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Cut por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

ADVETENCIA: mezclar "Fiction" (B2ST), "ONE SHOT/COMA/ZERO/Rain Sound" (B.A.P.) y "Hello" (NU'EST) en la misma lista de reproducción trae como resultado lo siguiente...

...¿Disfruten?

 

-Chanyeol…

-Hyung…

Kyungsoo se levantó lentamente, bajando las manos para tomarle disimuladamente a Baekhyun de las manos en caso de que hubiera que salir corriendo. Chanyeol tenía los brazos colgando, muertos, a sus costados. Kyungsoo se había vuelto muy importante para él cuando lo ayudó la noche que se conocieron, y ahora…ahora andaba diciendo cosas…como todos los demás.

Es igual a los demás, pensó tensando la mandíbula y dejando que las lágrimas bajen por sus mejillas. ¿Cómo no te diste cuenta? Se negó a intercambiar números, se negó a decirme dónde vivía.

Sus ojos se desviaron hacia Baekhyun, cuyo rostro se había contraído en pánico, casi temiendo de él.

No dejes que lo contagie, Chanyeol. Él es el único que te quiere.

-Sé lo que vas a hacer—bufó el más alto acercándose a D.O. con pasos firmes y largos—No lo alejarás de mí.

Baekhyun intentó articular palabra y explicarse, pero el morocho fue más rápido y echó a correr lejos del alto, arrastrándolo con él entre la gente que salía del trabajo quince minutos para almorzar. Doblando esquinas y cruzando sin mirar, D.O. lo llevó hasta un rascacielos de unos veinte pisos, empujándolo contra la puerta y tapándolo con su cuerpo.

-¿¡Qué hac---

-¡Shh, aguanta!—le retó por lo bajo mientras hurgaba en sus bolsillos, sacando una tarjeta y deslizándola a un costado de la puerta—Entra, ¡Entra!

Baekhyun obedeció torpemente, caminó hasta el final del pasillo, donde lo esperaban dos ascensores y unas escaleras a la izquierda. D.O. una vez dentro lo condujo al primer elevador, donde apenas entraban los dos juntos; pulsó el botón 7 y dejó que el pequeño cuadrado metálico repleto de botones y advertencias los llevara cuesta arriba. En el camino, ninguno dijo nada: Kyungsoo observaba estoico a Baekhyun y éste trataba de detener el nudo que le estrujaba el pecho y el corazón, pensando en el rostro de Chanyeol, torcido por la angustia. ¿Realmente se merecía semejante desprecio? ¿Desde cuándo Kyungsoo era así de…desconsiderado? Vale, lo había conocido hacía menos de 24 horas y no sabía nada de él, pero parecía ser un tipo tan cálido, tan amigable…

-Deja de pensar en él—espetó el morocho sin despegarle los ojos de encima, Baekhyun levantó la cabeza, asustado—Se te nota, eres casi transparente.

Daba miedo, eso era definitivo. Los nervios del encuentro con Kyungsoo y la huida, sumado al dolor físico que le había causado Chanyeol y el poco espacio que ahora habitaba entre D.O. y él no ayudaban para nada. Sentía las gotas gordas y heladas de sudor bajarle por la espalda, temblaba de pies a cabeza y sentía incontenibles ganas de arañar las paredes y salir de ahí, corriendo y sintiendo el viento golpearle la cara para asegurarse de que estaba vivo, pues se sentía atrapado en una pesadilla de paredes color metal y con un (seamos sinceros) desconocido que lo asustaba aún más, mirada todavía fija y brazos cruzados sobre el pecho.

“Piso siete”, anunció una voz de mujer robótica, las puertas se abrieron y D.O. se aseguró de salir último, como si hubiese adivinado el plan de Baekhyun. Éste, por ende, caminó lentamente hacia el pasillo que daba a las puertas de los diferentes departamentos.

-Al “A”—le ordenó el morocho, un paso detrás de él.

Ni bien entraron, Baekhyun presintió que lo estaban encerrando en una jaula frente a sus narices, pues D.O. había abierto la puerta sin tener que sacar la llave. Y ahora le estaba poniendo el seguro, con un ruido seco que rebotó contra las paredes.

