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Un idiota, pero el más adorable por Kim Mika

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Notas del capitulo: Yeey! Este es el primer fic de Super Junior que subo >__< espero que les guste *-*



TeukChul? Donde?!



y eso lalala~~

Los días parecían teñirse de negro, a cada hora que pasaba más oscuros. ¿Pero que podía hacer él? Tan solo observar desde la distancia como la felicidad que tanto había ansiado se le escurría de los dedos…

Lo único que le quedaba era el recuerdo de un tiempo feliz, donde había disfrutado hasta la saciedad de aquella sonrisa que iluminaba sus días, donde había vivido momentos que nadie jamás podría hacerle rememorar.

¿Cómo era posible que tan solo el mirarle le hiciese recordar todo aquello? Al terminar su relación habían acordado que era por mutuo acuerdo, que ambos ya no sentían lo mismo, que ambos ya tenían otra persona a la que se habían dado cuenta que amaban más… Entonces, ¿por qué sentía aquel vacío existencial?

 

Leeteuk no se dio cuenta que había oscurecido hasta que el pequeño Ryeowook dejó un plato de comida en sus narices indicándole que se lo comiese. El líder le mostró una pequeña sonrisa y comió mirando el plato, sin atreverse si quiera a levantar la mirada por miedo a confirmarle a alguno de sus dongsaengs lo terriblemente mal que llevaba la ruptura de hacía un mes. Porque realmente habían acabado por mutuo acuerdo o, dicho de otra forma, eso es lo que había hecho creer Leeteuk a su dongsaeng por no hacerle más daño del que ya parecía estar sufriendo por terminar su relación.

 

Porque él era así y sabía que no podría habérselo puesto más difícil, porque sabía que no habría podido mirar nunca más a la cara a su dongsaeng si no le hubiese ayudado. Porque había visto verdadero amor en los ojos de su expareja como para no saber que era demasiado fuerte como para seguir luchando por algo imposible.

Y aún así no había tenido en cuenta que dolería tanto, nunca había imaginado que verle cada día le haría sentir que le partían el alma cada vez en trozos más pequeños. Pero se repetía una y otra vez que era demasiado tarde para echarse atrás, ahora debía superar aquello por mucho que le doliese.

 

Durante las semanas siguientes nadie dijo nada al respecto, nadie molestó al líder para nada que no fuese importante ya que todos notaron la falta de ánimos de este, aunque quisiese ocultarlo… aunque les dedicase amplias sonrisas... todos notaban que aquel brillo de inocente amor había desaparecido de los ojos de Leeteuk, pero no sabían que hacer, más cuando este tampoco les pedía ayuda.

 

Pero había alguien que estaba cansado de tanta mentira, alguien que odiaba ver mal a su único hyung, alguien que sabía toda la verdad aunque nadie se la hubiese dicho.

 

Y se lo hizo saber a Leeteuk.

 

—JunSoo estás hecho mierda — Heechul había ingresado a la habitación del líder dispuesto a hacerlo salir costase lo que costase, estaba cansado de aquel aislamiento al que se había sometido el mayor.

—Gracias por la aclaración, no me había dado cuenta.

—¿Realmente vale la pena estar tan mal? ¿No harás nada?

—Él es feliz.

—¿Y qué pasa con tu felicidad? —la consecuente mirada que le dedicó el mayor hizo que Heechul se plantease si no estaría equivocándose de táctica, pero ya había empezado a hablar así que no podía acobardarse.

—No quiero hablar del tema, márchate.

—¿Crees que nos gusta verte así? aparentas estar bien ante todos pero sabemos que estas mal, Wookie intenta animarte siempre que sales, incluso el maknae ha calmado sus maldades, ni yo me atrevo a decirte nada. ¿¡Consideras que estás lo suficientemente mal como para pedir ayuda ahora!?

 

El líder tuvo que desviar la mirada pues Heechul no le daba escapatoria y el no deseaba contestar.

 

—Es que eres imbécil JungSoo.

—No sabes como estoy, no puedes juzgarme.

—¿Qué no se como estas? No me vengas con esa estupidez o me harás golpearte. ¿Acaso crees que vendría aquí si no entendiese como te sientes?      

—¿No puedes simplemente dejarme en paz?

 

Heechul se quedó simplemente observando a su hyung, sabía que lo estaba pasando mal y justamente por eso quería ayudarlo. Leeteuk no parecía ser conciente de que era un punto de apoyo para el resto del grupo, que si él caía, caerían todos los demás. ¿Pero cómo hacérselo entender? Una idea le vino a la mente pero sabía que jugaría muy sucio si tocaba ese tema, tampoco se le ocurría nada mejor así que se arriesgó a perder la vida a manos de su líder.

