Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De principe a Reina por UsagiYumiko-sensei

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya casi nos acercamos al final!!! XD Disfruten el capi y me da gusto que varias personas lo esten leyendo wiiii me da animos!

Por fin llega el mundo blanco, con sus amenazantes vientos fríos y aguas congeladas; el invierno llego a la mayoría del mundo y cada país lo celebra como quiere, bueno, menos los mágicos.

En ellos el clima siempre es igual, los del país de las cenizas siempre su clima es nublado y caluroso, el los océanos es templado y muy pero muy húmedo, el de los vientos siempre es primavera con ligeros cambios de viento, y en el de los cristales siempre esta la nieve presente. Pero en el mundo humano siempre esta en constante cambio.

¿Por qué será?                                     

¿Sera que los seres mágicos no quieren cambiar de estación climática?

O ¿El humano siempre es el que debe sufrir?

En verdad los seres mágicos son algo caprichosos con la salud, al estar acostumbrado a un clima no quiere dejarlo ir por el miedo a que otro tipo de estación climática le pueda causar daño a su cuerpo, así son y no se les cambiara eso.

Bueno, a causa de esa mala costumbre un ser mágico que visite otro clima diferente puede ser muy exagerado, y en este caso es el pequeño elfo rubio Erwann MoonWilde quien dramatiza una escena fatal en la que el se muere de frio en una habitación de hotel.

-¡Me muero!- es lo único que se escucha de un bulto gigante de cobijas en la habitación del pequeño Erwann-¡¿Por qué me llevas a un lugar como esté?! No soporto mucho el frio y me haces esto ¡No tienes consideración Yareth!

-¡Cállate! No has parado de quejarte desde que llegamos- gritaba del otro lado de la puerta el moreno algo fastidiado por escuchar a cada rato los regaños infantiles del rubio- Además debes empezar a acostumbrarte al frio, que pronto nos tendremos que ir a mi país.

Dado esta conclusión el silencio, como siempre, reina en las situaciones incomodas.

-¿A tu país? ¿Cómo? ¿Por qué?- se ergio el rubio con asombro.

-Es muy obvio Erwann, yo soy un príncipe y tú también, al casarnos y convertirnos en esposos eso significa que tendremos que ser rey y reina, o por lo menos eso pasa en mi país-.

Erwann no dijo ni una palabra más, no podía creer que se iría a vivir a otro lugar sin antes habérselo dicho alguno de sus padres o hermanos.

Estaría en un lugar desconocido, con clima desconocido y sin saber que hacer cuando este allí, frente a todo un pueblo del que seria próximo rey, eso le provoco mucho miedo y el pánico se apodero de él.

-Pero… ¡No puedo!- salió de la cama sin preocuparse de cuanto frio tenia y abrió la puerta de un jalón- ¡No iré! ¡No iré! ¡No quiero! ¿Cómo me puedes obligar a algo así? ¡De seguro lo has decidido tu solo!

-¿Qué te pasa? ¡Mi decisión aquí no cuenta! Son las ordenes reales de mi familia- explico un poco molesto el moreno, ya que odia que le reclamen las cosas- Además compórtate, que para eso te traje a esta isla en invierno para que te vallas acostumbrando al clima frio.

-¡¿Cómo te atreves?! ¿¡Usas la luna de miel para eso!?-.

Ambos quedaron en silencio; Erwann mantenía una expresión en su lindo rostro que mostraba frustración y decepción retenida, ya empezaba a tener sentimientos especiales hacia su moreno esposo y de repente pasaba esto, sentía unas ganas incontables de gritar y llorar mientras que Yareth tenia una extraña cara de molestia.

Era más que obvio que estaban muy enojados entre ellos, así que el rubio dejo la conversación y se encerró en su habitación dando un portazo en frente a la cara de Yareth.

-¡¿Qué demonios te sucede?! Aun no terminamos de hablar- golpeteaba la puerta el moreno.

-Para mi se acabo, ¡no te quiero ver!- repuso muy furioso y con voz entrecortada el elfo de nuevo hecho un ovillo en su camita caliente.

Pero lo malo fue que después de meditar y reflexionar un buen rato lo que había hecho empezó a lamentarse y a llorar en silencio, no debió haberle dicho tantas cosas incoherentes e injustas a Yareth, en verdad él no tenia la culpa de nada.

