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Cut por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Tranquiiilos, tranquiilos. Si bien es el último capítulo, he preparado un Epílogo con Final Feliz :D Jajajajajaja les quemé el final, JAJAJAJAJAJAJ POBRES DE USTEDES!!!!! ._.

En fin, siento que a esto le falta algo...algo más que el Epílogo, pero bueno, salió lo que salió. Mátenme, adórenme o apedréenme, no sé :I Es su decisión.

Gracias a todos por haber leído y comentado ^^ Me hacen tan pero tan feliz...no tienen ni idea.

 

 

-¡¡Byun Baekhyun, YA MISMO TE VISTES Y TE VIENES A BUCHEON CONMIGO!!

Simple, directo. Como el reto de toda madre, esos que te ponen los pelos de punta, hacen que te encojas en ti mismo y asientas sin chistar.

La mujer, de baja estatura, leve gordura y cabello corto ondulado, observó las marcas rojas y violáceas que apenas asomaban por el pecho de su hijo que, avergonzado, se tapó cuanto pudo; cuando encontró una mancha amarillenta que ocupaba gran parte del pectoral, se tapó la boca, ahogando un grito. Detrás, Kyungsoo miraba asqueado, arrugando la nariz, sin entender qué le veían de interesante a lastimarse mutuamente.

Repugnante.

-Mamá, ¿Cómo---

-¡No voy a permitir que te trastorne!—chilló la mujer, descontrolada, señalando a Chanyeol—¿Acaso no ves las marcas en su rostro y en su cuello? ¡No me quiero imaginar las que tendrá en la espalda o el pecho! ¡¡Pero que quiera meter a mi hijo en esas asquerosidades ya sobrepasa todos los límites!!

-¿¡Los límites de quién!?—protestó el castaño avanzando hacia ella—Si me dejaras explicarte…

-¡¡Los límites impuestos por mí y por la moral, por la gente normal!! ¿¡Qué sacas de bueno hiriéndote, LITERALMENTE!? ¡Y tú, no creas que no voy a contactar con tu madre, loco!—le bramó a Chanyeol—¡Gracias a Dios, Kyungsoo me ayudará a ponerte en los lugares donde van los tuyos!

El más alto se quedó medio sentado en el piso y con un brazo en alto para protegerse.

-¡No le digas esas cosas, mamá! ¡Él se está esforzando por cambiar!—discutió el hijo.

-Aah, claaaaro…ahora descargarse en el cuerpo del otro es “esforzarse por cambiar”. Ya mismo te callas y vas a cambiarte, te vuelves a Bucheon, ¿Me oíste? Este juego de “quiero ser un cantante” y “ahora soy masoquista” se terminó. Volverás a casa y ahí volverás a ser normal, verás. ¡Apúrate!

-¡No me pienso ir porque ahora vivo aquí! ¡Y Chanyeol se queda conmigo!

El rostro de su madre reflejó sorpresa y pasó a torcerse hacia la desilusión, la depresión. Tapándose otra vez la boca, bajó la mirada y dejó que una lágrima cayera por su rostro. Luego, con aire decidido, cerró los ojos y carraspeó.

-Kyungsoo…ya sabes qué hacer.

El morocho retiró entonces su teléfono, marcando un número. Comunicando la dirección del departamento, pidió las gracias y cortó.

-Ya está, señora Byun—concluyó, frío—Tardarán unos cinco minutos, cuando mucho.

-¿Ya está qué? ¿Qué hiciste?—gritó tomando al morocho del cuello—¡UMMA!—volteó la cabeza a ella.

La señora lo miró a los ojos, llorando silenciosamente.

-No quería llegar a esto. Tú me obligaste.

 

 

-¡¡Déjenlo ir!! ¡¡Alto!!

Los policías forcejeaban con Baekhyun, que se sacudía a más no poder y bramaba rompiéndose la garganta en el intento de que liberaran a Chanyeol, atrapado entre cinco sujetos fornidos y de uniformes blancos.