 

—¿No te has dado cuenta de que él también lo está pasando mal? él también se ha dado cuenta de que esto te tiene mal y esta dudando de su nueva relación.

 

El rostro del líder casi pudo confundirse con el resto de su habitación de lo blanco que se había quedado. Miró a su dongsaeng con el terror pintado en el rostro y salió disparado de la habitación, Heechul sonrió complacido, al menos había salido de la habitación para algo más que comer.

Leeteuk llegó casi a golpes a la sala de estar y frenó en seco en el umbral de la puerta. Miró en todas direcciones buscando aquel rostro que tantas veces había visto sonreír y cuando lo halló, el mundo se le vino abajo.

Su dongsaeng lo miraba desde el sofá, con la preocupación pintada en los ojos. Y aunque el dolor lo hubiese clavado al suelo, aunque creyese que no podría ni dar un paso, inconcientemente su cuerpo lo sacó de allí. Y al correr todo iba quedando cada vez más atrás, más lejos, donde el dolor no pudiese dañar a aquellos que habían dado demasiado por su felicidad.

Tan inconcientes eran sus actos que ni oyó como lo llamaban a gritos, como algunos salían corriendo tras él pero no lograban alcanzarlo pues él se había perdido en la espesura de la noche.

 

Heechul al escuchar la puerta abrirse había corrido hacia la sala de estar, encontrándose allí la peor de las situaciones. Muchos de los miembros miraban la puerta de entrada abierta como si fuese un espejismo.

 

—¿Qué diablos…?

—Ha salido corriendo.

 

Yesung, que era el único que parecía estar donde debía estar, lo miraba con la chaqueta en la mano, al lado de la puerta.

 

—Siwon le ha perdido la pista hace un momento, acaba de llamarme, pero al parecer iba en dirección al parque que hay detrás del edificio. Iré ahora a reunirme con él y veremos si lo encontramos.

 

Pero Heechul tampoco estaba dispuesto a esperar cruzado de brazos, no cuando era JungSoo quien estaba perdido. Así que salió corriendo, para asombro de muchos.

 

 

¿Acaso aquello era lo que le deparaba el destino? ¿Una vida que se basaría en mentirse a si mismo y a los demás, poner una sonrisa, una máscara… por el resto de su vida?

Se seguía preguntando como había sido capaz de ser tan evidente, como había bajado la guardia de aquel modo, dejándose descubrir por quien no debía saber como estaba realmente.

 

Cayó de rodillas sobre el frío césped, mirando un punto fijo sin saber realmente que hacer, finalmente se dejó caer sobre el duro suelo.

 

—Maldito estúpido, ya ni huir sabes.

 

Leeteuk, tumbado como estaba, giró la cabeza para ver a la figura que se arrodillaba en aquellos instantes a su lado, aunque ya supiese quien era.

 

—Podría decir que nunca se me dio bien huir o que tú eres el único idiota que sabe encontrarme.

—Tampoco es que te hayas lucido mucho para esconderte, eh…

 

Ambos se quedaron en silencio, en aquella noche fría, ambos permanecían como estatuas en el oscuro parque en el que se encontraban. Habrían pasado desapercibidos ante cualquiera que pasease su mirada por allí sin poner la suficiente atención.

 

Heechul, sentado junto a su hyung, se debatía en que decirle a JungSoo. Nunca se le habían dado bien las palabras de consuelo, pero algo tendría que hacer para que Leeteuk volviese al piso.

 

—Has preocupado a todos.

—¿Más aún? No hago nada bien últimamente.

—Levántate va —el menor tiró del brazo de su hyung pero este no hizo demasiados esfuerzos por ayudarle.

—No me da la gana. Haré menos daño quedándome aquí que volviendo al piso, no tengo ganas de levantarme, no tengo fuerzas…

 

¿Y que podía hacer él si le veía caer en un abismo cada vez más profundo? ¿Cómo sacarlo de allí? ¿Es que acaso Leeteuk no se había dado cuenta de que si él caía caerían todos como moscas?

Al parecer no, y aquello cabreaba en sobremanera a Heechul.

 

—¿Quieres que te diga la verdad? —su enfado aumentaba y, aunque se había prometido no joder aún más a su hyung, aquella actitud tan cerrada estaba acabando con su paciencia.

—Hazme el honor —farfulló Leeteuk.