Erwann estuvo todo el día en su habitación sollozando en silencio, solo recordaba momentos pasados entre sus sollozos. Recordaba su vida en el país de los vientos, cuando sus hermanos organizaron una expedición en el bosque para ir en busca de MayBurm, recordaba que pasaron una semana entera en el bosque sin resultado alguno y volvieron al castillo desanimados.

Igual hubo una vez en que fueron a la lagunilla de las flores acuáticas, una ubicada en el centro de Makrram, donde sus aguas son tan claras y cristalinas que reflejan al cielo como si fuera un enorme espejo, en las orillas abundaban mas las rocas lizas que la arena y entre estas había bancos diminutos de peces. Ese día fue cuando vieron a la criatura sagrada que habitaba esa bellísima laguna, una especia de pez volador gigante, cuando lo vieron saltar del centro de la laguna sus hermanas Elisa y Elsa gritaron como unas locas y se abrazaron por el miedo, Xaire se burlo de ellas junto con Erwann y Gilbert solo hablo de la belleza del pez mientras que sus padres se reían por tener tan especiales criaturas por hijos, todos eran tan únicos que eran irremplazables.

Otra anécdota fue la vez en que en el castillo se presenció una enorme tormenta que azotaba con la lluvia todo lo que había de por medio, en ese entonces Erwann era un crio miedoso de unos 7 años y cuando escucho la ferocidad de la lluvia y el viento empezó a llorar en su habitación, cuando le oyeron sus hermanos fueron con él para consolarlo; fue una velada muy entretenida, los hermanos estaban hablando y discutiendo divertidamente de muchas cosas, Elsa y Elisa mostraron su divertido juego del hilo –consta de hacer diversas figuras con una clase de hilo obtenido de una planta- luego Gilbert hablo y hablo de los sentimientos y la vida a su manera y Xaire propuso que jugaran juegos en la habitación; ese fue el mejor día de Erwann en su niñez.

El elfo paso todo el tiempo reviviendo ese tipo de momentos hasta que el anochecer empezó a alertar en el cielo, Erwann noto algo extraño entre las sombras de la ventana que hizo que lo sacara de su bultito caliente de cobijas. Era alguna clase de lluvia en forma de bolitas redondas y que flotaba –igualmente cayendo- y blancas, como si estuvieran muy, pero muy congeladas.

-¿Qué será todo esto?- pregunto el rubio ante la gran ventana y decidido tomo su abrigo y salió del hotel a la calle para ver el fenómeno.

La calle, la acera y todo lo demás del exterior estaban cubiertos por una especie de capa o musgo blanco, hacia mucho más frio que adentro y extrañamente en todas las casas había adornos iluminados de muchos colores; todo estaba muy confuso.

Erwann solo se acobijo abrazándose a si mismo y empezó a caminar por la acera igual repleta de la extraña cosa blanca; pasaba entre la multitud de gente y también frente a casas y tiendas de ventanales y vitrinas grandes, en la mayoría veía esas luces de colores, incluso adornaban los arboles.

“No creo que un árbol quiera lucir esa clase de luces raras”. Decía incrédulo el rubio.

Camino y divago hasta que se canso de esquivar a la gente y de que la extraña cosa que caía del cielo igual a la lluvia se quedara impregnada en su cabellera y le diera frio en su cabeza, así que se fue a sentar en unas bancas fuera de un restaurante.

El frio le comía su delicado cuerpecito y en ningún momento dejo de temblar por a causa de este. Solo podía maldecir al moreno por todo, aunque luego se arrepintiera y volviera a maldecirlo; la lluvia de los fragmentos congelados había acabado y en ese momento el rubio solo pudo notar la presencia de alguien mas sentado junto a él en la banca.

Erwann solo se sorprendió mucho y lo miro detalladamente; era un jovencito de cabellera negro violeta –ya que tenia pequeños destellos tipo violetas oscuros- tenia los ojos cerrados y la mayoría de su cara la cubría una gruesa bufanda, su vestimenta consistía en un extraño traje negro cubierto igual por esas bolitas congeladas. El elfo solo lo veía discretamente pero se canso al cabo de un rato y poso su mirada en un viejecillo raro de gran barba blanca y vestimentas rojas y blancas que agitaba una campanilla y reía con “jo, jo, jo” para abrazar a las personas.