-Siéntate si quieres—le dijo en un tono más tranquilo—Tenemos que hablar sobre ese loco.

Ugh, el tono tranquilo no funcionaba diciendo frases como la última. Baekhyun tomó asiento, hundiendo las uñas en la cuerina negra de la silla mientras se acercaba a la mesa; Kyungsoo, enfrentado a él, colocó los brazos sobre la mesa y entrelazó sus manos, luego deshizo el agarre y comenzó a frotarse las manos, como sopesando y practicando las palabras que diría después. El mayor, por su parte, se mordió el labio inferior y bajó la cabeza, tratando de sentir los pies e intentando detener la abundancia de sangre que bombeaba por su cabeza. La atmósfera era insoportable, la humedad parecía atravesar las paredes y sobrecargar el aire, el cielo estaba nublado nuevamente, su resfrío le impedía ver con claridad y todo el cuerpo le ardía, mareándolo por el exceso de calor.

-¿Les vas a decir la verdad?—preguntó D.O., sorprendiéndolo.

-¿A quién?

-¿Cómo que “a quién”?—se tiró hacia atrás, contra el respaldo de la silla—A la policía. Haremos una denuncia, ¿O no? No cuesta nada y le estaremos haciendo un favor a la sociedad.

-¡Kyungsoo!

-¿Qué, me vas a decir que estoy mintiendo? No podemos dejar a semejante bestia suelta por las calles…Sus padres son unos desquiciados por no meterlo en un psiquiátrico. Ahí le enseñarían a comportarse y lo enderezarían—bufó, negando con la cabeza.

Increíble.

Para.

-¿Prestaste atención a su rostro? ¡Estaba lleno de marcas! ¿Delante de ti se ha cortado? Eso ya es morbo.

Para.

-Vamos—agregó levantándose—Iremos a hacer la denuncia, verás que nos agradecerán.

Tendiéndole la mano, Kyungsoo frunció el ceño: ¿Por qué su Hyung estaba dudando? Tenía la mirada perdida y la cabeza encogida entre los hombros, como si temiera “hacer lo correcto”. Sacó cuentas y suspiró, desilusionado.

-Así que tú también eres de ese bando—susurró.

El castaño levantó la cabeza atónito. ¿¡Qué carajo…!?

-No puedo creerlo, vienes a pedirme ayuda y resulta que ahora quieres escabullirte con ese enfermo mental, ¿Eh?—manos sobre la mesa, se inclinó hacia el castaño—¿Qué prefieres, Baekhyun hyung? ¿Que te siga golpeando, mordiendo, maltratando…o ser normal?

-¡¡¡¡Chanyeol es normal!!!!—bramó el otro, cerrando los ojos con fuerza, asustado por el volumen de su voz—¡¡La culpa no la tiene él!!

-Aigoo—Kyungsoo se pasó la lengua por los labios—¿Tan atrofiado de la cabeza te dejó, que ya no sabes lo que dices?—rodeando la mesa se acercó al castaño para acariciarle la oreja con su aliento—¿O tanto te gusta que te golpeen?

Antes de poder responder, Baekhyun sintió el brusco agarre de Kyungsoo rodeándole el cuello, impidiéndole respirar.

-¿Así lo hace?—le gritó—¡Ah, me dijiste que te tira de los pelos también!—agregó, tirándole de la nuca para que mirara el techo—¿Qué más hace? ¿Te ata, te quema, te patea? ¡Habla!

De la boca abierta de Baekhyun sólo salió un gemido de súplica, mientras sus manos trataban de liberarlo de la tortura de un dongsaeng claramente inestable.

“Los monstruos son ellos”, lo había dicho para quedar bien con Chanyeol.

Ahora se daba cuenta de que era cierto.

-¿Quieres que te suelte?—la voz de D.O. se había vuelto pastosa, asquerosa y había adquirido un efecto desagradable—Llorando, así se lo pides, ¿Verdad? Apuesto a que le encanta verte así…Y tú estás igual de enfermo, pues se lo das sin chistar, ¿Ah? ¿¡Estoy mintiendo!?

Auxilio.

