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El chico del café por aleii

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!

de nuevo por aqui, subiendo capítulo!!

espero les guste y gracias a las personitas

que comentaron ¡LOS QUIERO! haha :F 

espero que sigan comentando y que me digan si les gusto

o si no les gusto, o en que puedo mejorar

la historia (:

A leer!

“Tum, tum”

Mi corazón no dejaba de resonar

“Tum, tum”

Sentía que en cualquier momento terminaría hospitalizado debido a una severa crisis de nervios

“Tum, tum”

Si no dejaba de pensar en él, acabaría aún más loco

“Tum, tum”

Tenía que olvidarlo

“Tum, tum”

El problema es que no sabía cómo hacerlo

 

Tome una gran bocanada de aire, tratando de que el oxígeno invadiera mi cerebro y se movilizara un poco más, debía estar totalmente despabilado. Mi concentración al máximo…

Tome las dos cafeteras y salí de la cocina.

Mis ojos instantáneamente se posaron en aquella mesa. Pero, como había sucedido desde hace dos semanas y media, estaba vacía. Al menos su lugar.

Mi corazón se contrajo. Cada día que pasaba sin verlo, se hacía un poco más pequeño, disminuyendo por el dolor. ¿Cómo se podía extrañar a alguien con quién no hablabas, con quién no te llevabas y al que realmente no conocías?

No había ninguna respuesta coherente para esto. Ninguna. Bueno si… que estaba loco.

Solté un largo y sonoro suspiro y me dedique a realizar mis tareas, sirviendo café por aquí y por allá, tratando de llenar mi cabeza con cosas de trabajo, fingiendo sonrisas y haciéndole creer a todo mundo que era muy feliz.

-¿Todo bien?-me preguntó Ana, justo cuando me quedaba mirando como tonto por la ventana

-Claro-musite

-¿Cuánto tiempo ha pasado?

Ana estaba enterada de todo, nada se le pasaba.

-Casi tres semanas-dije

-Vaya… yo… me siento culpable. Al fin de cuentas yo fui la que te metió en la cabeza la idea de decirle

Sus ojos almendrados me miraban tristemente, aquí yo no era el único que sufría. Ana al final no había logrado sentir nada en su relación, y ahora, había perdido a una muy buena amiga.

-Tonterías, nadie tiene la culpa-farfullé, mostrándole una sincera sonrisa-además… no es que vaya a morir de amor ¿no?

-No, y en todo caso, podemos salir nosotros-bromeo, tomando mi mejilla “cariñosamente”, estirándola peligrosamente

-¡Auch!-me queje mientras ella se reía de mí

-¡Ya dejen de jugar y pónganse a trabajar!-se quejó Manolo, apareciendo a nuestro lado

Ambos hicimos una mueca, pero cada uno se fue por su lado.

Yo fui de regreso a la cocina y me interne en ella, algo que últimamente hacia mucho, tanto que ya casi sabía cómo preparar todo el menú del lugar. Gabriel, el jefe de cocina, no dejaba de preguntarme él porque estaba ahí, cuando yo siempre me la pasaba bailoteando afuera, platicando con los clientes…

Pues bien, había dos razones… dos razones de mucho peso, pero ninguna la podía comentar abiertamente.

Una de ellas era que jamás podría volver a ver a la cara a Alex. Nunca. Never.

Al menos no después de pasar la vergüenza de ser rechazado, ser rechazado indirectamente; ya que después de gritarle tontamente “¡Me gustas!”, el simplemente se había levantado, había tomado su libro y se había marchado.

Y aunque no me había dicho claramente que no quería nada, eso lo había tomado como un NO rotundo.

La segunda razón era que tenía miedo. Sí… mucho.

En mi corta vida de ser… ¿gay, bisexual? Como quisieran llamarle, porque yo creía fielmente que no te enamorabas de un sexo, sino de una persona, si, tenía una forma algo “distorsionada” de ver las cosas, justo como decía mi madre, pero bueno, eso no era el punto.

La cosa aquí era que nunca me había ido muy bien… la gente solía ser algo cerrada respecto al tema de ser “diferente” y por lo tanto había tenido malas experiencias. Muy malas…

Y pues mi miedo era razonable, sentía que en cualquier momento se aparecería el padre de Alex y me acusaría con Manolo por acoso sexual contra su hijo. Y entonces yo me quedaría sin trabajo, y no podría seguir pagando mis gastos, y me quedaría en la calle, y comenzaría a vivir como un vagabundo con el corazón roto. Todo por confesarle a alguien que me gustaba. ¡Y eso que no le había dicho que estaba enamorado!, seguro si hubiera dicho eso, ahora mismo estaría en un manicomio o en la cárcel.

Ahora al menos sabía que las cosas usualmente no ocurrían como uno pensaba y que la vida era algo cruel.

