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De principe a Reina por UsagiYumiko-sensei

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Notas del capitulo:

Hola!! Ya llegamos tan rapido al final. Creo que habia mencionado que lo habia ya escrito (el fanfic) y que solo me faltaba el final, y bueno aqui esta!


Disfrutenlo, ojala y haya sido de su agrado (recuerden que es shonen ai XDD)

El castillo de Gogh-Maurjalla hay una conmoción, los criados andaban de un lado para otro llevando en sus manos flores, listones, comida, mesas y cualquier otro elemento que tenga que ver con una fiesta.

-¡Tengan cuidado!- exclamo el Sr. Dunguos, mayordomo a cargo de los preparativos para la llegada de los invitados-. Tenemos aun muchas horas antes de que lleguen los invitados, así que guarden la calma y traten de no estropear nada.

-Pero, Sr. Dunguos, si la reina tampoco esta por aquí no podemos estar tan tranquilos- inquirió una sirvienta con unos pequeños arreglos floreales en sus manos.

-Por eso debemos asegurarnos de que cuando lleguen todos el castillo este irreconocible, debemos mostrar lo bien que anda con el nuevo soberano- intento explicar con ese tono tan calmado típico de los mayordomos-. Por cierto, ¿Dónde están las sirvientas que escogí hace unos momentos? Ya va siendo hora de que preparen a Erwann.

Ese gran y majestuoso castillo de un estilo único que se alzaba en el aire en medio de la ciudad capital El jardín de Murjalla, se encontraba en el que podría ser el día más esperado y feliz de la familia real, aunque para la mayoría una ocasión así no parece ser propia de tanto alboroto pero recordando que ahora se cambio de rey y reina es mejor decir que toda la familia se emocione por un baby shower.

Las sirvientas elegidas –no más de 5- se dirigían apresuradas hacia el cuarto de la realeza. Tocaron la inmensa puerta de bordes de oro con golpes apresurados y una voz desde en su interior les respondió en que podían pasar.

-Mis señores, es momento de que se preparen- dijo una de las sirvientas hacia los nuevos rey y reina que aun estaban acurrucados en la cama.

-Cielos ya tan pronto- se quejo débilmente un rubio acurrucado en el brazo de su fiel esposo moreno.

-Aún tenemos algo de tiempo- le susurro el moreno y después dirigió su palabra a las sirvientas-. Pueden retirarse, yo les avisare cuando tengan que arregla a Erwann.

Las sirvientas obedecieron un tanto intranquilas por las órdenes del rey pero tuvieron que darle confianza.

-No me quiero levantar- soltó un quejido adorable el rubio.

-Has estado flojeando desde hace ya dos meses, el embarazo no es una excusa para no hacer nada- le replico sonriente el moreno mientras acariciaba la rubia melena de su esposo y ahora reina amada.

-Lo siento, es que me cuesta trabajo levantarme con mi pancita- rio el oji azul y acaricio su bultito en el abdomen.

-¿Quieres que te cargue a la bañera?-.

-¿Y bañarnos juntos?-.

-Esa es mi reina- Yareth le dio un beso tierno a Erwann y después le cargo como una princesa hasta el cuarto de baño.

Se tomaron su tiempo en la bañera, platicaban y recordaban los buenos tiempos, pero mas que todo se emocionaban por la llegada de su bebe, su primer hijo.

-Ya ha pasado 1 año- suspiro el rubio aun en la bañera contemplando el cuerpo desnudo de Yareth frotándose con una toalla.

-Desde ¿Qué?-.

-Desde que nos volvimos rey y reina- completo melancólico el rubio.

-Cierto, y también ha pasado un años de eso-.

-¿Eso?-.

-De nuestra primera vez- completo divertido.

Erwann solo se sonrojo un poco, recordaba perfectamente esa vez antes de volver a el país de los cristales, cuando residían en el refugia cerca de las costas de Margathinia. Esa romántica vez en que se unieron por primera vez –físicamente- con la hermosa vista del anochecer sobre las olas del mar como único testigo de esa unión.