El rubio se hizo un ovillo sentado –subió sus piernas a la banca y las abrazo- para entrar mas en calor pero entonces su elficas orejas escucharon gotas de agua caer, y no era cualquier agua, era una clase de agua un poco mas aguda y pesada, cargada de sentimientos; efectivamente eran gotas de lagrimas.

Rápidamente volteo a ver a su compañero de banca y vio esas preciadas y entristecedoras gotas caer de las mejillas sonrojadas del jovencillo.

-Oye, ¿Estas bien? ¿Te has lastimado?- pregunto sin dudarlo el rubio, para asegurarse si el humano no estaba enfermo o herido.

Pero el jovencillo no contesto para nada, lo único que hizo fue hundir so rostro en las palmas de sus manos y seguir sollozando.

-Vamos no llores, cuéntame que te pasa- Erwann toco el hombro del joven y entonces pudo oír una voz algo entristecida.

“Odio la navidad. Toda esa nieve me recuerda esos tiempo tan hermosos que ahora me provocan tanto dolor; es algo pasajero pero no puedo frenar mis lágrimas, es como tratar de evitar el sonido cuando uno ni es sordo”

Las palabras tristes del jovencillo terminaron de resonar cuando este golpeo ligeramente –o más bien retiro- la mano del rubio.

-Disculpa, solo no te preocupes que estaré bien, es solo algo pasajero que me sucede cuando empieza a nevar- su voz era algo temblorosa, pero como había dicho sus lagrimas se detuvieron y entonces miro al rubio dándole a ver sus grandes ojos lilas- En verdad siento haberte preocupado.

-No importa- aclaro el rubio- solo que me sorprendió mucho el que de la nada empezaras a llorar.

-Si, últimamente me sucede eso cuando es invierno- sonrió un poco el jovencillo- y más cuando nieva. Por cierto mi nombre es Elliot.

-Soy Erwann- menciono igual su nombre con cortesía y una sonrisa.

-¿Eres extranjero?-dijo sin titubeos Elliot.

-Supongo que si, vine con mi espo… digo un amigo- Erwann no sabia si debía de decir o mencionar algo sobre su matrimonio.

-Bueno, yo también lo soy e igual vine con unos amigos- prosiguió el joven- Tokio es muy bonito en invierno ¿no te parece?

-¿Eh? Bueno algo, en realidad no me gusta mucho el clima frio-.

-¿De verdad? ¿Entonces para que vienes en esta época del años en una ciudad fría?- pregunto divertido el oji-violeta.

Erwann solo se sonrojo un poco y desvió su cara al pensar en el por que.

-Ya veo, es por amor ¿cierto?- sonrió pícaramente el chico.

-¡¿Cómo?!- se altero el rubio.

-No lo ocultes, se nota en tu cara que te gusta tu “amigo”, ¿o ya son novios?

-Bueno, ¿como decirlo?, pues…- Erwann dudaba mucho si debía mencionarlo o no.

-No te preocupes si es un hombre, tu dímelo- le inspiro confianza.

-Bueno, en verdad estamos casados- dijo tímidamente.

-¿En serio? ¡Increíble!- tomo de la mano a Erwann y prosiguió- eso es envidiable, ojala a mi me hubiera tocado casarme, ¡Felicidades!

Dado eso se abalanzo y le dio un abrazo al rubio estupefacto.

-¿Por qué lo dices?-.

-Bueno se le debe felicitar a los recién casados ¿no?-.

-No, me refiero a que si ojala y te hubieras casado-.

-Ah, eso- ahora la actitud de Elliot paso de eufórico de felicidad a alguien seco- Pues, hace unos años yo igual tenia un amor, un hombre al igual que tú pero… las cosas no salieron bien, el futuro nos deparo a separarnos permanentemente y ser infelices.

Un sentimiento de tristeza y melancolía se apodero del momento, Erwann se sentía mal por el pobre Elliot que antes le había parecido muy feliz, parece ser que era una persona un poco miserable en el sentido romántico.

-Pero eres lindo, debes tener al menos a alguien que te ame en secreto- intento animarlo al joven de ojos lila.

-¿No te das cuenta?- lanzo una pequeña risa con suspiro- se supone que ningún humano puede verme.

-¿Qué?

-Yo se que tu no lo eres, ¿Qué no ves como la gente te mira al pasar mientras hablas conmigo?- en ese momento Erwann miro a las personas que pasan cerca de ellos por la acera.

Las personas se le quedaban viendo extrañamente y luego se volteaban para disimular, eso hizo sentir a Erwann muy avergonzado.