Chanyeol.

Mientras miles de puntos negros y violáceos le tapaban la vista, el rostro del chico alto se proyectó en su mente: sus ojos estaban muertos, no estaba sonriendo, porque no se sentía en el ánimo de hacerlo. Sabía que no iba a salvarlo.

A los ojos de Chanyeol, Baekhyun seguro no se merecía  esa oportunidad.

-Me das asco, no entiendo cómo pueden calentarse con algo como esto—gruñó Kyungsoo soltándolo; Baekhyun se estrelló con fuerza contra el piso, tomándose suavemente del cuello y el pecho para tratar de recuperar el aire—Sólo un enfermo disfruta del dolor. Fenómenos.

Tenía que irse: no sabía cómo ni con qué fuerzas lo haría, pero tenía que irse; Baekhyun estaba seguro de eso. Jadeando y en cuatro patas, el castaño abrió los ojos cuanto pudo, intentando reconocer colores, formas, objetos. Nada, todo tenía una aureola negra bloqueándole la percepción de las cosas, junto con pequeños destellos verdes cada vez que parpadeaba.

¿Qué hago?

¿¡Qué mierda hago!?

-Largo—espetó D.O. de espaldas a él—No puedo ni verte. Temo contagiarme—escupiendo en el piso, retiró las llaves del pantalón y las tiró hacia atrás, cerca de Baekhyun, que las cogió desesperado—Pensé que podría razonar contigo, pero se nota que no dejas de pensar en ese maniático.

Baekhyun se arrastró a la puerta, donde logró ponerse de rodillas e introducir la llave en la cerradura. El ruido del seguro destrabado le resultó el ruido más maravilloso del mundo: mejor no preguntarse por qué lo dejaba ir; sólo concentrarse en que ahora tenía la puerta abierta.

-Antes de que te vayas—anunció Kyungsoo, de perfil—Quiero que sepas que esto no termina acá—se giró por completo, ceño fruncido y mandíbula tensa—No tienes cura, Baekhyun. Ni tú ni él. Pero pienso hacer algo al respecto.

El mayor no pudo ni siquiera recordar sus palabras; salió dando traspiés, casi cayéndose de boca al entrar al ascensor, que seguía dándole escalofríos.

 

 

Los hilos rojos nacían de sus muñecas, de su clavícula, de su rostro (frente, nariz, quijada) y aún así el ardor no superaba la pérdida. No superaba la pérdida de Baekhyun y eso le resultaba insoportable.

¿¡Qué tengo que hacer para distraerme!?, pensó frustrado mientras se miraba en el espejo, sus ojos bajaron a la remera de su reflejo, en un instante se la quitó, observando su pecho desnudo y desprovisto de cortes.

¿Hasta dónde tengo que llegar?

No lo sabía, pero tampoco perdía nada con averiguar.

La pequeña chapa de metal descansaba con sangre seca en el lavamanos; ahora se veía provisto de un pequeño cuchillo, una afilada y brillante navaja, tentada de marcar su carne, de probar su filo mediante surcos y dibujos en la piel de Chanyeol, que apretó el puño que la contenía y la acercó a su clavícula, pinchando sólo con la punta. Respirando hondo y sin romper contacto visual con su propio reflejo, presionó con fuerza, dando un respingo en el proceso.

Hundió más y un poco más, un poquito más porque no dolía lo suficiente; observando el profundo agujero que había hecho, tiró con fuerza en diagonal, hacia su costado derecho. Era demasiado temprano para atentar contra su corazón. La navaja estaba tan hundida que tuvo que valerse de toda su valentía, tirando y tirando con fuerza desmedida.

Aah…

Ahora sí dolía.

Sonrió, menos mal que había descubierto ese método, ahora no volvería a preocuparse por esos dolores en el pecho, bien adentro; ahora sabía que podía ignorarlos con los dolores del pecho, pero de afuera, sobre su piel y adentradas en su carne, no en su alma.

-Mucho mejor—susurró—Mucho mejor.

Bien, Chanyeol. Ya conoces otro punto, otro camino, se felicitó.

¿Quién es Baekhyun? ¿Qué te hizo?

