Casi en un susurro. por Takaptilia

Meditó bastante una vez que la entrevista diera  por finalizada.
Observó el reloj de pared de aquella corriente sala de aquel estudio de televisión y escuchó desconocidas voces en el pasillo.
Jugó con sus manos heladas, descubiertas de aquellos guantes rojos, observando la simpleza de sus manos.

Alzó finalmente la vista, tras unos eternos minutos de espera, al oír las animadas risas de sus compañeros acercarse. Se levantó de golpe de aquel sofá de cuero negro, acomodó su chaqueta negra brillante y los recibió. En silencio los cuatro le miraron extrañados.
Ruki se había adelantado en irse como nunca, ignorando las fotos y alguno que otro autógrafo hacia los fans.

Lucia algo nervioso, acomodando aquel mechón levemente ondulado de cabello castaño oscuro.

Reita se adelantó a sonreír, pero notó que la mirada que dirigía Ruki estaba llena de aflicción.
¿Qué sucedía?

El vocal intento hablar, pero de inmediato observó confundido como todos abrían los ojos impactados.

“Ruki…Estas llorando” Había pronunciado Aoi temblando débilmente, mientras se le acercaba, colocando su mano derecha en su hombro. El vocalista bajó la nublosa mirada y notó que era cierto, cuando una lágrima salpicó ligeramente su guante rojo.



Por más que habían preguntado, Ruki jamás les contó el motivo, se había secado el rosto y acomodado el maquillaje con el dedo índice, ensuciando en poco de negro la tela roja.

En el fondo de aquella conmoción Kai le había observado en silencio. Con un semblante sereno.
Uruha, como Aoi y Reita llenaban de preguntas al vocalista, animándole, ofreciéndoles su simple confianza. Pero solo corteses negativas recibieron.

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Una vez cambiado de ropa y listos para retirarse de allí, el líder de banda se escabullo aprovechando que los tres hombres conversaban con uno de los managers en el hall del edificio. Abrió la puerta de maquillaje, en donde Ruki guardaba sus pertenencias en su bolso y cerró la puerta suavemente  tras de sí.


“¿Cómo estás?” Preguntó bajito, sonriéndole levemente, algo tímido. Ruki agachó la mirada con nerviosismo, mientras sonreía en respuesta.

“Bien”

“¿Podría saber que paso?” El vocal apretó los labios y negó con la cabeza, mientras sin poder evitarlo soltaba entre un leve suspiro una sonrisa nerviosa.

“Nada. Creo que fue algo del momento” Kai le observó en silencio, mientras este terminaba de cerrar aquel tan típico bolso negro que le pertenecía y se acercaba a él con claras intenciones de salir.

“Con permiso” Pronunció aun con la mirada gacha y aquella sonrisa que claramente utilizaba para ocultar algo importante.

Kai realmente deseaba detenerle, pero claramente no podía hacer mucho. Suspiró resignado y le cedió el paso. El vocalista abrió la puerta y salió de allí, Kai le observó caminar a un paso lento y tranquilo. Parecía como si cargara un gran peso sobre sus hombros.



Los días posteriores a aquel pasaron tan rápido que olvido aquel incidente. Ruki lucia bastante animado por el tour que se hacía cada vez más próximo, diseñando con dedicación los Goods.

Muchas veces se quedó observándole, perdido en pensamientos. Recordó muchas cosas sobre él. Cada uno de sus looks y trajes, palabras en aquellas entrevistas, recordó también aquel incidente en el comentario de Sumire, no pudo evitar sonreír divertido al rememorar el rostro de Ruki observándole sorprendido mientras le golpeaba bastante fuerte el estomago…

“En frente de cámara…” Murmuró llamando la atención del bajista, quién se encontraba a su lado, este había levantado una ceja con curiosidad, pensando, quizás, que se dirigía a él, pero Kai había negado como siempre, sonriendo y observando hacia adelante.


Terminó aquella típica reunión y todos abandonaron el salón. Caminaron entre comentarios hacia el hall, dirigiéndose al estacionamiento de la compañía. Se despidieron como normalmente hacían y cada cual subió a su vehículo.

Pero antes de que Ruki pudiera hacerlo, Kai se acercó a él.
Todos lo notaron, pero nadie retrocedió. En pocos minutos solo eran ellos dos, frente al vehículo del vocal.

Se quedaron en silencio, sin observarse. Ellos nunca lo hacían. A veces Ruki se perdía en los gestos del otro, observándole reír de sus propias palabras en cada grabación del comentario correspondiente de las sesiones de fotos, contagiándose de aquella alegría que despedía en cada gesto en sus manos o el tono de su voz.
Kai observó hacia las manos ajenas, que sostenían aun la puerta del auto.