—Eres un jodido imbécil, eso es lo que eres JungSoo. Un cobarde por no luchar por lo que quieres, un jodido infantil por montar esta escenita dejándoles a todos solos sin saber como buscarte, un imbécil por creer que puedes hacerlo todo sin pedir nada de ayuda —casi le gritaba y Leeteuk había quedado demasiado en shock como para interrumpirle —¡un soberano anormal, eso es lo que eres! ¿¡Acaso te crees que duraríamos algo sin ti!? ¿Por qué no miras un poco más donde vives? ¡Vivimos como una familia y si tú caes caeremos los demás!

 

Para ese entonces Leeteuk ya se había levantado y estaba plantado delante de Heechul, sus hombros y su mirada caídas, con vergüenza de que su dongsaeng tuviese que hacerle ver algo así.

Heechul al verle tan indefenso, casi como un niño de tres años al que le habían echado la bronca, se acercó y lo rodeó con sus brazos en un cálido abrazo.

 

—Llora de una maldita vez, guardándotelo no ganarás nada… nadie te dirá nada porque llores, nadie te juzgará JungSoo, que te entre en la cabeza de una maldita vez.

 

Y el mayor no pudo aguantar más y un amargo llanto salió de su garganta. Arropado por los brazos de su dongsaeng lloró hasta que se quedó sin lágrimas.

 

—¿Soy un inútil verdad? —le preguntó a Heechul.

—Más bien un idiota —le contestó mientras secaba sus lágrimas, Leeteuk frunció el seño —pero el más adorable de todos.

 

El mayor rió y luego empujó a su dongsaeng simulando estar molesto.

Heechul se encargó de enviar un mensaje a los chicos para decirles que había encontrado al mayor y que volvían ya para el piso.

 

Pasaban los días y Heechul se encargaba de hacer que su hyung se distrajese, en aquellos pocos días el resto de miembros habían notado el cambio en su líder, se le veía más animado.

Pero al poco tiempo Leeteuk empezó a notar que su dongsaeng no le dejaba ni un momento solo, ni un momento de privacidad. Sabía de sobras que Heechul lo hacía con su mejor intención y justamente por eso no le decía nada, pero la realidad era que empezaba a agobiarse.

Como líder que era, a veces le gustaba permitirse un momento de relax, le gustaba tumbarse en su cama y escuchar música, o simplemente echarse a lee. Con Heechul tras suyo, aquello le había sido imposible.

 

Por eso, aquel día que llegó al piso después de una reunión y vio que no había nadie, supo que era su momento para relajarse. Se duchó, cambió de ropa y acabó por tumbarse en la cama a retomar una lectura que tenía abandonada.

Cerca de diez minutos después, la puerta de entrada se abrió y Heechul entró. Al ver los zapatos de líder tirados en la entrada sonrió y se dirigió a la habitación.

 

—Hola, ¿cómo estás? —el menor se sentó al borde de la cama del líder y le sacó el libro de las manos —¿vamos al cine?

—No me apetece.

—Oh, no volverás a convertirte en monja de clausura, tienes que salir de la habitación.

—No voy a volver a hacer lo mismo, solo quiero leer y relajarme un rato.

—Vamos JungSoo. —Heechul tiró el libro hacia la mesa y empezó a tironear del mayor.

—¡Joder, ya vale Heechul! Estoy bien, no voy a volver a caer en depresión por ahora, ¿¡puedes dejarme ni que sea una hora de paz!? Siempre para acá y para allá, quiero relajarme simplemente, deja de cuidarme el culo como si tuviese cinco años, soy mayorcito ya.

 

Nublado como estaba con su enfado, no fue capaz de advertir que aquellas palabras habían herido al menor, también había que tener en cuenta que este se recompuso en un momento y puso su mejor cara de póquer.

Heechul miró a Leeteuk un segundo y luego se giró para salir de la habitación, antes de atravesar la puerta habló.

 

—Esta bien JungSoo, te dejaré en paz pero luego no me vengas lloriqueando.

 

El mayor le vio cerrar de un portazo y supo que la había cagado. Volvió a la cama a intentar seguir leyendo y no pudo, la culpa aun le carcomía.

 

Una semana después todo parecía haber vuelto al orden natural, el EunHae rebosaba azúcar allí donde estuviesen, el KyuMin planeaba algo y no dejaban de susurrarse al oído y reír malignamente, el Yewook vivía en su mundo… Heechul era el mismo de siempre, molestando y tratando mal, pero con amor, a sus dongsaengs; solo que parecía ignorar completamente a su hyung. No le hablaba más de lo necesario y no solía permanecer en la misma habitación que él si se quedaban a solas.

