-No puedo ir a pelear, necesito encontrarlo- sacudió su cabeza intentado elegir lo mejor-Estoy entre el honor y el amor
...............................................................Capitulo 12
-Hija, que haces por aquí, deja a los hombres trabajar. -dijo mientras jalaba de los pelos a su hija.
-Hay papa solo quiero darle suerte a Bakura, míralo se ve tan despistado. -decía Kisara señalado a su hermano.
-Padre, hermana ¿qué hacen aquí? ... -preguntaba saliendo de su trance.
-Te buscaba, ya vimos que los aldeanos se aproximan. -comentaba el hombre de pelos plateados y mirada rubí-. Zero nos dijo que intentaría arreglar las cosas, aunque dudo que mejore la situación.
Así la familia empezó a charlar sobre la situación dejando de lado el ambiente de afuera.
-Hey Kura... me acompañas a mi habitación por favor- decía la joven recibiendo aprobación por parte de su padre.
-Anda hijo, tu hermana necesita tu apoyo, luego pasas por la guardia de los arqueros- dijo dirigiéndose a su destino y añadió- quiero preguntarte algo así que no te olvides.
Una mirada cambiaba mientras la preocupación volvía al albino. Al llegar a la habitación de su hermana, la chica cerró la puerta y le dijo firmemente.
-Entiendes, compláceme y te diré donde se encuentra. -dijo pícaramente empujándolo en dirección a la cama.
-Al parecer no logras entender la situación hermanita. -dijo esquivándola y cogiéndole firmemente el brazo.- Tú no ganaras.
-Eso crees-reía con sonrisa siniestra- veamos te diré como se encuentra.
Las miradas entre los dos hermanos se intensificaban cada vez más, una disfrutaba la frustración del otro. Cada vez más cruda, cada vez mas fría.
-Te explicare la situación en la que esta Ryou, espero que no te alteres mucho, si muero, moriré en tus manos. -dijo empanzándole a contar.-El esta postrado en el suelo, mojado con orina y alcohol, semidesnudo, con unas agujas que no le permiten moverse como al principio me equivoque en donde colocarle las agujas así que esta con puntos de sangre por todas partes, en este mismo momento puede que se esté infectando, o puede estar gritando tu nombre esperando tu llegada. ¿Quién sabe? Te digo que está en una habitación de esta pocilga, podrías salvarlo rápidamente, ya sabes que hacer. -relataba la chica sentada en un sofá.
-Ni lo pienses. -le dijo mientras pensaba en salir de ese lugar antes de asesinar a su hermana.
La incógnita estaba dicha, pero no hubo mas palabras. Ninguno de los dos se dispuso a decir más. Bakura salió del lugar con actitud firme y mente agotada.
-"Que debo hacer, no puedo permitir que la psicópata de mi hermana, por más tonta que pueda ser, no la puedo matar, no soy ese tipo de persona. "-pensaba mientras reposaba sus brazos contra la pared.-"Estúpido día, estúpida hermana, estúpida guerra"
-Verdad estamos en guerra no debería estar aquí pensando.-exclamo exaltado de su despreocupación corriendo a el puesto de su padre, por el pedido.
Corrió y vio como entraban muchos heridos, cada vez la guerra iba más intensa, estaban perdiendo el control de la situación.
Rápidamente abrió la puerta y tiro a su padre contra el suelo.
-Siento la demora, no hay tiempo de agradecer de que deseabas hablarme. -dijo agitado.
-Primero tienes que salir de aquí y si es posible llevarte a tu hermana y si quieres a ese sirviente que me dices que amas, Ryou se llamaba. -decía en tono angustiado-. Vamos a perder quiero que ustedes se salven.
-No voy a permitir tal tontería padre, si muero, moriré con honor y en el campo de batalla.- le grito.
-Te lo digo como orden. -le exclamo levantándose.- Mira, son demasiados, Zero intento calmar las cosas se enfadaron mas.
-Lo sé pero no pienso rendirme, intentaremos al siguiente día. -le decía el hijo.
-¿Y si no hay mañana? -le dijo intentando no desesperarse.
-Pero que estás diciendo viejo, como te vas a poner negativo y sentimental, deja las tonterías tenemos que arreglar las cosas por más de que cueste vidas inocentes.
