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Nieve Carmesí por Hiba

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—  Eh regresado – dijo entrado a la habitación del hospital, mirando la cama conectada y al antiguo rey rojo en ella – Suoh, ¿Cuánto despastaras?, sabes han pasado tres semanas desde ese día y yo… - se le corto la voz – hoy HOMRA se metió en la delegación, aun sin el poder del aura ellos me producen problemas tuve que sacar de la prisión a Yata-san espero que lo agradezca - siempre he odiado esa formalidades tuyas Munakata – escucho suavemente la voz del otro - ¿Dónde estoy? – pregunto el ojí-ámbar.

—  Mikoto – menciono su nombre mientras salía de la habitación entrado con el personal médico.

—  Señor Suoh, fue traído al hospital central de Shizume y ha estado inconsciente por tres semanas debe estar agradecido con el señor Munakata por traeré justo a tiempo – hablo el doctor mientras le revisaba y cuando todo estaba en orden salió.

—  ¿Por qué me salvaste? – le pregunto al otro mirándole a los ojos con el ceño fruncido.

—  Hay que tener razones para ayudar a otros Mikoto – respondió el otro mirándole también y yendo a una silla disponible – Tus hombres no saben que estás vivo – informo tomando su mano - ¿Quieres que les diga? – pregunto con deje de temor.

—  No, yo mismo iré – contesto quitándole su mano – Munakata ¿Qué harás conmigo?

—  Nada, ya no eres el tercer rey rojo y el segundo rey dorado me aseguro que todos tus crímenes han sido absortos – respondió – aunque como Munakata Reisi me gustaría vivir contigo.

—  Es imposible eso Munakata – hablo mirándole a los ojos – ya no puedo seguir contigo, perdona pero debemos distáncianos esto es lo mejor para los dos y para nuestras organizaciones.

—  Respectare tu decisión Suoh – contesto quedamente – así que esto es un adiós – menciono bajamente saliendo de la habitación.

—  Adiós Munakata.

El ojí-violeta caminaba por el pasillo sentía que su pulso se detenía y sudaba fríamente, cuando entro al ascensor se recargo en este para pensar – <siempre egoísta Mikoto, nunca me amaste o simplemente yo nunca vi la verdad> – Señor se encuentra bien – escucho la voz de una señora que había entrado después.

—  Si – contesto dejando sus pensamientos y saliendo de ahí sin evitar mirar la habitación del peli rojo – debo pasar por la compra – se dijo a sí mismo para no caer en la depresión y caminado hasta el supermercado.

—  ¡Ah! Si es Munakata – grito un castaño de ojos avellanas - ¿Qué traer por aquí al rey azul? – pregunto con enfado.

—  Lo mismo que a ti – respondió secamente – te pido que me dejes en paz – dijo separándose de donde se encontraba.

—  ¡ah! Su idioteza necesita privacidad, ja no creas que te dejare hacer lo que te plazca – hablo con sorna el más joven.

—  ¿Por qué son tan egoístas? – grito haciendo que a su alrededor se incendiada en llamas azules – maldición – dijo por debajo respirado para apagar todo – siempre egoísta tú, Mikoto e incluso Fushimi – diciendo eso se fue.

—  ¿Qué demonios? No estaba así en la mañana, estaría mal su comida – decía por debajo el castaño – se encontrara enfermo – En verdad eres idiota Mi-Sa-Ki – escucho cerca de su oído la voz del su ex mejor amigo – MONO – grito del susto.

—  Guarda silencio Mi-Sa-Ki – chan estamos en un lugar público y causar problemas solamente te haría romper tu liberta condicionar – menciono el peli negro mordiendo la oreja del otro causando que se pusiera rojo – Munakata-san tiene mucho trabajo y está lleno de presiones, ahora tiene las manos llenas gracias a sus payasadas, Mi-Sa-Ki-chan por tu seguridad y los demás les sugiero que dejen de actual por lo menos hasta que los otros reyes se vayan, estamos siendo observados es muy extraño que hayan fallecido tres reyes y ahora quieren corta la cabeza del capitán, Mi-Sa-Ki-chan no voltees o la cámara tomara mis labios y eso no podemos permitido.