-No importa—se auto respondió, mirando el techo del baño, complacido—Tengo que concentrarme…en sanar esto…

“¿Qué te pasó para que digas todo eso?”

Las palabras se activaron en su mente como una red de minas explosivas. Cada una explotaba en su cabeza y hacía disminuir el calor de la carne expuesta, el hormigueo de la sangre bajándole por el abdomen.

-¿…Qué…?

“Debe haber gente que te quiere ahí fuera”.

Instintivamente se tapó los oídos. ¿¡Por qué, por qué ahora!?

-Basta, por favor…--pidió apoyando la frente en el frío material del lavamanos, aferrándose a sus cabellos sin destapar sus orejas.

“Yo, por ejemplo…”

-¡¡NO!!—lloró a los gritos, gimiendo como un bebé recién nacido—¡¡¡NO LO DIGAS, POR FAVOR!!!

“…Te quiero”.

Automáticamente sus rodillas perdieron soporte y cayó rendido al piso, llevándose la navaja consigo, que descansó, helada y filosa, contra el frío cuerpo de Chanyeol, hecho un ovillo tembloroso.

Haz que se vaya.

¡Haz que se vaya!, le gritó su instinto asesino, esa criatura negra con venas de fuego.

Temblando y sin abrir los ojos, Chanyeol tanteó el frío metal y lo encerró en su mano con fuerza.

¡¡Distráete, carajo!!

¡¡¡No dejes que te gane!!!

Más fuerte, más, más. Tenía que olvidarse de él, no valía la pena, no la valía, no, no, no…

Seguía apretando, pero no sentía nada, pudo adivinar que la sangre chorreaba salvajemente de su palma a toda su mano, a su muñeca y goteaba descaradamente en el piso. Pero Baekhyun seguía en su mente, empapado, sucio, sonrojado, impregnando el aire con su aroma, gimiendo de dolor, llorando ahogadamente.

Mierda…

¿Qué hacía ahora?

No encontraba nada, nada que lo distrajera. Su mente se centraba en sus lágrimas, en que era su culpa que se hubiese escapado con Kyungsoo lejos de él porque le había mordido, había querido transmitirle se naturaleza, su forma de resolver las cosas.

-Jah…resolver…--rió secamente—Ya ni siquiera es eso—musitó para sí.

Ahora cada corte era Baekhyun, cada corte se lo merecía por haber hecho llorar a su Hyung.

Ya no resuelve…

…Ahora empeora.

Escuchó a lo lejos golpes en la puerta, pero se dejó estar. Quería morir, pero no merecía semejante honor, estaba obligándose a sufrir: por haber hecho llorar a Baekhyun, por nunca haber aprendido a ser “normal” como le indicaban sus padres y su hermana, por no servir para nada, por ser una criatura despreciable, repugnante, asquerosa que sólo sabía lastimar y lastimarse. Por ser un monstruo, por haberlo sido siempre y por ser tan estúpido que, con veinte años, no encontraba aún la manera de dejar de serlo.

-¡Chanyeol!—escuchó en un rincón de su mente.

Las lágrimas no dejaron de salir, intentó sonreír pero se mordió el labio como castigo. Si iba a pensar en “él”, que fuera de una forma que le recordara lo abominablemente espantoso que significaba él todo, su presencia, su existencia y el hecho de que respirara.

-¡¡Chanyeol, ábreme!!

Sus ojos parpadearon y escrutaron la puerta del baño. ¿Acaso…? No, no podía ser tan tonto de volver. Eso sonaba más a Chanyeol que a Baekhyun.

-¡¡¡Chanyeol, por favor!!!

¿Y si de verdad volvió?

Aquella duda fue comiéndole el resto de los pensamientos, podía ser. No, no, absolutamente no. Pero, quién dice…

-Ven—dijo en un susurro suplicante—Encuéntrame, ayúdame.

Esta vez prometo entender.

Seré bueno.

Aprenderé.

Un boom amortiguado, pasos apresurados y dos voces apagadas llegaban a duras peas al baño.

“¿Seguro que no necesitas ayuda? ¿Dónde está?”

“No, está bien. Gracias, quizás se fue y no me avisó.”