Así padre e hijo dieron todo por el todo.
En tanto en la sala de reposo, en donde se encontraban los heridos, los médicos y mujeres que ayuden a los doctores o ofrezcan comida y agua
-Jóvenes, no tenemos suficiente medicina, solo los más graves serán atendidos. -proclamo el doctor de mayor rango.
-Tu pequeño lleva al joven conde a su habitación, iré cada hora, si hay algún inconveniente solo llámeme. -le indicaba un ayudante a Yugi.
-Como diga, una consulta ¿Esta mejor? -le preguntaba con la esperanza de recibir una afirmación
-Eso parece pero no te podemos confirmar nada, esperemos que su cuerpo acepte el medicamento, ya le cosimos la herida pero con el tiempo nos aseguraremos de que no se infecte. -le decía el ayudante.
-Gracias. -le respondió el amatista algo dolido por las palabras.
Lo despertó para que pudieran ir a su habitación, el mayor solo hizo su berrinche sin saber tomar conciencia de lo que sucedía a su alrededor.
-Yuuugi porque tenemos que caminar, tengo mucho sueño, cárgame. -le decía infantilmente el oji rubí
-Hay Yami no te hagas el bebe, vas a tu cama para que puedas descansar mejor. -respondía el menor con una gotita en la sien
-Cáaargame, ya me canse. -dijo colocando su peso en su espalda.
-¡Atem! -grito- ya casi llegamos.
-No grites, la gente quiere dormir.- le susurraba luego tosio y golpeo levemente su cuello.- Amor... algo no anda bien...
-¿Qué pasa?- decía intrigado.
-Empecé a sangrar.- le respondió algo sorprendido.
Tan veloz como pudo lo dejo en el cuarto y salió corriendo en busca del doctor, el cual fue lo más rápido que pudo.
Al entrar a la habitación se encontraron con el joven Seto limpiando el cuello del conde.
-Qué bueno que llegaron, Atem ya quedo dormido. -les decía tranquilamente.
-Que susto me diste.- grito Yugi.
-Señor Kaiba, gracias por cuidarlo, parece que se le abrieron los puntos. -decía rascándose la cabeza el doctor.- ¿Acaso se rasco o golpeo el cuello?
El tricolor hizo memoria y recordó justo antes de que sangrara el había tosido, seguro ahí se toco el cuello.
-Sí, ese despreocupado empezó a toser. -le dijo
-Bueno, coseré nuevamente la herida, procura que no se la toque. -le indicaba a Yugi mientras sacaba sus instrumentos.- Mejor que este dormido, sino le dolerá mucho.
El doctor prosiguió con su tarea y volvió a coser la herida la cual se veía un poco mejor que ayer. Los quejidos de Atem se empezaron a oír en la habitación, en ella se podía sentir la tensión de cada persona.
-Tranquilo Yami- susurraba sobando los flequillos del mayor-descansa.
-Joven, será mejor que lo cuide bien.- dijo seriamente el doctor-. Tenemos que volver a el cuidado del resto.
-Como diga.-le respondió mostrándole una dulce sonrisa a el oji rubí.
Los doctores se retiraron de el cuarto y mientras se dirigían a su destino se choco bruscamente con un albino completamente desesperado y con una mirada alterada.
-Disculpe.-le dijo el doctor.
-¿Qué hago? por favor dígame que hacer.- le rogaba Bakura.
-Lo siento, pero no entiendo a que se refiere.- le decía intrigado.
-La mato o la complazco. -dijo entre sollozos.- ¿Por qué tenemos que tomar este tipo de decisiones?
-Joven, en verdad no se la situación por la que está pasando, solo le digo que la vida es así-empezaba a decir- ninguna decisión es fácil ni pequeña, a veces llegas a arriesgar el futuro, por eso debes pensar antes de actuar pero más que nada, nunca arrepentirte, porque somos las decisiones que tomamos.Siempre debes tener presente eso.
-Si somos deci....-dijo el albino siendo interrumpido.
-En verdad me tengo que ir, me retiro. -le dijo el doctor trotando hacia la sala de enfermos.
Los pensamientos de Bakura estaban llegando al extremo, iba a desafiar todo lo que creía para poder obtener lo único que lo satisfacía.Estaba en un estres muy similar al de el investigador, Seto.