-Recuerdo muy bien como te avergonzabas por simples caricias ahí abajo- le recordó el momento más bochornoso que había hecho el rubio.

-¡Oye! Recuerda que era la primera vez que hacia esas cosas-.

-Si, eras virgen- Yareth parecía solo burlarse.

-No importa, de todas formas no te conformaste con una vez- espeto el rubio muy sonrojado, recordando todas esas sesiones dentro del castillo.

-Claro, soy insaciable. Quizás por eso mismo saliste premiado- el moreno se acerco a Erwann y le beso la frente, se sentía feliz de poder tener un bebe con la persona que más amaba en todo el mundo.

-Pronto nacerá nuestro bebe- dijo lleno de emoción el rubio y abrazando el cuello de su esposo.

Para cuando las sirvientas interrumpieron para poder arreglar a la “reina” se separaron por varias horas, el rey debía estar en otro lado y la reina debía estar lista para recibir a los invitados en el salón de fiestas. A Erwann lo vistieron con un lindo traje muy cómodo para un embarazado de 6 meses y eso todos los invitados –en especial mujeres- no dejaban de alagarlo. La familia entera de Yareth le felicitaba por su bebe y la mesa de regalos estaba atiborrada de enormes cajas, Erwann nunca espero ser tan amado por el país.

-Erwann luces muy lindo con tu pancita- alagaba una de las primas de Yareth a el joven rubio.

-Cierto, espero y te gusten mis regalos, fueron con mucho amor- otra prima.

-Es un niño ¿no? Felicidades- esta vez fue la tía.

-Espero que ya tengan el nombre previsto-.

-En verdad lo estamos pensando- respondió con voz cortada-. No nos podemos decidir.

-¡Pues decídanlo ya! Su nacimiento ya se acerca-.

-Puede tener dos nombres su bebe-.

-Bien, pero tendremos que decidirlo por mucho más tiempo-.

En la fiesta Erwann estuvo rodeado de las mujeres incluyendo a la ex reina Bell y Yareth estuvo platicando con la mayoría de los hombres como su padre, miembros importantes de la corte, amigos, familiares y también militares que batallaron junto a él en la guerra anterior.

Todo estuvo bien, todos los invitaros gozaron poder estar en un momento tan importante de los nuevos reyes y a estos también les resultaba agradable la visita pero en el fondo lo único que deseaban era poder volver a estar solos en su cuarto con la presencia del otro únicamente.

Ya pasadas las doce de la noche los invitados se fueron uno por uno –a excepción de la familia que vivía con ellos en alguna parte del gran castillo-, fue larga la espera pero por fin Erwann y Yareth se quedaron solos, fueron a su habitación y se tumbaron en la gran cama matrimonial.

-Me siento muy cansado- dijo el rubio.

-Te pesa ¿cierto?- inquirió el moreno sobándole la pancita de Erwann con dulzura-. Creo que no estas acostumbrado al ejercicio.

Erwann no contesto, se había quedado dormido encima del edredón purpura y esponjosos cojines. Yareth solo le miro fascinado por lo hermoso que era al dormir y se acurruco a su lado para igual unirse al mundo de los sueños junto a él.

Los días pasaron muy rápido y con el las semanas y meses. Ahora el rubio que vivía en el castillo se la pasaba siempre sentado, su pequeño y delicado cuerpecito no soportaba tanto esfuerzo en aguantar su peso extra, no podía bajar las escaleras y le costaba trabajo dormir; siempre estaba cansado. Eso inquietaba un poco al moreno, la salud de su esposo le importaba tanto y no quería que le pasara nada a su amor.

Para cuando los 8 meses se cumplieron Yareth estaba que se moría de nervios, podría ser que en cualquier momento naciera su bebe y no sabría que hacer, había dado ordenes de que una guardia personal estuviera al tanto del estado de Erwann –le molestaba no ser él mismo quien cuidara al rubio por sus deberes como rey-.