-¡Suéltenlo o los mato!—chilló con las venas de su cuello a punto de explotar—¡¡¡¡ALTO!!!!

-Mejor cálmate tú si no quieres que te mandemos con él—amenazó un oficial, acorralándolo contra la pared.

Adolorido y con brazo detrás de la espalda a la altura de sus hombros, Baekhyun gimió el nombre de Chanyeol, que se giró a verlo con una expresión extraña en el rostro: miedo, tristeza y calma al mismo tiempo. Como si hubiese estado esperando ese momento.

-¡¡¡¡CHANYEOL!!!!

No le contestó, simplemente parpadeó y volvió a fijar su vista en el camino que transitaba, desapareciendo tras las puertas del departamento y entrando en la ambulancia, alegando su naturaleza de monstruo al mundo con ese espantoso chaleco de fuerza que le habían colocado.

-Que hayas colaborado no te hace menos desequilibrado—le advirtió un de los hombres con uniforme—Ahora iremos al Centro a estudiarte, ¿Bien? Así que quieto, ni se te ocurra hacer nada fuera de lo común. Por las dudas dos de nosotros te acompañaremos.

Chanyeol no asintió, no opuso resistencia, nada. Se dejó manejar mientras las palabras rebotaban en su cabeza: Trastornado, Asqueroso, Loco, Inmoral, Anormal, Masoquista, Maniático, Desequilibrado, Raro, Fuera de lo Común. Dolían, dolían mucho…necesitaba “distraerse”, conseguir ese hormigueo y ardor en la piel, pero no podía. No porque tuviera los brazos atados a la espalda, sino porque le había prometido a Baekhyun que no se lo haría nunca más, por más que eso significara aguantar un torrente descontrolado de emociones, carcomiéndole el interior y haciéndole explotar la cabeza.

Las puertas de la ambulancia se cerraron, escrutó el pequeño compartimiento, exclusiva y repulsivamente blanco. A lo lejos escuchó la sirena del móvil de policía: sí, era más o menos parecido a como se esperaba que iba a ser.

Suspiró.

Ahora solo queda saber cuánto tiempo voy a estar “Loco”, se dijo, esfumándose del mundo real, escondiéndose en lo más profundo de su ser; agazapado, llorando y gritando por ayuda. Una ayuda que fuera más tierna y amigable que ésta.

Lloraba y gritaba por Baekhyun, para ser sincero.

 

 

Al verlo salir acompañado de los mismos e insufribles “guardias blancos” Baekhyun corrió hacia él, un doctor se interpuso en su camino, que salía de un cuarto junto con Kyungsoo, la mamá de Baekhyun, dos adultos más y una joven de cabello negro y largo.

-Perfecto—anunció el hombre de bata, girándose al paciente—Chanyeol, será un placer trabajar contigo. Es más, ¿Qué te parece si empezamos hoy?

-¿¡Hoy!? ¡No, no pueden internarlo!—Baekhyun estaba harto de llorar, intentó acercarse a su dongsaeng pero rápidamente fue detenido.

-No es un peligro inminente para la sociedad, pero no podemos confiarnos de él tampoco; nos ha mostrado las heridas de su pecho—explicó el doctor con una mano en alto—Y eso podría llamarse “Grado 2 de 5”.

-¿Y eso significa…?—inquirió D.O. ¡Dios, ese chico podía ser muy molesto!

-Digamos que el próximo paso sería cortarse un dedo o un brazo. Y nuestro trabajo es impedir eso.

-¡Chanyeol nunca haría eso!—le defendió Baekhyun, furioso.

-¿Cómo lo sabes? Nunca lo has visto y, por lo que cuenta tu madre y tu amigo, no se conocen mucho que digamos…Pero dejando de lado las trivialidades—se giró hacia la pareja de adultos con rostro serio e insensible—Señor y Señora Park, necesitaríamos que firmen los papeles y a partir de ahí dejaríamos de molestarles.