“¿Vas a renunciar?” Aquellos pequeños ojos se abrieron oscilantes, brillando en una intensidad que el líder de banda notó. Ruki era tan sincero con sus emociones.

“¿Por qué dices eso?” Se atrevió a preguntar, utilizando nuevamente aquella sonrisa que comenzaba a fastidiar a quien le miraba serenamente.

“Porque lo notó en tus ojos, no importa si luces entusiasmado por el tour o pases horas frente a ese computador. Tu no quieres seguir haciendo esto, lo haces por hacerlo, no porque quieres” Recibió como respuesta un gesto pensativo, casi de aprobación. Ruki apretó los labios amargamente, mientras asentía lentamente, observando el suelo y cerrando lentamente la puerta del conductor. Volteó ligeramente observando a Kai de la misma manera que les había observado unos días atrás “¿Por qué? ¿Por qué ahora?” Kai tragó espesa saliva, sintiendo vértigo.

“No soy feliz” Le escuchó pronunciar vagamente, sonriendo como había adoptado desde hacía tiempo, y se negó a creer. Lucia demacrado, como si de un abrir y cerrar de ojos aquel muchacho de veintiuno  que recordaba en tiempos pasados hubiera envejecido veinte más.

“¿Qué? Esta es tu felicidad ¿No? ¿Acaso no es nuestra felicidad?” Tembló nervioso, olvido todo protocolo y le miró fijamente, intimidándole, no le importo si este temía su contacto visual.

“Lo es. Claro que lo es. Nunca ha dejado de serlo” Tan contradictorio. En sus ojos que huían de los propios encontró inseguridad.

“No lo creo. Estas mintiendo” El líder negó con la cabeza, mientras le sonreía con decepción y se alejaba sin dejar de negar. Ruki memorizó bastante bien aquella sonrisa.

Le había decepcionado.
Nuevamente.

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Recordaba la primera vez que había visto a Kai, la pasión que irradiaba le había convencido de que él debía formar parte de su felicidad.
Fue bastante duro para aquel tímido joven el adaptarse a aquellos cuatro personajes desconocidos. Se esforzó tantas veces, que incluso más de alguna ocasión se llevó el descontento de la banda. Pero había sido el quien había propuesto el nominarle como líder, y cuando el resto escuchó aquella nominación no se opusieron. Estaban satisfechos con la decisión, pero sobre todo él.

Recordó entre sonrisas tontas, con la mirada fija en el camino, como muchas veces había intentado llamar su atención. Pero Kai siempre lucia distraído y apasionado en cada cosa que salía en medio del camino, que era difícil, bastante difícil.
Se había cansado de lucir tímido y comenzó a mostrarse arisco, indiferente con su presencia, jurándose así mismo que la cortesía simplemente seria frente a cámaras. Pero lo olvidaba, olvidaba cuando aquellas risas le animaban a sonreír poco a poco y mirarle. Recordó como en aquella misma, la última que habían tenido, el comentario de “Before I Decay” no había alejado sus ojos de él, sumido en sus palabras, en su perfil, Reita lo había notado, inclusive le había llamado la atención de una manera muy notoria para que mirara al frente, para que le mirara el, pero simplemente lo había ignorado, estaba tan empecinado en mirar a Kai, que incluso lo encontró infantil y un leve ataque de risa se le vino encima, frente a cámaras, todo frente a cámaras.

Sonrió dándose ánimos, mientras la mirada se humedecía sin evitarlo. Era una sensación extraña. Sentía pena por sí mismo, pero a la misma vez ternura. Una falsa seguridad de que era importante y querido.

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Se había lanzado sobre la cama horas atrás, observando el techo, recordando las palabras de Ruki.

“No soy feliz”

Se sintió inútil el no poder cambiar aquella afirmación, sintiendo a momentos  que podía hacerlo, que estaba en él mismo cambiar aquello ¿Pero cómo? Si para el vocal él era bastante indiferente. Nunca había habido una buena relación entre ambos, a veces, cuando estaban solos Ruki se mostraba tan atento, tan calmado, conversador y feliz que realmente pensaba que había llegado a significar algo para él. Pero tal como subía al cielo, caí de bruces al suelo cuando sus respuestas hacia el eran nulas en comentarios de revistas. Ninguno opinaba del otro y así había sido siempre. Cero contacto. Cero amistad. Todo era trabajo.