“No puede ser, yo no lo vi”

“De todas formas, gracias. Disculpe las molestias”.

Chanyeol suspiró, ¿Quién venía a molestarlo? Quería agonizar en los brazos de Baekhyun y sólo Baekhyun, sin nadie que perturbara la atmósfera que creaba el castaño, el aura que emanaba y que lograba tranquilizarlo.

Su nombre rebotó en el departamento. Para ser sincero, creyó sentir unas cosquillas en el pecho: su nombre sonaba bonito cuando lo decía Baekhyun. Obtenía un tinte….diferente. El acento seco y despectivo de su familia eran reemplazado por uno…diferente, no sabía cómo explicarlo, pero cuando lo nombraba se sentía bien. Tanto que casi le gustaba su nombre ya, por culpa de Baekhyun.

Los pasos fueron aumentando el volumen, los golpes al fin se perpetuaron en la puerta del baño.

-¿Chanyeol?—su voz era tan expresiva, se podía ver el tinte de desesperación, de temor.

Ven.

Abre la puerta.

Rápido.

-¡Chanyeol, voy a abrir!—¿Estaba llorando? Así parecía. Pobre, no merecía llorar por una barbarie como Chanyeol, no—¿De acuerdo?

Como pudo, asintió, no se preocupó en ver qué tan lejos estaba de la puerta y contó hasta tres.

Uno: el ruido del picaporte bajando.

Dos: el chirriar de las bisagras de la puerta, el rito ahogado de Baekhyun.

Tres, el hermoso tres: Baekhyun corriendo hacia él y tocándolo. Para despertarlo, para sacudirlo, para acariciarlo.

Tres, tres, tres…

No quería que el tiempo pase. O que, bueno, pasase…pero que Baekhyun no lo dejase, por favor. El tacto de sus dedos contra su piel parecía sanarlo, se había olvidado completamente de sus heridas, abiertas y repletas de sangre apenas seca, pintarrajeando su cuerpo de un rojo oscuro que ahora también se veía en la ropa del castaño, quien lo contrajo contra su cuerpo en un abrazo sofocante. Cariñosamente sofocante.

 

 

-No entras en la cama—intentó bromear—Vaya que eres grandote.

Parpadeó intensamente a forma de asentimiento, se encontraba desprovisto de fuerzas. Su cuerpo había perdido la vitalidad y cuando lograba sentir un brazo o una pierna, Baekhyun lo acariciaba y todo se iba al traste. Le podía, le dejaba hecho un trapito, un títere con sonrisa de bobo y mariposas revoloteándole en el estómago.

Se le escapó una risita: las cosquillas se expandían por su cuerpo dormido, y Baekhyun sólo le estaba acariciando la mejilla con el dorso de la mano.

El mayor no sabía qué decir: a primera instancia, las palabras eran mejor guardárselas para después, pero ver a Chanyeol en semejante estado le partía el alma, tenía que hablar del asunto, intentar ayudarlo. No porque estuviera enfermo (no lo estaba, ¡Que no!), sólo que…lo que hacía no era bueno. Ni para él ni para la gente que lo quería. Digo, que lo rodeaba.

-¿…Kyungsoo…?

Baekhyun negó con la cabeza, su mano involuntariamente acarició los párpados cerrados del más alto, luego pasaron a su nariz, a sus pómulos.

-Lo importante eres tú—Ah, qué lindo se escuchaba eso—Tienes que hacer algo al respecto—dijo al fin, tragando con fuerza.

De alguna forma, Baekhyun había pasado por todas y cada una de las marcas de la cara de Chanyeol: D.O. tenía razón.

-Te las hiciste esta mañana, ¿No? Cuando fui para la tienda…--susurró, notando que ni siquiera se había armado costra, que las líneas aún no habían cerrado del todo.

No quería contestar, no quería decepcionarlo. Un “hum” fue todo lo que pudo decir.

-Chanyeol… ¿Por qué?—preguntó apreciando su cuello, con dibujos diagonales y con cáscaras (bien, al menos había dejado que su cuello sanase)

-Porque no aprendo—musitó con la voz quebrada.