Un caluroso día de primavera, el rubio estaba en el invernadero del castillo junto a la ex reina Bell y con la escolta personal que le había asignado Yareth. Lo único que hacían era leer, leer y leer libros sobre la historia familiar que Erwann debía acabar, por unos momentos entro una de las sirvientas trayendo consigo una caja de regalo.

-Discúlpeme mi reina pero han mandado otro regalo más atrasado de parte de Madame Cuervo Azul, manda una tarjeta de disculpa por no haber asistido a la fiesta anterior debido a la boda de sus dos hijas- la sirvienta se paro detrás la silla de Erwann por respeto.

-Oh, gracias- el rubio le dirigió una sonrisa a la sirvienta y enseguida aparto el libro de sus manos y se enderezo de la silla para tomar el regalo pero una punzada que empezó de su pancita hasta su columna le impidió hacerlo y de paso hizo que perdiera el equilibrio.

Ya había comenzado, el bebe iba a nacer.

La sirvienta y la ex reina Bell entraron en pánico, llamaron a todos en el castillo y mandaron al Sr. Dunguos a por el doctor; pero alguien no estaba ahí, Yareth había acudido a una reunión en con sus consejeros en la sala de reuniones y no se entero de nada hasta cuando el doctor entro al castillo y el pánico creció más.

Yareth al escuchar el escándalo del parto de Erwann fue corriendo a donde lo atendían, en su mismo cuarto. Los ayudantes del doctor le prohibieron por el momento la entrada a su habitación y en hacerle compañía a su esposo, intento luchar por entrar pero dijeron que ya casi acababa. El moreno se resigno en esperar a su amado.

Podía escuchar los gritos de dolor de Erwann atreves de la puerta, por un momento no soporto más y deseaba       tirar la puerta con todo y los asistentes del otro lado pero lo calmo un dulce llanto chillón que sobresalió cuando los gritos del rubio cesaron.

Un llanto que para los oídos de Yareth estaban diciendo: “papá, mamá ¿Dónde están?”

Inmediatamente el moreno golpeo la puerta y por fin le abrieron, se abrió paso entre la muchedumbre que rodeaba la cama matrimonial de la habitación, se podía oler el sudor de todos dentro, pero lo único que le importaba a Yareth era conocer a su hijo.

Llego al pie de la cama y contemplo a un esposo sudoriento y con una apariencia agotadora pero con una sonrisa y mirada complacientes, entre sus brazos arrullaba a un pequeño bultito de sabanas azul claro.

-¿Están…bien?- murmuro el moreno anonadado de ver a su hermoso esposo y en brazos a su pequeño bebe.

-Si, ambos estamos perfectos- respondió cansado y feliz el rubio.

Erwann había luchado contra su mismo dolor y propia felicidad al mismo tiempo hace solo unos instantes, estaba completamente agotado, ni siquiera tenía la suficiente fuerza como para sostener a su hijo. En cuanto Yareth se acerco a ellos y le tendió las manos para poder cargar a la criatura no lo dudo, quería que el viera con sus propios ojos lo bello que era ese pequeño ángel.

-Es tan pequeño- susurro lleno de felicidad.

-Tiene tu melena negra- noto el elfo al ver la pequeña cabecita de su hijo.

-Y apuesto a que tendrá tus ojos- aposto el rey.

-No lo se, es un recién nacido, nos queda mucho tiempo que vivir juntos.

-Juntos, tu yo y el pequeño…-

-Lander- interrumpió el rubio acariciando la mano de Yareth que aún sostenía a su criatura-. Quiero llamarlo Lander.

-Lander ¿eh?, es un bonito nombre-.

Para finalizar nuestra historia, Erwann y Yareth vivieron una placentera vida en el Murjalla y la disfrutaron al máximo juntos como una familia. Con un amor que duro hasta su muerte.

FIN

Notas finales:

Si quieren el especial donde aplicare un tanto de lemon por favor mandenme un Review por favor ;)


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