Su timbré sonó sin esperarlo, de un salto se sentó en plena cama y observó la hora en su móvil.
Era algo tarde para recibir visitas.
Se puso de pie y caminó rápidamente hacia la puerta, encendiendo primero las luces del living y estirándose hasta la puerta para abrirla.

Tragó el corazón en plena garganta cuando pequeños ojos descubiertos y libres de maquillaje le observaban, la piel libre de capas blancas, luciendo algunas pequeñas marcas y lunares. Se sintió conmovido. Observar a quién jamás dejaba a nadie hacerlo.

“No pude dejar de pensar…Perdón si no pude arreglarme antes de venir, debo lucir bastante triste” Rio suavemente clavando los ojos al piso, mientras aplastaba aquel mechón más largo de cabello con nerviosismo.

“Pasa” Solo aquello pudo pronunciar. El hombre de baja estatura entró, cerrando la puerta tras de sí, se quitó los zapatos frente a él, sin subir la mirada y una vez terminado los acomodo pulcramente al lado de los del dueño de casa y subió aquel escalón típico del recibidor. Quedando a su lado. Sin subir aun la mirada.

Kai colocó lentamente la mano sobre su espalda y le condujo al living, en donde Ruki se sentó en el sillón más pequeño, mientras  aprovechaba el espacioso sillón principal y se sentaba finalmente en él.

“Siento la hora, quería venir más temprano, pero estimé conveniente esperar para tranquilizarme. No quería traerte problemas. No puedo hablar esto con nadie más que no sea tu…-Subió la mirada titubeando, observando hacia al lado –Eres el líder, después de todo.

Kai solo asintió con una onomatopeya vaga y se cruzó de brazos paciente de escuchar lo que el vocal tenía que decir.

“No sé cómo empezar. Me gusta estar aquí, realmente amo lo que hago. Entenderás que como para ti, para mí la banda es un sueño y hemos alcanzado demasiado” Rio nervioso, sin dejar de jugar con sus manos, observándolas. Kai observaba aquella cabellera seca, llena aun de fijador, moverse consecutivamente “Pero…Siento que por más que me esfuerzo, de aquellas noches en que permanezco despierto pensando que sea lo próximo, no puedo sentirme orgulloso de mi. Estoy cansado, bastante cansado”

El líder permaneció en silencio, acomodando su liso flequillo detrás de su oreja, se removió un poco acomodándose.

“¿Qué puedo decirte? Sabes lo que pienso sobre esto. Todos lo estamos, pero aun así seguimos dando lo mejor, amamos lo que hacemos ¿Verdad? Es algo que nos hace feliz. Cargamos con muchas personas en nuestras espaldas. Técnicos, personal,  ejecutivos, fans que esperan siempre lo mejor de nosotros. Para a estas alturas sería darles un golpe frontal ¿No sería una cobardía el no dar un aviso primero?” Su semblante era inexpresivo. Ruki mantuvo la cabeza gacha, ocultando su rostro, jugando ahora con su tieso flequillo. Temblaba, y aquello le recordó a la pequeña Koron. Lucía como un pobre hombre atrapado en una esquina sin salida, pensando seriamente el ahorcarse con su propio cinturón.

Hubo un breve silencio incómodo, en donde el sonido de toz y aclaramiento de garganta era claramente oídas. Se acomodaron en sus asientos.


“Ayúdame” Murmuró muy por debajo, murmuró tan bajito que casi fue inaudible “Ayúdame” Un poco más alto, sus manos temblaron.

Aquellas palabras cavaron profundamente en Kai. Ruki era humano después de todo. No era un ser perfecto, tenía dudas, era débil y estaba perdido.

“¿Cómo? ¿Cómo puedo hacerlo si no sé nada de ti? No conozco tus dudas, ni tus miedos, solo conozco al profesional, al que asiente con la cabeza en cada entrevista, quien por más que intente llegar simplemente da la espalda ¿Cómo, Ruki? ¿Cómo?” Se irguió, algunas delgadas trenzas chocaron con su pecho. El castaño vocal apretó los labios, conteniendo los temblores.
“No quise darte esa impresión. Tal parece que no soy del todo sincero”  Sonrió suavemente, apretando ambas manos fuertemente. Kai suspiró.

“¿Entonces?” Se acercó un poco más, colocando sus codos sobre sus piernas. Quera oír algo esperanzador, algo que le ayudara a él a dar el próximo paso. Uno próximo, porque si no era así, con el dolor de su alma abandonaría todo para acompañarle. Así era, y no fue un pensamiento precipitado, venia de años, años en que a pesar de continuar con su vida siempre figuraba en ella la figura de aquella persona que se desmoronaba en pedazos frente a él.

