. Todavía no he comido.

 

Al día siguiente, sin la confirmación de Jongdae de haber obtenido el permiso para realizar la visita fuera del área especificada, el joven Sehun estaba seguro de que las cosas se aclararían.

Por su parte, había investigado un poco acerca de ese tal Kim Jongin. Le llevaba diez años al joven Oh. Había vivido un par de años en Seúl y otros tantos en Nueva York, donde estudió ballet y conoció a Wu Fan. No tenía claro cómo es que se conocieron –ya que el mayor no podía bailar sin estar completamente ebrio. Y no había tomado ninguna clase –que Sehun supiera- en Nueva York. Sus especulaciones apuntaban a que se conocieron casualmente. Tal vez en un bar, en una calle o en cualquier lugar de la enorme gran manzana. Eso le tenía sin cuidado, más le preocupaba saber si habían tenido un romance espontáneo o solo era la pasión de una noche. Porque, según apuntaba todo, Wu Fan lo había asesinado en su propio departamento y escondió el cuerpo tan bien que después de veinte años nadie había sido capaz de encontrarlo.


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