-Cuanto antes, mejor—espetó el hombre—Siempre dije que estaba loco.

-Yo sabía que era bruto de pequeño…pero claramente se nos ha ido de las manos—respondió la madre, avergonzada.

La joven, no obstante, bajó la mirada, tenía los ojos rojos y marcas de dedos en el cuello tapados torpemente con una bufanda.

Byun Baekhyun apretó los dientes, cerrando las manos en dos puños: Increíble, insoportablemente desagradable. Aquello no llegaba a describir ni la mitad de cómo se sentía realmente. ¿Cómo, CÓMO la familia de Chanyeol podía realizar semejante teatro y después irse a dormir tranquilos? Si Chanyeol decía la verdad (se había jurado no dudar de él), ¿Por qué la hermana mayor no decía nada? ¿¡Cómo podían mirarse a la cara, a sabiendas de que todos mentían, y mirar a la cara a Chanyeol con semejante carencia de vergüenza!? Inaudito, completamente inaudito.

Y ahora, ver a su madre, a su propia madre uniéndose a ellos, formando parte de la utilería de ese gran escenario melodramático junto con Kyungsoo, personificación de “Defensor de los Pobres”, con su rostro serio y sus palabras cortantes, escupiendo frases hechas que obligaban a estar a los demás a estar de acuerdo con él…Él era el que tenía que estar internado en ese lugar. Chanyeol era la víctima, los enfermos eran los adultos que lo rodeaban.

-No se lo pueden llevar—suspiró—La culpa no la tiene él, si tan sólo lograran que les contase…

-Ése es el problema—replicó el doctor—No habla, se ha quedado mudo al parecer. Sólo asiente, sacude la cabeza o la ladea; lo rescatable de su situación es que se ve gustoso de cooperar, así que saldrá rápido.

Apretando los labios, Baekhyun cerró fuertemente los ojos y se arrodillo, agarrándose de los pelos. Ya está, no se podía hacer nada, sólo asentir callado y esperar. Tenía a todos en contra, e impedir que la familia Park firmara los permisos parecía…no, ERA una misión irrealizable.

Ahogando el llanto, tragó con fuerza y suspiró, dolía pensar la pregunta, le destrozaría pronunciarla.

-¿Cuánto…--el nudo en su garganta le impedía hablar, tragar, respirar—¿Cuánto tiempo?

-Más o menos un año—respondió el doctor, revisando los apuntes en su ficha técnica.

¡Un año! Y encima había formas de pronunciar “un año”: podía ser “sólo será un año” o “un año en un mundo perfecto, por ende olvídate de que salga”. Baekhyun estaba tan nervioso que no pudo captar el tono de voz con el que lo dijo, así que siguió temblando, devastado.

-¿Y después?—susurró, sintiendo un sabor salado en su boca.

-Si todo sale bien—¡Dios, obvio que iba a salir todo bien, estaban hablando de Chanyeol!—Podremos reintegrarlo a la sociedad, con facultades sanas y normales.

-¡¡¡DEJEN DE DECIRLE ANORMAL, QUE LOS DESQUICIADOS AQUÍ SON USTEDES!!!—bramó empujando al doctor.

Siendo rápidamente agarrado por los enfermeros, Baekhyun fue echado del establecimiento; sentado en la vereda y llorando amargamente, esperó a que su madre saliera. Después de todo, ya había comprado dos boletos a Bucheon…y su equipaje había desaparecido en el departamento de Chanyeol, al cual le resultaría imposible ir.