 

Esto en un principio esto había tomado por sorpresa a Leeteuk, pero atribuía esa conducta a un posible enfado por lo que había pasado la semana anterior. ¿Era posible que un enfado durase tanto? En la gente normal, y por un tema tan tonto, no. Pero en Heechul, en cierto modo, si era normal y, aunque Leeteuk no se hubiese dado cuenta, no era exactamente la discusión la causa de su enfado.

El resto de miembros, en cambio, si se habían dado cuenta de la tensión que existía entre ambos y solían comentarlo cuando ninguno de los dos estaba presente. Donghae, que los conocía a los dos bastante bien, había ido más allá en sus elucubraciones, dando como resultado una teoría que debía confirmar.

 

—Hyung —Hae asomó la nariz a la habitación de Heechul para ver que podía averiguar —¿Puedo pasar?

—Claro.

 

El mayor cerró algunas páginas de su ordenador y luego giró su silla hacia el menor que se había sentado en su cama.

 

—¿Por qué ignoras a Teukie hyung?

—Porqué es idiota.

—¿No piensas hablarle?

—No.

—¿Por qué?

—Eso ya te lo he dicho.

—¿Va en serio?

—Si.

—¿Seguro?

—Si.

—¿Vendrás al ensayo?

—Si.

—¿Te gusta Teukie cierto?

—Si —entonces procesó la pregunta y se giró hacia Donghae que se levantaba para irse, con una sonrisa en los labios.

—Era todo lo que necesitaba saber.

—Quieto donde estás Donghae.

—Te quiero hyung.

 

Y salió corriendo dirección a la sala, en cuanto Heechul llegó, el menor ya estaba escondido detrás de Hyukjae, hablando con el Kyumin. Maldijo por haber sido tan idiota y esperó que el pez cerrase la boca y no dijese nada a nadie.

Pero Hae tenía otros planes y para llevarlos a cabo tenía que lograr quedarse a solas con el líder, por eso, aquella misma noche agradeció haberse desvelado a las dos de la mañana.

 

Leeteuk releía los horarios que le había dado el manager aquella misma tarde y suspiraba con disgusto, iban a tener una agenda muy apretada ese mes y el no estaba con los ánimos suficientes. Heechul seguía ignorándole y comenzaba a molestarle de verdad, no solo por el hecho de estar mal con uno de sus dongsaengs, si no porque sabía que el que la había cagado había sido él mismo.

 

—¿Pasa algo Teukie? —el nombrado se giró y vio como Hae se servía un vaso de leche.

—No Hae, solo estaba revisando unas cosas. ¿Qué haces despierto?

—Me he desvelado, Hyuk no dejaba de hablar en sueños.

—Ah.

 

Donghae se sentó frente a Leeteuk mientras este enterraba su cabeza entre sus brazos con abatimiento.

 

—Vamos dime que te pasa hyung, me tienes preocupado.

—No es nada, solo cansancio.

—¿Me harás decirle a Heechul hyung que venga para que digas algo? —Leeteuk resopló con frustración.

—Aunque le avisarás no haría nada —comentó con un rencor que sabía que no debía sentir pero que no pudo evitar.

—Lo se, por eso quería que me contases que te pasa. Todos hemos notado que no os habláis.

 

Leeteuk subió las piernas a la silla y se las abrazó mientras pensaba en que decirle a su dongsaeng.

 

—Se que está enfadado por algo que le dije, pero sigo pensando que no fue tan grave como para que aún le dure el enfado. Me… me duele su indiferencia.

 

Donghae sonrió, sabía por experiencia que el sentirse ignorado por determinadas personas dolía mucho más que ser ignorado por solo conocidos. Ahora podía estar seguro que aquellos dos sentían lo mismo pero su orgullo les impedía verlo.

 

—Creo que sois incluso más tontos que Hyuk Jae y yo —murmuró.

—¿Eh, a que te refieres?

—Solo te diré una cosa hyung, deja tu estúpido orgullo a un lado y ve a hablar con Heechul. Discúlpate al menos, eso se lo debes, y empieza a fijarte un poco más en las cosas, que vives metido en tu caparazón y no ves lo que tienes alrededor.

 

Y se marchó tal cual había llegado, dejando el vaso sucio encima de la mesa. Leeteuk se quedó ahí sentado pensando hasta que notó que alguien más entraba a la cocina. Se giró a tiempo de ver como Heechul se quedaba parado en la puerta, el menor resopló e hizo ademán de irse.

 

—Puedes entrar a la cocina, no muerdo, además ya me iba.

—Puedes quedarte, después de todo la cocina no es mía.