—  ¿Qué? Mono, porque lo haces somos enemigos y tu… - no pudo continuar por la respiración en su nuca – no hagas eso, estamos en publicó mono.

—  Entonces, si estuviéramos en un sitio privado me dejarías hacer este tipo de cosas me haces feliz Mi-Sa-Ki-chan pero, lástima que tengo una agenda tan llena que ni siquiera puedo hacer mis compras en paz antes que me llamen de la oficina, ahora deberé de pagar todo esto – dijo para alejase del otro – sería bueno tener una linda y pequeña esposa que haga esto por mí – menciono con burla para regresar unos pasos y besar al otro.

—  Mono estúpido – dijo por debajo temblado de la furia – sino fuera por esa estúpida libertad condicional ya estuvieras besado el piso.

—  Eso quisieras Misaki pero no puede ser – le respondió desde lejos – mi emoción por ti es más grande que mi trabajo pero el trabajo es trabajo.

—  Idiota – hablo bajamente sonrojado yendo por su propia comida.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Afuera 8 minutos después-.-.-.-.-.-.-.-

—  Munakata-san – gritaba el teniente del sector 4 – Munakata-san  no se haga el loco conmigo – reclamo el más joven – demonios por eso odio a los sujetos de gran corazón, siempre dejan para ustedes el dolor no es justo Munakata Reisi – hablo seriamente interponiéndose enfrente del otro viendo la cara sorprendida del capitán – vamos empiece a cantar, sé que siempre va al hospital después del trabajo y regresa a la media noche ¿A quién escondes? – le pregunto directamente.

—  Egoístas siempre son egoístas – menciono el mayor mirando al otro – Suoh está vivo sabes él fue mi novio hasta tercer año de secundaria pero, creo que solamente fue un juego para él nunca me tomo en serio y ahora nosotros no nos volveremos a ver.

—  En verdad son como niños crecidos – dijo desviando la mirada – Mikoto es un idiota así que será mejor seguir adelante Munakata no está solo, demostrare al imbécil ese quien es Munakata Reisi.

—  Y me dices niño a mí Fushimi – contesto al otro para seguir caminando.

—  Sabes por aquí vive el idiota de Misaki – menciono el peli negro mirando las residencias – me pregunto si aún vive con su familia, nos vemos Munakata-san – declaro para desvía su rumbo con una sonrisa siniestra.

—  Mañana hare horas extras – decía al aire – tal vez me traslade sería lo mejor empezar de nuevo, gracias Fushimi.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- En otro lugar-.-.-.-.-.-.-.-

—  En verdad desde el incidente me han sobrecargado de trabajo – se quejaba una rubia – y más por su culpa – señalaba al camarero. 

—            Perdona – decía con un tic nervioso en la ceja - ¿y bien que tratas de avisarme? El brazo derecho del rey azul Awashima -kun.

—  En verdad solo hablas tonterías – dijo frunciendo el ceño la mujer – han llegado los peces gordos así que, no se muevan una organización como esta sería masacrada y HOMRA no viviría sin un rey que les proteja.

—  Estás diciendo que tu rey nos protegerá – le hablo serio mirándole a los ojos – sabes…

—  Que su único rey es Suoh Mikoto ¿no?, él sabe que tienen orgullo y eso es bueno en cierta ocasiones, el idiota de Misaki Yata solo le causa más trabajo a mi rey, Izumo cuidarte – menciono para irse de ahí.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Tres días después -.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—  Munakata-san ¿estás bien? – decía preocupado el teniente a verle parido – deberíamos ir al hospital no es común que te desvanezcas tres días seguiros – menciono caminado con el mayor.

—  Perdona los problemas ocasionados Saruhiko – dijo el peli purpura – espero que no sea nada grave.

—  Si no fueras hombre juraría que estarías embarazado – bromeo el más pequeño que recibió un golpe en la cabeza.

—  Si eso fuera posible, Misaki-chan estaría embarazado – dijo en media broma – espero que no lo hayas forzado.

