Otra vez ese sobresalto que lo deja sentado en la cama, esa angustia que recorre su cuerpo y las imágenes grabadas en su cabeza… ya no lo soportaba más.
Llevaba varias noches despertando repentinamente, luego de esos sueños en los que siempre terminaba buscándolo sin tener éxito, en los que no dejaba rastro alguno y cualquier intento por encontrarlo se hacía inútil, despertaba cuando ya no podía más, y las lágrimas que veía en su subconsciente se volvían reales, resbalando por sus mejillas sin intención alguna de detenerse pronto.
Las malas jugadas que últimamente le hacia su mente lo estaban dejando al borde del colapso, su concentración sólo se hacía presente en su lugar de trabajo porque se le exigía, pero al terminar y salir de aquel sitio volvía a dirigir su atención a los recuerdos de situaciones irreales pero que tanto miedo le causaban, sin poder disfrutar sus minutos de descanso.
Últimamente el tiempo se le hacía cada vez más eterno dentro del vehículo que lo transportaba a la pequeña oficia en que, por un par de meses se dispuso a trabajar para ahorrar un poco de dinero antes de iniciar su vida como universitario. Todo andaba bien hasta la primera noche que despertó con una presión molesta sobre su pecho, recordando cómo intentaba contactarlo sin tener resultados, presintiendo que si no hacía algo no lo vería después, pero siendo detenido en cada intento por salir corriendo del lugar. Desde entonces no había un solo detalle que no le recordara parte su esencia: el dulzor de su perfume tan peculiar, su nombre confundido con palabras de alguna tienda o publicidad pegada en las paredes, los ojos del pequeño gato de la anciana que vendía periódicos… un sinfín de objetos que se confabulaban con su mente cada vez más inestable.
Sentía cómo su situación iba empeorando, a tal punto que no cuenta se dio como un par de trazos dibujados en un cuaderno que siempre lo acompañaba, se transformaron en su menuda silueta, agregando con el paso de los segundos cada uno de sus rasgos característicos… era una obra de arte a su parecer, una que presentó con cierto orgullo a algunos conocidos, liberando su alma de aquella carga tan pesada que era callar sus pensamientos y dejarlos en algún rincón ojalá olvidado en su interior, ese que cada noche le taladraba el pecho con el peor de sus miedos, restregándole en la cara que algún día no lo alcanzaría, sin importar lo que hiciera para retenerlo…
Quizás… esa opción serviría… pero era un arma de doble filo que podría terminar destruyendo lo poco que quedaba de su ser si no funcionaba… ¿la solución era dejar fluir todo?, ¿permitir que su pecho libere el sentimiento tan grande que jamás se había permitido sentir hasta ahora?... podría resultar… quizás estuvo equivocado todo este tiempo, siempre fue algo recíproco pero estaba tan ciego que nunca se percató, y las pequeñas muestras de cariño querían revelarle algún significado oculto, había algo escondido, algo más profundo y que era suyo, siempre lo fue… o simplemente fue una ilusión… no podían llegar más lejos de lo que estaban. Eso era lo correcto, más sería no querer aceptar lo que el destino tenía preparado para él, y recibir el balde de agua fría sobre su cabeza y corazón lo despertaría para siempre de aquella utopía vivida en pequeños periodos de tiempo, en su corta y a la vez larga vida.
Y luego de estas meditaciones… terminaba dando vueltas en la misma pregunta… si era mejor vivir con la incertidumbre o por fin tener la certeza de lo que realmente siente el que lo enloquece cada noche… sin dejarlo conciliar el sueño….