-¿Qué les pasa?- estaba ahora si muy confundido- ¿Qué eres?

-Eso no importa mucho, ya no te volveré a ver así que no tiene sentido decírtelo- explico desanimado Elliot.

-Ya veo-.

-Pero, ¿sabes? No te conozco para nada y se que será raro pedirte este favor pero, ¿podrías por lo menos escuchar una pequeña historia? Me haría sentir mejor desahogarme de este sentimiento que cargo desde hace mucho- rogo el chico de ojos lila.

-Bien, te prometo que escuchare atentamente-.

-Bueno, hace algunos años… mejor te lo digo con una historia algo abstracta ¿vale? Es que no se me da muy bien narrar algo con tantos sentimientos-.

El rubio solo asintió y le sonrió para que siguiera.

-Bien, imagínate la historia de Romeo y Julieta, solo que en esta no mueren al final, si no solo ven que su vida juntos no tiene sentido y aunque realmente no puedan vivir sin el otro deben permanecer alejados por diversas rivalidades a su alrededor- dio una pausa y miro el cielo, inmediatamente las bolas blancas empezaron a caer nuevamente- lo conocí un día de invierno igualmente, empezamos a charlar y no teníamos mucho en común, pero si lo que nos faltaba. Poco tiempo empezamos a salir y charlar de manera muy especial, era como si habláramos con nuestra otra mitad, al darme cuenta que poco a poco lo empezaba a amar no pude evitarlo y decírselo frente a frente, sin duda el me acepto pero una serie de eventos extraños y muy desafortunados rompieron nuestro lazo y nos separaron para siempre. No es que ya no lo ame, al contrario, siento que cada minuto en el que respiro podría morir dado que no esta a mi lado.

Las lágrimas salían de nuevo de sus ojos lila y su voz se entrecortaba por un nudo en su garganta.

-Daria mi vida entera con tan solo volver a verlo, él me completaba a mi y yo a él, ojala se pudiera regalar verdaderamente el corazón- Elliot rompió en llanto por segunda vez.

Erwann solo pudo abrazarlo por los hombros y consolarlo en silencio, no sabia que decirle al joven Elliot ya que nunca experimentó antes una relación tan intensa, pero al sentir las cálidas lagrimas de Elliot resbalar por su cuello y humedecer su suéter de lana le entro el deseo de poder animarlo a toda costa, quería por lo menos verlo feliz antes de no volver a verlo.

-No te desanimes tanto, si sientes eso por el de seguro él igual tendrá eso por ti- dijo sin titubeos y con la vos gentil- se que el amor que se tuvieron antes no se romperá tan fácilmente, tienes que confiar en que el te buscara, y esta igual o más loco por querer verte.

Elliot paro de llorar y levanto la cabeza para mirar agradecido al rubio de ojos azules.

-Gracias, no pensé en eso… Creo que solo pensaba en nuestro pasado y en como me fue a mi en vez de él- suspiro cansado y al mismo tiempo muy feliz.

La felicidad del momento no duro mucho, al poco tiempo una paloma se acerco al joven Elliot y este reacciono alterado.

-Ya debo irme, me están buscando- se levanto de la banca y se volvió para ver por ultima vez al rubio- No olvidare tu consejo, muchas gracias príncipe.

Elliot desapareció convirtiendo su cuerpo en las bolas blancas dejando a Erwann boquiabierta.

-Imposible fue ¡un mago! ¡Estuve con un mago!- dijo para si mismo.

-¡Erwann!- se oyó un grito a lo lejos.

Era Yareth quien se acercaba corriendo como un desesperado al encuentro de su rubio esposo.

-¡Yareth!- el elfo no aguanto en correr igual hacia él.

Toda la historia de Elliot también le recordó su reciente historia con Yareth, de la cual se sentía feliz del solo recordarla; su ceremonia, su encuentro, su luna de miel, todo le parecía muy eufórico.

-Cundo entre a tu habitación no estabas y me preocupe ya que estaba nevando y detestas mucho el frio- dijo el moreno desviando un poco su mirada sonrojada provocando que Erwann sonriera y le abrazara.

-No importa ya el frio, solo volvamos al hotel ¿de acuerdo?-.

Yareth no entendía que pasaba con el cambio de Erwann pero eso le parecía encantador, parece que por fin hicieron las paces en medio de la extraña lluvia de bolas blancas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).