Especial
“El sol sobre Margathinia”
Solo han pasado 7 meses desde que la guerra contra los humanos se desató en Murjalla, y también la guerra que se llevo a Yareth, mi dulce esposo de mi lado.
Estar solo en este maravilloso lugar, con el océano enfrente, con días calurosos y brisas exquisitas no se disfruta sin él…
Últimamente no se podía sacar a su esposo el pobre elfo, siempre suspirando junto a las olas del mar que chocaban con la blanca arena solo prolongando su tristeza.
Por las noches no podía dormir por la angustia que sentía en que en el campo de batalla pudiera salir herido su amado moreno, lloraba al ritmo de la caja musical que le había regalado antes de separarse. Todo su sufrimiento aumentaba más y más cada día, ni cuando de fue de Makrram se sintió tan solo.
Para una tarde, donde el rubio estaba sentado en ese balconcito- comedor de la casa refugio (que de hecho parecía más una casa de verano que un refugio), una salada brisa de mar se acerco y le comunico algo al pequeño elfo, un sonido de esperanza, una melodía que le indicaba su mayor deseo.
Regreso…
Erwann no pudo evitar mirar sorprendido por todos los lados, buscando y buscando alguna señal de su amado pero fue inútil, no importaba a donde dirigiera su mirada –por donde creía que vendría Yareth- no encontró ninguna silueta que corriera en su encuentro. Pasó un rato más mirando el horizonte, donde el mar permanecía en calma y entonces se dio la vuelta para meterse a la casita.
Esa casita o mejor dicho cabañita estaba hundida en oscuridad, no se veía nada –y eso que estaba el atardecer sobre el mar y todavía no se escondía el sol-. Erwann quiso encontrar el interruptor de la luz pero lo que su mano toco fue la piel de otra mano, una que conocía muy bien.
-Veo que te sientes solo mi lindo elfo- se oyó entre las sombras.
-Bueno, se podría decir que un poco- dijo avergonzado el rubio al notar que los dedos largos de Yareth se entrelazaban son los suyos.
-¿Solo un poco?- Yareth jalo el brazo de Erwann y apego su delicado cuerpo en su pecho-. ¿Enserio que solo fue un poco?
El rubio no quería responder por la vergüenza que sentía al estar de ese modo con Yareth.
-¿Sabes? Yo si te eh extrañado… y mucho-.
Erwann sintió una pequeña presión en su boca y el roce de unos labios carnosos junto con el aroma de Yareth; el moreno le había besado.
Fue un beso tierno y duradero, pero no paro ahí, en unos instantes el beso se volvió más candente. Yareth solo intentaba hacer que la boquita del rubio se abriera poco a poco dejándolo sin respiración, era feliz sintiendo como unas pequeñísimas manos le apretaban la camisa en el pecho. Se abrazaron con deseo y Erwann permitió que la lengua de Yareth se adueñara de su boca.
Tan caliente…
No paso mucho tiempo para que aparecieran cómodos en al cama de la habitación del rubio.
-Yareth… ¿Qué estamos haciendo?- la mirada inocente del rubio le hizo esbozar una sonrisa al moreno antes de darle su respuesta.
-Creo que es muy obvio Erwann- el moreno se dejo caer en el pequeño cuerpo del elfo-. Te extrañé tanto… mi amado Erwann.
Los besos volvieron y junto a ellos ataques de chupetones en el cuello delgado del elfo.
-Yareth…- murmuraba sonrojado.
El calor emanaba de sus cuerpos y no dudaron en desnudarse en frente del otro, para cuando lo hicieron Erwann entendió lo que iba a suceder, su propia unión con Yareth.
-Oh, Erwann eres tan lindo con tu cuerpo pequeño y delicado- el moreno besaba sin detenerse el pecho sin músculos del rubio y también dejándole marcas de besos y mordidas.
-Yareth… ¡no te emociones tanto!- chillo el pequeño ser cuando sintió las mordidas en sus pequeñas tetillas rosadas.
-Lo siento… pero en el campo de batalla no podía pensar en nada mas que me hiciera feliz que este momento-.
Sin pensarlo Yareth de enderezo y tomo las delgadas y blancas piernas de Erwann, acercándolas más a su amiguito y sintiendo el delicioso roce de las partes intimas del elfo.
-¡Espera!- grito el rubio antes de que su pareja entrara en acción-. ¿Cómo es que haremos esto? Ya sabes… ya que somos hombres- lo último lo dijo con un murmullo muy débil pero el moreno alcanzo a escuchar su duda tan tierna.
-Ya lo descubrirás- poso du dedo índice en el ombligo de Erwann y lo deslizo hasta la entrada del rubio-. Todo a su tiempo mí adorado elfo.
Un grito pequeño de un incomodo dolor escapo de los labios de Erwann, la impresión de esa molestia en su trasero lo había tomado por sorpresa.
-Yareth… Ah- suspiraba el rubio mientras el moreno le hacia los servicios necesario para poder tomarlo por completo.
Era una experiencia nueva para el rubio, no supo como reaccionar en ningún momento incluso cuando llego la parte en que se corrió en la boca de Yareth, se sentía apenado, feliz y a la vez afortunado. Porque ¿Qué mejor manera de hacer eso que enfrente de la persona que amas?
Cuando Yareth empezó a introducir esa parte de él por la entrada estrecha del rubio solo los gemidos de placer y gritos de lujuria salían de sus bocas. En toda la noche Erwann no dejo de decir el nombre de Yareth y aferrarse a su espalda dándole ligeros araños.
Cada vez que el moreno emboscaba a Erwann lo hacia más profundo, buscando un sitio especial en su interior en donde poder liberarse y cuando lo hizo ambos quedaron dormidos. A la mañana siguiente Erwann fue el primero en despertar, miraba maravillado el rostro de Yareth siendo acariciado por los rayos del sol, se oian los ruidos que el mar hacia por las mañanas y la brisa no se sentía.
Parece ser que hoy habrá mucho calor, pensó desinteresado el rubio.
Pero… comparado con el calor de ayer… creo que este no será tan especial.
Erwann le dio un bezo en el cachete al durmiente.
-Gracias por darme mi primera vez Yareth… Te amo-.
El elfo volvió a acurrucarse entre los brazos de Yareth y descanso por todo el tiempo que quiso.