Volví a suspirar, pensando en lo trágica que era mi vida, victimizándome como últimamente lo hacía, cuando escuche unos gritos a mis espaldas. Al instante me erice, pensando lo peor. Como en el padre de Alex con un abogado y unos policías, pero entonces vi aparecer a Ana en la cocina con la cara roja y el cabello revuelto.

-¿Qué te…

-¡Cállate!-exclamó, clavando sus ojos en mi rostro. Lucía agotada, como si hubiera corrido un maratón-acabo de… de… ver a tú… a ese… ¿Cómo demonios se llama? Bueno como sea, acabo de ver al tipo de los libros

-¡¡¡¿Ah Alex?!!!-grite, sintiendo como todo el piso se me movía

-¡Ese! Viene solo con su mamá… y… pues está ahí afuera ¿Qué harás?

Mi mente se quedó en blanco ¿Qué haría?

Bueno, tenía varias opciones:

#1-Gritar y llorar como una niñita hasta que se fuera

#2-Irme de ahí lo más rápido posible

#3-Salir y saludarlo

#4-Mandar a Ana a atenderlo y analizarlo, para que luego me viniera a informar

Hasta ahora estaba entre la opción uno y la cuatro. Pero pensándolo un poco más detenidamente, quizás lo mejor era mandar a Ana, al menos de esa manera me quitaba otra duda de encima, ya que podía decir afirmativamente que no me denunciaría por acoso sexual.

-Tienes que ir a atenderlo-dije

-¿Yo?-preguntó

-Sí, ¡tú!

-Pero… ¿Por qué mejor no vas tú?

-Tienes razón, ¿porque mejor no salgo y les cuento a todos que estoy enamorado de él?

Ana me miro fríamente

-Ya entendí, no estas de humor…

-Entonces ¿iras?

-¿Me queda de otra?

Sin pensarlo salté hacia ella y la abrace, algo que Ana odiaba con su vida. “Nada de demostraciones de cariño”, me había advertido un día

-Si no me sueltas te juro que no iré a atender a ese chico

Al instante me aleje de ella, tratando de guardar en mi memoria que cosas podía y que cosas no podía hacer con Ana.

-Bueno, ve-la alenté, sonriéndole amablemente

Ella no parecía muy entusiasmada con mi idea, pero aun así salió

 

Los minutos esperando fueron eternos, sentí que mis entrañas se carcomían entre ellas en una lucha a muerte, que mi cerebro se deshacía en ácido y que en cualquier momento terminaría en un psiquiátrico, eso hasta vi aparecer a Ana.

Ella se acercó tranquilamente hasta mi lado, mirándome fijamente, parecía traer malas noticias…

-Quieren… quieren hablar contigo-musito

En cuanto escuche aquello sentí que podía comenzar a cavar mi propia tumba, podían darme por muerto.

Tragué saliva y hable

-¿Enserio?

Ana me sostuvo la mirada unos segundos y entonces se echó a reír.

-¡Claro que no!

Por un momento, al ver como Ana reía y reía, tuve ganas de tomar su delgado cuello de cisne entre mis manos y estrujarlo hasta que no quedara más aire dentro.

-¿Ya? ¿O piensas seguirte riendo todo el día?-pregunte realmente malhumorado

-Yo… lo siento, pero no me resistí. La verdad el chico es muy aburrido, él y su mamá, solo pidieron café, café negro. Realmente pensé que él me diría algo sobre ti pero nada, apenas si me miro.

¿Estaría enfermo? ¿Le habría sucedido algo? ¿Habría terminado con su novia?

Mi mente comenzó a viajar a mil por hora, pensando en los escenarios más trágicos. Usualmente Alex siempre estaba sonriendo…

Decidí que era momento para ser valiente y salir, tenía que verlo con mis propios ojos, además, igual y era la última vez que lo podía mirar.

Tome aire, y sin pensarlo más, salí.

El ambiente de la tarde me golpeo… voces, risas, gritos, llanto… todo mezclado. Mire a mi alrededor a todos nuestros clientes, nunca antes había notado lo ruidosos que eran. Ahora entendía porque Gabriel prefería quedarse dentro de la cocina, refugiado de todo este alboroto.

-Está por ahí, al fondo-murmuró Ana detrás de mí

Mis ojos derraparon por el lugar y entonces fue cuando lo vi.

Mi corazón se aceleró dentro de mi pecho.

Pum, pum…. pum, pum… pum, pum

Podía sentir los latidos en mis oídos, comenzaba a hiperventilar, sentía que me faltaba el aire y tuve el momentáneo impulso de echarme a llorar… ahora es cuando realmente notaba cuanta falta me había hecho… su bonito cabello café chocolate, y sus grandes ojos adornados con aquellas largas pestañas… pero lo que más me mataba eran sus pecas, esparcidas por todo ese pequeño rostro.

Sin poder evitarlo di medía vuelta y corrí hacia los baños.

Ni siquiera me había fijado si estaba triste o no.

