— Por favor detén esto Mikoto – habló con determinación mirándole a los ojos – ya no puedes ser un rey, a este paso morirás.
— Sabes que no puedo – respondió monótonamente observando temblar al peli purpura – Reisi ¿Por qué tiemblas?
— No estoy temblado idiota – respondió para derívale – tú sabes que no puedo dejar pasar esto, ya que has involucrado a estudiantes inocentes pero… - se detuvo a sentir la mano del otro en su mejilla – quisiera ayudarte no como rey sino como Reisi, tu Reisi – confeso escondiéndose entre su cabello y el cuello del peli rojo.
— Reisi – le llamo calmado – ya no estamos en secundaria, pero aun eres mi Reisi – dijo bajamente al oído del otro, mientras su mano bajaba a su cintura – dejarme tenerte otra vez Reisi-sama.
— Si, Mikoto – respondió mientras veía los ojos del otro – pero, vayamos a otro lugar – finalizo sonriendo – ¿Mikoto? – le nombro a ser cargado – es vergonzoso, caminare también – dijo separándose del otro.
— Reisi, recuerdas la primera vez que me besaste – rio para ver la cara del otro.
— Claro – respondió con simpleza – te amo Mikoto Suoh, fue un día como este cuando te lo dije impulsivamente y te bese, mis hormonas estaba en flor de piel – finalizo sonrojándose un poco.
— Tarde en darte una semana por una semana pero, tu Munakata Reisi me esperaste y me cuidaste a pesar que siempre estuve en peleas.
— Si, eras un buscapleitos y un excelente novio a pesar que Tatara Totsuka siempre te perseguía, Suoh ¿Por qué rompimos? – preguntó bajamente viendo el cielo
— Realmente nunca rompimos, me volví el rey rojo y tú eras el rey azul así que desde ahí nos volvimos distantes, solo un rey puede afectar a otro rey – contesto mirado la espalda – todavía ¿quieres ser mío? – pregunto.
— Si, un hombre no puede romper su palabra – respondió para llegar a un pequeño templo – entremos Mikoto yo siempre te amaré, lo sabes verdad.
— Reisi yo moriré deberías amar a otra persona, una que no te meta en peleas y no te contradiga en todo – finalizo para empujándole y abrazarle de la cintura.
— Si hiciera eso, no haría esto Mikoto – dijo para darse la vuelta abrazando su cuello y besarle – te amo Suoh Mikoto.
— No tienes remedio – respondió para quitaré el abrigo – eres más hermoso que la última vez – menciono quitándole la ropa rápidamente – Tatara.
— Suoh ¿me amas? – pregunto mientras sus ojos aguantaban las lágrimas y sentían las manos del rey rojo.
— Si – respondió besándole.
.-.-.-.-.-.-.-. Momentos después -.-.-.-.-.-.-.-
— Mikoto, no me dejes – pidió mirando al otro vistiéndose.
— No puedo – respondió yendo a la puerta – Es un adiós Munakata Reisi.
— ¿Por qué? Si siempre te amé y siempre lo haré, pero tú nunca me pudiste poner como tu primera prioridad – pregunto tomando la chaqueta del otro para ponerla en su pecho –aun cuando observe tu interés por Tatara Totsuka.
— ¿Por qué eres tan problemático Munakata? – dijo al aire para salir de ahí sin su chaqueta.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Al día siguiente-.-.-.-.-.-.-.-
— Solo un rey puede matar a otro – dijo el rey plateado esperando el ataque final.
— No lo hagas – grito el rey azul.
— Gracias – dijo el peli rojo para atravesar al adolescente, mientras sus Damocles desaparecían – perdona Munakata por dejarte hacer el trabajo sucio – abrió sus brazos para que su espada cayera y ver al otro atravesarle.
— Idiota, eres un idiota Mikoto – hablo bajamente sintiendo la mano del otro en su rostro y cerrado los ojos por la caricia – no es justo.
— Reisi, sonríe siempre me gusto eso de ti – dijo para perderse en la oscuridad.
— Idiota – contesto sacando su espada con un nudo en la garganta y abrazándole – siempre has sido egoísta hasta tu último momento – menciono para llevárselo de ahí.