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De principe a Reina por UsagiYumiko-sensei

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Notas del capitulo:

Ya esta el siguente capi :D !!!


Creo que quieren lemon pero... sq esto es shonen ai XD si quieren puedo hacer un especial prox. y para mi sigueinte fic sera bastante hard jejeje nwn esperenlo

Los días siempre cambian, de nombre, de clima, de todo, pero en el país de los cristales no es así.

Murjalla al ser un país mágico tiene ciertas complicaciones. El clima nunca cambia, las horas son mucho más extensas, su vegetación es un misterio y entre otras cosas. En si estos problemas son a causa de la historia del país.

Su fundación es sobre la historia de dos hermanos incomprendidos y marginados por sus grandes poderes mágicos, al tener la necesidad de encontrar un nuevo hogar iniciaron también con una nueva nación. Murjalla y Maurjalla crearon un nuevo mundo donde varios seres iguales a ellos pudieran vivir en paz, solo que –siguiendo un mito- al parecer los hermanos tuvieron una pelea, algunos dicen que fue por una discusión sobre opiniones y otros que fue por el amor hacia una mujer pero a fin de cuentas no se sabe; Murjalla al caer muy enfermo después de pelear con su hermano y única familia dio, con sus ultimas fuerzas, un gran conjuro que dice:

“Vengan los nuevos días y las nuevas sorpresas a este nuevo mundo”

Ese pudo ser el único conjuro mal hecho de Murjalla, puesto que gracias esto todas las complicaciones que tiene el país de los cristales iniciaron y terminaron separándolo parcialmente del mundo humano.

Por ahora es casi impenetrable para humanos y criaturas mágicas, pero con el paso de los años los mismos habitantes se han revelado ante los humanos y otros seres que negaban su existencia; les dieron a ver sus grandes y excéntricos dones, pero esto solo hizo que las malas intenciones crecieran en uno de ellos. No necesito mencionarlos puesto que por el sentido común ya se sabe de quienes se habla.

-Señorito- aviso la familiar voz del mayordomo Dunguos al otro lado de la puerta de la habitación de Yareth.- Las sirvientas han traído el cambio de ropa para la ceremonia, ¿nos permite pasar?

-Claro Sr. Dunguos, pasen- respondió la voz ronca del moreno.

La hora había llegado, Erwann y Yareth serian nombrados oficialmente próximos soberanos del país de los cristales y seria ante toda la familia real.

La familia principal y la más importante son los de Montañas Rojas, seguidos de estos son los Valleverdes, GrandCasto, Monte del Sol y Cuervo azul. Todos estos estarían presentes en el salón para ver a sus próximos líderes.

Pero antes de todo eso, Erwann y Yareth debían de estar preparados para esto, y principalmente es en la apariencia en lo que se deben de concentrar.

-Yareth- le llamo una dulce voz un tanto temblorosa.- La ropa es muy linda pero… Lo que me inquieta es que hacer… como siempre.

-No mucho, solo debes de repetir todo lo que mi padre te diga y mantenerte firme y seguro- respondió el otro príncipe.- Y por cierto esta ropa es ya muy antigua, se usa como tradición a la boda de Lady GonghielMarie y el mago Maurjalla.

-¿GonghielMarie?-.

-Si, fue una dama dotada de sangre curativa y fue esposa de uno de los hermanos fundadores del país de los cristales-.

-Y fue una gran mujer y reina para todo el país- completo el Sr. Dunguos al oír su conversación.

-Si que hay muchas historia- murmuro el pequeño rubio con pesadez al descubrir lo mucho que debía memorizar.

Al terminar las sirvientas en vestir a los príncipes se retiraron junto con el mayordomo dejando a Erwann y Yareth solos por fin.

-Erwann- murmuro el joven moreno.- Debo decirte algo importante.

-¿Qué?- la voz cortante y débil de Yareth inquieto mucho al rubio elfo.

-¿Recuerdas la vez en el desierto? ¿Cuándo hablábamos de nuestros poderes?-.

Erwann asintió.

-Bueno, en verdad… te oculte algo- Yareth tenia un tono de temor.- En verdad no solo puedo ver el pasado, si no también el futuro y entre otras cosas mas…

-¿Qué dices?- seguía desconcertado.

-Soy un mago del tiempo ¿ok?- respondió por fin el moreno.

Erwann estaba a punto de decirle algo pero entonces unos golpeteos interrumpieron su conversación, la hora había llegado.

Fueron guiados hasta el gran salón de fiestas, todos los familiares reales estaban hablando y disfrutando la ceremonia bajo la gran cúpula que tenia le salón, se oía música elegante y servían unos bocadillos de aspecto apetecedor. Al llegar la pareja todo se silencio y lo invitados dirigieron su mirada a los dos príncipes recién casados.

