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Nothing Is The Same por keny_shawol

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Se miraron una vez más, sin saber que decir. KiBum observo las tazas de café en el centro de la mesa, ninguna sin ser tocada. Era incomodo, demasiado ¿Por qué lo era ahora, si alguna vez la incomodidad no existo entre ellos? 

 

MinHo abrió la boca para hablar, pero ninguna palabra salió de ella. Movió sus manos nerviosamente y se pregunto ¿Por qué lo había citado?

 

Habían pasado más de tres años desde la última vez que se vieron, y para ninguno fue muy grato ese recuerdo cuando cruzo por sus mentes. 

 

Ambos estaban cambiados, tenían sonrisas que no conocían en sus rostros. El rubio llego tomado de la mano de algún chico y él… era mejor no mencionar su situación.

 

Sus corazones palpitaban a mil por hora, sintiendo de nuevo esa sensación que creyeron olvidada. Jamás lo volverían a sentir con ninguna otra persona, y ambos estaban consientes de eso.

 

Levantaron la mirada, sonriéndose una vez mas, escapándose las palabras en la boca, teniendo tanto que decir y no atreviéndose hacerlo.

 

-¿Recuerdas…?- hablo MinHo, dudoso y con nervios- ¿Recuerdas el 5 de abril?-

 

Sintió estremecerse tan solo al mencionar la fecha, y su sonrisa se ensancho aun más. ¿Cómo olvidar una de las fechas más importantes de su vida?

 

 

Camino con pasos rápidos hacia la pequeña cafetería, tan hogareña, tan rustica y de colores oscuros. SooYoung le había mandado un mensaje, diciéndole lo retrasado que estaba y él sabia muy bien que su amiga odiaba esperar.

 

Pero no pudo evitar retrasarse unos minutos, el profesor de química le dijo que se quedara unos minutos para hablar con él, lo que resulto fue un sermón de lo mal que iba en la clase, pero sinceramente la química y él no eran amigos.

 

Sonrió al verse a solo unas calles del lugar. SooYoung le presentaría a su primo que acaba de llegar de Mokpo, según la chica, era uno de los más atractivos de la familia. Soltó una pequeña risita, ante las ocurrencias de su amiga y apresuro el paso para llegar lo más rápido posible. 

 

Llego al lugar y escucho la pequeña campanita sonar al momento de abrir la puerta, típico de cafeterías. Busco con la mirada a su amiga y la diviso en las mesas del fondo. Camino con pasos decididos y toco el hombro de la chica, haciéndola dar un saltito.

 

-KiBum, al fin llegas- tomo asiento a un costado de ella- mi primo fue al baño, ahora regresa-

 

Hablaron unos minutos, sobre la escuela, y sobre el sermón del maestro de química hacia él.

 

-Oh, ahí viene- ladeo el rostro encontrándose con el famoso chico.

 

Sus ojos se abrieron en demasía, y una tonta sonrisa se instalo en sus labios. El chico era atractivo, demasiado, alto, cabellos ligeramente desordenados y de un castaño claro, grandes ojos oscuros, y unos labios abultados que le daban el toque perfecto.

 

-MinHo, él es mi amigo- el chico sonrió y KiBum creyó que no podía ser mas perfecto.

 

-Choi MinHo-

 

-Kim KiBum-

 

 

Abrió los ojos con un brillo especial en ellos. MinHo sonrió al ver su expresión, una que jamás pudo olvidar, como cuando frunce el ceño, o cuando un inconsciente puchero se formaba en sus labios. MinHo no había olvidado nada de él.

 

-Lo recuerdo perfectamente- ¡Como si hubiera sido ayer!

 

Ambos se quedaron callados unos minutos. Era tan fácil recordar, pero tan doloroso a la vez. Porque ninguno había olvidado nada de su relación, o de lo que esta había sido. 

 

-Ese día yo… pensé que eras el chico más hermoso- y ahí estaba ese sonrojo en sus mejillas, que siempre aparecía cada que MinHo le decía palabras cursis y bonitas, y que el chico sin duda amaba causar.

 

-Por favor- pidió en un susurro.

 

¿Por qué decía esas cosas si sabia que para ambos era doloroso?

 

-La primera vez que te dije “te amo”- el rubio desvió la mirada- ¿Lo recuerdas?- asintió- tu no lo creías del todo, pero déjame decirte que era verdad, nunca mentí-

 

 

-¿A dónde me llevas?- MinHo solo rio y le dijo que pronto llegarían.