 

 

Doce meses después…

 

Sin familia sobre la cual apoyarse o acudir, Byun Baekhyun caminó nuevamente las calles de Seúl, viendo cómo se había vuelto más sucia, más repleta de gente. Esta vez no caminaba al ritmo de la música pues no escuchaba ninguna, se había despedido del celular que le había dado su madre al volver a casa, no quería saber nada de ella ni de sus demás familiares, que querían obligarlo a ir a terapia para “superar semejante tortura ocasionada por ese loco gigantón”. No, gente como esa no merecía su amor y su cariño; había tardado en darse cuenta de ello.

A su costado, escuchó el suspiro de colegialas fascinadas por sus manos, torció la boca: igual que el año pasado. Sin embargo, no estaba de ánimos para coquetearles o jugar con ellas, así que aceleró el paso, buscando en las esquinas las señales que indicaran el cruce de esas dos calles en las que había terminado el año pasado, aquellas en las cuales se erguía el Centro Psiquiátrico.

Al ver el enorme edificio gris con ventanas de cristal, suspiró: “más o menos un año”, le habían dicho.

Más les vale que lo dejen salir…o haré que me internen a mí también.

Un año, doce meses, trescientos sesenta y cinco días pensando “faltan doscientos setenta y cuatro días, faltan cien, noventa y cinco días, ochenta, cuarenta, diez, faltan setenta y dos horas, cuarenta y ocho, veinticuatro…”. Dejó que las puertas se deslizaran, abriéndole el paso ni bien la cámara lo captó y se dirigió a la recepción, exigiendo (no pidiendo, claro que no, eso significaba respeto) ver al doctor Kwang, que “lo atendería en unos minutos, siéntese por ahí, por favor”.

Desparramado en el incómodo asiento de tela azul que le electrificaba todos los pelillos del brazo, Baekhyun fijó la vista en el suelo, ceño fruncido notoriamente. Los minutos pasaron y nadie llegó; ya atardecía cuando lo llamaron para pasar al consultorio. Levantándose cansadamente, arrastró los pies hacia la pequeña puerta azul, donde entró sin tocar antes, pues tenía un humor de perros por culpa de aquel canoso de anteojos que no había cambiado en absoluto, ese estúpido viejo regordete que sonrió al verlo y lo reconoció al instante, pidiéndole por favor que se sentara.

-Vaya, eres puntual.

-Soy puntual porque todo esto es un error y lamentablemente no puedo hacer nada, sólo esperar—respondió secamente—Sáquelo o lo mataré con el bolígrafo de su bolsillo, lo juro—agregó con la mandíbula tensa.

-¿Sabías que ése tipo de comentarios te puede costar una larga estadía aquí?—sonrió el doctor, bromeando—Tranquilo, ha ido mejor de lo esperado. Es más, incluso se hizo varios amigos y jugó un papel importante en la recuperación de muchos otros.

-No me importa, dele el alta si no quiere terminar colgado de la corbata y del ventilador de techo. AHORA.

El viejo rió para terminar tosiendo: por su voz rasposa, Baekhyun adivinó que fumaba. Imaginar a Chanyeol escuchando largos y patéticos discursos de semejante voz le resultó enfermizo, despreciable.

-De acuerdo, sígueme. Ahora debería estar descansando o en la habitación.

Adentrándose en el Centro y recorriendo los pasillos, el doctor intentó entablar una conversación.

-¿Sabías de las habilidades artísticas de tu amigo?

-No es mi amigo, y tampoco usted lo es. Sólo lléveme con él así puedo librarlo de esta muerte.

-Jah, qué gracioso eres, tranquilízate. ¿Así que no es tu amigo? ¿Entonces qué es?—inquirió desinteresadamente.

-No le interesa, después de todo no es mi amigo. ¿Cuánto falta?

No tardaron en salir a un jardín interno. Allí había varios ancianos meditando mientras un sahumerio endulzaba el aire, en una esquina había un niño llorando y, al lado, dos mujeres de cabeza rapada jugando ajedrez, moviendo las piezas con rapidez y carcajeando de manera escabrosa, como si comerse las piezas del otro fuera poseer el mundo. Recorriendo el patio con la mirada, Baekhyun pareció reconocerlo justo en el medio del jardín, caminando hacia el pequeño y agachándose para mirarlo.