—  Nunca le haría algo así a Misaki – respondió – cuando me unir al sector 4 debo decir que fue por despecho ante él, me enojo que siempre estuviera con Mikoto y se fue de mi lado por ello es un mocoso que se deja arrastrar con cualquier cosa, solo tome un poco de su debilidad en mi provecho.

—  Te odiara después – hablo viéndole seriamente.

—  No me importa siempre cuando sea yo a quien mire – contesto a lo dicho – además si fuera posible que estuviera embarazado eso sería una bendición.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- En el hospital Central -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—  Ya puede retirase del hospital Suoh Mikoto – hablaba un médico acomodándose los lentes – el señor Munakata Reisi ha pagado los honorarios de su estadía.

—  Ya veo – dijo para salir de ahí con ropas parecidas a las suyas – haciendo cosas innecesarias, gracias – camino lentamente cuando vio al cuarto rey en la entrada, estaba parido y prácticamente siendo sostenido por Fushimi – Munakata – menciono pasado de ellos.

—  Suoh – menciono dejando caer su peso en el menor – Fushimi, perdona.

—  Ni lo menciones – comento con rencor mal disimulado - ¿alguien podría traer una silla? – menciono llamado la atención del personal.

—  ¿Qué le sucede? – pregunto una enfermedad a ver inconsciente al capitán del sector 4.

—  No lo sé con claridad, durante tres días ha sufrido de nauseas, mareos, desmayos, y cambios hormonales – comento el menor que ayudaba a trasladado.

—  Yo lo atenderé personalmente – hablo una anciana de cabellos canos y anteojos grandes.

—  Si directora – contesto la chica que les indico donde llevar al ojí violeta.

—  Pequeño, me ayudarías en trasladado a la camilla – hablo la anciana.

—  Claro – comento el teniente viendo los aparatos - ¿Por qué lo han traído aquí? – pregunto.

—  Es un rey ¿verdad? – devolvió la pregunta – ¿Cuánto sabes de su relación con Mikoto Suoh? Ellos han mantenido relaciones sexuales.

—  Con todo respecto señora, no soy nadie para méteme en las relaciones ajenas – respondió el menor para poner su mano en su espalda.

—  Ya veo, bueno tendré que realizar el ultrasonido para asegúrame – dijo la anciana retirado la ropa superior del capitán.

—  Si hace algo sospechoso señora, no crea que seré piadoso – amenazo el más joven.

—  Lo tendré en cuenta – hablo la anciano procediendo, dejando ver en la pantalla un pequeño punto dentro de una especie de bolsa – él será padre, solo entre reyes se pueden afectar – menciono – le entregare la incapacidad durante un año y le informare al rey dorado – comunico la anciana saliendo del consultorio.

—  ¿Quién es esa anciana? – se preguntaba el teniente del sector 4 – señor Munakata – llamaba al mayor – señor Munakata, espero que no se desmaye de nuevo – decía.

—  ¿De qué me voy a desmayar? – hablo bajamente el peli purpura - ¿Por qué mi ropa esta desacomodada?

—  Bueno, ¿Cómo lo digo? ¿Cómo te lo puedo explicar? – hablaba moviendo su cabello – una doctora extraña le atendió y me dijo que solo los reyes se pueden afectar pero, también me pregunto si habías mantenido relaciones sexuales con el idiota de Mikoto, claro yo le dije que lo que ustedes hacían no me importaba así que la viejita roñosa, te quito la ropa superior y realizo no sé qué cosa para ver a los bebes y menciono decirle al rey dorado y algo de una incapacitación por largo tiempo – hablo el más joven atropelladamente.

—  ¿Qué? – respondió el ojí violeta tocando su abdomen – Fushimi, vámonos – anuncio acomodándose la ropa y levantándose lentamente para ir a la puerta.

—  Pero, no esperada a la vieja esa – dijo el menor mientras seguía al capitán.

—  Si es importante el rey dorado me informara, ahora solo quiero trabajar – declaro subiéndose a un auto.

—  No le dirá al imbécil de Mikoto Suoh – menciono mirado el porte del mayor.

—  No, él lo quiso así y yo respectare su decisión de sepáranos – respondió.

—  Egoístas – menciono por debajo  el menor.   

Continuara…

Notas finales:

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