 

Se sentía nervioso, tenia lo ojos vendados y la persona que la guiaba era su pareja. MinHo podía ser romántico cuando se lo proponía, pero esta vez, los ojos vendados fue un poco de exageración.

 

Con cuidado de no tropezar subió las escaleras, con sus manos entre las grandes del moreno, con miedo para que negar, no sabía a donde se dirigía. En estos momentos odiaba a MinHo por hacerle pasar por eso, y sobre todo por escuchar su risita burlona.

 

-¿Estamos llegando?- pregunto de nuevo, sentía que las escaleras no se acababan.

 

-Si estamos cerca- las escaleras se acabaron y sintió una brisa agradable pegarle el rostro. MinHo se posiciono atrás de él, conduciéndolo por los hombros. Sentía la respiración del alto chocar contra su cuello causándole cosquillas.

 

-¿MinHo?- él no hablo y solo le desato la venda, pidiéndole que aun no abriera los ojos. KiBum obedeció, cerrando los ojos, y esperando ansioso hasta poder abrirlos.

 

-Ábrelos- susurro el castaño.

 

Abrió los ojos y ante el apareció una maravillosa vista de casi todo Seúl, una enorme sonrisa se formo en sus labios y supo que la espera había valido la pena. Giro quedando de frente con el chico y lo abrazo enseguida.

 

-Es hermoso, MinHo-

 

-Lo es- aseguro dejando un corto beso en la mejilla.

 

-Aun no entiendo que hacemos aquí- dijo el rubio, la verdad es que si le quería solo mostrar la vista no hubiera hecho todo un show.

 

-KiBum- tomo sus manos entrelazándolas enseguida- te amo- confeso con el corazón latiendo fuertemente, con la mirada llena de amor y sinceridad.

 

-Yo…- y aunque él quería decir “te amo también” ninguna palabra salía de su boca. A penas tenían un par de meses de relación, y sentía que era muy pronto para decir semejantes palabras.

 

MinHo noto la confusión, y sonrió con amabilidad, cariño y amor. Era pronto y lo sabia, pero estaba completamente seguro de esos sentimientos y se encargaría de hacerlo sentir seguro y sobre todo que creyera en él.

 

 

Recordaba perfectamente ese día, como si el tiempo no pasara ante ellos, como si solo hubieran pasado unas horas de aquella confesión, MinHo aun recordaba todo con lujo de detalles.

 

-Sabes…-

 

-¿Por qué ahora me dices todo esto?- interrumpió KiBum.

 

Era doloroso para ambos, eran recuerdos que atesoraban en su memoria, pero que a la vez querían enterrar y hacer como si nunca hubiera sucedido.

 

-Recuerdos- se encogió de hombros, tomo la taza que al fin era tocada y le dio un sorbo al café, que ahora estaba frio, tal y como su relación estaba ahora.

 

MinHo no podía evitar recordar todo eso. Pero simplemente tenerlo enfrente, después de años sin verlo, hacía que cada uno de esos recuerdos aparecieran ante él. Recuerdos que se obligo a enterrar en lo mas profundo de su ser.

 

KiBum rio bajito sin querer reclamarle, sintiendo estremecerse ante su simple mirada. Esa mirada que tantas veces odio y amo a la vez.

 

Nunca sabia que era lo que MinHo pensaba, jamás supo leerlo, pero este siempre supo lo que él sentía, y por eso odiaba su mirada, tan fría y oscura, tan profunda y tan genuina. Nadie era como MinHo jamás encontraría a otro igual, a pesar del tiempo jamás lo haría.

 

-Tal vez éramos muy jóvenes-

 

-Tal vez- reconoció él, con una triste sonrisa.

 

Lo fueron y ambos lo sabían. Cuando comenzaron su relación ambos tenían 19 años, habían dicho su primer “te amo” y habían tenido la primera pelea en grande. Era verdad fueron muy jóvenes, pero eso es lo que hacen ¿No?

 

Su relación fue tan intensa, no fue la típica relación adolescente. Ambos lo sentían así, sentimientos más grandes, peleas de adultos, corazones destrozados una y otra vez. Fue hasta cierto punto ridículo, con la energía de un matrimonio nuevo, pero con las pelas de uno viejo.

 

 

-¡Te odio!- el grito pudo escucharse a kilómetros. Las lagrimas bañando su hermoso rostro, la respiración entrecortada y el miedo creciendo en él.  

 

-¿Me odias?- pregunto irónico- ¡No sabes lo que estas diciendo!-

 

Y ahí estaba de nuevo esa pelea que sin duda se estaba saliendo de límite. Ahí estaba de nuevo esa pelea que se unía a la larga lista, una mas a las ya constantes en la relación.