 

Ambos se sentaron cara a cara en la mesa sin decir nada, cada uno mirando hacia lados diferentes.

 

—Lo siento —Heechul le miró, el mayor permanecía con la mirada puesta en la mesa —. Siento lo que te dije.

—Intentaba ayudarte.

—Lo se, pero llegaste a agobiarme… estoy acostumbrado a tener momentos para mí solo y… bueno en parte comprendo que no quisieses dejarme solo pero… solo exploté aquel día.

—Eres un idiota JungSoo —Leeteuk sonrió, le gustaba que solo Heechul le llamase por su nombre —¿y ahora sonríes? ¿quién mierda te entiende? —el mayor le miró y vio que Heechul aún estaba serio, que había un pequeño matiz de dolor en sus ojos.

—No es eso por lo que estás enfadado conmigo ¿cierto?

 

Heechul le miró y luego volvió a levantarse para irse, Leeteuk fue tras él y le agarró del brazo.

 

—Al menos dime algo, odio que te pases el día ignorándome. Ya no se que hacer.

—Pues piensa un poco. —Heechul se soltó del agarre y salió de la cocina, pero Leeteuk volvió a frenarlo.

—Ya lo intento…

—Pues no lo parece —un incómodo silencio se creó entre ambos, luego el menor se giró a mirar a su líder —. Dices que odias que te ignore, pero no tienes ni idea de nada. ¿¡Que te parecería que la persona que te gusta te gritase en la cara que lo agobias eh!? ¿Cómo te sentirías si esa persona te dijera que la dejases en paz? Te dije que no me volvieras luego con lloriqueos, que no te los iba a aceptar.

 

Heechul se revolvió el pelo mientras iba hacia la ventana del balcón, Leeteuk seguía parado en medio de la sala.

 

—Creo… —murmuró con la vista puesta en el suelo — que se sentiría igual de mal que si la persona que te gusta te ignorase todos los días…

 

Ninguno de los dos dijo más nada aquella noche. Leeteuk se fue a su habitación mientras el menor le veía irse y no hacía nada por detenerle.

Ambos apenas durmieron y al día siguiente las ojeras se hicieron notar, el resto de miembros les miraban esperando algún cambio en sus actitudes respecto al otro y solo se encontraron con que apenas y se miraban.

 

El día pasó lento y tedioso para todos, yendo de un programa a otro y luego a la sala de ensayos de la SM. Cayó la noche y todos llegaron al piso con ganas de cenar algo e irse directos a dormir. Leeteuk se dirigió a la cocina a preparar algo y Sungmin corrió a ayudarle, poco después Heechul entró a la cocina.

 

—Sungmin, ve a ducharte ya me quedo yo. —el menor le miró extrañado pero no dijo nada y salió después de limpiarse las manos.

 

Heechul ocupó su lugar cortando los ingredientes y la cocina se sumió en un silencia sepulcral.

 

—¿Soy un idiota, verdad?

—Me sacaste las palabras de la boca —respondió Heechul, esta vez con una sonrisa en los labios.

 

Leeteuk dejó lo que estaba haciendo y abrazó al menor por la espalda.

 

—Pero me dijiste que era el más adorable.

 

Heechul rió y acabó por atraer a Leeteuk para poder besarle.

 

La sala de estar estalló en aplausos y gritos, demasiado bullicio creía Heechul, pero le dio igual. Besó al mayor con todas sus ganas, aquellas que había contenido.

 

 

De todo aquello ya hacía poco más de un mes y todo había vuelto a la normalidad, bueno, a su normalidad.

 

—Tráeme la sal.

 

No lo pidió con ningún amor y Leeteuk le tiró un trapo a la cara, pero cuando se levantó, Heechul lo agarró de la camiseta y estiró de él para besarle. El mayor fue riéndose hacia la cocina a buscar las cosas que faltaban. Mientras sacaba la sal de la estantería alguien lo abrazó por la espalda y Leeteuk sonrió, conocía aquellos brazos mejor que cualquiera.

 

—Me alegra verte feliz. —el mayor se giró aún en sus brazos y rodeó el cuello del menor para abrazarlo aún más fuerte.

—Gracias Kangin, yo también me alegro de que tú seas feliz.

 

Se quedaron un poco más en silencio hasta que…

 

—¡Jodido mapache, suelta a mi idiota o te la cargas!

 

Y Leeteuk rompió a reír, seguido de Kangin y el resto de los miembros. Porque todos lo sabían, que el líder pertenecía a Heechul y ya nadie podría tocarlo sin sufrir la ira del egoísta Heenim.


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