Me metí en el primer cubículo vacío y llore un poco. Sólo lo necesario como para tomar la fuerza necesaria y regresar allá afuera.

Todo había sido demasiado abrumador.

Medite unos segundos más sobre mi vida, sobre Alex, sobre mi preferencia sexual… y limpie los restos de agua que brotaban de mis ojos. ¡Inútiles lagrimas!

Vacié mi mente… alejando todos los pensamientos negativos y entonces salí del baño…

…y en ese segundo toda la reflexión, todos los pensamientos positivos y todo ese rollo mental se fue por el caño… en un segundo mi alma se cayó al suelo... y no regreso

Alex me miraba frunciendo el ceño a través del espejo, mientras yo intentaba respirar.

¿Dónde había quedado toda esa fuerza espiritual? ¡A LA MIERDA!

Sin esperar ni un segundo me dirigí hacia la puerta, huyendo como un vil cobarde, o eso creí hasta que sentí que alguien me jalaba…

-Espera-murmuró

Me quede quieto, contando mis respiraciones, tratando de calmarme y  sin saber que más hacer. Había perdido mi oportunidad de escapar lejos de ahí.

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… ¿siempre había respirado tan rápido?

-Yo… perdón por lo de la otra vez, por cómo me fui, no quería ser grosero

No veía su rostro y eso de alguna manera me ayudaba, ¿haría cara de asco? ¿De desconcierto? ¿De horror?

-Pero me tomaste por sorpresa ¿sabes? No te pasa algo como eso todos los días

Quería llorar… si, justo como una niña, quería ir con mi mamá y pedirle que me abrazara como lo hacía cuando era pequeño

-Y pues estuve pensando mucho en lo que me dijiste y eso… hay algo que no logro sacarme de la cabeza

¿Algo? Yo tenía miles de cosas en mi cabeza sin resolver ¡MILES!

-¿Qué… fue lo que te gusto de mí?

¿¡¿¡QUE!?!? ¿Hablaba enserio? ¿Acaso había escuchado bien?

Me gire de golpe aún sin creerme que me hubiera preguntado algo como aquello. Mis ojos recorrieron su rostro, provocándome palpitaciones… su flequillo caía despreocupadamente sobre su frente cubriendo uno de sus ojos, mientras que el otro me miraba fijamente esperando una respuesta…

-¿Eh?

-Si… ósea… ¿Por qué te gusto? ¿Qué fue lo que hice para comenzar a gustarte? ¿O fue gusto a primera vista?

Vaya… realmente nunca pensé que preguntaría algo así, y tan sorpresivamente. Ana tenía razón, este chico no era normal.

-Pues… supongo que… ¿todo?-conteste en un suspiro sin otra opción

Sus ojos se abrieron y arqueo una ceja sensualmente, parecía incrédulo, como si le hubiera dicho que los unicornios existían

-¿Todo? No puedes  hablar enserio

-Es que… mmm…  podría decir que fueron tus ojos, o tus pecas,  o quizás tu forma de fruncir la nariz cuando estas confundido, o puede que esa manera tan cariñosa de sonreír… mmm ¿el sonido de tu voz, que te guste leer, la forma tan dulce de mirar a tu hermano? Yo… no lo sé con exactitud

-Eso suena algo…

-¿Aterrador?-murmuré, ruborizándome

Era inevitable, él me había preguntado que me gustaba y la verdad… me gustaba todo de él, cada pequeño detalle, cada minúscula parte de lo que él era.

-Emm… en parte, pero también tierno. Podría decirte que nunca nadie me ha dicho algo tan tierno-comentó, soltando una risita nerviosa

Mi respiración comenzó a volverse normal, junto con mi corazón. Igual y me estaba rechazando, cierto, pero lo estaba haciendo de una manera bastante decente y dulce; con tacto.

-Al menos no me odias-murmuré

-¿Odiarte?

-Somos hombres… y tú sales con chicas, seguro no te parecío muy bien que dijera aquello…

-Mmm… ciertamente fue algo extraño, pero no creo que expresarme tus sentimientos haga que alguien te odie

Este chico me tomaba por sorpresa… ahora me estaba complicando las cosas volviendo eso de “olvidarlo” mucho más difícil.  ¿No podía ser un poco rudo?

-Me alegra escucharlo

Mi alma se sentía mucho más tranquila, ahora podía salir y volver a la normalidad…

-Y… ¿entonces?-preguntó de la nada

-¿Entonces qué?-dije devolviéndole la pregunta, estaba confundido

-¿Vamos a intentarlo?

-Inte-intent-intentarlo… no te entiendo

Alex me miro seriamente y después soltó una musical risilla

-Eres algo lento ¿no?, hablo de salir, intentarlo.

-¿Salir? ¿Cómo pareja?

-Exacto. Yo no te prometo que de la nada me comiences a gustar y eso, pero…

-¿Enserio?

-Creo que por probarlo no pierdo nada


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