 

Ahí estaban gritándose de nuevo, lo mucho que se odiaban, palabras que salían inconscientemente de sus bocas, que ambos sabían que no eran más que mentiras, pero que en eso momento con la adrenalina corriendo en sus venas, con el enojo creciendo en ellos, no importaba que tanto se dijeran. No importaba si eran mentiras, no importaba que tan hirientes fueran las palabras, no importaba porque lo único que querían era desahogarse con el otro.  

 

-¡Vete! ¡No quiero volver a verte!-

 

Las palabras retumbaron en su oído, mas fuerte que en las otras ocasiones, eran las mismas de cada pelea, pero estás sin duda alguna se sentían diferente.

 

-¿Es lo que quieres?-

 

-¡Vete MinHo!-

 

Y entonces lo supo, esta no era una de las tantas peleas, esta no tendría reconciliación a la mañana siguiente. Esta era diferente, esta tenía sabor amargo de despedida.

 

 

-Ese día…- hablo el rubio con cautela- nos excedimos, creo que yo aun mas-

 

-Ambos lo hicimos-

 

Ambos tenían la culpa y estaban consientes de eso. Se dejaron de llevar por los rumores, por los chismes sin sentido, por el veneno de otras personas, no lo pensaron con calma y solo actuaron en el momento, con las emociones en ellos.

 

-Jamás te fue infiel- MinHo necesitaba hacérselo saber. Quería al menos que KiBum lo supiera.

 

-¿Qué caso tiene decirlo ahora?-

 

No tenía ninguna relevancia no ahora, no en este momento, no en esta vida. KiBum lo sabia, años después se entero, y para ser sinceros no le causaba lo mismo saberlo ahora. 

 

-Tú tampoco lo fuiste- asintió dándole la razón.

 

Jamás aunque por su loca mente se le pasara serle infiel, sabía de antemano que no lo haría, que jamás podría serle infiel al moreno, ni en sus más locos sueños lo haría.

 

Sonrieron mirándose una vez mas, bajando la mirada enseguida. El momento se acercaba, ambos lo sabían, el momento de dejar todo atrás, dejar el pasado, mirar el presente, decir la verdad aun así sea doloroso, dejar todo en claro y tal vez no volver a verse.

 

-Fue bonito- reconoció- fue muy bonito todo ese tiempo-

 

-Lo volvería hacer-  asintieron.

 

Ninguno lo negaba, lo repetirían para volver a sentir las famosas “mariposas en el estomago” para de nuevo sentir ese escalofrió recórreles la espalda. Lo repetirían por volver a sentir los brazos ajenos en ellos, por sentir esa calidez que el otro transmitía. Por un beso mas, por un beso en la mejilla o simple roce de labios, por volver hacerlo con amor, con KiBum entrelazando sus manos en su cuello y MinHo con sus manos firmemente en su cintura. 

 

Lo volverían hacer aun sabiendo el final, aun sin querer cambiarlo y con una sonrisa por estar con esa persona que sabían que era la indicada, pero también sabiendo que el destino jamás les permitiría estar juntos.

 

-Te extraño- de nuevo un sorbo al café, callando un “¡Te amo!”

 

-También yo- ¡Te amo! Queriendo gritarlo sin poder hacerlo.

 

Lo extrañaba, lo quería tontamente con él a su lado susurrándole palabras tontas y cursis al oído, en sus brazos, a su lado, con él…

 

Pero ya nada era igual.    

 

-Nunca te deje amar- asintió con una sonrisa- te amo-

 

-También te amo MinHo-

 

Ambos sonrieron justo como al otro le gustaba. Lo sabían era a lo que querían llegar, se amaban y nunca dejarían de hacerlo, pero ya nada era igual, nada era como hace tres años.

 

-Pero ya nada es igual-

 

-No lo es-

 

No lo era porque JinKi esperaba a KiBum, porque TaeMin esperaba por MinHo. Porque aun sabiendo que se amaban nada era igual, porque en sus vidas existían personas importantes, que querían, pero que sabían que no amaban. No era igual, y tratarían de ser feliz por el otro.

 

MinHo extendió el sobre blanco, con una pequeña sonrisa en su rostro, sabiendo que ese era el final. Se marcho del lugar, susurrando un “te amo” como despedida.

 

Y entonces ocurrió, KiBum sonrió mientas una lagrima resbalaba por su mejilla. Acaricio la invitación de la boda con sus manos y suspiro con pesadez.

 

Nada era igual. 

 

 

Notas finales:

Es un poco triste, pero me gusto escribirlo. Espero que les gustara. 


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