-¿A qué?

-A no ser bruto.

-¿Bruto?

-Le tiraba del pelo a las chicas que me gustaban en jardín—respondió el más alto en tono monótono y la mente lejos de allí—En primaria las empujaba y les decía cosas feas, como “pelota” o “ojos de sapo”, si los tenían saltones, como yo. Pero en verdad me parecían lindas, sólo que tenía vergüenza de que me rechazaran…

Baekhyun levantó una ceja: Él también lo había hecho, ¿Por qué Chanyeol había desviado para ese lado?

-En primaria, en Educación Física, me chocaban todos, me golpeaban porque decían que era alto y apuesto, decían que las chicas hablaban de mí—recordó con sonrisa triste—Nunca les creí, porque ninguna compañera me lo había confirmado. En secundaria, directamente me decían torpe, porque tenía que agacharme al cruzar una puerta y porque nunca me entraba el uniforme. Incluso un profesor me llamó “troglodita”, ya que estaba todo encorvado en el banco porque la hoja me quedaba muy lejos, muy “abajo”—agregó, suspirando.

-¿Y tu familia, no hizo nada al respecto?

-Papá le pegaba a mi noona—Wow, eso era inesperado—porque se juntaba con varones en vez de mujeres; a mí no me gustaba verla toda lastimada—su garganta raspaba, advirtiéndole que era mejor no abrir esa puerta—La única vez que me interpuse, mamá entró y nos vio a los tres…

Baekhyun notó el cuerpo tenso del más alto, arrugando las sábanas.

-¿Y…?

-Y me echó la culpa—concluyó, estallando en llanto—Le dijo que era muy celoso….¡Y umma le hizo caso!—bramó, apretando los labios—Noona no dijo nada nunca, seguro que papá la amenazaba con decir la verdad, seguro…

Baekhyun se quedó estático, ojos saltones y boca semi abierta: Brutal, no encontraba otro calificativo para referirse a la familia de Chanyeol.

-¡¡Y lo peor de todo—tapándose el rostro de la vergüenza, Chanyeol aulló—Es que en algún punto lograron convencerme de ello!! ¡Y ahora no puedo pararlo! ¡No puedo dejar de escucharlos!

El castaño, sentado a un costado de la cama, se acomodó para abrazarlo, olvidándose de las heridas. En vez de chillar de dolor, Chanyeol siguió llorando con el rostro en su hombro, humedeciéndole la ropa y deshaciéndose la garganta en gritos y gemidos. Oír la agonía del más alto le desgarraba el pecho, le sentaba como una puntada en la boca del estómago.

Prometió no volver a dejarlo solo, a protegerlo del mundo, fortalecerlo.

Chanyeol no se merecía nada de eso. Y si bien no podía hacer nada en respecto a su pasado, podía ayudarlo con su presente y acompañarlo por todo su futuro.

No estaba dudando. No se permitiría hacerlo, no después de haber escuchado lo que los demás pensaban de él.

 

 

Ni bien pisó tierra de Bucheon, sintió un aire esperanzador hincharle el pecho.

No podía hacerlo solo, eso era obvio.

Necesitaba el consentimiento de la familia.

Recordando la conversación que habían tenido después de la noche en que se conocieron, Kyungsoo sonrió malévolamente.

Imagínate la cara de tu madre cuando sepa con quién estás tratando.

Con quién te estás matando.

“No querían que viniera, intentaron por todos los medios frenarme”, le había confesado.

Bien, ahora se lo traerían de vuelta. O bien lo encerrarían a él también, en caso de que fuese “demasiado tarde”.

 

Notas finales:

Estaba pensando...¿Y si me da sólo para cinco capítulos? ¿Y si lo estiro demasiado? Tengo un final pensado, ¿Pero y si lo cambio para estirar más la historia? En fin, no todo será sufrimiento (espero), siempre y cuando ustedes me lo pidan :)

(Por ejemplo: "Ayy, quiero momentos fluff" o como  "Oooh, es que nunca van a poder estar juntos? :(" , etc etc...)

Si no, seguiré haciéndoloes agonizar =u= muohoho, nos vemos en la actualización!


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