“No supe como transmitirlo. Yo…Yo no te odio ¿Sabes?” Apretó los dientes, ansioso. Sintió la cabeza calentarse y la sangre bombear rápida y dolorosamente, inclusive el cuerpo comprimirse y aumentar de temperatura, su pecho se llenó de humedad y su estómago rugió.

“Sabes que yo tampoco” La primera sonrisa de la noche. Sonrió suavemente, observando hacia otro lado. Ruki asintió “Por eso no te vayas. Quédate, por favor quédate y da lo mejor, todos contamos contigo. Muchos que inspiras cada día cuentan contigo” Cubría lo que realmente quería decir. No lo diría, no hicieron falta en el pasado y no lo harían en el presente. Seria para él un amor platónico más. Ruki, aquella figura inspiradora.

Se removió un poco al ver a Ruki levantarse con duda y caminar hacia su lado, sin mostrar el rostro, y sentándose a su lado en silencio se quedo allí.

“¿Alguna vez escuchaste lo que los demás hablan de mi?” Suavemente, mientras subía las piernas una a una y las acercaba a su pecho.

“Si, muchas cosas” Ruki tembló, temiendo el saberlas “”Él sabe exactamente hacia dónde vamos” “Es una gran persona, bastante agradable aunque tienda a hablar mucho” “Es tan ruidoso”” Rio ligeramente y Ruki volteó a mirarle, olvidando el complejo por un momento. Los ojos de Kai dieron con los de él y este le golpeó con el brazo en pleno estómago.

“¡Eso lo dijiste tu!” Arrugó la nariz, bajando una pierna para girarse completamente, observándole con leve disgusto.

“Pero lo eres, no te callas nunca y cuando trato de hacértelo saber sigues hablando y hablando” Se ocultó detrás de sus brazos, levantando las rodillas y se mantuvo un largo rato de esta manera. Pero no sintió el golpe que pensaba recibiría, ni las quejas que pensaba oiría.


Giró la cabeza y observo aquellos pequeños ojos observándole.


“Quiero que me oigas” Pronunció serio.

“¿Oírte?” Kai bajo las piernas y se irguió. Ruki suspiró y se relajó, apoyándose en el hombro ajeno.
Se quedaron en silencio observando hacia el frente.

“No soy feliz” Volvió a pronunciar.

“¿Por qué?”

“No tengo una razón para hacerlo. Hacer felices a los demás, pero no lo soy realmente ¿Cómo es posible salvar a otros si yo no puedo hacerlo conmigo mismo? Revistas, Fotos, Videos. Sospecho que solo soy una imagen de adoración. Nadie escucha el verdadero mensaje”

Kai le comprendió, a veces él también se sentía de la misma forma. Era una vida solitaria. Pasajera llena de adoración de muchos, pero no exactamente de uno en presencia. El trabajo lo prohibía.

Ellos eran artistas, pero no hombres.

Fue su apoyo en aquel momento, con el simple hecho de dejarle cargar su hombro en el propio.


“Puedo oírte, aunque sea solo susurros” Kai sonrió suavemente. Ruki suspiró.

“Gracias” Pronunció cerrando los ojos, relajándose un momento. Olvidando la soledad, la confusión, el sentimiento de vacío interno y se concentró simplemente en aquel hombro que le sostenía.


Una de aquellas  dos manos se movió lentamente, con timidez y entrelazó sus dedos con la otra, una mano que necesitaba ser tomada y guiada nuevamente.

Tal vez aquel motivo de continuar no era nueva inspiración o lograr lo más alto, lograr la perfección, tal vez ese motivo era el más simple de todos.

El motivo de tener a alguien para él, allí en ese mismo momento, ofreciéndole su hombro, tomando su mano.

Ya no se sentía tan solo.


“No importa si piensas lo contrario. No creo que sea yo el que te ayudara, es más, fuiste tú quien me ayudó a mi” Ruki abrió los ojos y giró levemente la cabeza observándole, sin despegarse de aquel apoyo “Aquella vez en que te acercaste a mí y me pediste unirme a esto, desde ese momento tú fuiste el motivo para que yo quisiera seguir, y aun lo eres. Gracias por guiarme, prometo ser quien te de aquel empujón que necesitas para continuar” Se aferró aún más de la mano de Ruki. Ruki hizo lo mismo.

“El mejor regalo de cumpleaños de todos, el destino” Suspiró ya sin miedo de mostrar aquel rostro manchado por el sol y el cansancio.

Se quedaron allí, acompañándose mutuamente.