-¡Bienvenidos sean!- estrepito una voz muy conocida y femenina en el salón.

-Madre- murmuro el moreno antes de que el rubio identificara la voz.

La reina Bell se acercaba con un asombroso vestido –de esos que parecen de pastel- y también venia acompañada de un hombre alto y con mirada de pocos amigos, con una abundante melena azabache y con una cicatriz muy grande que iba de su barbilla hacia su garganta.

-¡Mi querida familia!- anuncio esta vez para los demás invitados la reina Bell.- ¡Los he reunido hoy para que se cumpla la tradición de la familia principal!

Todos aplaudieron ante lo dicho y entonces el hombre de mirada escalofriante se dirigió también a los invitados y hablo:

-¡Familia, yo el rey Argutth II De las Montañas Rojas, los invito a que comience la ceremonia para nombrar a los príncipes y ahora esposos, Erwann MoonWilde y Yareth De las Montañas Rojas como los próximos rey y reina de el país de los cristales Murjalla!

El rubio se quedo paralizado, además de a pesar saber quien era el padre de su esposo también ahora se encontraba en la misma situación de cómo cuando estaba en su ceremonia de matrimonio, tenía muchos mareos y sus nervios corrían de un lado a otro en su cuerpo.

-Ven solo haz lo que yo te diga- le susurro en el oído el moreno. Su voz le tranquilizo un poco.

Lo único que tuvo que hacer fue colocarse en el centro del salón, justo bajo la gran cúpula, estuvo de frente ante el padre de Yareth y escucho atentamente todo lo que decía. Al terminar este el discurso, le pidió a los esposos que repitieran todo lo que les dijera y así acabo la ceremonia.

A simple vista suena muy sencilla pero fue muy larga, ese discurso que dio el rey fue interminable.

Lo que paso después fue solo un típico baile, con música alegre, así que Yareth intentó llevar a Erwann a bailar pero este se negaba, no le gustaba ese tipo de baile.

-Vamos Erwann, es divertido- intento convérselo por ultima vez.

-No, no es divertido- reclamo el rubio.

-Bien tú ganas, en verdad no es divertido… pero es muy romántico-.

Erwann intento resistirse a los engaños muy insistidos de Yareth. Le menciono lo hermoso que es dejarse llevar por la música, estar frente a frente con esa persona amada y cada vez más juntos… Eso si que fue un golpe bajo por parte del moreno.

-¡Bien! Tú ganas Yareth, bailemos- se dejó vencer el pobre e inocente rubio.

La música esa lenta y muy armoniosa hasta el momento, ya que cuando la pareja se acerco a la pista de baile para danzar con el resto la orquesta cambio la canción por una mucho mas mágica.

Al principio sonaba triste y melancólica, pero en cuestión de segundos se transformo en una melodía pegajosa y fantaseosa, también muy romántica, como si conmemorara los tiempos bellos e inolvidables de cualquier persona.

El rubio debía admitir que sentía como si flotara en el cielo, lleno de ese sentimiento cálido y loco llamado amor, y también junto a su querido esposo y única persona que él pudo amar. En verdad debía admitir que se sentía muy feliz, incluso olvido el incidente de la mini mentirilla blanca que le dijo en el desierto, pero eso era el pasado, ahora lo único que le interesaba era seguir bailando junto a su persona querida la hermosa canción.

Pero esta vez ni los dioses le perdonaron por su belleza. Cuando la canción termino y la pareja se preparaba para la siguiente pieza un grupo de hombres entro brutalmente en el salón golpeando y azotando la puerta, dando a la muchedumbre un pánico momentáneo.

-¡EL REY! ¡¿Dónde esta el rey?!- grito uno de esos hombre que tenían el mismo traje púrpura con adornos dorados.

-¿Que sucede?-pregunto el rey Argutth II al acercarse mas a los hombres uniformados.

-Su majestad, ¡están atacando al país!-.

La grave y asombrosa noticia alarmó mucho a los invitados y varios de estos murmuraban con miedo.

El rey dio la orden de que todo el ejército se preparara, de que la familia fuera a resguardarse en sus habitaciones correspondientes del castillo y que esperaran a nuevas órdenes.

Erwann y Yareth se fueron a la habitación del moreno y ahí se mantuvieron por unas horas, juntos y esperando a que no pasara a mayores problemas la situación, aunque no se esperaba mucho ya que se hablaba de una guerra, con quien, pues no se enteraron.

-Erwann, debo serte sincero- inicio una conversación el moreno.- Si acaba de estallar una guerra, entonces deberé de irme.

El rubio mostro una expresión muy horrorizada.

-¡¿Cómo?! ¿Por qué?- se escandalizo.