Abrió los ojos como platos y sintió el aire escapar de sus pulmones, verlo le había resultado como un golpe en el medio de la cara: llevaba un pijama celeste claro (el que tenían todos los que estaban allí), parecía tener el peso ideal para su altura, tenía la piel completamente limpia y sana, sin raspones o costras, tenía el cabello mucho más largo y oscuro y se movía como un fantasma, como si le hubieran arrebatado la alegría y la ternura que lo caracterizaba.

Baekhyun vio a Chanyeol sentado en el pasto, secándole las lágrimas y jugando con sus manitas, tres veces más pequeñas que las suyas. Parecían cantar una canción, porque el niño la reconoció y entonaba tembloroso, con hipo. Se trataba de tres osos mezclado con un Sol que estaba saliendo, no sabía. Su mente aún intentaba comparar las imágenes, pero no cuadraban en absoluto.

Era otro Chanyeol. Y tenía miedo de que ése nuevo Chanyeol no tuviera a Baekhyun en sus planes.

-¡Park-ssi!—exclamó el doctor.

Cuando el paciente se giró, sus ojos se abrieron como platos.

¿Cómo olvidarlo? ¡Imposible! Esos ojos pequeños y rasgados, esa baja estatura, ese cabello castaño revuelto, esa sonrisa aniñada, esas comisuras marcadas, esas manos tan delicadas y suaves.

-…Baek…--pronunció en un hilo de voz. Si bien el otro no había logrado escucharlo, pudo leerle los labios y se tapó la boca, emocionado.

Parecía a punto de llorar, temblaba, respiraba con dificultad; hizo lo que mejor sabía: caminó tranquilamente hasta él y extendió los brazos.

-¿Qué tal?—sonrió—¿Cómo me veo?

El flequillo le tapaba las cejas y su piel había adquirido un tono tostado, Baekhyun corrió a esa torre protectora que significaba Chanyeol y se dejó abrazar, hundiéndose en su cuerpo, volviendo a sentir su aroma rodearle por completo.

-Buenas noticias, Park-ssi—anunció el hombre—Estás en condiciones de tomar tus cosas e irte.

Chanyeol levantó las cejas.

-Wow, ¿Tan rápido? ¡Genial!

El castaño pareció empujarlo y explotar.

-¿¡“Tan rápido”!? ¿¡“TAN RÁPIDO”!? ¡¡Me tuviste un año entero llorándote, extrañándote, me sentí morir al menos quinientas veces! ¿Y dices “tan rápido”? ¡¡Yah!! ¿Qué hicieron para alterarte la percepción del tiempo de semejante manera?

Chanyeol carcajeó al ver el puchero de su Hyung, volvió a abrazarlo y le palmeó la cabeza.

-Les pedí que me obligaran a no recordarte; porque si lo hacía iba a doler—admitió—Fue duro, ahora me doy cuenta de cuánto te he extrañado.

El doctor Hwang no tardó en darse cuenta: claro, eran pareja. Una pareja muy unida. No por nada entonces Chanyeol e despertaba llorando en las noches y pedía por favor que le dieran otra actividad a realizar.

Baekhyun, quiera o no, también formó un papel decisivo en la recuperación de Chanyeol.

-Quería hacer las cosas rápido y bien para poder verte—declaró sonriente—Mira qué representas para este joven paciente, chico.

-Mejor no le hable—susurró el más alto con cautela—No le cae muy bien, ahjussi.

 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció? ^^

Cambiando de tema, una vez terminado este fic, subiré el TaoRis subido de tono, que estaba oculto bajo la idea "Videos", que sólo obtuvo dos votos xD jajaja 

En fin, saludos, abrazos y los amo :) En serio ^^


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