-Porque soy el hijo del rey, es mi deber ayudar a mi pueblo en momentos como este.

-Pero… No quiero que te vayas- unas lagrimas traicioneras se deslizaron en sus mejillas e inundando esos hermosos ojos azules convirtiéndolos en una viva imagen del mar.

-Lo siento- el moreno abrazo al elfo fuertemente y le susurro en el oído que no se preocupara, que el solo se encargaría de minúsculas cosas dado los dones.

-Pero… ¡Pero aun así me asusta que te vayas a una guerra!- reclamaba el rubio sin parar.- Odio las guerras, las discusiones, todo lo que tenga que ver con la violencia.

-Son inevitables Erwann- le consolaba el moreno.- Además, esto es con los humanos. Al parecer saben que existimos y quieren explotarnos para sus fines egoístas.

-¿Cómo lo sabes?-.

-Porque si fueran criaturas mágicas ya hubieran entrado sin tener que destruir el muro de protección en la frontera-.

Erwann se quedo en silencio aún abrazando a su esposo por el miedo de tener que dejarlo.

-Erwann, ven- Yareth se levantó y le tendió la mano para ayudarlo a levantarse.- Quiero darte un regalo.

Yareth tomó la caja de música que se encontraba en el tocador y se la dio en las manos a Erwann. Al abrirla el rubio pudo oír de nuevo la melodía que acababan de bailar en el salón de fiestas, solo que sonaba más lento y mucho más especial.

-Le dije a la orquesta que la interpretaran para cuando entráramos a la pista de baile- aclaro algo apenado el moreno.

Erwann se quedo boquiabierto, no pensó que Yareth hiciera ese tipo de cosas tan tiernas, y eso hacia que le entrara mucho mas miedo y pavor de perderlo en esa guerra. Pero sus temores fueron de mal en peor.

-Yareth- pronuncio el rubio con la dulce voz temblorosa.- Cuando era un niño mi madre me educaba, como a todos mis hermanos, pero yo tenia un tratado especial ya que en el futuro debía casarme e irme de casa; ya me habían explicado todo y yo estaba de acuerdo, pero cuando el compromiso se alargo mas y se detuvo su realización por un corto lapso yo reflexione mucho sobre el asunto y descubrí que este matrimonio no era ni racionable ni muy común. Digo, ¿Quién se casaría con alguien a quien nunca conoció?

´Pero cuando te conocí yo… me sentía tan raro, el solo verte me provocaba un sentimiento tan raro que yo mismo quise ignorar pero al final no lo conseguí. Descubrí que por fin encontré a alguien a quien amar, aunque en verdad no llevemos mucho tiempo conociéndonos y que somos totalmente lo opuesto pero… creo que así pasa esto ¿no? El enamorarse…

En el momento donde un mutuo sentimiento abundaba la habitación los sonoros y temerosos golpes en la puerta lo intervinieron, era hora de que Yareth participara en la guerra. Erwann no dejo que se fuera pero no pudo hacer nada para evitarlo.

Cuando su esposo cruzo la puerta y se marcho a Erwann lo escoltaron otros guardias, haciendo que abandonara el castillo y el país; claro que no lo dejaron solo, los mismos guardias lo llevaron a una casa refugio cerca de las fronteras con lo seres de libertad, ahí nunca llegaría la guerra que tenían contra los humanos.

Erwann estuvo solo por mucho tiempo, extrañando y anhelando la presencia del moreno a su lado, quería abrazarlo y besarlo lo más pronto posible y esos deseos eran lo que más le lastimaba.

Pasaron apenas 7 meses y la guerra acabo. ¿Quién pensaría que hubiera traidores en el país de los cristales que no les gustara la idea de que el nuevo rey y reina fueran un elfo y un mago de tiempo? Pues al parecer dichos traidores hicieron un pacto con los humanos para hacer una rebelión prometiéndoles cosas imposibles, pero ilusos de ellos, al hacer contacto con un humano de esa manera también se traicionan a si mismos y así perdieron sus poderes poco a poco.

Pero, volviendo al tema de la pareja real, Yareth recogió a Erwann en las costas de Margathinia país de las aguas –donde los seres de libertad-y se quedaron un tiempo ahí, después Erwann decidió volver a Murjalla, no quería saber ya más del mundo humano, y junto a su regreso se hizo la numeración de próximos rey y reina –por que gracias a Yareth pudieron resistir en la guerra-.

Pasaron los años y la pareja se convirtió en los rey y reina del país de los cristales, gobernaron un buen periodo que no tuvo ningún disturbio, fue igual una época importante para le surgimiento de una nueva magia llamada “la extracción” para seres de poca energía mágica pero eso es otra historia.

Notas finales:

Aun no es el final, trabajo en el jeje pero prometo que lo acabare pronto owo


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